Giuliana Mordrake

HABILIDADES Y PODERES:

- HECHICERÍA Y PERCEPCIÓN DEL AURA: las habilidades innatas las tiene heredadas por parte de madre, todas las mujeres de la familia vienen de una estirpe de brujas wiccanas, pero ella y su tía Gwenda han abrazado la senda de Vudú.

-PREMONICIÓN: a veces ve imágenes de cosas que están por suceder, cuando la asaltan las visiones entra en un trance aparatoso que al principio le resulta bastante desconcertante. Conforme aprenda a usar ese don, lo provocará con Sazerac, una bebida que usan los brujos vudú compuesta de absenta, whisky, limón y bitter. Esto le permitirá acceder y transitar por el mundo espiritual donde los Loa habitan. En ocasiones son como vagos sueños.

- BARRERA: la creación de campos de fuerza para repeler algún ataque, han sido básicamente fortuitos. Entiende que debe ser algo relacionado con los dones mágicos, pero no sabe cómo utilizarlo a voluntad.

- NIGROMANCIA: poder que se despertará conforme evolucione como hechicera.



ASPECTOS PSICOLÓGICOS:
De pequeña se sentía marginada al vivir en un barrio criollo, rodeada de gente de color que la miraban de reojo. Su familia era conocida como la de “Las brujas blancas”, con lo cual no solía tener amigas con las que jugar. Tuvo una infancia solitaria en los pantanos de Louisiana. Su padre amasó fortuna con rapidez, mudándose a Nueva Orleans y allí tampoco mejoró demasiado su socialización, con lo cual es una muchacha reservada, tirando a taciturna. No es maleducada ni brusca en general, pero cuando una situación la altera (y esto pasa cada vez que usa la magia sin saber) se larga sin mediar palabra y se encierra en su cuarto o se pierde a deambular por la ciudad. Normalmente busca lugares tranquilos donde leer, escribir o dibujar, y en definitiva…evitar a la gente... Hasta que conoció a Ulf. El cambiante sabe sacarle la sonrisa y su mejor cara, con él puede bromear y permitirse el lujo de estar risueña.

HISTORIA:

Arthur Mordrake procedía de inmigrantes ingleses afincados en el sur de Norteamérica. Se casó con Amelia O’Rodagh, cuyo apellido significa en gaélico “descendiente del espíritu furioso”, que provenía de una familia irlandesa que emigró al Nuevo Mundo huyendo de la persecución sobre las brujas wiccanas. Las mujeres de la familia poseían el don de la magia, sólo que su hermana Gwenda había decidido tomar la senda del vudú, mezclándose de esta forma con los lugareños de Baton Rouge. Arthur se dedicaba al negocio de la madera, y para ser exactos, además de comerciar con los troncos, fabricaban ataúdes, exportándolos también al Viejo Mundo. La pareja tuvo tres hijos: Devin, Finley y Giuliana. Sólo esta última sobrevivió, los dos mayores perecieron de fiebres antes de cumplir los cinco años. La pequeña Giuliana vivía en su mundo de muerte y soledad, su patio de juegos era un almacén gigante de ataúdes y su casa una enorme casona cuyas maderas crujían constantemente al son de las tormentas tropicales que llegaban hasta las costas americanas. Los habitantes del pantano eran su única compañía, ya que los criollos no se fiaban plenamente de los colonos blancos, y menos, de aquellas a las que señalaban como brujas.

Con 6 años se mudaron a Nueva Orleans, el negocio prosperaba y la casa dejó de ser el almacén, mas esto sólo consiguió atrapar a Giuliana en otro tipo de soledad. Con 8 años tuvo su primera visión en sueños, pero su madre no podía ayudarla, estaba sumida en una depresión profunda tras la muerte de sus hermanos, por los que la magia no pudo hacer nada. Se culpaba por ello y su mente viajó a algún lugar del que ya no pudo retorna, convirtiéndola en poco menos que un mueble. Se sucedieron más sueños premonitorios en los siguientes años, y algunos episodios de precognición estando despierta, cosa bastante espeluznante para la niña.

Cumplió los 16 y la mala suerte quiso que se hiciera amiga de un empleado de su padre, Olivier, un chaval criollo de su edad. De no haber sido porque la impaciencia de la juventud y la carne le produjeron un impulso natural de besar a Giuliana, ahora mismo el chico no estaría a dos metros bajo la tierra putrefacta del pantano. Sin saber cómo, Giuliana desató un campo de fuerza que tiró a Olivier desde el tejado del almacén. Y desde ese momento vive en tensión, preocupada por lo que sus dones pueden hacer.

Se mudaron a París, con la esperanza de que los aires nuevos le dieran algo de vida a Giuliana y devolvieran a su madre, Amelia, a la realidad.

Actualmente viven en la Rue des Rondeaux, justo en frente del Cementerio de Père Lechaise, y el almacén de madera de Arthur se encuentra en el barrio de Bercy, a orillas del Sena, por donde transportan en barcos los troncos.

OTROS DATOS:
Por avance de trama: Está casada con Ulf Tollak y es la madre de Brökk Tollak.