AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Contigo nunca es suficiente [Joshua M. +18]
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Contigo nunca es suficiente [Joshua M. +18]
-Que si mamá lo llevo todo, deja de preocuparte tanto…
-Perdona es que te vas muy lejos por mucho tiempo y quién sabe si te volveré a ver
-Pero que dramática, solo me voy a París, está a 4 horas de aquí en tren, además vendré a verte, ya te lo he dicho
-Eso dices pero en cuanto te instales ahí te olvidaras de mí
-Para eso tienes mi número de teléfono...para evitar que me olvide de ti- abrace a mi madre – tranquila, ya verás que pronto te acostumbras a que no esté aquí
Después de subir mis maletas en el coche de mi amigo Gus me despedí de ella y me fui hacia la estación central.
-¿Nervioso?
-Un poco…-admití- pero es algo que realmente quiero hacer, necesito hacerlo, no tendremos ninguna oportunidad si nos quedamos aquí
-Sí, lo sé, pero…mira ahí viene el tren ya –se puso de pie y cogió su maleta. Yo también me levante entre emocionado y tembloroso.
Subimos al tren y buscamos nuestros asientos, dejamos las maletas en una especie de estantería metálica que subía desde el suelo hasta el techo que ocupaba un hueco cerca del lavabo. Buscamos nuestros asientos, deje que el fuese en la ventana, le notaba más nervioso y triste, quizá ver el paisaje le relajaría.
-¿Qué te dijo Samanta cuando le dijiste que la dejabas?
-No se lo tomo bien pero ¿qué otra cosa podíamos hacer? Yo no creo en las relaciones a distancia…-pero entonces recordé que Gus había decidido seguir con su novia a distancia –quiero decir que…me conozco y a ella también y bueno, ya sabes cómo ha sido nuestra relación, no como la tuya con Laura, seguro que saldrá bien…
-Sí, supongo que sí, me dijo que con suerte vendría de Erasmus a París el año que viene
-Entonces podréis estar juntos, me alegro por ti- intente darle ánimos pero al cabo de un rato se sumergió en el paisaje de viñedos tocados por la luz dorada de un sol que está a punto de morir.
Gus era un buen amigo, nos conocimos el primer día de academia, con 17 años y ahí estábamos, 6 años después, de camino a París al piso de un tal Tom, y con solo 200 euros en los bolsillos.
Aproveché su distracción para leer más sobre la compañía de teatro en la que nos habían admitido a los dos. No era muy grande pero era un inicio muy bueno sin duda. Pocos tenían la suerte de acabar la academia de artes escénicas y encontrar un sitio en el que continuar con su formación y además con cierta remuneración.
Sí, éramos muy afortunados.
Un par de horas después, la megafonía del tren nos despertó con el aviso de la última parada. Ambos nos desperezamos y fuimos a por nuestras maletas. No teníamos dinero para un taxi así que bajamos hasta el Metro.
-Me dijo que cogiésemos la línea verde…
-Pero aquí no hay línea verde, habrá que hacer transbordo, pero ¿por dónde? ¿Qué parada es?
-Espera, espera, lo tengo aquí apuntado- Gus saco un papel arrugado del bolsillo de su pantalón –es la parada Jules Joffrin…tendremos que cambiar de tren dos veces, aquí y aquí- lo señaló en el mapa
-Vale, entonces tenemos que ir en esa dirección- Nos encaminamos hacia el andén, el viaje fue un poco largo pero no llevábamos maletas muy grandes así que no fue tan complicado.
Llegamos después de habernos perdido por las innumerables callejuelas del barrio de Montmartre.
-Es aquí
-Por fin, ya no puedo subir más calles, dios esto está muy empinado –dijo Gus sin aliento, yo me reí
-Bueno, siempre estaremos en forma…-Llame al telefonillo del número que nos dio el tal Tom
-¿sí?
-Eh…hola, somos Gus y Kurt, los chicos de...
-Ah sí si, pasad pasad!- la voz del telefonillo ronco nos invitó a entrar y abrió la puerta
Como no, había que subir unas escaleras estrechas hasta el tercer piso, llegamos con nuestro último aliento hasta la puerta de madera oscura, con marcas y algunas rajas. Antes de que pudiésemos llamar a la puerta escuchamos como mínimo tres pestillos abrirse, un chico de cabello oscuro y despeinado nos abrió la puerta.
-Bienvenidos a Montmartre- nos sonrió y nos dejo pasar, tenía los ojos claros e iba algo desarrapado pero parecía una buena persona
-Gracias…-entramos como pudimos con nuestras maletas. El piso era pequeño, la cocina enana compartía espacio con un salón improvisado de cojines por el suelo, alfombras y una pequeña mesa en el centro. Había una tele muy antigua en uno de los rincones y una puerta que daba paso a un pasillo pequeño y oscuro.
-Venir, las habitaciones están por aquí…-nos guio a través del minúsculo pasillo- este es el baño…-nos lo enseño, tenia lo indispensable repartido de una forma tremendamente eficiente para aprovechar cada centímetro de la estancia – y estas vuestras habitaciones, os dejo acomodaros, voy a hacer una pizza, ¿os apetece?
-Sí, estaría bien gracias- le dijo y ambos miramos nuestras habitaciones –bueno, voy a dejar esto, ahora nos vemos-le dije a Gus y el asintió, creo que le vi tragar saliva.
La habitación no estaba mal, había una cama individual, un pequeño armario y un escritorio, ah y una ventana, cosa que agradecí. La abrí y deje que entrase un poco de brisa, justo en mi ventana tenia las ramas de un árbol. Sonreí.
-Perdona es que te vas muy lejos por mucho tiempo y quién sabe si te volveré a ver
-Pero que dramática, solo me voy a París, está a 4 horas de aquí en tren, además vendré a verte, ya te lo he dicho
-Eso dices pero en cuanto te instales ahí te olvidaras de mí
-Para eso tienes mi número de teléfono...para evitar que me olvide de ti- abrace a mi madre – tranquila, ya verás que pronto te acostumbras a que no esté aquí
Después de subir mis maletas en el coche de mi amigo Gus me despedí de ella y me fui hacia la estación central.
-¿Nervioso?
-Un poco…-admití- pero es algo que realmente quiero hacer, necesito hacerlo, no tendremos ninguna oportunidad si nos quedamos aquí
-Sí, lo sé, pero…mira ahí viene el tren ya –se puso de pie y cogió su maleta. Yo también me levante entre emocionado y tembloroso.
Subimos al tren y buscamos nuestros asientos, dejamos las maletas en una especie de estantería metálica que subía desde el suelo hasta el techo que ocupaba un hueco cerca del lavabo. Buscamos nuestros asientos, deje que el fuese en la ventana, le notaba más nervioso y triste, quizá ver el paisaje le relajaría.
-¿Qué te dijo Samanta cuando le dijiste que la dejabas?
-No se lo tomo bien pero ¿qué otra cosa podíamos hacer? Yo no creo en las relaciones a distancia…-pero entonces recordé que Gus había decidido seguir con su novia a distancia –quiero decir que…me conozco y a ella también y bueno, ya sabes cómo ha sido nuestra relación, no como la tuya con Laura, seguro que saldrá bien…
-Sí, supongo que sí, me dijo que con suerte vendría de Erasmus a París el año que viene
-Entonces podréis estar juntos, me alegro por ti- intente darle ánimos pero al cabo de un rato se sumergió en el paisaje de viñedos tocados por la luz dorada de un sol que está a punto de morir.
Gus era un buen amigo, nos conocimos el primer día de academia, con 17 años y ahí estábamos, 6 años después, de camino a París al piso de un tal Tom, y con solo 200 euros en los bolsillos.
Aproveché su distracción para leer más sobre la compañía de teatro en la que nos habían admitido a los dos. No era muy grande pero era un inicio muy bueno sin duda. Pocos tenían la suerte de acabar la academia de artes escénicas y encontrar un sitio en el que continuar con su formación y además con cierta remuneración.
Sí, éramos muy afortunados.
Un par de horas después, la megafonía del tren nos despertó con el aviso de la última parada. Ambos nos desperezamos y fuimos a por nuestras maletas. No teníamos dinero para un taxi así que bajamos hasta el Metro.
-Me dijo que cogiésemos la línea verde…
-Pero aquí no hay línea verde, habrá que hacer transbordo, pero ¿por dónde? ¿Qué parada es?
-Espera, espera, lo tengo aquí apuntado- Gus saco un papel arrugado del bolsillo de su pantalón –es la parada Jules Joffrin…tendremos que cambiar de tren dos veces, aquí y aquí- lo señaló en el mapa
-Vale, entonces tenemos que ir en esa dirección- Nos encaminamos hacia el andén, el viaje fue un poco largo pero no llevábamos maletas muy grandes así que no fue tan complicado.
Llegamos después de habernos perdido por las innumerables callejuelas del barrio de Montmartre.
-Es aquí
-Por fin, ya no puedo subir más calles, dios esto está muy empinado –dijo Gus sin aliento, yo me reí
-Bueno, siempre estaremos en forma…-Llame al telefonillo del número que nos dio el tal Tom
-¿sí?
-Eh…hola, somos Gus y Kurt, los chicos de...
-Ah sí si, pasad pasad!- la voz del telefonillo ronco nos invitó a entrar y abrió la puerta
Como no, había que subir unas escaleras estrechas hasta el tercer piso, llegamos con nuestro último aliento hasta la puerta de madera oscura, con marcas y algunas rajas. Antes de que pudiésemos llamar a la puerta escuchamos como mínimo tres pestillos abrirse, un chico de cabello oscuro y despeinado nos abrió la puerta.
-Bienvenidos a Montmartre- nos sonrió y nos dejo pasar, tenía los ojos claros e iba algo desarrapado pero parecía una buena persona
-Gracias…-entramos como pudimos con nuestras maletas. El piso era pequeño, la cocina enana compartía espacio con un salón improvisado de cojines por el suelo, alfombras y una pequeña mesa en el centro. Había una tele muy antigua en uno de los rincones y una puerta que daba paso a un pasillo pequeño y oscuro.
-Venir, las habitaciones están por aquí…-nos guio a través del minúsculo pasillo- este es el baño…-nos lo enseño, tenia lo indispensable repartido de una forma tremendamente eficiente para aprovechar cada centímetro de la estancia – y estas vuestras habitaciones, os dejo acomodaros, voy a hacer una pizza, ¿os apetece?
-Sí, estaría bien gracias- le dijo y ambos miramos nuestras habitaciones –bueno, voy a dejar esto, ahora nos vemos-le dije a Gus y el asintió, creo que le vi tragar saliva.
