Marie Claire Mignola

por **Marie Claire Mignola** Lun Ago 01, 2016 8:31 pm

DATOS BÁSICOS

▲NOMBRE DEL PERSONAJE▲

Marie Claire Mignola

▲EDAD▲

14 años

▲ESPECIE▲

Hechicera

▲FACCIÓN A LA QUE PERTENECE▲

Si tu personaje es inquisidor, escribe aquí la facción a la que pertenece.

▲TIPO, CLASE SOCIAL O CARGO▲

Clase altal.

▲ORIENTACIÓN SEXUAL▲

Asexual

▲LUGAR DE ORIGEN▲

Londres, Inglaterra.

▲HABILIDADES/PODERES▲

→ Atmokinesis: Habilidad para controlar ocasional y relativamente el clima y los sucesos meteorológicos (Rayos, tempestades...).

→ Reminiscencia: Poder para bucear en los recuerdos humanos de los mortales e inmortales.
→ Nigromancia: Habilidad que consiste en la adivinación mediante la consulta a los muertos y sus espíritus o cadáveres. Permite controlar temporalmente a alimañas y criaturas muertas para sus propósitos. (No controla a Vampiros).

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Marie es como cualquier niña de su edad y clase social: caprichosa, engreída, superficial. Por encima, de tan solo conocerla, podemos caer en cuenta que es una niña insoportable, ruidosa, ruin, cínica como su padre (de quién heredó todo lo malo además de los ojos ambarinos), también es impertinente. Es normal escuchar sus risitas en el silencio de las plegarias de la iglesia. También sus argumentos, siempre demasiado bien elaborados y sustentados, para defenderse de los regaños. Sí… Marie es como cualquier niña… a la cual le dan la libertad para discernir sobre sus propios actos, es por eso que ninguna niña es como ella.

Marie es libre, espontánea, con una avidez de mente que deja sorprendidos a propios y extraños; es infantil hasta que la charla se hace seria y de su interés, de otro modo, te enfrentarás a los morros que pone y a sus constantes caras de fastidio si no eres lo suficientemente bueno como para mantener su interés. Es una tormenta de piel pecosa; fuego arde en su cabello y en su alma, en el interior de la prisión de costillas donde late un corazón inquieto. Esa es Marie de día, la lúcida, la que es feliz, sin embargo, toda sobra es al fin y al cabo hija de la luz, ¿no es así? Cuando está triste o enojada la oscuridad no solamente la envuelve a ella, sino a todo a su alrededor. El cielo se oscurece, llueve o violentos rayos suelen cimbrar a la tierra, a la gente. La violencia de su padre fluye libremente por sus venas y es cuando la colman que se puede ver porqué Mignola está prendado de su hija, la más digna de todos los que tuvo.

Difícil congraciarse con ella mediante palabrería, los regalos (siempre costosos) funcionan más. Suele escribir todo en pequeños diarios que también atiborra de dibujos en donde las leyes físicas no existen, tampoco la realidad, es su mundo, la visión verdadera de las cosas que la rodean… Pero también es frágil, sumamente delicada de salud gracias a esos estallidos de cólera que suelen ir disfrazados de berrinches sin importancia. Contrastes son los que la rigen, la suavidad de la seda que envuelve al puño de hierro que azota, esa es Marie Mignola… La niña roja.
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HISTORIA

Raíces

La historia de Anna Marie Claire Claudette Mignola comienza un siglo antes, con la llegada de la familia de su padre a Francia. Mercaderes agraciados por los Habsburgo después de la batalla del cabo Passaro, decidieron probar suerte como una especie de familia de nuevos ricos que, como toda familia con dinero, fue aparentemente bien recibida en la sociedad, siendo a sus espaldas, la burla de las altas cámaras de la nobleza y realeza. Fue Donatella Mignola, la matriarca de la familia quien acomodó a sus quince hijos lo mejor que pudo, pero murió a causa de la nostalgia después de pasarse diez largos años lejos de su amada isla, Sicilia.

