Diario: Djorjde.

por **Djordje** Dom Jun 05, 2016 9:35 am

Cada vez que regresaba a París, era porque era necesario, un llamado o una urgencia, no por gusto. He regresado a tierras parisinas, y sí, nunca pensé que me quedaría por más tiempo, siempre he pensado que cuando vuelva a estas tierras será por escasos semanas tal vez días. Pero ahora, ahora mis piernas son como dos anclas, fuertemente aferras a estos territorios que no deja que me mueva a otra direcciones que no sea a ella. Simplemente su fiereza y su mal carácter agrio hace que sienta un gran gozo verle, en estos momentos, siento una necesidad de ella, que no puedo estar por mucho tiempo alejado, un gran dilema para mi persona. Ella hace que me enoje, rabie, muera de celos cada vez que insinúa cosas comprometedoras, el acidez de bilis derramarse en mi interior hace que tenga un mal sabor de boca. Otra cosa que me gusta de su persona, su personalidad toda tosca. Una mujer digna para mí.

Aún recuerdo la primera vez que la vi, sí, me sorprendí verla, claramente, la única mujer alrededor de más de cien hombres, me daba… podría decir una gran carcajada interna y externa, pensando que ella, definitivamente no tenía un lado femenino, era una marimacha de pies a cabeza, aparte, me preguntaba que hacia ella en un lugar como este, en vez de estar en su hogar, alimentar a sus hijos y esposo y sobre todo, calentándole la cama, vaya erro mío de subestimarla, ahora, en estos días no he logrado avanzar mucho, cada vez que he logrado dar dos pasos hacia ella, la fiera –como la domine- posteriormente, da el doble para no lograr alcanzarla, es como una estrella fugaz, que cuando menos la espero, la pierdo de vista y se me complica llegar hasta la lady, pero aun así, me gusta.

Una cosa que jamás hice y no pensé que iba hacer, escribir en un papel amarilloso, escribir mis pensamientos que a lo mejor nadie leerla cuando muera, sí que ella me ha cambiado, por eso y más a veces siento un gran odio hacia ella, pero regularmente la adoro. soy caballero de armadura plateada que está sentando en su fie corcel blanco, tampoco intentaré ponerme en los zapatos de uno, porque eso sería un error sumamente grande, aparentar algo que, la verdad, no soy y no seré nunca. La trato como soy, brusco, tosco y mal hablando, pero pienso: ella es una mujer, una mujer diferente y que con ella no la maravillaras con un ramo de flores o un cotejeo ¿Qué debo de hacer? ¿Qué debo de hacer para que ella finalmente caiga rendida en mis brazos?... un enigma que debo de descubrir poco a poco, y como me encantará hacerlo.

Cazadora te cazaré, pronto….

Djordje.