Tropical Gypsy | Privado

Los preparativos para la nueva celebración finalizaban a medio día, un nuevo aire de alegría y diversión inundaba el ambiente. Las risas sonaban más claras y potentes, las pláticas duraban lo suficiente para que nadie se quedara fuera, el olor de la comida iba llegando por todos los rincones. La música había comenzado a sonar desde el amanecer, acompañando a todos los encargados de los arreglos. Largas mesas rodeaban el lugar designado para el baile, las luces permanecían colgando de ramas esperando ser encendidas. Al centro se habían colocado las ramas que encenderían la gran fogata para seguir el festejo por la noche.

Dragomir terminó sus deberes antes de tiempo y decidió ayudar a su familia en aquellos encargos que tenían. Poco después se encontraba jugando con sus sobrinas, hijas de un primo, mientras los demás terminaban. No supo en qué momento terminó siendo el niñero de una gran cantidad de pequeños pero él se encontraba encantado jugando con todos, corriendo de un lado para el otro, dando vueltas, riendo. Cualquier externo podría decir que nacer gitano era una desventaja pero lo cierto es que no había mejor hogar que aquel.

Los festejos no eran solo ese día, habían comenzado desde que se concretara la fecha para el evento especial, así que toda la comunidad gitana participo en las comidas. Después de la comida de la tarde fue momento de ataviarse con las mejores galas, Dragomir ayudó de nuevo a sus sobrinas con esa tarea y les hizo unas trenzas de peinado. Seguido fue su turno de arreglarse, unos pantalones holgados cubrieron sus piernas, la camisa abierta hasta medio pecho era suficiente para él y su cabello largo fue trenzado por sus sobrinas, las cuales agregaron unas flores para embellecerlo.

No había nada mejor que bailar y reír, así que él no se detuvo y cuando todo comenzó fue de los primeros en bailar. Esa noche había invitado a Kala como su pareja, sabía que su amiga disfrutaba de los bailes tanto como él y ¿qué mejor que pasarlos con alguien de confianza? Llegó un momento en el que tuvieron que detener sus pies y fueron a conversar con otros amigos y familia. Pronto se percato de un nuevo sonido en el lugar y desde su lugar observo a aquella chica nueva. Supo de inmediato que no se trataba de una gitana pero tampoco le molestaba que se encontrará ahí, sobre todo porque tocaba bastante bien.
Su sobrina le había pedido que la acompañara a ver aquel instrumento y como buen tío, fue a su lado, manteniendo una distancia prudente en la que podía observar el acordeón y a su sobrina. La niña regreso feliz con una galleta en manos y después corrió a compartirla con su hermana. Por su parte estaba pensando en si marcharse o invitar a bailar a aquella joven, cuando fue ella la que se acerco.

̶ Hola ̶ respondió ligeramente sorprendido por aquella efusividad que mostraba la chica. No pudo evitar contener una carcajada ante sus siguientes palabras. Negó con la cabeza y limpió las lágrimas de sus ojos causadas por la risa. ̶ Mi nombre es Dragomir. Y es bastante claro que no eres de aquí ̶ comentó mientras le extendía su tarro lleno de bebida. ̶ Nadie te va a correr si eso es lo que te preocupa. Todos son bienvenidos, sobre todo apreciamos el gesto que has realizado. ̶ le sonrió de forma amable y después busco con la mirada a alguien. ̶ ¿Ves a aquel hombre? Ha vivido durante muchos años ya y ha decidido que el final de ella sea con una fiesta. Se podría decir que es su funeral. .̶  le explicó mientras señalaba a un hombre que se mantenía en una cama improvisada, observando todo el panorama pero sin poder ser parte activa de su celebración.