Sylmeria Øybiorndottir ID

Sylmeria Øybiorndottir

Soltera, viuda, rica y felizmente madre.

Narcisista, egoísta y completamente maniática con que todo esté en perfectas condiciones. Con suerte no tiene que ir mandando a Valentina que recoja su habitación pues con ayuda de las doncellas su hija ya lo hace sola, eso le hace sentir como si se quitara un peso de encima. Orgullosa y enérgica madre que acompaña cada día a su pequeña al colegio a lo que después comienza su oficio de acompañante a cotizados adinerados señores – raramente señoras de la alta alcurnia por lo que siempre llega a casa con un buen fajo de billetes en el interior de su bolso a juego siempre con su vestido.

Ir siempre hecha un pincel es como un ritual para ella, siempre tiene que estar perfecta en todo momento al igual que su vida familiar la cual intenta siempre sacar adelante a pesar de ser solamente su hija y ella misma. Su primer esposo la dejo con deudas detrás de un buen nombre del cual fue donde amasó su primera fortuna casándose con un joven nuevo rico del cual en breve este murió pasando su fortuna a las manos de ella y su hija. Tiene cuidado con algunas personas de no cruzárselas siempre por el mismo sitio aunque sea dos o tres veces a la semana, bastante misteriosa en lo que respecta a su pasado antes de llegar a Europa pues no muchas personas han conseguido si quiera sonsacarle información sobre donde nació o como llegó a Europa.

En el amor no miente, ella transmite los sentimientos que siente en ese mismo instante a pesar de que puedan ser contradictorios con las ilusiones de la otra persona. Ella misma sin embargo prefiere no entrometerse demasiado pues tras la experiencia del primero y padre de Valentina cayó en depresión, angustia, dolor y desesperación, pero el amor y la ternura brindada por la criaturita a la que llamó Valentina hizo que aprendiera la lección y que fuera en ese ámbito con mucho cuidado. El amor sería solo para Valentina, la única persona que le importa de verdad.

Sylmeria es –por pocos minutos- la hermana menor de Solveig. Las cosas eran bastantes diferentes cuando tú eras la menor y tu hermana la mayor, a la que prestaban más atención.

Por ello de pequeña Sylmeria adopto un carácter frio y tímido que con el tiempo consiguió ir dejándolo apartado conforme se sentía mucho más unida a su hermana Solveig la cual parecía sentirse igual que ella. Al parecer, eran las únicas “jóvenes” que habían nacido iguales, como dos gotas de agua. Todos los del poblado las miraban de manera extraña, como si les creyeran seguidoras del diablo por parecer tan idénticas la una de la otra, pero tales pensamientos de los demás fueron disipándose cuando el jefe de dicha pequeña ciudad desmentía continuamente los rumores que echaban sobre sus hijas.

Al final cuando estas adoptaron una apariencia mucho más desarrollada, Solveig parecía haber cogido el carácter de su padre mientras que Sylmeria había adquirido la sensualidad de su madre aunque añadió un poco de su creatividad y se teñía los cabellos con bayas y frambuesas del bosque. Tales experimentos no siempre permanecían en el cabello de Sylmeria pues lo hacía solamente conforme se celebrara algún evento o fiesta del cual tuviera que emperifollarse de los pies a la cabeza. Tales ritos de belleza para Sylmeria resultaron ser un esfuerzo que dio sus frutos a la edad de los quince o dieciséis años de edad cuando encontró a un hombre que se convertiría en su primer esposo. Más tarde serían trasladados a Venecia donde sería acontecería el nacimiento de su primera hija.

Más tarde, cuando la pequeña Valentina tiene ya dos años, Sylmeria se encuentra con deudas detrás del apellido de su esposo y sin apenas dinero para poder pagar estas deudas que la atosigan además de los berrinches que da Valentina por las noches por los sueños que no la dejan dormir en paz. Está desesperada, no sabe qué hacer hasta que comienza a usar su sensualidad y su cuerpo con aquellos que necesitan de un acompañante, con aquellos que necesitan de un desahogo por las noches o para aquellos que simplemente necesitan un poco de entretenimiento.

