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¿Conoces el famoso "Libro de la Selva"? Theron parece sacado de él, pero en lugar de selva ha crecido en los adoquines que recorren la ciudad francesa. Sin nombre y sin familia Theron no supo ni que era un humano después del tremendo shock que sufrió siendo aún un bebé. La transformación fue repentina, sin ser consciente, e incapaz de controlarlo no pudo volver a su forma humana hasta diez años después. Pasó de vivir como gato desconfiado y asustadizo, a ser un hombre joven igual de arisco, perdido entre la gente sintiendo que no encaja en ningún lugar.

Haber crecido sin nadie en su entorno le ha hecho duro, un superviviente nato, que a medida de ir observando a la gente ha aprendido la mayoría de normas sociales. Es un callejero adicto a la absenta, el opio y las malas compañías, un ladrón por simple necesidad, capaz de cruzar cualquier límite con tal de seguir adelante sin pedir ayuda, pues no está acostumbrado a que los demás hagan algo por él. Reservado, introvertido y de pocas palabras, pero capaz de modificar su actitud para engatusar con el fin de sacar un beneficio. Se rige por las reglas de la calle y, aunque es cercano a algunos chicos, no siente ningún vínculo especial con ellos.

Le gustan las cosas dulces, de pequeño siempre rondaba las pastelerías a la espera de que a algún niño se le cayera al suelo su merienda. Le atraían también las cosas brillantes o nuevas, se dedicaba a llevárselas y guardarlas en un rincón bajo la vieja casona en la que vivía y, aunque ya no colecciona nada, sigue conservando aquellos tesoros como un recuerdo tierno. Y es que aunque sea muy huraño, en el fondo solo desea encontrar un sitio en el que encajar, tal vez incluso tener a alguien a su lado a quien amar, pero ese sueño es bastante difícil teniendo en cuenta que se mantiene alejado de cualquier relación social por culpa del miedo que pasó siendo un gato indefenso.

Aún a día de hoy tiene costumbres arraigadas de antes de volverse humano, como bufar si algo le molesta o evitar charcos de agua. Sigue siendo tan ágil como antes, más incluso, y más veloz que cualquier otro chico de la calle, sobretodo cuando se trata de escapar de la autoridad. Bebe, fuma, se droga, e incluso vende su sangre si es preciso para hacerse con unas monedas, pues la idea de un trabajo no ha pasado todavía por su mente.

No conoce padre ni madre, no tiene más recuerdos que su vida como gato salvaje en París siendo acosado por animales más grandes, temperaturas extremas y la torpeza de la inexperiencia.

Sus padres eran simples y sencillos, una pareja de extraños unidos por la soledad. Los dos trabajaban en el mercado: ella vendía flores de mano en mano y él tenía una parada de fruta. Nunca se casaron ni vivieron juntos, no sentían la necesidad y no eran lo suficientemente religiosos para sufrir por tener una relación pecaminosa, aunque mantenían su relación en secreto. Cuando el mercado cerraba la venta del día y ambos recogían se iban a los tugurios más baratos de la ciudad a beber y fumar, luego iban a casa de alguno de los dos haciendo eses y hacían el amor para poder empezar un día más a la mañana siguiente. No aspiraban a nada más, no tenían sueños y no pensaban en formar una familia, ella no tenía deseos ni ganas de criar hijos y él huía del compromiso. Aunque hubo un tiempo en el que sí, en el que su madre había tenido todos aquellos sueños de cuentos de hadas, pero al saber que estaba marcada por la maldición de los cambiaformas cerró la puerta a cualquier sueño.

Con el tiempo la soledad los fue marchitando, se hacían mayores y el alcohol pesaba más y alegraba menos. Juntos probaron el opio y descubrieron una nueva forma de alejarse de la realidad. Así fue como concebieron a Theron. Su madre no supo que estaba embarazada hasta el día que rompió aguas, la droga adormecía su mente y pensaba que solo estaba engordando por comer más. Aquel nacimiento no fue ninguna alegría, tenían una boca más que alimentar y ninguno de los dos el dinero suficiente para cuidar de él sin tener que sacrificar el alcohol o el opio, y aún así decidieron seguir adelante; pero los llantos diarios, la atención completa y las quejas de los vecinos por el ruido los estaba llevando al límite. Fumaban más opio para soportar mejor la crianza, pero cuanto más fumaban peor atendían al pequeño y más lloraba este, igual que un pez que se muerde la cola.

Una noche cuando Theron tenía ya casi un año, sus padres estaban deseosos de ir a alguno de los tugurios y poder relajarse sin prestar atención al bebé, creyeron que era una fabulosa idea dejarle acostado entre la basura fuera en el callejón lateral: el ruido no los molestaría, nadie lo encontraría para poder robarlo y estarían cerca si algo pasaba. No contaron con las ratas. El hedor de aquella zona más el del pañal de tela del bebé las atrajo como abejas a la miel y ante tan tierno chiquillo no hubo quien las frenara cuando empezaron a mordisquearle con toda intención de comérselo. Theron lloraba a pleno pulmón pero el opio y el ruido impidió a sus padres escucharle... tanto dolor, tanto miedo y un fuerte instinto de supervivencia fueron los detonantes para que Theron, sin ser consciente en ningún momento, se transformara en gato para poder salir corriendo de allí a toda prisa. Era aún muy pequeño para transformarse porque no era capaz de controlar sus poderes, así que aquello que lo salvó de la muerte lo condenó a permanecer en esa forma gatuna.

Pasó largos y duros 9 años viviendo como un gato, creyendo que era un gato. Pero un día se cruzó con una bruja joven, Elora, que enamorada del gatito decidió adoptarlo. Pronto se dio cuenta que no era un gato normal, el aura que desprendía era demasiado intensa para un simple animal, así que a base de investigar y experimentar, logró devolver al niño a su forma humana. Theron, completamente aterrado por el cambio, huyó de la casa como alma que lleva el diablo y volvió a la soledad de las calles. Robó y mendigó para comer y, aunque volvía a casa de la bruja para dormir en el jardín, le costó al menos un año poder confiar en ella. Pero no era su familia, de modo que poco a poco fue distanciándose, visitándola cuando las cosas están realmente duras, pero nada más.

Se ha convertido finalmente en un hombre, uno que escapa de la gente aunque no tenga más remedio que relacionarse. Se ha unido a un grupo de chicos, "almas perdidas", tratando de combatir la soledad, pero aún queda mucho camino que recorrer y mucho que sufrir.