It Shall Begin.

por **Hyun Seung** Lun Oct 24, 2016 8:20 pm

"And so the beast shall rise and the nightmare begins"

Una existencia de vidas ilimitadas y he aquí donde ha parado Hyun Seung, heredero del reino Koreano, misterio para el mundo de los mortales incluso antes de entregar su vida a las sombras…, aquel enviado del infierno, de pie acogido por la noche que siempre ha sabido bien recibirlo. Sentado en la última fila del Gran Teatro, tamborilea impaciente a la llegada de su convocante. Con el pasar de los segundos la impaciencia crece dentro de él provocando vertiginosos impulsos de ira que con el tiempo ha sabido recibir con complacencia y es que si bien es de temperamento indomable, estar separado de su hermano le convierte en la bestia que por naturaleza es; sin un ancla que a duras penas apele a sus sentidos es libre de arrancar tantos corazones le plazca, decapitar a tantos como se le antoje y perder la paciencia tanto como guste. Su vida ha sido como un monzón sin atisbos de detenerse, sin señales de aplacarse y permanecer en paz donde sus restos puedan descansar.

Han sido tantos los siglos, interminables los milenios y tan insistentemente aburrido el mundo ante sus ojos, tan falto de emoción…, tanta la monotonía que lo ata, que es ciertamente lo único que lo mantiene arraigado por la deuda que en busca de un lugar a donde pertenecer se acarreó, no sólo a él, sino también a quien aprecia. Vaya treta del universo, aquel viejo amigo que por años no ha sido más que un mensajero de infortunio desde su nacimiento, hoy reúne a sus presas bajo un mismo cielo…, tan cerca. Uno, y solo un pensamiento dirige sus pasos con la elegancia y misticismo que tanto le caracterizan: encontrar aquellos que durante siglos ha perseguido durante generaciones, desde abuelos, padres e hijos; arrancar hasta el último aliento ya sean bestias o no y saldar su deuda. Ser de una vez por todas libre.

Es por ello que hoy sus pasos han arribado en Francia, a la espera de aquel contacto que promete contribuir a una causa que jamás ha comprendido del todo, sin embargo, los detalles no le interesan ni el medio que lo lleve a seguir sus deseos por más vanos y carnales que parezcan a los ojos de terceros. Todo fin es justificado siempre que lo lleven hacia su cometido.

No tarda en sentir la presencia de quien sus benefactores le han indicado contactar, desde la entrada identifica el distintivo aroma de un mortal que ha visto más de lo que alguien de su raza es avezado de comprender y, al instante, sus colmillos sobresalen bajo la tenue luz que apenas alcanza a iluminar el slaón . Erguido bajo la bruma que brinda la noche sus ojos brillan expectante, esa sonrisa torcida tan suya surca sus finos labios ávido por trazar un punto final a tan extensa travesía.

oh Hyun…, si tan solo supieras que el universo no ha terminado de jugar contigo.

por **Bastien Argent** Dom Oct 30, 2016 11:01 pm

"If it feels good, tastes good
It must be mine"

Varias noches de insomnio fueron el precio con el que Bastien pagó el costo de su impaciencia. Si bien, desde aquella ominosa noche en la que fue despojado de su más preciada posesión y sus sueños fueron suplidos por pesadillas que le impedían descansar apropiadamente, sólo una cosa, a parte de los fantasmas del pasado, tenía el poder de privar al cazador de todo tipo de tranquilidad: ese insistente y detestable deseo de represalia que a fin de cuentas era el único motivo por el que aún se mantenía en pie. Él era el títere y la ira el titiritero, el pecado capital por el que estaba seguro se pudriría en el quinto círculo del averno, pero sí estaba condenado a una eternidad de perdición ¿qué acaso no debía disfrutar del trayecto?

Una carta anónima había reanimado su curiosidad, pero sobre todo avivado la llama de una causa que cada día creía más perdida. No había riqueza, ni mujer, ni título, ni bien que deseara más que la cabeza del asesino que escapó su espada la noche en que la luna se tinturó con la sangre de lo único que alguna vez amó. Una pista tangible del lobo al que laborioso había seguido el rastro por tantos años, por fin llegaba a sus manos y prometía ser tan cierta que incluso el hombre pareció degustar un venenoso elixir de victoria deslizándose sobre su lengua. Salivando ante la sola idea como si se tratase de un jugoso corte de carne.

