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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Nicolás D' Lenfent Sáb Mar 30, 2013 8:32 pm

“¿Cuánta sangre derramarás para seguir vivo?...Recuérdalo, en el infierno, solo el diablo podrá salvarte..."

Un ritual que se repite sin hacer algún reproche, en un mundo que se ha inventado cuando la noche empieza. Justo ahora todo Paris era cubierto con la negrura, la magia comenzaba a relucir y los seres imaginarios salían para liberar los deseos guardados…Nicolás como ave soñadora va tras el “Théátre des Vampires” enloqueciendo por ir a liberar un despreciable sentir, tras la sala que está a oscuras camina, un escenario desierto donde habitan mil figuras que le harán soñar despierto, atrás en los camerinos comienza a cobrar vida, entre afeites y carmines los grandes soñadores iniciaban sus papeles, dejando que el espejo le enseñara la opinión de sus estéticas hasta el momento en que el telón era alzado.

Y la obra ha sido mostrada, una luna pintada en el escenario con el rostro muy maquillado de blancura, esto no es un sueño es simplemente la realidad, los vampiros mostrados como muñecos con medias corridas, dos coristas distraídas y el entrañable presentimiento de la pasión, junto la orquesta bien afinada, la principal actriz casi olvidada muestra una capa la cual se le ha caído y su esbelto templo se muestra ante la audiencia, desnuda, asustada relucía…
-No, no, no, dejadme, esto es real, ellos, ellos están aquí, los mataran-..La joven con temor gritaba, corría de un lugar a otro pero las sombras no le permitían avanzar, esto era el mejor programa lujoso….

Ella no se detenía que descendiendo como un ángel Nicolás se presento, ofreciendo sus brazos para ese ser indefenso, pero tras ese encanto se esconde la verdadera bestia….
-No lloréis mas, parad de una vez, que el cielo comenzara a llover…-el ángel protector hechizaba a la joven que cayó a sus ojos con una simple mirada la cual comenzó a manipular…-Ser de la eterna soledad, cobijarme con mis propias lagrimas, cobijarme con el pensamiento de quererme matar, mata esta alma, esta noche se que lo harás con gran goce, quiero que me devores, me entrego a usted, fu el compañero de mi desesperación, el cómplice de suicidios, te he convocado con el ritual del llanto macabro, destroza mis sueños, devora mi corazón…-la mujer con su voz melancólica lo decía, mientras que con lentitud ha posado sus labios en los del ángel, comenzando a besarle mientras sus manos bajan a las curvas comenzando a acariciar su exquisita piel….-Mi elixir de lagrimas ofrendadas, el mal es lo que haré pero parad, parad y salir de este sueño…-el encanto se acabo, desvió sus ojos a su templo donde con la sonrisa llena de maldad se aprecio…-Enseñarme vuestro corazón, deseo envenenarme con vuestra sangre, mata al ser de la oscuridad, has que las lagrimas del cielo caigan por la vida que se va…-ladeo el rostro que sin piedad se hinco ante la joven la que no dejaba de llorar…-Siempre me pregunte, ¿Qué pasaría si el cielo llorara? Y ahora al verte no soporto mas vuestras lagrimas, matarme por no ser el que cuide de ti…-como lo esperaba, todo era una burla, la joven abrazo al ángel y le pidió que le besara, que dejara sentir el frio de la realidad, quería despertar de esa pesadilla, salir de ahí era lo único que quería…

-No puedo, no puedo, he sido el culpable de que le hayan traído, soy el mismo que pidió su presencia…-Se levanto brindándole su mano.-Tomarla, caer en el amor que le tengo, amar a su ángel de su salvación…-Pero le han alejado, las sombras de los demás vampiros le separaron de la joven, quedando atado con la mirada fija en ellos…

4 vampiros rodeando a la humana, había caído en la trampa del amor engañoso que ahora no podía dejar de mirar a su ángel que estaba a punto de morir con ella…
-Llorare de amor, así es como el cielo debería llorar, por el amor que se irá a la eternidad, segados por el dolor que…-dejo de hablar Nicolás fue tras ella y de un beso venenoso lleno de traición le poso…-llora el cielo por tu muerte, por la desesperanza y el engaño, esto no es amor querida solo es el dolor…-envolviéndola con la capa, cubriendo esa presencia que se agacho a su pecho y el corazón le saco sin que la audiencia viera aquello, ladeando el rostro con sus labios teñidos de sangre, pasando la mujer hacia los 4 vampiros los cuales desaparecieron….
-El odio a los labios, al aliento de las lagrimas, de la respiración acortada por el deseo de vivir, uno tiene que morir con dulzura, y que gozosa traición de una mentira de amor-alzo los brazos Nicolás frente la audiencia, pidiendo su violín para finalizar con una melodía de adiós bajo la pasión que ardía por tal corazón consumado…

Su música relataba la verdad de esa obra y que hermosa melodía “Ave Mary”…."La paz en realidad es una guerra de confusión, los humanos sentimentales que caen bajo las mentiras con facilidad, el engaño es lo que convierte a un corazón muerto, esa puñalada tan fuerte para matar y siempre mojados de lagrimas del cielo que se tiñe de dolor por la debilidad de vivir…”...Agitaba su melena, girando con sensualidad, dejando que las notas del violín salieran con el elixir de la linfa probada, enloquecido por la escena que era un juego para alimentarse, una locura eran las notas que vibraban con intensidad de un dolor ajeno, sus lunas se cerraron, moviendo el arco mientras en su hombro el violín posaba como estética…

Lentamente la música en sus altos fue disminuyendo, dejando que viajaran al sentir sensual, provocado por la misma música que era la que seducía en el aura, mientras lentamente abría las lunas tras anunciar que el acto se había terminado pero unos ojos intensos, una mirada hermosa presencio, era de aquella jovencita que sentada en la primera fila, frente a sus ojos ladeo el rostro que un momento perduro perdido en ella, sin sentir los aplausos ya que trataba de descifrar sus pensamientos que de momento a otro se giro y tras su espalda el telón se había bajado…
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Mensaje por Elene Rossato Sáb Mar 30, 2013 10:31 pm

‘’Una inocente paloma posó su cuerpo en un ramaje, ésta era tan débil que le dejó caer y las alas de la pobre ave estaban tan rotas que no pudo alzar vuelo… El peor momento fue ir cayendo e ir pensando en la dolorosa muerte que le esperaría…’’

Le habían hecho comentarios del Théátre des Vampires, Elene que era completamente desconocida a los lugares de arte y cultura de París por ser nueva en el país, estaba deseosa de conocerlos todos de una sola vez y como siempre sin mucho más que malgastar el tiempo viendo las revistas de arquitectura y teología italiana, sirviéndose té y yendo de compras, se había dispuesto a ir, ya se había citado con Irene una de sus mejores conocidas, no le gustaba decir amigas, puesto que no creía en la totalidad de esa palabra, se la reservaba para unos cuantos. Sus sirvientas de muy entrometidas habían dejado andar a voces por toda la mansión los rumores de que hoy por la noche, el espectáculo ‘’mágico’’ que se viviría en la noche de París estaría estelarizado por un hermoso violinista, que de vez en cuando éste se dejaba ver y contemplar por la magnificencia de su melodía y su arte al percutir tan noble instrumento. Elene ya se había emocionado, parecía una chiquilla al ir por primera vez al museo, afanosa de contemplar el arte, de llenarse de ilusiones y perderse en la buena música, más no sabía la sorpresa que se llevaría.

Ya daban un cuarto para las nueve, Elene se había colocado uno de esos vestidos que reservaba para alguna ocasión especial, de color negro como sus ojos, un escote elegante y poco llamativo, quería pasar desapercibida, no quería mostrar su luto interno, estaba descansando de un largo y agónico pensar y por esa noche quería perderse en el mundo mágico que sus sirvientas le había comentado que en ese sitio se vivía y es que quizás así su alma se sobre exaltaba al sólo hecho de sentir que estaría en un ambiente diferente, intrigada por el que vendrá. Irene por lo visto no llegaría así que ella sin más ni más se decidió a entrar pues no quería que la obra comenzase y perderse ninguna escena. Se bajó de su coche y el chochero con un gesto le tomó de la mano para brindarle un poco de ayuda, el viejo y elegante hombre hizo una pequeña reverencia y le dijo entre dientes –Señorita Rossato, tenga un excelente espectáculo y por favor ande con cuidado- para lo cual Elene no prestó nada de atención. Buscó entre la marejada de personas el asiento que había comprado, claro, primera fila, le encantaba estar siempre al frente para apreciar al elenco completo, a los músicos , la obra completa, era una niña fascinada y perdida en su propio cuento sombrío de hadas. Se abrieron los telones y se dio comienzo al tétrico momento.

Se había quedado muda, su respiración apenas y era perceptible, la escenografía era magnífica, los actores tan bellos como ángeles celestiales que actuaban al unísono y jugueteaban con una mujer que le erizaba cada vello a Elene puesto que parecía todo tan real, hasta que sus ojos se plantaron en alguien superior, un joven de cuerpo pálido, sus cabellos largos, con unas ondas de color doradas bien definidas, piel excelsa y bien cuidada, su miraba tan llena de ira, interpretaba tan bien a su personaje sin duda era más que los otros, él era un Arcángel…

Elene se había fijado en él enteramente, se había quería compenetrar con sus pensamientos pero no había podido llegar, observaba sus fracciones y era como un diablo apaciguado y transformado en una oveja, arrullaba la angustia de la mujer, la tomaba en brazos y le besaba, era toda una poesía. Todo el público estaba embelesado con aquello pero Elene no dejaba de querer descifrar qué había detrás de las palabras de éste. Los alaridos de la mujer rompieron su silencio y su concentración, Elene se ahogaba en ellos, ¿acaso nadie lo notaba? ¿Acaso nadie percibía el dolor de ella? Era tan cierto como cuando observó al arcángel arrancarle la vida, llevarle a descansar, darle paz eterna y cese a su penar, se le rodó una lágrima estaba tan deseosa de ocupar el lugar de la actriz, que fuese él quien le diera muerte y le dejara descansar pues por dentro ya estaba muerta. El cuerpo de la joven desapareció y el juego hipnótico era más que evidente, ellos eran como él, como el ser que había llevado su corazón, el ser que había corrompido su alma, que le había arrancado la vida y dejado sin aliento alguno, por el cual vagaba y lloraba en sus adentros por las noches y por el día, esos seres sin alma, sin amor y con desprecio por la vida -¿En qué momento vine a caer aquí?- se dijo Elene para sí misma, comenzó la melodía del infierno a sonar.

Se quedó paralizada, ninguno de sus músculos respondían a su voluntad, no podía respirar, era presa del son del Arcángel que majestuosamente ejecutaba con amor aquella pieza, la cual conocía tan bien, le recordaba a las ceremonias que hacían en el convento en el que estuvo por quince años, recordó las imágenes del dios que todo lo ve, todo lo sabe y todo lo siente, del que los plebeyos encomiendan sus almas y ruegan por la paz y el descanso eterno de los seres que les pertenecían y que ahora se han ido. Su alma volvía de donde se encontraba perdida y se le hacía el nudo en la garganta, todo aquel miedo que antes le había despertado había desaparecido y con esto el músico que la deleitó con tan exquisita pieza. Su trance terminó, los aplausos y los ‘’Bravo.. Bravo…’’ se dejaban oír por todo el teatro. Elene aún estaba sentada intrigada por el alma del desconocido músico así que no esperó y fue a conocerle, tenía que felicitarle en persona por su brillante ejecución.

Se puso de pie y alguno de los anfitriones pedían con extraño aspecto a los invitados esperar por un poco más, unos les llevaban de la mano para lugares desconocidos que a lo lejos desaparecían y a pesar de que el teatro parecía pequeño por fuera por dentro era todo un laberinto. Elene pidió orientación para saber dónde encontrar al Arcángel pero todos parecían estúpidos, perdidos bajo alguna especie de hechizo. No podía encontrarle y estaba perdiendo las esperanzas hasta que un varón le tomó del brazo extrañamente diciéndole que si seguía perdida y desubicada terminaría en la boca del lobo, ella no entendió y le explicó que deseaba ver al violinista, para lo cual el extraño caballero sonrió y le dijo – Detrás de esa puerta Mademoiselle, ahí, el infierno la espera…- Elene se quedó viendo la puerta y resonaron las palabras de aquel hombre cuando se dispuso a darle las gracias había desaparecido y en la penumbra de la noche había unido su alma.
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Mensaje por Nicolás D' Lenfent Miér Abr 10, 2013 7:04 pm

“El teatro es el templo del cuervo, deja que te muestre sus entrañas para añorar ser el adorable histrión”

Ya se acabo el gran espectáculo burlón, quien diría que un rey se convierte en el conocedor de la magia enfermiza de tomar vidas con encanto, girándose con la fragancia de la linfa divina, esa esencia pura, benigna de alabar en el vacío que yace ya dentro del templo del ave, apreciando el tacto de sus manos tras sentir la agonía dulzante de aquella damisela que acompañado de las sombras emprendió el sendero pero como siempre la muerte le asechaba, desprendía los pasos con sensualidad sobre el escenario, saliendo del aura con el resonar de los aplausos, de los movimientos que se percibían, pues era el momento que todos esperaban, el de alabar al rey de la burla, del autor de la belleza que crea en los ojos preciosidades, ese esplendido espectáculo que como siempre ha sido transformado en lo más ensoñador por la misma audiencia y completamente todos de pie, mostrando la dicha, el deleite de haber presenciado una obra que jamás fue escrita, la música que nunca fue ensayada, solo un cuervo perdido lograba desplegar sus alas y hacer que el mundo delire por la única pasión de estar muerto, el cuervo que vuela, devora y existe por la noche misma, una noche donde nada puede ser igual….

Su ceja se había entornado, un gesto de indiferencia por los memos que no apreciaban en verdad el arte, eso era un insulto alabar sin apreciar, sin apasionarse como si fuese la muerte al bailarles, por esa razón sus ojos se posaron en las luces que las velas desprendían, el silencio era asesinado por la música, llegando a su camerino, siendo su mano la que acaricie esa perilla y lentamente abrió la puerta, adentrándose que negó con una media sonrisa al ver las flores marcitas en la cómoda junto con el vino exquisito, se adentro al lugar, cerrando la puerta que se quedo con solo el batín y sus cabellos sueltos…

Dirigiéndose al diván que le aguardaba junto con la botella del vino añejado, adorando siempre el elixir de la uva, siendo el paraje de una victoria sangrienta que su lengua salió sobre sus labios para humedecerlos y presenciar nuevamente la linfa que había sido probada, pero algo en su bolsillo se había quedado atorado, su mano se fue deslizando sintiendo una especie de cadena, cogiéndola le fue alzando y ahí frente a sus ojos una cruz, una cruz de mala suerte diría ya que lucía teñida de un color carmesí…Quedándose admirándola, era de aquella doncella, si que era una cruz de mala suerte la cual había desarrollado penas y un destino que se confunde el camino de la vida pero algo interesante…Una media luna encarcelaba esa cruz, que significado tenía ese artefacto.

