A new student, a new adventure (Joseph)

La noche había caído apenas hacía una hora. Soren se había levantado apenas el sol se había ocultado en el horizonte, gracias al invierno gozaba de más horas sin luz y podía salir más temprano de su escondite en el bosque. Aún seguía viviendo en la cabaña abandonada que había encontrado hacía meses, pero no sería por mucho tiempo, poco a poco con pequeños trabajos aquí y allá, había logrado recoger algo de dinero y estaba planeando rentar una pequeña casa en los suburbios. Aún deseaba recuperar su trabajo como profesor de historia del arte, pero por lo pronto debía conseguir otro tipo de trabajos que le permitieran ganar dinero para lentamente recuperar lo que había perdido en su destierro voluntario.

Se vistió con su mejor gala, que consistía en un mustio abrigo, un desgastado saco de lana y un sombrero de copa que hacía juego. Se había afeitado un poco la barba también, que casi siempre lucía descuidada. No quería parecer un vagabundo ebrio en vez de un profesor. Además tenía entendido que su nuevo alumno era el hijo de los Bissette, una familia bastante poderosa en París. Debía lucir a la altura, así sus ropas no fueran caras.

Había conocido a uno de los criados de la familia Bissette de casualidad en la zona comercial y se había enterado que buscaban a un tutor de historia y arte para su hijo. Soren se había ofrecido encantado para el trabajo, realmente necesitaba el dinero, además de que enseñar era su razón de existir. Cuando llegó a la mansión Bissette, había dejado de nevar, la nieve resplandecía como un manto angelical sobre los arbustos de la entrada y se esparcía por los jardines ahora muertos pero que en primavera seguramente lucirían espléndidos.

Le dejaron entrar los vigilantes en la entrada y pronto fue conducido a un enorme salón con sendas escaleras de mármol que subían enrrollandose como caracoles hasta un segundo piso donde seguramente estaban las habitaciones. El mayordomo fue a anunciar su llegada y al cabo de un momento regresó y le indicó que le acompañara al estudio. Soren se preguntaba cuantas habitaciones tendría esa enorme casa y si podría uno alguna vez necesitarlas todas cuando la puerta del estudio se abrió frente a él y se encontró en otra gran habitación repleta de libros acomodados ordenadamente en estanterías. Había una única mesa de madera oscura y dos sillas en el medio y la fogata en una esquina alumbraba el recinto perfectamente.

El mayordomo le dejó sólo en la habitación y Soren corrió hacía las estanterías para checar los títulos de los libros. Eran en su mayoría libros de economía, contabilidad y matemáticas, el vampiro observó con detenimiento los lomos nuevos y antiguos de algunos de ellos con sus perfectamente grabadas caligrafías. Quería tomar alguno y ojearlo, pero prefirió no hacerlo en caso de que aquello molestara al dueño de la casa. Sintió un rio de puertas detrás suyo y supuso que alguien más había llegado.

- Es una gran colección la que tienen aquí – Comentó aún dándole la espalda al recién llegado.

No podía creerlo ¿ Como osaba su padre a ponerle un tutor sin su autorización ni previo aviso  ? La única razón que pasaba por su mente para semejante acto era que usaría lo del tutor como una excusa para evitar que este saliera de noche, lo haría perder provechosas horas de trabajo por hacerlo aprender ¿sobre arte? No podía permitir que su padre se saliera con la suya, a demás este sabia perfectamente lo poco interesado que estaba por el arte , no era que digamos algo que estuviera en sus futuros planes de aprendizaje, el simplemente no entendía siquiera a los artistas y no lo veía como algo que sirviera.

Su madre le acababa de entregar un nuevo traje que le habían confeccionado, que consistía en una chaqueta negra con solapas, corto por la parte delantera que llegaba hasta su ombligo y por la parte trasera de esta llegaba a sus rodillas,  bajo de este iba una chaqueta corta ajustada que estaba sobre una camisa de la que solo se veía la parte del cuello, todo esto acompañado con un pantalón de un tono mas claro y unas botas que se sobre ponían hasta la parte baja de la rodilla , y claro, el infaltable sombrero de copa.

Con desgana se vistió con su nueva adquisición, peinando sus rojizos cabellos  hacia atrás , dejando que una de sus sirvientas le acomodara la chaqueta , le sonrió de forma sutil  para luego soltaran suspiro, no estaba de humor para ver a nadie, pero no podía hacer nada contra las decisiones de su padre. No pasaron más de cinco minutos cuando el mayordomo apareció avisando sobre la llegada de su nuevo tutor- Gracias, puedes retirarte-  dijo de forma educada caminando hacia la salida de su habitación, tenia algo de hambre así que no iría de forma inmediata al estudio, primero se dirigió a la cocina que estaba en el primer piso, en donde saco solo un trozo de pan.

