Lo que se promete se paga || Privado

por **Cesare Borgia** Mar Nov 01, 2016 10:12 pm

El hotel de la ciudad, un lugar muy elegante y caro pero que alberga una doble cara, pues sirve como fachada para aquel que se encuentra fumando en el lobby de aquella propiedad a la espera de una llamada, justo en el momento en que su celular suena y sus empleados han pedido las excusas y arrepentimientos adecuados, aunque no saben como su jefe se ha enterado de lo que hacían habiendo sido precavidos, claro pero para un ser como él lo precavido no entra.

La llamada era la que esperada un cargamento que dirigiría a su buen amigo y que era dueño de otro lugar, un centro nocturno; hablando con aquel proveedor el aroma clásico de las abrazadoras llamas que tan bien conoce le llega, así como el aura de quien se acerca, una tan familiar que solo provoca la sonrisa de ironía que presenta en su rostro, se cuelga la llamada cuando la presencia se hace visible chocando con él de manera tambaleante , se cierra aquella llamada con una sola palabra “envíamelos” eso fue todo y la conversación privada se acababa tal como se guardaba el teléfono y sus manos iban a los brazos de la joven a tomarla en pie.

—¿Oye, estás bien?— la zarandea un poco sonriéndole —Venga pequeña diablita, si ibas a tomar era mejor hacerlo en compañía, o será que el muy cabrón te dejó sola, mal mal — la carga sentándola en uno de los sillones del lobby, chasquea los dedos y quien atiende la recepción prepara una habitación que corre a cuenta del jefe, algo que ya lo había hecho con anterioridad.

por **Lumier Cavelliet** Miér Nov 02, 2016 10:31 pm

Sin querer al momento del choque puso sus manos sobre el pecho del caballero dejándolas hay fija mente, ya que por unos segundos se quedó estática -Si lo estoy. Seguro que te encuentras bien?- Le sonrió amable al caballero al darse cuenta de que sus manos estaba pegadas a su pecho los le presiono un poco el pecho dándose cuenta de que seguro estaba muy bien formado - Si seguro no debí beber sola y más si no conozco la ciudad- Su manos seguían es su pecho ya que se las había olvidado el quitarlas, aun que aquel hombre no pareció molestarte por dicho acto, a su parecer no le dio importancia ya que la había cargado hasta llegar a uno de los sillones, al quedar sentada sus manos quedaron en sus piernas. Aquel hombre estaba siendo muy amable con ella seguro era por su raza a la cual alguna vez perteneció. Puede que no sea muy buena idea el seguir bebiendo, pero valla que si necesitaba algo de comer - Algo de comer y un lugar más privado estaría genial- Una sonrisa apareció en su rostro de pronto cuando aquel dios le acarició la mejilla y el cabello, no le molesto sino todo lo contrario - Gracias – fue todo lo que pudo musitar en aquel momento mientras su ojos recorrían por completo la hombre como al lugar en donde estaban, al parecer él conocía mejor aquel hotel, mucho mejor que ella, quizás podría ser de utilidad al final.

por **Cesare Borgia** Dom Ene 01, 2017 8:59 pm

Y es entonces cuando solamente te quedan dos opciones: echarte a reír o irte. Pero comenzaba la diversión. Aquella mujer me hablaba sin ningún descaro intentando confundirme con su dulzura, cosa que obviamente no le funcionaba. Sin embargo, poseía algo especial. No me cabía duda alguna de que sus capacidades eran mucho mayores de lo que yo podía llegar a imaginar, era ya algo que despertaba un gran interés en mí, y quizá sea querer pecar de arrogancia, porque la curiosidad la despierta mis ansias de saber, y el saber es mi bien más querido, junto a mi juventud y belleza, amarme a mí mismo es lo que me hace sobrevivir, lo que hace más soportable la inmortalidad, saber que aquello que tanto deseo soy yo y únicamente yo me acompaño por siempre, una forma quizá de auto complacerme en este sombrío mundo al cual no debería pertenecer, pero que sin embargo me da el aliento que me robaron.