Observando con determinación el dije, pero la exquisita fragancia del licor le llamaba, giro su rostro a la copa y de la botella se hizo, abriéndola, percibiendo el dulce y a la vez amargo vino que de rosas ensoñaba beber…

Su mano en forma de medio círculo, con delicadeza movía la muñeca, dejando que se desprendiera la fragancia, alzando la copa lentamente a sus labios, buscando sesear ese deseo ardiente, las gotas del vino tinto caían en su cavidad, con un “Salud” escondido bebía fascinándose por la transformación más delirante, nadie sabía el porqué el vino conquisto sus deseos, le recordaba el sabor de una evocación, como si limpiara las penas, descorchando los sentidos, una diversión por las caricias que su garganta obtenía, ese laberinto que se recorría tras tomar un trago, la viña de la muerte era ese su sabor, demasiado maduro que la cosecha era esplendida, parecía ser una posesión, embriagaba con ternura el viñedo, añoraba ser teñido por el carmesí en su vacio, derramando la copa en los labios, añejando el paladar, un dulce sin empalagar que de un solo sorbo se puede apreciar el mejor vino acompañado con el recuerdo de una linfa pura….


“Vino, vino de rosas y ahora linfa de espinas…¿Sera que embriagues ahora mismo a un cuervo recién nacido de cenizas?”

El encanto se había perdido, unas voces, un aroma diferente llego en la aurora, y la sombra detrás de la puerta se formulo…-Adelante…-su voz liberada con seducción, coqueteo entre esa copa y sus labios, ese era el perfume de una mujer extravagante… ¿Qué desea? ¿Acaso ser mi Musa? …Su mirada posada en la puerta, y su voz que jugaba un poco al cinismo que con la yema de un dedo lo remojo en el vino de la copa y lo elevo a su labio inferior, acariciándose una y otra vez con delicadeza manteniendo fija la mirada con la pierna alzada en su rodilla…
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Mensaje por Elene Rossato Dom Abr 14, 2013 11:28 am

‘’Yacía en el suelo, agitando sus perforadas e inservibles alas, no había muerto pero estaba a expensas de que un temible animal carroñero se apareciera, revoloteaba y medio se movía, miraba la infinidad y del cielo donde una vez ahí había surcado…’’

Estaba parada frente a esa puerta de madera bien pulida, desde la entrada se notaba la fineza y dulzura del aposento del violinista, aunque en el aire se sentía el espesor de una gran energía que no se podía describir, le retorcía la mente solo de pensar y querer analizar los riesgos que estaba tomando, eso era lo que Elene con sus grandes ojos lograba ver y con su percepción deducir, aún la melodía que recién había ejecutado el Arcángel le resonaba en la cabeza, entre las cuerdas y los movimientos de las manos ajenas se perdía una vez más, se le erizaba el vello nuevamente quedándose paralizaba, desde adentro escuchó sin siquiera ella soltar una sola palabra que ya le invitaban a pasar. Acomodó su cabello y se fijó en su vestido, estaba todo perfecto e impecable, dudó unos instantes en pasar pero por dentro pedía a gritos como un recién nacido el pecho de su madre entrar y ver a ese Arcángel. Sus manos rodaron la perilla de color oro y ésta emitió un leve chillido, la puerta anunció la entrada de ella que no era desconocida a la habitación del violinista y sus ojos se quedaron idos en él. Le vio parado enfrente, tan altísimo, radiante, parecía que dentro de sí le irradiara algo que llamara a Elene a quedarse ahí sin importarle el peligro que ella sabía que corriera, había acertado en decir que era un Arcángel de tersa piel, ojos grandes y perdidos y su hermosa cabellera, era aún más hermoso verle de cerca, le dibujó una estructura imaginaria y por alguna extraña razón se lo imaginó con unas enormes y voluminosas alas pero que estaban rotas; un Arcángel caído del cielo se dijo susurrado para sí misma hizo una reverencia con todo el respeto que merece.

‘’¿Por qué has sido condenado a este cruel destino? Te han exiliado del paraíso y ahora vagas por este terrible mundo…’’

Tomando su vestido con ambas manos se inclinó y descendió sutilmente su cabeza, levantando la vista -Monsieur, Buenas noches… Espero no molestarle… - volviendo a la postura habitual de toda dama, viéndole a los ojos se hipnotizaba a su profundo y hondo infinito, el existente ahí -Me he tomado el atrevimiento de venir a buscarle, su presentación ha sido magnifica… Me ha dejado sin ninguna palabra… - sonriendo a media le explicaba sin ningún titubear, sus labios se movían por inercia y las palabras salían por sí solas.

Se quedó un rato observando los alrededores, poca iluminación, unas rosas secas que le distrajeron de inmediato les miró con desdén y pensó que ellas a pesar de que estaban secas podían reflejar su esencia todavía como también podían difundir daño por sus espinas secas, se percató que divagaba que podría verse molesto, tanto así que dejó de curiosear y le devolvió la vista al violinista -Su ejecución ha sido majestuosa y perfecta, me dejó estupefacta apenas y podía parpadear y no pude evitar notar… - selló sus labios unos minutos y tragó lentamente, hasta podía sentir como se deslizaba lentamente la saliva por su garganta, podía morir por lo que le iba a decir pero ya qué tomó ese riesgo sin importarle fuere cual fuere la consecuencia de tal cosa -He comprendido lo que usted quería reflejar en ese musical, quizás los demás presentes no lo hayan notado pero yo sí… y no creo estar errada…- le miraba aún fijo parada en aquella esquina cercana a la puerta, sus manos frías se juntaban como en una plegaria cerca de su pecho, no quería escuchar el sonido del silencio por eso prosiguió -La burla y la magia entremezcladas por sí mismas, presentándose usted como un ángel del cielo para salvarle a ella, la humana que ha asesinado… Su intención era demostrar que no hay nada irascible e inalcanzable para ustedes los de su especie, ¿No es así?- sonrió -A mí en lo particular no me molesta, ha sido un exquisito espectáculo, retador y dominante, desafía usted las leyes de lo sobrenatural y rompe con el dogma que se nos inculca… - animándose a dar dos pasos al frente -Pero no puedo evitar ver la diferencia entre ese excelso ángel que quiso representar, a uno que no tiene nada santo y con una inaparente frialdad en su corazón… ¿Aún le resuenan los gritos del alma que se robó? - acercándose -No es usted un ángel Monsieur, es un Arcángel condenado - le quedó viendo las fracciones de su rostro y sus gesticulaciones, no esperaba que le dijese algo, solo necesitaba decirle lo que le había dicho antes, se daba bien servida, no esperaba más.


‘’Te pido de una vez perdón si he sido grosera, si he ido más allá del límite de lo que te podía decir o no, sólo necesitaba que lo supieras, tu secreto que no es como tal, está a salvo, hay algo en ti que me permite atesorarlo y callarlo…¿Serán mis palabras suficientes para demostrarlo?’’
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Mensaje por Nicolás D' Lenfent Sáb Mayo 11, 2013 2:32 am

“Triste ironía son los columpios de la vida, un clamor de plétoras horas, un balanceo por gritar que el amor es solo ilusión, por esos sueños que en exceso nacen en la memoria, con espinosas esperanzas que nunca llegan, pero boca a boca y pupilas repletas de utopía, surge enmudecida la voz del sombrío sentir, habla la sed hartada de tiranía, se corrompen los esquemas y la lividez del alma cansía, las peripecias de antaño que en el olvido perduraron, renacen de la época “cobijo tuyo y cobijo mío”

Y ahí se encuentra con los faroles ajenos, un ser viviente se desliza dentro del aposento que el cuervo solo juega un poco a seducir el vino que se halla en la copa de su mano, esperándole que su pensamiento logro que se le acercara mientras deleitaba la reverencia hacia la oscuridad, la suavidad de sus movimientos, podía percibir el roce que se ejercía del vestido, apreciaba la forma en la que trataran sus figuras ya que en ella veía el cuidado…-Buena noche se figuran en esos ojos interesantes, brillan como la curiosidad, quizás deba decir buenas para usted madeimoselle…-volvió la mirada a su copa, dejando que le embriagara el dulce añejo del vino….-Que hermosos cumplidos, pero si se ha deleitado por la actuación debería comprender que no lo hice para la audiencia ni mucho menos para usted…-se dejo perder por la mirada fija, dejando la copa a su lado para seguir acariciando el collar mientras le escuchaba aunque enarco la ceja, le disgustaba que observaran su aposento de la manera en la que ella lo hacía por ello se dirigió a donde se encontraba.-¿Lo ha comprendido?...-murmuro ladeando el rostro, prestando atención a sus labios…- Déjeme decirle que esta errada, no comprendió nada, ahora ¿Por qué debería decirle? Si no pudo captar la belleza que se escondía en toda esa burla…-le tomo de su barbilla para acercarle a él…-No me importa verme como un ángel o un todo poderoso, si comprende jamás quise demostrar nada…-negó tras ver la sonrisa, por ello le soltó y se dirigió a coger una rosa marchita, olfateándola, besándole con sumo adornamiento, parecía alabar su belleza y el collar lo dejo posado en la madera alado del ramo…-No me interesa que piense, debería guardarse las palabras por ser tan preciadas, realmente esta errada…-le escuchaba, presintió los pasos ajenos que con las espinas tras verlas alzo el tallo de la flor y la deslizo por sus labios, sintiendo esa maravillosa textura…-No importa que es lo que vio, siempre el actor tiene que ser cuidadoso de no salirse de su papel, así como la vida, la muerte, qué más da, todo es un papel jugado de una manera secreta…-estaba solo viéndole…-Habla de corazón, de condena, gritos….-se había herido sus labios por las espinas, la linfa en ellos les decoro que sintió ser acariciado con deleite…- Esta bien, le diré que tan valiosas son mis palabras, que tesoro es lo que aguardo, usted me confiesa su secreto porque eso deben de ser las palabras pero voy a recompensar el que no se haya entregado a mí, de que solo su presencia fue para decirme lo que vio de mi…-se relamió los labios, dejando la rosa y cogiendo el collar, llevándolo a su pecho.

- Aun siento ese templo entre mis manos, su presencia se guarda en mi vacio, escucho resonar un cantico divino que provoca llorar, derramar las lagrimas como si fuese una melodía de cuna para ella, emanando la sangre purpura por mis ojos, los cuales garabatean el dolor que ella sentía, la perturbación del abrazo fue el rito de sacar su alma, hacerla cenizas negras y tan santas a la vez para alimentar a la muerte, esta muerte que solo come de la maldición cuita, se extingue todo, el perfume que fue su último aliento y todo porque…¿Dime porque? Por ser devota del amor en palabras, se ha enamorado del amor por la voz, por el contenido de las mentiras que uno libera, el diablo podrido juega, no fue un ángel ni un arcángel, solo fue la maldad que se pudre en la esfera de una manzana en el infinito…-le ofrece su mano con el collar en su palma…-Y el melancólico perfume que reluce bello, demostrándose en confianza para cogerlo, alabarlo sin saber que puede ser una ilusión…-se fue a servir otro poco de vino, necesitaba calmar el vacio que se desbordo por el ardor de la linfa que rodeaba el aura, aquella joven le estaba tentando a devorarla…-¿Desea un poco de vino? La añejada caricia te inspira como a un maldito poeta…-lo decía por él, estaba completamente devoto por el espectáculo, el cual le dejo cautivo…-¿Sabe de quién es el collar? Dígame, ¿Qué piensa de ese dije? …-Le serbia la copa de vino sin haber esperado alguna respuesta, siempre adorando la forma en la que se desliza el jugo en la copa, esas caricias que son una llama marmita, se giro y le brindo la copa…- Si se siente segura tomad asiento…-lo había dicho con ironía ya que si deseaba matarle lo hubiera hecho desde un principio.
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Mensaje por Elene Rossato Lun Mayo 27, 2013 5:50 pm

‘’Se imaginaba de nuevo sentirse viva aleteando por ahí, libre de la prisión y enjaulada por el dolor, desde el suelo, enmarañada por la hierba, solo escuchaba el aire chiflar, como si le arrullase en el camino en donde no hay regreso, donde solo le quedaría pensar en su agónica muerte…’’


Después de haber meditado cada una de las palabras del distante músico, realmente Elene no sabía qué era lo que pasaba por su cabeza, le escuchaba hablar con una calma y de manera demoniaca, que de cierta manera intimidaba la existencia de la humana contradecía su creencia a los ángeles y su afán por decirle Arcángel, aun así debía de estar ahí pues todavía no se había hilvanado los hilos del destino, esperaba no estarse metiendo en camisa de once varas. Sutilmente le miraba con cuidado, precisaba de todos sus rasgos, de su manera tan peculiar de andar y sobre todo de sosegada voz que de una u otra manera la dejaba sin aliento. Escuchándole con sumo cuidado sentía como se unía con el recorrer de la sangre que por sus venas vagaba era como si de éstas se le fuese a salir y despilfarrar por todo el suelo, enhorabuena para el demonio que tenía al frente, sería un perfecto aperitivo. La vista ajena, esos ojos tan dedicados al puro y mismo infinito le apretaban la garganta y le impedían respirar normalmente, era peor que el corseé que llevaba puesto, le ajustaba sin medida alguno el caer de sus pestañas al parpadearle, Elene estaba anonadada. Negando las palabras ajenas sonreía de medio lado puesto que la noche podía ser magnífica para los dos, no estaba segura de a quién de ambos le sonreía mejor y tampoco quería averiguarlo —La noche es misericordiosa para ambos, ¿no lo cree? He dicho lo que mis sentidos han percibido con su música, todo un espectáculo y si su perfecta ejecución no era para mí o para el público, he de considerarme una cleptómana puesto que con cada deslizar de sus manos por esas cuerdas me he perdido - mencionó con una falsa seguridad, desde el lugar donde se encontraba podía percibir algo más que no estaba segura qué era. ‘’La curiosidad mató al gato…¡Estúpido gato, el león estuvo siempre ahí dentro!’’ se limitaba a observarle siempre los ojos pues si había algo en él quería saberlo —¿No logré entender nada? - arqueó un ceja diciendo aquello de una manera un poco sorprendida, negó esas palabras —Por favor Monsieur, no necesito que me lo diga, lo he percibido desde mis entrañas, ¿acaso no es lo que usted quería? O… ¿Me estoy dando atribuciones que no me corresponden? - esbozando una pequeña sonrisa que se borró de inmediato al sentir la cercanía del ajeno aun así tenía valor para verle a los ojos, tragando despacio se debatía con esa profunda mirada sin poder decirle nada ante aquello, solo quedarse en el silencio corrupto de sus manos frías le vio como llevó su cuerpo a otra parte de la habitación para tomar algo que apenas y podía verlo, ya había notado la molestia que le había causado su curiosa mirada, no fallaría nuevamente.

Al dirigirse hacia él se imaginaba arrullarse en sus brazos así como lo había hecho con aquella desafortunada mujer, se detuvo con calma y le quedó viendo cómo jugaba con esas olorosas rosas secas, matizaba tan bien con su piel y sus cabellos, era una similitud tan enorme la que había con sus ojos -Quizás el dolor que provocaban ambos es el mismo… pensó Elene para sí misma para después atenderle a sus palabras era como si le hubiese leído lo que por su cabeza pasase, sintió un frío recorrerle por toda la espalda y sintiéndose avergonzada, ahora procuraría tener más cuidado con lo que pudiese pensar. —¿Entregarme a usted? Usted ha.. leído lo que he pensado no es así? - sintiéndose un poco molesta por aquello, sin tener el valor para verle de frente observó el suelo —¡No haga eso! Se lo pido… - diciéndole entre murmullos retomando la postura y verle a esos ojos nuevamente.