Los Mignola tomaron renombre gracias al nieto de esta gran mujer. Fue Fréderic Mignola, nacido francés en 1770, de la unión del tercer hijo de Donatella: Alessandro “El cojo” y una noble empobrecida de gran nombre; quién logró afianzar a la familia con trabajo arduo y un carácter endemoniado que lo colocó entre los mejores dentro de la escuela militar fundada por el Mariscal d’Effiat, donde conoció a su gran amigo Louis Charles Antoine Desaix con quien también entró en el ejército real francés. Contrajo matrimonio a los dieciocho años con una noble llamada Antoine, con la que tuvo cinco hijos varones, saludables y bien educados. Fue Antoine, con la ayuda de su gran apellido, quien logró ayudar para que los Mignola, italianos afrancesados (justo como ese general que comenzaba a causar bullicio), por fin quedaran en el registro de las familias notables de Francia.

Sin embargo, Fréderic no era una buena persona, gozaba de estar en batalla simplemente por la carnicería que podía hacer impunemente, cuando no estaba en batalla, gozaba de maltratar a los sirvientes de la casa, claro, a escondidas de Antoine cuya realidad jamás fue la de su marido. Dotado de una inteligencia casi sobrehumana, Fréderic era capaz de predecir los movimientos de los ejércitos enemigos, cosa que le vino de maravilla en la batalla de Marengo la cual lidió con su amigo Desaix. Ganaron gracias a éste último, pero fue el desvío del mosquete que propició Fréderic el que logró cegar la vida de su amigo. Se le rindió tributo y el mismo Napoleón, conocedor de su gran valía como estratega, lo recompensó con un cargo superior lo cual le permitió retirarse del ejército, tomando como excusa, la pérdida de su pierna derecha en batalla. Tenía treinta años.

Estratega brillante, soldado de sangre caliente, hombre sin escrúpulos, desalmado, sumamente inteligente y dotado de un cinismo que era mal visto incluso en la corrupta esfera de la nobleza, Fréderic conoció a la que sería su segunda esposa en uno de los grandes salones de una Mansión arrancada a algún conde en la Revolución Francesa.

Cosette

Cosette tenía apenas doce tiernos años y era la hija de uno de los generales de Bonaparte. Prendado de la chiquilla pelirroja, comenzó a fastidiarse de Antoine quien con sus treinta y cinco años ya le parecía vieja y anticuada; llegó a golpearla y humillarla frente a sus hijos quienes no podían hacer nada, por respeto o por mismo miedo a su padre quién los había educado con mano dura y disciplina. Un par de años después, cuando Cosette tuvo edad para casarse, Antoine falleció en un accidente ecuestre lamentable, las correas de su elegante silla se habían desatado haciéndola caer y desnucarse.

El matrimonio no llegó de inmediato, la madre de Fréderic había objetado tal unión por considerarla demasiado pronta, además de que la jovencita gozaba de una fama poco afable; era asidua de las reuniones de espiritistas, pasatiempo de la realeza en la cual tenía a su círculo más amado, incluso se rumoraba que practicaba la magia negra y que había sido ella la que lanzó el hechizo a las correas para que Antoine muriera. Nada más lejos de la verdad, había sido el propio Fréderic. Se casó con ella incluso en medio del duelo de sus tres hijos mayores, muertos en tierna edad en las batallas napoleónicas; se casó con ella incluso las madres de ambos, la de ella sobre todo, que lo veía como un oportunista que sólo quería tomar ventaja de la posición de su familia; se casó con ella… y pese a todo pronóstico, la pareja fue feliz en los años venideros.

Oscuridad…

Descubrió que la jovencita en efecto, practicaba hechicería y demás, pero solo como un mero pasatiempo, lo gozaba tanto como pintar tacitas delicadas y teñir el clavecín. Un año después recibían a sus primeros hijos, un par de gemelos a los que llamaron Simon y Gustav Mignola. Poco a poco, la mala fama de ambos arreció, se decía que practicaban actos indecibles y aberrantes, aunque no todo era cierto, se acoplaron perfectamente bien en algunas de sus extrañas maneras: Cosette gozaba de maltratar a sus sirvientas y él la dejaba e incluso le festejaba sus travesuras.