A pesar de ser experimentado en el oficio de la caza y poseer admirable intuición, el cazador no pudo deducir mucho del enigmático mensaje y por ende mucho menos de su remitente; sin embargo, asistir al encuentro planteado en el escrito era un riesgo que estaba más que dispuesto a tomar. Si tenía suerte, y aquella reunión terminaba siendo tan provechosa como aparentaba ser, no sólo acabaría aquella noche con un aliado más entre su bolsillo sino también tendría en su poder la posibilidad de satisfacer su más sanguinaria, grotesca y nefasta fantasía. Si por el contrario el asunto se tornaba en su contra, Bastien estaba dispuesto a acabar con la existencia de cuanto ser vivo se cruzara en su camino, sin excepción alguna.

Las últimas noches el hombre había descargado sus inquietudes en la caza, ocupando las horas muertas en perfeccionar su arte de muerte. Había pasado una semana desde que el enigmático sobre encontró su destinatario, sin embargo, más allá de un boleto de entrada a un palco en el teatro de mayor renombre en París, para una obra que de no ser por aquella citación nunca hubiese conocido, el mensaje que se leía era poco disiente. No hubo saludo ni rodeo en aquel escrito, el punto era bastante claro, tanto como para cautivar su atención inmediatamente.

La respuesta a la única pregunta que no ha podido resolver.

La noche del encuentro había llegado y por supuesto, armado hasta la médula bajo el más fino de sus trajes, Bastien caminó hasta el teatro, llegando una hora antes de lo acordado, escabulléndose entre las siluetas de las personas que, con aires de opulencia, se paseaban por el salón en la busca de un buen asiento. Sigilosamente, el cazador aguardo a que su anfitrión llegase, no obstante, muy puntual, el hombre ingresó a la platea reservada para su reunión. Se trataba de alguien evidentemente extranjero, que de ninguna forma lograba encajar con la Lune Rouge, al menos no para poseer tan valiosa información. Sin embargo, ya se encontraba allí, vestido con su más costosos ropajes, a punto de presenciar lo que a su parecer era la decadencia del arte mismo, no tenía nada que perder, estaba dispuesto a escuchar al individuo, cuya parca expresión, brindaba una pincelada de seriedad el asunto.

Tratando de oprimir su presencia y aligerar sus pasos, Bastien se adentró en el palco, en donde su acompañante de aquella noche le esperaba con una copa de champagne. En completo silencio el cazador tomó asiento, justo antes de que las luces del recinto fueran ahogadas, dejando nada más que una tenue iluminación sobre el escenario a los ojos de los espectadores. Todas las voces se acallaron, pero ni bajo el reinado del silencio el hombre pudo escuchar la respiración del individuo a su lado. De algo estaba seguro, no se trataba de un ser humano.

— No soy un hombre de formalidades y apuesto que usted tampoco — Comenta sin hesitar justo antes de dar un sorbo a su copa, degustando con calma el sabor de un oneroso licor — La paciencia no es una de mis virtudes, así que apreciaría conocer el motivo de esta reunión.

por **Hyun Seung** Miér Dic 28, 2016 1:43 am

I knew what I wanted, I went in and got it.

Los protocolos y todo aquello que conduzca formalidad jamás ha sido mérito de ocupar su mente, tales fanfarrias tan solo han servido de entretenimiento a una vida que hasta la fecha se regocija de haberlo visto todo; se cansa poco a poco de la misma caza. Siglos de persecución es capaz de agotar incluso al corazón más carente de emociones.

En más de una oportunidad Hyun se ha visto a corta distancia de sus presas y aquellos que se relacionan de una forma u otra con ellos, sin embargo, por razones que no se molestó en indagar, era, de cierta forma, la primera vez que tenía contacto directo con algún integrante de la deformada familia de Amara Argent. Tanto ella como el chico Vlahovic y D’Lizoni, desde cierto tiempo han formado parte del específico aglomerado de asuntos que simplemente no le interesa…, como la vida humana o de cualquier otra especie. Empero, atado a sus benefactores, quienes milenios atrás llegaron a él con la deseada opción de ocupar un lugar como la bestia que realmente es y perderse tan lejos como fuese posible de su descendencia, se ve a sí mismo sentado en el palco de un teatro que, de ser un mortal con sueños y aspiraciones disfrutaría, al lado de quien promete ser una pieza importante en su misión o es lo que dictaba el último mensaje que recibió.