Quizás había corrido con suerte o se había maldecido ella misma por su deseo de confianza, se quedó ahí en el camerino tétrico del violoncelista, guardando sus pesadas palabras, que era como una piedra dura que laceraba su alma hablaba de manera fría y natural Elene estaba fascinada, era como una niña en los brazos de un verdugo. Le escuchó y comprendió el retorcido mundo que el músico planeaba en sus adentros, la oscurana alma que se le había disecado poco a poco con el recorrer de los años, él lo sabía y ella también, no era de ninguno de los dos el desconocimiento de su condición en esta tierra. Su manera de ver el mundo podía ser diferente al de cualquiera, rompía los esquemas pero guardaba realidad — A veces ese amor es el mismo que te hace caer, ese sentimiento perfecto - dijo con cierto sarcasmo —Es el puñal más doloroso que te pueden atravesar y aun cuando lo quieras quitar, esa herida es incapaz de cerrarse pues se abre constantemente, no hay sutura poderosa que pueda sellarla ¿o sí? Si no vea usted, cuanta estupidez se comete por amor… - sonriendo de manera apesarada sabía que esas palabras las decía por ella —Todos tienen un manera diferente de desviar ese dolor, en su caso, de saciar al diablo que lleva por dentro, usted roba almas y así se mantiene calmo, vive de eso… - viendo la pálida piel que se acercaba a su cuerpo, esa mano que sostenía algo que podría apostar era un collar, tomando el artefacto en sus manos y confirmando lo que había pensado. Le vio irse por mas vino, sus grandes ojos no dejaban de seguirle —Sería un honor compartir una copa con usted… - asintiendo con la cabeza y viendo que no hacía falta esa respuesta ya lo había servido —Si me lo pregunta Monsieur no tengo ni la menor idea de quien sea pero…. - observando el collar que poseía en mis manos —El dije es muy curioso, esa cruz con esa media luna… - sonriendo —Pensará que estoy loca pero a mi pensar es como el misterio de lo santísimo y lo oculto….Son de esas cosas que en los monasterios enseñan pero es obvio que no tiene que ver con lo que signifique Monsieur ¿De quién es? ¿Para usted qué significado tiene?- le observó encantada ¿qué más podría aprender esa noche? vivir o morirqué más da.

‘’Lo divino y lo excelso quizás en medio de ahí estés tú, mitad ángel mitad demonio… Para mí, siempre un Arcángel’’

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Mensaje por Nicolás D' Lenfent Dom Jun 16, 2013 11:33 am


Son las melodías nocturnas las que sus labios evocan crueles sinfonías, lanzadas en pensamientos funestos como negras orquídeas, cada que la Luna asesine abre un santuario, las puertas están cerradas, pues es mi demonio que pide comer cuerpo y alma una y otra vez.

Cautivándose por la fragancia de la seducción, del delirio que la divina uva brindaba, parecía inundar el aura por el sumo ardor que dominaba la garganta de saborear tal dulce manjar, pero he ahí el más preciado edén un jugoso aperitivo llamaba a la puertas de un sonar…. ¡BUM, BUM, BUM! Se dejaba calmar por esa tormentosa melodía de la vida,  en su  interior en forma consecutiva el sonido se elevaba, podía sentir como la linfa hervía en ese templo y la manera en la que era el sonar parecía ser acompañada de nerviosismo, ¡ah! pero que atracción eran esos orbes profundos, misterio posado en las pupilas oscurecidas, asemejándose a un dulce desconocido, demasiados indescriptibles que desprenden sentires quizás la rosa de sus manos añora teñirse de ese color, sin perder el brillo en ellos, demostrando la dulzura pero otras veces tristeza, los sigue mirando y parecer encontrar un piste de locura, pero esa media sonrisa bañaban de un náufrago de vida llena….

Estaba interesado en sus palabras ¿Por qué desprendía ese interés? Por más que le admiraba y se deleitaba por su voz suave y clara…
- Quizás todo dependa a donde me lleve esta conversación, entonces sabré si misericordiosa podrá ser…-manos poseídas por el mal, no deja de acariciar el artefacto aunque no pierde la atracción por esa presencia, su piel, su perfume que le abrazaba, pareciendo penetrarse sobre las prendas, esos labios que se movían bellamente.-Perderse es lo que invita las notas, navegar entre los sonidos transformados en palabras que cuentan una historia para cada alma…-Podía leer cada movimiento que la dama desprendía, pero lo que le era imposible  imaginar sus palabras que ahora solo su mirada era como a un filo de la irrealidad, caminando para ser que la mente interpretaran los pensamientos ajenos..-Sabe, usted es una metáfora que no logro descifrar, carne que desciende de la vida, envuelve puro sentimiento y la utopía de sus pensamientos, eres el mejor humano que he encontrado así que sus atribuciones se las ha ganado…-Había sido la manera en la que le sedujo su decir, su mirada que representaba la corrección de la vida pero pedía que la barrera fuese puesta entre las mentes que gritan lo que uno valora en secretos….”Imposible, podrá ser arte interesante pero no será devota de mi andar”. Pensó tras ser descubierto por tales afirmaciones, siendo sus ojos las expresiones de un mar peligroso pero un infinito desolado por misterios….-Por más que pida, que le sea molesto no dejare de escuchar esa voz que en su mente esconde….-descaradamente respondía, recordando como los pétalos se asemejaban a la piel del cuervo, sin confesar que tras sostener el collar podía percibir una quemadura, como si ardiera por el fuego que le envolvía.

Y la fiesta se presenta, maravillado el cuervo  brinda aplausos con elegancia, convertido siempre en un seco de emociones radicando la soledad de por medio.
-Dígame, ¿Ha estado enamorada? …-puñal de maldad, destrozar sus palabras a base de dolor quería.-No debería tomar a la ligera la derrota de cuando se ama, ¿Sabía que el dolor es el comienzo de la vida? Y que más irónico darlo para vivir….-su rostro de forma negativa se figuró y sus cabellos danzaban con lentitud…-¡JAJAJAJA!-risa a secas, detonando lo sarcástico…-Usted dice que al diablo que alimento de almas la causa es el dolor del amor…-jugaba a ver el vino como la linfa que recorría el templo ajeno, ofreciendo la copa que de inmediato brinda y le da un trago….-mmmmmmm, exquisito…-murmurando que el ardor, ese añejado volvía a conquistarle pues era un amante del vino….-La dueña de ese artefacto es la muerte.-dirigiéndose al diván donde se recostó sin preocupación alguna de su acompañante, le había invitado a sentarse en el sofá donde se hallaba cuando ella se adentró al nicho.-Quizás piense que lo es, pero ¿Qué piensa de mí? Todos permanecemos perdidos en nuestro propio cosmo formado, como una Alicia que vive de recuerdos ensoñados….-una de sus piernas se alzó, dejando que la rodilla se doblara….- Tiene razón es demasiado curioso, una media luna que aguarda una cruz, tras admirarlo puede darse a la idea que es mágico y religioso aunque esa cruz es una reliquia. “Lignum crucis” Que es el fragmento de la verdadera cruz en la que Jesucristo fue crucificado, pero la interpretación de los monjes  era que dos ángeles descendieron del cielo por la ambición de ver el pasado, Pues en ese entonces la Luna era la única que veía el pasado…-Hablaba guardándose su burla.- Pero nadie sabía que el pasado era la maldición, entonces entre nubes se forjo una imagen…-Gira la mirada hacia la mujer con determinación.- El humano que tenía miedo a envejecer, a morir, ahí es donde el desencanto empezaba ya no les bastaba sentir el calor, el amor que se expiraba por ser su naturaleza, creciendo el filo del sepulcro del hielo de la muerte, morían por temor a ser la nada, a ser sombras para la Luna que iba siempre sola, pero como una noche llena de murmuros las alas de esos ángeles desaparecieron y se entrelazaron con la mitad del templo, formando una cruz para ser los protectores del Jesucristo que les ofreció la forma de seguir viviendo, que después de la muerte era el comienzo de una nueva vida, esto fue lo que ofrecieron a los humanos para que siguieran creyendo en la vida, pero a cambio el dolor, el sufrimiento el llanto que el cielo libero fue la esperanza encarnecida, ofreciendo las puertas de la nueva vida en la Luna….-una de sus manos se acomodó los cabellos que sin comprender porque lo tenía aquella mujer que había devorado.- Ahora, dígame ¿Por qué lo tendría aquella mujer? Y al final en mis manos fue a dar….-negó que soltó un gesto de ironía y solo sus ojos se centraron en la humana que le daba tanta curiosidad…. ¿Porque se lo había dicho? ¿La razón de quererle darle ese collar? ¿Por qué? ¿Por qué? Quería encontrar el enigma de cada incógnita pero era difícil, realmente ella era diferente….
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Mensaje por Elene Rossato Jue Jul 11, 2013 1:23 am

‘’Y escuchaba el canto desde lo alto, pero sus alas no servían más para elevarse, tomó fuerza, no supo de dónde. Se comenzó a arrastrar por el suelo. Ya se veía cruzar esas nubes de algodón de nuevo pero sus alas estaban rotas, su cuerpo quebrajado, no volvería a ser igual…’’

Por más que tratase no pensar, bloquear uno a uno sus pensamientos le era imposible, le miraba con asombro, era un demonio vestido de ángel, tan puro y malvado, como la combinación del ying y el yang. Su voz apenas y podía balbucear una palabra sin que sonase quebrada o extraña, solo quería parecer natural. La atmosfera era un tanto extraña, envolvente a los ojos de Elene, su piel se enervaba con constancia, cada vez que de la boca ajena salía una palabra, era como si le musitasen poesía maldita al oído, definitivamente estaba anonadada. Respiraba despacio y constante, tanto que su pecho podría sobresalir por encima del escote del vestido, procuraba no hacerlo notar, ya se había adaptado un poco al círculo vicioso del vampiro. -La misericordia sólo existe en dos seres Monsieur, en Dios y la aves….- diciendo aquello con cierta tranquilidad, se hundía. —Y es definitivamente muy ciertas sus palabras, la música como tal, la suya, me ha elevado… Me trasporté a un mundo donde subjetivamente fui… feliz…- añadió sin apuro y sin motivo de sonar molesta, solo describía que a pesar de ser una burla, de la manera en la que él la había presentado, Elene, la había captado de manera diferente, dándole un trasfondo para sí misma. Suspiró desconcertada, le había pedido de manera amable que no se inmiscuyera en su cabeza, sus pensamientos, rotundamente se había negado —No es muy cortés de su parte leer mis pensamientos Monsieur, le ruego haga un esfuerzo, me siento falta de aire cuando lo hace…. Aunque…- viéndole con más intensidad y desdén, no le importaba que su mirada le quemase —Aquí no va a encontrar nada de mí, que le pueda interesar…. Si usted desea saber algo de mí, pregúntelo, le aseguro con confianza le responderé….- sonrió cálidamente sin ningún  tapujo en sus sentimientos, solo deseaba que él lo sintiese de la misma manera —Le agradezco por el cumplido, quizás soy tan vaga al pesar que eso es lo que denota en mí, solo reflejo lo que aquí se siente- señalándose el pecho —Usted también me es extraño… Esta sensación de querer estar cerca de usted sin saber por qué, de un principio pensé que por su brillante ejecución, ahora que sus palabras y gestos son los que me hablan no logro entenderlo… Es un brillante enigma al que todos huyen por no poder resolver….- asientiendo —Pero en mi caso, no lo haré, no me apartaré hasta no haberlo descubierto… Soy muy persistente….- suspirando con más calma.
Se atrevía a creer que tendría confianza al haberse sentado y aceptado la copa de vino claro sin antes haberse deslizado por la pieza de la habitación con sutileza y cuidado sin dejar de verle a los ojos al vampiro, que por los momentos era la única manera por la cual ella agarraba confianza. Le miró pensando que quizás había sido un error haber mencionado lo del amor, porque lo había descubierto de inmediato, como anillo al dedo el hombre sabía que Elene había dicho esas palabras por ella misma y que por el peso de eso era porque lo había vivido. —Por supuesto que he estado enamorada, acaso usted no?- sintiéndose apenada —Es como un niño que se enamora de su madre… O alguien que ama el vino…. Por ejemplo…- haciendo referencia a él, queriendo obviar el tema y levantando la copa desde la silla donde estaba sentada la alzó para hacer un brindis al aire, pues él estaba del otro lado —Muy buena cosecha….- dijo dando un pequeño trago al vino bien conservado y frío, así como el tacto del ajeno, podía apostarlo. —Su demonio es más poderoso que usted mismo, es quien acrecienta la sed de sangre de su alma, de su espíritu, él solo se llena con el dolor de las almas que usted arrebata…- cruzando la piernas y viéndole desde ahí, contemplaba cada parte metida en aquel diván, era perfecto.
Le escuchaba atentamente sin dejar de observarle, era casi grosero de la manera que lo hacía, claro, él no lo interpretaría así, porque Elene le añadía dulzura y calidez cada que lo hacía. —Entiendo Monsieur, era de ella….- sosteniendo aquel collar sin dejar de prestarle atención. Sorprendida terminaba con la copa de vino, colocándola frente a una de las mesas que tenía al frente y acomodándose el cabello, podía sentir como el vino le calentaba el cuerpo. —¿Qué pienso de usted?- soltó una sonrisa —Es sólo un alma perdida, al igual que yo, al igual que muchos…. Somos iguales….- arqueó una ceja y se quedó pensativa callada para oírle —¿Usted de mi qué piensa?- suspiró. 
La noche iba pasando y con ella una historia, así como las que cuentan los padres para dormir, quién era qué en aquella habitación, Elene solo escuchaba atentamente. Soltó una sonrisa —Entiendo, qué historia….- miró de nuevo perdidamente aquella pieza enigmática y devolvió la vista al hombre en el diván. Colocándose de pie Elene se dirigió hacia él muy calmadamente, parecía estar en paz en su aposento, hasta emanaba ternura. Se acercó aún más y susurró con cuidado lo que él le había preguntado —Quizás ella se lo entregó para que usted se diera cuenta que siempre hay una esperanza encarnada, siempre tendrá a quien proteger….- colocando la mano extendida en donde tenía el collar y sonriendo —O también en su defecto, alguien encarnado que lo proteja…. Porque Dios se presenta en muchas formas Monsieur….- diciendo aquello con calma le miró recostado desde una altura considerable, estaba pensativa —Pero qué cosas digo….- viéndole —Me llamo Elene….- terminó la frase viéndole los ojos claros como faroles que alumbraban lo oscuro del sitio más que nada la iluminaban a ella.
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Mensaje por Nicolás D' Lenfent Sáb Ago 03, 2013 11:17 pm

"El secreto es no correr detrás de las aves... Es cuidar el jardín para que ellas vengan hacia ti y solo para que veas su verdadera esencia “

Desnudando los pensamientos, escuchándole como si de un cantar sereno se tratase. “¿Quién era ella para despertar mi cantico?” Y entre laberintos de voces calladas indagaba, le veía podía sentir la manera en la que su templo se agitaba, elevando la encantadora sinfonía del corazón, sus latidos sumergían el deseo de callarlo, seducirlo hasta destrozarlo en una mano y ahí mismo la pasión en la que había ejercido su querido violín resurgió, las notas como un recuerdo aferrándose volvían en la mente del cuervo… “¿Qué era esta clase de magia?” Le estaban prohibiendo tocar esa alma pura, los ángeles le protegen y el llamado de luz resalta en esa presencia, negando, a pesar de percibir una especie de escudo le seguían seduciendo sus latidos, esa respiración  alterada….