Bianca, el ángel de cabello verde

Años después, Cosette trajo al mundo a la primera hija de Mignola, Bianca Aurore. La labor de parto comenzó justamente cuando una horrible tormenta azotó la casa de campo del matrimonio. Todo aquel que estuvo esa noche en aquel lugar, pudo jurar que parecía que el mundo iba a acabarse esa misma noche. Cosette estuvo casi doce horas sufriendo junto con la tierra que se cimbraba con cada rayo que caía sobre ella hasta que al despuntar el alba cuando de la nada, la lluvia menguo y con el primer canto de los pájaros, el llanto de la criatura se escuchó a kilómetros.

La partera que ayudó a traerla al mundo pegó un grito cuando la niña salió del cuerpo de su madre, blancuzca, pequeña, con la piel transparente por la cual podían adiviniarse los órganos, las venillas delicadas pero lo que más parecía impactar, era el hecho de que la pequeña nació sin pestañas ni ningún otro vello en el cuerpo, ni siquiera cabello y con los enormes ojos dorados abiertos. Ese día, el sol brilló como nunca… Fréderic cayó enamorado de su pequeña y mandó a hacerle un collar de diamantes a Cosette, para agradecerle aquel milagro. Las habladurías comenzaron de inmediato, cuando se acusó a la pareja de traer al mundo al Anticristo, cosa que empeoró cuando a la niña comenzó a crecerle el cabello… verde. No del verde de los árboles o del terciopelo, era un verde oxidado, como el cobrizo oxidado de los estantes que pasan mucho tiempo en la intemperie húmeda.

Fue la nodriza de Cosette quien se encargó de lavar los cabellos de la pequeña Bianca con hierbas como la manzanilla, para atenuar el color de los cabellos, a los tres años, parecía más rubio que ese notorio color con el que había nacido. Después de los impiadosos rumores, se soltó otro más suave, a los Mignola les había nacido un ángel. Los gemelos, Bianca, Cosette y Fréderic, un par de años después se mudaron a la capital en donde se convirtió en el patriarca de la familia y comenzó a jugar a dos bandos: por un lado, seguía fiel a Napoleón, por el otro y en secreto, jugando a favor del Reino Unido quien lo favorecía gracias a sus labores de proporcionar información y demás. Justo cuando Napoleón fue derrocado en séptima coalición, en 1815, Cosette se enteró que estaba embarazada de nuevo… pero ésta vez, no estaba tan contenta.

No es mía…

Conocedora de su carta astral y demás, echó varias veces las cartas sobre su propia vida y solamente le fueron predichos cuatro hijos, los cuales ya tenía, un quinto (número al que le temía) no estaba destinado para ella e hizo lo más posible por ocultarlo y deshacerse de éste. Cuando tuvieron que viajar a Inglaterra para protegerse de los aliados napoleónicos, tenía tres meses de embarazo y diariamente se tomaba un té de hierbas amargas, abortivo. Nada sucedió… él bebé seguía ahí, aferrado a la vida y cuando fue momento, le devolvió cada uno de los golpes que Cosette se daba en la barriga con patadas fuertes y por breves momentos, arañazos.

A pesar del miedo a las represalias de los aliados y de los mismos ingleses, Fréderic solía pasar el mayor tiempo posible con sus cuatro hijos, los únicos que le sobrevivían en ese momento pues todos los nacidos de su primera esposa habían muerto años atrás. Los educó con el amor que los otros jamás conocieron y les enseñó, incluso a Bianca, a jugar ajedrez y a pelear con floretes. Los gemelos querían entrar a la milicia y así sería, los dos últimos, el pelirrojo y la niña del cabello cada vez menos verde, demasiado delicados para la milicia o cualquier otra cosa, se la pasaban pegados de su madre quien lucía cada vez más debilitada. Fue hasta el octavo mes, en agosto, justo el mismo día en el que Bonaparte vino al mundo, que el bebé que Cosette trató de ocultar y matar vino al mundo.