El rastro de un sonrisa torcida llena de malicia, veneno, nace en su rostro…, paciencia ¿quien puede de los dos verbalizar sobre tal agonía que juega a ser virtud?
—Es curioso como hoy en día se habla de forma tan vana respecto a tal maldición como la paciencia —. Expresa sin emoción alguna en la voz.

Y es que, los protocolos son formalidades de Taeyang, no suyas. Él es quien debería estar aquí articulando palabras embriagadoras mientras él, por su parte, se encarga de arrancar la cabeza de quienes interfieren en su camino.

Hyun nunca ha cuestionado de modo directo el escalpelo sometido sobre aquellas descendencias y, en pro de que el cazador Argent fue por sus propios pies de la más impávida y, por lo que ciertamente ve, curiosa de las formas le dice que él, que no ha dado con el culpable de la tragedia que se dio lugar años atrás, es porque yace ciego ante la verdadera herencia genética de quien llama hija. Oportunidad perfecta para que sea el cazador quien atrape a la presa, siendo después de todo la labor a la que ha dedicado toda su decadente vida.

Resulta irónico e incluso entretenido como se encuentran bajo las narices del otro, todos siempre arrastrados de alguna forma u otra por sus destinos que, en alguna ocasión de delirio se ha visto sintiendo compasión pues, a pesar de la bestia que es, sabe con detalle lo que es no haber nacido con una estrella bajo su cabeza.

Saborea el néctar rojo carmesí en su copa que débilmente se oculta bajo la aperiencia de un trago de vino. Y, con la peor de las intenciones, en busca de apresurar esta absurda persecución tanto como le sea posible, a sabiendas que no es más que un favor en cuenta de a quien realmente le ha sido otorgada la vida del pequeño grupo de lobos, expresa: —¿No cree usted, ya que ha esperado bastante, vale la pena disfrutar una pequeña copa ahora que ha llegado al final del camino? Después de todo, las respuestas no suelen golpear a su puerta con tanta facilidad.

Si ha de hacer labores añadidas, no le está prohibido divertirse en el trayecto…, es la mejor de las recompensas y medios que ha disfrutado durante tan longevo viaje.

por **Bastien Argent** Sáb Ene 14, 2017 2:24 am

El telón se abrió una vez las luces que reposaban sobre el escenario incrementaron sutilmente su brillo. Tras bambalinas, surgió un grupo de hombres y mujeres vistiendo extraños atuendos que a los ojos de Bastien cruzaban la línea de lo ridículo. Todo en aquel acto era grotesco. El cazador carecía de conocimientos acerca del arte de la interpretación y como resultado de ello, no pudo encontrar ameno nada de lo que presenció en aquel momento. No entendía y tampoco lo intentaba, el único arte que conocía era el de dar muerte, de todo lo demás no tenía idea y era justo decir que poco le interesaba tenerla. ¿Cuánto tiempo estaría allí atrapado? ¿Era cierto que su acompañante poseía tan valiosa información cómo prometía? Nada era seguro, nada a excepción de que la espera sería un infierno, uno cuya entrada cruzó trece años atrás y que hasta ese instante no aparentaba tener salida.

El comentario del hombre que ciertamente no era mundano, no le causó gracia al cazador, quien prefirió dar un nuevo sorbo a su copa, tragándose con esfuerzo las palabras que amenazaban con salir sin control, si algo compartía con su hija, era una descarnada sinceridad que para los negocios no solía ser favorable, pues la verdad era en efecto, un arma de doble filo mientras disgustara de la mayor parte del mundo. La hipocresía era la clave de un jugoso acuerdo, razón por la que se forzó a sí mismo a apreciar los detalles en los movimientos y facciones de los actores que representaban la obra a unos pocos metros de distancia; la representación era bastante mala, más no era del todo inútil, podría sacar provecho de aquella molesta situación con propósito de sostener un buen acto frente a su acompañante.

