AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Once you're grown up, you can't come back. [Wendy]
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Once you're grown up, you can't come back. [Wendy]
Ha vuelto. Después de cinco meses, ha vuelto a las calles de París. Tiempo suficiente como para que, quienes le perseguían, le dejasen de perseguir. Y tiempo suficiente como para que, quienes le querían, le dejasen de querer. O al menos eso pensaba él.
Para Kowalczyk había sido una noche de perros. Espera. Como todas. Así que, pensándolo mejor, había sido una noche normal y corriente. Presenció un par de navajazos en la calle de al lado mientras liaba una planta de tabaco de contrabando en una hoja de maíz. Uno de los matones le miró, incluso pareció reconocerle, pero seguramente pensó que se trataba de un hombre que simplemente se parecía a él... Porque, como la gente de aquel barrio creía saber, al Kowalczyk se le encontró muerto en un callejón.
¿Y dónde estaba ahora? Junto a la salida trasera del teatro. Su corazón había dado una especie de vuelco tras ver quién salía en uno de los carteles. Se había quedado completamente paralizado, pues esa cara era fácil de reconocer para él. Wendy. Era Wendy... La razón por la que el Kowalczyk se encontraba ahora tras la salida trasera del edificio. Se había informado, sabía que los actores salían por ahí y, si no calculaba mal, apenas faltaban unos minutos para que ella apareciera. Hacía cinco meses que no daba señales de vida y los rumores de su extraña muerte sin duda habrían llegado hasta sus oídos. Sólo Kaiden sabe porqué se fue. Y por supuesto sólo él sabe porqué ha vuelto.
La puerta no tardó mucho más en abrirse, dejando ver a un Kaiden apoyado en la pared de enfrente. En silencio, sacó una cerilla y se encendió aquella hoja de maíz con tabaco en su interior. En la oscuridad sólo se distinguía un punto incandescente. Suficiente como saludo. Para él, al menos. Su coraza emocional le impedía hacer más en esos momentos.
Para Kowalczyk había sido una noche de perros. Espera. Como todas. Así que, pensándolo mejor, había sido una noche normal y corriente. Presenció un par de navajazos en la calle de al lado mientras liaba una planta de tabaco de contrabando en una hoja de maíz. Uno de los matones le miró, incluso pareció reconocerle, pero seguramente pensó que se trataba de un hombre que simplemente se parecía a él... Porque, como la gente de aquel barrio creía saber, al Kowalczyk se le encontró muerto en un callejón.
¿Y dónde estaba ahora? Junto a la salida trasera del teatro. Su corazón había dado una especie de vuelco tras ver quién salía en uno de los carteles. Se había quedado completamente paralizado, pues esa cara era fácil de reconocer para él. Wendy. Era Wendy... La razón por la que el Kowalczyk se encontraba ahora tras la salida trasera del edificio. Se había informado, sabía que los actores salían por ahí y, si no calculaba mal, apenas faltaban unos minutos para que ella apareciera. Hacía cinco meses que no daba señales de vida y los rumores de su extraña muerte sin duda habrían llegado hasta sus oídos. Sólo Kaiden sabe porqué se fue. Y por supuesto sólo él sabe porqué ha vuelto.
La puerta no tardó mucho más en abrirse, dejando ver a un Kaiden apoyado en la pared de enfrente. En silencio, sacó una cerilla y se encendió aquella hoja de maíz con tabaco en su interior. En la oscuridad sólo se distinguía un punto incandescente. Suficiente como saludo. Para él, al menos. Su coraza emocional le impedía hacer más en esos momentos.
Kaiden Kowalczyk- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 15/10/2016
Re: Once you're grown up, you can't come back. [Wendy]
Noche de estreno, la emoción llenaba el aire, los nervios vibraban en el ambiente, las manos nerviosas, los dientes castañeántes, los ensayos de última hora, el movimiento de la sala. La luna brillaba en lo alto cegada por las luces que habían encendido en la entrada para dar la bienvenida al respetable.
Desde detrás de las cortinas, los actores, actrices, figurantes y director se removían en tensión, iban a representar, ni más ni menos, la obra maldita Macbeth, la mayoría de los actores ni siquiera se atrevían a pronunciar el nombre. Y aun no la habían nombrado en los días que llevaban de ensayo, ni siquiera estaba escrito en el cartel, cosa que había aumentado el interés de los nobles. La noche prometía, sobretodo para el nuevo descubrimiento del teatro, Wendy.
Había triunfado con una obra que parecía haber estado destinada para ella, Peter Pan, pocos meses antes, y desde ese mismo momento el teatro había decidido probarla en más papeles, ese día, como Ophelia. El telón se abrió y empezó la obra mientras Wendy notaba los nervios en la tripa y, inflándose, se llenaba del personaje por dentro, desaparecía entre los pensamientos de Ophelia y se diluía para dejar paso a la mujer que más tarde se encontraba muerta en el agua.
El terrón se cerró con una fuerte ovación en pie, los actores salieron hasta tres veces a saludar, antes de que el teatro se comenzara a vaciar. Cuando ya solo un par de personas quedaban en e interior del lugar, Wendy salió por la puerta trasera, cansada pero emocionada, pensando que, ojalá Kaiden estuviera allí con ella.
Cuando la vida no la trataba bien, cuando iba cantando por cantinas para ganar algo de dinero y debía huir de manos que quería que pasara a ser algo más que una cantante por una sola noche, cuando la falta de dinero la había ahogado, él había estado con ella, la había apoyado y animado a seguir, protegiéndola, incluso, de las malas intenciones de algunos, al menos hasta su desaparición, decían que habían encontrado su cuerpo en un callejón, no le extrañaba, siempre se había metido en problemas serios, pero algo la hacía dudar, no podía estar muerto, se negaba a aceptar su muerte.
A la salida del teatro, por el oscuro callejón trasero, tan diferente a la entrada principal luminosa y limpia, vio una luz de cigarrillo encendido, un hombre apoyado en la pared fumaba, como a la espera de alguien. Con algo de miedo, se arrebujo en su capa mirándolo de reojo, de algún modo, no se sentía asustada, pero nuca sabía. La postura del hombre, el aroma de su cigarro, le sonaban tanto, le recordaban tanto a Kaiden, pero no podía ser, todos decían que estaba muerto.
Cuando pasó por delante, lo miro de reojo y se quedó parada, el aire se le atascó en los pulmones y lo soltó de golpe corriendo hasta el joven fumador con una sonrisa de ojos llorosos. “Imposible” pensaba mientras se acercaba a él con paso rápido.
- ¿Kai?- le preguntó sin poder creérselo hasta que atinó a verle la cara bajo la luz de un candil de la calle.- Oh dios mio.- exclamó lanzándose a abrazarlo, saltándole encima y rodeándole el cuello con los brazos.- estás aquí, estás vivo.- murmuró cuando las primeras lágrimas le resbalaban por las mejillas.
Desde detrás de las cortinas, los actores, actrices, figurantes y director se removían en tensión, iban a representar, ni más ni menos, la obra maldita Macbeth, la mayoría de los actores ni siquiera se atrevían a pronunciar el nombre. Y aun no la habían nombrado en los días que llevaban de ensayo, ni siquiera estaba escrito en el cartel, cosa que había aumentado el interés de los nobles. La noche prometía, sobretodo para el nuevo descubrimiento del teatro, Wendy.
Había triunfado con una obra que parecía haber estado destinada para ella, Peter Pan, pocos meses antes, y desde ese mismo momento el teatro había decidido probarla en más papeles, ese día, como Ophelia. El telón se abrió y empezó la obra mientras Wendy notaba los nervios en la tripa y, inflándose, se llenaba del personaje por dentro, desaparecía entre los pensamientos de Ophelia y se diluía para dejar paso a la mujer que más tarde se encontraba muerta en el agua.
El terrón se cerró con una fuerte ovación en pie, los actores salieron hasta tres veces a saludar, antes de que el teatro se comenzara a vaciar. Cuando ya solo un par de personas quedaban en e interior del lugar, Wendy salió por la puerta trasera, cansada pero emocionada, pensando que, ojalá Kaiden estuviera allí con ella.
Cuando la vida no la trataba bien, cuando iba cantando por cantinas para ganar algo de dinero y debía huir de manos que quería que pasara a ser algo más que una cantante por una sola noche, cuando la falta de dinero la había ahogado, él había estado con ella, la había apoyado y animado a seguir, protegiéndola, incluso, de las malas intenciones de algunos, al menos hasta su desaparición, decían que habían encontrado su cuerpo en un callejón, no le extrañaba, siempre se había metido en problemas serios, pero algo la hacía dudar, no podía estar muerto, se negaba a aceptar su muerte.
A la salida del teatro, por el oscuro callejón trasero, tan diferente a la entrada principal luminosa y limpia, vio una luz de cigarrillo encendido, un hombre apoyado en la pared fumaba, como a la espera de alguien. Con algo de miedo, se arrebujo en su capa mirándolo de reojo, de algún modo, no se sentía asustada, pero nuca sabía. La postura del hombre, el aroma de su cigarro, le sonaban tanto, le recordaban tanto a Kaiden, pero no podía ser, todos decían que estaba muerto.
Cuando pasó por delante, lo miro de reojo y se quedó parada, el aire se le atascó en los pulmones y lo soltó de golpe corriendo hasta el joven fumador con una sonrisa de ojos llorosos. “Imposible” pensaba mientras se acercaba a él con paso rápido.
- ¿Kai?- le preguntó sin poder creérselo hasta que atinó a verle la cara bajo la luz de un candil de la calle.- Oh dios mio.- exclamó lanzándose a abrazarlo, saltándole encima y rodeándole el cuello con los brazos.- estás aquí, estás vivo.- murmuró cuando las primeras lágrimas le resbalaban por las mejillas.
Wendy Di Coppola- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 43
Fecha de inscripción : 11/10/2016
Re: Once you're grown up, you can't come back. [Wendy]
El Kowalczyk se llevó una mano al par de mechones rebeldes que le caían por la frente y los peinó hacia atrás con gesto despreocupado. Toda esa pasividad, esa aparente indiferencia que llevaba mostrando toda su vida, únicamente era por fuera. Por dentro, desde lo más profundo de su ser, pareció sentir algo nada más ver a Wendy. Algo que llevaba mucho tiempo sin sentir y que ni siquiera sabría cómo definir. Una sensación extraña, sobre todo después de tantos meses intentando no sentir nada.
Tras la primera calada a aquel cigarrillo improvisado, soltó el humo antes de que Wendy pudiera acercarse. La recién nombrada parecía tardar en reconocerle. Cuando el humo se desvaneció, dejando ver su rostro de nuevo, Kowalczyk se sintió un maldito desgraciado. Sentía haberse marchado, pero no podía seguir intoxicando así a su familia. A Wendy.