No hacía falta ser un erudito para darse cuenta de que ni aun siendo mujer del sur aquella mujer no poseía la palidez distintiva de la alta sociedad. — Que tal si comemos en el restaurante de este hotel, por cierto soy el dueño así que no te preocupes por tener que pagar. — Siempre siendo un caballero, ¡pero cómo adoraba serlo! — Podéis estar tranquila, no sois únicamente alimento, también poseéis un cerebro que puede darnos entretenimiento, y ya que estoy saciado, eso es precisamente lo que busco. De momento, ese será el pago.—

Esbocé una sonrisa torcida, ladina, gracias a la cual los temores que aquella mujer pudiese tener se hicieron realidad al mostrar mis colmillos, los cuales inevitablemente relamí, divertido por la situación de confusión en la que ambos nos encontrábamos.

por **Lumier Cavelliet** Lun Ene 02, 2017 6:42 pm

—Qué sorpresa…— dije con sarcasmo pues, en realidad, no lo era. Sabía desde el primer momento quien era aquella persona. Era un imán de monstruos. Y debía agradecerlo, ese es mi trabajo, ¿no? —¿Buscaba algo para desayunar?— me di la vuelta y le miré. Al menos intenté poner toda mi atención en él. La vista no era lo más importante. Un cazador debía actuar con los cinco sentidos. Si fallaba uno, estaba el siguiente. Y puede que mi vista no me permitiese ver en la oscuridad con facilidad pero mi oído era espectacular. —Creo que a estas horas sólo encontrará tabernas y lugares indeseados abiertos… Espero que aguante bien el hambre— porque yo no era comida, eso debía estar claro. Definitivamente, no. Comencé a dar pasos cortos hacia delante, atrevidamente y demostrando que no tenía nada que temer— porque en ese momento sólo temía a la Muerte y ni ella hacía que se me helaran los músculos—. —Aunque no lo parezca, soy una persona noble. Puede irse de aquí y puedo irme de aquí sin causar ningún altercado. No soy una persona que busque problemas— Claro que no, ¿cómo iba a buscar yo problemas? No tiene sentido… — En caso de que no escoja mi primera oferta, tentadora y conveniente, habrá problemas. Y no le gustará—Como cazadora experimentada, estaba segura de mí misma. Dimitri solía decirme que pecaba de altiva y altruista pero… esa es mi naturaleza.

Mi cuerpo y mente estaban preparados para cualquier contienda. Mi mano no tardaría más de un segundo en sacar el machete y aprovechar la oportunidad. Nosotros no nos metíamos en su mundo y ellos en el nuestro tampoco.

por **Cesare Borgia** Miér Mar 01, 2017 9:49 pm

Los seres humanos con el pasar del tiempo, los años y las supuesta “sabiduría” los ha hecho cambiar evolutiva e involutivamente, para bien o para mal siempre hay rasgos del pasado en aquel presente, y para aquel que buscaba un cigarro entre sus ropas todo y todos le eran tan iguales que solo podía reírse, tal como estaba haciendo en aquel momento. La risa que soltó ante las palabras de la jovencita logró divertirlo así como hacerle olvidar sus negocios, algo que no era común y que solo una mujer lo había logrado mucho tiempo atrás.

—Venga pequeñaja que no es para tanto, tan mal no te ves, como mi ex, que aun es esposa no te ves, esa si que asustaría a cualquier bebe, pero no eres el tío cosas y el payaso maldito, tranquila, no hay nada que un buen baño caliente, una ropa de dormir y una manta no arregle hasta mañana— ríe, encontrando su cigarro,.

Lo enciende dejando el humo escapar lentamente junto a esa sonrisa de diversión, más esa sonrisa cambia por un puchero de tristeza y melancolía, fingida pero igual carga emotiva llevaba —Pero me dejarás ahí tirado en un frío hospital luego de que mi brazo resultase herido por el frenazo que pegue por TU culpa, no tomarás responsabilidad e cuidarme como una buena y caritativa persona que hace de enfermera sexy para cuidar al enfermito, cuanta maldad hay– sorbe la nariz en un falso llanto, sobre todo porque no hay lágrimas pero si una contenida carcajada.

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