Para alguien cómo Bastien era difícil ocultar sus emociones y verdaderas intenciones, más como la situación lo ameritaba se presionó a contener esa fracción de sí mismo que despreciaba exponencialmente a todas las criaturas sobrenaturales, incluso a pesar de que su disgusto por los hijos de la luna sería siempre mayor. A veces la caza requería la habilidad del engaño, y aunque su fuerte yacía en la lucha, era un desafío que debía asumir. A un buen cazador nunca le apetecía una presa fácil.

Entonces recordó un elemento en el plan de aquella noche que había pasado por alto; la ansiedad que le causaba la garantía de una respuesta veraz a su tragedia le había permitido olvidarlo. Conociendo su propio y variable carácter, el cazador había asegurado su propio bienestar, colocando a algunos de sus hombres entre el público general y los palcos. Intentaría contenerse, jugar sus cartas con astucia, más en caso de ser tener que acudir a ello, tendría sólido refuerzo de experimentados tiradores, que lanzarían con precisión flechas de punta de plata y madera al corazón de quien posiblemente era una bestia.

Bastien marcó a sus hombres con la mirada. El sosiego que fingían les mantenía inadvertidos entre la multitud de personas que, pretensiosas, simulaban erudición al encontrarse inmersos en la obra, mientras el pensamiento más profundo de su mente no superaba el manjar con el que se atragantarían en la cena.

— Ya he esperado bastante tiempo, así que degustaré mejor este fino licor cuando conozca respuesta a la cuestión por la que me ha citado — Comentó sereno, aparentando encontrarse absorto en cuanta payasada ocurría sobre el escenario. De un sólo sorbo el hombre vació el contenido de su copa y la colocó en la pequeña mesilla que se encontraba a su izquierda, separando brevemente su asiento del de su anfitrión — Como ya le dije, no ostento la paciencia necesaria como para perder mi tiempo en falacias. Si tiene algo realmente importante para decirme le sugiero que lo haga ya — Bastien levantó la mirada hasta el rostro de su interlocutor, la tenue luz que golpeaba su rostro le concedía un aspecto macabro, más aquello no fue suficiente para despertar temor alguno en el cazador — Entiendo que para alguien con su condición debe ser difícil comprender el valor del tiempo, pero a mí me gustan mis negocios claros.

por **Hyun Seung** Sáb Feb 11, 2017 7:12 am

Sin ningún resguardo al decoro ni respeto a la discreción, deslizó la copa bajo la muñeca de la dama sentada a su lado como quien levanta una botella del más fino vino para servirse otro trago. Saborea cada gota como el más delicioso manjar y guarda para él cierta sonrisa burlona que bien sabe no hará más que enfurecer a su invitado, situación que disfruta, empero, no es aquello con lo que pretende divertirse esta noche sino el deleite de derrumbar el ego y tan desmesurado orgullo que rodea al cazador.

Los siglos le han enseñado a ser cauteloso y, sobre todo, no subestimar ni al más flácido de los mortales. Ha observado a Bastien Argent desde mucho tiempo atrás, podría jactarse al decir que le conoce desde que era tan solo un pequeño párvulo, de cómo fue testigo de la marca que ha dejado el odio en él y las atrocidades que ha cometido, podría decirlo todo ahora sin intervalos de tiempo ni lugar a objeciones pero ese no era su estilo. Hyun disfrutaba jugar con sus presas, apreciaba la ironía en torno al cazador que mientras se ocupaba de repudiar a toda criatura sobrenatural, ocultaba a una de las más místicas bajo su propio techo. Al cazador que sin percatarse, hace muchos años se convirtió en la presa.