Y de repente, estaba entre los brazos de Wendy, sufriendo un abrazo. Sí, sufriendo. No estaba acostumbrado a recibir cariño y ella lo sabía. En realidad, se sintió tan bien de golpe, que el pecho le ardió y él lo identificó como algo malo.
- Wendy... - susurró a su oído. Perdió toda fuerza en la mano, así que el cigarrillo cayó al suelo. El olor de la chica se fundió con el suyo y, joder, él también la había echado... un poco... la había echado... Sí, la había echado de menos. Sus ojos se perdieron en algún punto del callejón y al frío, al congelado Kowalczyk, se le ablandó el corazón. Hacía meses que no recibía un abrazo.
- Yo... Joder, me has tirado el cigarrillo al suelo - suspiró. Que significaba un "te he echado de menos" en su idioma. Ni siquiera intentó agacharse para coger el cigarrillo. Después de los primeros segundos de mutismo, Kaiden la estrechó entre sus brazos... quizás con demasiada fuerza. No sabía medir toda la que tenía.
Tras la primera calada a aquel cigarrillo improvisado, soltó el humo antes de que Wendy pudiera acercarse. La recién nombrada parecía tardar en reconocerle. Cuando el humo se desvaneció, dejando ver su rostro de nuevo, Kowalczyk se sintió un maldito desgraciado. Sentía haberse marchado, pero no podía seguir intoxicando así a su familia. A Wendy.
Y de repente, estaba entre los brazos de Wendy, sufriendo un abrazo. Sí, sufriendo. No estaba acostumbrado a recibir cariño y ella lo sabía. En realidad, se sintió tan bien de golpe, que el pecho le ardió y él lo identificó como algo malo.
- Wendy... - susurró a su oído. Perdió toda fuerza en la mano, así que el cigarrillo cayó al suelo. El olor de la chica se fundió con el suyo y, joder, él también la había echado... un poco... la había echado... Sí, la había echado de menos. Sus ojos se perdieron en algún punto del callejón y al frío, al congelado Kowalczyk, se le ablandó el corazón. Hacía meses que no recibía un abrazo.
- Yo... Joder, me has tirado el cigarrillo al suelo - suspiró. Que significaba un "te he echado de menos" en su idioma. Ni siquiera intentó agacharse para coger el cigarrillo. Después de los primeros segundos de mutismo, Kaiden la estrechó entre sus brazos... quizás con demasiada fuerza. No sabía medir toda la que tenía.
Kaiden Kowalczyk- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 15/10/2016
Re: Once you're grown up, you can't come back. [Wendy]
Llorando un mar de lágrimas, se negaba a separarse de él aunque no le devolviera el abrazo. Lo creía muerto, había estado durante semanas encerrada sin a penas comer, sin fuerzas para hablar o reír, la tristeza la había sumido en la oscuridad. Le había pesado el corazón, le había dolido el alma y la vida se le había escapado por la boca, el llanto había quedado seco tras cuatro días, pero el pesar había seguido en ella.
Tuvo que buscar un modo de salir adelante, y fue actuar, logró mejorar dejando salir su frustración por medio de sus personajes, y cuando las heridas abiertas aun sangraban, pero había aprendido a ignorarlas, y de pronto, cuando ya lo daba por perdido, cuando las esperanzas de que todo fuera falso, de que en realidad estuviera vivo, comenzaban a diluirse, aparecía frente a ella, con sus mismos aires fríos, con su cigarro, con su rara forma de decir que la había echado de menos.
- Lo siento...- se disculpó.
Pero no pedía perdón por el cigarro, lo pedía por haberlo dejado solo, por haber creído e su muerte, por no haberlo buscado, se disculpaba por haber creído una mentira, por no haberse esforzado más por haber perdido la esperanza, por haber tardado en seguir adelante, por no haberlo reconocido antes en el callejón, por dejar que la estupefacción la hubiera detenido, por no haberlo abrazado antes en cuanto lo había visto.
- Lo siento mucho...- lloró apretando más el abrazo notando como los brazos de él la sostenían con fuerza.- estás vivo... estás vivo.- murmuró aun llorando, intentando creerse lo que veían sus ojos y el calor que notaba su cuerpo esperando no estar, simplemente, soñando.
Tuvo que buscar un modo de salir adelante, y fue actuar, logró mejorar dejando salir su frustración por medio de sus personajes, y cuando las heridas abiertas aun sangraban, pero había aprendido a ignorarlas, y de pronto, cuando ya lo daba por perdido, cuando las esperanzas de que todo fuera falso, de que en realidad estuviera vivo, comenzaban a diluirse, aparecía frente a ella, con sus mismos aires fríos, con su cigarro, con su rara forma de decir que la había echado de menos.
- Lo siento...- se disculpó.
Pero no pedía perdón por el cigarro, lo pedía por haberlo dejado solo, por haber creído e su muerte, por no haberlo buscado, se disculpaba por haber creído una mentira, por no haberse esforzado más por haber perdido la esperanza, por haber tardado en seguir adelante, por no haberlo reconocido antes en el callejón, por dejar que la estupefacción la hubiera detenido, por no haberlo abrazado antes en cuanto lo había visto.
- Lo siento mucho...- lloró apretando más el abrazo notando como los brazos de él la sostenían con fuerza.- estás vivo... estás vivo.- murmuró aun llorando, intentando creerse lo que veían sus ojos y el calor que notaba su cuerpo esperando no estar, simplemente, soñando.
Wendy Di Coppola- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 43
Fecha de inscripción : 11/10/2016
Re: Once you're grown up, you can't come back. [Wendy]
"¿Pero qué estás haciendo, Kaiden? Eres tóxico. Y estás acercando la radiación a Wendy... Piel con piel. Eso no se hace. Los Kowalczyk no abrazan". Mentalmente, debatía consigo mismo conforme el abrazo se alargaba. Los Kowalczyk no abrazaban y eso lo tenía muy claro desde pequeño. Pero es que Wendy... Había tenido que volver a ella como un jodido perro asustado. Y lo peor es que se había traído las pulgas con él. Todos sus problemas, los arrastraba siempre consigo.
El Kowalczyk se estaba empezando a poner nervioso. Estaba siendo un abrazo demasiado largo. No estaba acostumbrado. Y mucho menos estaba acostumbrado a las lágrimas de Wendy. Kaiden, ese maldito desgraciado que mataría a cualquiera que hiciera llorar a Wendy. Ese maldito desgraciado parecía ser el culpable de las lágrimas de su amiga. Y eso le enfadaba consigo mismo.
- Wendy, no merecía tus lágrimas antes. Y no merezco tus disculpas ahora - murmuró, sintiéndose mal. Kaiden llevó lentamente las manos hasta la cintura de su amiga. La agarró por las caderas y la separó de él antes de que las cosas se volvieran más turbias ahí dentro, en su cabeza - Ya es suficiente - dijo con sequedad. Y mucha culpabilidad. No obstante, no quitó sus pezuñas de las estrechas caderas de la chica.
Simplemente, no estaba acostumbrado a sentir un corazón latiendo tan cerca si no estaba desbocado por el fornicio de antes. Si es que Kaiden no entendía de nada que no fueran navajas o contrabando. ¿Cómo iba a entender de sentimientos? ¿Cómo iba a saber identificar lo que realmente sentía por Wendy? Todo era demasiado complejo para él. Y estaba acostumbrado a huir, a evitar los problemas. Por eso intentaba distanciarse. Desconocía sus propios sentimientos y lo desconocido provocaba incertidumbre y miedo.
Pese a todo, él seguía con sus manos en el aparentemente vulnerable cuerpo de Wendy. Como ella decía, él estaba vivo. Sí, estaba vivo, y tal vez eso fuera un problema.
- Tal vez hubiera sido mejor si no lo estuviera. No te mereces tenerme cerca - dijo. Realmente pensaba así. ¿Quién merecía tener en su vida un delincuente, que lo único que hacía era hundir en la miseria todo aquello que se le acercaba? Sin duda, pensaba que la vida de Wendy sería mucho mejor si ella no le hubiera conocido nunca - No vuelvas a llorar por mí.
El Kowalczyk se estaba empezando a poner nervioso. Estaba siendo un abrazo demasiado largo. No estaba acostumbrado. Y mucho menos estaba acostumbrado a las lágrimas de Wendy. Kaiden, ese maldito desgraciado que mataría a cualquiera que hiciera llorar a Wendy. Ese maldito desgraciado parecía ser el culpable de las lágrimas de su amiga. Y eso le enfadaba consigo mismo.
- Wendy, no merecía tus lágrimas antes. Y no merezco tus disculpas ahora - murmuró, sintiéndose mal. Kaiden llevó lentamente las manos hasta la cintura de su amiga. La agarró por las caderas y la separó de él antes de que las cosas se volvieran más turbias ahí dentro, en su cabeza - Ya es suficiente - dijo con sequedad. Y mucha culpabilidad. No obstante, no quitó sus pezuñas de las estrechas caderas de la chica.
Simplemente, no estaba acostumbrado a sentir un corazón latiendo tan cerca si no estaba desbocado por el fornicio de antes. Si es que Kaiden no entendía de nada que no fueran navajas o contrabando. ¿Cómo iba a entender de sentimientos? ¿Cómo iba a saber identificar lo que realmente sentía por Wendy? Todo era demasiado complejo para él. Y estaba acostumbrado a huir, a evitar los problemas. Por eso intentaba distanciarse. Desconocía sus propios sentimientos y lo desconocido provocaba incertidumbre y miedo.
Pese a todo, él seguía con sus manos en el aparentemente vulnerable cuerpo de Wendy. Como ella decía, él estaba vivo. Sí, estaba vivo, y tal vez eso fuera un problema.
- Tal vez hubiera sido mejor si no lo estuviera. No te mereces tenerme cerca - dijo. Realmente pensaba así. ¿Quién merecía tener en su vida un delincuente, que lo único que hacía era hundir en la miseria todo aquello que se le acercaba? Sin duda, pensaba que la vida de Wendy sería mucho mejor si ella no le hubiera conocido nunca - No vuelvas a llorar por mí.
Kaiden Kowalczyk- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 15/10/2016
Re: Once you're grown up, you can't come back. [Wendy]
Wendy lo conocía, sabía de él, de su pasado y sus miserias, tanto como él sabía las de ella, lo conocía, sabía de su dificultad para mostrar afecto, de sus problemas de intimidad, más de lo que él mismo creía tener, sabía que podía llevar a diez chicas a su cama y las podría poner de todas las posturas inimaginables, pero que jamás había llegado a hacer el amor, sabía que le costaba menos besar que dar un abrazo, y que si lo daba era porque no podía más, pero que en cuanto la cabeza volviera tomar el control, alejaría a cualquiera que quisiera permanecer a su lado. Lo sabía mejor que nadie, lo había sufrido en carne propia y, una vez más, volvía a pasarlo.
