AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Liberando a sus demonios (Continuación del Burdel)
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Liberando a sus demonios (Continuación del Burdel)
Entré por la puerta de la cabaña riendo ante el enfado de Erlend por haber perdido la carrera, que entró tras de mí dando un portazo. Seguía ofuscado porque decía que yo había hecho trampas al distraerlo durante la misma; más, ¿Quién había dicho que no podía hacerlas?
Me senté en la silla todavía riéndome.
- Cuando apuestas, deberías tener en cuenta que puedes perder.- dije mientras trataba de contener la risa al ver sus ojos oscurecidos.- Umm.. ahora puedo pedirte lo que yo quiera..
Empecé a pensar que posibles opciones tenía, qué podía pedirle a Erlend por mi merecida victoria..
Sonreí con malicia al pensar por fin en mi premio; pues había sido algo que todavía no había hecho en todos mis años de existencia.
Me senté en la silla todavía riéndome.
- Cuando apuestas, deberías tener en cuenta que puedes perder.- dije mientras trataba de contener la risa al ver sus ojos oscurecidos.- Umm.. ahora puedo pedirte lo que yo quiera..
Empecé a pensar que posibles opciones tenía, qué podía pedirle a Erlend por mi merecida victoria..
Sonreí con malicia al pensar por fin en mi premio; pues había sido algo que todavía no había hecho en todos mis años de existencia.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 17/05/2016
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Re: Liberando a sus demonios (Continuación del Burdel)
Entre en la cabaña hastiado, aquella caza ardillas me había ganado, por poco pero lo había hecho, y no de forma noble como ella abanderaba sus actos, me había hecho trampas.
Ella sonreí con picarda frente a mi ceño mas que fruncido mientras entre risas me decía que tenia que aprender a perder.
¿Perder? ¿yo no perdía nunca? A no ser claro que me la jugaran como ella había hecho.
Deje escapar el aire molesto, como si fuera un crio contrariado, y alce los ojos en busca de los ajenos que aun brillaban supongo que presos de la diversión del momento y de lo completamente borrachos que íbamos los dos, o al menos yo que sin duda había bebido mucho mas que ella.
-¿que quieres? -le pregunte ahora si acabando con mi mal humor y dedicándole una sonrisa -¿otro polvo como el del bosque?
Busque en la cocina dos copas y una botella de vino y serví sendos vasos a partes iguales
-Piensa bien tu deseo porque no volverás a tener una oportunidad así -bromee guiñándole el ojo antes de vaciar el primer vaso de un trago.
Estaba decidido a aquella noche caer inconsciente antes de que los demonios invadieran mis sueños en forma de mujer.
Moira paseaba dubitativa por la cabaña, emitiendo pequeñas sonidos de risa frente a mis enredadas palabras por el alcohol.
Mis ojos la seguían observando su cuerpo y con cada movimiento iban aumentando mis ganas de mas.
Ella sonreí con picarda frente a mi ceño mas que fruncido mientras entre risas me decía que tenia que aprender a perder.
¿Perder? ¿yo no perdía nunca? A no ser claro que me la jugaran como ella había hecho.
Deje escapar el aire molesto, como si fuera un crio contrariado, y alce los ojos en busca de los ajenos que aun brillaban supongo que presos de la diversión del momento y de lo completamente borrachos que íbamos los dos, o al menos yo que sin duda había bebido mucho mas que ella.
-¿que quieres? -le pregunte ahora si acabando con mi mal humor y dedicándole una sonrisa -¿otro polvo como el del bosque?
Busque en la cocina dos copas y una botella de vino y serví sendos vasos a partes iguales
-Piensa bien tu deseo porque no volverás a tener una oportunidad así -bromee guiñándole el ojo antes de vaciar el primer vaso de un trago.
Estaba decidido a aquella noche caer inconsciente antes de que los demonios invadieran mis sueños en forma de mujer.
Moira paseaba dubitativa por la cabaña, emitiendo pequeñas sonidos de risa frente a mis enredadas palabras por el alcohol.
Mis ojos la seguían observando su cuerpo y con cada movimiento iban aumentando mis ganas de mas.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Continuación del Burdel)
El vampiro cogió dos copas y una botella de vino; al parecer la fiesta continuaba en casa. Sirvió sendas copas y yo le di un trago a la mía. Lo necesitaría para encontrar el valor de pedirle lo que tenía en mente.
-¿Qué quieres? -preguntó mientras una sonrisa provocadora se instauraba en sus labios -¿otro polvo como el del bosque?
Reconozco que me sonrojé ante el recuerdo de nuestro encuentro horas antes, y más aún cuando pensé que iba sin bragas por aquello.
Sonreí mientras negaba con la cabeza. No porque no me importase repetir, sino porque quería probar algo que jamás había consentido que hiciese ningún otro hombre. Siempre había pensado que debería ser con alguien especial, no con un simple entretenimiento.
Así que me acerqué a Erlend, con los movimientos de un felino, sensualmente..y me coloqué delante de él.
- Quiero que me beséis en los labios. Ese es mi deseo.- dije sin pensarlo dos veces y sonrojándome de nuevo al darme cuenta de mi desvergonzada petición.
¿Sería Erlend aquella persona especial que había estado esperando? Solo había una forma de comprobarlo, y era esa.
Lo miré con los ojos ennegrecidos por la lujuria contenida, y esperé su respuesta.
-¿Qué quieres? -preguntó mientras una sonrisa provocadora se instauraba en sus labios -¿otro polvo como el del bosque?
Reconozco que me sonrojé ante el recuerdo de nuestro encuentro horas antes, y más aún cuando pensé que iba sin bragas por aquello.
Sonreí mientras negaba con la cabeza. No porque no me importase repetir, sino porque quería probar algo que jamás había consentido que hiciese ningún otro hombre. Siempre había pensado que debería ser con alguien especial, no con un simple entretenimiento.
Así que me acerqué a Erlend, con los movimientos de un felino, sensualmente..y me coloqué delante de él.
- Quiero que me beséis en los labios. Ese es mi deseo.- dije sin pensarlo dos veces y sonrojándome de nuevo al darme cuenta de mi desvergonzada petición.
¿Sería Erlend aquella persona especial que había estado esperando? Solo había una forma de comprobarlo, y era esa.
Lo miré con los ojos ennegrecidos por la lujuria contenida, y esperé su respuesta.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 17/05/2016
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Re: Liberando a sus demonios (Continuación del Burdel)
Sus labios casi rozaban los míos y sus oscuros ojos provocaban en mi cuerpo reacciones varias, sonreí aun con mi mano sobre el vaso y una risa ebria se apodero de mi frente a tan complicada petición de la dama.
Mas la verdad, en ese momento en el que en mi cuerpo había mas alcohol que sangre mi cabeza no se permitió pensar y acorte la distancia que nos separaba pegando nuestros labios con suavidad primero, lento, saboreando aquel extraño roce de labios fríos al que no estaba acostumbrado. Su lengua lamió mi labio invitándome a mas y mi boca respondió a la suya entreabriéndose, esta vez si, dando paso a que nuestras bocas se acompasaran con pasión, ojos cerrados y cuerpos que se añoraban, alzándonos en busca de un lugar donde dar rienda suelta a nuestros besos, a nuestro fuego, sus manos se enredaban en mi nuca, posesiva, como si aquella fuera nuestra despedida.
Tambaleándome y enredado en aquella aura de pasión que arrasaba con todos los objetos que obstaculizan nuestro paso llegamos al lecho.
Sonreí de medo lado cuando nuestras bocas se separaron para que esta se quitara lo que quedaba de ropa que la cubría y que no había sido ya arrebatada en nuestro tórrido camino hasta la cama.
Ambos nos dejamos caer sobre el lecho, ardientes. Mas parecía que yo no era el único que no se mantenía en pie en esos momentos, mi virilidad, pese a lo excitado que me encontraba no parecía obedecer a mis instintos mas básicos.
Alce las cejas mirando a Moira antes de echarme a reír por la situación, en otros momentos aquella falta de hombría me hubiera enfurecido mas ahora se me antojaba hasta divertida, posiblemente porque estaba tan borracho que era de esperar y también porque el sopor empezaba ha hacer efecto en mi. Deje caer la cabeza sobre la almohada, aun sobre Moira y sentí como mi cuerpo poco a poco se relajaba, abrí y cerré los ojos varias veces en un intento de no dormirme y al menos no dejar a aquella mujer con las ganas.