La habitación no estaba mal, había una cama individual, un pequeño armario y un escritorio, ah y una ventana, cosa que agradecí. La abrí y deje que entrase un poco de brisa, justo en mi ventana tenia las ramas de un árbol. Sonreí.
Última edición por Kurt Callahan el Jue Feb 01, 2018 4:37 am, editado 1 vez
Kurt Callahan- Humano Clase Baja
- Mensajes : 194
Fecha de inscripción : 11/10/2013
Localización : París
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Re: Contigo nunca es suficiente [Joshua M. +18]
Como todas las mañanas, hacía mi recorrido por algunas de las calles empinadas de la ciudad. Tenía costumbre salir a correr para mantenerme en forma; la vida del actor necesitaba de ciertos sacrificios, y ese era uno de ellos. No me gustaba trotar en soledad, por el contrario siempre gustaba de la buena compañía, pero no siempre se podía contar con ella. Marcel, mi pareja - y director de la compañía para la que trabajaba- estaba tan ocupado últimamente, que apenas nos veíamos fuera del trabajo. No obstante, aprovechábamos cada minuto el uno del otro, inclusive ya habíamos platicado la posibilidad de vivir juntos, sin haber concretado nada hasta el momento.
Llegué a pie de la cuesta, donde me detuve a tomar un poco de aire. Aún no lograba obtener la condición idónea, para no echar el alma ya en la cima. De cualquier forma, era un gusto a la vista, observar el horizonte. La ciudad tenía ése toque mágico que encantaba a cualquiera. Estaba enamorado de ella, de lo bien que se la podía pasar ahí. Haber dejado el hogar en Irlanda, había valido la pena.
El sonido del teléfono me hizo volver a la realidad. Saqué el celular de mi cangurera y respondí.
-¡Hey! ¡Hola! –dije aún con la respiración agitada- ¿Qué tal todo? –Marcel había llamado, para darme la noticia, de que los actores nuevos, estaban ya en la ciudad instalándose y les verían por la tarde, para presentarlos al resto de la compañía, para ponerlos al tanto de todo. -¡Qué buena noticia! Me da mucho gusto por ti, por todos..,te lo mereces... Está bien allá te veo. –discretamente le mandé algunos besos y cortamos la comunicación.
Suspiré. ¡Estaba tan contento! Al fin parecía marchar todo a la perfección. Necesitábamos de los nuevos actores, ya que eran un reemplazo fundamental para la puesta en escena. Tal vez no iban a tomarse muy bien el hecho de que tendrían que ponerse al parejo con los demás a la brevedad, pues el tiempo se nos venía encima.
Hice algunos ejercicios antes, de comenzar a bajar las escalinatas de la basílica del sagrado corazón, hasta mi pequeño departamento, cerca del barrio bohemio. Ahí me duché, comí algo ligero, y cogí mi bicicleta para dirigirme hacia el pequeño teatro, asentado en el centro de la ciudad. La cita era dentro de una hora, pero siempre me gustaba llegar un poco antes para poder “sentirme en ambiente” y socializar un poco. Yo tenía que trabajar el doble, ya que debido a mi condición de pareja sentimental del dueño de la compañía, me ponía siempre en la mira. No faltaban los detractores que me llamaban interesado, pero a palabras necias oídos sordos. Para mi la diferencia de edades (Marcel me llevaba exactamente veinte años) no representaba nada, yo le quería por lo que representaba como ser humano y no por lo que pudiera obtener de él, económicamente hablando. Yo fui su luz en la obscuridad, su “liberación” luego del fallecimiento de su esposa. Sus hijos no me querían por supuesto, y algunos de nuestros pequeños pleitos eran por ellos, sin embargo, nos acoplábamos lo más que podíamos.
Saludé a todos mis compañeros y me puse mi ropa de trabajo, que no era otra cosa que una camiseta sin mangas y un pantaloncillo tipo malla de licra color negro. Y esperé sentado en el piso del escenario, a que todos se reunieran para la presentación de los nuevos actores, haciendo algunos movimientos de estiramiento en split y puntas en los pies. Nunca fallaba.
Llegué a pie de la cuesta, donde me detuve a tomar un poco de aire. Aún no lograba obtener la condición idónea, para no echar el alma ya en la cima. De cualquier forma, era un gusto a la vista, observar el horizonte. La ciudad tenía ése toque mágico que encantaba a cualquiera. Estaba enamorado de ella, de lo bien que se la podía pasar ahí. Haber dejado el hogar en Irlanda, había valido la pena.
El sonido del teléfono me hizo volver a la realidad. Saqué el celular de mi cangurera y respondí.
-¡Hey! ¡Hola! –dije aún con la respiración agitada- ¿Qué tal todo? –Marcel había llamado, para darme la noticia, de que los actores nuevos, estaban ya en la ciudad instalándose y les verían por la tarde, para presentarlos al resto de la compañía, para ponerlos al tanto de todo. -¡Qué buena noticia! Me da mucho gusto por ti, por todos..,te lo mereces... Está bien allá te veo. –discretamente le mandé algunos besos y cortamos la comunicación.
Suspiré. ¡Estaba tan contento! Al fin parecía marchar todo a la perfección. Necesitábamos de los nuevos actores, ya que eran un reemplazo fundamental para la puesta en escena. Tal vez no iban a tomarse muy bien el hecho de que tendrían que ponerse al parejo con los demás a la brevedad, pues el tiempo se nos venía encima.
Hice algunos ejercicios antes, de comenzar a bajar las escalinatas de la basílica del sagrado corazón, hasta mi pequeño departamento, cerca del barrio bohemio. Ahí me duché, comí algo ligero, y cogí mi bicicleta para dirigirme hacia el pequeño teatro, asentado en el centro de la ciudad. La cita era dentro de una hora, pero siempre me gustaba llegar un poco antes para poder “sentirme en ambiente” y socializar un poco. Yo tenía que trabajar el doble, ya que debido a mi condición de pareja sentimental del dueño de la compañía, me ponía siempre en la mira. No faltaban los detractores que me llamaban interesado, pero a palabras necias oídos sordos. Para mi la diferencia de edades (Marcel me llevaba exactamente veinte años) no representaba nada, yo le quería por lo que representaba como ser humano y no por lo que pudiera obtener de él, económicamente hablando. Yo fui su luz en la obscuridad, su “liberación” luego del fallecimiento de su esposa. Sus hijos no me querían por supuesto, y algunos de nuestros pequeños pleitos eran por ellos, sin embargo, nos acoplábamos lo más que podíamos.
Saludé a todos mis compañeros y me puse mi ropa de trabajo, que no era otra cosa que una camiseta sin mangas y un pantaloncillo tipo malla de licra color negro. Y esperé sentado en el piso del escenario, a que todos se reunieran para la presentación de los nuevos actores, haciendo algunos movimientos de estiramiento en split y puntas en los pies. Nunca fallaba.
Joshua Maloney- Cambiante Clase Baja
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Re: Contigo nunca es suficiente [Joshua M. +18]
El olor a pizza recién calentada al microondas hizo rugir mis tripas. Termine de colocar mi escasa ropa en el armario y discretamente salí hacia el comedor-salón.
- ¡Ey Kurt! Eres el primero en salir y justo a tiempo, la pizza esta lista – la estaba cortando –ven, vamos al salón –dijo mientras se dirigía a los cojines que habían desperdigados por el suelo – ah, trae el kétchup, está en la nevera.
Mientras él se acomodaba fui a coger el bote de kétchup, la nevera era bastante vieja y contenía un arsenal de botes de cerveza y pizzas refrigeradas.
-¿Te importa si cojo una birra?
-Oh no, claro que no, tráeme una a mí también por fa
Saque un par para los dos, busque el cojín más mullido y me senté. Le di su lada y abrí la mía, en ese momento salió Gus.
-Buenas…-se sentó con nosotros tímidamente. Lo cierto es que Gus era un chico bastante retraído, le costaba entrar en confianza con las personas, por eso no entendía cómo era capaz de subirse al escenario y actuar. Lo cierto es que lo hacía muy bien, era de los mejores de clase y yo estaba seguro de que llegaría muy lejos.
Tom nos repartió pizza y estuvimos cenando mientras veíamos las noticias, algo que me sorprendió pero Tom parecía estar muy interesado por la situación política del país.
-Estos hijos de puta creen que pueden hacer lo que les da la gana con nuestro derechos, pero se equivocan, Francia es la cuna de la revolución no se saldrán con la suya, pasado mañana habrá una manifestación, ¿os apuntáis, no?
-Ehh…si claro, porque no- le dije, la ciudad en la que yo vivía era más bien pequeña y no solía haber revueltas ni nadie reclamaba por nada, todos se ocupaban de acatar las órdenes y de aceptar las cosas como venían. Era un lugar que se me había quedado muy pequeño...
Después de comernos una segunda y hasta una tercera pizza de microondas y de acabarnos unas cuantas latas de cerveza habíamos iniciado una relación de confianza muy estrecha con nuestro compañero de piso Tom. Pasamos gran parte de la noche hablando de política, debatiendo sobre religión y haciendo reflexiones profundas sobre los perfectos pechos de Scarlett Johansson.
Caímos rendidos esa primera noche. No recuerdo a qué hora me levanté pero parecía mediodía. Aquel sería un día muy importante, debíamos ir al teatro para empezar a trabajar. Estaba emocionado y nervioso, tenía ganas de empezar y esperaba poder encajar en la troupe. Me di un baño y me puse ropa limpia, preparé mi mochila con la ropa de ensayo y salí de mi habitación. Al parecer Tom aun no se había despertado y Gus estaba en la cocina preparando bocadillos.
-¡Por fin te levantas! Nos ha llamado el director del teatro, Marcel, para saber cómo habíamos llegado y recordarnos que tenemos que estar ahí después de la hora de comer, es decir, dentro de una hora- parecía estar agobiado –así que mueve el culo o llegaremos tarde
-Relájate, ya estoy listo, no voy a desayunar
-Claro que no vas a desayunar porque es hora de comer, pero toma, te he hecho un bocadillo para el camino
-uuuh gracias colega-le abrace x la espalda y le di un beso sonoro en la mejilla, sabía que eso le molestaba bastante
-¡déjame ya con tus mariconadas! Quita, quita- yo me partía de risa, solo lo hacía por picarle, cogí mi bocadillo y ambos salimos en dirección al teatro.