Se sintió alejada de él, pero agradeció que, al menos, no la soltase del todo, ahora que lo había vuelto a ver, después de creerle muerto, no se sentía capaz de soltarlo, quería encerrarlo en su casa, atarlo a la cama y no permitirle salir en días, no hasta que ella estuviera segura de que no volvería a desaparecer. Negó con la cabeza y puso una mano en su mejillas aun llorando un poco.
Tratar con él era como jugar con un cachorro asustado, cualquier movimiento brusco podía hacerle huir, y el más nímio signo de cariño parecía asustarle, de momento, la única persona a la que parecía permitirle acercarse lo bastante como para permitirle alguna muestra de cariño, era a ella. Sabía que, de algún modo, él estaba herido, muy profundamente, tanto que había llegado al punto de morir, o salir huyendo o fingir su muerte o quien sabía qué. Y que si se lo permitía, ella lo curaría.
Cada palabra que decía, se lo decía, vete, no vuelvas, no soy bueno para ti, pero sus miradas y sus gestos suplicaban que se quedase cerca. Puede que fuera “nocivo” como ella sabía que él se consideraba, puede que estuviera metido en problemas, pero no por eso iba a dejarlo ir, no de nuevo. Sabía, ahora, cómo era estar sin él, y como era tenerlo al lado. Incluso con sus problemas, le daba igual. Todos tenían un bagaje a sus espaldas, ella incluida, algunos eran más pesados que otros, pero cuanto más pesaba, más necesitabas que alguien te ayudara a soportar el peso o a soltar amarras, por eso, se secó las lágrimas y puso una mano en el pecho del chico, justo sobre su corazón, en parte para sentir que de verdad estaba vivo, en parte para intentar, de algún modo, llegar hasta él.
- Nunca, nunca, digas que el mundo es mejor sin ti.- protesto con seriedad.- no sabes lo horrible que fue creer que te había perdido, quedarme sola en un lugar peligroso y desconocido, sin ti para poder hablar, o quejarme. Así que nunca, jamás digas que sería mejor estar muerto, yo decido quien está a mi lado, y quiero que tu lo estés.- dijo imbuyendo fuerza a sus palabras.- por favor, no te vayas de nuevo sin decir nada, no desaparezcas del mapa, no me dejes sola.- pidió con ojos llorosos, intentando no romper en lágrimas de nuevo.- Y no me pidas que no llore por ti, tu te guardas las cosas para ti mismo, desapareces y te rompes solo, no lloras ni por tus propias penas, déjame llorarlas a mi, nunca he podido ayudarte, llorar por ti, llorar las lágrimas que tu no lloras, es lo único que puedo hacer por ti.- pronunció con voz temblorosa, tragándose el llanto que pugnaba, nuevamente, por salir a la luz de la luna.
Si no temiera tantisimo arruinar su amistad, si no temiera que el chico se alejase para no volver nunca, habría dado un paso más allá, los meses sin él la habían ayudado a entender muchas cosas, y ahora que lo tneía cerca, temía perderlo de nuevo, pero sabía que no podía apresurar las cosas y que se hacía un movimiento en falso, él huiría de ella, no quería volver a alejarlo.
Se sintió alejada de él, pero agradeció que, al menos, no la soltase del todo, ahora que lo había vuelto a ver, después de creerle muerto, no se sentía capaz de soltarlo, quería encerrarlo en su casa, atarlo a la cama y no permitirle salir en días, no hasta que ella estuviera segura de que no volvería a desaparecer. Negó con la cabeza y puso una mano en su mejillas aun llorando un poco.
Tratar con él era como jugar con un cachorro asustado, cualquier movimiento brusco podía hacerle huir, y el más nímio signo de cariño parecía asustarle, de momento, la única persona a la que parecía permitirle acercarse lo bastante como para permitirle alguna muestra de cariño, era a ella. Sabía que, de algún modo, él estaba herido, muy profundamente, tanto que había llegado al punto de morir, o salir huyendo o fingir su muerte o quien sabía qué. Y que si se lo permitía, ella lo curaría.
Cada palabra que decía, se lo decía, vete, no vuelvas, no soy bueno para ti, pero sus miradas y sus gestos suplicaban que se quedase cerca. Puede que fuera “nocivo” como ella sabía que él se consideraba, puede que estuviera metido en problemas, pero no por eso iba a dejarlo ir, no de nuevo. Sabía, ahora, cómo era estar sin él, y como era tenerlo al lado. Incluso con sus problemas, le daba igual. Todos tenían un bagaje a sus espaldas, ella incluida, algunos eran más pesados que otros, pero cuanto más pesaba, más necesitabas que alguien te ayudara a soportar el peso o a soltar amarras, por eso, se secó las lágrimas y puso una mano en el pecho del chico, justo sobre su corazón, en parte para sentir que de verdad estaba vivo, en parte para intentar, de algún modo, llegar hasta él.
- Nunca, nunca, digas que el mundo es mejor sin ti.- protesto con seriedad.- no sabes lo horrible que fue creer que te había perdido, quedarme sola en un lugar peligroso y desconocido, sin ti para poder hablar, o quejarme. Así que nunca, jamás digas que sería mejor estar muerto, yo decido quien está a mi lado, y quiero que tu lo estés.- dijo imbuyendo fuerza a sus palabras.- por favor, no te vayas de nuevo sin decir nada, no desaparezcas del mapa, no me dejes sola.- pidió con ojos llorosos, intentando no romper en lágrimas de nuevo.- Y no me pidas que no llore por ti, tu te guardas las cosas para ti mismo, desapareces y te rompes solo, no lloras ni por tus propias penas, déjame llorarlas a mi, nunca he podido ayudarte, llorar por ti, llorar las lágrimas que tu no lloras, es lo único que puedo hacer por ti.- pronunció con voz temblorosa, tragándose el llanto que pugnaba, nuevamente, por salir a la luz de la luna.
Si no temiera tantisimo arruinar su amistad, si no temiera que el chico se alejase para no volver nunca, habría dado un paso más allá, los meses sin él la habían ayudado a entender muchas cosas, y ahora que lo tneía cerca, temía perderlo de nuevo, pero sabía que no podía apresurar las cosas y que se hacía un movimiento en falso, él huiría de ella, no quería volver a alejarlo.
Wendy Di Coppola- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 11/10/2016
Re: Once you're grown up, you can't come back. [Wendy]
Por mucho que quisiera serlo, no era una piedra. Tenía sentimientos, todavía estaban ahí, en algún punto de su ser. El Kowalczyk desearía no tenerlos, es más, se esforzaba siempre por ocultarlos. Con Wendy cerca, nunca le salía bien. Por esa razón, cuando ella puso la mano sobre su pecho, cerca de su corazón, provocó que éste se acelerase un poco. Con ella, sentía cosas que hacía meses que no sentía. Y no tenía muy claro de si eso era bueno o malo. Estaba muy perdido en lo que a sentimientos se refería.
Las palabras que ella le dedicaba, le ablandaban. Era inevitable. Inconscientemente, Kaiden se apartó, lo suficiente como para que ambos cuerpos dejasen de estar en contacto. No sabía por qué, pero no iba a permitir que nadie viera que también podía ser humano por mucho más tiempo, ni siquiera Wendy. Actuaba así de forma inconsciente, como si de un acto reflejo se tratase.
Por la cabeza del Kowalczyk pasaban mil y una cosas. Se veía patético. ¿Qué había sido del hombre de hielo y su sonrisa sardónica? A tomar por culo se había ido todo su escudo impenetrable desde el abrazo de Wendy. Nunca quiso dejarla sola. Pero tuvo que hacerlo, Kaiden creía que sí, que con él cerca acabarían peor que mal. Sin embargo, parecía que yéndose también había hecho daño. Y volviendo después quizás aún más. Ahora residía en la cabeza de la rubia la duda de si venía para quedarse o se volvería a ir el día menos pensado, y eso la hacía más frágil. Puta mierda. Hiciera lo que hiciera, siempre actuaba mal, al parecer. Se sentía la persona más cobarde y horrible del mundo en esos momentos.
"Por favor, no te vayas de nuevo sin decir nada, no desaparezcas del mapa, no me dejes sola". Aquellas palabras, junto con los ojos llorosos de Wendy... Joder. Pero Kaiden no podía prometer nada. Si no prometes, no defraudas.
- Estás loca, Wendy - por querer mantenerse a su lado. Quererle era un reto, una majadería, un peligro, un riesgo y un disparate. Pero, ¿sabes qué? Él también la quería a ella. Se había comportado como un témpano de hielo siempre, pero en algunos momentos en los que bajaba la guardia, algo había visto Wendy en él que le había permitido cogerle cariño. Así que, contra todo pronóstico, Kaiden ladeó el torso y rodeó a Wendy con el brazo, volviendo a recuperar el contacto físico - Perdóname - susurró con un fino hilillo de voz. Suficiente como para que Wendy lo oyese, desgraciadamente para él. Eso sí, tampoco iba a repetir semejante hazaña en mucho, muchísimo tiempo. Además, no se creía merecedor del perdón de nadie.
Las palabras que ella le dedicaba, le ablandaban. Era inevitable. Inconscientemente, Kaiden se apartó, lo suficiente como para que ambos cuerpos dejasen de estar en contacto. No sabía por qué, pero no iba a permitir que nadie viera que también podía ser humano por mucho más tiempo, ni siquiera Wendy. Actuaba así de forma inconsciente, como si de un acto reflejo se tratase.
Por la cabeza del Kowalczyk pasaban mil y una cosas. Se veía patético. ¿Qué había sido del hombre de hielo y su sonrisa sardónica? A tomar por culo se había ido todo su escudo impenetrable desde el abrazo de Wendy. Nunca quiso dejarla sola. Pero tuvo que hacerlo, Kaiden creía que sí, que con él cerca acabarían peor que mal. Sin embargo, parecía que yéndose también había hecho daño. Y volviendo después quizás aún más. Ahora residía en la cabeza de la rubia la duda de si venía para quedarse o se volvería a ir el día menos pensado, y eso la hacía más frágil. Puta mierda. Hiciera lo que hiciera, siempre actuaba mal, al parecer. Se sentía la persona más cobarde y horrible del mundo en esos momentos.
"Por favor, no te vayas de nuevo sin decir nada, no desaparezcas del mapa, no me dejes sola". Aquellas palabras, junto con los ojos llorosos de Wendy... Joder. Pero Kaiden no podía prometer nada. Si no prometes, no defraudas.
- Estás loca, Wendy - por querer mantenerse a su lado. Quererle era un reto, una majadería, un peligro, un riesgo y un disparate. Pero, ¿sabes qué? Él también la quería a ella. Se había comportado como un témpano de hielo siempre, pero en algunos momentos en los que bajaba la guardia, algo había visto Wendy en él que le había permitido cogerle cariño. Así que, contra todo pronóstico, Kaiden ladeó el torso y rodeó a Wendy con el brazo, volviendo a recuperar el contacto físico - Perdóname - susurró con un fino hilillo de voz. Suficiente como para que Wendy lo oyese, desgraciadamente para él. Eso sí, tampoco iba a repetir semejante hazaña en mucho, muchísimo tiempo. Además, no se creía merecedor del perdón de nadie.