“Debería implorarme que me detenga, entre más la escucho estoy cayendo en un intenso deseo de que me dicte una plegaria de vida”
Sin detenerse, aun con esta burla de sentir ella hablaba de “Dios”, y se percató que todo era por ese místico artefacto desde que llego a sus manos el aura se transformó en una auténtica herejía, posado sin despegar la mirada de ella cuando se deslizaba en la pieza obteniendo confianza, aquello solo los animales lo hacían, pero ella quizás era uno hermoso.- Nadie es portador de tal blasfemia de misericordia, hasta Dios cayo al peor pecado que es igual que una bestia que juega con tener la palabra, ni las aves que por más puras que sean llegan a obtener un divino poder…. Como la música que se ejecuta, dice que le invito a ir a un mundo diferente, sintiéndose feliz ¿Acaso eso no es una blasfemia? Anhelar lo que uno desee en sueños, me pide que no descifra su mente pero usted sigue mirándome fijo, penetrante como si quisiera averiguar más, ¿Qué diferencia hay entonces? ¿Por qué me pide que deje de hacerlo si usted de igual manera lo hace?...Sin perder el toque de su aliento, la manera sensual, lenta y sonora se escuchaba, en verdad este habla solo podía hacerlo la ave que imagina ser silenciosa mientras por dentro grita con encanto.

-Quizás pueda sentir lo que mis palabras dicen al poder desnudar esos sentimientos que esconde pero no las acepte de esa manera vaciada, no es ni un cumplido solo es la manera en la que su esencia representa…-Y voces de las lejanías aclamaban el aura, gritos de mujeres y llanto de pequeños bañaban los oídos del monstruo guardado, estaban alimentándose, jugando con sus presas los artistas del pecado que aquello le detono una caricia para elevar las ganas de destruir lo que representaba aquella dama.

-Ni la persistencia  podrá ser la que descifre ese enigma, por más que uno se aferra si el portador de tal misterio no lo desea mostrar no habrá manera en la que el secreto sea descubierto…-Sin perderse algún movimiento ajeno, como si caminara siempre entre pétalos se seguía deslizando y el ave en su nicho postrado como una sensual estatua, decidiendo si vive o muere aunque solo tenga el poder de decidir la muerte a los seres putrefactos. –Sí, todos conocen del amor…-sabiendo el motivo de las palabras ajenas, engendraba  desviar el verdadero amor que la mujer se había referido  y sin más levanto la copa para brindar, inclinando levemente el rostro, elevando la copa a los labios y la inclina dejando que el vino se deslizara a su boca, bebiendo siendo siempre la pasión de sus adentros.- No es solo buena, debe de ser perfecta o no sería un amante enloquecido por el vino pero hay algo que usted calla, ¿Quién es aquel que le ha arrebatado su corazón?...-embozando una media sonrisa aunque se desvanecía con la belleza de su tristeza, sin moverse esa era la habilidad más preciada de ser un inmortal, representar la mejor postura por la eternidad…
“Nadie es libre, incluso las aves están encadenadas al cielo”
Sin sorprenderse de la manera en la que veía ese ser, examinando todo lo que había a su alrededor y era de esperarse en ese lugar radicaba un arte egocéntrico, deleitándose la sensualidad en la que se desenvuelve, como al cruzar su pierna, esperando la manera en la que se expresaría de este cuervo pero fue una desilusión que no pudiera encadenarle con sus palabras esta vez…-Que eres una pequeña llena de cuentos maravillosos, deseas encontrar una salida a una pesadilla encontrada pues no sabías dónde te habías metido ya que era la realidad y la mentira, puedo ver que se imagina a un conejillo en un mundo desconocido, estas perdida, lejos de lo que deseas porque eres una vida misteriosa, no quieres vivir solamente si no entender, eres esa especie de humana que grita con desespero “No intentes descíframe, simplemente, ¡víveme! , como la Alice que he confesado que eres.

Todo era cierto, palabras sinceras pero ¿Por qué sabia eso? Que era lo que en realidad representaba esa vida, dejando que se moviera como quisiera, pero cuanto más se acercaba al diván más elevaba la intensidad en la mirada, desprendiendo un horroroso laberinto en el interior, guardando esas preciadas palabras y en ese instante se le vino la silueta de su ángel, sintiendo su tacto, el collar lo sujetaba con suavidad y los ojos se adentraron a los ajenos, sin moverse, permaneciendo con la misma postura, su brazo como almohada en su nuca, una pierna subida a la otra y en la mano sujetaba el artefacto con la mano ajena que le tocaba…- ¿Quién eres en realidad? Elene, Elene, Elene todos añoran enjaular a las aves, les arrebatan su libertad, los dejan cantar con la soledad mientras se alimentan del dolor, la agonía que representa convivir con uno mismo, ya no hay esperanza alguna, desde que olvidaron volar se devoraron así mismas, convirtiéndose en nada, hablas siempre de “Dios” No hay nada más que horror, proteger o ser protegido hiere, todos se destruyen unos a otros sin importar la manera en la que lo hagan siendo el final el mismo sendero que la vida se debe de apagar o la muerte en este caso debe de finalizar.
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Mensaje por Elene Rossato Sáb Ago 10, 2013 4:51 am

 ’’La luz se hacía tenue, casi imperceptible a sus ojos, el rozar del viento le calaba las plumas, que una a una iban cayendo al suelo por la temperatura, su cuerpo de ave tembloroso aclamaba por ayuda, no quería sufrir más, sólo quería cruzar el cielo una vez más pero esa triste ave, sabía que estaba muriendo…’’

Como un golpe bajo las palabras ajenas iban labrando un camino, en tanto Elene denotaba calma a pesar de su acelerado palpitar, era él quien la traicionaba. Seguramente su raciocinio era un poco más elocuente a lo que su ego era pues sabía aquella primitiva estructura que ahí, en aquel aposento no estaba segura. El sentido de la supervivencia siempre está latente en todo ser, sea vivo o muerto. Respiraba asiduamente y  se reincorporaba de aquellos leves toques como rozar de navajas a su piel, su consciencia y sentir. No por eso dejaría atrás el sendero que hace un rato había comenzado a caminar, se adentraría más sin esperar ser llevaba a algún sitio, solo quería estar con él. El aire comenzó a ser espeso y de ser posible alguna coladera de aire en el lugar se comenzaba a tonar denso y pesado, algún tipo de artilugio entre ellos dos se había instaurado, Elene lo notó de inmediato y se negó a si misma repasando las palabras que había utilizado para ver si había dicho algo mal. Hasta que le escuchó decirle, captó la idea de inmediato -No intento demostrarle nada, ni lo que es real o verdadero pues eso depende de las convicciones propias…- se repetía una vez con cierta curiosidad que ni ella misma entendía, sabía que el vampiro podía escucharle los pensamientos, desnudarle los secretos si así quisiese pero ella mantenía su vista y atención en él, hace que quizás los pensamientos que el ajeno percibiera hablaran únicamente de su persona. —¿Acaso usted no cree en la misericordia? Monsieur, qué error, entonces, ¿Por qué aún no ha tomado de mi sangre? Acaso esa no es una pequeña muestra, o como cuando una madre da a luz, su vida pende de un hilo por darle existencia a otra aun así aquel hermoso fenómeno se da, así como un rico suelta una miga de pan a un pobre o bien un vampiro es incapaz de tomar la sangre de un humano… Por el simple hecho de amarle…- dijo con cuidado y sin pausar, esbozando una pequeña sonrisa —Quizás Dios sea un ser subjetivamente real para muchos pero de diferentes formas. Para unos es el dinero, para otros el amor, para otros el odio, la ruina, la ira, al menos para mí es la obra de misericordia de los unos con los otros, yo no creo en el poderío de ese ser, porque por años pedí conocer a mi madre y mi padre a pesar de siempre saber lo que era… una huérfana y tantas noches de estar postrada en una cama rogando por conocer a quien salvó mi vida de pequeña, ninguna de las dos oportunidades se dieron, lo que me deja ver que los rezos son inútiles, si se desea algo se debe de buscar con toda el alma, hasta al fin encontrarlo, por eso hace cuatro años salí del monasterio donde estuve confinada por trece años a buscarle… al que me ha salvado de la muerte… Además no puede juzgar a los demás por cómo percibieron el llamado de su música, a pesar que fue con otro trasfondo, sé convencidamente que buscar la felicidad propia no es pecado ni egoísmo, es solo un acto innato para darle sentido a la vida, sólo eso. No espero que comparta mi pensar, sólo le doy mi punto de vista…- mencionando con ánimo lo último, inyectándole un momento de tranquilidad al instante —Y  finalmente le observo porque me agrada hacerlo, así como usted le agrada leer mis pensamientos…- sonriendo —¿O me equivoco? Si es así le pido una disculpa si le molesto, le ruego que me diga si le parece incómodo para dejar de hacerlo…- manteniendo la  sonrisa, ya pudiendo respirar tranquila.
—Todo depende de dónde quiera que vea sus palabras Monsieur… Sean un cumplido o no, no puedo odiarle por su manera de ser….- miró dos segundos al suelo y luego se colapsó con los ojos ajenos —Soy así…- le dedicó una sonrisa de lado y pensó —Aún no sé su nombre, disculpe…- soltando un suspiro.
Sintiéndose apenada por escuchar aquello —Está claro que me malentendió, no es que quiera descifrarle como tal, hay enigmas que son mejores dejarlos encubiertos así se aprecia la belleza, así se ama por lo que es, no por lo que pueden llegar a mostrar… Lo demás es banal…- acomodándose en el asiento, mientras ambos brindaban a la lejanía en una manera muy protocolaria y de caché. Dándole un pequeño sorbo al vino asintiendo a sus palabras —Entonces compartimos un gusto en común… El buen vino…- colocó la copa en una de las mesas que tenía a sus costados pues gustaba de disfrutar del vino de manera lenta y meticulosa, para escudriñar hasta el último de los sabores del mágico elixir. El calor le recorrió la garganta y le quemó hasta el estómago pero la pregunta le sorprendió más. Mirando al suelo y después al diván confrontó su miedo —Un vampiro… Un vampiro es quien se introdujo aquí… - señalando su pecho de manera simbólica el corazón —y aquí…- apuntó con un dedo a su sien. —El amor en toda su expresión es inentendible e inexplicable, sólo nace, crece y se da…- sonrió afirmando sus palabras con una sonrisa y tomando la copa de nuevo para tomar un poco.
‘’Quién esté libre de pecado que tire la primera piedra…’’
Respiró con sabor a vino y sonrió, uno de sus gustos preferidos pero esta vez estaba inquieta pues no podía apreciar de cerca la cara del vampiro. No poder observar sus gestos le distraía. -Todos tienen un lugar donde ver…- pensó hasta escucharle sobre lo que él pensaba de ella, fascinada oía como niño que cuentan una tierna historia para dormir aunque tengan partes en las que tenga miedo por lo tenebroso de la voz que la emana. —Así que soy una Alice… Nunca me lo habían colocado de esa forma…- se acomodó el vestido a la altura de las rodillas, moviendo una de sus entrecruzadas piernas —Quizás después de eso puedo ser más franca con usted…- –le miró aún sin poder denotar alguna fascie del ajeno —Es usted una persona que inspira estar ahí con usted, oírle, pintarle una sonrisa, tomar una copa de vino o simplemente estar… sólo estar ahí, sin esperar algo a cambio de su parte, ninguna retribución, alguna muestra de algo, hacerlo sólo porque sí, porque así se desea, sin importar si alguien le entiende, sólo estar ahí cuando lo necesite y cuando no… Así como yo ahora…- terminó con una sonrisa así como con la copa de vino, esbozando tranquila un sonido con la copa esperaba que él captara la sinceridad de sus palabras, sólo eso.
Continuaba caminando hacían él como si no hubiese quien la detuviera, es como la niña que se escabulle en los refajos de su padre para sentirse segura. Y llegó hasta él para compenetrarse con su lúcida y vaga mirada, se quedó pensativa ahí siempre con una sonrisa dibujada como sorprendida por ver tanta belleza junta. Como niña al descubrir que siempre estuvo tangible a merced de su progenitor. —Solo soy una humana, una humana con interés y apego por un músico que recién acaba de conocer…- río suavemente —No importa si hay o no un Dios, no importa si hay dolor y destrucción… Mientras hayan ganas de querer vivir y proteger aunque las dos anteriores siempre van la una con la otra, así como usted ahí postrado sólo espera por alguien que le cuide y proteja por ilógico que pueda sonarle… Es más de lo que yo quiero hacer…- adjuntó siempre con su sello, como si le drenara la energía por los poros y se rebalsaran por aquel diván pero ella sólo se hundía en los ojos ajenos y su inequívoca alma.
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Mensaje por Nicolás D' Lenfent Mar Ago 13, 2013 2:39 am

“Palabras malditas hacen resaltar su triste ritual, tu Dios extirpo mi corazón y mi Diablo me enveneno”
Ahora resurgía el tormentoso ayuno de la existencia, escuchaba delimitándose en la muestra de expresiones, nada podía sorprenderle, hacerle caer en una especie de consideración o quizás tristeza misma que era lo que sujetaba a este vacío cuando cada palabra se quedaba guardada en el interior, cayendo mágicamente a un sueño, su voz le dormía pero sin embargo sus ojos posados con profundidad en ella perduraban, seguía cada movimiento engendrado, el sonido de la voz le invitaba a descifrar esa pesadilla, siendo atormentado por el diablo en su interior que no escuchara, que si seguía liberaría el llanto sangriento hasta disecar los ojos, el vacío le desgarraba las entrañas, la maldita sensación de perforarse los oídos y destruirlos para quedar sordo ante cualquier sonido y divagar en el silencio total, elevando la mano al rostro,  cubriéndose un poco por el tormentoso dolor que le dominaba pero lo mantenía indiscreto, se alimentaba con esa tortura sin saber que le están asesinando poco a poco los sentidos, combinando ese placer con el elixir de la linfa de la vida, con el maldito corazón que le tocaba las notas altas, sintiéndose provocado…


-No creo en lo que no tengo, he permanecido encerrado en mi propia jaula, me consumí con la soledad, jamás he tenido un alma a lo que tú le llamas vida, me sumergí en mi propio ideal careciendo de una mente sana como para distinguir entre lo real y lo irreal, sufro de un desequilibrio emocional, me he asesinado mis emociones por ser solo melancolía, dolor, estoy enfermo de mí mismo, todo mi jodido organismo muerto está repleto de telarañas malditas, fui asesinado el mismo día que nací, ¿Cómo esperan a que tenga un corazón? Siempre estuve muerto, viví bajo el infierno pero me doy cuenta que fue algo peor, un lugar donde solo podía hablar con la oscuridad, dejando de existir  por desear la libertad, todo ha sido trágico, estuve en una lucha interna, abandone mi autodestrucción por querer seguir sufriendo en este mundo lleno de pecados, llorando miserablemente con la agonía inicua, un endeble a la maldad de la eternidad, si soy un demonio de guerra en contra del prójimo, sediento de tu sangre, quiero herirte, hacerte conocer el dolor, anhelo que grites y que conozcas ese sufrimiento de que nadie te escuche, hacer de ti un putrefacto cadáver y reconocer que eras un cadáver que amaba demasiado pero también eres un pecador enamorado de Dios….-Sin moverse, inerte, sumergido en la agonía de ambos placeres, la manera en la que se sentía delirar por la sangre y la otra por el dolor que su cabeza obtenía por seguir en esta blasfemia , odiándose a sí mismo por liberar las palabras, sabiendo que cada una representaba la existencia del mismo cuervo que jamás volara ni en sus más temibles pesadillas pero algo estaba resurgiendo en ese ritual, reluciendo cada quien su poder del ser...