-Espera -musité dispuesto a hacerla alcanzar el cielo de otro modo mas la verdad es que no acabe la frase cuando sentí mis pesados ojos caer
Mas la verdad, en ese momento en el que en mi cuerpo había mas alcohol que sangre mi cabeza no se permitió pensar y acorte la distancia que nos separaba pegando nuestros labios con suavidad primero, lento, saboreando aquel extraño roce de labios fríos al que no estaba acostumbrado. Su lengua lamió mi labio invitándome a mas y mi boca respondió a la suya entreabriéndose, esta vez si, dando paso a que nuestras bocas se acompasaran con pasión, ojos cerrados y cuerpos que se añoraban, alzándonos en busca de un lugar donde dar rienda suelta a nuestros besos, a nuestro fuego, sus manos se enredaban en mi nuca, posesiva, como si aquella fuera nuestra despedida.
Tambaleándome y enredado en aquella aura de pasión que arrasaba con todos los objetos que obstaculizan nuestro paso llegamos al lecho.
Sonreí de medo lado cuando nuestras bocas se separaron para que esta se quitara lo que quedaba de ropa que la cubría y que no había sido ya arrebatada en nuestro tórrido camino hasta la cama.
Ambos nos dejamos caer sobre el lecho, ardientes. Mas parecía que yo no era el único que no se mantenía en pie en esos momentos, mi virilidad, pese a lo excitado que me encontraba no parecía obedecer a mis instintos mas básicos.
Alce las cejas mirando a Moira antes de echarme a reír por la situación, en otros momentos aquella falta de hombría me hubiera enfurecido mas ahora se me antojaba hasta divertida, posiblemente porque estaba tan borracho que era de esperar y también porque el sopor empezaba ha hacer efecto en mi. Deje caer la cabeza sobre la almohada, aun sobre Moira y sentí como mi cuerpo poco a poco se relajaba, abrí y cerré los ojos varias veces en un intento de no dormirme y al menos no dejar a aquella mujer con las ganas.
-Espera -musité dispuesto a hacerla alcanzar el cielo de otro modo mas la verdad es que no acabe la frase cuando sentí mis pesados ojos caer
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Continuación del Burdel)
Erlend cubrió la distancia que nos separaba y posó sus labios sobre los míos. Unos labios fríos y suaves, que permanecían tímidos sobre los míos. Sin experiencia en aquel acto, opté por acariciar su labio superior con mi lengua; necesitaba sentir más..quería conocer más, y fue mi acto el que desató el deseo de Erlend, pues éste entreabrió su boca y nuestras lenguas se entrelazaron al ritmo que las caricias empezaron a volar sobre nuestros cuerpos.
cerré los ojos para no perderme ningún segundo de aquel maravillo momento. No sabría describir lo que sentía; era rubor, quizás una presión en el pecho desconocida que no era solo por la lujuria; era mucho más intenso...era algo nuevo y desconocido para mí. Pero, sin lugar a dudas, lo mejor que me había pasado en mi larga vida.
Nuestro beso continuó tornándose más intenso, mientras que ambos fuimos iniciando el camino hacia la cama, despojándonos de la ropa que en ese momento nos sobraba. Nuestras caricias recorrían cada centímetro de nuestros cuerpos, como si ese contacto fuese nuestra salvación. Mi cabeza daba vueltas, aunque no estaba muy segura si por aquel nuevo sentimiento o por el alcohol ingerido; quizás un poco de ambos.
Desnuda completamente, Erlend se tumbó sobre mí, mientras nuestras caricias ardientes continuaban, más de pronto el vampiro se puso a reír. Su virilidad no le seguía el ritmo, y el alcohol empezaba a hacer mella en él.
Sonreí, pues me había llevado con creces mi deseo, y me dispuse a levantarme para vestirme, pues el cansancio en ambos estaba patente.
- Espera.- musitó justo antes de cerrar los ojos.
Sonreí. El pobre estaba rendido...y para engañarnos..yo también. Pero una duda asomó por mi cabeza.
- Erlend, susurré mientras lo movía ligeramente para despertarlo.- ¿Qué me hubieses pedido en el caso de haber ganado tú la carrera?
Siendo francos, si no hubiese hecho trampas, ahora estaría yo cumpliendo su deseo.
cerré los ojos para no perderme ningún segundo de aquel maravillo momento. No sabría describir lo que sentía; era rubor, quizás una presión en el pecho desconocida que no era solo por la lujuria; era mucho más intenso...era algo nuevo y desconocido para mí. Pero, sin lugar a dudas, lo mejor que me había pasado en mi larga vida.
Nuestro beso continuó tornándose más intenso, mientras que ambos fuimos iniciando el camino hacia la cama, despojándonos de la ropa que en ese momento nos sobraba. Nuestras caricias recorrían cada centímetro de nuestros cuerpos, como si ese contacto fuese nuestra salvación. Mi cabeza daba vueltas, aunque no estaba muy segura si por aquel nuevo sentimiento o por el alcohol ingerido; quizás un poco de ambos.
Desnuda completamente, Erlend se tumbó sobre mí, mientras nuestras caricias ardientes continuaban, más de pronto el vampiro se puso a reír. Su virilidad no le seguía el ritmo, y el alcohol empezaba a hacer mella en él.
Sonreí, pues me había llevado con creces mi deseo, y me dispuse a levantarme para vestirme, pues el cansancio en ambos estaba patente.
- Espera.- musitó justo antes de cerrar los ojos.
Sonreí. El pobre estaba rendido...y para engañarnos..yo también. Pero una duda asomó por mi cabeza.
- Erlend, susurré mientras lo movía ligeramente para despertarlo.- ¿Qué me hubieses pedido en el caso de haber ganado tú la carrera?
Siendo francos, si no hubiese hecho trampas, ahora estaría yo cumpliendo su deseo.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Continuación del Burdel)
Abrí los ojos a la mañana siguiente con cierto pesar, la cabeza aun me daba vueltas y no pude evitar llevar mis manos a la sien dándome un pequeño masaje en ella.
Apreté el gesto entrecerrando los ojos varias veces y mas aun cuando vi a la caza ardillas durmiendo a mi lado
-¿que había pasado? -pensé para mis adentros mientras me movía sigiloso para ponerme en pie sin despertarla.
Recordaba casi toda la noche, el baile en el burdel, la buena cena que nos pegamos, el polvo en el bosque, mas luego solo quedaban lagunas sobre una conversación de mi pasado y luego nada, desconocía como había llegado hasta allí, pero bueno, el hecho es que allí estábamos ambos sanos y salvos.
Por desgracia a mi mente no solo vinieron aquello recuerdos con Moira, si no también lo acontecido con anterioridad, mi pacto con la loba, con Ariyne había terminado y mi vida había vuelto a quedar prendida de ese vació donde llevaba un milenio, en el mismo lugar donde Katherine la dejo.
Eche un par de leños mas a la hoguera para que la casa se mantuviera templada mientras la caza ardillas despertaba y me encamine hacia el comedor. Hoy cuando Notredam diera las once no tendría donde ir, no volvería a ver aquella sonrisa y esa idea me frustraba, mas eso era lo que ella quería, lo que deseaba, fui sincero, aposte todo a una única carta y perdí.
Apreté el gesto entrecerrando los ojos varias veces y mas aun cuando vi a la caza ardillas durmiendo a mi lado
-¿que había pasado? -pensé para mis adentros mientras me movía sigiloso para ponerme en pie sin despertarla.
Recordaba casi toda la noche, el baile en el burdel, la buena cena que nos pegamos, el polvo en el bosque, mas luego solo quedaban lagunas sobre una conversación de mi pasado y luego nada, desconocía como había llegado hasta allí, pero bueno, el hecho es que allí estábamos ambos sanos y salvos.
Por desgracia a mi mente no solo vinieron aquello recuerdos con Moira, si no también lo acontecido con anterioridad, mi pacto con la loba, con Ariyne había terminado y mi vida había vuelto a quedar prendida de ese vació donde llevaba un milenio, en el mismo lugar donde Katherine la dejo.
Eche un par de leños mas a la hoguera para que la casa se mantuviera templada mientras la caza ardillas despertaba y me encamine hacia el comedor. Hoy cuando Notredam diera las once no tendría donde ir, no volvería a ver aquella sonrisa y esa idea me frustraba, mas eso era lo que ella quería, lo que deseaba, fui sincero, aposte todo a una única carta y perdí.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Continuación del Burdel)
Me quedé durmiendo a su lado, al mismo tiempo que me vestía, esperando su respuesta que nunca llegó.
Cuando desperté la cama estaba vacía, conmigo abarcando todo lo que daba. ¿Se habría marchado Erlend arrepentido de lo acaecido la noche anterior? Recordé cada momento pasado con él; había sido una noche intensa en todos los sentidos, pero lo más extraordinario para recordar, fue aquel beso, que todavía infundaba sentimientos extraños en mí.