Kaiden Kowalczyk- Hechicero Clase Baja
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Fecha de inscripción : 15/10/2016
Re: Once you're grown up, you can't come back. [Wendy]
La cara de Kai parecía un poema, daba la impresión de estar tan cofuso, tan dolido, no por ella, si no por alguna otra cosa, parecía estar luchando contra conflictos demasiado complejos, demasiado extraños, demasiado profundos, como para que se entendieran con los una mirada. Parecía un perrito perdido y apaleado y temía encontrar consuelo por si volvían a dañarlo.
Cuando se alejó un poco más de ella, pareciendo querer fundirse con la pared, la mano que la chica había tenido sobre su pechó tembló un poco, quedando sola, en el aire, la retiró poniendola sobre su propio pecho. ¿Se habría sobrepasado? muchas veces no sabía donde estaban los límites, sobretodo con Kai.
No es que ella fuera una persona que abrazara a cualquiera o quisiera estar cerca de todo el mundo, pero cuando alguien le importaba, como lo hacía Kaiden, intentaba, necesitaba, cierto contacto, cierta cercanía, saber que, de verdad, estaba ahí, y más después de que él hubiera desaparecido.
Si fuera por ella lo habría estado abrazando toda la noche, piel con piel, pero no creía que el fuera capaz de algo así, y dudaba que se sintiera comodo con ello, no, Kai necesitaba espacio. Cuando las palabras salieron de su boca, Wendy alzó la mirada hacia él y sonrió, puede que tuviera razón, estaba algo loca, siempre había sido así, pero mientras el estuviera a su lado, sabría mantener los pies en la tierra y no saldría volando hacia las nubes.
Notó la mano de él sobre su espalda, rodeándola y acercándola a él, sorprendida, sonrió contenta y volvió a colocar su mano sobre el pecho de él, cogiéndole la chaqueta, aliviada de que no hubiera hechado a correr, y sin atreverse a acercarse más por si acababa por espantarlo.
- Sin disculpas, has vuelto, con eso ya soy la persona más feliz del mundo.- murmuró con sinceridad y calma.
Cuando se alejó un poco más de ella, pareciendo querer fundirse con la pared, la mano que la chica había tenido sobre su pechó tembló un poco, quedando sola, en el aire, la retiró poniendola sobre su propio pecho. ¿Se habría sobrepasado? muchas veces no sabía donde estaban los límites, sobretodo con Kai.
No es que ella fuera una persona que abrazara a cualquiera o quisiera estar cerca de todo el mundo, pero cuando alguien le importaba, como lo hacía Kaiden, intentaba, necesitaba, cierto contacto, cierta cercanía, saber que, de verdad, estaba ahí, y más después de que él hubiera desaparecido.
Si fuera por ella lo habría estado abrazando toda la noche, piel con piel, pero no creía que el fuera capaz de algo así, y dudaba que se sintiera comodo con ello, no, Kai necesitaba espacio. Cuando las palabras salieron de su boca, Wendy alzó la mirada hacia él y sonrió, puede que tuviera razón, estaba algo loca, siempre había sido así, pero mientras el estuviera a su lado, sabría mantener los pies en la tierra y no saldría volando hacia las nubes.
Notó la mano de él sobre su espalda, rodeándola y acercándola a él, sorprendida, sonrió contenta y volvió a colocar su mano sobre el pecho de él, cogiéndole la chaqueta, aliviada de que no hubiera hechado a correr, y sin atreverse a acercarse más por si acababa por espantarlo.
- Sin disculpas, has vuelto, con eso ya soy la persona más feliz del mundo.- murmuró con sinceridad y calma.
Wendy Di Coppola- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 11/10/2016
Re: Once you're grown up, you can't come back. [Wendy]
Kaiden no se dio cuenta, pero cuando Wendy "aceptó" su disculpa, suspiró aliviado. Adiós nudo en la garganta... Y no vuelvas. A molestar a los humanos, no a los hombres desalmados que vivían de su reputación como delincuentes, hombre ya. Pero, por otro lado, seguía sin deshacerse de esa extraña sensación de querer que Wendy le quisiera más y más, hasta ocupar el vacío que le había dejado su familia, si es que en algún momento lo fue. Sin embargo, para más inri, por otro lado Kaiden quería que Wendy lo odiara y se dejara de complicaciones. ¿Que desaparecía? Pues adiós. Sí, tal vez era mucho más sencillo odiar que querer... Tal vez fuera más sencillo olvidar, doloroso por un tiempo, pero más sencillo, ¿no? No sabía qué prefería. Es más, le dolía la cabeza de tanto pensar. Tal vez fuera más sencillo para ambos si ella le odiase, sí, pero Kaiden no era un tipo "sencillo", como puede verse. Complejo hasta la médula, sin duda.
Por un momento, prefirió no pensar más y centrarse en la compañía de Wendy. Ya discutirían otro día entre ambos, o discutiría consigo mismo, si la rubia se merecía o no tenerle en su vida, junto con todo lo que ello implicaba.
- Veo que te ha ido bien en el teatro... - recordó haberla visto en el cartel de la entrada. Curioso que él desapareciera y ella mejorase ciertos aspectos de su vida, ¿no? Lo dicho, prefería que sus pensamientos no tirasen por ese camino en esos momentos. Se sentía menos tenso si dejaba los sentimientos a un lado, por lo que andaba buscando un tema de conversación que le ayudase.
El Kowalczyk la giró por la cintura para que quedara frente a él y la contempló un momento a los ojos. Eran hipnotizantes hasta en la penumbra en la que estaban ambos sumidos. En ese momento, Kaiden hubiera hecho cualquier cosa que le hubiera pedido su amiga: cacarear, irse a la mierda, dormir, hacer el pino, bajarse los pantalones, no sé. Cualquier cosa. Y el Kowalczyk suponía que no sería el único hombre al que le sucedía aquello. Wendy tenía una belleza natural, incluso con ojeras, el pelo revuelto o los ojos llorosos.
- Estás preciosa - terminó diciendo, con una sonrisilla característica suya. Una sonrisa que podría sacar de sus casillas a cualquiera. ¿Tendría novio ahora la rubia? Porque lo mataría.
Por un momento, prefirió no pensar más y centrarse en la compañía de Wendy. Ya discutirían otro día entre ambos, o discutiría consigo mismo, si la rubia se merecía o no tenerle en su vida, junto con todo lo que ello implicaba.
- Veo que te ha ido bien en el teatro... - recordó haberla visto en el cartel de la entrada. Curioso que él desapareciera y ella mejorase ciertos aspectos de su vida, ¿no? Lo dicho, prefería que sus pensamientos no tirasen por ese camino en esos momentos. Se sentía menos tenso si dejaba los sentimientos a un lado, por lo que andaba buscando un tema de conversación que le ayudase.
El Kowalczyk la giró por la cintura para que quedara frente a él y la contempló un momento a los ojos. Eran hipnotizantes hasta en la penumbra en la que estaban ambos sumidos. En ese momento, Kaiden hubiera hecho cualquier cosa que le hubiera pedido su amiga: cacarear, irse a la mierda, dormir, hacer el pino, bajarse los pantalones, no sé. Cualquier cosa. Y el Kowalczyk suponía que no sería el único hombre al que le sucedía aquello. Wendy tenía una belleza natural, incluso con ojeras, el pelo revuelto o los ojos llorosos.
- Estás preciosa - terminó diciendo, con una sonrisilla característica suya. Una sonrisa que podría sacar de sus casillas a cualquiera. ¿Tendría novio ahora la rubia? Porque lo mataría.
Kaiden Kowalczyk- Hechicero Clase Baja
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Fecha de inscripción : 15/10/2016
Re: Once you're grown up, you can't come back. [Wendy]
El chico parecía estar en un conflicto propio, pero, como siempre, no podía presionar. Siempre había sido así, desde el primer momento, él dudando, intentando alejarla, reprimiéndose, atándose en corto, y luchando contra todo con tal de no demostrar que tenía sentimientos, siempre frío. O eso intentaba, porque ella había aprendido a leer en sus ojos.
Sus pupilas azules expresaban más que cualquier otra parte de su cuerpo, más que sus palabras, más que sus brazos. Más que cualquier caricia, más que sus besos. Si quería saber que le pasaba por mente y corazón, necesitaba mirar sus ojos. Y, como había visto en muchas ocasiones antes que esa, esa noche, sus ojos restallaban entre tormentas.Truenos, rayos, relámpagos y lluvia, una lluvia en un mar rebelde y profundo.
Suspiró, siempre había caído ante ellos, ciertamente era una persona fría, pero los pequeños momentos que tenía, esos en los que sonreía de verdad, en los que dejaba que le guiasen sus emociones, como el abrazo de antes, valían la pena. Perder eso meses atrás la había roto, y se había forzado a avanzar. Su corazón empezaba a juntar los pedazos rotos, con su vuelta, no pensaba volver a dejarlo ir, no si estaba en su mano.
Sonrió sonrojada cuando notó la mano de Kaiden en su cintura, acercándola a él, para poder mirarlo, de cerca, cara a cara. Su pecho se pegó al de él, y el corazón se le desbocó por un instante, debía controlarse, no podía dejarse llevar o él volvería a irse. Ciertamente, había mejorado, pero habría sido más fácil si él hubiera estado con ella, cuando desapareció, le costó mucho salir a flote, perdió muchas oportunidades por estar sumida en su tristeza, solo cuando no pudo más decidió intentarlo, si él hubiera estado a su lado, todo habría sido diferente, más fácil, las alegrías habrían sido más felices, las penas, más soportables. No había estado, y no podía volver atrás, pero ahora si estaba.
- Tuve suerte.- murmuró poniendo sus manos sobre el pecho de él y, suavemente, sin separarse, le rodeó la cintura esperando no asustarlo o alejarlo cuando intentaba mantenerlo más y más cerca, si pudiera, se fundiría con él. Levantó la vista, con las mejillas encendidas y los ojos aun brillantes, por las lágrimas que no estaba llorando, y ahí estaba, esa sonrisa, esa sonrisa que la sacaba de quicio, no porque fuera mala, al contrario, porque la derretía. Languidecía al verla, y tras tantos meses sin ella, más, ya había perdido la costumbre de verle sonreír y de esos piropos que nunca había sabido distinguir si eran serios o solo bromas.- Gracias.- murmuró apartando un poco la mirada, totalmente roja. “Tu estás muy guapo”, le habría gustado atreverse a decir, pero no le salían las palabras, demasiado tímida, como había sido siempre, en estos temas.
- ¡Wendy!- llamó alguien abriendo la puerta del teatro.- ¿Sigues aquí?.- Preguntó alguien.