-Me gusta la manera en la que fluyen tus pensamientos escondidos, pero me gusta más por leer también tu silencio, aprecio la franqueza no veo por qué no serlo ….-quería distraerse, pero su rostro figurado a un ángel, su manera de posar las piernas con encanto era un coqueteo inusual lo que percibía de su vestido…” Confuso es la manera en la que la sombra se sale de control” pensaba por el embrujo que el aura predominaba, le estaban haciendo agonizar, caer en un abismo, la mano que sujetaba la copa la destrozo, clavando los vidrios en su mano y se levantó un poco, quedando sentado presionando con fuerzas para ser el mismo dolor el que le calme, dejando de mirarle, cubriéndose el rostro con la otra mano sin querer seguir escuchando que un inmortal se apodero de su amor, pero algo le hizo desviar la mirada a ella, observando como su mano se posó en su pecho, las evocaciones que representaba el semblante de su rostro…

Permaneciendo callado, siguiendo el laberinto en espiral sus palabras, resonando el caminar con suavidad y el perfume que irradiaba el lugar, observando como su mano se aferraba a ser destrozada, siendo la izquierda la que retome el daño.- ¿No puede odiarme? –negaba, una parte de el gritaba ser liberada, mostrarle que nada es lo que dice, este es un cuervo que muere, muere y no es más que una ruina…

-Eres despreciable, una horrorosa Alice que busca razones para agradecer la vida, viviste en un reino donde te hablan de luz, vida, paz, armonía, un mundo que jamás existirá en esta miseria, todo esto es una ruina, los cuerpos bañados de sangre, demonios destripadores de corazones, experimentos lo son todos, la desesperación, el amor es una tragedia, sientes el deseo de agradecer por tu vida ayudando a los demás pero ¡Basta!...-se detuvo, su mano presiono la cabeza con fuerzas, fue una inesperada reacción, percibiendo su cercanía cada vez más, deslizando la mano a los cabellos que su mirada se adentró a la ajena con intensidad….

-¿Crees que inspiro todo eso? –Negaba.- ¿Usted desea protegerme, darme una razón para vivir?-se rio en secas, mostrando el veneno que representaban sus malditas palabras, las blasfemias de un poeta maldiciendo con encanto.- Tu humana insolente, quieres defenderme de las sombras, del mismo demonio, no necesito nada de ti…-sus cabellos le cubrían un poco el rostro.- ¿Esperas que sea bendecido con tu misericordia? ¿Que tengan piedad de mí? Ja! Ahora en ángel guardián has de convertirte, alas más puras, Dios te honra con un donaire celestial para que vinieras a salvarme, esperando a que coja un rosario y dicte plagarías de ayuda, ¿Crees que no conozco la esencia de la vida? Te diré quién soy, una jodida creación de bestia escalofriante y temible por su agonía, la matriz dipsómana del mal, el que logra ponerle fin a la supremacía del opresor a que se le conoce, muero para resucitar cada vez más en el dolor, me aferro al martirio de ser sacrificado cada vez que me ofrezcan sufrir, muero para sentirme vivo, tengo una infección de lágrimas sangrientas las cuales me van dejando ciego cada vez que realizo mi cantico, fallezco en una evocación infernal, la soledad mi fiel amiga, amante de pecado ¡veme!, soy un cadáver miserable,  ni una alma tengo, dicen que se la he vendido al diablo pero no fue así, me ataron como el violinista maldito que se enamoró del mismo belcebú, la manera en la que vivo es esta, esta es mi vida, mi muerte, soy Nicolás D’ Lenfent …-bajando la pierna, se levanta lentamente y se mantiene cerca de ella…- Dime, ¿Crees que deseo que me protejan? …-iba a soltar más veneno pero el dolor se incrementó y agacho el rostro abriendo la mano donde la herida se embellecía y el artefacto cayó al suelo, tornándose los ojos del color más divino, del carmesí como una flor roja a pleno fulgor.
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Mensaje por Elene Rossato Mar Ago 13, 2013 11:37 pm

‘’Y la triste ave posada en el suelo, estiraba las patas, contraía las alas… Sintió el recorrer extraño por su delicado cuerpo, eran los hormigas que empezaban a devorarle… Poco a poco le mordisqueaban la piel, le cortaban trozos de aire y le arrebataban la vida ¿Por qué? Sólo quería volver al cielo…’’
Sabiendo que la plática se estaba colocando intensa, Elene continuaba con aquello, con pleno conocimiento de las consecuencias aun así seguía. Estaba aferrada a algo, una convicción que no tenía nada que ver con lo que músico hablaba, iba más allá quizás de lo que ella pudiese explicar, de lo que él pudiera entender, de lo que todo el mundo podía saber. La piel se le erizaba de a pocos y un recorrido frío le amenazaba con martirizarle la piel. Las palabras ajenas eran como saetas volátiles que cortaban su carne pero parecía ella contar con lo que el vampiro en aquel diván tenía; sanación. Las palabras causaban impresión y un tanto de desilusión en Elene pero no perdía la esperanza, no iba a rendirse o alejarse, no de esa manera, a menos que, fuese él quien le concediera el deseo del eterno descanso, quizás aquella noche sería la última para ella pero también podía ser la última para él. Sus manos comenzaron a helarse, así que comenzó a frotarlas una con la otra y que por fricción se calentarían pero por más que lo intentara no le funcionaba. Se miró a sí misma y sonrió, sus ojos jamás descendieron de la mirada escrutadora de su verdugo.

Un silencio se estableció en medio de ambos, era como una brecha que rompía la montaña que les unía o que jamás estuvo junta, sólo fue su percepción. Después de un rato el puente del habla parecía pender de un hilo la vida de Elene, ella simplemente le escuchaba con atención pero esta vez no sonreía. Hay momentos para hacerlo y otros en los que escuetamente se debe de quedar callado a la espera del próximo movimiento aquel era uno de los momentos. Sus ojos seguían clavados como estacas al alma del músico y el viento llevó como susurro eterno las divinas piedras apelantes hacía su cuerpo. Compungida por aquel sentimiento le sonrió de nuevo y comprendió muchas cosas, fue como si el mundo le hubiese abierto los oídos pero aun así guardaba la calma, seguía pensando de la misma manera de hace un rato, sólo que era más fácil entender. —¿Acaso no lo entiende? Sólo son representaciones anatómicas, físicas, espirituales lo que usted me ha mencionado: Corazón, alma, vida… Si es así como pasaron las cosas, en su vida, su nacimiento, no quiere decir que no existan…. ¿No lo entiende? Usted está lleno y sediento de mi sangre y yo de su vida, la que dice usted que no tiene… Para mí existe y el solo hecho de conversar con su persona, de mirarle a los ojos, de escuchar sus asfixiantes palabras me hacen sentir que está vivo, que piensa, siente, ama, odia… como cualquier criatura viviente…. ¿Estoy errada Monsieur? Dígame ¿estoy errando al pensar de esa manera?- empuñando una de sus manos y restregándola en una de sus piernas, como si quisiese salir corriendo de inmediato hasta donde él estaba. —De cierta manera todos corremos con locura, todos somos trastornados, poseedores de personalidades bivalentes, esquizofrénicas y bipolares, humanos, vampiros, ángeles, demonios…. ¿Cuál es la diferencia? Yo le veo ahí, miro mi alrededor y me observo a mí misma, la única conclusión a la que llego es que ambos tenemos vida…- terminando aquello con una sonrisa.

—El silencio es una virtud que a veces desconozco….- le dijo haciendo una mueca y sonrió un poco preocupada por las palabras ajenas —Y la franqueza pues es algo que siempre me ha caracterizado, quizás por eso nunca concuerde con la gente y entre en conflicto con los demás…- suspirando tranquila sin apartarle los ojos continuando con la plática. El inmutable sonido del vidrio roto la desconcentró, su garganta tragó y sus ojos buscaban desesperadamente el origen del cristal roto. Sus ojos se sobresaltaron y se quedó en apnea unos minutos, absorta al ver al hombre sentado con su mano izquierda perforada por los cristales. Buscó con exaspero cerca de sus alrededores algo y sin tener nada en la mano, viendo la urgencia de la herida no quedó nada, más que rasgar su vestido y cortar un poco de tela, se levantó del asiento con su mirada fija. No sabía por qué, qué había pasado para que él se dañase de esa manera.

Mientras caminaba deslizándose por el suelo, su rostro cubierto por su cabello ocultaban sus ojos, solo dejaba ver el trozo de tela en una de sus manos y contestó a lo que él había dicho con anterioridad. —No, no puedo odiarle, su manera de ser la respeto como es, las palabras que de su boca salen las atesoro en mi corazón aunque algunas disparen espinas…- se quedó parada unos minutos pensativa y no entendía por qué él se había herido —¿Por qué lo ha hecho?- continuó su paso hasta llegar frente a él, le observaba entre los cabellos que de su rostro caían y los ajenos que de igual manera pretendían esconderlo. —¡No sabe nada!- le dijo subiendo de tono su voz, jamás nadie lo había hecho, porque no solía hacer ese tipo de cosas y después pasó lo inesperado. Una de sus manos arremetió con fuerza contra la mejilla del violinista, dejando una leve marca roja y los ojos de Elene aparecieron nuevamente para compenetrase con los de él —Usted no sabe… Se queja que desconoce el sufrimiento, que yo soy alguien que cree en Dios y que he vivido una fantasía Dígame ¿qué es lo que conoce de mí? ¿Qué sabe de mí? Que su sufrimiento haya sido peor que el mío no quiera decir que yo jamás haya sufrido… Todos sufren a su manera… No es más que un mentiroso, escondiendo su dolor en el sufrimiento ajeno… Usted no sabe nada mío… nada…- le dijo temblorosa con la voz a medio entonar, sin decir con furia esas palabras.

Le tomó la muñeca herida con un poco de fuerza, para que parara de presionarse contra sí y enterrarse más los vidrios. El contacto de inmediato fue mágico su tacto helado recorrió toda su mano y se extendió hasta su brazo. Con su otra mano libre comenzó a arrancar las pequeñas astillas de cristal incrustadas en la mano ajena, concentrada en lo que hacía respiraba despacio y atorada por cómo había llegado todo a esto. Poco a poco iba terminando y su piel blanca se iba manchando con la sangre del vampiro, cortándose ella también la yema de los dedos que utilizaba como pinzas para sacarle las esquilas, ambas sangres mezclándose. Elene ni se percataba de aquello cuando de la boca del dragón  se comenzó a escupir lava de nuevo.Las palabras le golpearon una y otra vez le penetraban como espadas en la espalda en el pecho y el vientre. De su rostro solo se dibujaba una media sonrisa y una negación rotunda a toda aquella absurda explicación. Sus ojos denotaban incomprensión a las palabras del vampiro, ¿Por qué yo no puedo verte así? Se dijo para sí misma y seguía callada sin musitar una tan sola palabra. Ya había terminado de sacarle las astillas de la mano, pero aún le mantenía sujetada la muñeca hasta que le vio verse él mismo su obra de arte. El trozo de tela que antes había cortado estaba en el suelo, se agachó y comenzó a enrollarlo en su mano para ir tejiendo una especie de vendaje y la salida de sangre se detuviese. Escuchó el nombre de aquel alma que se creía maldita y el corazón se le detuvo —No siga Nicolás….- se fue en brazos hacia él. Abrazándole y soltando finalmente la muñeca ya con la mano a medio vendar. Sus dos manos le abrazaron la espalda y sus labios se fueron hasta el oído del cantante para susurrarle. —No pretendo darle una razón para vivir… Solo quiero cuidarlo…  Puede que solo sea alimento para su carne pero yo le veo más que como una máquina asesina, Nicolás…  ¿Acaso usted no lo entiende?- se aferraba más al frío cuerpo. —Jamás me separaré de usted, aun así me diga las cosas más horrendas, aun  me juzgue sin conocerme, me mire los defectos y no las virtudes… Me quedaré con usted aunque eso implique mi muerte, sea eso lo que lo sacie, sea eso lo que lo mantenga feliz… Porque así lo quiero, así lo siento… Usted ya forma parte de algo más en mí… Quiero hacerlo por usted…- diciendo aquello con seguridad y dándole un pequeño beso en la mejilla. El beso del demonio. —Nicolás D’ Lenfent voy a cuidarlo hasta que entienda que es a su podrida alma la que quiero…- sellando sus labios.
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Mensaje por Nicolás D' Lenfent Sáb Sep 21, 2013 10:15 pm

Manía descontroladora, ironía absoluta de la escaramuza forjada por el hambre del sufrir, por la adicción de destrozar sus entrañas hasta sacar el jugo y saciarse como un psicópata de ella, poseído por el demonio sádico, siendo el dolor el que le envuelva en el abismo, siguiendo en melodías provocadas las palabras que en lo mínimo con su humanidad podían tocar al cuervo. Despreciando cada aliento de su boca, elevando más el placer de asesinarle, callarle y dársela a los cuervos que hagan de ella una total miseria, detonando lo enfurecido de sus palabras, envenenando más el aura.

-Me da una mentira, confiada en su juicio pero deteneos, para mi esta errada, callarse de una vez… ¿Estoy vivo o estoy muerto? –Negando- ¡Desaparezca de sus labios “vivo”! ¿Cómo osa hablarme de sentir? Usted misma dice sus propias ideologías pero guárdeselas, no se atreva a volver a decir; “como cualquier criatura” Usted no sabe nada más lo que ha vivido, no sabe de nadie así que parad, cada vez eleva más mis deseos de engendrarle un dolor intenso que le lleve hasta la muerte y dejarla en el limbo donde se pudra.

“Me vuelvo loco…Incluso tu significado de la vida,
Me vuelvo loco….confundido en lo que me engendras
Me vuelvo completamente loco al morbosear tus labios cocidos”

Delirando con ese mismo dolor de cabeza, pensando, gritando en su interior los mil demonios enfurecidos, odiándose así mismo por seguir deseando escucharle  apesar de que sus labios digan otra cosa, ambicionando desangrarse, sentir el cadáver vacío, sin dejar de admirar como la linfa adornaban bellamente la mano, dejando que se deslizaran hilos de la misma por el brazo y cayendo en la prenda del pantalón, liberando una media sonrisa al encontrar un ser tan sincero y mezclarlo con el placer brindado.

