Cést la Vie [Hans- privado]

por **Julien** Sáb Mar 05, 2016 12:42 pm

Ya estaba entrada la noche y el vampiro decidió tomarse ese comienzo mas tranquilo, había tenido toda una tarde para acomodar los libros sobre “Sociedad Francesa” donde colocaba en cada pestaña mas información sobre la gente con la que le tocaba vivir en esta sociedad. Aun no sabía cómo eso podía servirle, de momento era un pasatiempo mas, sumando que tenía en mente en cierto momento hacer investigaciones sobre ello, o sobre lo que mas le interesaba que era el cerebro humano.

Esa noche no había coordinado ningún encuentro en su casa, ninguna sesión de terapia, asi que no tenía demasiado por hacer mas que contentarse con despuntar alguno de sus sacrílegos juegos, no había pasado el tiempo suficiente desde la última vez y temía por su naturaleza, tanto que no sabía si podría ponerle un punto final a la cuestión. Era difícil, lo único que lo detenía era la posibilidad que la Iglesia, que estaba bastante movilizada en ese momento, estuviera tras los pasos de cualquier sobrenatural que llamara de sobremanera la atención. Había hablado con sus pares sobre esto incontables veces y dijeran lo que dijeran él tenía plena certeza que la Inquisición les seguía el rastro constantemente. Incluso se perseguía solo, pero para él tenía sentido, no era una simple sensación sino que era algo real.

- C´est la vie Monsieur Rhys - le dijo al hombre que se encontraba por esas horas de la noche tras la barra, que no era mas que el dueño del comercio y un vampiro entrado en horas nocturnas, tanto que se notaba en la palidez de su rostro. Este sugirió un aperitivo que trajo casi en una invitación y que Julien agradeció con un gesto mientras volvía a concentrarse en el periódico de ayer que tenía en sus manos. No estaban muy lejos del teatro, en breve la gente ocuparía las mesas para hacerse de algo de comida después de la función y era por ello que el vampiro prefería mantenerse en un costado de la barra, con su galera como compañia.
Habían entrado unas tres parejas, comieron y se retiraron conformes. Pero después de eso, no mucho mas tarde fue cuando notó un aura especial que le hizo voltearse levemente. Y se sorprendió al encontrarse con una de sus citas de los próximos días: Monsieur D'Altrui.

Cuando este se acercó a la barra para hacer el pedido no dudó en saludarlo con cortesía haciendo hincapié en la coincidencia del encuentro.