La chica se pegó más a Kaiden, ocultándose en las sombras, apretando más el abrazo, y aumentando el latido de su corazón y su sonrojo. No se avergonzaba, ni mucho menos, pero debían ponerse al día y necesitaban calma para ello, el reencuentro era suyo, no quería que nadie los interrumpiera.
- Perdona.- se disculpó por pegarse más a él.- te lo presentaré otro día, pero... hoy no voy a dejar que te vea nadie más, de momento, eres mío.- murmuró poniendo su cabeza sobre el pecho del chico.- vamos a mi casa, allí podremos hablar con calma, ¿quieres?- levantó la cabeza sin separarse de él ni un solo centímetro, mirándolo con ojos esperanzados, esa noche, y si por ella fuera, mucho más, sería para estar solos, al menos hasta que la tristeza que había pasado los meses que habían estado lejos se difuminase, con su compañía y su tacto.
Sus pupilas azules expresaban más que cualquier otra parte de su cuerpo, más que sus palabras, más que sus brazos. Más que cualquier caricia, más que sus besos. Si quería saber que le pasaba por mente y corazón, necesitaba mirar sus ojos. Y, como había visto en muchas ocasiones antes que esa, esa noche, sus ojos restallaban entre tormentas.Truenos, rayos, relámpagos y lluvia, una lluvia en un mar rebelde y profundo.
Suspiró, siempre había caído ante ellos, ciertamente era una persona fría, pero los pequeños momentos que tenía, esos en los que sonreía de verdad, en los que dejaba que le guiasen sus emociones, como el abrazo de antes, valían la pena. Perder eso meses atrás la había roto, y se había forzado a avanzar. Su corazón empezaba a juntar los pedazos rotos, con su vuelta, no pensaba volver a dejarlo ir, no si estaba en su mano.
Sonrió sonrojada cuando notó la mano de Kaiden en su cintura, acercándola a él, para poder mirarlo, de cerca, cara a cara. Su pecho se pegó al de él, y el corazón se le desbocó por un instante, debía controlarse, no podía dejarse llevar o él volvería a irse. Ciertamente, había mejorado, pero habría sido más fácil si él hubiera estado con ella, cuando desapareció, le costó mucho salir a flote, perdió muchas oportunidades por estar sumida en su tristeza, solo cuando no pudo más decidió intentarlo, si él hubiera estado a su lado, todo habría sido diferente, más fácil, las alegrías habrían sido más felices, las penas, más soportables. No había estado, y no podía volver atrás, pero ahora si estaba.
- Tuve suerte.- murmuró poniendo sus manos sobre el pecho de él y, suavemente, sin separarse, le rodeó la cintura esperando no asustarlo o alejarlo cuando intentaba mantenerlo más y más cerca, si pudiera, se fundiría con él. Levantó la vista, con las mejillas encendidas y los ojos aun brillantes, por las lágrimas que no estaba llorando, y ahí estaba, esa sonrisa, esa sonrisa que la sacaba de quicio, no porque fuera mala, al contrario, porque la derretía. Languidecía al verla, y tras tantos meses sin ella, más, ya había perdido la costumbre de verle sonreír y de esos piropos que nunca había sabido distinguir si eran serios o solo bromas.- Gracias.- murmuró apartando un poco la mirada, totalmente roja. “Tu estás muy guapo”, le habría gustado atreverse a decir, pero no le salían las palabras, demasiado tímida, como había sido siempre, en estos temas.
- ¡Wendy!- llamó alguien abriendo la puerta del teatro.- ¿Sigues aquí?.- Preguntó alguien.
La chica se pegó más a Kaiden, ocultándose en las sombras, apretando más el abrazo, y aumentando el latido de su corazón y su sonrojo. No se avergonzaba, ni mucho menos, pero debían ponerse al día y necesitaban calma para ello, el reencuentro era suyo, no quería que nadie los interrumpiera.
- Perdona.- se disculpó por pegarse más a él.- te lo presentaré otro día, pero... hoy no voy a dejar que te vea nadie más, de momento, eres mío.- murmuró poniendo su cabeza sobre el pecho del chico.- vamos a mi casa, allí podremos hablar con calma, ¿quieres?- levantó la cabeza sin separarse de él ni un solo centímetro, mirándolo con ojos esperanzados, esa noche, y si por ella fuera, mucho más, sería para estar solos, al menos hasta que la tristeza que había pasado los meses que habían estado lejos se difuminase, con su compañía y su tacto.
Wendy Di Coppola- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 11/10/2016
Re: Once you're grown up, you can't come back. [Wendy]
Tuvo suerte. Wendy tuvo suerte. Tal vez no la suerte de conocer a alguien como Kaiden, pues por desgracia para él ésta no era la primera ni sería la última vez que haría daño a la rubia sin querer, pero al menos sí que había tenido la suerte de mejorar en su profesión. Y Kaiden se alegraba de ello.
Kaiden se sentía mucho mejor cada vez que Wendy le tocaba, aunque fuera de forma superficial. En este caso era medio abrazo que, por muy frío y parado que fuese el Kowalczyk, provocó que éste se estremeciera. De nuevo. Las manos de la rubia sobre su pecho le aceleraban el corazón también, y eso pocas veces le pasaba sin necesidad de meterse en medio de una pelea o sin necesidad de compartir sábanas con una mujer. Extraño, ¿verdad? Para él sí, al menos. El caso es que ahora volvía a estar pegado al cuerpo de ella. Él y su extraña manía de "Ahora cerca, ahora lejos".
El Kowalczyk sonrió levemente cuando ella se sonrojó. Siempre le había gustado la aparente inocencia y timidez que Wendy transmitía a veces. ¿Acaso era la primera vez que alguien le decía que era guapa? Bueno, interiormente esperaba que sí. Con un desastre de hombre en su vida tenía suficiente la rubia.
- No soy el único que lo piensa, ¿eh? Pero sí el único que lo dice... Y más les vale - dijo con una sonrisa imperceptible. Debía protegerla de los hombres, ¿no? Es lo que hacían los padres con sus hijas, los hermanos mayores, los novios, los amigos... Lo que fuera. Por esa razón, cuando escuchó una voz llamándola, frunció el ceño de forma inconsciente. Y la arropó entre sus brazos casi sin darse cuenta, pues nadie le iba a quitar a Wendy. Mucho menos en esos momentos, que para una vez que estaba cariñoso...
- ¿Quién era? - preguntó con cierto recelo cuando aquella persona desapareció. Sin embargo, volvió a centrarse en ella con rapidez - Eso te iba a decir, si podía pasar la noche en tu casa. Acabo de llegar, apenas me ha dado tiempo a encontrar nada. Pero será solo esta noche - se dijo más a sí mismo que a ella. Se negaba a permanecer más de un día en casa de la rubia. Y no porque no quisiera estar con ella, al contrario. Simplemente consideraba que aquello implicaba exponer a la rubia a ciertos problemas que prefería mantener lejos de ella. - Venga, vamos.
Kaiden se sentía mucho mejor cada vez que Wendy le tocaba, aunque fuera de forma superficial. En este caso era medio abrazo que, por muy frío y parado que fuese el Kowalczyk, provocó que éste se estremeciera. De nuevo. Las manos de la rubia sobre su pecho le aceleraban el corazón también, y eso pocas veces le pasaba sin necesidad de meterse en medio de una pelea o sin necesidad de compartir sábanas con una mujer. Extraño, ¿verdad? Para él sí, al menos. El caso es que ahora volvía a estar pegado al cuerpo de ella. Él y su extraña manía de "Ahora cerca, ahora lejos".
El Kowalczyk sonrió levemente cuando ella se sonrojó. Siempre le había gustado la aparente inocencia y timidez que Wendy transmitía a veces. ¿Acaso era la primera vez que alguien le decía que era guapa? Bueno, interiormente esperaba que sí. Con un desastre de hombre en su vida tenía suficiente la rubia.
- No soy el único que lo piensa, ¿eh? Pero sí el único que lo dice... Y más les vale - dijo con una sonrisa imperceptible. Debía protegerla de los hombres, ¿no? Es lo que hacían los padres con sus hijas, los hermanos mayores, los novios, los amigos... Lo que fuera. Por esa razón, cuando escuchó una voz llamándola, frunció el ceño de forma inconsciente. Y la arropó entre sus brazos casi sin darse cuenta, pues nadie le iba a quitar a Wendy. Mucho menos en esos momentos, que para una vez que estaba cariñoso...
- ¿Quién era? - preguntó con cierto recelo cuando aquella persona desapareció. Sin embargo, volvió a centrarse en ella con rapidez - Eso te iba a decir, si podía pasar la noche en tu casa. Acabo de llegar, apenas me ha dado tiempo a encontrar nada. Pero será solo esta noche - se dijo más a sí mismo que a ella. Se negaba a permanecer más de un día en casa de la rubia. Y no porque no quisiera estar con ella, al contrario. Simplemente consideraba que aquello implicaba exponer a la rubia a ciertos problemas que prefería mantener lejos de ella. - Venga, vamos.
Kaiden Kowalczyk- Hechicero Clase Baja
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Fecha de inscripción : 15/10/2016
Re: Once you're grown up, you can't come back. [Wendy]
Rió abrazada a él, algo más roja, cubierta por las sombras, si alguien más lo pensaba, no lo sabía, y, en realidad, le importaba poco, las opiniones de los demás nunca habían sido prioritarias para ella, solo le interesaba que pensaba la gente que le importaba de verdad, ni siquiera leía las críticas de sus actuaciones, mientras ella fuera feliz con lo que hacía, mientras Kaiden la apoyase, tenía bastante.
Era curioso pensar como, aun habiendo desaparecido tanto tiempo, Kai siguiera teniendo ese ligero sentimiento de protección, como si Wendy fuera una niña a la que cuidar, o, tal vez, algo más. AL menos eso había pensado ella tiempo atrás, pero el miedo a estropear lo que tenían jamás la dejaría actuar. Cuando la voz sonó llamándola y se refugió más en la oscuridad, cuando la voz del hombre sonó, grave en su oído, levantó la vista, curiosa y respondió sin dudar.
- Es uno de los tramoyistas, es una persona amable, te lo presentaré pronto.- afirmó sin soltar a Kaiden, los demás esa noche le daban total y absolutamente igual, era raro que Kaiden fuera tan dulce como lo estaba siendo, no sabía si atribuirlo a que la había echado de menos, si llevaba tiempo sin "contacto" y eso lo volvía más cariñoso o si la noche lo confundía. Fuera lo que fuera, no iba a dejar pasar la oportunidad, lo había añorado como si hubiera estado sin pulmones ni corazón, como al aire en el fondo del mar y el agua en un desierto, no podía dejarlo marchar, no así, no hasta quedar saciada, porque, después de todo,quién sabía cuando volvería a desaparecer?- Vamos.- asintió con una sonrisa ligera, esperando unos segundos antes de soltar su abrazo.
