The Ascending of a New Dawn...

por **Azzuen Collingwood** Mar Feb 09, 2016 11:44 pm

Lost in Time

París, invierno de 1800.

Tristes, tristes... Muy tristes
Se asoman las viejas colinas
En el invierno eterno,
Consumiéndose bajo
La inclemente nieve...

Hay situaciones a las cuales una persona no se termina de acostumbrar. Por más que lo intente, resulta difícil, por no decir, imposible. Tiene que sacar valor de donde no lo tiene para poder seguir adelante, pero, ¿cómo nos acostumbramos a la ausencia de una persona sabiendo que nunca más volverá? ¿Cómo le decimos a nuestro corazón que no sufra por la falta de aquel ser al que tanto se amaba?

Todos los días me pregunto lo mismo. Ya han pasado varios años desde la muerte de mi abuela y no logro hacerme la idea de que ya no está, de que no volverá de ningún viaje... Que se ha ido para no regresar nunca más. Jeanette ha dejado un gran vacío en la familia, aunque mi abuelo aún continúe con las costumbres de nuestros antepasados, ya no es lo mismo sin ella. La sombra de su recuerdo nos perseguirá por siempre. Pero debemos continuar con nuestras vidas y ser felices, como mejor podamos hacerlo, porque es lo que la abuela hubiera querido. Me esfuerzo día a día por honrar su memoria, por no atar su espíritu a este mundo. Debo dejar que repose en paz, que en donde quiera que esté, se sienta en completa calma y que nada la perturbe.

Debo hacerle entender a mi corazón que ya es hora de dejarla ir, que mi vida continúa y debo ser fuerte.

BY FAYETTE

por **Azzuen Collingwood** Dom Mayo 15, 2016 2:04 am

Je M'en Irai

París, primavera de 1800.

Tristeza...

Una palabra que alberga tantos recuerdos juntos, abatidos y miserables. Tan hirientes y destructivos. Tanto dolor que es capaz de causarnos la muerte en vida; no posee misericordia de nuestra alma y nos hace correr hacia el abismo del abandono.

Eso fue precisamente lo que experimenté hoy, cuando encontré algunas cartas de mi abuela; aquellas cartas que conservé de mis juegos infantiles, cuando ambas solíamos escribirnos misivas, a pesar de estar en la misma casa. Era más que un pasatiempo, era nuestra tradición. Pasabamos largas tardes de verano escribiéndonos, contándonos secretos y riendo juntas, aprendiendo la una de la otra. ¡Que grato es recordar su sonrisa y su voz! Pero que triste es saber que ya no está presente.

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Mi querida Jeanette, los rincones de nuestra casa en Irlanda, están vacíos sin ti. Los ventanales ya no brillan en primavera, cuando lo hacían en tus primaveras. Nada es igual. Todos, cada miembro de la familia, nos marchitamos sin tu añorada presencia. Ya sé, alguna vez nos dijiste, me dijiste, que deberíamos crecer y madurar, que en algún momento ya no ibas a estar a nuestro lado. Tenías razón, pero no pensamos que ese deselance fuera a llegar tan pronto y menos de la manera que fue. Tan terrible y tan poco digno de ti, una mujer noble, con un espíritu cargado de sabiduría y bondad. Hoy quisiera contarte tantas cosas; volver a sentarnos a tomar el té al aire libre, mientras nos reíamos de nosotras mismas. Pero ya no estás; aún así, y debo confesar, que suelo hacer lo mismo cada tarde, sin importar lo sola que me encuentre, porque espero, fervorosamente, que tu espíritu se escape en ese instante y me acompañe.

Cada noche veo el cielo, pensando en que la primera estrella fugaz que cruce el firmamento, seas tú deseándome las buenas noches. Y es cuando te cuento que ha sido de mí; te cuento que, a pesar de la nostalgia de tu partida, París me ha hecho fuerte. Sí, esa ciudad con la que solía soñar, tanto como Venecia.

Me ha hecho bien estar aquí, aunque he tenido que lidiar con la pesada presencia de alguien, he sabido controlar aquel Ignis rebelde de mi interior. Alguna vez me mencionaste que iba a pasar, que iba superar mis fobias, que tomaría las riendas de mi existencia. Tienes razón, está ocurriendo ahora. Necesitaba despegarme de mis memorias heridas para convertirme en un dragón forjado en el fuego. Aún te extraño y me duele tu partida, pero he creado una coraza de valor que me mantiene en pie.