Abrí los ojos, pero un pinchazo atravesó mi cabeza, "maldita resaca", pensé, y los volví a cerrar mientras me cogía la cabeza con las dos manos.
Pasaron unos minutos, y repetí el acto, pues un pequeño chisporroteo de la leña me hizo saber que Erlend andaba cerca. Esta vez, el pinchazo fue menos punzante, y no sin esfuerzo, pude levantarme de la cama.
Mi cara se iluminó con una radiante sonrisa en cuanto vi al vampiro sentado en una silla del comedor. No parecía enfadado o arrepentido, más bien triste; y creía saber por qué.
Me acerqué a él con tranquilidad, pues temía mover mucho la cabeza y que me estallara.
- Buenas noches, madrugador.- susurré con una sonrisa mientras me sentaba frente a él.- Anoche te dormiste sin responder a mi pregunta.- Bromeé.
Erlend me miraba con semblante confundido, ¿Acaso no recordaba la pregunta? Quizás estaba ya dormido cuando se la hice..
- Siento haberme dormido en tu cama, no me dio tiempo a pasarme a la tuya.- dije ruborizándome por haber ocupado parte de su lecho durante esa noche, aunque para que negarlo, había dormido mejor que nunca.
Cuando desperté la cama estaba vacía, conmigo abarcando todo lo que daba. ¿Se habría marchado Erlend arrepentido de lo acaecido la noche anterior? Recordé cada momento pasado con él; había sido una noche intensa en todos los sentidos, pero lo más extraordinario para recordar, fue aquel beso, que todavía infundaba sentimientos extraños en mí.
Abrí los ojos, pero un pinchazo atravesó mi cabeza, "maldita resaca", pensé, y los volví a cerrar mientras me cogía la cabeza con las dos manos.
Pasaron unos minutos, y repetí el acto, pues un pequeño chisporroteo de la leña me hizo saber que Erlend andaba cerca. Esta vez, el pinchazo fue menos punzante, y no sin esfuerzo, pude levantarme de la cama.
Mi cara se iluminó con una radiante sonrisa en cuanto vi al vampiro sentado en una silla del comedor. No parecía enfadado o arrepentido, más bien triste; y creía saber por qué.
Me acerqué a él con tranquilidad, pues temía mover mucho la cabeza y que me estallara.
- Buenas noches, madrugador.- susurré con una sonrisa mientras me sentaba frente a él.- Anoche te dormiste sin responder a mi pregunta.- Bromeé.
Erlend me miraba con semblante confundido, ¿Acaso no recordaba la pregunta? Quizás estaba ya dormido cuando se la hice..
- Siento haberme dormido en tu cama, no me dio tiempo a pasarme a la tuya.- dije ruborizándome por haber ocupado parte de su lecho durante esa noche, aunque para que negarlo, había dormido mejor que nunca.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Continuación del Burdel)
La vampiresa caza ardillas no tardo mucho en despertar y como yo parecía arrastrar una resaca digna del mismo Thor.
Fue entonces cuando me dijo que me dormí sin contestar no se bien que pregunta, ladee la cabeza y enarque ligeramente una ceja posando mis ojos en los ajenos con tino.
-¿ahora me interrogas borracho? -le dije fingiendo un gran enfado, mentira que no pude llevar durante mucho tiempo a cabo pues pronto me puse a reír.
-No recuerdo casi nada de lo que paso ayer, tengo lagunas -confesé mirándola, esperando que su reacción no delatara que había hecho nada inapropiado.
Aunque la verdad, tampoco es que tuviera que arrepentirme de nada, pues no había pacto con la loba, ni relación, ni nada, y no por mi, ella así lo había decidido.
Posiblemente a estas alturas ya habría formalizado su matrimonio concertado dejándome a mi en el olvido, aquella mujer llevaba un milenio jodiéndome la vida y parecía disfrutar con ello.
Así que, si, venganza era lo que ahora se avivaba en llamas en mi interior, ganas de tomarlo todo y quemarme en ello, ganas de arder en el infierno.
-¿que quieres saber caza ardillas? -le dije animándola a formular nuevamente la pregunta.
Fue entonces cuando me dijo que me dormí sin contestar no se bien que pregunta, ladee la cabeza y enarque ligeramente una ceja posando mis ojos en los ajenos con tino.
-¿ahora me interrogas borracho? -le dije fingiendo un gran enfado, mentira que no pude llevar durante mucho tiempo a cabo pues pronto me puse a reír.
-No recuerdo casi nada de lo que paso ayer, tengo lagunas -confesé mirándola, esperando que su reacción no delatara que había hecho nada inapropiado.
Aunque la verdad, tampoco es que tuviera que arrepentirme de nada, pues no había pacto con la loba, ni relación, ni nada, y no por mi, ella así lo había decidido.
Posiblemente a estas alturas ya habría formalizado su matrimonio concertado dejándome a mi en el olvido, aquella mujer llevaba un milenio jodiéndome la vida y parecía disfrutar con ello.
Así que, si, venganza era lo que ahora se avivaba en llamas en mi interior, ganas de tomarlo todo y quemarme en ello, ganas de arder en el infierno.
-¿que quieres saber caza ardillas? -le dije animándola a formular nuevamente la pregunta.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Continuación del Burdel)
Como sospechaba, Erlend no recordaba mi pregunta, pero ni eso, ni parte de la noche. Me sonrojé al pensar que me moriría de vergüenza si me hacía explicarle todo lo que había pasado, pues yo recordaba todo con pelos y señales.
¿Me había aprovechado de que Erlend iba demasiado ebrio? ¿Si parecía ser él quien llevase las riendas de todo?
Me planteé llevar poco a poco nuestra conversación, a ver que podía ir sacando si contar yo nada que me pusiese en evidencia. Al fin y al cabo si no lo recordaba, tampoco pasaba nada.
- ¿Qué quieres saber, caza ardillas?- preguntó divertido después de bromear acusándome de interrogarle entre sueños.
- Pues le pregunté que habría pedido en el caso de haber ganado vos la carrera a caballo desde el bosque hasta la cabaña.- tragué saliva con nerviosismo.- Porque, ¿recuerda lo sucedido en el bosque, verdad?
Sentí como mi cara se encendía al recordar yo misma lo sucedido en el bosque...¿y si tenía que explicárselo? ¿Y si tampoco se acordaba del beso?
De pronto mi rostro se volvió bermellón, y supe que mi reacción me estaba delatando ante la mirada atenta del vampiro.
¿Me había aprovechado de que Erlend iba demasiado ebrio? ¿Si parecía ser él quien llevase las riendas de todo?
Me planteé llevar poco a poco nuestra conversación, a ver que podía ir sacando si contar yo nada que me pusiese en evidencia. Al fin y al cabo si no lo recordaba, tampoco pasaba nada.
- ¿Qué quieres saber, caza ardillas?- preguntó divertido después de bromear acusándome de interrogarle entre sueños.
- Pues le pregunté que habría pedido en el caso de haber ganado vos la carrera a caballo desde el bosque hasta la cabaña.- tragué saliva con nerviosismo.- Porque, ¿recuerda lo sucedido en el bosque, verdad?
Sentí como mi cara se encendía al recordar yo misma lo sucedido en el bosque...¿y si tenía que explicárselo? ¿Y si tampoco se acordaba del beso?
De pronto mi rostro se volvió bermellón, y supe que mi reacción me estaba delatando ante la mirada atenta del vampiro.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Continuación del Burdel)
Sus mejillas se tornaron rosada, algo complicado en nuestra inmortal raza, y no pude evitar que una sonrisa picara se instalara en mis labios cuando de los suyos escapo con nerviosismo la fatídica pregunta.
Quería saber si recordaba nuestro encuentro en el bosque, y por supuesto que recordaba como me la había follado sobre la húmeda hierba, mas por un momento dude si mantener eso en secreto solo para hacerla explicármelo con pelos y señales. No se porque pero se me antojaba divertido verla allí, frente a mi, sufriendo.
Asentí con la cabeza entre risas sin poder contenerme, aun sus ojos parecían no comprender nada de las ideas que paseaban descaradas por mi mente.
-Si recuerdo que perdió las bragas -apunte con un guiño tratando de que así asumiera que esa parte no se había borrado de mi mente -hago aguas a partir de cuando empece ha hablar de mi, a partir de poco después ya nada. -Confesé sonriente.
Mordí mi labio inferior al ver su cara, algo había pasado ,era obvio, ¿pero porque tanto misterio? Ambos eramos libres de hacer y deshacer a voluntad, así que..
-Supongo que en ese estado de embriaguez te hubiera pedido que dejaras el burdel..no creo sea un trabajo para alguien como vos.