Observó con sutileza los movimientos empleados con Bastien que discretamente procuraba ocultar de él, siguió su mirada que recorría el teatro a discreción y, ordenando bien sus palabras…, procurando no dejar escapar aquel feroz temperamento que le caracteriza, dijo: —Es curioso ¿no cree? —pausó hasta notar la atención del caballero—. La obra, digo, como los mortales se esfuerzan en recrear un mundo que no comprenden y como vienen a ver representados sus demonios en un escenario ¿no considera usted que la forma en que el padre sugestiona a la hija, representado en una mera danza, es desgarrador e inmoral para las creencias que profesa?
De todos a los que se le ha obligado seguir generación tras generación solo dos han ganado su sincera...estimación si así hemos de llamarle, tres si se ha de contar al menor de los Vlahovic cuyo ímpetu devoción hacia un hermano que jamás mereció tal apreció, ganó una débil porción de su respeto aunque no el suficiente para exentarlo de tan fatídico destino; sin embargo, ha sido Amara quien, aunque no en gran proporción, ha logrado ganar simpatía hacia la bestia acosta del monstruoso padre que se arraigado. Aquello debería ser motivo suficiente para intervenir pero, una vez más, son órdenes que ejecuta en pro de saldar la deuda que adquirió en medio del desespero que su naturaleza le condenó mas no es calificativo para evitarle desbordar su cínica forma de actuar a favor de la misma.
Sin motivo que lo frene dijo sin impedimento: —Me recuerda la relación que sostiene con su hija, Amara. Hace tiempo que no sé nada de ella ¿se encuentra bien? —inquirió como quien expresa recuerdo a un viejo amigo—, es un lástima que la forcé a tan deplorable forma de vida.

Es consciente que Bastien Argent no es un hombre de fiar, mucho menos se presta a ser subestimado tanto como conoce la sombra que yace sobre él y el error que cometió a ser el cazador quien lo subestime. Yace sereno ante la expresión de sorpresa que pobla las facciones de su interlocutor a raíz de tan impertinente discurso.
—Se equivoca —enuncia mirándole a la cara con una mezcla de diversión y fiereza en el rostro— le sorprendería lo mucho que aprecio el valor del tiempo, tanto como para tomar lo suficiente y reconocer que no hace tanta justicia a la reputación que le precede. Quien diría que un cazador respetable como usted no daría un paso sin un ejército a sus pies ¿tan poca dependencia tiene de sus propias habilidades?

Arquea una ceja divertido a raíz de la situación, casi lamentando no ser quien deba llevar fin al destino de Bastien mas agradecido pues juzga que su hija acarreado ya con bastantes males para su corta vida, aunque…¿no lo han hecho todos ellos ya?

—Le recomiendo guarde a sus hombres para D’Lizoni —pronuncia sin más rodeos, consciente de que al igual que los demás cuyos destinos se encuentran malditos, el cualquier momento no sea solo la bestia, que ya ha alcanzado el control sobre el joven, salga a relucir en el momento que más lo necesite pues en todos ellos duerme un poder inimaginable, uno que atemoriza a sus benefactores, después de todo ¿no es el miedo el fomento puro de la violencia?—. No los malgaste esta noche —dijo esto último entrecerrando los ojos, acompañados de una diabólica sonrisa mientras entre el público uno a uno caín los hombres de Argent y alguno que otro inocente.

por **Bastien Argent** Vie Jun 16, 2017 3:15 am

Al observar como el inmortal tomó con descuido el antebrazo de la mujer y se dispuso a tomar un trago de la sangre que fluía tibia entre sus venas, el cazador resopló con disgusto, no habría forma más clara de reconocer la estirpe de la bestia. El código por el que se rigió su familia desde las primeras cruzadas hizo eco en sus pensamientos por un instante, "Nous protègons ceux qui ne peuvent pas se protèger eux-měmes". Aquel no era el momento para hacer honor a su apellido.

Las palabras del inmortal, como si fuesen saetas impregnadas con veneno, dieron justo en el blanco, perturbando directamente el nervio que mantenía al cazador bajo control. Las emociones no tardaron en brotar, siendo la más amable de ellas el deseo de asir su espada y mutilar la cabeza del arrogante ser. En cualquier otra ocasión, el hombre no se hubiese colocado a sí mismo en la tediosa labor de disimular el disgusto y guardar discreción, mas su interlocutor aún se jactaba de conocer información de valor considerable para su cruzada, e incluso, de ser su testimonio una falacia, aún estaban en juego los motivos que le impulsaban, pues en ellos se ocultaba la verdad acerca de su interés en él y su familia; modestia le había faltado en aparentar lo contrario.

¿Quién era la criatura y qué provecho sacaría de aquella situación? Ninguna de las ideas que se manifestaba en la mente de Bastien le daba sentido a la indagación. De aquel vampiro sabía muy poco, prácticamente nada, pero de sus gestos y sus palabras retenía los datos necesarios para hacerse una idea de su perfil. En toda cruzada, cuando se encuentra el cazador en desventaja, sea a consecuencia de alguna falencia en su proceder o de un poder que supere su condición o armamento, el primer y último recurso al que debe acceder es su astucia; aunque no todas las bestias dependen de la fuerza bruta, era deber suyo ser más cauteloso, mas sagaz.