Era un viajecillo relativamente corto en tren. Afortunadamente no nos perdimos y llegamos a tiempo. El teatro era relativamente pequeño y se notaba que era antiguo, al menos por fuera. El tal Marcel le había dado algunas indicaciones a Gus de cómo debíamos acceder. Era a través de una puerta trasera, la típica puerta negra metálica escondida en un callejón estrecho, en ese momento me sentí como en una película de gánsteres o cualquier peli americana en la que el policía protagonista se infiltra en los bajos fondos de Nueva York. Esa puerta no estaba cerrada y pudimos acceder sin problema.
Al entrar el pasillo se iluminó, al parecer tenía estas luces con sensores para ahorrar energía. El pasillo era estrecho, blanco y corto, enseguida tuvimos acceso a otra puerta que tenía un cartel que rezaba: “Camerinos”. Llamamos antes de entrar y un hombre de cabello castaño y los ojos color miel nos abrió la puerta.
-Bienvenidos, pasad os estábamos esperando, mi nombre es Marcel
-Un placer, hablo conmigo por teléfono- le dijo Gus estrechándole la mano
-Encantado, me imagino que entonces tú serás Kurt
-Sí, ese mismo, un gusto conocerle- estreche su mano con una sonrisa, parecía un hombre amable y agradable.
Nos hizo entrar a los camerinos, eran pequeños con espejos y mesas en una sola final con columnas de maquillaje y percheros llenos de trajes. El resto de actores estaba allí y por un momento me sentí intimidado, tanto es así que apenas levantaba la mirada y solo para mirar a Marcel y a Gus mientras nos presentaban al resto.
Sin embargo, cuando todos nos saludaron levante la vista y me encontré con una mirada de color verde y brillo sutil, me puse un poco rojo y disimule saludando al resto. No entendía por qué me había puesto así, seguramente por los nervios…al fin y al cabo esa mirada pertenecía a la de un chico.
Marcel amablemente nos llevó hacia un pequeño “vestuario” solo habían dos bancos de madera y una fila de 8 taquillas, era más de lo que solía haber en cualquier teatro. Nos enseño los baños que estaban aparte y separados por sexo. Dentro de cada uno había dos servicios y dos duchas individuales. Nos dio otro pequeño tour por el patio de butacas y el escenario donde los demás ensayaban. Una vez allí nos puso al día sobre lo que debíamos hacer, aunque ya sabíamos más o menos a lo que íbamos.
Nos contrataron como sustitutos entre comillas permanentes, nos advirtieron que debíamos ir con el guión aprendido porque ya estaban avanzados y obviamente así lo hicimos. Sin embargo nunca es fácil adaptar al ritmo de trabajo de otros sobre todo si nunca has trabajado con ellos.
Solo diré que fue un día muy duro…cometimos muchos errores, el resto de actores eran muy buenos y eso me hizo sentir por un momento que quizá había cometido un error al haber ido hasta ahí…
No obstante, antes de marcharnos, Marcel nos detuvo en la puerta. El chico de los ojos verdes estaba con él, lo que me hizo pensar que quizá eran algo.
-No os desaniméis, mañana lo haréis mejor, ha sido vuestro primer día y es normal que estéis un poco verdes, pero con trabajo todo se puede, venga, mañana más y mejor
Asentimos y nos fuimos a casa hechos polvo, probablemente Gus pensaba en lo mismo que yo en esos momento: “por favor, que Marcel tenga razón”
- ¡Ey Kurt! Eres el primero en salir y justo a tiempo, la pizza esta lista – la estaba cortando –ven, vamos al salón –dijo mientras se dirigía a los cojines que habían desperdigados por el suelo – ah, trae el kétchup, está en la nevera.
Mientras él se acomodaba fui a coger el bote de kétchup, la nevera era bastante vieja y contenía un arsenal de botes de cerveza y pizzas refrigeradas.
-¿Te importa si cojo una birra?
-Oh no, claro que no, tráeme una a mí también por fa
Saque un par para los dos, busque el cojín más mullido y me senté. Le di su lada y abrí la mía, en ese momento salió Gus.
-Buenas…-se sentó con nosotros tímidamente. Lo cierto es que Gus era un chico bastante retraído, le costaba entrar en confianza con las personas, por eso no entendía cómo era capaz de subirse al escenario y actuar. Lo cierto es que lo hacía muy bien, era de los mejores de clase y yo estaba seguro de que llegaría muy lejos.
Tom nos repartió pizza y estuvimos cenando mientras veíamos las noticias, algo que me sorprendió pero Tom parecía estar muy interesado por la situación política del país.
-Estos hijos de puta creen que pueden hacer lo que les da la gana con nuestro derechos, pero se equivocan, Francia es la cuna de la revolución no se saldrán con la suya, pasado mañana habrá una manifestación, ¿os apuntáis, no?
-Ehh…si claro, porque no- le dije, la ciudad en la que yo vivía era más bien pequeña y no solía haber revueltas ni nadie reclamaba por nada, todos se ocupaban de acatar las órdenes y de aceptar las cosas como venían. Era un lugar que se me había quedado muy pequeño...
Después de comernos una segunda y hasta una tercera pizza de microondas y de acabarnos unas cuantas latas de cerveza habíamos iniciado una relación de confianza muy estrecha con nuestro compañero de piso Tom. Pasamos gran parte de la noche hablando de política, debatiendo sobre religión y haciendo reflexiones profundas sobre los perfectos pechos de Scarlett Johansson.
Caímos rendidos esa primera noche. No recuerdo a qué hora me levanté pero parecía mediodía. Aquel sería un día muy importante, debíamos ir al teatro para empezar a trabajar. Estaba emocionado y nervioso, tenía ganas de empezar y esperaba poder encajar en la troupe. Me di un baño y me puse ropa limpia, preparé mi mochila con la ropa de ensayo y salí de mi habitación. Al parecer Tom aun no se había despertado y Gus estaba en la cocina preparando bocadillos.
-¡Por fin te levantas! Nos ha llamado el director del teatro, Marcel, para saber cómo habíamos llegado y recordarnos que tenemos que estar ahí después de la hora de comer, es decir, dentro de una hora- parecía estar agobiado –así que mueve el culo o llegaremos tarde
-Relájate, ya estoy listo, no voy a desayunar
-Claro que no vas a desayunar porque es hora de comer, pero toma, te he hecho un bocadillo para el camino
-uuuh gracias colega-le abrace x la espalda y le di un beso sonoro en la mejilla, sabía que eso le molestaba bastante
-¡déjame ya con tus mariconadas! Quita, quita- yo me partía de risa, solo lo hacía por picarle, cogí mi bocadillo y ambos salimos en dirección al teatro.
Era un viajecillo relativamente corto en tren. Afortunadamente no nos perdimos y llegamos a tiempo. El teatro era relativamente pequeño y se notaba que era antiguo, al menos por fuera. El tal Marcel le había dado algunas indicaciones a Gus de cómo debíamos acceder. Era a través de una puerta trasera, la típica puerta negra metálica escondida en un callejón estrecho, en ese momento me sentí como en una película de gánsteres o cualquier peli americana en la que el policía protagonista se infiltra en los bajos fondos de Nueva York. Esa puerta no estaba cerrada y pudimos acceder sin problema.
Al entrar el pasillo se iluminó, al parecer tenía estas luces con sensores para ahorrar energía. El pasillo era estrecho, blanco y corto, enseguida tuvimos acceso a otra puerta que tenía un cartel que rezaba: “Camerinos”. Llamamos antes de entrar y un hombre de cabello castaño y los ojos color miel nos abrió la puerta.
-Bienvenidos, pasad os estábamos esperando, mi nombre es Marcel
-Un placer, hablo conmigo por teléfono- le dijo Gus estrechándole la mano
-Encantado, me imagino que entonces tú serás Kurt
-Sí, ese mismo, un gusto conocerle- estreche su mano con una sonrisa, parecía un hombre amable y agradable.
Nos hizo entrar a los camerinos, eran pequeños con espejos y mesas en una sola final con columnas de maquillaje y percheros llenos de trajes. El resto de actores estaba allí y por un momento me sentí intimidado, tanto es así que apenas levantaba la mirada y solo para mirar a Marcel y a Gus mientras nos presentaban al resto.
Sin embargo, cuando todos nos saludaron levante la vista y me encontré con una mirada de color verde y brillo sutil, me puse un poco rojo y disimule saludando al resto. No entendía por qué me había puesto así, seguramente por los nervios…al fin y al cabo esa mirada pertenecía a la de un chico.
Marcel amablemente nos llevó hacia un pequeño “vestuario” solo habían dos bancos de madera y una fila de 8 taquillas, era más de lo que solía haber en cualquier teatro. Nos enseño los baños que estaban aparte y separados por sexo. Dentro de cada uno había dos servicios y dos duchas individuales. Nos dio otro pequeño tour por el patio de butacas y el escenario donde los demás ensayaban. Una vez allí nos puso al día sobre lo que debíamos hacer, aunque ya sabíamos más o menos a lo que íbamos.
Nos contrataron como sustitutos entre comillas permanentes, nos advirtieron que debíamos ir con el guión aprendido porque ya estaban avanzados y obviamente así lo hicimos. Sin embargo nunca es fácil adaptar al ritmo de trabajo de otros sobre todo si nunca has trabajado con ellos.
Solo diré que fue un día muy duro…cometimos muchos errores, el resto de actores eran muy buenos y eso me hizo sentir por un momento que quizá había cometido un error al haber ido hasta ahí…
No obstante, antes de marcharnos, Marcel nos detuvo en la puerta. El chico de los ojos verdes estaba con él, lo que me hizo pensar que quizá eran algo.
-No os desaniméis, mañana lo haréis mejor, ha sido vuestro primer día y es normal que estéis un poco verdes, pero con trabajo todo se puede, venga, mañana más y mejor
Asentimos y nos fuimos a casa hechos polvo, probablemente Gus pensaba en lo mismo que yo en esos momento: “por favor, que Marcel tenga razón”
Última edición por Kurt Callahan el Sáb Feb 03, 2018 2:47 pm, editado 1 vez
Kurt Callahan- Humano Clase Baja
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Re: Contigo nunca es suficiente [Joshua M. +18]
-¡Dios, que día más pesado!
Entré derrumbándome en el sofá del despacho de Marcel. El ensayo había estado sumamente cansado. Los dos nuevos actores eran relativamente buenos. Mucho más el moreno que el rubio, que parecía perderse de vez en cuando y por tal motivo, debíamos repetir la misma escena en varias ocasiones más. Más paciencia era a lo que se debía apelar. Era hasta cierto punto comprensible, pues el primer día para actores de recambio solía ser lerdo las primeras veces.
-No ha estado tan mal... Ven aquí.
Marcel palmeó su pierna y le observé con picardía. Me levanté y me senté como koala sobre sus piernas, pasándole los brazos alrededor del cuello, ronroneando.