Sylmeria al ser madre soltera y atractiva no tiene problemas con encontrar un segundo esposo del cual se encariña demasiado con su hija Valentina por lo que no sospechaba al principio de que el susodicho era al fin y al cabo un depravado pederasta el cual acaba de inmediato en un calabozo. Con suerte no hubo segundas nupcias, pero hubiera sido un buen pellizco del susodicho pues estaba forrado de dinero, pero al haber sido Valentina quien la ayudó a salir de su depresión de la muerte de su primer esposo, la cuidaría y protegería con su vida.

Las cosas fueron bien estando con su madre y su hija una temporada haciendo de madre soltera. Su pasado pocos saben de ello y con su madre comenta de vez en cuando aquella vez que se fueron ambas del poblado cuando su padre desesperado quería convencerlas de que arruinaran la vida de Solveig echando pestes sobre Dieter, pero Sylmeria sabía que no podría hacer eso a Dieter sabiendo que el príncipe sajón estaba bien enamorado de su hermana gemela y que no había que por qué preocuparse.

Todo se quedó claro cuando recibió una carta de su hermana Solveig contándole de que estaba harta de padre y que querían ella y su hijo escapar de las garras del mismo. Sylmeria la recibió con los brazos abiertos en Italia ayudándola también con algo de dinero para que Solveig y su sobrino Lionel pudieran tener una vida libre y sin ataduras de ningún tipo. Para poder asegurarse de que su ayuda estaba dando frutos, se mudó con su hermana hacia Paris, lugar en el que tenía una modesta mansión al sur de la ciudad con vistas hermosas hacia los prados y sembradíos. Sylmeria se había olvidado de las vistas, se había olvidado de todo estando en Italia tanto tiempo.

Conforme el tiempo fue pasando, Sylmeria consiguió enamorarse de un hombre de palabra, fiel y que no la dejaba en paz con bromas de cualquier tipo. También el típico ricachón cotizado que se puede conocer en una fiesta interpretando uno de sus muchos papeles sobre el oficio, pero como siempre su mala suerte aparece dejándole de nuevo sin esposo, nuevamente asesinado sobre el escritorio de su oficina y nuevamente heredando una enorme fortuna por consiguiente de que rumores comenzaron a escucharse a sus espaldas y no para nada gratificantes, pero lo que importaba al menos era que ella tenía para salir hacia delante y parte de lo que ganaba se lo da a su hermana Solveig.

Y espera de nuevo, poder formar una familia…..

A veces, siente envidia de Solveig, pero…. ¿Eso ha sido siempre, verdad?

NUEVO:
Pero Sylmeria con el tiempo ha conseguido salir de los problemas que la mala suerte siempre le trae consigo, por lo que un día, uno de sus contactos la cita en la catedral y la meten en una sala que estaba llena de inquisidores. El líder de aquel grupo dijo que no quería a una puta que escuchara sus ideas, entonces dijo aquel que la trajo que necesitaban ayuda para poder infiltrarse en el burdel donde creían que se refugiaba un vampiro psicópata y que Sylmeria podría serles de ayuda. Ella pregunto si sacaría un buen pellizco, estos le dijeron si, al parecer estaban desesperados.

Sylmeria acepto, y en el momento de la misión al parecer todo se torció de tal modo que Sylmeria, estando a punto de ser asesinada por aquel vampiro, cogió un trozo de madera afilado, lo alzo hacia delante con los ojos cerrados del medio y aquel vampiro imprudente se había clavado aquella estaca de madera él solito. Cuando Sylmeria abrió los ojos vio al vampiro con la madera atravesándole el cuerpo. Inmediatamente soltó la madera y el vampiro cayó a un lado. Sylmeria estaba toda cubierta de sangre pero había matado a un vampiro. Aquel que le había pedido ayuda la levanto del suelo y dicho líder agradeció a Sylmeria por su valentía.

Unas semanas después le llego otro tipo de “misión”, necesitaban de su ayuda de nuevo por lo que no dudo en acudir y con el paso de los meses, le fueron haciendo un hueco en la inquisición, Sylmeria hizo unos meses un curso para coger destreza y habilidad que en poco tiempo ya formaba parte de soldados de la inquisición y en realidad, se sentía genial.