Ante las perversas acusaciones del inmortal, Bastien, permaneció bajo un temple sereno, tanto en su aspecto como en su corporeidad. Su corazón no dio saltos inesperados, la presión de su sangre continuó fluyendo tan cadenciosa como si acabase de despertar del sueño más placentero; sus respiraciones se mantuvieron pausadas y la ardiente calidez de la furia no rozó sus mejillas, justo como si las venenosas flechas a penas y hubiesen rozado su fino gabán. Una satírica sonrisa se extendió en sus labios, si bien no era un oponente para subestimar, era menester hacerle saber que él tampoco lo era. Ciertamente, aquel encuentro se había realizado en orden a un bien común.

— Todos esos sutiles insultos y aún no ha sido capaz de llegar al punto— Bastien tomó la botella de champagne, vertiendo un poco de su contenido dentro de la copa, observando con deleite como una fina capa de espuma adornaba el tope del líquido; una vez se vio bien servido, soltó el envase y agarró el fuste juntando el dedo índice con el pulgar, devolviendo la mirada al escenario y a los actores que exageraban sus movimientos mientras se desplazaban de un lado a otro— Nunca me ha gustado el teatro, el drama… me aburre.

Después de dar un sorbo al dulce licor, el cazador devolvió la mirada a su interlocutor. La mujer cuya sangre estuvo bebiendo, había caído inconsciente sobre sobre la tersa alfombra color carmín y el hijo de la noche, regocijándose de su festín, limpiaba los rezagos de sangre que escurrían de las comisuras de sus labios con un pañuelo blanco.

Bastien, genuinamente divertido, soltó una pequeña risa.

— Le he enseñado a mi hija lo necesario para no convertirse en otra víctima — Prosiguió su discurso dándole un breve vistazo a la mujer que yacía moribunda sobre el suelo — Si después de mi respuesta continúa preocupándole el bienestar de Amara, estoy más que dispuesto a discutirlo en cualquier otra ocasión — Una pincelada de ironía tiznaba sus palabras— Después de todo, me causan curiosidad los consejos paternales que me puede brindar y quizá así pueda oírlo todo de cómo puede uno seguir siendo hombre sin tener la habilidad de procrear.

Las comisuras de Bastien se alzaron unos milímetros más, entonces desplazó sus ojos en dirección a sus hombres, camuflados entre el pueblo ignorante que, para su sorpresa, parecía auténticamente entretenidos con el espectáculo.

— En cuanto a mis hombres, no tiene por qué inquietarse. De tener el honor de enfrentarme a usted alguna vez, lo haré sin auxilio de nadie. —prosiguió en respuesta a las acusaciones del hijo de la noche — Ellos están aquí en orden al elemento sorpresa, debe usted conocer bien de qué hablo. Ese en el que algún colega suyo decida aparecer de imprevisto, ya sabe, quizá un amigo… — Hizo una breve pausa para degustar el licor nuevamente — O un hermano — enarcó ambas cejas y se encogió de hombros — Después de todo soy solo un hombre.

Finalmente el cazador ancló su mirada sobre el vampiro. La luz del escenario golpeaba tenue sus facciones, más allá de un ademán diabólico, Bastien no vio nada.

— Pero estoy seguro que las cosas no tienen que llegar a ese extremo, dudo que se haya tomado tanta molestia para hacerme su enemigo — de un tercer sorbo el hombre vació la copa otra vez, aquella sería la última gota de alcohol que pasaría a través de su garganta por el resto de la velada, incluso a pesar de haberle ayudado a sobrellevar la presencia del inmortal — Cuénteme, ¿por qué deberían recaer mis preocupaciones en un hombre muerto? y más importante aún ¿qué quiere a cambio de la información? — su expresión se endureció y un aire macabro se cinceló sobre sus facciones — Quiero saberlo todo.

