Inés Castelló ID

Inés Castelló

D. PSICOLÓGICA

Encanto, vivacidad, feminidad y sensibilidad caracterizan a Inés , mujer particularmente intuitiva e imaginativa. Tiene la posibilidad de vivir sus aspiraciones, ya sea mediante la realización de un ideal elevado, o de su ambición social. Su gran creatividad puede favorecer su éxito. Y si la vida le permite acceder a éste, no será sin cierta tensión nerviosa que la llevará hacia la pasión y el entusiasmo.

Habitualmente vive bajo el mandato de su padre y puede que se note en ella cierta sensibilidad, de dependencia, pero solo es la apariencia que quiere mostrar. Particularmente femenina, ávida de ternura. Buscará la vida en pareja y se mostrará afectuosa, sociable, cálida y comunicativa. Por otro lado, es desconfiada y prudente cuando no se siente cómoda.

Además, posee sentido práctico y es capaz de trabajar con ahínco si está motivada. De hecho, es bastante ciclotímica y, según su humor, es capaz de elegir la facilidad o, por el contrario, entusiasmarse. Annette es frágil e influenciable y su imaginación puede hacerla vulnerable (temores, miedos, necesidad de que la protejan). Pero toda moneda tiene dos caras, y la creatividad es su fuerza. Sensible al éxito social, a los bienes materiales y a la posición, Inés posee un verdadero sentido del comercio.

Por otro lado, es audaz y emprendedora si es necesario. Lo desconocido y la dificultad no la desalientan, la estimulan… La vida amorosa es importante para ella, que es a la vez tierna, sensual y conquistadora. Inés es encantadora, menos frívola de lo que parece, aunque difícilmente se resiste a los regalos: si solo se trata de una bella joya, ¡no será tan grave!

Historia

Inés nació minutos más tarde que su hermana mayor Julia. Estas a la edad de cinco años fueron arrebatadas de las manos de sus padres debido a que al haber sido gemelas ambas ahora pertenecían por derecho propio a integrarse en la sede mágica del clan Géminis precisamente en España. Inés Castelló al ser la más tímida e inocente de las dos, supuso que el ser parte de tan importante clan le resultaba extraño.

Su hermana si lo suponía, era o hacia ver más su atractivo hacia los demás pero ella prefería estar en las sombras, bueno, tampoco le gustaba ser un bicho raro pero le gustaba sobre todo pasar en su alcoba leyendo un libro o bañando a su mascota. Tranquilidad era lo que le apetecía todo el rato al contrario que su hermana que siempre decía de querer escapar de la prisión en la que estaba. Tenía que dar la razón a su hermana, era una prisión en donde estaban. La sede no las dejaban salir al exterior y a pocas veces tenían visitas de Juan quien sentía algo por su hermana. Le resultaba curioso como las diferenciaba de la una de la otra, siendo ambas prácticamente iguales.

Hubo una vez que Julia no pudo hablar y fue Inés a sustituirla en una de las visitas pero Juan supo desde el primer momento en el que se sentó frente a él que era Inés. Más tarde cuando ambas hermanas tenían mayoría de edad, sufrieron una sorpresa de la que ninguna de las dos se podría esperar.

Como tradición en el clan géminis, uno de los dos debe de ser el más fuerte, y siempre uno debe de sobrevivir a una dura prueba. Se trataba de que los hermanos que nacieran gemelos o mellizos debían de enfrentarse el uno contra el otro hasta que uno cayera sobre la arena, por ello siempre daban tarjeta verde para poder salir o poder quedarte siendo parte de la sede del Clan Géminis. Julia e Inés querían salir de ahí. Inés echaba en falta a su familia y a sus amigos….o al menos los que pudieran recordarle desde los cinco años. Bueno, estaría por empezar de cero.

Una noche en la que cumplieron dieciocho años ambas hermanas fueron llevadas a la arena como la tradición marcaba. Inés, al tener el don de la premonición más desarrollado que su hermana, vio que una de las dos moría, vio que su hermana Julia moría por un arrebato propio de ella, por lo que un día antes de su cumpleaños fabrico una poción de un solo uso. Cuando ambas fueron puestas en la arena, en un palco pudo ver a Juan, a su familia y a sus abuelos y creyó ver a alguien más. Los nervios estaban inundándola rápidamente, no quería pelear contra su hermana.

Vio a Julia adelantarse un paso hacia delante, pero Inés fue más rápida y se bebió el contenido del frasco provocándole un paro cardiaco, pero que le permitía estar en el subconsciente, le permitía estar despierta interiormente pero muerta exteriormente. Pudo escuchar a su hermana sollozar desde fuera, noto como abrazaba su cuerpo inerte en medio de la arena y como enseguida la retiraban de ella. Inés horas después despertaba en una de las habitaciones con toda su familia presente excepto Julia. El clan la dio a elegir si la libertad o quedarse con ellos e Inés decidió libertad. Quería estar con su hermana pero aquel deseo no lo mostró.

Inés se instaló en París con ayuda de sus padres, encontró un trabajo en una floristería con lo que podía encontrarse siendo una persona normal y corriente, pero sabía que no estaba sola. Sabía que había personas que la vigilaban y temía por su vida. Juan le dijo que vendría alguien para protegerla, pero no le dijo precisamente quien.