Cosette estuvo a punto de morir a causa de los tés que tomaba y Fréderic, confundido, estuvo con ella día y noche sin querer ver a la bebé que les había nacido hasta que su mujer no le explicara por qué no le había dicho nada Contrario a lo que se podría esperar, la criatura nació con un buen tamaño, con los ojos abiertos como su hermana Bianca y la piel transparente, pero con un diferencia enorme: nació envuelta en una melena verdosa que parecía que era el interior de una ostra y ella, la niña que nació, además, riéndose (tal vez de su madre quien casi muere desangrada), era la blanca perla.

Cuando Fréderic la miró por primera vez, sintió algo tibio y lleno impregnarlo por dentro, supo que la amaba más que a la propia Bianca. La madre no quiso a la criatura, porque como ella misma le decía a lágrima viva, no la sentía suya, así que tuvieron que conseguirle una nodriza que llegó justo esa misma mañana. Una mujer alta llamada Cordelia. Cosette, ya poco interesada en el mundo de la magia, volvió a esta solamente para asegurarse que aquella niña no fuese un castigo o algo encontrando la respuesta cuando Marie cumplió los tres años. La esposa de Fréderic Mignola fue encontrada muerta en la habitación de la niña mientras la pequeña jugaba a cortarle los rizos rojos y a envolverse en ellos, riendo con la inocencia de cualquier bebé. Con esa historia, la niña causó una conmoción en las cámaras de la realeza y de la alta sociedad inglesa y debido a la popularidad ganada, Fréderic decidió volver a Francia, a París…

Marie, no llores que harás llover

Anna Marie Claire Claudette Mignola nació el quince de agosto, en plena luz del día. Rolliza, hermosa, con la misma apariencia de su hermana mayor pero con más viveza, con más vida, a través de la piel podía verse claramente como la sangre corría por todo su cuerpecillo y su risa podía escucharse día y noche. Cordelia, su nodriza, contratada de inmediato por Fréderic que también la usó por las noches, le daba los mismos baños que le dieron a blanca, pero con hierbas de nombres extraños que le acentuaron el color del cabello hasta dejárselo cobrizo, como el de su madre. Sus hermanos mayores no asistieron a sus primeros años de vida, encargados en colegios ingleses de renombre, no supieron mucho de sus demás hermanos, Bianca y el pelirrojo unidos desde siempre, solían ver a la niña con ternura aunque pronto comenzaron a hacerla víctima de sus bromas.

Asidua a llevar siempre los vestidos sucios y desgarrados, la pequeña Marie creció bajo la mirada atenta de Cordelia quien solía cantarle canciones de cuna en una lengua que nadie conocía pero que lograban que la niña quedara privada por horas y horas, reinando así la paz en el hogar. Fréderic se obsesionó con Cordelia y no prestó oídos a los consejos de sus hermanos y sobrinos quienes veían en esa mujer algo malo… que se extendía a Marie, cada vez más viva e inteligente. Tenía los ojos ambarinos de su padre y en la piel blanquísima comenzaban a vislumbrarse las miles de manchitas rojizas que le cubrirían el rostro. Se le daba todo lo que quería, a veces ni siquiera tenía que abrir la boca para que se le fueran dadas las sedas más hermosas, las muñecas más exquisitas.

Es a los cinco años recién cumplidos que comienza a darse cuenta de que algo sucede con ella, la conexión entre su interior y el exterior fue clara cuando una tarde sus hermanos la hicieron sentirse tan triste al decirle que ella había asesinado a su madre, que se pasó horas y horas llorando mientras afuera llovía a cántaros. En otra ocasión la hicieron enojar y una fuerte tormenta se desató solamente en el jardín de la casa… Cordelia, fue quien le hizo leer a escondidas de su padre, libros tan grandes como ella, que explicaban como era eso posible. Pasaría su infancia aprendiendo de su nodriza quien pronto se convirtió en el ama de llaves de la casa, todo lo relacionado con ese mundo por el cual su madre también se sentía fascinada. Aprendió el uso de las hierbas, de las flores incluso siendo sus favoritas las adelfas que hizo plantar en todo el jardín. Flores venenosas… mortales si se eran combinadas con leche.