Había quedado por un momento perdido, imaginando más que un olvido, una confusión del destello de la muerte, siendo ese mismo instante un desgarre de memorias, voces con “Sangre-dolor” continuamente tejían hilos de araña por todo el interior del templo, era un recuerdo que había capturado, viendo como la nada aquellas heridas que el vidrio ejercía sobre la piel,  creciendo en esas cicatrices la perdida. Sin haberse percatado de que la humana buscaba con exaspero curar la herida, sorprendiéndose de poder percibir su preocupación razón por la que solo le observaba, enarcando la ceja por lo que hacía con la tela de su vestido y sin dejarse llevar por cada palabra que desprendía con total franqueza, mostrando una especie de cariño el cual no aceptaba…

Sin mirarle, ambas manos se sujetaban de la cabeza con suma fuerza, pero hora justo cuando seguía la mirada en ella al estar acercándose, por un instante sus ojos vieron una total oscuridad y de un ojo brilloso de opacidad sostenía una lagrima cristalizada, era la primera lagrima después de haber caído en un profundo sueño, aquello era el renacimiento de la maldición entre sombras.

Permaneciendo ido, perdido entre pensamientos, entre el recuerdo que había capturado, sin prestar atención  a lo que preguntaba o decía, ya había liberado demasiado veneno para llegar a asesinar con las palabras, pero su voz alzada junto con la bofetada le despertaron del trance, desprendiendo una media sonrisa por mera burla.

“Confusión... Nuevo Final
Memorias, la pintura del pasado
Heridas, las mirada de ella
Sangre = Dolor
Preocupación-Cariño
Golpe-sufrimiento”

-No significan nada tus palabras para mí, ni miles de bofetadas, podrás sangrarte la mano de pegarme y yo jamás sentiré dolor, pero dime ¿Vuestra mano duele? …-con sarcasmo, ironía y gustoso de que lo hiciera y la burla se incrementó, iba a quitarle la mano cuando esta la sostuvo y todo por saber que era lo que haría.- ¡Detente! grito efusivo, su linfa era preciada que no cualquiera podía tocar ni mucho menos unirse con ajenas…-¡Imbécil! Por tu estupidez has de enredarte con telarañas, así como no se nada de ti, tú no lo sabes de mí, pero ¿Qué puede sufrir un humano como tú? –observando la manera delicada en la que se esmeraba por mantener la herida cerrada, tras ver el vendaje negó y al termino se lo quito de un tironeo, detestando la manera en la que le llamo y el abrazo que realizaba.- No vuelvas a llamarme de esa manera, para ti soy señor D’ Lenfent-deshaciendose de su apretón, le tomo de la muñeca aventándole contra el diván, sin importarle el cuidado que le había brindado y como siempre sus vaciadas palabras que eso representaban …-Un abrazo es apuñalar el corazón, tú no eres merecedor de tal placer, así que por tu vida has de pagar esta insolencia…-¿Por qué se venía a la mente su querubín? Justo cuando renació el goce de arrancarle los labios de una mordida pero aquello no le detuvo…-Sí, soy mentiroso, así que ahora quiero con tu dolor esconder mi sufrimiento…-regresándole sus mismas palabras, enojado, sus ojos habían sido relucidos con el color carmesí, un rojo intenso que solo una bestia obtenía.-¿Cuantas veces tengo que decir que no quiero nada?...-carcajeándose con descaro, sosteniendo ambas muñecas con fuerzas que sus colmillos relucieron…-Así que darías todo por estar a mi lado…-con la uña filosa le acaricio su yugular haciendo presión y se deleitó por la linfa como recorría su cristalizada uña….-Seréis la primera en llegar a amar las heridas a que llegues a cuidarme como dices…-Había sido la opacidad ignorada, los rastros y el objeto malicioso contenía quizás algo más, burlándose, creciendo en esas heridas una advertencia, y los colmillos fueron incrustados en su yugular, arrancándole un pedazo de carne, siendo cruel con ella, mostrándole la fuerza de un inmortal en sus muñecas, acomodándose a un lado de su templo y sin piedad se alimentaba como cuervo, picoteando con elegancia, torturando con el poder de la ilusión, creándole una terrorífica escena, donde le desfiguraba todo por devorarla.

¡Placer... Placer... Placer
Todos los deseos mundanos, se desprenden y caen
Crujido, Crujido Rasguño, Rasguño Entallado de placer
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Mensaje por Elene Rossato Dom Sep 22, 2013 12:39 am

‘’Qué mal suerte la de esa ave, quizás no era el tiempo, no era la hora pero escrito y marcado estaba su destino… Envuelta en las alas de la muerte se hilvanaban los hilos que tanto necesitaba para volar, huir del dolor que las mordidas ajenas le provocaban, el frío le caló hasta los huesos tumbándole en una agónica e inhóspita expiración ¡Cruel destino, cruel es la muerte! Pero iría en paz’’
No estaba segura qué era más frío, si el aire de la habitación o las palabras del músico. Se negaba la idea de dejar todo lo que había conseguido aunque la única respuesta que a su mente traía era una gran nada. Era éste una impenetrable pared difícil de romper. Por más que quisiese escalar ese muro parecía infinito, con miles de obstáculos, con una malograda intención por parte del ajeno para sus acciones, pero a ella no le importaba, sólo quería estar ahí, si bien esa pendiente le sellara los dedos, le despellejara la piel y le robara el aliento. Le apagase la luz y dejara en obscuridad total, ahí permanecería, con la fe puesta en él. Las palabras le azotaban con más fuerza, parecían que de lo que de ella saliese eran mismas sandeces para el ajeno pero eso no le pararía. Sentada en aquella silla entablando charla con el demonio, su espíritu pedía a gritos el perdón de éste pero parecía que por más que se esforzara no podía ser escuchada. Se tomó más de lo normal para analizarle, pero en su mente no había una sintaxis cuerda de lo que sucedía, del por qué, el cómo y dónde. Su alma se sublevaba como dejándole ahí inerte, seguramente le advertían del inesperado arranque de ira y dolor.
Negó con la cabeza, no podía dejar que siguiera, tenía que hacerlo creer, pero cómo, ¿cómo inyectarle luz a una vela que se encuentra quemada? Totalmente destruida y en agua. Eso era seguramente por lo que se encontraba ahí. —No veo por qué deba de ofenderse Monsieur, le comento lo que usted me parece, lo que significa su existencia para mí. No siento que esté mintiendo, al menos no por lo que pienso de usted ¿es tan difícil de creer?  Para mí es usted un ser vivo, que odie o ame es su decisión pero ese es su motor, su motor de vida Monsieur y perdone mi impertinencia pero lo que guardamos, las emociones y sensaciones es lo que de verdad nos hace sentirnos con vida, sea bueno o malo- diciendo con un tono prometedor y desafiante, ¿cuánto más duraría aquello? —Le confieso que si esta es la noche en donde mi cuerpo deba de perecer, si son sus manos las que han de arrebatarme el aliento…- cerró inmediatamente sus labios y una última oración salió de su boca —No, no lo creo, no sería capaz… No creo estarme equivocando con usted.- soltó una sonrisa de sus labios que se delineó hasta la mitad del rostro, hundiéndose en los anhelos de su corazón. Aferrándose con una mano al pecho, como si se estuviese juramentando aquello.
Sin poder evitar ir hasta el originario de lo que había roto la mentira de paz, el diván en donde el violinista se encontraba reposando Elene aligeró su paso y con movimientos bien meditados y cuidadosos se acercó hasta él. Sin poder evitar quedarse muda al observar la ausencia del ajeno su cejo se frunció haciendo una mueca extraña. Sus ojos se sobre exaltaron  casi saliendo de sus orbitales y con una mano quiso alcanzarle pero era inútil, estaba inmóvil como si de él se emanase una energía que no permitía que nadie lo tocara, un campo gravitacional que le hacía girar perder el rumbo y la noción. La sangre de la mano ajena brotaba pero ella comenzó a sentir en sus adentros un dolor que le retumbó el corazón, haciéndole dar dos pasos hacia adelante y sin aliento alguno las palabras anteriores le habían zumbado los oídos. Le sonaron como música tétrica de sepelio y exorcismo. Volvió de aquel shock y de la mejilla ajena una lágrima -¿Por qué?- murmuró para sí misma hasta que llegó hasta él queriéndole consolar y arrullar como una madre que reconforta a su hijo después de una caída o algo que realmente le estuviese marcando pero lo que de ella salió fue un duro golpe para el ajeno y una inexplicable expresión de incomprensión se dibujó en su rostros, sus palabras habían cultivado lo que con tanto afán minutos antes había sembrado con esmero.
Su mano enrojecida palpitaba y estaba caliente, ignoraba los motivos, sabía lo que había hecho. Comenzó a atenderle, así como se lo habían enseñado, con paciencia y cuidado. Podía sentir el frío recorrerle las venas al mezclarse su sangre con la ajena y aunque las heridas que se hacía con los vestigios de vidrios dolían desconocía todo aquello y asiduamente terminaba su labor. —No, no duele…- mentía porque aún le latía hasta el antebrazo por la fuerza con la que había arremetido —No voy a golpearle más, he actuado por mismo impulso, le debo una disculpa Monsieur….- dijo en un tono bajo y casi claro, sacando los vidrios que se escondían más. Cerró sus ojos al oír el estruendoso grito dirigido para ella ¿Qué estaba haciendo mal? Su respiración acelerada y suave aligeraba el trabajo y devolviéndole la mirada negó con una sonrisa —Enredarme en telarañas, arder en el infierno ¿cuál es la diferencia? Como le dije, nadie, ni usted sabe nada de mí. Mi sufrimiento es desconocido a los ojos ajenos, del mundo, todos escondemos algo del cual no queremos recuerdos, residuos o señas - terminando el trabajo de vendarle la mano pero inútil aquello, había tardado un par de minutos en todo para que en cuestión de segundos él lo hiciera trizas ante sus ojos. De nuevo aquel dolor. Cerró sus ojos y no pudo evitar que sus ojos se platearan con el agua que de ellos salían. Sin soltar una lágrima le dedicó una sonrisa pero la opresión se le hacía más insoportable, sentía que de su boca escupiría sus entrañas, su corazón se saldría. Escuchando atentamente sus quejas —Señor D’ Lenfent…- susurró para los oídos ajenos y ladeó el rostro. Tardó un par de segundos en darse cuenta que voló por el aire para estar en el diván, tirada en la misma posición que él estaba antes. Esa era la fuerza de un demonio.
Bajo sus alas se encontraba, acurrucada en aquel diván —Un abrazo no es una puñalada- retó sus palabras un tanto decepcionada por aquello con un tono desenfrenado y asustado. Su vestido que se encontraba manchado con sangre y ahora con uno que otro vidrio que se encontraba en el aposento le cortaba las piernas, se clavaba dentro de sí como espinas pero eran aquellas palabras que le restringían la respiración. Cerró los ojos y le escuchaba. Su respiración comenzó a agitarse más, su pecho lo denotaba. Le escuchaba y las palabras nuevamente le cercenaban la piel y carcomían el alma —Es solo un suave arrullar, un tierno cántico, una simple canción que ciñe y una las almas… Eso es un abrazo- dijo en un tono suave y delicado, quería endulzar el carácter del demonio pero era imposible. Abrió los ojos y no opuso objeción a ninguna de sus palabras, simplemente se negó el hecho de recibir su desprecio. —Si este es el precio que debo de pagar Nicolás, adelante- volvió a hacerlo, a llamarle por su nombre, lo estaba desafiando, aunque ya sabía quién resultaría ganador.
Abrió sus ojos y con un último aliento tomó aire del exterior, sus ojos comenzaron a  bañarse en un mar de lágrimas, su boca se mantenía abierta y su pecho escavaba por aire, queriendo encontrar lo que no tenía. El dolor se hizo extenso y presente, se le irradiaba a todo el cuerpo y le constreñía las entrañas, sus lágrimas comenzaron a mojar su rostro y las extremidades comenzaron a tornarse frías azuladas, sus labios rosados se palidecieron, así como sus mejillas y poco a poco la resistencia era difícil de oponer. Crudamente vivía en carne propia lo que un cervatillo sentía al ser devorado en las fauces de su verdugo. Con sus ojos aún cerrados y la sensación de desespero de sus lágrimas por salir con urgencia recordó la melodía con la cual había llegado hasta Nicolás, el vino, su rostro de arcángel que poco a poco le llevaba con desespero a la muerte, en ningún momento se quejó, había una razón para todo aquello. Cerró los ojos y con el último respiro de oxígeno que aún aguardaba llevó sus manos hasta la espalda ajena que se encontraba de lado desgarrándole y lo rodeó, hizo un poco de presión y volvió a abrazarle, ahora lo helado de su piel era lo más cercano al calor que podía percibir, aferrándose a aquel delgado cuerpo logró susurrarle —¿Ahora siente que lo apuñalo Monsieur? Porque para mí es una cálida remembranza que me acobija, ¿Así lo estoy haciendo bien? ¿Está es la única manera de cuidarle?- abriendo los ojos le observaba de nuevo con atención y sus ojos se nublaban pero trataba de mantenerse despierta —Esa lágrima, la de hace un momento….- dijo sujetándose aún más—¿Qué era lo que sus ojos querían revelarme?- le dedicó una sonrisa —Eso me demuestra que está vivo, así como lo que hace ahora, saciándose o vengándose de mí, me lo ha confirmado y creo que debería de convencerse usted también… Nicolás- despegó una de sus manos del cuerpo ajeno llevándola hasta el rostro para quitarle los mechones de cabello que se encarnaban como los punzantes colmillos que le penetraban con impaciencia.
 

 
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Mensaje por Nicolás D' Lenfent Dom Oct 06, 2013 9:28 pm

La ira olía a rosas putrefactas, el aroma machacado con el rencor a la vida, alimentando las tragedias intactas de la desesperación por callar a esa humana que ofrece oraciones que no debían ser nombradas, no se necesita la humanidad en el aura, matarla era lo único que quedaba, solo así sus labios permanecerían cerrados.

Entre más escuchaba sus latidos, más se incrementaba el odio, sosteniendo la osamenta, la pérdida del peso de las palabras y la inmersión en el disimulo, sin escuchar, sin querer seguir escuchándole, solo murmuros, tonadas de un confuso recuerdo, perturbación y dolor, tristeza y agonía todo un mar de sensaciones dolorosas provocaban, sin calmarle acelerando una rabia sin ser comprendida y ahora con lo que más despreciaba liberaba tal enigma que resurgió por el dolor, por el caótico sentir de un gran abismo horroroso. “Quiero un total silencio, callarla, sepultar sus palabras, arrancarle la lengua, déjame comerme esa larga lengua y hacer que se calle, callarla porque temo asesinarla con mi descontrol” El interior gruñía con intensidad, un peligro corroe todo templo y es que un títere se ha convertido, le esta controlando su propia destrucción.