Tomandolo de la mano, sin querer separarse de él, lo guió por la ciudad hasta una casa pequeña, sin jardín, siquiera, solo una casa más de una calle con hogares similar al suyo. La entrada daba a un salón no demasiado grande, que se encontraba oscuro. Wendy encendió las lámparas quitándose chaqueta y bufanda y dejando a un lado su bolsa. El fuego iluminó un lugar con un sofá una alfombra, una chimenea, una mesa de café y una de comedor con cuatro sillas y una librería, así como cuatro puertas.
La primera daba a una cocina pequeña con un fogón y un horno, poco más cabía allí. La siguiente puerta daba a un dormitorio, con una cama doble, un par de mesillas y una mesa de escritorio. La última era un baño, sencillo, con un servicio, una lavabo y una bañera. Su casa era pequeña, sencilla y limpia, no era una mansión, pero estaba en un lugar tranquilo, con eso se contentaba.
- Pasa, ahora enciendo la chimenea, hoy hace frío.- Le dijo cerrando la puerta con llave tras su entrada. Él decía que solo pasaría allí esa noche, pero era algo que ya verían, ella no pensaba dejar pasar la oportunidad de convencerle, se había ido ya antes, pero no quería que volviera a pasar, si podía, intentaría tenerle cerca. Se agachó a encender la chimenea, sin resultado, no había sabido hacerlo nunca.- Jo...- murmuró en una ligera queja.
Era curioso pensar como, aun habiendo desaparecido tanto tiempo, Kai siguiera teniendo ese ligero sentimiento de protección, como si Wendy fuera una niña a la que cuidar, o, tal vez, algo más. AL menos eso había pensado ella tiempo atrás, pero el miedo a estropear lo que tenían jamás la dejaría actuar. Cuando la voz sonó llamándola y se refugió más en la oscuridad, cuando la voz del hombre sonó, grave en su oído, levantó la vista, curiosa y respondió sin dudar.
- Es uno de los tramoyistas, es una persona amable, te lo presentaré pronto.- afirmó sin soltar a Kaiden, los demás esa noche le daban total y absolutamente igual, era raro que Kaiden fuera tan dulce como lo estaba siendo, no sabía si atribuirlo a que la había echado de menos, si llevaba tiempo sin "contacto" y eso lo volvía más cariñoso o si la noche lo confundía. Fuera lo que fuera, no iba a dejar pasar la oportunidad, lo había añorado como si hubiera estado sin pulmones ni corazón, como al aire en el fondo del mar y el agua en un desierto, no podía dejarlo marchar, no así, no hasta quedar saciada, porque, después de todo,quién sabía cuando volvería a desaparecer?- Vamos.- asintió con una sonrisa ligera, esperando unos segundos antes de soltar su abrazo.
Tomandolo de la mano, sin querer separarse de él, lo guió por la ciudad hasta una casa pequeña, sin jardín, siquiera, solo una casa más de una calle con hogares similar al suyo. La entrada daba a un salón no demasiado grande, que se encontraba oscuro. Wendy encendió las lámparas quitándose chaqueta y bufanda y dejando a un lado su bolsa. El fuego iluminó un lugar con un sofá una alfombra, una chimenea, una mesa de café y una de comedor con cuatro sillas y una librería, así como cuatro puertas.
La primera daba a una cocina pequeña con un fogón y un horno, poco más cabía allí. La siguiente puerta daba a un dormitorio, con una cama doble, un par de mesillas y una mesa de escritorio. La última era un baño, sencillo, con un servicio, una lavabo y una bañera. Su casa era pequeña, sencilla y limpia, no era una mansión, pero estaba en un lugar tranquilo, con eso se contentaba.
- Pasa, ahora enciendo la chimenea, hoy hace frío.- Le dijo cerrando la puerta con llave tras su entrada. Él decía que solo pasaría allí esa noche, pero era algo que ya verían, ella no pensaba dejar pasar la oportunidad de convencerle, se había ido ya antes, pero no quería que volviera a pasar, si podía, intentaría tenerle cerca. Se agachó a encender la chimenea, sin resultado, no había sabido hacerlo nunca.- Jo...- murmuró en una ligera queja.
Wendy Di Coppola- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 11/10/2016
Re: Once you're grown up, you can't come back. [Wendy]
Era tan celoso y protector con la rubia, que inconscientemente ya odiaba al supuesto tramoyista. No tiene mucha intención de conocer al susodicho. Como mucho lo haría para saber algo más de la relación que pudiera mantener con la rubia, su rubia. Sin embargo, no dijo nada. Ante las palabras de Wendy, el hombre sólo levantó los hombros. Era una especie de "Ajá" en idioma vago de mierda.
Cuando se soltó del abrazo, se prometió a sí mismo dejar las caricias a un lado en lo que quedaba de noche. De semana o de mes. Quién sabe cuándo volvería a mostrarse cariñoso. Intentaba no serlo. O tal vez no lo intentase, simplemente se había acostumbrado a no ser cariñoso. Con Wendy era distinto, sí, con ella al menos no le molestaba que los abrazos durasen más de medio segundo.
El Kowalczyk, de camino a casa de la rubia, miraba de vez en cuando hacia ambos lados, incluso hacia detrás. Quería asegurarse de que nadie les seguía. Si actuaba en plan paranoico era por la presencia de Wendy. Le daba igual lo que le pudieran hacer a él, pero no a ella. O tal vez estuviera relacionado con el síndrome de abstinencia. Había creado muchas manías a raíz de comenzar a drogarse. Llevaba ya un par de horas sin drogarse, el cigarrillo de antes no contaba como tal.
Y al fin llegaron a la casa de Wendy. Era mucho más grande y acogedora de lo que él había tenido jamás como hogar. Se quitó el abrigo y lo dejó en el respaldo del sofá una vez en el salón, quedándose en una camisola blanca de tela blanca, barata y algo sucia.
- Sólo una noche - le recordó a la rubia, aunque ella no hubiera dicho nada al respecto. Quería que le quedase claro que no iba a estar allí más tiempo.
La observó dirigirse a la chimenea, manteniéndose en su posición. Observó los pasos de la rubia y al final no pudo evitar soltar el aire por la nariz, conteniendo una carcajada.
- Tienes una chimenea, pero no sabes encenderla. Muy útil entonces, ¿no? - bromeó, moviéndose de su sitio al fin para acercarse - Anda, déjame - se puso de cuclillas frente a la chimenea y metió ramas pequeñas que servirían para que el fuego prendiera más rápido, junto con algún tronco más gordo - Sabes lo que son las cerillas, ¿no? - sacó una cajetilla de su propio bolsillo y finalmente encendió el fuego - Puedes irte a dormir si quieres. Yo dormiré en el sofá.
Cuando se soltó del abrazo, se prometió a sí mismo dejar las caricias a un lado en lo que quedaba de noche. De semana o de mes. Quién sabe cuándo volvería a mostrarse cariñoso. Intentaba no serlo. O tal vez no lo intentase, simplemente se había acostumbrado a no ser cariñoso. Con Wendy era distinto, sí, con ella al menos no le molestaba que los abrazos durasen más de medio segundo.
El Kowalczyk, de camino a casa de la rubia, miraba de vez en cuando hacia ambos lados, incluso hacia detrás. Quería asegurarse de que nadie les seguía. Si actuaba en plan paranoico era por la presencia de Wendy. Le daba igual lo que le pudieran hacer a él, pero no a ella. O tal vez estuviera relacionado con el síndrome de abstinencia. Había creado muchas manías a raíz de comenzar a drogarse. Llevaba ya un par de horas sin drogarse, el cigarrillo de antes no contaba como tal.
Y al fin llegaron a la casa de Wendy. Era mucho más grande y acogedora de lo que él había tenido jamás como hogar. Se quitó el abrigo y lo dejó en el respaldo del sofá una vez en el salón, quedándose en una camisola blanca de tela blanca, barata y algo sucia.
- Sólo una noche - le recordó a la rubia, aunque ella no hubiera dicho nada al respecto. Quería que le quedase claro que no iba a estar allí más tiempo.
La observó dirigirse a la chimenea, manteniéndose en su posición. Observó los pasos de la rubia y al final no pudo evitar soltar el aire por la nariz, conteniendo una carcajada.
- Tienes una chimenea, pero no sabes encenderla. Muy útil entonces, ¿no? - bromeó, moviéndose de su sitio al fin para acercarse - Anda, déjame - se puso de cuclillas frente a la chimenea y metió ramas pequeñas que servirían para que el fuego prendiera más rápido, junto con algún tronco más gordo - Sabes lo que son las cerillas, ¿no? - sacó una cajetilla de su propio bolsillo y finalmente encendió el fuego - Puedes irte a dormir si quieres. Yo dormiré en el sofá.
Kaiden Kowalczyk- Hechicero Clase Baja
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Fecha de inscripción : 15/10/2016
Re: Once you're grown up, you can't come back. [Wendy]
Wendy rió ante lo de las cerillas, cierto, no lo había pensado, en realidad, las solía tener sobre la repisa, pero cuando las guardaba, las perdía, y las había dejado en algún otro sitio cerca de dos noches atrás, y, convencida de que las encontraría, no había vuelto a comprar, pero debería ir mañana, comenzaba a enfriar, y aunque la casa no era muy grande, necesitaba calentarla. No era fácil vivir sola, y aunque sabía que la presencia de Kai era temporal, realmente agradecía tenerle cerca.
No solo era difícil por la soledad, no, podía llegar a lidiar con eso sabiendo que el chico estaba vivo, no le importaba la soledad, no como los meses atrás que había buscado cualquier salida a esta, no, lo peor de ser una mujer, en parís que vive sola, era la inseguridad. Por muy tranquila que fuera la zona, nunca sabía quien podía acudir y hacerle, sabía dios qué. Pero, probablemente, era algo común en todo el mundo, la gente aun no estaba preparada para mujeres solas, y Wendy dudaba de que lo fueran a estar nunca.
De todos modos, mientras Kai estuviera cerca, no tendría miedo, si era necesario, pasaría su día a día en forma de gato con tal de que el chico se sintiera cómodo en su presencia. No le importaba. Sonrió al chico ante su “sugerencia” de dormir en el sofá, como si fuera a dejarle. Cuando el fuego estuvo encendido y comenzó a chisporrotear, la chica soltó una leve risilla y le tomó de un brazo para que el chico se levantase.
- Gracias, siempre me ayudas.- susurró cogiéndolo de la mano y guiándolo hasta el dormitorio.- y por eso mismo, vas a dormir en la cama y, por supuesto, yo contigo.- Sonrió coqueta, bromeando a medias. ¿Se pondría nervioso ante la propuesta? Una pequeña parte de Wendy, más parte de lo que ella jamás querría admitir, esperaba que así fuera, porque eso significaba que para Kai no era una simple amiga.