-¿No habíamos pactado el no tener sexo dentro del despacho del director? - le mordí la oreja y metí la lengua dentro del mismo, para ponerlo en aprietos.
-Para ya, que no me lo estás poniendo fácil. - me dio una nalgadita y respingué, pero sonreí -. Cumpliré con mi palabra y no te seduciré en mi lugar de trabajo, pero, una vez lleguemos a casa...Te haré pagar todas juntas.
Nos besamos un largo rato antes de volverme a levantar. Yo sabía que Marcel tenía una reunión de negocios y que muy probablemente no llegara puntual a la cita (como la mayoría de las veces) así que no me haría muchas ilusiones. Lo único que pedía con todas mis fuerzas, era que no le hicieran pasar un mal rato y llegara enojado. Uno de los defectos de mi pareja, era que su temperamento no ayudaba a veces en nuestra relación, pero yo le quería y trataba de comprenderlo. Su anterior matrimonio le había dejado marcado y explotaba con cualquier situación fuera de control.
-Tengo que pedirte un favor, de hecho. -esculcó unos papeles dentro de toda la maraña que tenía sobre él y apuntó algo en un papel.- Es el teléfono de Kurt Callahan. Dado de que comparten varias escenas y me urge se aclimate pronto, debo pedirte que le ayudes a ensayar, por favor. Lo necesito preparado, ya no tenemos mucho tiempo.
Tomé el papel y alcé una ceja.
-Luego de ésto, me deberás una cena en el mejor restaurante de la ciudad-moví ambas cejas. -Pero no te preocupes, que haré todo lo que esté a mi alcance para sacar el proyecto adelante. -tomé mi mochila y me despedí de él con un beso. -Te veo en la noche, éxito en tu junta. -crucé los dedos y salí de ahí.
Fuera del teatro, agregué el número de Kurt a mi lista de contactos y le texteé:
*Hola, Soy Joshua Maloney, tu nuevo compañero de teatro. Marcel me ha pedido te ayude a acoplarte lo más rápidamente posible. ¿Podríamos platicar mañana luego del ensayo? Saludos*
Le dí enviar y enseguida me fui por mi inseparable bicicleta, para dirigirme hacia casa. Necesitaba prepararla y prepararme para mi noche especial con Marcel.
Entré derrumbándome en el sofá del despacho de Marcel. El ensayo había estado sumamente cansado. Los dos nuevos actores eran relativamente buenos. Mucho más el moreno que el rubio, que parecía perderse de vez en cuando y por tal motivo, debíamos repetir la misma escena en varias ocasiones más. Más paciencia era a lo que se debía apelar. Era hasta cierto punto comprensible, pues el primer día para actores de recambio solía ser lerdo las primeras veces.
-No ha estado tan mal... Ven aquí.
Marcel palmeó su pierna y le observé con picardía. Me levanté y me senté como koala sobre sus piernas, pasándole los brazos alrededor del cuello, ronroneando.
-¿No habíamos pactado el no tener sexo dentro del despacho del director? - le mordí la oreja y metí la lengua dentro del mismo, para ponerlo en aprietos.
-Para ya, que no me lo estás poniendo fácil. - me dio una nalgadita y respingué, pero sonreí -. Cumpliré con mi palabra y no te seduciré en mi lugar de trabajo, pero, una vez lleguemos a casa...Te haré pagar todas juntas.
Nos besamos un largo rato antes de volverme a levantar. Yo sabía que Marcel tenía una reunión de negocios y que muy probablemente no llegara puntual a la cita (como la mayoría de las veces) así que no me haría muchas ilusiones. Lo único que pedía con todas mis fuerzas, era que no le hicieran pasar un mal rato y llegara enojado. Uno de los defectos de mi pareja, era que su temperamento no ayudaba a veces en nuestra relación, pero yo le quería y trataba de comprenderlo. Su anterior matrimonio le había dejado marcado y explotaba con cualquier situación fuera de control.
-Tengo que pedirte un favor, de hecho. -esculcó unos papeles dentro de toda la maraña que tenía sobre él y apuntó algo en un papel.- Es el teléfono de Kurt Callahan. Dado de que comparten varias escenas y me urge se aclimate pronto, debo pedirte que le ayudes a ensayar, por favor. Lo necesito preparado, ya no tenemos mucho tiempo.
Tomé el papel y alcé una ceja.
-Luego de ésto, me deberás una cena en el mejor restaurante de la ciudad-moví ambas cejas. -Pero no te preocupes, que haré todo lo que esté a mi alcance para sacar el proyecto adelante. -tomé mi mochila y me despedí de él con un beso. -Te veo en la noche, éxito en tu junta. -crucé los dedos y salí de ahí.
Fuera del teatro, agregué el número de Kurt a mi lista de contactos y le texteé:
*Hola, Soy Joshua Maloney, tu nuevo compañero de teatro. Marcel me ha pedido te ayude a acoplarte lo más rápidamente posible. ¿Podríamos platicar mañana luego del ensayo? Saludos*
Le dí enviar y enseguida me fui por mi inseparable bicicleta, para dirigirme hacia casa. Necesitaba prepararla y prepararme para mi noche especial con Marcel.
Joshua Maloney- Cambiante Clase Baja
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Re: Contigo nunca es suficiente [Joshua M. +18]
El trayecto en el tren de vuelta a casa fue bastante silencioso, ambos estábamos muy cansado pero sobre todo preocupados. Salimos del metro y subimos la cuesta hacia Montmatre.
-¿Si compramos algo para cenar? Tengo hambre después de todo
-Buena idea, mira allí venden kebabs –Gus señalo un restaurante turco y nos dirigimos hacia el. Pedimos dos pizzas turcas y nos las comimos allí mismo.
Mientras cenábamos hablando de nuestras primeras impresiones de los actores y de alguna de las chicas el móvil me vibró. Era un mensaje de un tal Joshua, el chico de los ojos verdes, me decía que me echaría un cable a pedido de Marcel, eso me hundió un poco la moral…resultaba que necesitaba refuerzo, como en el cole cuando suspendí matemáticas y el chico más listo de clase iba a casa a ayudarme con los deberes, era bastante humillante. Además… ¿tenía que ser precisamente él?
No es que sea homófobo, pero los gais no me hacían sentirme especialmente cómodo y él lo era, estaba más que claro. También he de admitir que me daba vergüenza, teníamos muchas escenas juntos y en el primer ensayo me daba la sensación de que no hacía más que fastidiarle cada vez que me equivocaba. La cara debió cambiarme del todo porque Gus me pregunto que qué me pasaba.
-Nada…resulta que ahora tengo clases de refuerzo después del cole…
-¿de qué hablas?
-¿Recuerdas a Joshua? El chico de los ojos verdes –Gus asintió- acaba de enviarme un mensaje diciéndome que Marcel le ha pedido que me ayude a ponerme al día, es humillante –mordí mi pizza- quiere que hablemos después del ensayo-dije con la boca un llena- ¿a ti no te han asignado a nadie?
-De momento no me ha llegado ningún mensaje, pero tranquilo, ya le pillarás el ritmo, además no lo tomes como algo malo, sino como una oportunidad
Solté un bufido- No seas tan positivo cojones –nos terminamos nuestra cena y fuimos a casa, Tom no estaba así que vimos un poco la tele y después al sobre.
Me desperté relativamente pronto, al menos podía decir que estaba desayunando y no comiendo, bueno casi. Tom no había vuelto y Gus estaba practicando, me dijo que me uniese a él y estuvimos ensayando un rato antes de tener que prepararnos e ir al teatro.
En el viaje nos despejamos un poco, Gus me contaba o mucho que echaba de menos a su novia, que se habían pasado toda la noche hablando por teléfono y que quería aprovechar algún fin de semana para volver a casa.
-Y tú que tal con…
-No lo sé, no hemos vuelto a hablar y creo que es mejor así
-¿Pero no la echas de menos?
-Sí, a veces, pero han pasado tantas cosas que… bueno, no sé, ya sabes cómo es ella de tajante con las cosas, si decidimos cortar es definitivo, además a estas alturas seguro que ya ha conocido a algún guiri – lo cierto es que yo también tenía ganas de conocer a alguien, ¡estaba en Paris! -¿Qué tal si salimos esta noche después del ensayo? Vamos a conocer chicas
-tengo novia…
-pero puedes ayudar a un amigo que lleva un tiempo sin echar un polvo, puede que ese amigo te este eternamente agradecido
-Buueeeno…está bien, te ayudaré a ligar, como siempre –suspiró y entramos por la puerta negra de metal.
Esta vez no había ido tan mal, aunque seguía cometiendo errores, al menos no los cometía dos veces. Intenté entablar conversación con alguno de los actores pero eran bastante cerrados, salvo una de las chicas, Elena. Era una chica menuda y pelirroja, más amable que el resto, me dijo que ese día no podía quedar pero me recomendó varios sitios y que la próxima vez me llevaría de fiesta.
-Creo que esa te hace ojitos, ¿nos vamos a casa y ya ligas con ella mañana?
-De eso nada, vamos a salir esta noche igualmente –vi que Joshua salía de los camerinos y me acerque a él – hola, me enviaste un mensaje anoche y…bueno, siento ser una molestia –metí las manos en los bolsillos – no sé, dime ¿cuándo quieres que quedemos?
-¿Si compramos algo para cenar? Tengo hambre después de todo
-Buena idea, mira allí venden kebabs –Gus señalo un restaurante turco y nos dirigimos hacia el. Pedimos dos pizzas turcas y nos las comimos allí mismo.
Mientras cenábamos hablando de nuestras primeras impresiones de los actores y de alguna de las chicas el móvil me vibró. Era un mensaje de un tal Joshua, el chico de los ojos verdes, me decía que me echaría un cable a pedido de Marcel, eso me hundió un poco la moral…resultaba que necesitaba refuerzo, como en el cole cuando suspendí matemáticas y el chico más listo de clase iba a casa a ayudarme con los deberes, era bastante humillante. Además… ¿tenía que ser precisamente él?
No es que sea homófobo, pero los gais no me hacían sentirme especialmente cómodo y él lo era, estaba más que claro. También he de admitir que me daba vergüenza, teníamos muchas escenas juntos y en el primer ensayo me daba la sensación de que no hacía más que fastidiarle cada vez que me equivocaba. La cara debió cambiarme del todo porque Gus me pregunto que qué me pasaba.
-Nada…resulta que ahora tengo clases de refuerzo después del cole…
-¿de qué hablas?