Y si, me molestaba infinitamente que otro la tocara, mas claro, aquello tampoco lo confesaría porque implicaría decir que algún sentimiento albergaba por ella en mi interior y eso, no queria que fuera posible, no porque pese a ser cierto, mi amor completo le pertenecía a Katherina desde hacia mas de un milenio...desde entonces jamas me permití sentir por otra dama y así quería que siguiera siendo.
Adiaba al amor en cada una de sus formas pues este había destruido mi misera vida humana y ahora lo hacia con la inmortal vida de vampiro.
Quería saber si recordaba nuestro encuentro en el bosque, y por supuesto que recordaba como me la había follado sobre la húmeda hierba, mas por un momento dude si mantener eso en secreto solo para hacerla explicármelo con pelos y señales. No se porque pero se me antojaba divertido verla allí, frente a mi, sufriendo.
Asentí con la cabeza entre risas sin poder contenerme, aun sus ojos parecían no comprender nada de las ideas que paseaban descaradas por mi mente.
-Si recuerdo que perdió las bragas -apunte con un guiño tratando de que así asumiera que esa parte no se había borrado de mi mente -hago aguas a partir de cuando empece ha hablar de mi, a partir de poco después ya nada. -Confesé sonriente.
Mordí mi labio inferior al ver su cara, algo había pasado ,era obvio, ¿pero porque tanto misterio? Ambos eramos libres de hacer y deshacer a voluntad, así que..
-Supongo que en ese estado de embriaguez te hubiera pedido que dejaras el burdel..no creo sea un trabajo para alguien como vos.
Y si, me molestaba infinitamente que otro la tocara, mas claro, aquello tampoco lo confesaría porque implicaría decir que algún sentimiento albergaba por ella en mi interior y eso, no queria que fuera posible, no porque pese a ser cierto, mi amor completo le pertenecía a Katherina desde hacia mas de un milenio...desde entonces jamas me permití sentir por otra dama y así quería que siguiera siendo.
Adiaba al amor en cada una de sus formas pues este había destruido mi misera vida humana y ahora lo hacia con la inmortal vida de vampiro.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Continuación del Burdel)
Erlend comenzó a reírse de pronto mientras me miraba divertido, y yo incrédula seguía sin comprender, hasta que su lengua se soltó y me recordó que había perdido las bragas en nuestro encuentro en el bosque ¿Podía ser más bochornoso aquel momento? Asentí para mí misma; si, podía serlo; sobre todo si descubría si seguía sin ellas.
Al parecer el vampiro solo recordaba hasta que comenzó a contarme su triste historia con Katherina. Bueno, me evitaba un parte de la historia un tanto complicada de explicar.
Más en lugar de preguntarme por lo que había pasado en la carrera, y tener que explicarle lo de mis trampas y mi deseo, que fue satisfecho y de qué forma (me volví a sonrojar), que también se me antojaba delicado en aquellos momentos en los que ambos estábamos sobrios, me contestó que me hubiese pedido que dejase el burdel.
Una sonrisa se instauró en mi cara al barajar los posibles motivos del vampiro para haberme pedido aquello, recordando su rabia cuando en plena actuación aquel hombre se sobrepasó; por un momento pensé que podrían ser celos, pero aquello era imposible. Erlend amaba a otra mujer, y eso lo debía tener claro. Su preocupación sería, lo más seguro, digna de un buen amigo que ve los peligros en dicho trabajo.
- Está bien.- asentí convencida.- Aunque vos no ganaseis, dejaré el trabajo del burdel. Después de lo de anoche, no podría negaros nada.
Me arrepentí de mis palabras conforme salían de mi boca. Si no se acordaba de nada, ¿Para que recordarselo yo?
Me giré con disimulo mirando al fuego, con la esperanza de que Erlend diese el tema por zanjado...y librarme de pasar toda la vergüenza de mi existencia en una sola noche.
Al parecer el vampiro solo recordaba hasta que comenzó a contarme su triste historia con Katherina. Bueno, me evitaba un parte de la historia un tanto complicada de explicar.
Más en lugar de preguntarme por lo que había pasado en la carrera, y tener que explicarle lo de mis trampas y mi deseo, que fue satisfecho y de qué forma (me volví a sonrojar), que también se me antojaba delicado en aquellos momentos en los que ambos estábamos sobrios, me contestó que me hubiese pedido que dejase el burdel.
Una sonrisa se instauró en mi cara al barajar los posibles motivos del vampiro para haberme pedido aquello, recordando su rabia cuando en plena actuación aquel hombre se sobrepasó; por un momento pensé que podrían ser celos, pero aquello era imposible. Erlend amaba a otra mujer, y eso lo debía tener claro. Su preocupación sería, lo más seguro, digna de un buen amigo que ve los peligros en dicho trabajo.
- Está bien.- asentí convencida.- Aunque vos no ganaseis, dejaré el trabajo del burdel. Después de lo de anoche, no podría negaros nada.
Me arrepentí de mis palabras conforme salían de mi boca. Si no se acordaba de nada, ¿Para que recordarselo yo?
Me giré con disimulo mirando al fuego, con la esperanza de que Erlend diese el tema por zanjado...y librarme de pasar toda la vergüenza de mi existencia en una sola noche.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Continuación del Burdel)
Que mas me ocultaban aquello ojos que aceptaron sin rechistar una petición que deje escapar de mis labios al azar.
Era lo que ebrio le hubiera pedido porque no me gustaba que otros la tocaran ,porque se me antojaba un trabajo denigrante para ella y porque sin duda la colocaría mas de una vez en una situación extrema en la que sin mi presencia en la sala no sabría como solucionar.
Para mi Moira valía para mas que para danzar con la serpiente entre sus piernas dejando volar la imaginación de unos babosos que se morían por apropiarse de su cuerpo con lujuria desmedida. No entendía como había llegado a ello, supuse que de algún modo necesitaba ganar dinero, mas pensaba que su conocimiento en plantas podría ser mejor aprovechado, dejar de ser algo altruista para de un modo u otro cobrar por sus servicios.
Daba vueltas a todo ello en mi cabeza cuando oí la fatal frase de sus labios ¿No podía negarme nada tras lo que paso ayer? ¿que paso? Que yo recordara solo fue sexo, algo que para mi era algo habitual y que no me ligaba a nada ni a nadie.
-Moira ¿que paso que no me cuentas? -pregunte hundiendo mi mirada en la suya.
Fruncí el ceño esperando una respuesta sincera, eramos amigos y no deseaba dejar nada al azar y mucho menos que malinterpretara la situación vivida.
Si bien era cierto que Ariyne y yo habíamos terminado ,que entre nosotros ya no existiría posibilidad de futuro, tampoco pensaba empezar nada con aquella vampiresa, no porque no me atrajera, que por los dioses cada movimiento de su cuerpo era para mi una invitación a la lujuria...si no porque aun sin Ariyne mis sentimientos seguían como desde hacia mil años siendo por y con ella.
No se si el tiempo podría lograr cerrar heridas, si quizás algún día estaría liberado de mis demonios para empezar otro modo de vida, otra relación con alguien con quien permitirme ser feliz, mas ahora, en estos momentos, estaba tan vació que no era justo ni para mi mismo ni para nadie.
Era lo que ebrio le hubiera pedido porque no me gustaba que otros la tocaran ,porque se me antojaba un trabajo denigrante para ella y porque sin duda la colocaría mas de una vez en una situación extrema en la que sin mi presencia en la sala no sabría como solucionar.
Para mi Moira valía para mas que para danzar con la serpiente entre sus piernas dejando volar la imaginación de unos babosos que se morían por apropiarse de su cuerpo con lujuria desmedida. No entendía como había llegado a ello, supuse que de algún modo necesitaba ganar dinero, mas pensaba que su conocimiento en plantas podría ser mejor aprovechado, dejar de ser algo altruista para de un modo u otro cobrar por sus servicios.
Daba vueltas a todo ello en mi cabeza cuando oí la fatal frase de sus labios ¿No podía negarme nada tras lo que paso ayer? ¿que paso? Que yo recordara solo fue sexo, algo que para mi era algo habitual y que no me ligaba a nada ni a nadie.
-Moira ¿que paso que no me cuentas? -pregunte hundiendo mi mirada en la suya.
Fruncí el ceño esperando una respuesta sincera, eramos amigos y no deseaba dejar nada al azar y mucho menos que malinterpretara la situación vivida.
Si bien era cierto que Ariyne y yo habíamos terminado ,que entre nosotros ya no existiría posibilidad de futuro, tampoco pensaba empezar nada con aquella vampiresa, no porque no me atrajera, que por los dioses cada movimiento de su cuerpo era para mi una invitación a la lujuria...si no porque aun sin Ariyne mis sentimientos seguían como desde hacia mil años siendo por y con ella.
