El mundo puede volverse cenizas

por **Constance A. Zaïre** Vie Ago 19, 2016 11:51 pm

El vestido era ajustado, con escote en forma de corazón, de un color naranja. Tenía un poco de vuelo, es decir, no era recto, y llevaba un sencillo cinturón de color negro y muy fino justo debajo del pecho. Estaba maquillada y peinada. Pelo planchado, sin sus habituales hondas, y unos tacones de color negro que eran entre sandalias y zapato cerrado. Perfecta. Le encantaba presumir, le encantaba sentirse guapa, disfrutaba con ello y más aquella noche, que salía junto a Alan y Charlin, sus mejores amigos. Sonrió ante su reflejo en el espejo y entonces cogió una americana de color negro y su bolso y salió de su habitación en la residencia de la universidad. La fraternidad de los chicos hacía una de sus habituales fiestas a la que acudía toda persona joven de la ciudad californiana y, por supuesto, ellos no podían fallar.

Salió de la residencia y se encontró a Alan allí, de pie, en las escaleras, esperando a ambas amigas. Estaba de espaldas a ella así que se acercó por detrás y, acercándose lo suficiente para rozar sus labios con la oreja de él, habló en un susurro — Verás Alan, nuestro objetivo de hoy es que Mona Le Blanc — y dicho aquello le dio un sonoro beso en la mejilla y se colocó a su lado, mirando al horizonte, esperando que su amiga apareciera, ya que seguramente se le hubiera hecho tarde trabajando y eso ya hubiera retrasado todo el horario de la morena.

por **Julyne/Sebak Worthing** Sáb Ago 20, 2016 5:21 pm

Genial. Llegaba tarde, algo que Juls odiaba con todas sus fuerzas, pero claro, eso no se podía evitar cuando alguien abandonaba a cinco cachorros en la puerta y ella junto con otra compañera tuvieron que prepararle un recinto y sujetar a Oliver antes de que fuera a encontrar a la persona culpable de todo aquello y la matara con sus propias manos, la mayor parte del tiempo era alguien amable y dulce, pero cuando se trataba de ese tipo de cosas era mejor desaparecer. No tardó demasiado en arreglarse, aunque le hubiera gustado coger otro vestido seleccionó uno que Alex le aconsejó que se comprara, aunque su amiga había votado por uno todavía más corto.

Pidió un taxi y cuándo ya estaban llegando y vio a sus dos acompañantes le pidió que parase en la esquina, pagó el importe del camino y salió de él maldiciéndose a sí misma por haber olvidado la chaqueta. Odiaba las prisas, hacían que su mente no funcionara correctamente y la convertían en un desastre que en realidad no era. Con paso rápido que acercó hasta ellos, una enorme sonrisa estaba reflejada en su rostro, pero es que teniendo en cuenta quiénes eran esas personas era imposible no sonreír, por supuesto. — Siento muchísimo la tardanza — Dijo al mismo tiempo que le daba un beso en la mejilla a cada uno y luego los abrazaba con todas sus fuerzas, intentando que sus tacones no le fallasen, porque era lo último que le faltaba ya aquél día. — ¿Y bien? ¿Cuál es el plan? — Los miró a ambos con una pequeña sonrisa pero con cautela, no le gustaba nada ese pequeño brillo que ambos tenían.

por **Bran & Ben Chevalier** Dom Ago 21, 2016 11:38 pm

Aprovechando que aún tenía tiempo optó por irse andando y darse un paseo bajo la oscuridad que ofrecía ese techo lleno de estrellas. No tardó mucho, unos veinte minutos en total. Su casa no le pillaba lejos de la universidad si sabía las calles correctas por donde atajar. Y Alan por supuesto que se las sabia de las tantas veces que había ido a quedar con ellas allí. Fue al sitio donde las esperaba, resopló a sabiendas de que iba a tocar esperar aún algunos minutos y por suerte antes de que pudiera darse cuenta ella ya estaba allí. Sonrió de oreja a oreja al verla y asintió con la cabeza a su afirmación sobre Mona. No pasó mucho tiempo más hasta que llegó la tercera integrante del trío calavera. Se encogió de hombros y miró hacia ella. — No lo sé, pregunta a la pequeñaja que es la cabecilla de esta noche. — Realmente no se sabía cuál era peor de los 3 para organizar planes, cada día le tocaba el turno a uno para liar a los otros dos y hacer... cualquier cosa. — Pero antes, señoritas, están ustedes preciosas. — Las cogió de una mano a cada una y las levantó hacia arriba para que se dieran una vuelta. — Debo ser la envidia de todos los hombres. — Dijo frotándose la barbilla. — Bueno, ¿no decías que había una fiesta? Esta noche soy todo vuestro, sin hora límite. — Otras veces que salía con ellas tenía que ponerse un tope por trabajar pero hoy, era libre, libre y todo lo que ellas quisieran porque era la noche de los 3.

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