 Existencia, vida, emociones, sensaciones, bondad, maldad a la mierda todo, cree que este cuervo no iba a devorarle, que no le llevaría a dar una ligera vuelta por las miserias de un horroroso mundo, realmente estaba equivocada, errada que goza por llenar entre mierda su alma…Y como la araña que formaba sus entrañas comenzó a verse, negra y babeando para enredarla, le comenzó a quemar el collar de su existencia, presentía que comenzaba a perder todo…
Despreciando aquel cariño, su protección, el cuidado, echaba todo a un insignificante olvido, entre más le observaba, entre cada movimiento, palabra, lo dejaba que acompañara la nada, que se transformara en algo inalcanzable, irreal y perdido…”Desfigúrala, destrózala como lo insignificante que es, tírala a las ruinas de las ruinas y vomita la atrocidad del sabor que produce” Alterado, cogiendo sus pupilas de manera en la que un cazador comenzaría…-¡No hay dolor donde hay dolor! Engañoso arrepentimiento, una disculpa ¡Farsante! Lo has hecho porque así lo deseabas, cállame de nuevo, pégame y dime que el jodido dolor te domina, muéstrame ¿Quién eres? Desnúdame tu sufrimiento, regálame esos recuerdos, dime, dime lo que has sufrido entonces, escúpeme tu verdad…

Percibiendo el dulce de una linfa especial, un deseo asombroso, una enloquecedora ambición por saborear esa linfa exquisita, estar cerca de ella, apreciar el cerrar de sus ojos…-Quisiera cegarte lentamente, comerme esos ojos, estrujar tu jugo con lágrimas, beber esa salada agua, esa es la manera en la que me arrullan,  ese cantico que solo puede abrazarme, llora para mi si es que un abrazo es lo que quieres darme…-tornando el aliento de las palabras sensuales, seducido por esperar que le abrazara, penetrando hasta su ser cuando sus orbes se abrieron, sin dejar la mirada fija y dañosa…
“El cuervo aprende de la venganza oscura”
Llorar, disfrutar del cantico secreto, un silenciador deseo, consume la linfa sin piedad, mordisquea y deleita como un dipsómano, siendo la distinción relevante, volviendo episodios en la mente de esa muñequilla que le esclavizaba a solo beber de él, pero ahora se perdía en ella, bebía con furia, con odio,  con el deseo de devorarla, siendo agresivo, impertinente y violento”Quisiera escapar de mi mente, no puedo detenerme” ...Sus manos se deslizaron a las caderas ajenas, las contorneo con fuerza y le acomodo aferrándose a su yugular, lamiendo y volviendo a arrancarle un trozo de piel por exprimirle el jugo, representando ese templo de ilusiones, víctima de un odio profundo y suicida de recuerdos…

Gruñendo, ronroneando por el recorrer en su vacío, el mar seguía y la intranquilidad prevalecía, sin poderse observar, detestando su existencia, nadie podía sentir lo que  maldiga entre la soledad, lo que moría en el averno y solo deseando la esencia de su vida la cual derramada por las venas, latía por un instante, tomando fuerza del daño ajeno, removiéndose algo en las telarañas, había hecho que recordara un temible recuerdo, logro despertar a los demonios y ahora en lo único que se piensa es en las malditas ganas de hacerse daño…

Estoy asustado ¿De quién? De mí mismo

Alzando el rostro, la sangre se derramaba de sus labios, la yugular estrangulada y el abrazo que esperaba, esas lagrimas le acobijaban, le mantenían en una caricia que relamió con pasión los propios labios carnosos y desprendió un encantador quejido por la sensación.- Sigues apuñalándome.-refiriéndose a su toque, a la manera en la que se sujetaba de él.- entre este hermoso abrazo, me envuelves en tus lágrimas, siento la calidez de tu templo y esa sonrisa es lo que destruye todo...-negando que se alza de ella, no tuvo ni la menor preocupación de que sangrara…-¿Quieres cuidarme? ¿Aun insiste en permanecer a mi lado? –se dirige al cajón del tocador, lo abre y saca de él un puñal antiguo, su forma era la de una pluma blanca, descubriéndola de la suave tela que le protegía, cogiendo la tela y la arrojo hacia arriba, dejando que esta cayera sensual y lenta, posando el lado filoso en ella a la hora de caer que se cortó en dos…

Con descares cual filoso podría ser, toma el puñal y se lo clava en el pecho, donde debía estar en el vacío un corazón, gimiendo por el placer exquisito, sonriendo de manera sombría y terrorífica, acercándose a ella que se inclina susurrando…-Quitarme el puñal y clavártelo en tu pecho, eso quiero, muéstrame que harías lo que fuera por mí, hazlo y te mostrare lo que mi lagrima era, ahora me siento vivo por tu sangre y moriré estúpidamente desangrado…-cogió las manos ajenas y las dirigió en el puñal…-esta es la manera en la que dejare que te quedes, hazlo porque mi vacío quiere ser testigo.

“Hazlo, porque aun así no podre confiar en ti, permanecerás como una sombra, sola y hermosa”
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Mensaje por Elene Rossato Sáb Oct 12, 2013 2:40 am

Se acurrucaba a lo más cercano que tenía encima, pero las horas se iban extinguiendo, su vida se iba esfumando entre cenizas y algodones grisáceos que decoraban aquel paisaje, no quería morir pero quizás siempre fue su destino. Pobre ave, solo quería volver al cielo, extender sus rotas alas y flamear, quizás ahí, tan alto e infinitamente inalcanzable el dolor desapareciese aunque sus esperanzas no se quebrantaban.
Cada parte distal de su cuerpo se iba enfriando, así como su memoria. Respiraba despacio como si la opresión no fuese suficiente lo hacía sin descanso. El aroma a sangre y los cabellos del Arcangel eran la fuente de su motor, uno que, pronto se extinguiría. Con movimientos lentos y torpes quería alcanzarle pero el dolor que de su cuello desprendía a todo su cuerpo no le dejaba en paz. Sus ojos un poco enrojecidos, llorosos y llenos de lágrimas no dejaban de salpicarle las mejillas humedeciéndole el cuello, hasta la parte baja de su escote. Cerró sus ojos, los recuerdos comenzaron a fluir, como si cayese en un sueño profundo. La opresión del ajeno a sus caderas le imposibilitaba el movimiento y como buena niña quieta ante el peligro esperaba paciente sin hacer o decir nada. Se aferraba a los últimos aires y se iba quedando adormitada sin saber por qué o quizás sí pero lo estaba ocultando.
***
Abrió los ojos, era de noche -¿Qué es todo esto?- se dijo para sí misma y miró alrededor de ella, era un campo enorme, la luna estaba en el punto máximo de cercanía, tan inmensa que si quisiese la podía alcanzar, su vestido blanco ajustado a su cuerpo y los pies descalzos le hacían cosquillas al toparse con el pasto verte que era mecido por el viendo frío. La noche parecía caerle encima con todo y las estrellas, estaba un tanto confundida. Comenzó a caminar, despacio e insegura, sin saber en dónde realmente se encontraba, qué era ese sitio y por qué estaba ahí. A lo lejos divisó a alguien, una sombra que por la oscuridad no dejaba ver su rostro, avanzó más rápido. Sus cabellos rizados y sueltos le cubrían la cara, era un baile indiscutible que le impedía observar con cuidado. El sonido de los insectos era la única música, ell a y el sujeto misterioso del cual ella tenía curiosidad. Casi estaba cerca, el frío cada vez era más ofensivo helando todo su cuerpo, consumiéndole la carne, sentía como si no podía respirar pero aun así continúo hasta estar a pocos metros de él. No estando segura de qué podría suceder tocó el hombro del desconocido el quien nunca le dio la cara, ella un tanto extrañada se quedó pensativa sin decir nada. Pasaron unos segundos y su vista se nubló como si sintiese que fuese a perder el equilibrio. El hombre le tiró de un brazo evitando que cayese y ella se sentó en la verde grama sin entender. De pie el desconocido no musitó ni una sola palabra pero en cambio en el bajo su regazo se sentía segura y no sabía porque, sin haber visto el verdadero rostro del hombre quería quedarse ahí, aunque su trayecto había sido corto para encontrarle, se sentía asediada pero ahora protegida por su maligna energía. Sonrió para sí hasta que la opresión en su pecho se hizo más fuerte e incontenible, sentía como si le arrancasen a pedazos su piel y la despertaran.

’’¿Eso es lo que me hace sentir él, Nicolás?’’
***
Abrazando el cuerpo ajeno se encontraba, escuchándole desgarrarle la vida. Negaba con un poco de dificultad sus palabras y aún le era difícil respirar tanto como antes –Quiero ir ahí, a ese lugar contigo - dijo para sí misma soltando un gemido de dolor porque se afincaba con más saña él a ella. —¿Q-Qué es lo que tanto odia de mí? Yo no podría odiarle, aun aquí siendo su alimento rectifico lo que con anterioridad le he dicho- buscando encarecidamente la mirada ajena. Mordiendo sus labios lloraba de manera tranquila, sollozando apenas y podía sentir el dolor, ya casi era imposible percibir algo. En sus ojos se dibujaron la sonrisa ajena llena de maldad quedándose ahí para él.

Volvieron a quebrarle los huesos sus palabras  y sus uñas se clavaron en la espalda ajena las sentir las mordidas pero más eran el dolor de esos discursos profanos y vacíos que le robaban poco a poco el alma. Guardaba la esperanza que algo de ella se fuese con él, que fuese esa vida, la luz que evoca por dentro le llenase e iluminase, calmara al demonio que sediento de sed pedía por su vida, rogaba la muerte y ensordecía los oídos del vampiro. —N-no creo que lo esté apuñalando, es que me atrevo a decir que nunca antes había sentido calidez humana ¿o sí? - dijo temblorosa con un corrientazo quemarle hasta la espina dorsal y haciéndole mover los labios con delicadeza y cuidado, su aire, la vida era arrancada de a pocos dejándola inmóvil a merced del vampiro. Asintió con debilidad sintiendo nunca antes pesadas sus manos y la cabeza que apenas y podía levantarla y mantenerla en aquella posición. Los cabellos se le habían salido del moño que llevaba puesto y su frente apoyada en el hombro del músico se adormitaba como si le estuviese arrullando en cama de espinas. La frialdad le rompía las piernas que tampoco sentía movimiento alguno. —S-Sí, así es… Quiero permanecer a-aquí, a-aquí con usted aunque duela- murmuró con una sonrisa dibujada y el rostro mojado por las lágrimas. No pudo evitar gritar levemente y encoger un poco las piernas al sentir la retirada brusca, apenas su vista podía dilucidar  qué era lo que el vampiro hacía, solo los pasos deslizarse por el suelo y con la poca fuerza que aún guardaba se logró sentar en el mismo frío suelo, sintiendo que todo le daba vueltas empuñaba sus manos sin poder entender, estaba tan aturdida que los objetos dobles que sus ojos  le mostraban eran claros. Tragó con fuerza un poco de saliva y sus resecos labios  humedeció sin ningún éxito, tenía sed. Sus temblorosas piernas no tenían impulso pero cogió el aire y sosteniéndose la herida que de ella brotaban dos líneas de sangre se puso en pie con ayuda de uno de los sofás que estaba cerca. Dirigió su obnubilada mirada hasta él, con la respiración agitada negó lo que sus ojos le mostraban —¡¿QUÉ HACE?! Nicolás se lo ruego…- gritó con cuidado y cuando menos esperó estaba sosteniendo aquel puñal. —¿Está es la única manera qué puedo probarle que estaré con usted? Supongo que se ha empeñado en probar mi lealtad- le temblaban las manos y la herida borboteaba como marejada de ríos de agua viva.

Sonrió de manera cansada, un tanto exhausta, solo quería descansar, bajó la mirada al suelo y notó como las gotas de su sangre salpicaban el suelo, el frío del puñal acompañado de la dificultad para respirar le mostraban a gritos su horroroso fin. Soltando una de sus manos de la daga y de las manos de hielo que le acogían se limpió el rostro.  Levantó la cabeza y se perdió en el vacío de Nicolás D’ Lenfent sonriendo miró hasta donde estaba la herida ajena con aquel artefacto clavado y el temblor volvió —Está bien…- firmó el pacto, su sentencia. Colocando de nuevo la otra mano para tomar fuerzas y desempuñar el corto punzante lo desenterró con suma delicadeza robándole un gemido de incomprensión y con la vista en los ojos ajenos no soltó sus manos del puñal girándolo en dirección a ella colocando la punta filosa por encima del escote del vestido frunciendo el cejo al sentir lo helado. La manchada daga con la sangre el ser nocturno se delineaba de forma perfecta, deslizándose por en medio de sus senos y apretando aquello —Mi arcángel, le veré después de lo que sea que haya después de la muerte; infierno, paraíso, pero que sea contigo- comenzó a enterrarse el puñal recordando aquel valle, aferrada a las manos de su verdugo, mostrando una mueca de terror, oyendo de lejos una santa tocata de piano que le llevaba a la tranquilidad, el dolor había cesado, así como sus lágrimas y sus ojos oscuros nublándose llevándose de regalo la imagen del vampiro, sus manos perdieron fuerza, todo se detuvo, un suspiro era imposible, la inquietud que antes había quemado su pecho no estaba, volvió al valle verde y oscuro, sentada con las piernas encogidas viendo al inalcanzable horizonte, a la par del hombre que jamás su rostro mostró y una sonrisa se dibujó en ella, no había más dolor, solo estaba él y ella.

‘’Dictado al pie de la letra, hasta mi alma te pertenece, Nicolás D’ Lenfent…’’
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Mensaje por Nicolás D' Lenfent Miér Oct 23, 2013 7:21 pm

Me habéis recordado lo que es el querer y el odiar a la misma vez, morir y vivir, sonreír y llorar, tu vida dolorosa que me das
La sangre sigue seduciendo esa vida, no es dulce, ni amarga un exquisito elixir, le incrustó los colmillos nuevamente con atrocidad, desmembrar otro pedazo de su yugular y se retuerce del placer, ronroneando por hervir, sentir la excitación emanada del desliz de la linfa por la garganta, recorriendo ese vacío hasta ser posada en el abismo, no llena, incrementa una adicción no era suficiente que la agonía comenzaba cuando se alejo de su manjar, pero el odio que renació como una flor muerta lo sintió en su mente, en aquella alucinación o ensueño, esa sombra, una sombra que le provocaba ira, dolor, llanto y las ganas de asesinarle, sin confundir las evocaciones de aquella joven, todo era confuso que podía caer en llanto por la impotencias de desaparecer esa maldita sombra y lo único que quedo fue relamerse los labios, extasiándose de esa manzana rojiza y tan jugosa que le incrustaría el gusano para ver el orificio del que la mantiene bella y con vida, quería llegar a desnudar su propia muerte, asesinarla, destrozar ese jodido desprecio.

-Extrañamente desprecio vuestra presencia, su linfa, su menté, su todo…-negando, con desdén las palabras eran escupidas, mirándole como si fuese ella a dañarle lo más preciado, permaneciendo a lo lejos de su alcance, carcomiéndose ese veneno que aun sentía que le quemaba, desde un principio el daño lo presentía de su ser.-Tan solo con sus palabras me está apuñalando, aquí en mi pecho duele, arde y quema como una vez en la hoguera…-ignorando las lagrimas cristalizadas de ese ser, evitando ir a su lado para detener el sangrado, calmando con el propio dolor el sufrimiento que estaba padeciendo en el pecho y la daga es incrustada con fuerzas…”Detener este tormento, no mas, desaparece esa sensación que me mata, me está torturando y siento que morirá alguien sea ella o yo"

Por la misma locura, unas palabras funestas pero amorosas de una morbosidad espeluznante, pedirle que se incrustara la daga en su corazón, que detuviera esa divina melodía que le hace  incrementar un dolor y recordarle lo bestia que es...-No os quiero que caiga al primer toque, necesito ver que agonices, lentamente deja que se apague vuestro corazón desangrado, lentamente quiero que dejes de vivir y jamás cierres los ojos, lealtad a mi no, si no a su muerte....-aclamando su afán por la muerte, espera, con los ojos puestos en sus manos a que se apuñale la daga que le arrebatara el último aliento de su vida, desprendiendo ademanes con las manos con suavidad, describiendo aquellas palabras dichas pero esta vez su pecho no cicatriza, siente un miedo, puede sentir el propio filo adentrarse nuevamente al pecho muerto, ella seguía y pareciese que le clavaba el filo de la muerte a este cuervo, no podía cerrar los ojos, quería pero su mente seguía morboseando la manera en la que su piel se teñía rojiza y el filo estaba a punto de tocar a su corazón, tristemente y extrañamente lo sentía.