-¿Recuerdas a Joshua? El chico de los ojos verdes –Gus asintió- acaba de enviarme un mensaje diciéndome que Marcel le ha pedido que me ayude a ponerme al día, es humillante –mordí mi pizza- quiere que hablemos después del ensayo-dije con la boca un llena- ¿a ti no te han asignado a nadie?
-De momento no me ha llegado ningún mensaje, pero tranquilo, ya le pillarás el ritmo, además no lo tomes como algo malo, sino como una oportunidad
Solté un bufido- No seas tan positivo cojones –nos terminamos nuestra cena y fuimos a casa, Tom no estaba así que vimos un poco la tele y después al sobre.
Me desperté relativamente pronto, al menos podía decir que estaba desayunando y no comiendo, bueno casi. Tom no había vuelto y Gus estaba practicando, me dijo que me uniese a él y estuvimos ensayando un rato antes de tener que prepararnos e ir al teatro.
En el viaje nos despejamos un poco, Gus me contaba o mucho que echaba de menos a su novia, que se habían pasado toda la noche hablando por teléfono y que quería aprovechar algún fin de semana para volver a casa.
-Y tú que tal con…
-No lo sé, no hemos vuelto a hablar y creo que es mejor así
-¿Pero no la echas de menos?
-Sí, a veces, pero han pasado tantas cosas que… bueno, no sé, ya sabes cómo es ella de tajante con las cosas, si decidimos cortar es definitivo, además a estas alturas seguro que ya ha conocido a algún guiri – lo cierto es que yo también tenía ganas de conocer a alguien, ¡estaba en Paris! -¿Qué tal si salimos esta noche después del ensayo? Vamos a conocer chicas
-tengo novia…
-pero puedes ayudar a un amigo que lleva un tiempo sin echar un polvo, puede que ese amigo te este eternamente agradecido
-Buueeeno…está bien, te ayudaré a ligar, como siempre –suspiró y entramos por la puerta negra de metal.
Esta vez no había ido tan mal, aunque seguía cometiendo errores, al menos no los cometía dos veces. Intenté entablar conversación con alguno de los actores pero eran bastante cerrados, salvo una de las chicas, Elena. Era una chica menuda y pelirroja, más amable que el resto, me dijo que ese día no podía quedar pero me recomendó varios sitios y que la próxima vez me llevaría de fiesta.
-Creo que esa te hace ojitos, ¿nos vamos a casa y ya ligas con ella mañana?
-De eso nada, vamos a salir esta noche igualmente –vi que Joshua salía de los camerinos y me acerque a él – hola, me enviaste un mensaje anoche y…bueno, siento ser una molestia –metí las manos en los bolsillos – no sé, dime ¿cuándo quieres que quedemos?
Kurt Callahan- Humano Clase Baja
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Re: Contigo nunca es suficiente [Joshua M. +18]
El reloj de pared, marcó las dos de la madrugada. Por más intentos que hice por tratar de llamar a su celular y mandarle whats, no tuve respuesta. Había apagado el aparato y yo me quedé con la mesa lista para cenar, las velas encendidas y... En fin. No era la primera vez que ocurría, pero había guardado esperanzas de que ésta vez fuera diferente. Apagué el televisor y fui directamente a mi recámara para ponerme el pijama. Luego de eso fui a asearme y a lavarme los dientes. Ya arropado eché un último vistazo a mi teléfono, pero el resultado fue el mismo.
Tuve problemas para conciliar el sueño, pero desafortunadamente la alarma sonó y tuve que apearme. Ya que hube hecho lo propio, recorrí las avenidas con mi inseparable bicicleta hasta llegar al teatro. La dejé encadenada, y fui directamente a los camerinos para prepararme. En el camino hacia ellos, se debía pasar forzosamente por la puerta de despacho de Marcel, pero no hice el intento de tocar a su puerta, estaba molesto con él y no tenía ganas de mirarlo. Así que fui a hacer lo propio con el resto de la compañía y dedicarme a trabajar y hacer lo que me apasionaba.
Ese chico Kurt al que tenía que ayudar, lo hizo bastante mejor que el día anterior, estaba haciendo grandes esfuerzos por mejorar, cosa que agradecí internamente ya que mi humor no era el mejor aquella mañana. No es que fuera a desquitarme con él, en mi vida nunca había sido revanchista por situaciones meramente personales, pero ¡arg! estaba con ese nudo en la garganta que no se podía quitar con nada. De cualquier forma el se acercó una vez que hubo concluído el ensayo. Traté de poner mi mejor cara y sonreírle:
-No eres una molestia, no digas eso. Eres muy buen actor, no tomes a mal lo que... Marcel me ha pedido que haga por ti. Simplemente necesitamos apurar un poco más porque el estreno se nos viene encima. Sólo es cuestión de afinar detalles... Pero... - en ése instante tuve una idea práctica-. Si tienes tiempo y no te importa, podemos empezar ya mismo. Vamos a mi departamento y ahí podemos ponernos de acuerdo ¿te parece? - puse mi mejor cara y esperaba que dijera que sí. La verdad es que había quedado mucha comida por esa cena que nunca se llevó a cabo y sería mucho desperdicio tirarle a la basura. -Prometo dejarte ir temprano. - le ofrecí mi mano para cerrar el trato. -Te llevaría en mi bicicleta...
Tuve problemas para conciliar el sueño, pero desafortunadamente la alarma sonó y tuve que apearme. Ya que hube hecho lo propio, recorrí las avenidas con mi inseparable bicicleta hasta llegar al teatro. La dejé encadenada, y fui directamente a los camerinos para prepararme. En el camino hacia ellos, se debía pasar forzosamente por la puerta de despacho de Marcel, pero no hice el intento de tocar a su puerta, estaba molesto con él y no tenía ganas de mirarlo. Así que fui a hacer lo propio con el resto de la compañía y dedicarme a trabajar y hacer lo que me apasionaba.
Ese chico Kurt al que tenía que ayudar, lo hizo bastante mejor que el día anterior, estaba haciendo grandes esfuerzos por mejorar, cosa que agradecí internamente ya que mi humor no era el mejor aquella mañana. No es que fuera a desquitarme con él, en mi vida nunca había sido revanchista por situaciones meramente personales, pero ¡arg! estaba con ese nudo en la garganta que no se podía quitar con nada. De cualquier forma el se acercó una vez que hubo concluído el ensayo. Traté de poner mi mejor cara y sonreírle:
-No eres una molestia, no digas eso. Eres muy buen actor, no tomes a mal lo que... Marcel me ha pedido que haga por ti. Simplemente necesitamos apurar un poco más porque el estreno se nos viene encima. Sólo es cuestión de afinar detalles... Pero... - en ése instante tuve una idea práctica-. Si tienes tiempo y no te importa, podemos empezar ya mismo. Vamos a mi departamento y ahí podemos ponernos de acuerdo ¿te parece? - puse mi mejor cara y esperaba que dijera que sí. La verdad es que había quedado mucha comida por esa cena que nunca se llevó a cabo y sería mucho desperdicio tirarle a la basura. -Prometo dejarte ir temprano. - le ofrecí mi mano para cerrar el trato. -Te llevaría en mi bicicleta...
Joshua Maloney- Cambiante Clase Baja
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Re: Contigo nunca es suficiente [Joshua M. +18]
Joshua me preguntó si podíamos empezar esa misma noche…realmente era una faena porque mis planes era otros completamente distintos y me hubiese encantado decirle que no, pero él tenía razón, debía ponerme al día lo antes posible.
-Sí claro, no hay problema-dije sin mucha emoción- no te preocupes, solo déjame la dirección y cogeré el tren, nos vemos allí directamente – él quedo en pasarme la dirección por mensaje y nos despedimos. Volví con Gus
-¿Qué pasa? Tienes mala cara
-Nada, solo que hoy no podremos salir
-Pero esa es una buena noticia, no entiendo porque esa cara
-Ja ja…tenía ganas de fiesta
-¿y por qué no vamos al final?
-Acabo de hablar con Joshua y ha sugerido de empezar hoy mismo –hablábamos mientras íbamos de camino al metro
-Eso es que le interesa ayudarte, deberías estar agradecido
-Anda, cállate ya que a veces me pones de peor humor – el mensaje de Joshua no se hizo esperar, resultaba que vivía relativamente cerca de mi casa –vaya, vive por nuestro barrio
Nos metimos al metro y esperamos el tren. Dos minutos después estábamos sentados mirando al infimito y sin decir nada, simplemente contando las paradas hasta la estación en la que debíamos bajar.
-Supongo que no te espero para cenar
-No, no sé a qué hora terminaremos pero ya es bastante tarde así que no me esperes- le dije a Gus mientras subíamos las escaleras para salir a la calle – Bueno, aquí nos separamos, mi móvil dice que la casa de Joshua esta para allá, nos vemos luego – me despedí y fui siguiendo las señales de la aplicación de mi móvil.
Después de varias cuestas llegué al supuesto portal –creo que debería dejar de fumar- dije en voz alta pero para mí mismo casi sin aliento. Casi al momento escuché el timbre de una bicicleta, me di la vuelta y era Joshua. Levanté la mano a forma de saludo e intenté sonreír.
-Buenas, menos mal que no me he perdido – no sabía muy bien que decir, me metí las manos en los bolsillos y esperé a que abriese la puerta
-Sí claro, no hay problema-dije sin mucha emoción- no te preocupes, solo déjame la dirección y cogeré el tren, nos vemos allí directamente – él quedo en pasarme la dirección por mensaje y nos despedimos. Volví con Gus
-¿Qué pasa? Tienes mala cara
-Nada, solo que hoy no podremos salir
-Pero esa es una buena noticia, no entiendo porque esa cara
-Ja ja…tenía ganas de fiesta
-¿y por qué no vamos al final?
-Acabo de hablar con Joshua y ha sugerido de empezar hoy mismo –hablábamos mientras íbamos de camino al metro
-Eso es que le interesa ayudarte, deberías estar agradecido
-Anda, cállate ya que a veces me pones de peor humor – el mensaje de Joshua no se hizo esperar, resultaba que vivía relativamente cerca de mi casa –vaya, vive por nuestro barrio
Nos metimos al metro y esperamos el tren. Dos minutos después estábamos sentados mirando al infimito y sin decir nada, simplemente contando las paradas hasta la estación en la que debíamos bajar.
-Supongo que no te espero para cenar
-No, no sé a qué hora terminaremos pero ya es bastante tarde así que no me esperes- le dije a Gus mientras subíamos las escaleras para salir a la calle – Bueno, aquí nos separamos, mi móvil dice que la casa de Joshua esta para allá, nos vemos luego – me despedí y fui siguiendo las señales de la aplicación de mi móvil.