No se si el tiempo podría lograr cerrar heridas, si quizás algún día estaría liberado de mis demonios para empezar otro modo de vida, otra relación con alguien con quien permitirme ser feliz, mas ahora, en estos momentos, estaba tan vació que no era justo ni para mi mismo ni para nadie.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Continuación del Burdel)
El vampiro parecía entretenido en sus pensamientos, con lo cual me relajé minímamente; quizás la resaca no dejaba alerta todos sus sentidos, y no dio más importancia a mis palabras.
Seguía mirando al fuego con disimulo cuando Erlend clavó sus ojos en mí, unos ojos intimidantes que me hicieron sentir como una chiquilla que guarda su mejor secreto.
-Moira ¿qué pasó que no me cuentas?.- fueron sus palabras mientras fruncía el ceño.
Toda mi esperanza de que le pasase inadvertido se fue al traste; ¿es que no podía este hombre tener una resaca normal?
- Mi deseo...por ganar la carrera, en la que hice trampas, lo reconozco.- una sonrisa pícara se instauró en mi cara.- Vos cumplisteis mi deseo.
Ni siquiera era capaz que me saliesen las palabras con sentido. Sentía un nudo en la garganta.
Los ojos del vampiro seguían mirandome fijamente; esa explicación no le bastaba...y yo me moriría de vergüenza al contarlo. Más era mi amigo, mi mejor amigo y no le podía mentir.
Di unos pasos hacia el fuego, quizás si no tenía sus ojos penetrantes alterando todo mi ser, me fuese más fácil contarlo. Tomé aire, y suspiré.
- Anoche, después de hablar de confidencias, le propuse hacer una carrera en caballo hasta la cabaña, el premio de la cual, era pedir un deseo al otro. Vos ibais ganando la carrera, pero decidí hacer un poquito de trampa, así que me coloqué junto a vos y...- no me podía creer que le estuviese contando aquello.- ..Y me levanté la falda. Como bien habéis recordado, perdí las bragas, lo que creo sirvió para desconcentraros y que yo ganase la carrera. Cuando se le pasó la rabieta- sonreí de nuevo ante la ofuscación de Erlend aquella noche-le pedí mi deseo: un beso. Quería de vos un beso en los labios; y vaya que si cumplió mis expectativas...
Me giré sonrojada como nunca había estado; evité contarle la segunda parte; al fin y al cabo no había pasado nada, y no sabría como se sentiría ante su impedimento de haber terminado lo que empezó con aquel beso.
Respiré hondo. Al final tampoco había sido para tanto; aunque con el recuerdo mi cuerpo comenzó a excitarse de nuevo, el muy maldito iba por su cuenta y riesgo.
Me guardé también los detalles de todo lo que se confirmó en mí con aquel beso que empezó siendo inocente. Anoche no sabía que era, que podría ser esa presión en el pecho tan cerca del corazón, esa pequeña sensación de cosquilleo en el estómago..más ahora, con Erlend delante mirándome fijamente, no tenía ninguna duda.
Seguía mirando al fuego con disimulo cuando Erlend clavó sus ojos en mí, unos ojos intimidantes que me hicieron sentir como una chiquilla que guarda su mejor secreto.
-Moira ¿qué pasó que no me cuentas?.- fueron sus palabras mientras fruncía el ceño.
Toda mi esperanza de que le pasase inadvertido se fue al traste; ¿es que no podía este hombre tener una resaca normal?
- Mi deseo...por ganar la carrera, en la que hice trampas, lo reconozco.- una sonrisa pícara se instauró en mi cara.- Vos cumplisteis mi deseo.
Ni siquiera era capaz que me saliesen las palabras con sentido. Sentía un nudo en la garganta.
Los ojos del vampiro seguían mirandome fijamente; esa explicación no le bastaba...y yo me moriría de vergüenza al contarlo. Más era mi amigo, mi mejor amigo y no le podía mentir.
Di unos pasos hacia el fuego, quizás si no tenía sus ojos penetrantes alterando todo mi ser, me fuese más fácil contarlo. Tomé aire, y suspiré.
- Anoche, después de hablar de confidencias, le propuse hacer una carrera en caballo hasta la cabaña, el premio de la cual, era pedir un deseo al otro. Vos ibais ganando la carrera, pero decidí hacer un poquito de trampa, así que me coloqué junto a vos y...- no me podía creer que le estuviese contando aquello.- ..Y me levanté la falda. Como bien habéis recordado, perdí las bragas, lo que creo sirvió para desconcentraros y que yo ganase la carrera. Cuando se le pasó la rabieta- sonreí de nuevo ante la ofuscación de Erlend aquella noche-le pedí mi deseo: un beso. Quería de vos un beso en los labios; y vaya que si cumplió mis expectativas...
Me giré sonrojada como nunca había estado; evité contarle la segunda parte; al fin y al cabo no había pasado nada, y no sabría como se sentiría ante su impedimento de haber terminado lo que empezó con aquel beso.
Respiré hondo. Al final tampoco había sido para tanto; aunque con el recuerdo mi cuerpo comenzó a excitarse de nuevo, el muy maldito iba por su cuenta y riesgo.
Me guardé también los detalles de todo lo que se confirmó en mí con aquel beso que empezó siendo inocente. Anoche no sabía que era, que podría ser esa presión en el pecho tan cerca del corazón, esa pequeña sensación de cosquilleo en el estómago..más ahora, con Erlend delante mirándome fijamente, no tenía ninguna duda.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Continuación del Burdel)
¿Un beso? Como se le podía haber ocurrido aquella petición cuando sabia sobradamente que yo no besaba jamás.
Estaba ligeramente molesto mas recordé que aquella noche ninguno de los dos estaba para hacer peticiones con demasiado sentido, así que..lo deje estar.
Observe sus labios intentando memorizar si es que en mi mente quedaba algún resquicio de ese recuerdo su sabor, su textura o su forma, mas nada. Ella reía sonrojada, como si encontrara divertida aquella situación en la que ella era capaz de recordar y yo andaba en ese tema completamente perdido.
Me puse en pie, aun lleno de dudas, mas pronto comprendí que aquel beso, era tan necesario para mi como para ella.
Había terminado mi pacto con Ariyne, mis sentimientos por ella no albergaban dudas, la amaba, tan simple como eso, tan fuerte como eso y tan doloroso que me arrancaba el alma que por suerte no poseía.
¿Pero que sentía por la mujer que tenia delante? Que la deseaba era obvio, mas también me gustaba estar con ella, me reía, me divertía, en ella había encontrado un hogar.
Acorte las escasa distancia existente entre su cuerpo y el mío y tomando con mis dedos su mentón lo alce, necesitaba saber, al menos tener la misma información que tenia la vampiresa.
Uní mis labios a los suyos despacio, apenas rozándolos, aquella sensación era agradable, distinta a los única boca que durante mi inmortal vida había besado..la de Ariyne.
Cerré los ojos, dejándome llevar por sus labios que buscaron con mas intensidad los míos, entreabrí mi boca atravesando el precipicio de la suya y enredando sendas lenguas en un baile lento, su cuerpo busco el mío y este lo recibió excitándose con cada uno de sus movimientos.
Jadee contra su boca en busca de mas, fue entonces cuando me detuve, apartándome de ella, no podía dejarme llevar, ahora no, ni siquiera sabia lo que sentía, y no era justo, no así.
La mire tratando de quitar hierro al asunto.
-Ahora ambos sabemos lo mismo -bromeé con la respiración entrecortada y tratando de poner frente a mi el escudo de la indiferencia para que no descubriera que aquel cercano contacto había logrado perturbarme
Estaba ligeramente molesto mas recordé que aquella noche ninguno de los dos estaba para hacer peticiones con demasiado sentido, así que..lo deje estar.
Observe sus labios intentando memorizar si es que en mi mente quedaba algún resquicio de ese recuerdo su sabor, su textura o su forma, mas nada. Ella reía sonrojada, como si encontrara divertida aquella situación en la que ella era capaz de recordar y yo andaba en ese tema completamente perdido.
Me puse en pie, aun lleno de dudas, mas pronto comprendí que aquel beso, era tan necesario para mi como para ella.
Había terminado mi pacto con Ariyne, mis sentimientos por ella no albergaban dudas, la amaba, tan simple como eso, tan fuerte como eso y tan doloroso que me arrancaba el alma que por suerte no poseía.
¿Pero que sentía por la mujer que tenia delante? Que la deseaba era obvio, mas también me gustaba estar con ella, me reía, me divertía, en ella había encontrado un hogar.
Acorte las escasa distancia existente entre su cuerpo y el mío y tomando con mis dedos su mentón lo alce, necesitaba saber, al menos tener la misma información que tenia la vampiresa.