Morirás y ni a mi lado estarás, ni su recuerdo tendré que sería un placer quemarla después de todo   -"Así, hacerlo, clavarlo y desaparecer de esta vida"…Pensaba pero su mano se movió directo a la daga y la detuvo antes de ser posada en su corazón pero ella cayo al brazo, como si la ala le diera consuelo para que no agonizara..."Que es esto, ¿Porque la detuve? “Se quedo inmóvil, y la herida en el propio corazón le comenzó a doler, mirándole fijamente, manteniendo el rostro pegado al ajeno, quería deshacerse de ese presentimiento inexplicable, sus palabras se las llevo al viento puesto que las ajenas penetraron la mente y negó, sin liberarle la daga que se alzo con ella, llevándole a sus brazos y en el diván como la damisela le poso y aun podía escuchar un solo latido que lentamente se iba desvaneciendo…

-Una bella sonrisa de dolor, testigo de esta vida, cuando el dolor fue devorado, una a una las gotas sangrientas fueron llevadas a una caricia, pequeña ven a mis brazos es hora de recibirte, te voy a levantar, vive para mi, mi corazón necesitaba una herida para una nueva compañía, humana corramos a través del bosque, escribí aquí el dolor con sangre ya no hay escapatoria, decidiste morir por mí que aquí dejaste tu vida y tomaste una de las mías…

Desnudándole, puede apreciar el hermoso tallado de su silueta, dice con voz suave mientras se apresura a mantenerla con vida, solo un segundo corría mas allá de la muerte, toma su saco y cubre su templo pálido...”Como la luna, arrebatáis la muerte de mis manos”  objetaba a su templo y sin ninguna mirada enfermiza si no la que un hombre protege de una mujer, de su padre a su hija le ve que la daga la libera de su pecho y se inca ante ella, cerrándole la herida, incrustando la extremidad de la lengua que ensangrentó con los propios labios al morderse y sobre la pequeña abertura hace que la saliva junto con la linfa, como una telaraña le cubra, lamiéndole, moviendo la lengua para que regenerara su piel y con un hermoso beso termina…-Me habéis hecho sufrir, humana tonta..-susurro y se levanto a su rostro, entre abriendo su boca que con una mordida en la muñeca, deshaciéndose de su carne la poso en la boca ajena e hizo que bebiera de él, haciendo todo con la triste sensación del odio que engendraba y el querer que provocaba.
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Mensaje por Elene Rossato Sáb Oct 26, 2013 7:23 pm

‘’Y finalmente desplegó, sus alas rotas, hilvanadas por los brazos del demonio se cosieron a la perfección. Surcó de nuevo con el brillo que sus ojos habían tenido en vida, porque aquella era la muerte misma, en el susurro del tiempo volar, el viento caliente darle en la cara, su plumaje antes blanco ahora era un vestido negro y un brillo carmesí en sus ojos mordían con júbilo a su paso el detonante espacio. La penumbra y la noche se conjugaban en una sola, estaba ahí, la maldita ave la que había entregado su alma por volver a vivir y hender el cielo, aquel cielo rojizo, que era parecido a lo más cercano que antes había vivido…’’
Era tan difícil mantener la consciencia ¿Qué era real? ¿Qué era mentira? ¿Por qué todo dolía? No había ninguna expresión que en su rostro dibujara satisfacción, más sí dolor. El sonar de aquel reloj que pasaba de largo su ruido incesante se configuraba con la voz del Arcángel que arrancaba su piel. No podía comprender por qué, solo se mantenía aferrada inútilmente a su ser, el que no tenía y que había desaparecido. Por dentro lloraba como chiquilla asustada, sentirse vacía, le estaba absorbiendo hasta el alma. Dentro de sí guardaba la esperanza que parase. Abrir sus ojos y estar con él como hace un poco antes. Frente a aquel bello cuerpo dejando ver su rostro separado por esos largos cabellos. La rosa y el vino. ¿Qué más podía pedir? Pero lo tenía arremetiendo, entregándole su vivir. Cuando despertó de su letargia un poco adormitada y con más presión que la anterior se explicaba el fin de su palpitar.
—Nicolás… N-Nicolás….-  decía en su susurro casi imperceptible. Su voz quebraba rogaba por piedad pero estaba feliz. Masoquismo aquello, entrega sin dolor. —No me odie se lo pido- murmuraba en voz tenue sin poder aclararla muy bien, solo rogaba porque él no poseyera ese sentimiento tan aberrado. Se decía así misma que ni con aquellas palabras de lava ardiendo le harían separarse de su cuerpo. No así, sólo la muerte. —A mí me duele está herida, me duelen mis manos, mi cuerpo que ya no tiene fuerza- sonriendo levemente queriéndole alcanzar —Pero sigo aquí por usted y nada de lo que diga hará que esto se detenga. Perdón si mis palabras son un chillido para sus oídos. Prometo seré música muy pronto- mirándole con intriga y desden ¿Dónde está el ángel que me sacará de este infierno? Le miraba a él, pues sabía que dentro de sí algo estaba renaciendo, quemándole las entrañas.
Apenas y podía oírle, sus palabras fueron un eco discontinuo, solo sabía que con sus últimas fuerzas las negó. Ahí, ahí donde sus ojos se cerraron para por última vez verle. —Ya no duele- susurró cerrando sus labios. Recostando el cuerpo sobre el ajeno con aquella daga que penetraba más adentro de su carne, rompiéndole el músculo y con la punta llena de filo que se detuvo antes de su corazón. No supo qué pasó después. Sólo se vio ahí, de nuevo a la par del hombre desconocido, el que mantenía oculta su identidad tras un enorme paño de secretos, de removibles historias y anhelos.

***

El frío de la escena no le era incómodo. Por lo contrario le acobijaba. Miraba al horizonte, inmutada por el extenso valle y las luces de las estrellas que rodeaban esa luna. El hombre de aspecto callado y muy fuerte estaba viendo algo a la lejanía. ¿qué era? Los ojos de Elene con curiosidad se mezclaban con el aire y se puso de pie. —Disculpe, Monsieur ¿Dónde estoy?- realmente no sabía dónde estaba, había perdido la memoria, había olvidado que era su muerte. El hombre descendió para verle, pero su cabello largo no le dejó ver el rostro, su tez blanca como la nieve y su cabello largo hasta más allá de sus hombros cenizos, le llamó la atención. —¿Nicolás?- dijo susurrando el nombre antes mencionado con un dolor intenso en su pecho, como si le quemara por dentro —Por favor, dígame, ¿quién es usted?- el hombre extendió una de sus manos y ella le correspondió. Colocándose de pie le señaló el ajeno el horizonte —¿Qué es eso?- el hombre seguía sin decir ni una sola palabra solo le señalaba con la vista puesta en la lejanía. Sin entender Elene observó y sus lágrimas comenzaron a rodar, el panorama ya no estaba de aquel color grisáceo oscuro, se venía como ola negra hasta donde estaba todo y el miedo se apoderó de su ser. Titubeó unos segundos y negó preguntándose por qué sus lágrimas no dejaban de rogar —Se lo suplico- el hombre dirigió su vista nuevamente hasta a ella y como un volcán un viento arrasador le quemaba la piel tenuemente, la ola de energía negra se venía encima de ella y cerrando los ojos  se quedó sin aliento. Sus ojos se abrieron de manera inmediata y como un atorón a su garganta los brazos del ajeno le estaban protegiendo. —¿Q-Qué h-hace?- dijo suave sintiéndose protegida, así como antes. ¿Por qué? La infinidad del silencio ajeno era insoportable pero bajo su regazo desconocido se sentía segura. Paradójicamente comenzó a sentir el palpitar ajeno, el llanto de un recién nacido que le ensordecía por dentro aunque por fuera solo estuviesen ambos y una gran penumbra que no le dejaba estar en paz. No entendió nada de lo que sucedías, mas su anhelo de quedarse ahí para descubrirlo renació. Su cuerpo comenzó a calentarse y era olas frías y recurrentes con el cuerpo ajeno que le mantenía en brazos, su cabeza comenzaba a sacudirse y como si le arrancasen dentro de sí, ella se hundía en un cráter que se había abierto en la tierra. No entendía pero el desconocido, sin marcharse observó su partida, que dolía cada parte de su ser y lo poco que pudo observar con la luz del infierno, fueron los colores dorados de la cabellera ajena  y unos ojos azules tan bastos como el amplio mar.
¿Quién eres tú? ¿Quién soy yo?

***

Algo entre amargo y dulce comenzaba a recorrerle por la garganta, la opresión en el pecho era fuerte y abrió los ojos en un grito desesperado, su voz sin poder salir hacía un pequeño quejido por querer respirar, como si se estuviese ahogando, arqueó su espalda y tensó su vientre. Las piernas se entumecieron al son de no saber qué era aquella energía. Esa sangre. Miró desesperada a su alrededor y como montaña comenzaron a volver sus recuerdos. Desnuda postrada en el féretro del ave se aferraba con ansia tomando con ambas manos la muñeca ajena. Cuan adictivo podía ser aquello. Le miraba desesperadamente y una vez comprendió lo que hacía le soltó. Llena toda su comisura labial, barbilla y mejillas de sangre le miró aún más y comenzó a llorar. Sintiéndose fuerte y por dentro débil se abalanzó contra el ajeno, abrazándole y llorando —Pensé no volvería a verle- se quedó ahí, aferrándose al ajeno, con su cuerpo ahí a merced ajena —No vuelva a hacerme esto- sollozó con una sonrisa sintiendo un picor fragante y se fue quedando dormida, como en los brazos de su padre, segura, de nuevo con el palpitar audible, vigorizado y funesto, recordando que, en esta vida y en la otra esa ave, su bendito arcángel le había protegido o al menos de eso estaba segura. ¿Qué pasaría? Ni ella lo sabía pero bajo las alas de ese ser, bajo las alas de la muerte se acobijará y podría descansar en paz.
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Mensaje por Nicolás D' Lenfent Mar Oct 29, 2013 9:11 pm

Pequeña Elene, es hora de dormir, dejar de verme que la realidad es lo de tu sueño… ¡Duerme, duerme hermosa! Muy pronto ya no me veras, duerme que el reloj se detuvo y este ensueño termino…
Cuando las manecillas del reloj pasan de la media noche, se rompe el sueño, es tiempo de dormir y permanecer en el olvido de lo ya vivido. Anunciando el final dulcemente arrastrado por el silencio, un rojo elegante velo que se ondea en la mano, en esos brazos extendidos, sus ojos cerrados parecían arrasar con una visión, podía escucharla, en su mente la imagen nuevamente transmite esos deseos destructivos, esa sombra destruía todo, para el cuervo este era un sueño esplendoroso de la llamada de una nueva esperanza que desapareció mas allá de la desesperanza, rompiendo la sensación de protección, anunciando el final, la sombra se mueve y deja de interpretar esos pensamientos, esa mente que confunde infinitamente las lagrimas secas de la humana. Queriendo no adentrarse más a ese secreto que renacía de esta conexión, presentía que ella llevaba algo de él, algo prohibido que solo le dejo en su pequeña agonía, donde permanecen perdidos por haber sido la vida arrebatada de esa manera, dejarla porque en el fondo sus palabras eran reales, reales que se clavaban como espinas para seguir doliendo, sin importarle que no hubiese dolor alguno para ella, esta muriéndose y cree que no hay dolor en esa muerte, realmente esto era una burla, quizás este cuervo jamás podría ser el conejillo de este cuento…

Desvaneciéndose todo y solo se pierde en su semblante, en la sonata que ese corazón brindaba, parecía triste y a la vez alegre, transcribiendo palabras de un ruego para que nunca se despierte de este hechizo, una mordida, un puñal es lo único que basto para dejarle seguir en su fantasía. Siguiendo el movimiento de sus labios, ya no producía algún sonido en ellos, esperaba a que abriera los ojos, la sangre que le había dado era la flor de la vida, debería de vivir, abrir esas hermosas lunas y brillar como la vez en la que llego.

Pero una opresión en el pecho, ese dolor intenso volvía nuevamente, acompañado con un gritillo ajeno que deleito la manera en la que había despertado, dejando que siguiera bebiendo de él, ladeando el rostro por ver como la linfa recorría su templo, podía admirar como su rostro capturaba el tono de su piel, sus labios rojizos que eso le llamaba arte, retirando la muñeca cuando fue liberada que esperaba aquel abrazo muy propio de ella.- Shhh!...duerme, solo es un sueño…-murmuro, acurrucándola entre sus brazos, reflejando la oscuridad de su destino, son los fragmentos que la linfa le ha de regalar, siendo entrelazados este aliento, juntos en un abrazo que es prohibido, esa promesa en su pecho no deja de mirar, la cicatriz escurre en la memoria y cuando despierte sabrá que fue una triste noche porque el tiempo se detuvo al marcar el amanecer…

Levantándose, dejándola que sueñe entre sus brazos, pensando en ofrecerle una oración mientras le cubre su desnudez con prendas que guardaba para su ejecución ante el violín, una camisa blanca con un pantalón negro le vistió, cargándole nuevamente que le cubrió con una tela de seda blanca, alistados para salir de ahí.

“Aquí ofrezco que nunca más regreses, te devuelvo este sueño, duerme en el recuerdo de alguien más relacionado a este encuentro, un sueño de verdad y falsedad de una sombra, imagina, mientras permaneces entre mis brazos que tu guardián te está cuidando, a tu lado  se tiñe de carmesí mi herida como la tuya…”
Protegiendo lo que dejara en libertad mas no, su interior quedo encarcelado, llevándole a lo lejos, alzando vuelo como ave que pasea por saber que después encarcelada estará, llevándole a un jardín encantado, ese lugar donde los secretos con un profundo brillo azul terciopelo envuelve, la magia lunar en el laberinto que invita a dormir eternamente, ahí se encuentra un código secreto, la memoria de dos almas perdidas conducidas a través del silencio fastasmico, el dulce aliento que la humana desprendía, como las flores que rodean el paraje, le lleva a un pequeño kiosco en las afueras del bosque, se hallaba adornado como si de un lugar para enamorados fuese creado, rodeado de flores, hermosas figuras  que le recordaban que su amante le esperaba, adentrándose a él, tomando asiento en la banquilla que roza las mejillas ajenas admirando como dormía…

-Buena Luna, hermosa Elene…
Cae en el profundo sueño, aunque sea solo un recuerdo, esas preciadas lagrimas que derramaste son las palabras de esta despedida, has puesto tu mano en mi pecho e intentaste sonreír, ahora yo mi dulce humana, te brindo esto
Inclina el rostro y besa su mejilla
-jamás te olvidare, algún día muy lejano he de volverte a ver, cuídate y guarda este secreto.
Dirige los labios a su oreja, susurrando-Belle vie.
Se levanta y le posa en la banquilla, dejando que siguiera durmiendo, velando su noche y tras ver que la oscuridad terminaba voló a los brazos de su amado donde durmió a su lado, estrujándole sin decir nada, comenzando a soñar aquellos pensamientos ajenos.




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