Glad i found you

por **Drake Ende** Lun Oct 10, 2016 9:13 pm

Sabía que sonaba a cosa de locos,
pero cosas más demenciales han resultado ser ciertas.
Ransom Riggs

Habían pasado algunas semanas desde que Drake se hubiera topado en Luna Park con una humana bastante peculiar. Una muchachita de cabellos platinados, aspecto frágil y mente sumamente volátil que de manera curiosa acabó haciendo que Drake decidiera dar una segunda oportunidad a su existencia. Alexia apareció en su camino cuando las sombras se tragaban completamente la luz de su vida, apareció para demostrarle que no importaba que tan complicado fuera el camino, siempre valía la pena continuar, aún con todo el dolor y las dificultades. El vampiro le demostró su gratitud a ella alimentándola con dulces y prometiéndole que se volverían a ver después, sin embargo, no tuvo tiempo de buscarla las noches siguientes debido a motivos de trabajo y ahora que trataba de encontrarla, no daba señales de vida, algo que sin duda alguna encendía la alarma en la mente de Drake.

El inmortal sabía por experiencia (como humano y vampiro) que las personas que vivían en las calles tendían a enfermar, a sufrir accidentes o ser atacados por sobre naturales de una manera mucho más común que los humanos que pertenecían a otras clases sociales, por eso fue que el no dar con Alexia lo llevaba a desesperarse y tratar por todos los medios de dar con la muchacha, antes de que diera solamente con su cadáver.

Drake trató de encontrarla en los refugios para gente pobre, en las calles donde se reunían por las noches los de clase baja en busca de la protección de las masas, aún así, le resulto imposible encontrarla. El Ende se decía una y otra vez a si mismo, mientras caminaba por diversos lugares, que omitía un detalle importante sobre Alexia, algo que ella mencionó y que él creyó una mentira, motivo que le hizo olvidar ese aspecto que en el fondo sabía lo guiaría hasta ella.

Mientras pasaba cerca del cementerio se detuvo, sus ojos fueron a posarse sobre aquel lugar donde él debía estar, siendo ese el momento en que a su memoria llegó la caótica conversación con Alexia, esa donde ella decía que el cementerio era su hogar, ahí vivía y le gustaba. De manera automática los pasos del vampiro cambiaron de dirección, llevándole a entrar a Montmartre. El lugar entero olía a muerte y desolación, detalle que impedía que Drake diera con el aroma que buscaba, el de Alexia y haciendo que su búsqueda se volviera un tanto arcaica dada su condición de vampiro.
– Alexia, ¿Estás aquí? – llamó, siendo respondido únicamente por el sonido de sus propios pasos – Vine a visitarte, soy Drake – menciono su nombre con la esperanza de que eso hiciera que la muchacha saliera de su escondite, pero a falta de respuesta decidió tentarla con algo que seguramente no sería capaz de rechazar – ¿Quieres dar un paseo, Lexi? Iremos a comprar dulces – y tras decir eso se detuvo, escrutando las tumbas a su alrededor.

por **Alexia Voltaire** Sáb Dic 31, 2016 3:48 pm

He querido pedir compañía para que me rechazacen, pero la fiebre asciende
y noto cómo los días me devuelven un silencio espeso.

Ella nunca supo diferenciar la realidad de las alucinaciones, jamás fue capaz de entender el peligro y mucho menos de huir. Ella en realidad sí había enloquecido, también escapado de un sanatorio y efectivamente, también había sido bruja. Esto último le trajo tantos problemas como golpes, había despertado empapada en una cripta y con tanto dolor que no se pudo mover durante horas. Estaba sola, cansada y, de paso, sintiendo que le habían arrebatado algo que le provocaba un peso que no echaba de menos. Alexia Voltaire ya no tenía nada de especial, lo sobrenatural fue producto de una posesión que jamás quiso y que se había marchado aunque no sabía por qué. Los recuerdos de todo y todos estaban borrosos, como pinceladas en blanco y negro que aparecían en sueños, pero que no concordaban con lo que pasaba en la realidad. En sus recuerdos creía llamarse Alexia y no importaba si eso no era en realidad así.

Durante los días siguientes a ese extraño despertar, tuvo que vérselas como pudo para poder alimentarse. Estaba débil y sin conocer a nadie, por lo que tuvo como único recurso alimentarse de las sobras de comida que tiraban un par de restaurantes, al igual que de frutas y vegetales que los comerciantes del mercado tiraban cuando ya no tenían buena pinta y sabían que no se podría vender. Como era de esperarse, su estado de salud estaba bastante afectado, lucía sucia, con el cabello enmarañado y la piel más pegada a los huesos que de costumbre. A ese paso, moriría pronto, y en medio de esa soledad en la que todos se apartaban por miedo de ella, sería definitivamente lo mejor ¿Para qué querría vivir alguien así? Había quedado huérfana hace ya varios años y en su estado mental, era poco probable que alguien le tomara cualquier cosa en serio.

Cuando cayó la tarde, Alexia regresó al único lugar que conocía y se sentó en un rincón, con un tomate blando entre las manos como única comida. En silencio, lo mordió y dejó que el líquido del mismo le mojara los dedos, sin prestarle mayor atención a ello hasta que le pareció escuchar su nombre. Prestó atención por unos minutos, y unos pasos se fueron acercando en medio de la oscuridad, hasta que los sintió más cercanos y la invitación se dio paso. Pero ella ya no era la de antes, era mucho más nerviosa, más débil, menos confiada. Sintió su cuerpo temblar, como si de alguna manera reconociera en esa voz peligro, pero permaneció inmóvil, esperando que él no la viera, como ella no podía verlo a él en medio de la oscuridad. Lo sabía cerca, pero no manifestaría nada de ser posible, no cuando se preguntaba dónde había estado él todo ese tiempo en el que ella sufría. Si la conocía ¿Dónde había estado metido? Quizás era dueño de alguno de los lugares en los que ella pedía y reclamaría algo, eso ya había pasado antes, y la amabilidad inicial escondía otra cosa ¿Por qué sería diferente ahora?

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