Uní mis labios a los suyos despacio, apenas rozándolos, aquella sensación era agradable, distinta a los única boca que durante mi inmortal vida había besado..la de Ariyne.
Cerré los ojos, dejándome llevar por sus labios que buscaron con mas intensidad los míos, entreabrí mi boca atravesando el precipicio de la suya y enredando sendas lenguas en un baile lento, su cuerpo busco el mío y este lo recibió excitándose con cada uno de sus movimientos.
Jadee contra su boca en busca de mas, fue entonces cuando me detuve, apartándome de ella, no podía dejarme llevar, ahora no, ni siquiera sabia lo que sentía, y no era justo, no así.
La mire tratando de quitar hierro al asunto.
-Ahora ambos sabemos lo mismo -bromeé con la respiración entrecortada y tratando de poner frente a mi el escudo de la indiferencia para que no descubriera que aquel cercano contacto había logrado perturbarme
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Continuación del Burdel)
No sabría definir si Erlend estaba confundido o molesto, pues su rostro era indescifrable. Se mantuvo pensativo unos minutos, los cuales yo permanecí en silencio, apoyada en la pared de piedra junto a la chimenea. Era una lástima que no recordase nada, había sido una inigualable velada.
Seguía mirándome fijamente a los ojos, sentado en una de las sillas, y juraría que su mirada se desviaba hacia mis labios. ¿Por qué de pronto me ponía tan nerviosa que me mirase así? Me sentía como una colegiala inocente a quien le intimida que la observen, más no era ninguna de ambas cosas.
Sin esperar la reacción del vampiro, éste se puso en pie y sin decir nada se acercó a mí. Lo miré extrañada. ¿Y ahora que le pasaba? Para mi sorpresa, cogió mi mentón y poniendo mis labios a su entera disposición, me besó de nuevo; sin yo pedírselo...un beso suave, apenas un roce..más los míos buscaban más; esta vez fui yo quien buscó un beso más apasionado; necesitaba sentir de nuevo su sabor en mi boca y me lancé de nuevo entreabriendo mis labios y juntando nuestras lenguas. Sin duda, aquel beso era como el de anoche, con la diferencia que éste si lo recordaría. Erlend sujetó mi cintura, mientras yo pegaba mi cuerpo al suyo. No podía evitarlo, mi subconsciente me traicionaba de nuevo y actuaba desde mi deseo más profundo, volver a tenerlo dentro de mí.
Se separó del beso mientras seguíamos ambos jadeando por la tensión que acabábamos de liberar, más tras su jadeo no hubo más.
- Ahora ambos sabemos lo mismo.- contestó mientras sonreía con la respiración entrecortada.
Pero se equivocaba. No sabíamos lo mismo. Porque lo que yo había descubierto al final de aquella noche, y confirmado en el nuevo amanecer con sus besos, era algo que no podría confesarle jamás. No mientras él amase a otra mujer.
- El de anoche estuvo mejor, pero bueno, si así os hacéis una idea.- contesté con una pícara sonrisa, mientras me mordía el labio recién besado, recreándome de nuevo con el sabor del vampiro.
Mi respiración continuaba entrecortada por la subida de adrenalina que acababa de alcanzar, más sabía de sobra que no podíamos seguir así, no mientras Erlend siguiese sintiendo algo por aquella loba que lo había dañado; no tan pronto. Pero no podía calmarme si lo tenía delante, cuando aún notaba su olor en mi cuerpo, recuerdos de una noche pasada colmada por sexo y desenfreno.
- Ahora vengo.- dije con rapidez mientras me dirigía hacia la puerta ante los ojos extrañados del vampiro.- Voy al burdel, a decirles que dejo el trabajo por razones personales.
Le dirigí una cálida sonrisa antes de abrir la puerta, más cuando ya casi la había cruzado recordé algo importante. Cerré la puerta de nuevo, y corrí hasta una modesta cómoda de madera, que tenía junto al biombo donde me vestía. De allí saqué una prenda interior y me la puse.
Salí corriendo de nuevo, mientras Erlend me seguía con la mirada, seguramente pensando que me había vuelto loca.
- Es que me iba sin bragas.- dije con una sonrisa pícara antes de guiñarle un ojo y marcharme hacia la ciudad.
Iba a dejar un trabajo que me gustaba, aunque también me había traído problemas en muchas ocasiones. Pero entendía que Erlend tenía razón; eran tiempos peligrosos, donde cada vez se respetaba menos a las mujeres. Y, mi principal razón por la que hacía aquello, era porque aquel vampiro testarudo me lo habría pedido.
Seguía mirándome fijamente a los ojos, sentado en una de las sillas, y juraría que su mirada se desviaba hacia mis labios. ¿Por qué de pronto me ponía tan nerviosa que me mirase así? Me sentía como una colegiala inocente a quien le intimida que la observen, más no era ninguna de ambas cosas.
Sin esperar la reacción del vampiro, éste se puso en pie y sin decir nada se acercó a mí. Lo miré extrañada. ¿Y ahora que le pasaba? Para mi sorpresa, cogió mi mentón y poniendo mis labios a su entera disposición, me besó de nuevo; sin yo pedírselo...un beso suave, apenas un roce..más los míos buscaban más; esta vez fui yo quien buscó un beso más apasionado; necesitaba sentir de nuevo su sabor en mi boca y me lancé de nuevo entreabriendo mis labios y juntando nuestras lenguas. Sin duda, aquel beso era como el de anoche, con la diferencia que éste si lo recordaría. Erlend sujetó mi cintura, mientras yo pegaba mi cuerpo al suyo. No podía evitarlo, mi subconsciente me traicionaba de nuevo y actuaba desde mi deseo más profundo, volver a tenerlo dentro de mí.
Se separó del beso mientras seguíamos ambos jadeando por la tensión que acabábamos de liberar, más tras su jadeo no hubo más.
- Ahora ambos sabemos lo mismo.- contestó mientras sonreía con la respiración entrecortada.
Pero se equivocaba. No sabíamos lo mismo. Porque lo que yo había descubierto al final de aquella noche, y confirmado en el nuevo amanecer con sus besos, era algo que no podría confesarle jamás. No mientras él amase a otra mujer.
- El de anoche estuvo mejor, pero bueno, si así os hacéis una idea.- contesté con una pícara sonrisa, mientras me mordía el labio recién besado, recreándome de nuevo con el sabor del vampiro.
Mi respiración continuaba entrecortada por la subida de adrenalina que acababa de alcanzar, más sabía de sobra que no podíamos seguir así, no mientras Erlend siguiese sintiendo algo por aquella loba que lo había dañado; no tan pronto. Pero no podía calmarme si lo tenía delante, cuando aún notaba su olor en mi cuerpo, recuerdos de una noche pasada colmada por sexo y desenfreno.
- Ahora vengo.- dije con rapidez mientras me dirigía hacia la puerta ante los ojos extrañados del vampiro.- Voy al burdel, a decirles que dejo el trabajo por razones personales.
Le dirigí una cálida sonrisa antes de abrir la puerta, más cuando ya casi la había cruzado recordé algo importante. Cerré la puerta de nuevo, y corrí hasta una modesta cómoda de madera, que tenía junto al biombo donde me vestía. De allí saqué una prenda interior y me la puse.
Salí corriendo de nuevo, mientras Erlend me seguía con la mirada, seguramente pensando que me había vuelto loca.
- Es que me iba sin bragas.- dije con una sonrisa pícara antes de guiñarle un ojo y marcharme hacia la ciudad.
Iba a dejar un trabajo que me gustaba, aunque también me había traído problemas en muchas ocasiones. Pero entendía que Erlend tenía razón; eran tiempos peligrosos, donde cada vez se respetaba menos a las mujeres. Y, mi principal razón por la que hacía aquello, era porque aquel vampiro testarudo me lo habría pedido.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Continuación del Burdel)
La veía correr de un lado a otro de la habitación tan feliz que su alegría casi contagio a la mía, tenia que reconocer que con ella me sentía gusto, era yo. Jamas me decía lo que tenia o no que hacer, nunca trataba de imponerme nada y entre nosotros las cosas simplemente fluían, el deseo era patente, juntos nuestros cuerpos eran consumidos por las llamas y aquel beso, aquello significaba algo, ese algo que oprimía con suavidad mi pecho.
No le impedí ir al burdel a fin de cuentas tomara ese paso sola o por que así yo se lo había pedido me se antojo una gran idea. Ella podía hacer otras cosas para ganarse la vida y la idea de que cada noche otros hombres soñaran con tan solo rozarla me sacaba de mis casillas.
