Freya Venälaina.

40 años ✘ Nigromante ✘ Clase alta ✘ Heterosexual ✘ Finlandia
Poderes
✘ Hechicería
✘ Percepción del aura
✘ Encandilamiento: Esta habilidad hace que cualquier persona se sienta atraída ya sea físicamente o de cualquier otra manera a la persona poseedora del poder.
✘ Creación de Ilusiones: Habilidad que le permite crear ilusiones a su alrededor; imitará texturas, sonidos, olores, etc., desconcertando así a su oponente y brindándole una excelente arma defensiva. El poseedor de este don será capaz de entrar a la mente de su adversario con sus ilusiones.
✘ Dominación: Capacidad para controlar la voluntad de otro mortal, obligándolo a hacer cosas sin que pueda evitarlo a pesar de resistirse.

Personalidad
No es sencillo describir la personalidad de esta mujer, pues con el paso de los años ha ido envenenándose como su magia haciéndose fuerte. Freya es ególatra, egoísta y cínica. Capaz de todo para llegar a donde desea, ha luchado mucho en su vida para conseguir sus objetivos y eso ha creado en ella un carácter tan fuerte que en ocasiones parece ser indestructible. No comparte la moralidad reinante en la sociedad pues considera que siguiendo los patrones de lealtad y sinceridad no se logran la mitad de las cosas alcanzables de otro modo. Es una estafadora impecable, no deja cabos sueltos y es meticulosa en cada uno de sus planes para conseguir su fin.

Desde que era apenas una niña supo que no había nacido para vivir entre harapos y zapatos ajados, supo que haría cualquier cosa para escapar de esa vida y así fue como creyó hacer un pacto con el mismo diablo. Le concede a este el beneficio de sus dones, cree que fue gracias a la promesa que hizo -una de las noches a solas en casa- que sus poderes afloraron en ella. No recuerda haberse sentido más bendecida que el día en que descubrió que tenía un poder que nadie que conociera tenía. A medida que pasaban los años se fue haciendo cada vez más independiente y fuerte, se dejó llevar por sus poderes y se fue alejando poco a poco de su propia familia hasta llegar a irse de casa a la edad de quince años.

Ahora a sus cuarenta, Freya cuenta con una trayectoria de maldades que mantiene ocultas en lo profundo de su alma corrompida por su pasión por el diablo. Su rostro angelical y sus ojos cristalinos son la mejor de las fachadas, no se acerca a nadie por amor, tan solo por necesidad o interés y tan solo rinde cuentas al anticristo como buena concubina.


Historia
La manera en que empezó a contar la cuenta atrás de Freya en nada se parece a lo que es en la actualidad. Fue una niña prematura destinada a no sobrevivir en el invierno en que vino al mundo, sus padres –más pobres que las ratas- apenas le prestaron atención pues dieron por sentado que moriría al cabo de unas horas, días como mucho. Sin embargo día tras día a pesar de los nulos cuidados recibidos, la pequeña de tez clara fue cogiendo peso y requiriendo cada vez más atención. La culpabilidad siempre reinaría en el corazón de sus padres por haberla dado por perdida antes de tiempo y quizás fue desde tan temprana edad cuando Freya comprendió que no se podía confiar en nadie. Algo en su interior clamaba por ser descubierto, absolutamente nada del sitio dónde se había criado le resultaba hogareño o acogedor, más bien le asqueaba al igual que sus propios padres. Apenas tenían comida, pasaban hambre cada semana y ellos continuaban haciendo lo mismo día tras día, sin cambiar una sola de sus rutinas. Lo único que creían que les iba a sacar de la pobreza eran sus plegarias a Dios antes de acostarse. Durante un tiempo la propia Freya les imitó creyendo que un ser superior comprendería su sufrimiento y coraje por no poder hacer entender a sus padres que debían cambiar. Pero nada sucedió, ni una señal o respuesta, ni un mínimo cambio. Si Dios existía estaba claro que no estaba de su parte.

