Detective Custler

Hubo una época en la que fue un respetado investigador de Scotland Yard lleno de energía y esperanzas, un padre de familia devoto de la vida y muy trabajador con una férrea creencia en Dios que, en ocasiones, dejaba que el trabajo consumiera gran parte de su tiempo. Pero ese hombre murió el mismo día que asesinaron a su esposa y su hija desapareció. Un fracaso tras otro en su incesante búsqueda le terminó sumiendo en el más absoluto negativismo, cambiando la placa por una botella de whisky. No obstante, es un hombre tenaz y no ha perdido la esperanza, aunque cada vez menor, de reencontrarse con su hija y descubrir qué pasó realmente aquel fatídico día.

Se ha vuelto mal hablado y de prácticas poco ortodoxas, como son tomarse la justicia por su mano y los constantes destrozos que ocasiona cuando está trabajando. En la vida le gustan las cosas claras y sencillas, es por ello que no interactúa demasiado con otros miembros del oficio si no es por interés, por obtener algún favor, y suele juntarse con putas y ladrones alegando que son la mejor fuente de información. Es tranquilo, no cederá con facilidad a provocaciones ni tampoco las buscará, la vida ya tiene suficientes complicaciones para buscar más; por otro lado, si tocan el tema de su esposa y/o su hija, sacará su lado más violento e impulsivo sin importarle estar en desventaja.

Dominic lo perdió todo y ya nada le importa. Vive con el único deseo de saber qué le pasó a su hija o si aún sigue viva en algún lugar. Miserable, gruñón, con un humor negro que ralla el mal gusto, se tambalea por la vida sobreviviendo de milagro. No tiene prisa por morir, pues está seguro que no aguarda nada al otro lado, pero juega diariamente a la ruleta rusa con la Fortuna sin miedo a la espera de cuándo la bala se detendrá ante su cara. Aún y con toda la oscuridad que habita en su corazón, Dom es un hombre bueno y cariñoso.

Dominic era un niño huérfano de la cada vez más grande Londres, abandonado en la puerta de una iglesia en domingo, de ahí su nombre, puesto por el párroco que lo recogió y le introdujo en el orfanato de la diócesis. Nada destaca en su infancia, fue un niño normal alegre, algo travieso como cualquier otro y fiel a sus amigos, dando la cara a veces por ellos en pos de protegerles de alguna severa bronca. Su inocencia era tan grande como su curiosidad, siempre aclamaba que sería un aventurero y recorrería mundo como los famosos descubridores que salían en sus libros del colegio.

Dominic era el que más unido estaba al padre Marcus, el párroco que le recogió, tenían una relación cercana a "padre e hijo"; tal era el cariño que Dominic sentía hacia él que nunca se dejó adoptar, alegando que él ya tenía un padre y no necesitaba otro. Además la idea de tener tantos "hermanos" con los que jugar ganaba sobre lo de ser hijo único en alguna lejana ciudad. Cuando creció un poco, Dom se unió a la parroquia como ayudante del padre Marcus hasta que tuvo la edad suficiente para entrar en Scotland Yard, luciendo con absoluto orgullo su placa de policía. Se instaló en la misma ciudad donde creció, manteniendo el contacto con toda su "familia", sobretodo con la que siempre fue su mejor amiga y más adelante se convirtió en su esposa: Anabelle.

Anabelle y él se casaron al cumplir 24 primaveras. Ella era cambiante como él, felino más concretamente, lo que siempre causaba gracia cuando tenían la más mínima disputa. Sus sueños de aumentar la familia se vieron truncados al descubrir que no podían tener hijos de forma natural; por más que lo intentaron, por mucho que rezaron, su amor nunca dio frutos. Lejos de dejarse derrotar por ello, y habiendo crecido ambos en un orfanato, decidieron adoptar. Hope era la hija neonata de una prostituta que Dom conoció trabajando, una mujer que no tenía deseo alguno de llevar consigo otra boca que alimentar, de modo que rápidamente llegaron a un acuerdo en el que Dominic y su esposa se harían cargo del bebé. Aquella fue la última pieza que faltaba para culminar su felicidad.

Vivieron los primeros años con gran dicha hasta que las cosas se truncaron. Estando Dominic trabajando tras una serie de asesinatos que asediaban la ciudad, su casa, así como la de sus vecinos, fue asaltada por una banda de ladrones que calaron fuego a la mayoría de edificios de la calle. El fuego se llevó todo cuanto Dominic amaba. Se firmó la defunción de su esposa y de su hija, pero durante el tiempo que le dieron para tomarse un descanso y lidiar con la pérdida, incapaz de estarse quieto mientras los responsables seguían allá fuera, se puso a investigar por su cuenta llegando a una única conclusión: su hija no había sido pasto de las llamas. Jamás se encontró en la zona que fue su hogar los huesos de ningún infante y, aunque todos insistieron en que no se hiciera más daño creyendo en un imposible, Dom se aferró a la idea de que se habían llevado a su hija.

Perdió su empleo debido a la depresión y el cada vez más constante desacato hacia sus superiores. Y, sin nada más que perder, se dispuso a investigar por su cuenta con la única meta de hallar a Hope. Cuando el dinero se acabó, no le quedó más remedio que trabajar en otros casos en paralelo con su propia búsqueda, y no fue hasta pasada más de una década que encontró al fin una pista. Un caso muy parecido al que acabó con su felicidad se repitió en Francia, es por ello que Dom acaba de hacer las maletas para instalarse en París y seguir adelante.

-Siempre va armado, incluso durmiendo.

-Tiene una pequeña oficina en la planta baja del edificio donde vive con su nombre y la etiqueta "detective privado". Atiende casos de todo tipo, aunque no siempre aceptará todos.

-Vive con un gato gris simplemente porque le recuerda todos los días aquello por lo que sigue viviendo.