Después de varias cuestas llegué al supuesto portal –creo que debería dejar de fumar- dije en voz alta pero para mí mismo casi sin aliento. Casi al momento escuché el timbre de una bicicleta, me di la vuelta y era Joshua. Levanté la mano a forma de saludo e intenté sonreír.
-Buenas, menos mal que no me he perdido – no sabía muy bien que decir, me metí las manos en los bolsillos y esperé a que abriese la puerta
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Re: Contigo nunca es suficiente [Joshua M. +18]
El camino de regreso a casa fue triste. Estaba triste y mucho. Marcel no había podido recibirme en todo el día y dejó en visto mis mensajes. Tal vez hubiera tenido un día pesado, una llamada importante... << Siempre tratas de justificarlo. Siempre >> Mi mente comenzaba a "hablarme" odiaba cuando eso ocurría, pero tenía razón, a veces me daba la impresión de que él sólo me tenía por capricho o mera distracción. El estómago se me revolvió y tuve el impulso de ponerme lloricas, pero todo lo olvidé cuando noté que Kurt ya estaba fuera de casa. Le saludé con el pitido de mi bici, tratando de aparentar.
-Te ves agitado -sonreí, al momento de abrir la puerta. Y cederle el paso. -Disculpa que... el desorden... La mesa aún estaba puesta para una cena que nunca se llevó a cabo. Mientras dejaba mi bici recargada en la pared de entrada. -Toma asiento por favor. ¿Te ofrezco algo de beber? Hay agua simple, refresco y... Vino. [b]-El vino espumoso y caro había quedado intacto. Me fui a la cocina por dos copas. Ya fuera que pidiera otra cosa, de todos modos tenía pensado descorcharlo. No había ahorrado tanto tiempo, como para desperdiciarlo. Además era un acto de rebeldía. Marcel no se lo merecía, después de todo.
[b]-Por cierto, quiero decirte -a título personal - Que tienes muy buena presencia sobre el escenario. Sólo debes soltarte más. Sé que ser "nuevo" en una compañía es hasta cierto punto difícil, pero presiento que puedes hacer muchas cosas importantes -me senté en el lado opuesto a donde él se encontraba. Siempre sonriendo, así era yo. -¿Cúanto tiempo llevas actuando? -Crucé la pierna y recargué el brazo en el respaldar del sillón, acariciando la suave tela. Eran preguntas obligadas para romper el hielo,observándole con detenimiento, por primera vez. Tenía unos ojos muy azules y una cabellera rubia, despeinada, que le hacía parecer aniñado. Era muy guapo.
-Te ves agitado -sonreí, al momento de abrir la puerta. Y cederle el paso. -Disculpa que... el desorden... La mesa aún estaba puesta para una cena que nunca se llevó a cabo. Mientras dejaba mi bici recargada en la pared de entrada. -Toma asiento por favor. ¿Te ofrezco algo de beber? Hay agua simple, refresco y... Vino. [b]-El vino espumoso y caro había quedado intacto. Me fui a la cocina por dos copas. Ya fuera que pidiera otra cosa, de todos modos tenía pensado descorcharlo. No había ahorrado tanto tiempo, como para desperdiciarlo. Además era un acto de rebeldía. Marcel no se lo merecía, después de todo.
[b]-Por cierto, quiero decirte -a título personal - Que tienes muy buena presencia sobre el escenario. Sólo debes soltarte más. Sé que ser "nuevo" en una compañía es hasta cierto punto difícil, pero presiento que puedes hacer muchas cosas importantes -me senté en el lado opuesto a donde él se encontraba. Siempre sonriendo, así era yo. -¿Cúanto tiempo llevas actuando? -Crucé la pierna y recargué el brazo en el respaldar del sillón, acariciando la suave tela. Eran preguntas obligadas para romper el hielo,observándole con detenimiento, por primera vez. Tenía unos ojos muy azules y una cabellera rubia, despeinada, que le hacía parecer aniñado. Era muy guapo.
Joshua Maloney- Cambiante Clase Baja
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Re: Contigo nunca es suficiente [Joshua M. +18]
-Sí, eso de ser fumador no ayuda a subir cuestas- conteste cuando me dijo q me veía agitado. Sin más entramos en su casa, se disculpó por el desorden pero lo cierto es q estaba todo recogido y más aun si lo comparabas con la casa en la que vivía yo. Lo único fuera de su sitio eran unos platos y vasos colocados en la mesa con detalle, estaba claro que era para una cena de dos.
Empecé a ponerme nervioso ¿qué era todo aquello? ¿Es que acaso me había invitado a su casa para ligar conmigo? Poniendo como excusa lo de ensayar claro…incluso me ofreció vino. Pensaba que estaba con Marcel, a veces les había visto bastante cercanos, aunque bueno puede que solo fuesen conjeturas mías y que el chaval estuviese soltero y ahora quisiera intentar algo conmigo. Aquello tenía muy mala pinta… Le envié un mensaje a Gus contándole mis temores mientras Josh se servía el vino.
-Eh, no gracias, creo que para practicar necesito estar al cien por cien así que solo agua gracias…-Seguramente su plan era emborracharme, pues no le funcionaría. Me senté en uno de los sillones. Al sentarme me vibro el móvil, Gus se cachondeaba de mí y me recomendaba que me pusiese condón. “Gracias, pero eso no ayuda”. Le conteste rojo de vergüenza y con la mano temblando por los nervios.
En ese momento Josh aparecía con el vaso de agua y el vino. Le di las gracias y bebí un poco de agua, a ver si eso me tranquilizaba. Empezaba a necesitar un pitillo o puede que dos o tres. Él se sentó en frente y me dijo que tenía “buena presencia”, estaba claro que intentaba ligar conmigo…es una forma muy sutil de decir que estoy muy bueno, no le culpo por pensar eso porque es verdad pero…aquello se estaba saliendo de madres, yo no era gay y él no me interesaba así que tenía que buscar una forma de dejarle eso claro y que no se hiciera ilusiones.
-Pues desde pequeño, mi madre fue bailarina de ballet y solía llevarme con ella de gira y bueno, me inculco el amor por las artes escénicas- bebí más agua. Tenía que pensar en algo pronto. Fingí revisar el móvil como si hubiese recibido un mensaje – vaya, mi novia me está llamando…voy a colgar y decirle que la llamo luego- decía mientras fingí hacerlo. – La pobre me echa mucho de menos y yo a ella- respire profundo- en fin, ¿te importa si fumo? Podemos empezar cuando quieras
Empecé a ponerme nervioso ¿qué era todo aquello? ¿Es que acaso me había invitado a su casa para ligar conmigo? Poniendo como excusa lo de ensayar claro…incluso me ofreció vino. Pensaba que estaba con Marcel, a veces les había visto bastante cercanos, aunque bueno puede que solo fuesen conjeturas mías y que el chaval estuviese soltero y ahora quisiera intentar algo conmigo. Aquello tenía muy mala pinta… Le envié un mensaje a Gus contándole mis temores mientras Josh se servía el vino.
-Eh, no gracias, creo que para practicar necesito estar al cien por cien así que solo agua gracias…-Seguramente su plan era emborracharme, pues no le funcionaría. Me senté en uno de los sillones. Al sentarme me vibro el móvil, Gus se cachondeaba de mí y me recomendaba que me pusiese condón. “Gracias, pero eso no ayuda”. Le conteste rojo de vergüenza y con la mano temblando por los nervios.
En ese momento Josh aparecía con el vaso de agua y el vino. Le di las gracias y bebí un poco de agua, a ver si eso me tranquilizaba. Empezaba a necesitar un pitillo o puede que dos o tres. Él se sentó en frente y me dijo que tenía “buena presencia”, estaba claro que intentaba ligar conmigo…es una forma muy sutil de decir que estoy muy bueno, no le culpo por pensar eso porque es verdad pero…aquello se estaba saliendo de madres, yo no era gay y él no me interesaba así que tenía que buscar una forma de dejarle eso claro y que no se hiciera ilusiones.
-Pues desde pequeño, mi madre fue bailarina de ballet y solía llevarme con ella de gira y bueno, me inculco el amor por las artes escénicas- bebí más agua. Tenía que pensar en algo pronto. Fingí revisar el móvil como si hubiese recibido un mensaje – vaya, mi novia me está llamando…voy a colgar y decirle que la llamo luego- decía mientras fingí hacerlo. – La pobre me echa mucho de menos y yo a ella- respire profundo- en fin, ¿te importa si fumo? Podemos empezar cuando quieras
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Re: Contigo nunca es suficiente [Joshua M. +18]
Me daba la impresión de que estaba muy nervioso. ¿Por qué sería? Y era bastante bueno en el escenario para que de pronto cara a cara se pusiera a temblar como gelatina. Bueno a veces así solían ser algunos actores , incluso yo era así. Tímido fuera del teatro pero parado en el escenario, me transformaba.
-Claro adelante - respondí afirmativamente al que fumara. Marcel lo hacía con frecuencia, estaba "acostumbrado" a ser el fumador pasivo y por eso creía tener una tocesilla crónica por consecuencia. Y es que esa situación había sido la causante de muchos pleitos entre nosotros, ya que mi pareja no estaba dispuesto a cambiar algunos de sus habitos.
-Si, comprendo, tu novia debe estar muy triste al tenerte lejos, suelo sufrir por la misma situación - me encogí de hombros. No iba a contarle cosas personales a Kurt. Pero me identificaba completamente con él. Marcel viajaba con mucha frecuencia y tenía que esperar en soledad, siempre al pendiente de alguna oportunidad de salida a solas o algún detalle de su parte. Mi novio no era muy detallista, siempre lo supe pero caray, que siempre guardaba la esperanza de que algún día me sorprendiera con algún ramo de flores o una serenata de esas que solían dar los mexicanos. Pero era utopía, eso nunca iba a pasar.
Dí un par de sorbos más al vino, mientras Kurt sacaba su cajetilla y encendía el cigarrillo.
-Pues bien- me levanté del sillón hacia la cocina para dejar la copa del vino en el trastero. -¿Te gustaría acompañarme a cenar? Mi cita no pudo venir, y la comida está muy buena, no quisiera desperdiciarla- saqué un platillo del refrigerador y lo puse sobre la mesa. -¿Por favor? - Hice cara de aflicción. Había trabajado mucho haciendo esa comida y era demasiado para mí. No sabía por qué pero estaba necesitado de alguien con quien platicar, aunque fuera unos minutos. -Es lasaña y... ¿Te gusta? - esperaba que dijera que sí. -Mientras cenamos podemos repasar esos diálogos que te están costando un poco de trabajo. y... No sé si sea yo el culpable y no te sientas cómodo, quiero decir, que, hago lo que puedo y no quisiera que estuvieras atrasándote por culpa mía.