Supongo que de cierto modo nuestra amistad había llegado a ese punto donde ella me importaba quizás mucho mas de lo que yo mismo creía y por supuesto mas de lo que estaba dispuesto a reconocer.
Mis pensamientos me asolaban cuando esta cerro la puerta y en la soledad de aquella casa que ahora se me antojaba mi hogar me invadió.
Trate de poner en orden las ideas aun sintiendo su sabor en mis labios y su olor en mi cuerpo, la resaca tampoco ayudaba demasiado la verdad.
¿Estaba preparado para darme una nueva oportunidad? La respuesta por desgracia era no, llevaba enamorado mil años de una mujer que me había dejado completamente destrozado, tenia tantos demonios con los que lidiar que ni tan siquiera estar cerca de alguien era una buena idea. Si empezaba algo con Moira la llevaría a mi propio infierno y eso no era lo que quería para ella.
Eso sin contar que pese a que el pacto entre Ariyne y yo había concluido mi mente seguía enredada en sus faldas, en su respiración y en su persona, aunque era un imposible aquella mujer que me traiciono hacia mil años jugaba conmigo poniendo en mi camino a sus dobles para torturarme sin descanso y volverme a hundir en el vació.
Se acabo, lo mejor seria irme de París, estar solo, no era bueno para nadie, ni para Ariyne ni para Moira, no era bueno ni para mi mismo.
Fue entonces cuando la puerta se abrió con una corriente de aire fresco y Moira sonriente volvió a adentrarse en nuestra casa, en mi vida, mi gesto lo decía todo, estaba derrumbado, sentado inmóvil sobre el lecho alzando la vista dispuesto a decirle que todo había terminado.
No le impedí ir al burdel a fin de cuentas tomara ese paso sola o por que así yo se lo había pedido me se antojo una gran idea. Ella podía hacer otras cosas para ganarse la vida y la idea de que cada noche otros hombres soñaran con tan solo rozarla me sacaba de mis casillas.
Supongo que de cierto modo nuestra amistad había llegado a ese punto donde ella me importaba quizás mucho mas de lo que yo mismo creía y por supuesto mas de lo que estaba dispuesto a reconocer.
Mis pensamientos me asolaban cuando esta cerro la puerta y en la soledad de aquella casa que ahora se me antojaba mi hogar me invadió.
Trate de poner en orden las ideas aun sintiendo su sabor en mis labios y su olor en mi cuerpo, la resaca tampoco ayudaba demasiado la verdad.
¿Estaba preparado para darme una nueva oportunidad? La respuesta por desgracia era no, llevaba enamorado mil años de una mujer que me había dejado completamente destrozado, tenia tantos demonios con los que lidiar que ni tan siquiera estar cerca de alguien era una buena idea. Si empezaba algo con Moira la llevaría a mi propio infierno y eso no era lo que quería para ella.
Eso sin contar que pese a que el pacto entre Ariyne y yo había concluido mi mente seguía enredada en sus faldas, en su respiración y en su persona, aunque era un imposible aquella mujer que me traiciono hacia mil años jugaba conmigo poniendo en mi camino a sus dobles para torturarme sin descanso y volverme a hundir en el vació.
Se acabo, lo mejor seria irme de París, estar solo, no era bueno para nadie, ni para Ariyne ni para Moira, no era bueno ni para mi mismo.
Fue entonces cuando la puerta se abrió con una corriente de aire fresco y Moira sonriente volvió a adentrarse en nuestra casa, en mi vida, mi gesto lo decía todo, estaba derrumbado, sentado inmóvil sobre el lecho alzando la vista dispuesto a decirle que todo había terminado.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Continuación del Burdel)
A pesar de que a la madame del burdel le apenaba mi pérdida, pues decía que el consumo de bebida y de gente en el local era notorio con mis actuaciones, entendió mi posición de dejar el trabajo cuando le mencioné que mi familia se había mudado a París, y que para ellos era un secreto mi profesión como bailarina en ese lugar. Se despidió de mí con afecto, asegurando que sí cambiaba de opinión siempre tendría las puertas abiertas; dándole las gracias por haberme acogido y un abrazo cariñoso, me despedí de aquel lugar; esperaba que para siempre.
Recorrí contenta el camino de vuelta hacia la cabaña, deseando que Erlend ya hubiese vuelto, en el caso de que haber salido aquella noche a cazar o a alguna parte.
Era pronto todavía para nosotros, pero estaba feliz sabiendo que quizás lo ocurrido en la pasada noche podría ser un comienzo de algo. Tenía claro que mis sentimientos hacia él no eran de un simple amigo, había algo más, quizás demasiado prematuro para darle un nombre. No tuve la certeza de aquello hasta que sus labios rozaron los míos por primera vez; hasta entonces pensaba que solo era una fuerte atracción sexual, sumado a que encajábamos en muchos sentidos.
Nos entendíamos en todo, eramos tan iguales y a la vez tan distintos que encajábamos. En esos momentos se me antojaba hasta extraño como haber podido estar tanto tiempo sin él. En poco tiempo entre ambos habíamos formado un hogar; un hogar que no había tenido desde hacía milenios.
Llegué a la cabaña, y entré como había salido, corriendo y sonriendo como una tonta enamorada. Más me frené en seco al ver el semblante de Erlend, que sentado sobre su lecho, parecía haber visto un fantasma.
Me acerqué corriendo preocupada ¿Qué podría haberle pasado?
-¿Estás bien? ¿qué te pasa?- pregunté mientras me arrodillaba frente a él y colocaba mis manos sobre las suyas, ya unidas.
Estaba asustada; muy asustada. Apenas me había ausentado un par de horas. Miré a mi alrededor, más no había signos de lucha. Sentí un nudo en la garganta al pensar que...¿habría visto a la loba que le había roto el corazón?
Recorrí contenta el camino de vuelta hacia la cabaña, deseando que Erlend ya hubiese vuelto, en el caso de que haber salido aquella noche a cazar o a alguna parte.
Era pronto todavía para nosotros, pero estaba feliz sabiendo que quizás lo ocurrido en la pasada noche podría ser un comienzo de algo. Tenía claro que mis sentimientos hacia él no eran de un simple amigo, había algo más, quizás demasiado prematuro para darle un nombre. No tuve la certeza de aquello hasta que sus labios rozaron los míos por primera vez; hasta entonces pensaba que solo era una fuerte atracción sexual, sumado a que encajábamos en muchos sentidos.
Nos entendíamos en todo, eramos tan iguales y a la vez tan distintos que encajábamos. En esos momentos se me antojaba hasta extraño como haber podido estar tanto tiempo sin él. En poco tiempo entre ambos habíamos formado un hogar; un hogar que no había tenido desde hacía milenios.
Llegué a la cabaña, y entré como había salido, corriendo y sonriendo como una tonta enamorada. Más me frené en seco al ver el semblante de Erlend, que sentado sobre su lecho, parecía haber visto un fantasma.
Me acerqué corriendo preocupada ¿Qué podría haberle pasado?
-¿Estás bien? ¿qué te pasa?- pregunté mientras me arrodillaba frente a él y colocaba mis manos sobre las suyas, ya unidas.
Estaba asustada; muy asustada. Apenas me había ausentado un par de horas. Miré a mi alrededor, más no había signos de lucha. Sentí un nudo en la garganta al pensar que...¿habría visto a la loba que le había roto el corazón?
Última edición por Moira Behaviour el Lun Jul 04, 2016 2:58 am, editado 1 vez
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Continuación del Burdel)
Moira parecía preocupada y aquella sonrisa jovial que traia instaurada en su rostro se borro al llegar a mi altura asolandome de preguntas.
-Estoy bien -aseguré mirando sus bellos ojos -pero Moira, aunque Ariyne y yo ya no estemos juntos, aunque ella haya tomado la decisión de casarse con otro hombre, hoy no estoy preparado para mas.
Siempre fui un hombre parco en palabras y dudaba mucho eso fuera capaz de expresar todos los pensamientos que se alojaban en mi cabeza.
Siempre estuve enamorado de Katherine y ahora, aunque con otro nombre la había encontrado en París. Ella no me había elegido, eso lo respetaba, pero yo seguía profundamente enamorado de aquella mujer que conocí hacia mil años en aquel rio de aguas bravas, con sus labios manchados de sangre, aquel pelo azabache y esos ojos ámbar que se clavaron no solo en los míos si no en mi corazón.
-Siempre fue ella -concluí frente a la mirada que se rompía en mil pedazos de la mujer que frente a mi tenia.
No podía pedirle paciencia, ni tan siquiera tiempo, porque desconocía si necesitaría otros mil años para borrar los recuerdos de un amor que me torturaba.
