AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Últimos temas
Talaitha Doubek
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Talaitha Doubek
▲NOMBRE DEL PERSONAJE▲
Talaitha Doubek▲EDAD▲
22 años▲ESPECIE▲
Humana - Pueblo gitano▲TIPO, CLASE SOCIAL O CARGO▲
Clase baja▲ORIENTACIÓN SEXUAL▲
Heterosexual▲LUGAR DE ORIGEN▲
Rumania▲HABILIDADES/PODERES▲
→ Adivinación de futuro: Habilidad para conocer hechos aún antes de que ocurran mediante la lectura de cartas, lectura de manos, etc. Algunos gitanos llegan a tener sueños premonitorios.→ Control del humor: Habilidad que consiste en lograr modificar, de una manera relativa y por medio de empatía natural, el humor de otra persona.
→ Percepción del aura: Habilidad para ver las auras de otros seres, cuyos colores indican su humor, identidad y nivel de hostilidad, de este modo saben si están bajo amenaza. Este poder les permite reconocer a licántropos y cambiantes cuando no están transformados e identificar a los vampiros gracias a su aura pálida.
Siguiendo las estrictas reglas del luto romaní, Talaitha dejó de cortarse el cabello (y decidió, por respeto a su difunto esposo, no volver a hacerlo). Como resultado, su larga melena se ve incluso más abundante e indomable que de costumbre, ocasionalmente sometida por pañuelos coloridos y emperifollados. Hace tiempo que la joven ha dejado atrás las ropas negras y el silencio abrumador, y ha vuelto a ser ella misma. Lleva faldas largas y blusas holgadas de diversas telas y tonos, con delantales ceñidos en la cintura que resaltan su femineidad. Sus aros largos suenan cuando baila, al igual que los brazaletes que lleva en sus brazos oscuros y sus tobillos descalzos. Orgullosa de sus ojos nocturnos y expectantes, empolva su rostro de forma tal que estos se vuelvan el centro de atención. Si bien su cultura prohíbe las faldas cortas, no se cuida demasiado en dejar ver atisbos de sus largas piernas mientras danza con las demás bailarinas.
«Solo en sueños, en la poesía, en el juego —encender una vela, andar con ella por el corredor— nos asomamos a veces a lo que fuimos antes de ser esto que vaya a saber si somos»
—J.C.
Talaitha fue, en sus mejores momentos, una artística, justa, y accesible mujer gitana. Era mediadora por excelencia en las grandes discusiones, y poseía un innato talento para la profesía y la adivinación. No era particularmente ágil, pero era perseverante, y aquello la llevó a su respetable puesto de bailarina en el circo.
La vida se encargó de someterla. Quien una vez se habría enfrentado a los mayores males con solo una ballesta y una sonrisa en el rostro, hoy vivía de secretos y huidas. Fue, en sus comienzos, orgullosamente vulnerable al mundo que la rodeaba; pero ya no más. Su sentido de justicia y su nato idealismo, siempre latentes, se ven reprimidos por la mayor necesidad: su propia supervivencia, tanto física como mental.
Sabe ocultar sus sentimientos. No acostumbra sonreír abiertamente, la suya es una media sonrisa, como quien no quiere la cosa; o bien una sutil mueca, apretando sus labio en una fina línea rosada. A pesar de que ha vivido numerosas ocasiones dignas de llanto, rara vez deja que lágrimas escapen de sus ojos y, cuando sucede, danzan en silencio hasta el borde de su barbilla y se pierden, vaporosas entre los pliegues de sus ropas.
Siempre fue fiel a su pueblo y a su familia, fue fiel a su esposo en sus peores momentos, ha arriesgado su vida y su integridad por él; pero aquello solo le ha traido dolor. Vivir como ha vivido, con aquel secreto que comparte, ha sido vivir en peligro, y en constante huída. Su historia y la historia de su pueblo juegan un papel primordial en la lucha que la joven lleva consigo misma. La pregunta es, cuando llegue el momento de sentar las cartas sobre la mesa, ¿quién ganará la guerra?
Talaitha Doubek nació en Rumania, entre árboles y montes, mientras su familia iniciaba un viaje a París en busca de refugio y empleo. Su fecha de nacimiento es inexacta, pues sus padres no llevaban un buen registro del tiempo calendario, pero se sabe que fue una noche estrellada de octubre, cuando la luna brillaba llena en el cielo negro. Pasó la mitad de su vida de luto, primero por la muerte de sus padres (ambas cercanas, por la misma enfermedad devastadora que también se llevó a gran parte de los ancianos del clan, cuando la joven cumplía 11 años), luego la de su hermano primogénito, la de sus hijos, y la de su esposo. A sus 22 años y rodeada de muerte, la Vãduvã* posee la sabiduría de alguien mucho mayor, y guarda conocimientos y experiencias que marcarán por siempre su perspectiva de la vida.