Eso era verdad. A veces pensaba que no estaba a la altura y que trabajar conmigo no era agradable para cierto tipo de personas. Sobre todo por tener a Marcel como pareja. Ya había escuchado algunos cuchicheos tras bambalinas a cerca de que yo estaba en la obra sólo por el hecho de ser pareja del director. Eso no era verdad desde luego, pero la gente siempre hablaba por hablar. No quería que los chicos nuevos imprescindibles para la obra, se "echaran a perder" con habladurías mal infundadas.
-Claro adelante - respondí afirmativamente al que fumara. Marcel lo hacía con frecuencia, estaba "acostumbrado" a ser el fumador pasivo y por eso creía tener una tocesilla crónica por consecuencia. Y es que esa situación había sido la causante de muchos pleitos entre nosotros, ya que mi pareja no estaba dispuesto a cambiar algunos de sus habitos.
-Si, comprendo, tu novia debe estar muy triste al tenerte lejos, suelo sufrir por la misma situación - me encogí de hombros. No iba a contarle cosas personales a Kurt. Pero me identificaba completamente con él. Marcel viajaba con mucha frecuencia y tenía que esperar en soledad, siempre al pendiente de alguna oportunidad de salida a solas o algún detalle de su parte. Mi novio no era muy detallista, siempre lo supe pero caray, que siempre guardaba la esperanza de que algún día me sorprendiera con algún ramo de flores o una serenata de esas que solían dar los mexicanos. Pero era utopía, eso nunca iba a pasar.
Dí un par de sorbos más al vino, mientras Kurt sacaba su cajetilla y encendía el cigarrillo.
-Pues bien- me levanté del sillón hacia la cocina para dejar la copa del vino en el trastero. -¿Te gustaría acompañarme a cenar? Mi cita no pudo venir, y la comida está muy buena, no quisiera desperdiciarla- saqué un platillo del refrigerador y lo puse sobre la mesa. -¿Por favor? - Hice cara de aflicción. Había trabajado mucho haciendo esa comida y era demasiado para mí. No sabía por qué pero estaba necesitado de alguien con quien platicar, aunque fuera unos minutos. -Es lasaña y... ¿Te gusta? - esperaba que dijera que sí. -Mientras cenamos podemos repasar esos diálogos que te están costando un poco de trabajo. y... No sé si sea yo el culpable y no te sientas cómodo, quiero decir, que, hago lo que puedo y no quisiera que estuvieras atrasándote por culpa mía.
Eso era verdad. A veces pensaba que no estaba a la altura y que trabajar conmigo no era agradable para cierto tipo de personas. Sobre todo por tener a Marcel como pareja. Ya había escuchado algunos cuchicheos tras bambalinas a cerca de que yo estaba en la obra sólo por el hecho de ser pareja del director. Eso no era verdad desde luego, pero la gente siempre hablaba por hablar. No quería que los chicos nuevos imprescindibles para la obra, se "echaran a perder" con habladurías mal infundadas.
Joshua Maloney- Cambiante Clase Baja
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Re: Contigo nunca es suficiente [Joshua M. +18]
Una vez le di un par de caladas a mi vicio malsano me sentí más relajado. Bebí un poco de agua y me puse a curiosear con la mirada su casa. Como dije, no era muy grande pero estaba ordenada y era agradable estar en ella. Me comentó que a él también le pasaba lo mismo con su pareja, lo que me hizo dudar…se suponía que él estaba con Marcelo, ¿no? ¿Cómo podía echarle de menos si le veía todos los días en el teatro? Entonces empecé a pensar que quizá tuviese otra pareja o que solo lo dijese por seguirme la conversación…he de admitir que estaba algo paranoico.
Me puse peor cuando Joshua se puso de pie y fue a la cocina, me dijo que había preparado “una cena para una cita que no llegó” era demasiado sospechoso, demasiadas señales, estaba claro. Le gustaba. Y lo peor es que iba dispuesto a por mí. Quise decirle que no, fingir que me llamaban y salir corriendo de ahí, pero me miro casi con suplica con esos ojos verdes que me hacían sentir tan…extraño, que no pude decirle que no, por el contrario me salieron las siguientes palabras balbuceantes:
-eh…sí, claro, me gusta la lasaña –sonreí y baje la mirada poniéndome algo rojo, no entendía por qué había reaccionado así. Le di una calada larga al pitillo casi terminándolo, tanto que tosí un poco. Lo apagué en el cenicero que me había dejado- tengo que dejar de fumar…- me puse de pie para ayudarle – no digas tonterías, actúas muy bien – se lo decía con total sinceridad- en cualquier caso soy yo el que te retrasa a ti, por eso estoy aquí, ¿no?- intenté sonreír de nuevo pero me sentía algo avergonzado y no sabía muy bien por qué. – ¿Puedo ayudarte en algo? – lo cierto es que prácticamente todo estaba listo, la mesa estaba puesta y Joshua puso a calentar la lasaña así que no pude ayudar en gran cosa.
Decidí que iba a tomarme todo aquello con más calma, Joshua parecía un chico majo y al fin y al cabo si yo no quería nada con él no podía obligarme. Podíamos ser amigos.
Una vez estuvo servido todo sentía como se me habría el apetito – huele muy bien…-me puse la servilleta sobre las rodillas y esta vez sí le acepte la copa de vino –que aproveche – empezamos a comer – está muy buena, ¿la has hecho tu? – a lo mejor se la había enviado su madre o algo así, eso era muy común.
Me puse peor cuando Joshua se puso de pie y fue a la cocina, me dijo que había preparado “una cena para una cita que no llegó” era demasiado sospechoso, demasiadas señales, estaba claro. Le gustaba. Y lo peor es que iba dispuesto a por mí. Quise decirle que no, fingir que me llamaban y salir corriendo de ahí, pero me miro casi con suplica con esos ojos verdes que me hacían sentir tan…extraño, que no pude decirle que no, por el contrario me salieron las siguientes palabras balbuceantes:
-eh…sí, claro, me gusta la lasaña –sonreí y baje la mirada poniéndome algo rojo, no entendía por qué había reaccionado así. Le di una calada larga al pitillo casi terminándolo, tanto que tosí un poco. Lo apagué en el cenicero que me había dejado- tengo que dejar de fumar…- me puse de pie para ayudarle – no digas tonterías, actúas muy bien – se lo decía con total sinceridad- en cualquier caso soy yo el que te retrasa a ti, por eso estoy aquí, ¿no?- intenté sonreír de nuevo pero me sentía algo avergonzado y no sabía muy bien por qué. – ¿Puedo ayudarte en algo? – lo cierto es que prácticamente todo estaba listo, la mesa estaba puesta y Joshua puso a calentar la lasaña así que no pude ayudar en gran cosa.
Decidí que iba a tomarme todo aquello con más calma, Joshua parecía un chico majo y al fin y al cabo si yo no quería nada con él no podía obligarme. Podíamos ser amigos.
Una vez estuvo servido todo sentía como se me habría el apetito – huele muy bien…-me puse la servilleta sobre las rodillas y esta vez sí le acepte la copa de vino –que aproveche – empezamos a comer – está muy buena, ¿la has hecho tu? – a lo mejor se la había enviado su madre o algo así, eso era muy común.
Kurt Callahan- Humano Clase Baja
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Re: Contigo nunca es suficiente [Joshua M. +18]
Por primera vez en mucho tiempo me sentía tranquilo, platicando con alguien. Como ya bien he dicho, debido a la relación con Marcel, mi escaso círculo de amistades se habia reducido casi hasta desaparecer. Aunque no pareciera, el mundo trasbambalinas del teatro, era un infierno para mí sin exagerar. Pero todo lo soportaba, porque le quería y luchaba porque las cosas fueran como en un principio, cuando me cortejaba... Fueron días lindos.
-No, no la he hecho yo, soy un desastre en la cocina. Siempre rompo todo. Prefiero dejar el trabajo a manos más expertas, o acabaría "envenenando a alguien"- bromeé.
Algunas veces había tratado de cocinar, pero definitivamente no era mi fuerte. Me desesparaba y me volvía todo un ogro gruñón.
-¿Tú sabes cocinar? -lancé la pregunta al aire, sólo por tener un tema de conversación antes de ponernos a repasar esos diálogos "cantados" que le estaban costando a Kurt. Él tenía potencial. Marcel lo sabía, por eso le había escogido y mandado traer, junto con su amigo. En cuanto había visto las fotos y las recomendaciones, no había dudado ni un instante. Habían tenido mucha suerte, puesto que la lista había sido muy extensa. Si lo sabría yo, que le veía trabajar horas y horas detrás de ese escritorio, sin descanso.
Luego de comentar y charlar de temas de cocina, entre copa y copa fuimos terminando la comida y el postre.
-Espero que te haya gustado la comida, porque ahora si me toca latiguearte -sonreí-. Me levanté para llevar los platos al trastero. Les lavaría apenas se fuera Kurt. -Bien...Esas notas que te están costando, posiblemente se deba a que quieres hablar y cantar demasiado rápido. Es como si trajeras prisa por terminar la escena. Necesitas relajarte ¿de acuerdo? El teatro no se va a ir a ninguna parte. -trataba de darle confianza. Era una obra musical, que siempre era mucho más difícil y demandante por los cambios de voz y el movimiento.- Y si... Necesitas dejar de fumar o fumar menos, necesitas cuidar esos pulmones y la garganta.
Esperaba no se tomara a mal mis recomendaciones, o que lo tomara como un regaño. Yo, como fumador pasivo, lo sabía muy bien, por eso había escogido la bicicleta, para hacer algo de ejercicio y oxigenarme.
Escogí la pieza de música en el celular y lo conecté a unas bocinas a volumen moderado.
-Ahora, desde arriba, lento y pausado...
Comenzamos a vocalizar primeramente para calentar nuestra garganta y después mos enfocamos en las escenas que teníamos juntos.
-No, no la he hecho yo, soy un desastre en la cocina. Siempre rompo todo. Prefiero dejar el trabajo a manos más expertas, o acabaría "envenenando a alguien"- bromeé.
Algunas veces había tratado de cocinar, pero definitivamente no era mi fuerte. Me desesparaba y me volvía todo un ogro gruñón.
-¿Tú sabes cocinar? -lancé la pregunta al aire, sólo por tener un tema de conversación antes de ponernos a repasar esos diálogos "cantados" que le estaban costando a Kurt. Él tenía potencial. Marcel lo sabía, por eso le había escogido y mandado traer, junto con su amigo. En cuanto había visto las fotos y las recomendaciones, no había dudado ni un instante. Habían tenido mucha suerte, puesto que la lista había sido muy extensa. Si lo sabría yo, que le veía trabajar horas y horas detrás de ese escritorio, sin descanso.