Una vez más, agradezco tus palabras en antaño. A pesar de la nostalgia, prometo que no decaeré más. No me arrojaré al abismo de mis miedos...

BY FAYETTE

por **Azzuen Collingwood** Lun Ago 15, 2016 11:59 pm

Ascending

París, primavera. Año 1800.

Fuego purificador y destructor, ¿es a ti a quién debo mi existencia? Ser un Ignis es algo digno del misterio. La magia que proviene del propio fuego como elemento es, quizás, grandioso, pero también terrible. Esta habilidad puede influir en las emociones y en nuestros corazones, de tal manera, que puede destruirnos si así lo quisiera. Yo aún soy inexperta; mi mente tampoco posee la destreza necesaria para sentirme segura con mis poderes. Desde pequeña pasé por entrenamientos y prácticas muy rígidas, pues el abuelo y los demás líderes siempre querían hacer de los Ignis personas de espíritu y mente fuerte; con un carácter apasionado por su origen y con pensamientos lucidos. Mi casi fue un tanto diferente, pues mi ansiedad no ayudaba mucho que digamos. Sin embargo, luego de la muerte de la abuela, y a después de haber viajado a París (y por supuesto, el haberme establecido ahí), me brindó algo que no esperaba.

Supe que no podré dejar ir el recuerdo de Jeanette para que encuentre el descanso esperado. Curiosamente, y a causa de una mala experiencia, me he sentido más segura de mí misma. Pretendo mejorar y no estancarme en los miedos que antes me perseguían como bestias hambrientas; ni siquiera ese cazador condenado ha logrado perturbarme de nuevo. Tal vez era esta sensación de peligro, de estrés, de querer consumirme por llamas, que hizo que finalmente mi coraza se volviera oscura, que se purificara por el fuego, como lo hacen las escamas de un dragón nacido entre las profundidades de volcanes arcanos.

Estoy contenta, satisfecha, y muy animada. Puede decirse que he crecido; se lo he hecho saber a mi madre, que esperaba por mi pronto regreso en Escocia. Pero he decidido quedarme más tiempo en París. El cambio de ambiente y rutina ha sido de gran ayuda; tampoco me molesta saber que aquel hombre molesto esté causándome malestar. Él sigue empeñado en sus cosas y yo sigo en mi rutina, como si nada hubiera ocurrido. Espero poder seguir con este ánimo, estoy segura de que Jeanette está muy orgullosa de mi avance. Es una lástima que no esté físicamente presente para presenciarlo, pero igual ha de saber que finalmente estoy bien, como se lo prometí. Después de todo, ella alguna vez me comparó con el mar escocés; ese mar de días tristes y cenicientos, que puede llegar a convertirse en el paraje más precioso y alegre que se pueda admirar.

BY FAYETTE

por **Azzuen Collingwood** Miér Dic 20, 2017 12:45 am

Pax Terra

Jeanette siempre me habló de los amaneceres en lugares insólitos, fantásticos, añorados; paisajes que eran de mi vieja Escocia. Cuando era niña nunca comprendí esas palabras, y me imaginaba parajes como los que ilustran en los relatos fantásticos. Pero ya de adulta me di cuenta que no era así, que lo que mi abuela me contaba era real. El alba solía asomarse entre las colinas verdes, tiñendo todo de oro a medida que el carruaje de Helios se acercaba voraz, anunciando la llegada del nuevo día.

Una de las tantas cosas que calmaba a mi espíritu era contemplar ese misterio de la naturaleza, y de la vida misma. Me sentía en una paz que no podía explicar, y era difícil hacerlo sabiendo mi situación. Quizá en este momento no esté tan derruida como en aquel entonces, pero no puedo evitar extrañar los amaneceres en Escocia. No es lo mismo contemplar el silencio despertando entre edificios enfilando por callejuelas intrincadas, que en en los mantos siempre verdes de mi tierra natal. Incluso el mar celebraba las novedades que dejaba la noche...

A veces cierro los ojos y puedo sentir el viento gélido de los acantilados chocar en mi rostro. Creo que me estoy volviendo demasiado emocional con los días. No lo sé. Quizá todo este recuerdo haya sido arrastrado desde los confines del mundo, por algún motivo, o mejor dicho, por alguna presencia. Pienso que el encuentro con Rhys Fian fue el culpable de esto. Tal vez me estoy sugestionando y una cosa lleve a la otra. Pero es inevitable no recordar que a él le agradaban tanto los amaneceres del mundo como a Jeanette.