por **Hyun Seung** Dom Jul 23, 2017 11:31 am

De las palabras cruzadas con el cazador pudo confirmar que con certeza, era un oponente de resistencia diga, aun su débil existencia y precarias habilidades limitadas por su mortalidad fuera un hecho, el temple del mismo brindaba entretenimiento al vampiro, uno no digno pero suficiente desde su llegada a Francia. Sonrió complacido incluso ante las declaraciones que buscaban algún punto débil en él, sin embargo, eran flechas mal gastadas, esfuerzo en vano arrojarlas a quien ya no es capaz de sentir dolor…

—Se me informó que era usted un hombre de pocas palabras —dice, dejando partir la mano de quien se alimentaba y limpiando la comisura de sus labios—, acabo de decirle a quien busca y persiste en seguir preguntando —resopla un tanto cansado. Reposa la mejilla con desgano sobre la mano derecha sosteniendo los codos en ambos reposadores y observa la obra como sin esconder lo poco que le interesa. En ocasiones se pregunta cómo habrá sido ser transformado por otro vampiro, tener lazo con terceros en lugar de viejos difuntos empeñados en controlar la vida de un grupo de adolescentes con las hormonas revoloteadas. Y no es que lo fuesen, sino que es como los percibía…, un montón de niños cuya estrella olvidó brillas sobre sus cabezas y aquí estaba él, encargado de traer infortunio a sus vidas, esmerandose en destrozarlos miembro por miembro.

Y con gusto sería de decir que en raras ocasiones surgía remordimiento en él pero no, ese fue siempre el problema: lo disfrutaba. Al menos hasta que sus pasos empecinadamente le reencontraron con ella. Lastima, pensaba desde aquella noche, el pequeño lobo no le incomodaba del todo; la existencia de Malachai no era razón para importunarlo, no era siquiera responsabilidad suya dar fin a la existencia del licano no obstante allí estaba, dando oídos a las palabras vacías del cazador mientras una porción de sus pensamientos pensaba en mil y una manera de arrancar el corazón del joven cuyo único pecado, ante sus ojos, fue posar atención ante la mujer que ama…, la misma mujer a quien deliberadamente no trajo más que muerte. D’Lizoni tampoco se llevaba su desprecio por completo, a decir verdad, si fuese por elección propia, si el demonio no se regodeara con esparcir sangre, hubiese abandonado la cacería muchos años atrás pero era ese el asunto de no haber sido transformado como la naturaleza del mundo sobrenatural dicta; el deseo de sangre era mayor y lo disfrutaba tanto e incluso más de lo que se deleitó al arrancar la cabeza de su madre y los ojos de su padre. Quienes realmente lo convirtieron en la bestia que es.

—Creeme, no es necesario tener hijos para ser hombre, señor Argent —responde frío—. Debe usted disculparme, había bien escuchado sobre el cinismo que lo caracteriza pero aún así le subestimé ¿cómo podría haber dicho tal cosa ante un padre tan devoto? —entoniza lleno de ironía. La razón por la, de todos, simpatizaba en cierto nivel, más con Amara era el padre de la misma, quien descaradamente vive sus días por hacer un monstruo de su propia sangre. Escucharía a Taeyang pregonar que a profundidad siente empatía por todos conociendo aun así que con gusto arrancaría sus cabezas. Sin embargo, existe algo de verdad en sus palabras, el demonio lo disfruta más quien pretende ser hombre, conociendo que se alza sobre ellos, siente lastima como un dios falso que dicta sentencias indiscriminadamente.
—Estoy seguro que ha usted observado lo suficiente como para percibir que no soy una criatura de lazos —por primera vez en la noche dirige su mirada inyectada de sangre y serena hacia el cazador—, mas sepa que no le considero mi enemigo, no por el momento.

Regresa a su postura anterior, levanta la espina y regresa aquella mirada erguida e inexpresiva.
—Vive usted en un mundo donde los muertos son el principal asunto a tratar…, después de todo ¿no es un muerto en vida su interlocutor de esta noche? —enfatiza con ironía a sabiendas que su propia existencia yace entre el mundo de los vivos y los muertos. Consciente que es la prueba palpable de no pertenecer a un mundo en específico.
—Le recomiendo confirmar si realmente el lobo es carroña muerta y luego preocuparse lo que yo pueda querer o no de todo esto —se levanta con la gentileza que ciertamente no posee en sus manos liberando a los hombres restantes del dolor en el que los había sumido y da una última mirada el cazador que yace a un sentado —le he suministrado un camino donde iniciar, Bastien ¿no pretenderá que lo guíe de la mano todo el camino hasta Italia? —finaliza con tan venenosa sonrisa en sus labios, mirando por encima del hombro al cazador.