Antes de morir, Talaitha mantuvo una excepcional relación con su padre. Le brindaba un especial respeto por su avanzada edad y su sabiduría, mientras que este delegó a su sexta hija la responsabilidad de cargar con el conocimiento generacional de su apellido. Errantes como su pueblo, los Doubek descendían de las primeras familias que arribaron en París en el siglo XV, por el salvoconducto del Rey de Bohemia. Fueron bien recibidos en un comienzo -los parisinos se encontraban fascinados con su magia y sus vestiduras-, pero sus discrepantes orígenes y estilos de vida los guiaron hacia conflictos prolongados e inevitables. El Obispo los expulsó y, como estaba predestinado, aquellas familias continuaron en movimiento, huyendo de todo aquello que los reprimía. Dios había puesto a prueba a los gitanos, la tribu perdida de Israel, obligándolos a errar por los caminos hasta que uno llegara y los salvara. Y Talaitha, y su linaje, aún lo esperaban.
Fue una niña curiosa, artística, interesada en los misterios de su historia y de su entonces pequeño universo. Creció con un gran sentido del deber y de amor por la Madre Tierra y todos sus hijos. Quiso con fervor a sus allegados, aunque nunca estuvo realmente enamorada. La joven se unió al circo gitano cuando cumplio 14 años de vida, y un año después sus padrinos y hermanos arreglaron su matrimonio, concertando una alianza definitiva entre dos clanes.
Perdió dos bebés en su vientre, y su única hija murió a los pocos días de vida. A pesar de las pérdidas y los dolores que la pareja debió sufrir en sus primeros años, la confianza y el cariño crecieron entre ambos jóvenes. Con el tiempo, él le confesó a Talaitha su oscuro secreto: era un licántropo. Se lo enseñó una noche de tormenta, cuando nadie oiría sus aullidos bajo la luna llena. En su aterradora forma de lobo, estuvo cerca de herir a su concubina, quien deseaba poder borrar lo que había frente a sus ojos. Sin embargo, Talaitha aceptaba sus realidades con extrema facilidad y capacidad de adaptación. Guardó su secreto y juró siempre hacerlo, incluso luego de su fallecimiento. Las familias (que desconocían su naturaleza) decían que había muerto a manos de inquisidores; los payos decían que había escapado tras reconocer la herejía a la que lo sometía su cultura. Pero ella sabía la verdad, ella lo había visto. Había presenciado con ojos aterrados como, poco a poco, y luego todo de una vez, su esposo se perdía en sí mismo, en su otro yo, en su otra naturaleza. A lo largo de los años, su parte humana se quedó con numerosas batallas pero, al final, el animal ganó aquella guerra interna. Lo que sucedió con él, solo Talaitha lo sabe, y solo ella lo sabrá, hasta el fin de los tiempos.
Tiene seis hermanos, cinco más grandes que ella, y uno más pequeño. De los mayores, cuatro están casados y uno muerto, y el menor tiene 9 años y vive con sus padrinos. Aunque mantiene una relación cercana con todos ellos, sus mayores confidentes estan dentro del circo, o entre amistades a quienes poco puede ver.
Antes de morir, Talaitha mantuvo una excepcional relación con su padre. Le brindaba un especial respeto por su avanzada edad y su sabiduría, mientras que este delegó a su sexta hija la responsabilidad de cargar con el conocimiento generacional de su apellido. Errantes como su pueblo, los Doubek descendían de las primeras familias que arribaron en París en el siglo XV, por el salvoconducto del Rey de Bohemia. Fueron bien recibidos en un comienzo -los parisinos se encontraban fascinados con su magia y sus vestiduras-, pero sus discrepantes orígenes y estilos de vida los guiaron hacia conflictos prolongados e inevitables. El Obispo los expulsó y, como estaba predestinado, aquellas familias continuaron en movimiento, huyendo de todo aquello que los reprimía. Dios había puesto a prueba a los gitanos, la tribu perdida de Israel, obligándolos a errar por los caminos hasta que uno llegara y los salvara. Y Talaitha, y su linaje, aún lo esperaban.
Fue una niña curiosa, artística, interesada en los misterios de su historia y de su entonces pequeño universo. Creció con un gran sentido del deber y de amor por la Madre Tierra y todos sus hijos. Quiso con fervor a sus allegados, aunque nunca estuvo realmente enamorada. La joven se unió al circo gitano cuando cumplio 14 años de vida, y un año después sus padrinos y hermanos arreglaron su matrimonio, concertando una alianza definitiva entre dos clanes.