¿Acaso sería alguna clase de coincidencia? ¡No podía ser eso! Trazarme teorías descabelladas no ayudará en nada. Sólo debo dedicarme a apagar mi cerebro y a disfrutar, con buena voluntad, todos esos buenos recuerdos de Escocia, y sentir la felicidad de sus paisajes albergando en mi espíritu, llenándome de una paz que necesito más que nunca. Sé que la conseguiré. No sé cuándo, ni mucho menos cómo, pero debo ser optimista al respecto. Al menos me aferro a eso.

BY FAYETTE

por **Azzuen Collingwood** Jue Mar 08, 2018 9:41 pm

Ignis

La primera vez que contemplé las llamas danzantes del fuego, me sentí hipnotizada, atraída por una energía extraña que emanaba de aquella danza misteriosa de las flamas de la hoguera, incluso de una vela. Estaría yo muy pequeña; era una chiquilla con la curiosidad naciendo desde lo más hondo de su mente, y al saber que podía hacer cosas que otros niños no, me entusiasmaba muchísimo.

Todos los niños nos sentimos irremediablemente fascinados ante las historias de criaturas fantásticas; soñamos con hadas y dragones, y nos aferramos a la idea de que, en algún momento, podremos ser parte de todas esas historias.

Algo así me ocurría a mí, sobre todo cuando en mi familia se asociaba el misticismo del fuego con los primeros dragones. Las leyendas de la alquimia medieval contaban que el dragón representaba el conocimiento, y por ello, siempre estaba en la parte más alta de la torre. La criatura había enseñado a los hombres muchas cosas. También les habló del fuego...

En la alquimia el fuego estaba asociado como elemento de las hadas salamandra. Curiosamente eran seres parecidos a los dragones.

Mi abuela Jeanette me contaba que esa idea de nuestra familia, ligada a las historias de brujos descendientes de dragones, era, justamente, por alquimistas antecesores de los Collingwood que habían tenido una íntima relación con el elemento, y tomaron como símbolo de la estirpe al dragón. A partir de entonces se llamaron a sí mismos "Ignis", una palabra clave que significa "fuego".

Sin embargo, al tener esa íntima relación con dicho elemento, todos nos vemos sumergidos en la pasión desbordante de su poder; en ese sentimiento que nos orilla a no pensar las cosas, y a tomar decisiones apresuradas.

No todas las historias fantásticas tienen que ser bonitas. Hay unas que son oscuras, y terminan convirtiéndose en cuentos de terror para los niños.

BY FAYETTE

por **Azzuen Collingwood** Miér Jun 13, 2018 10:37 pm

Ignis

Tuve dos amigos en mi infancia, ambos tan diferentes, pero igualmente cercanos. Mientras una lograba equilibrar mi carácter, y sosegar mi genio con la paz de su aura, el otro podía llegar a sacar lo peor de mí. Neke y Rhys fueron mis mejores amigos, cercanos a la familia Collingwood, y con quienes compartí las experiencias más preciadas de los primeros años de mi vida. Escocia no hubiera sido lo mismo sin ellos; yo no habría sido la misma sin ellos...

Con Anneke, mi querida Neke, nuestra conexión siempre fue más allá. Aunque ambas teníamos una personalidad opuesta la una de la otra, había algo entre nosotras que nos llevaba a entendernos siempre, y ella, tal y como lo hacía Jeanette, conseguía siempre calmas las aguas turbias de mi humor, consiguiendo calmar al dragón iracundo de mi interior.

Rhys... Siempre fue tan complicado como yo. ¿Y cómo no serlo? Ambos de naturaleza Ignis; ambos con un dragón sediento de ira en nuestro interior. Habíamos nacido con fuego en las venas en vez de sangre, y por eso solíamos chocar más de lo que querían los demás. Nos pinchábamos hasta hacernos sangrar. Sin embargo, no puedo decir, a estas alturas, que siento alguna especie de rencor hacia él, porque mentiría descaradamente.

El tiempo y las dificultades han conseguido separarnos físicamente, o al menos un poco. Aunque estuve tantos inviernos sin saber de ellos, Rhys ha aparecido en la misma ciudad en la que decidí darle una oportunidad a mi espíritu. Neke ha preferido realizar su vida al lado de alguien que, supongo, tendrá que brindarle la felicidad que se merece.

Sin embargo, me interesa preguntarme una cosa: Ahora que Jeanette no está, y que Neke mantiene las distancias, ¿podremos Rhys y yo hacer conciliar nuestros genios? Espero que sí.

BY FAYETTE

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