Willow Osborne

Una vida apartada del resto de la sociedad la ha hecho una mujer dura, altanera, poco empática con los demás y muchas veces grosera al momento de expresarse, capaz de hacer cualquier cosa con tal de no ser humillada o pisoteada; no le gusta recibir ordenes y tras su sonrisa se oculta el deseo de gobernar a los otros a su antojo. Resentida con las personas así como con la vida, por la familia a la que le toco pertenecer y por la que tiene sentimientos encontrados. Por un lado agradece enormemente ser una bruja, así como todo lo que los suyos le enseñaron y por el otro lado detesta la sangre mágica que corre por sus venas y todo lo que los suyos han debido pasar gracias a ella.

Willow es alguien que se permite juzgar a los demás en base a primeras impresiones, basando siempre esas impresiones en lo que puede percibir con sus poderes de bruja en los que confía plenamente ya que la han sacado de múltiples situaciones desfavorables en las que se ha embarcado pese a su inteligencia y astucia. Aprende cosas muy fácilmente, haciéndole necesario que solo deba practicar un poco para volverse regularmente talentosa en algún arte o en algún trabajo que la ayude a vivir.

Su manera de actuar es siempre pensando en la practicidad, en lo que es más conveniente para ella y su manera de vivir. No le gusta ser una carga para nadie y  mucho menos depender de alguien en especifico, por eso es que no le llama para nada la atención el tener una pareja definida, cree que eso es perdida de tiempo y esfuerzo, pudiendo usar ambos en cosas más productivas como conseguir una vida completamente nueva en Francia.

Nacida al otro lado del océano, en Salem Massachusetts. Willow fue la hija mediana de un matrimonio que dio mucho de que hablar ya que el enlace se llevó a cabo entre Alice, una mujer ferozmente enamorada de un hombre que cargaba a cuestas un apellido marcado por el pueblo al que pertenecían. John Osborne, era descendiente de una de las hermanas de Sarah Osborne, mujer repudiada debido a su supuesto pacto con el diablo ese del que una vez que Sarah fue capturada por las autoridades de Salem no pudo comprobarse realmente nada concreto, aunque claro, a la gente del pueblo les bastaba con las habladurías, motivo por el que finalmente Sarah fue juzgada, comenzando así el martirio para el resto de los Osborne.

Gracias a Sarah y a su incapacidad para mantener sus poderes como hechicera verdadera ocultos, todos los familiares comenzaron a ser mal vistos, evadidos por los vecinos tanto como era posible pero sobre todo, vigilados por las autoridades. La familia decidió entonces que mantener sus habilidades mágicas lo más ocultas posible era lo más sensato y si bien duraron muchos años bajo la mira de autoridades, llegó el momento donde únicamente les quedo la fama de brujos esparcida por los mismos habitantes del pueblo, quienes sin importar cuantos años pasaran seguían manteniendo las distancias con ellos, juzgándoles y sintiendo pena por cada persona fuera de la familia que decidió formar parte de la misma.

Alice, la madre de Willow no fue la excepción de todas las habladurías del pueblo y si bien una vez que formó parte de los Osborne conoció la verdad que su marido y la familia entera ocultaban, ella no se escandalizo, por el contrario apoyo a John en todo cuanto estaba a su alcance. Con el pasar de los años, Alice no únicamente debió apoyar a John, sino también a sus tres hijas quienes fueron criadas a las afueras de Salem, en un lugar donde su padre era capaz de enseñarles a usar prudentemente sus habilidades, siendo Willow la única de las tres que siempre tuvo sentimientos encontrados respecto a su naturaleza, detalle que provoco que sus poderes fueran en un principio sumamente inestables. La inestabilidad de sus habilidades llevó a la joven bruja a esforzarse mucho más que sus hermanas y el resto de su familia, provocando que poco a poco se volviera de lo más talentosa cuando de hechicería se trataba.

A la edad de 16 años, Willow fue invitada a formar parte de un importante grupo de brujos en Salem, momento desde el que ella se alejo más de todo y todos, enfocándose únicamente en perfeccionar sus habilidades para ser capaz algún día de hacer que todos los que juzgaban a su familia se arrepintieran, ya que estaba cansada de ser mal vista, criticada, de que lanzaran piedras pese a no hacer nada malo y sobre todo, que huyeran de ella. Si bien aquella idea no era del todo mala, fue su padre la que le invitó a no tratar de buscar venganza sino que justo como él, buscará una nueva vida. Aquella idea en un principio no le resultó nada atractiva a la muchacha, quien, sin embargo, al cumplir 19 cambio completamente de opinión. Willow se decidió entonces a dejar Salem, buscar un nuevo lugar donde vivir y ser una hechicera de la que su padre y madre estuvieran orgullosos. Poco a poco, comenzó a juntar dinero de “trabajos” de hechicería que realizaba para aquellas mujeres y hombres que no temían jugar con la magia.

Al cumplir los 21 tuvo el dinero suficiente para comprar un pasaje en barco hasta Francia, ciudad donde ahora reside plácidamente ya que nadie parece temerle ni juzgarle.