Volvió a caminar por los pasillos del gran lugar al que llamaba hogar, encontrándose con su mayordomo , al cual le pidió que dentro de un rato llevara algo de café al estudio. Continuo con su camino, quedando fuera de la puerta del estudio, tardo un poco en abrirla ya que antes estaba tratando de visualizar que clase de persona seria la que le enseñaría, de seguro seria alguien avejentado como el resto de sus tutores, pero al entrar su sorpresa fue totalmente diferente, tenia frente a el un hombre bastante joven como para ser tutor – Puede leer alguno si gusta – comento como respuesta, adentrándose más en el lugar y sonriendo para si mismo, quizá la clase no seria tan aburrida.

El Vampiro se giró para encarar al joven recién llegado. Era un chico alto y delgado, de rangos finos y cabellos rojisos como la tonalidad del cielo en un atardecer de verano. Era bastante atractivo, pero aquello no le sorprendió, todos los niños ricos lo eran. Pasaban toda su vida bajo los cuidados de los sirvientes, protegidos del sol y el hambre. Era natural que tuvieran la piel tersa y suave, cuando nunca habían tenido que trabajar duro para ganarse un pedazo de pan.

No supo porqué pero ese chico le recordó a su hermano mayor Casper, heredero también de la fortuna Kaarkarogf, casi 300 años atrás.

-Las matemáticas no son mi fuerte – Meneó la cabeza intentando alejar los pensamientos de su hermano y evitar tener algún prejuicio sobre su nuevo alumno – Los números me odian... literalmente... - Dejó escapar un suspiro y le indicó al chico que se acercara – Hace tiempo tuve una tienda de antigüedades... pero me temo que eran más las pérdidas que las ganancias en cuanto a la venta de los objetos – Se encogió de hombros – Pero... ¿Cómo puede uno calcular en números el valor de algo tan intangible como un objeto que ha presenciado la historia de la humanidad por generaciones? -

Se detuvo unos momentos ya frente a la mesa que tenía dos sillas de madera en medio de la sala y calló en cuenta de que no se había presentado.

- Me llamo Soren Kaarkarogf y seré tu profesor de historia y arte – Anunció con voz amable aunque no sonreía. Las sonrisas no se le daban bien, especialmente al comienzo cuando recién conocía a alguien.

Este tutor era totalmente diferente a los que estaba acostumbrado a ver, casi siempre eran vejetes aburridos que no hacían si quiera una pausa, en cambio la persona que tenia frente a el lucia totalmente diferente , lo que se hacia curioso ¿ Como sus padres pudieron darle su confianza a alguien así ? Siempre solían decir cosas como que la experiencia de la vida se mide por la edad , pero ahora le habían confiado su educación a alguien que lucia como si apenas supiera de la vida .

Le dedico una amable sonrisa al escuchar su nombre y apellido , Kaarkarogf , no sonaba como si fuera francés pero prefirió no decir nada .

- Es un placer, soy Joseph Bissette y la historia y el arte me odian a mi -

Camino hasta una de las sillas junto a la mesita y se acomodo ahí , rara vez iba por voluntad propia a esa parte de su hogar, odiaba estudiar cualquier clase de materia, pero su padre insistía e insistía así que no le quedaba de otra. Apoyo sus codos sobre la mesa y puso una expresión despreocupada .

- ¿Puedo hacerle una pregunta? -

balbuceo apoyando su mentón en la palma de su mano .

-¿ Que edad tiene? Bueno, se me hace curioso ver a alguien tan joven enseñando, no luce mucho mayor que yo.

Pregunto sin cambiar de postura, peinando sus cabellos rojizos hacia atrás , estaba fascinado por el tutor nuevo, y estaba pensando el coquetearle y quien sabe, volverlo uno de sus clientes.

Parpadeó sorprendido al escucharle decir que la historia y el arte lo odiaban y luego una sonrisa genuina se escapó de sus labios, se llevó una mano enguantada para ocultarla inmediatamente, un acto reflejo que siempre solía tener pues temía que alguien viera sus colmillos, aquel era un secreto que guardaba celosamente, especialmente por su trabajo como profesor, no quería poner en peligro a ninguno de sus alumnos.

-Espero lograr que te guste aunque sea un poquito – Comento refiriéndose al arte, aquel chico no parecía del tipo que se interesaría por visitar un museo, ero a lo mejor sus padres habían pensado que la educación en todo tipo de artes era importante para alguien de su clase y seguramente si pensaba heredar la fortuna de su padre. La pregunta sobre su edad lo cogió desprevenido.