Él no era el tipo de hombre que se asusta o aturulla ante una propuesta de noches entre sábanas con una joven, o, ella suponía, con más de una, Kai siempre había sido atractivo, y por mucho que le hubiera dicho que ella lo era, no podía llegar a creérselo, no cuando ese “Adonis” de carne y hueso se plantaba frente a ella como un milagro tras meses pensando que había muerto.
- Espérame, ya verás.- Rió divertida, dándole un ligero beso en la barbilla, que era donde alcanzaba con su baja estatura, y saliendo hacia en cuarto de baño.
Se despojó de la ropa, adiós vestido y corsé adiós camisa, medias y ropa interior, quedó desnuda en mitad de la sala y dejó la ropa doblada sobre una banqueta antes de agacharse en el suelo. Comenzó a sentirse crujir los huesos, empequeñecer los músculos y la carne tirante, sintió cada fibra de pelo salir de su cuerpo y su cabeza cambiar de forma. Tardó más de lo que esperaba, lógico, hacía tiempo que no se transformaba, pero, finalmente, salió del baño, de puerta entreabierta, sacudiéndose para adaptarse a su nueva y diminuta figura de patitas cortas.
Caminó a saltitos hasta el cuarto y maulló al chico que había allí, moviendo la cola, contenta, así no debería haber problemas para dormir ambos en la cama. Se acercó a él y dio unos cuantos saltos esperando que la cogiera en brazos, puede que no fuera cariñoso con las personas, pero a un gatito no podría decirle que no, ¿no? Y menos si ese gatito era ella.
Bostezó, cansada, y se estiró, volviendo a mirar al chico a la espera de que la tomase en brazos y la llevase junto a él a la cama, la noche era larga, cierto, pero ya había pasado un buen tramo y estaba cansada. QUería dormir, ni que fuera una vez más, acurrucada al lado de Kaiden.
No solo era difícil por la soledad, no, podía llegar a lidiar con eso sabiendo que el chico estaba vivo, no le importaba la soledad, no como los meses atrás que había buscado cualquier salida a esta, no, lo peor de ser una mujer, en parís que vive sola, era la inseguridad. Por muy tranquila que fuera la zona, nunca sabía quien podía acudir y hacerle, sabía dios qué. Pero, probablemente, era algo común en todo el mundo, la gente aun no estaba preparada para mujeres solas, y Wendy dudaba de que lo fueran a estar nunca.
De todos modos, mientras Kai estuviera cerca, no tendría miedo, si era necesario, pasaría su día a día en forma de gato con tal de que el chico se sintiera cómodo en su presencia. No le importaba. Sonrió al chico ante su “sugerencia” de dormir en el sofá, como si fuera a dejarle. Cuando el fuego estuvo encendido y comenzó a chisporrotear, la chica soltó una leve risilla y le tomó de un brazo para que el chico se levantase.
- Gracias, siempre me ayudas.- susurró cogiéndolo de la mano y guiándolo hasta el dormitorio.- y por eso mismo, vas a dormir en la cama y, por supuesto, yo contigo.- Sonrió coqueta, bromeando a medias. ¿Se pondría nervioso ante la propuesta? Una pequeña parte de Wendy, más parte de lo que ella jamás querría admitir, esperaba que así fuera, porque eso significaba que para Kai no era una simple amiga.
Él no era el tipo de hombre que se asusta o aturulla ante una propuesta de noches entre sábanas con una joven, o, ella suponía, con más de una, Kai siempre había sido atractivo, y por mucho que le hubiera dicho que ella lo era, no podía llegar a creérselo, no cuando ese “Adonis” de carne y hueso se plantaba frente a ella como un milagro tras meses pensando que había muerto.
- Espérame, ya verás.- Rió divertida, dándole un ligero beso en la barbilla, que era donde alcanzaba con su baja estatura, y saliendo hacia en cuarto de baño.
Se despojó de la ropa, adiós vestido y corsé adiós camisa, medias y ropa interior, quedó desnuda en mitad de la sala y dejó la ropa doblada sobre una banqueta antes de agacharse en el suelo. Comenzó a sentirse crujir los huesos, empequeñecer los músculos y la carne tirante, sintió cada fibra de pelo salir de su cuerpo y su cabeza cambiar de forma. Tardó más de lo que esperaba, lógico, hacía tiempo que no se transformaba, pero, finalmente, salió del baño, de puerta entreabierta, sacudiéndose para adaptarse a su nueva y diminuta figura de patitas cortas.
Caminó a saltitos hasta el cuarto y maulló al chico que había allí, moviendo la cola, contenta, así no debería haber problemas para dormir ambos en la cama. Se acercó a él y dio unos cuantos saltos esperando que la cogiera en brazos, puede que no fuera cariñoso con las personas, pero a un gatito no podría decirle que no, ¿no? Y menos si ese gatito era ella.
Bostezó, cansada, y se estiró, volviendo a mirar al chico a la espera de que la tomase en brazos y la llevase junto a él a la cama, la noche era larga, cierto, pero ya había pasado un buen tramo y estaba cansada. QUería dormir, ni que fuera una vez más, acurrucada al lado de Kaiden.
Wendy Di Coppola- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 43
Fecha de inscripción : 11/10/2016
Re: Once you're grown up, you can't come back. [Wendy]
Se encogió de hombros, de nuevo, cuando ella le agradeció que le ayudase. Si fuera otra persona, ni siquiera se habría acercado a la chimenea, le habría dado igual que la otra persona tuviera frío. Pero Wendy era Wendy.
"Y por eso mismo, vas a dormir en la cama", nada más escuchar eso, se apresuró en responder.
- Ni hablar. Tú no vas a dormir en el sofá - dijo con sequedad. No había más que hablar. Ella estaría molida por el trabajo, y aunque él también, no iba a permitir que durmiera en el sofá. Aunque fue entonces cuando ella dijo que ambos dormirían en la cama. Aquello le dejó sin palabras, para qué engañarnos, no se lo había esperado. Kaiden no estaba acostumbrado a dormir con mujeres sin haber un previo fornicio. Le apetecía dormir con la rubia igualmente, eso sin duda, pero le había pillado por sorpresa y se le había notado en la cara. Sí, al Kowalczyk, a ese hombre que rara vez cambiaba la expresión de su rostro - Ah. Hmm... Está bien - intentó contestar con normalidad, como si aquello fuera normal entre un par de amigos.
Se dejó guiar hasta la habitación de la rubia y, cuando quiso darse cuenta, la susodicha abandonó la habitación para mostrarle algo, pero no sin antes darle un beso en la mejilla. Kaiden mostró media sonrisa ante ese gesto. Wendy tan cariñosa y él tan... seco. Se mantuvo junto a la cama, sentado, a la espera. Le habría gustado pensar que la rubia había ido a ponerse ropa interior que le podría gustar a él, pero... No. No, Kaiden. Wendy no es una tía más a la que tirarte una noche y desaparecer.
Fueron un par de maullidos lo que consiguieron sacarle de sus pensamientos. Y ahí estaba, probablemente el gato más adorable que Kaiden hubiera visto jamás. Maldita cambiaformas. ¿Así cómo iba a seguir fingiendo que no tenía sentimientos el Kowalczyk? Demasiado hasta para alguien como él. Por eso se levantó de la cama y se agachó para poder coger al animal con una mano. Era diminuto a su lado y eso implicaba mayor ternura. Él ni siquiera pudo esconder la sonrisa que se le formó nada más verla.
- Sé que lo de dormir conmigo lo haces para vigilarme, por si intento huir otra vez... - en ese momento no lo decía en serio. O no del todo.
Fuera como fuese, dejó al gatito sobre la cama para que se acomodase mientras él hacía lo mismo. Se quitó la camisola, dejando ver algunas cicatrices y heridas habituales para él, incluso en el brazo se podían intuir ciertos pinchazos. Sin embargo, para él, era normal, así que no le dio importancia a la hora de mostrarlo. Simplemente buscaba ponerse cómodo para dormir. Una vez tumbado, volvió a mirar a la cambiaformas.
- Buenas noches, Wendy - y no dijo más. Ambos estaban agotados, por lo que trató de intentar dormir. No le costaría demasiado. No dormía en una cama decente desde hacía meses.
"Y por eso mismo, vas a dormir en la cama", nada más escuchar eso, se apresuró en responder.
- Ni hablar. Tú no vas a dormir en el sofá - dijo con sequedad. No había más que hablar. Ella estaría molida por el trabajo, y aunque él también, no iba a permitir que durmiera en el sofá. Aunque fue entonces cuando ella dijo que ambos dormirían en la cama. Aquello le dejó sin palabras, para qué engañarnos, no se lo había esperado. Kaiden no estaba acostumbrado a dormir con mujeres sin haber un previo fornicio. Le apetecía dormir con la rubia igualmente, eso sin duda, pero le había pillado por sorpresa y se le había notado en la cara. Sí, al Kowalczyk, a ese hombre que rara vez cambiaba la expresión de su rostro - Ah. Hmm... Está bien - intentó contestar con normalidad, como si aquello fuera normal entre un par de amigos.
Se dejó guiar hasta la habitación de la rubia y, cuando quiso darse cuenta, la susodicha abandonó la habitación para mostrarle algo, pero no sin antes darle un beso en la mejilla. Kaiden mostró media sonrisa ante ese gesto. Wendy tan cariñosa y él tan... seco. Se mantuvo junto a la cama, sentado, a la espera. Le habría gustado pensar que la rubia había ido a ponerse ropa interior que le podría gustar a él, pero... No. No, Kaiden. Wendy no es una tía más a la que tirarte una noche y desaparecer.
Fueron un par de maullidos lo que consiguieron sacarle de sus pensamientos. Y ahí estaba, probablemente el gato más adorable que Kaiden hubiera visto jamás. Maldita cambiaformas. ¿Así cómo iba a seguir fingiendo que no tenía sentimientos el Kowalczyk? Demasiado hasta para alguien como él. Por eso se levantó de la cama y se agachó para poder coger al animal con una mano. Era diminuto a su lado y eso implicaba mayor ternura. Él ni siquiera pudo esconder la sonrisa que se le formó nada más verla.
- Sé que lo de dormir conmigo lo haces para vigilarme, por si intento huir otra vez... - en ese momento no lo decía en serio. O no del todo.
Fuera como fuese, dejó al gatito sobre la cama para que se acomodase mientras él hacía lo mismo. Se quitó la camisola, dejando ver algunas cicatrices y heridas habituales para él, incluso en el brazo se podían intuir ciertos pinchazos. Sin embargo, para él, era normal, así que no le dio importancia a la hora de mostrarlo. Simplemente buscaba ponerse cómodo para dormir. Una vez tumbado, volvió a mirar a la cambiaformas.
- Buenas noches, Wendy - y no dijo más. Ambos estaban agotados, por lo que trató de intentar dormir. No le costaría demasiado. No dormía en una cama decente desde hacía meses.