—Hasta entonces, Argent.

por **Bastien Argent** Vie Oct 06, 2017 10:01 am

Apretó la mandíbula evidentemente exasperado por la respuesta que recibió del inmortal. El discurso no satisfacía para nada su hambrienta curiosidad, mucho menos su impaciencia. Ni por un instante se fió de las venenosas palabras que le lanzaba su interlocutor, mas le era difícil ignorar la intriga que le carcomía las entrañas. Tampoco esperaba que lo tomara de la mano y lo guiara del camino de la verdad como mordaz lo sugirió la sanguijuela, pero sí aguardaba por algo más conciso, algo que, cómo lo había sugerido la carta, respondiera a la pregunta que inquietó sus días y le robó el sueño todas las noches durante trece condenados años. Al final, lo único que había recibido, eran suposiciones sueltas sin ningún tipo de fundamento que las sustentara, ninguna prueba irrefutable de que esa fuera la verdad que buscaba con ansia y necesidad; ello en concordancia a un milenario ser sobrenatural que se negaba a dejar en claro las intenciones por las que le había contactado.

Nadie iba por el mundo soltando tan invaluable testimonio sin que aquello le conviniera o sirviera a un propósito mayor. Lo último que deseaba era beneficiar al hijo de puta con su tragedia. Le cabreaba infinitamente verse obligado a concebir que Amara, su sangre, una Argent, no sólo hubiese concedido clemencia a la alimaña de cuatro patas, sino también la osadía con la que esa mujer fue capaz de mirarlo a los ojos y asegurarle que el licántropo yacía tres metros bajo tierra, burlando por completo su intelecto. Se preguntaba qué habría llevado a la castaña a arriesgar su pellejo para proteger al italiano; ninguna razón aparentaba ser lo suficientemente buena para justificarlo.

Hizo un esfuerzo sobrehumano para no ceder al arrebato de furia que le asaltó. Respiró hondo y en tanto observó al inmortal alzarse del asiento después de dar por terminado el encuentro, él lo imitó, desenvainó su espada y la incrustó en la puerta del palco cuando el otro hizo el ademán de abrirla para largarse. Aún quedaban temas por discutir y aquella reunión no finalizaría hasta que él lo dijera. El plateado filo de la hoja resplandeció en la mirada de su interlocutor, quien la contempló con un gesto macabro, pasando el índice por el afilado borde, tinturándolo de carmín a su paso antes de proceder a relamer la herida. El vampiro se deleitaba con la propia sangre como si fuera la dulce cobertura de un pastel.

Bastien gruñó y puso los ojos en blanco en claro gesto de disgusto. El estado más puro de su odio se dirigía a los licántropos pero los hijos de la noche tampoco eran santos de su devoción.

— Que descortés he sido — formuló entre dientes— pero hay varios puntos en su historia que no terminan de cuadrarme… la que usted ha venido a ofrecerme es una información valiosa, así que no me trago ese cuento de que me lo ha contado por la bondad de su corazón — Apartó la punta de su arma de la puerta y limpió la plata con su manga — Como verá, me han surgido muchas dudas como ¿Qué provecho saca usted de esto? O… ¿Cómo es posible que tenga acceso a tal información? o mejor aún... ¿Con quién estoy lidiando? —Lo observó de pies a cabeza con desdén. Se había prometido a sí mismo que no bebería más. No obstante, necesitaba un trago, algo más fuerte que una copa de champagne; la situación lo ameritaba — No me malentienda… mataré a D’Lizoni, eso es seguro, pero… si usted le acusa de tan brutal crimen como lo fue el de mi esposa e hijas debe haber prueba de ello… así que me pregunto ¿dónde está? — Chasqueó la lengua y ladeó las comisuras con hipocresía — No esperará menos de mí, soy un hombre curioso… pero sólo creo en hechos.

por Contenido patrocinado

It Shall Begin.

It Shall Begin.

Re: It Shall Begin.

Re: It Shall Begin.

Re: It Shall Begin.

Re: It Shall Begin.

Re: It Shall Begin.

Re: It Shall Begin.

Re: It Shall Begin.

Re: It Shall Begin.