Eso por no hablar de los demonios que día y noche me asolaban. Yo no era bueno para nadie, eso me había quedado mas que claro durante mi vida inmortal, si hubiera sido lista hace tiempo me hubiera tirado de aquella casa, era incapaz de hacer feliz a nadie, porque tenia miedo, porque era un cobarde que huía de la felicidad para no volver a sufrir por ella.
Como si supiera que de volver a experimentarla, de volver a permitirme dejarla entrar, acabaría conmigo.
Tenia el vicio de destruirme a mi mismo, arrastrando a todo aquel que se opusiera a mi paso.
No estaba dispuesto a llevarla conmigo al infierno donde desde hace mil años moraba.
-Estoy bien -aseguré mirando sus bellos ojos -pero Moira, aunque Ariyne y yo ya no estemos juntos, aunque ella haya tomado la decisión de casarse con otro hombre, hoy no estoy preparado para mas.
Siempre fui un hombre parco en palabras y dudaba mucho eso fuera capaz de expresar todos los pensamientos que se alojaban en mi cabeza.
Siempre estuve enamorado de Katherine y ahora, aunque con otro nombre la había encontrado en París. Ella no me había elegido, eso lo respetaba, pero yo seguía profundamente enamorado de aquella mujer que conocí hacia mil años en aquel rio de aguas bravas, con sus labios manchados de sangre, aquel pelo azabache y esos ojos ámbar que se clavaron no solo en los míos si no en mi corazón.
-Siempre fue ella -concluí frente a la mirada que se rompía en mil pedazos de la mujer que frente a mi tenia.
No podía pedirle paciencia, ni tan siquiera tiempo, porque desconocía si necesitaría otros mil años para borrar los recuerdos de un amor que me torturaba.
Eso por no hablar de los demonios que día y noche me asolaban. Yo no era bueno para nadie, eso me había quedado mas que claro durante mi vida inmortal, si hubiera sido lista hace tiempo me hubiera tirado de aquella casa, era incapaz de hacer feliz a nadie, porque tenia miedo, porque era un cobarde que huía de la felicidad para no volver a sufrir por ella.
Como si supiera que de volver a experimentarla, de volver a permitirme dejarla entrar, acabaría conmigo.
Tenia el vicio de destruirme a mi mismo, arrastrando a todo aquel que se opusiera a mi paso.
No estaba dispuesto a llevarla conmigo al infierno donde desde hace mil años moraba.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Liberando a sus demonios (Continuación del Burdel)
Mis ojos preocupados se clavaban en los de Erlend a espera de una respuesta. Algo muy importante debía de haber pasado para dejarlo en ese estado de desazón.
Por fin habló, aseguraba estar bien, quizás todavía dolido por haber perdido de nuevo a la mujer de la que llevaba tantos años enamorado, pues decía no estar preparado para más.
Me calmé un poco al escuchar sus palabras, pues era lógico, que después de una relación con tanta tensión acumulada no desease comenzar otra; hasta yo misma me hubiese esperado un tiempo prudencial para comenzar algo con él.
Pero sus ojos me decían que había algo más; no solo era un poco de tiempo lo que me pedía, y entonces llegaron aquellas palabras que tanto temía.
- Siempre fue ella.- apuntó sin más mientras las lágrimas abordaban a mis ojos.
- No importa, lo entiendo.- dije en un hilo de voz mientras mi interior se quedada completamente destrozado y sentía como un nudo en la garganta me impedía respirar.
Me puse en pie dando pasos moribundos hacia la chimenea encendida, dándole la espalda para que no me viese llorar.Como un rayo que atravesase mi pecho, el dolor se instauró en mí para siempre.Puse la mano en el corazón, atravesado ahora por una estaca hecha con sus palabras.
"Siempre fue ella", resonaban en mi mentes aquellas palabras que me habían quitado la vida de nuevo.
¿Cómo podía haber sido tan estúpida de pensar que sentía algo por mí? ¿Cómo podía haber pensado que teníamos algo especial por lo que luchar?
Si hubiese sido cuestión de tiempo, sería capaz de esperar todo lo necesario por él...pero así...así me dejaba claro que no tenía nada que esperar. Él jamás sentiría nada por mí.
Bajé la cabeza, mientras con ambas manos me tapaba la cara y trataba de controlar la respiración para no derrumbarme en aquel momento, más fui inútil, y caí de rodillas al mismo tiempo que mis lagrimas resbalaban por mis mejillas.
Por fin habló, aseguraba estar bien, quizás todavía dolido por haber perdido de nuevo a la mujer de la que llevaba tantos años enamorado, pues decía no estar preparado para más.
Me calmé un poco al escuchar sus palabras, pues era lógico, que después de una relación con tanta tensión acumulada no desease comenzar otra; hasta yo misma me hubiese esperado un tiempo prudencial para comenzar algo con él.
Pero sus ojos me decían que había algo más; no solo era un poco de tiempo lo que me pedía, y entonces llegaron aquellas palabras que tanto temía.
- Siempre fue ella.- apuntó sin más mientras las lágrimas abordaban a mis ojos.
- No importa, lo entiendo.- dije en un hilo de voz mientras mi interior se quedada completamente destrozado y sentía como un nudo en la garganta me impedía respirar.
Me puse en pie dando pasos moribundos hacia la chimenea encendida, dándole la espalda para que no me viese llorar.Como un rayo que atravesase mi pecho, el dolor se instauró en mí para siempre.Puse la mano en el corazón, atravesado ahora por una estaca hecha con sus palabras.
"Siempre fue ella", resonaban en mi mentes aquellas palabras que me habían quitado la vida de nuevo.
¿Cómo podía haber sido tan estúpida de pensar que sentía algo por mí? ¿Cómo podía haber pensado que teníamos algo especial por lo que luchar?
Si hubiese sido cuestión de tiempo, sería capaz de esperar todo lo necesario por él...pero así...así me dejaba claro que no tenía nada que esperar. Él jamás sentiría nada por mí.
Bajé la cabeza, mientras con ambas manos me tapaba la cara y trataba de controlar la respiración para no derrumbarme en aquel momento, más fui inútil, y caí de rodillas al mismo tiempo que mis lagrimas resbalaban por mis mejillas.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Localización : Paris
Re: Liberando a sus demonios (Continuación del Burdel)
Me puse en pie tras ella acercándome a la chimenea, odiaba verla llorar, era consciente de que yo y no otro era el causante de esas lagrimas que desde luego no merecía.
Sabia que todos y cada uno de mis actos tenían serias consecuencias, que posiblemente a su lado seria brutalmente feliz, pues esa mujer estaba poniendo su vida en ello, la ponía en mis manos una y otra vez y yo la destrozaba casi del mismo modo.
No sabia bien que hacer, nunca fui bueno para expresar sentimientos, llevaba tanto tiempo follando sin mirar atrás que había perdido todo rastro de humanidad que una vez hubo en mi.
Deslice mi mano por su pelo en silencio, como si eso fuera alivio suficiente para la mujer a la que acababa de desgarrar el corazón.
-Lo siento -susurré a su espalda, en un vil intento de disculparme y a su vez culparme de todos sus males.
Era cierto que lo sentía, tan cierto como que me planteaba que estar conmigo era lo peor que podía pesarle y que si de verdad la quería lo mejor que podía hacer era tomar distancia de por medio.
Tire de su cuerpo hacia el mio, hundiéndola en mi regazo, frente a aquel fuego chisporroteaste en el mas absoluto silencio. Nuestros cuerpos fríos no se calentaban, mas esperaba que al menos mi pecho le sirviera de sustento a sus lagrimas.
Fin del post.
Sabia que todos y cada uno de mis actos tenían serias consecuencias, que posiblemente a su lado seria brutalmente feliz, pues esa mujer estaba poniendo su vida en ello, la ponía en mis manos una y otra vez y yo la destrozaba casi del mismo modo.
No sabia bien que hacer, nunca fui bueno para expresar sentimientos, llevaba tanto tiempo follando sin mirar atrás que había perdido todo rastro de humanidad que una vez hubo en mi.
Deslice mi mano por su pelo en silencio, como si eso fuera alivio suficiente para la mujer a la que acababa de desgarrar el corazón.
-Lo siento -susurré a su espalda, en un vil intento de disculparme y a su vez culparme de todos sus males.
Era cierto que lo sentía, tan cierto como que me planteaba que estar conmigo era lo peor que podía pesarle y que si de verdad la quería lo mejor que podía hacer era tomar distancia de por medio.
Tire de su cuerpo hacia el mio, hundiéndola en mi regazo, frente a aquel fuego chisporroteaste en el mas absoluto silencio. Nuestros cuerpos fríos no se calentaban, mas esperaba que al menos mi pecho le sirviera de sustento a sus lagrimas.
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Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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