Kaiden Kowalczyk- Hechicero Clase Baja
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Fecha de inscripción : 15/10/2016
Re: Once you're grown up, you can't come back. [Wendy]
Cuando el chico la tomó en brazos, distinguió con claridad la parte más tierna de Kai. Ese al que no le gustaba mostrar quien era, ni parecer tierno, pero que se perdía ante su forma de gato y se volvía dulce. En parte, tenía razón, y ella lo sabía, sentada sobre la mano del chico, que era lo bastante grande como para que ella, en su forma de gato, cupiera cómodamente, lógico, era dimunuta, era consciente de que el chico tenía razón, en parte, quería vigilarlo, tenerlo cerca y asegurarse, así de que no volvía a desaparecer.
Cuando el chico se quitó la camiseta, pudo ver claramente las marcas en brazos y espalda. Caminó, a pasitos cortos, intenando no hundirse en el mullido colchón. Si hubiera estado en su forma humana, probablemente habría intentado curar las marcas y borrarlas a caricias y besos, habría puesto su frente en la espalda de Kaiden y habría guardado silencio. Pero como gato, no podía hacer nada, por lo que con un suspiro se movió hasta el interior de las s-abanas y se acurrucó al lado del chico. Con un amullido, respondió a sus "buenas noches" y se durmió, feliz de que, aun herido, el chico estuviera a su lado.
Despertó a la mañana siguiente notando las sábanas rozándole las piernas, unos brazos le rodeaban el torso, sus pechos se pegaban al de otra persona, y ella, en su confusión, no era capaz ni de abrir los ojos, no sentía frío, probablemente por el calor que le daba el cuerpo pegado al suyo, y las mantas, la chimenea se había apagado tiempo atrás, pues no era capaz de escuchar el chisporrotear de las brasas la lluvia repiqueteaba en los cristales.
Sin abrir los ojos, movió un poco la cabeza para sentir, en las mejillas, ese calor tal agradable que le cubría el resto del cuerpo. Rodeó con los brazos la cintura de Kai, que dormía junto a ella, y puso su mejilla sobre el brazo del chico, pegando más sus cuerpos, demasiado dormida como para reaccionar ante nada y solo cuando, pasados diez minutos más de sueño, desperto un poco y abrió los ojos, saludó sin darse cuenta de su situación.
- Buenos días Kai.- susurró dandole un beso al chico en la barbilla, volviendo a cerrar los ojos, sonriente, con el sueño pegado a sus parpados de pestañas largas, relajada como no lo había estado en meses.
Cuando el chico se quitó la camiseta, pudo ver claramente las marcas en brazos y espalda. Caminó, a pasitos cortos, intenando no hundirse en el mullido colchón. Si hubiera estado en su forma humana, probablemente habría intentado curar las marcas y borrarlas a caricias y besos, habría puesto su frente en la espalda de Kaiden y habría guardado silencio. Pero como gato, no podía hacer nada, por lo que con un suspiro se movió hasta el interior de las s-abanas y se acurrucó al lado del chico. Con un amullido, respondió a sus "buenas noches" y se durmió, feliz de que, aun herido, el chico estuviera a su lado.
Despertó a la mañana siguiente notando las sábanas rozándole las piernas, unos brazos le rodeaban el torso, sus pechos se pegaban al de otra persona, y ella, en su confusión, no era capaz ni de abrir los ojos, no sentía frío, probablemente por el calor que le daba el cuerpo pegado al suyo, y las mantas, la chimenea se había apagado tiempo atrás, pues no era capaz de escuchar el chisporrotear de las brasas la lluvia repiqueteaba en los cristales.
Sin abrir los ojos, movió un poco la cabeza para sentir, en las mejillas, ese calor tal agradable que le cubría el resto del cuerpo. Rodeó con los brazos la cintura de Kai, que dormía junto a ella, y puso su mejilla sobre el brazo del chico, pegando más sus cuerpos, demasiado dormida como para reaccionar ante nada y solo cuando, pasados diez minutos más de sueño, desperto un poco y abrió los ojos, saludó sin darse cuenta de su situación.
- Buenos días Kai.- susurró dandole un beso al chico en la barbilla, volviendo a cerrar los ojos, sonriente, con el sueño pegado a sus parpados de pestañas largas, relajada como no lo había estado en meses.
Wendy Di Coppola- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 11/10/2016
Re: Once you're grown up, you can't come back. [Wendy]
Por la mañana. 12 horas sin drogarse.
El corazón del Kowalczyk, de un momento a otro, comenzó a latir con fuerza y rapidez. Como si acabase de tener una pesadilla. O como si su cuerpo estuviera introduciéndole en un inminente ataque de ansiedad. Llevaba demasiadas horas sin meter ninguna sustancia adictiva en su organismo. Y su cuerpo se lo estaba pidiendo. Por eso se despertó ligeramente alterado, nervioso. Ni siquiera escuchó el "Buenos días, Kai". No era consciente en esos momentos de que había dormido con Wendy.
Nada más abrir los ojos, pudo ver el cuerpo desnudo de la rubia pegado al suyo. Aquello aceleró sus pulsaciones, junto con su nerviosismo, aún más si cabía en esos momentos. El síndrome de abstinencia le superaba todas las mañanas. Además, ¿por qué estaba abrazándola él a ella? ¿En qué momento de la noche, o del sueño, había decidido dejar que su cuerpo diera muestras de cariño? Él no abrazaba. Al menos no tan a menudo. Con un abrazo al año solía tener suficiente. ¿Y por qué ella estaba desnuda? Se agobió por un momento, pues la aparente ansiedad le bloqueaba el cerebro y ni siquiera podía pensar en respuestas que deberían ser obvias. Era obvio que no había pasado nada entre ellos. Ni siquiera estaba agobiado por eso. Simplemente necesitaba drogarse.
A pesar del nerviosismo que sentía, trató de no ser brusco en sus movimientos para no despertar a la rubia. Trató también de no mirar demasiado, porque le gustaba. Y no quería que le gustase. Cada vez necesitaba más algo de opio. Conseguía tranquilizarle y para él era ya algo habitual despertarse en busca de esas propiedades analgésicas e hipnóticas, entre otras.
- Wendy. Estás... - dudó si decirlo o no - desnuda. - pero al final lo dijo.
Ella estaba desnuda y él en ropa interior. No estaba seguro de si aquello debería considerarse normal entre dos amigos. Así que no sabía si debía actuar con normalidad o no. Experiencia no tenía demasiada en esos ámbitos. Al fin y al cabo, Wendy era lo más parecido a una amistad que el Kowalczyk tenía en su vida.
A pesar de sentirse alterado, trató que externamente no se notase. Su mano derecha, sin embargo, quiso llevarle la contraria, pues comenzó a temblarle sin motivo aparente. No quería, pero lo necesitaba. O sí, sí que lo quería. Quería y necesitaba opio.
- Necesito ir al baño - informó, despegándose del cuerpo de la joven para poder levantarse de la cama. Él era brusco en sus movimientos siempre, aunque no quisiera. No sabía hacer las cosas con suavidad. Aunque Wendy eso ya lo sabía.
Kaiden Kowalczyk- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 15/10/2016
Re: Once you're grown up, you can't come back. [Wendy]
Aun en su estado semiinconsciente por el sueño, notó tensarse el cuerpo de su amigo y fue cuando, por fin, comenzó a abrir los ojos. Preocupada, pero aun con la pesadez del sueño, se apartó un poco para dejarle espacio a su amigo. Tapada con la sábana, se medio incorporó en la cama apartadon un mechón de su pelo y se miró a si misma cuando la sábana comenzaba a resbalar.
La atrapó justo a tiempo, instantes antes de que se descubriera su pecho. Sonrojada al extremo, entendió que el chico estuviera an nervioso, no era normal dormir de esa guisa con un amigo, un amigo que era solo eso, un amigo. Se acurrucó al otro lado de la cama, notando la piel enrojecer de vergüenza, se había convertido mientras dormía. Estaba tan cansada y tan tranquila junto al chico que ni había notado el cambio, había sido la primera noche que había descansado en los meses en que el chico había estado ausente.
- Per... perdón.- musitío cubriendose el pecho con la sábana blanca.
El chico parecía tensó, lógico, no debía haberle sido agradable acostarse con una gatita y despertar junto... bueno, junto a ella. Cuando el chico, nervioso, salió del dormitorio, ella solo fue capaz de asentir y esconder la cabeza entre sus rodillas, aun cubierta por la sábana. Resopló entristecida. Ya lo había vuelto hacer, el chico acababa de volver y ella lo había estropeado todo, ahora huiría de nuevo. Tembló de frío y se volvió a acurrucar, sin atreverse a salir de la cama, entre las sábanas, de pronto volvía a tener frío, y ni el sonrojo que aun le cubría las mejillas era bastante para darle calor, ¿Se habría enfadado Kai? Una lagrimilla le salió del ojo y se apresuró a secarla.
No, el chico había vuelto, no podía tirar tan pronto la toalla. Era una torpona y una inutil, y sentía cosas que no debería sentir, pero eso no quitaba que seguiría intentando mantenerlo cerca, aunque fuera solo como amigo, prefería tenerlo así, que no tenerlo de ningún modo, aunque eso supusiera perder la oportunidad de cualquier otra cosa frente a otra.
La atrapó justo a tiempo, instantes antes de que se descubriera su pecho. Sonrojada al extremo, entendió que el chico estuviera an nervioso, no era normal dormir de esa guisa con un amigo, un amigo que era solo eso, un amigo. Se acurrucó al otro lado de la cama, notando la piel enrojecer de vergüenza, se había convertido mientras dormía. Estaba tan cansada y tan tranquila junto al chico que ni había notado el cambio, había sido la primera noche que había descansado en los meses en que el chico había estado ausente.
- Per... perdón.- musitío cubriendose el pecho con la sábana blanca.
El chico parecía tensó, lógico, no debía haberle sido agradable acostarse con una gatita y despertar junto... bueno, junto a ella. Cuando el chico, nervioso, salió del dormitorio, ella solo fue capaz de asentir y esconder la cabeza entre sus rodillas, aun cubierta por la sábana. Resopló entristecida. Ya lo había vuelto hacer, el chico acababa de volver y ella lo había estropeado todo, ahora huiría de nuevo. Tembló de frío y se volvió a acurrucar, sin atreverse a salir de la cama, entre las sábanas, de pronto volvía a tener frío, y ni el sonrojo que aun le cubría las mejillas era bastante para darle calor, ¿Se habría enfadado Kai? Una lagrimilla le salió del ojo y se apresuró a secarla.
No, el chico había vuelto, no podía tirar tan pronto la toalla. Era una torpona y una inutil, y sentía cosas que no debería sentir, pero eso no quitaba que seguiría intentando mantenerlo cerca, aunque fuera solo como amigo, prefería tenerlo así, que no tenerlo de ningún modo, aunque eso supusiera perder la oportunidad de cualquier otra cosa frente a otra.
Wendy Di Coppola- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 11/10/2016
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