Es ese mismo año, Bianca fue descubierta como mujer y prometida a un miembro de la realeza quien quedó prendado de ella tan solo de verla en un bowl organizado por una de las familias que jugó como intermediaria para concretar tal encuentro. Marie, quien asistía a pesar de ser una niña pues era la acompañante de su padre, tuvo una visión corta de los años venideros, algo que nunca le había pasado y que jamás volvería a pasarle: se vio casada con el prometido de su hermana y estuvo segura que así sería… de alguna y otra forma.

Las habladurías sobre Mignola no pararon en ningún momento, pero se mantuvieron silenciosas gracias al compromiso de sus hijos con miembros de familias distinguidas, siendo la unión de Bianca la más importante. Los chismeríos se extendieron hasta Marie, a quién los niños de su edad solían tenerle miedo y los adultos solían quedarse anonadados al hablar con ella ya que parecía que hablaba una persona de muchísimos años, sabía… cosa que cambiaba totalmente cuando los juegos de la infancia la dominaban, devolviéndole la luz en los ojos ambarinos. Sin embargo, Mignola ya tenía bastante poder, y se volvía peligroso, sus enemigos, cuyo número no era pequeño, decidieron acabar con él en la fiesta de compromiso de Bianca. Envenenaron la botella completa del champagne para que él y su familia entera murieran de una vez.

Fue esa misma noche que lo hicieron, ocultos en la noche, echaron suficiente cianuro como para matar un toro, dentro de la botella de celebración, ellos no lo sabían, pero Marie los estaba observando desde lo alto de su balcón. Lo siguió de cerca, notó el nerviosismo, rebuscó en sus recuerdos, encontró a los culpables, los planes… los anotó en su memoria y dejó que la noche siguiera su turno, cuando se sirvió la primera copa, la que fue entregada a su hermana de manos de su padre se contuvo. Iba a develar el peligro de la botella pero dejó que la vida siguiera su rumbo y Bianca, ciega de éste, bebió toda la copa. Lanzó un grito agudo desde uno de los lugares de la enorme mesa llena de gente y cuando fue momento, la misma Cordelia retiró la botella y se la llevó. Marie fingió un desmayo y en brazos de su padre fue llevada hasta su habitación en donde se aferró a él impidiéndole bajar por largas horas.

Al día siguiente, su hermana estaba muerta. La familia jamás se recupero, nadie jamás lo hizo pues Bianca era amada por su bondad y belleza, un ángel. Mientras era velada, Marie junto a Cordelia, jugaban en el jardín entre risas cómplices...

Ahora, mi dulce niña, te enseñaré a hablar con todos aquellos que nos rodean y que solo tú y yo podemos sentir…
A punto de cumplir los catorce años, Anna Marie Claire volvió a París después de pasar su infancia alejada en la campiña familiar. Hermosa como nadie, exquisita, educada, dócil y frágil como una delicada flor blanca, la niña desconoce los alcances de todo lo que ha aprendido de Cordelia quien parece no envejecer y que se ha mantenido a su lado todo este tiempo, protegiéndola, educándola, amándola como solo una madre podría hacer con su hija. Bajo la fiera mirada de Mignola quien descubrió a sus enemigos y les cobró la muerte de Bianca, ganándose el mote de Fréderic “la Bestia”.

DATOS EXTRA

◖ Ama los postres◗
◖ Tiene una gatita blanca llamada Marie◗
◖ Posee más de mil muñecas las cuales conserva en cajitas de cristal en su habitación, a veces juega con ellas pero es muy cuidadosa.◗
◖Los perros de su padre (mastines enormes) la adoran. Cuando va a la casa de campo, suelen dormir alrededor de su cama.◗
◖ Siempre viste de blanco◗
◖ Es muy pequeña, apenas alcanza el metro cuarenta y ocho centímetros y es de complexión delicada.◗
◖ Le gusta dar largas caminatas recogiendo flores.◗
◖ Le gusta tocar el pianoforte y cantar por las mañanas.◗

por Invitado Mar Ago 02, 2016 12:19 am

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