-No...no llevo mucho tiempo enseñando – Tartamudeó y carraspeó pensando en una mentira que sonara creíble – Voy a cumplir 30 este año... se que no los aparento... a lo mejor es por las mascarillas de manzana con limón que me hecho todas las noches – Bromeó con expresión inocente, no iba a decirle que la sangre humana le daba juventud eterna.

-Una gitana me recomendó ese tratamiento para la piel hace varios años... no le creí al comienzo y la verdad creí que me iba a robar un par de monedas, pero ya vez... nunca se debe juzgar a una persona por su clase social o apariencia – Concluyó y se llevó una mano a la mejilla como si estuviera palpando su piel tersa. - Además... soy Sueco... en mi país hace muchísimo frío, el invierno dura casi todo el año y dicen que el frío conserva mejor la piel -

Comenzó a buscar en el bolso que traía, habían diversos materiales y libros, se sentía nervioso con la mirada del humano sobre él y le daba la impresión de que su excusa había salido pobre.

- No... no estás aquí por elección propia ¿Verdad? - Preguntó intentando cambiar el tema mientras colocaba un libro sobre la mesa.

¿ 30 años?  Es sonaba poco creíble, viera por donde lo viera lucia como alguien más joven . Su labio se curvo como si fuera a soltar una carcajada al escucharlo hablar del tratamiento para la piel , cosa que impidió que pasara al cubrir su boca, solo dejo salir un sonido que era producto de la risa ahogada .

- Oh, a si que eres Sueco ¿ Hace cuanto vive en Francia ? No tienes un asentó  extranjero -

Comento mirándolo de forma exagerada, tenia la mala costumbre de examinar a una persona cuando la acababa de conocer, solía quedarse con la primera impresión que le entregaban, y hasta ahora tenia una buena. Al escuchar su pregunta fue evidente que se había puesto algo incomodo, no quería molestar al mayor al ser sincero, pero solo dejo salir un suspiro y peino sus cabellos hacia atrás.

- No, no estoy aquí por elección propia...¿Tan notorio es? -

Dijo con una tímida sonrisa en su rostro, el simple acto de ver esos  libros sobre la mesa le causaba un malestar de estomago y sueño .

- Pero mi padre es un constante bombardero de responsabilidades… el esta usando esto de las clases nocturnas solo para impedirme que…-

Callo de golpe al darse cuenta de que estuvo a punto de exponer su trabajo, no le molestaba para nada que la gente supiera que se dedicaba a la prostitución , pero al ser un integrante importante de la familia Bissette debía mantener  en buen perfil de esta .

- No es nada… solo ignoreme… y bueno querido tutor ¿ Por que da clases nocturna?  No acostumbro a que me enseñen a estas horas… por otro lado se dice que el cerebro funciona mejor por las mañanas -

Cambio el tema , su corazón se había acelerado un poco ante la presión de ser descubierto, pero rápidamente se calmo .

-Llevo 6 años en parís - Al menos no tuvo que mentir en este aspecto, no le gustaba mentir y aunque si vida en si misma era una mentira constante, intentaba ser honesto cuando podía – Y como buen profesor soy buen estudiante, así que he hecho mis deberes al estudiar Francés de manera diligente -

Le escuchó decir que no estaba allí por decisión propia algo que se le notaba por su semblante y cuando estuvo a punto de decir algo más, que al parecer no le convenía decir, pudo sentir como su corazón se aceleró y la sangre se bombeó más rápido en su cuerpo. Por que claro, a esa distancia podía sentir el corazón del chico si ponía suficiente atención, podía ver y oler muchas cosas podían meterlo en problemas por entrometido. Le miró con curiosidad cuando no dijo la razón por la cual el padre se empeñaba por mantenerlo en casa por las noches.

-Es cierto que el cerebro funciona mejor por las mañanas... ¿Pero no es la noche más estimulante a veces? - Comentó con una mirada que resultaba un tanto traviesa – Muchos artistas han creado sus mejores obras con sólo la luna por compañía y muchos poetas han escrito sus mejores poemas en la madrugada cuando el resto del mundo duerme – Dejó escapar un suspiro – Quizás es por eso que no consigamos buenos trabajos ¿Quien va a contratar a alguien con unas ojeras tan marcadas y una apariencia de muerto en vida? - Se preguntó así mismo quitándose las gafas para mostrarle al chico las sendas ojeras que tenía bajo sus claros ojos.

Parpadeó mientras veía el rostro de Joseph borroso y se las volvió a colocar en su larga nariz.

- El arte no es algo que siga una estructura o una metodología específica, es por eso que la inspiración puede llegar a cualquier hora, inclusive por la noche – Se llevó una mano al mentón y le preguntó - ¿Que es lo que más disfrutas en la vida? ¿Una actividad que te haga sentir vivo, que despierte tu pasión y que te haga sentir que vale la pena continuar en este mundo? La inspiración podría surgir de allí -