Perdió dos bebés en su vientre, y su única hija murió a los pocos días de vida. A pesar de las pérdidas y los dolores que la pareja debió sufrir en sus primeros años, la confianza y el cariño crecieron entre ambos jóvenes. Con el tiempo, él le confesó a Talaitha su oscuro secreto: era un licántropo. Se lo enseñó una noche de tormenta, cuando nadie oiría sus aullidos bajo la luna llena. En su aterradora forma de lobo, estuvo cerca de herir a su concubina, quien deseaba poder borrar lo que había frente a sus ojos. Sin embargo, Talaitha aceptaba sus realidades con extrema facilidad y capacidad de adaptación. Guardó su secreto y juró siempre hacerlo, incluso luego de su fallecimiento. Las familias (que desconocían su naturaleza) decían que había muerto a manos de inquisidores; los payos decían que había escapado tras reconocer la herejía a la que lo sometía su cultura. Pero ella sabía la verdad, ella lo había visto. Había presenciado con ojos aterrados como, poco a poco, y luego todo de una vez, su esposo se perdía en sí mismo, en su otro yo, en su otra naturaleza. A lo largo de los años, su parte humana se quedó con numerosas batallas pero, al final, el animal ganó aquella guerra interna. Lo que sucedió con él, solo Talaitha lo sabe, y solo ella lo sabrá, hasta el fin de los tiempos.
Tiene seis hermanos, cinco más grandes que ella, y uno más pequeño. De los mayores, cuatro están casados y uno muerto, y el menor tiene 9 años y vive con sus padrinos. Aunque mantiene una relación cercana con todos ellos, sus mayores confidentes estan dentro del circo, o entre amistades a quienes poco puede ver.
*Los hermanos de Talaitha la han apodado Vãduvã (que significa viuda) luego de la muerte de su esposo.
Miembros de su familia:
Padre: Samir Doubek (difunto a los 61 años).
Madre: Madhuri Vero (difunta a los 53 años).
Hermanos: Abhay (difunto a los 21 años), Alexandre (30), Durai (27), Milosh (23), Mircea (23), Nicolae (19).
Padrino: Félix (66).
Madrina: Ferka (56).
Esposo: Isaac (difunto a los 31 años, tendría actualmente 33).
Miembros de su familia:
Padre: Samir Doubek (difunto a los 61 años).
Madre: Madhuri Vero (difunta a los 53 años).
Hermanos: Abhay (difunto a los 21 años), Alexandre (30), Durai (27), Milosh (23), Mircea (23), Nicolae (19).
Padrino: Félix (66).
Madrina: Ferka (56).
Esposo: Isaac (difunto a los 31 años, tendría actualmente 33).
Última edición por Talaitha Doubek el Miér Ago 10, 2016 9:20 pm, editado 5 veces
Talaitha Doubek- Gitano
- Mensajes : 30
Fecha de inscripción : 25/01/2016
Localización : Afueras de París
Re: Talaitha Doubek
FICHA EN PROCESO
incompleta
TU FICHA ESTÁ INCOMPLETA. CUANDO HAYAS TERMINADO, POR FAVOR POSTEA A CONTINUACIÓN EN ESTE MISMO TEMA PARA QUE UN MIEMBRO DEL STAFF PASE A REVISARLA Y TE DE COLOR Y RANGO SI TODO ESTÁ EN ORDEN.
NO OLVIDES QUE PARA PODER ACEPTARLA ES NECESARIO QUE PRIMERO HAYAS REALIZADO LOS REGISTROS OBLIGATORIOS EN ESTE APARTADO Y QUE CUMPLAS CON LO QUE PEDIMOS EN EL ESQUELETO DE LA FICHA, INFORMACIÓN QUE PUEDES VER AQUÍ.
GRACIAS.
CODE BY NIGEL QUARTERMANE
Invitado- Invitado
Re: Talaitha Doubek
¡Ficha terminada!
Talaitha Doubek- Gitano
- Mensajes : 30
Fecha de inscripción : 25/01/2016
Localización : Afueras de París
Re: Talaitha Doubek
FICHA APROBADA
bienvenido/a a victorian vampires
¡ENHORABUENA! YA ERES PARTE DE VICTORIAN VAMPIRES Y TE DAMOS LA MÁS CORDIAL BIENVENIDA.
ANTES DE HACER CUALQUIER OTRA COSA, TE INVITO A LEER LAS NORMAS QUE TENEMOS EN EL FORO PARA QUE ESTÉS BIEN ENTERADO/A DE CÓMO MANEJAMOS TODO EN ESTE SITIO Y ASÍ EVITARTE FUTUROS MALOS ENTENDIDOS. A CONTINUACIÓN TE DEJO LOS LINKS MÁS IMPORTANTES PARA QUE PUEDAS CONOCER LA INFORMACIÓN, Y SI DESPUÉS DE LEER SIGUES TENIENDO ALGUNA DUDA, PUEDES CONTACTARME A MÍ O A OTRO DE LOS ADMINISTRADORES; ESTAMOS PARA SERVIRTE.
¡QUE TE DIVIERTAS!
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