Claro está que la escuela del pueblo donde vivía en Finlandia, Naantali, era para ella una bendición, salir de la mugre que era su casa y poder relacionarse con personas más luchadoras que sus padres. Ella misma lavaba a conciencia cada día su ropa para al menos no ir oliendo mal a las clases, a pesar de todo las burlas de sus compañeros eran constantes y eso le hacía rabiar hasta llegar al límite de pegar a quien la insultaba o hacerles perrerías hasta verlos llorar. Aprendía rápido y siempre quería más, no parecía tener límite a la hora de atender a todo aquello que alguien pudiera enseñarla, así pasaba las horas que le permitían entre libros o preguntando a su profesora por historias de lugares lejanos. No tenía duda alguna de que en cuanto pudiera se alejaría de esas tierras poco fértiles y frías en busca de una vida mejor, una vida merecedora de alguien como ella.

Una de las noches en que debería estar rezando en silencio junto a sus padres, Freya cambió el rumbo de su vida para siempre. Ella rogó y prometió, pero no a Dios sino a Belcebú. En vista de que nada de lo que hacía tenía sus frutos algo en su interior cambió, supo cómo pedir escapar de esa vida, supo que había sido escuchada y desde ese día nota que una fuerza superior al resto de mortales le arropa en cada paso que da. Muchos llamarán egoísmo lo que ella llama supervivencia pero lo que todos quienes la conocen acaban sabiendo es que Freya no se detiene ante nada. Esa misma noche unos poderes hasta el momento desconocidos afloraron en la niña de ya ocho años. Notaba como su cuerpo y su mente eran capaces de cosas que nadie más podía, al menos no que ella conociera. Podía hacer que las cosas se torcieran a su favor, podía percibir el aura de quienes le rodeaban y así saber la clase de persona que era… Todo comenzaba a cobrar sentido en Freya y por sí misma fue experimentado todos los cambios necesarios para convertirse en una bruja de considerable poder a los quince años, edad a la que abandonó a sus padres y partió a otras tierras. Sabía que una niña por sí misma, a pesar de sus dones, no duraría mucho por lo que persiguió a su primera presa. El hijo del conde enseguida se encapricho de la bruja, quedando prendado de los ojos azules de la niña. Le llevaba comida al establo –donde la acogió y mantenía escondida- a diario, pero los ojos de la bruja apuntaban más alto, encandilaría al padre de este, pues si esperaba hasta que la herencia llegara al hijo tardaría años en poder hacerse con una fortuna. Con el paso de las semanas, el hijo del conde le presentó a Freya y esta se las apañó para que se enamorara de ella a pesar de la abismal diferencia de edad, no pasó un día tras la boda entre ambos antes de que el conde yaciera ahorcado en su propio dormitorio. La herencia fue a parar a manos de Freya y no se la volvió a ver.

Así pasó de un hombre a otro arrancándoles tanto la vida como las fortunas, sin dejar rastro de sus fechorías ni una sola prueba de que era responsable de las muertes de aquellos hombres, pues todos morían por suicidio o aparentes causas naturales. Sin embargo algo cambio el día en que una de sus víctimas le prometió una inmensa fortuna únicamente tras haberse casado y tener hijos. Jamás había entrado en los planes de una mujer como ella ser madre, pero, ¿qué podía perder? Acepto, en apariencia, de buena gana a la idea de ser madre y fingió durante esos nueve meses ser una mujer completamente enamorada de su marido, ilusionada por la llegaba de lo que resultarían ser dos mellizos. Mas cuando Freya dio a luz y se convirtió nuevamente en la heredera universal de los bienes del viejo, hizo que este se tirara del balcón debajo acabando con la cabeza abierta.

Cada uno de los hombres de los que se ha aprovechado ha sido una ofrenda a su señor, al demonio. Una forma de agradecerle los poderes otorgados y demostrarle su devoción. Sus hijos son los únicos varones que pueden saberse a salvo de sus perversiones, los únicos por los que puede dejar de ser una avariciosa arpía. Les ha procurado el estilo de vida que ella no tuvo de niña y les ha obligado a formar tanto sus mentes como sus cuerpos, les ha dado todo tipo de consejos, sobre todo acerca de las mujeres y el amor. Ahora con una nueva víctima en mente, ¿quién o qué podría detenerla?.

Datos extra
✘ Viuda negra.
✘ Tiene dos hijos a los que protege pero no duda en castigar si lo cree necesario a pesar de que sean ya adultos.
✘ Fiel al demonio, le entrega en ofrenda a sus maridos asesinados.