Luego de comentar y charlar de temas de cocina, entre copa y copa fuimos terminando la comida y el postre.
-Espero que te haya gustado la comida, porque ahora si me toca latiguearte -sonreí-. Me levanté para llevar los platos al trastero. Les lavaría apenas se fuera Kurt. -Bien...Esas notas que te están costando, posiblemente se deba a que quieres hablar y cantar demasiado rápido. Es como si trajeras prisa por terminar la escena. Necesitas relajarte ¿de acuerdo? El teatro no se va a ir a ninguna parte. -trataba de darle confianza. Era una obra musical, que siempre era mucho más difícil y demandante por los cambios de voz y el movimiento.- Y si... Necesitas dejar de fumar o fumar menos, necesitas cuidar esos pulmones y la garganta.
Esperaba no se tomara a mal mis recomendaciones, o que lo tomara como un regaño. Yo, como fumador pasivo, lo sabía muy bien, por eso había escogido la bicicleta, para hacer algo de ejercicio y oxigenarme.
Escogí la pieza de música en el celular y lo conecté a unas bocinas a volumen moderado.
-Ahora, desde arriba, lento y pausado...
Comenzamos a vocalizar primeramente para calentar nuestra garganta y después mos enfocamos en las escenas que teníamos juntos.
Joshua Maloney- Cambiante Clase Baja
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Re: Contigo nunca es suficiente [Joshua M. +18]
Empezaron a comer, todo estaba muy bueno.- La verdad es que no mucho…hace pocos días que deje de vivir con mi madre, ella siempre me preparaba la comida- me reí- aunque se hacer espaguetis con tomate y salchichas –me reí aún más, era completamente cierto…sabía cocinar lo suficiente como para no morir de hambre pero poco más.
Lo cierto es que la cena fue agradable, Joshua era bastante majo y la comida estaba muy buena. Hablamos de muchas cosas superficiales, me contó que era irlandés, algo que me sorprendió porque hablaba francés a la perfección y descubrí que teníamos algunas cosas en común como ciertos gustos musicales.
Terminamos de cenar y nos pusimos a ensayar, calentamos la voz y empezamos. La verdad es que el canto era lo que peor llevaba, aunque mi madre había sido cantante y corista, y fue mi maestra de canto, lo cierto es que se me daba regular, me fallaba la respiración. Siempre me corregía el mismo fallo “abre el diafragma, deja entrar más el aire, ¿no ves que te asfixias?”, esa era la lección de todos los días.
Así pasaron un par de horas, hubo algunas risas e hicimos un poco el tonto, estaba más relajado a decir verdad. Me repetía a mi mismo que no debía ser tan paranoico cuando Joshua se acercaba más de lo normal a mí o me cogía del brazo. Tenía las manos muy suaves.
Pensar en cosas así me desconcertaban, igual que la primera vez que le vi y sus ojos verdes me hicieron estremecer. Despejaba esos pensamientos repitiéndome que no eran más que tonterías.
Mientras repasábamos la escena final por última vez, la puerta principal se abrió interrumpiendo la canción. Era Marcel.
-Buenas noches…-nos dijo con cara de no entender muy bien lo que pasaba
-bu...buenas...-me quede un poco cortado, él era el jefe al fin y al cabo y eso siempre intimidaba. Al verle confirmé que realmente estaba con Joshua, sino ¿qué pintaba ahí a esas horas? Joshua también le saludo con cariño y le explicó que estábamos ensayando pero eso no pareció quitarle la cara seria y el aparente mal humor que mi presencia allí había provocado, o al menos eso me hacía sentir.
-Me alegra que hayáis seguido mi consejo, pero ya es bastante tarde…-era una forma sutil y educada, o no tanto, de echarme.
Fingí echar un vistazo a la hora del reloj, tenía razón casi eran las 12 de la noche –Vaya, si que se nos ha hecho tarde, aunque hemos avanzado bastante- guarde el móvil- bueno, creo que es hora de que me vaya, gracias por la cena y la ayuda Joshua- me despedí de ambos y salí de aquella situación incómoda.
No sabía porque pero me daba la sensación de que en cuanto me marchase ellos dos tendrían una discusión…No es que Marcel fuese mala persona, era muy profesional y demás pero no tenía muy buen carácter. Todo el mundo en el teatro lo comentaba, me llegaron a contar que unos meses antes una chica dejó el teatro llorando por los comentarios de Marcel, aunque para ser sincero no sabría decir si aquello era verdad o si me lo contaron simplemente por intimidarme.
El mundo del espectáculo no siempre era agradable, siempre había gente dispuesta a meterte la zancadilla. En cualquier caso me fui a casa sin darle muchas más vueltas, estaba agotado.
Una vez llegué me metí en la habitación, me quite toda la ropa incomoda y dormí en calzoncillos a pierna suelta.
***
Marcel camino hacia la cocina viendo el fregadero con platos aun por fregar- os habéis puesto las botas…me imagino que para mí no queda nada…-cogió la botella semi vacía de vino y la agito
Lo cierto es que la cena fue agradable, Joshua era bastante majo y la comida estaba muy buena. Hablamos de muchas cosas superficiales, me contó que era irlandés, algo que me sorprendió porque hablaba francés a la perfección y descubrí que teníamos algunas cosas en común como ciertos gustos musicales.
Terminamos de cenar y nos pusimos a ensayar, calentamos la voz y empezamos. La verdad es que el canto era lo que peor llevaba, aunque mi madre había sido cantante y corista, y fue mi maestra de canto, lo cierto es que se me daba regular, me fallaba la respiración. Siempre me corregía el mismo fallo “abre el diafragma, deja entrar más el aire, ¿no ves que te asfixias?”, esa era la lección de todos los días.
Así pasaron un par de horas, hubo algunas risas e hicimos un poco el tonto, estaba más relajado a decir verdad. Me repetía a mi mismo que no debía ser tan paranoico cuando Joshua se acercaba más de lo normal a mí o me cogía del brazo. Tenía las manos muy suaves.
Pensar en cosas así me desconcertaban, igual que la primera vez que le vi y sus ojos verdes me hicieron estremecer. Despejaba esos pensamientos repitiéndome que no eran más que tonterías.
Mientras repasábamos la escena final por última vez, la puerta principal se abrió interrumpiendo la canción. Era Marcel.
-Buenas noches…-nos dijo con cara de no entender muy bien lo que pasaba
-bu...buenas...-me quede un poco cortado, él era el jefe al fin y al cabo y eso siempre intimidaba. Al verle confirmé que realmente estaba con Joshua, sino ¿qué pintaba ahí a esas horas? Joshua también le saludo con cariño y le explicó que estábamos ensayando pero eso no pareció quitarle la cara seria y el aparente mal humor que mi presencia allí había provocado, o al menos eso me hacía sentir.
-Me alegra que hayáis seguido mi consejo, pero ya es bastante tarde…-era una forma sutil y educada, o no tanto, de echarme.
Fingí echar un vistazo a la hora del reloj, tenía razón casi eran las 12 de la noche –Vaya, si que se nos ha hecho tarde, aunque hemos avanzado bastante- guarde el móvil- bueno, creo que es hora de que me vaya, gracias por la cena y la ayuda Joshua- me despedí de ambos y salí de aquella situación incómoda.
No sabía porque pero me daba la sensación de que en cuanto me marchase ellos dos tendrían una discusión…No es que Marcel fuese mala persona, era muy profesional y demás pero no tenía muy buen carácter. Todo el mundo en el teatro lo comentaba, me llegaron a contar que unos meses antes una chica dejó el teatro llorando por los comentarios de Marcel, aunque para ser sincero no sabría decir si aquello era verdad o si me lo contaron simplemente por intimidarme.
El mundo del espectáculo no siempre era agradable, siempre había gente dispuesta a meterte la zancadilla. En cualquier caso me fui a casa sin darle muchas más vueltas, estaba agotado.
Una vez llegué me metí en la habitación, me quite toda la ropa incomoda y dormí en calzoncillos a pierna suelta.
***
Marcel camino hacia la cocina viendo el fregadero con platos aun por fregar- os habéis puesto las botas…me imagino que para mí no queda nada…-cogió la botella semi vacía de vino y la agito
Kurt Callahan- Humano Clase Baja
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Re: Contigo nunca es suficiente [Joshua M. +18]
Comencé a lavar los trastes luego de que Kurt se fue. Marcel parecía algo fatigado y molesto. No quise decir una sola palabra porque tenía temor de que estuviera enfadado por la presencia del nuevo integrante en la casa. Había sido su idea el que le ayudara a mejorar un poco, pero con mi pareja todo podía ocurrir. El cambiaba constantemente de humor y de parecer.
-Si, bueno... Sucede que la comida necesitaba consumirse porque ya tenía desde antier en el refrigerador y podía echarse a perder. Anoche... te esperé y nunca llegaste. - dije en un susurro a manera de reclamo.
Podía escuchar la respiración de Marcel sobre mi nuca. Estaba parado justo detrás de mi, sin decir nada. Me puse nervioso y dejé de tallar el vaso que tenía entre mis manos, esperando alguna reacción de su parte.
-Has atendido muy bien a ese chico Kurt Callahan, estoy orgulloso de tí.
Lo dijo en un tono ronco y sombrío, metiendo bruscamente sus manos por detrás de mi pantalón. En el acto me tensé, no me sentía en posición de "algo más", el vaso se resbaló y cayó al fondo del trastero, rompiéndose.
-Marcel, no... ahora no, por favor. Estoy rendido. -en parte era verdad. El día había sido agotador y tenía que madrugar. Además estaba molesto con él, por su falta de interés, por tenerme en el último escalón de sus prioridades. El día más importante del año lo había pasado solo y no había tenido la delicadeza de hablarme por teléfono y avisarme que no llegaría a casa.
-Ahora sí -me hizo girar bruscamente sujetándome de las muñecas, que aún tenían jabón. -No sé que te ocurra últimamente, pero has dejado de cumplir con tus obligaciones como pareja. He dicho que sí...
Jaló bruscamente mis pantaloncillos (y ropa interior) que quedaron anclados a la altura de mis rodillas. Volvió a girarme sobre el trastero con brusquedad. Lo único que hice fue cerrar los ojos y sujetarme con fuerza del borde, dejando que hiciera lo suyo para que terminara lo más rápido posible.
---
La mañana siguiente, amanecí sobre mi cama con el cuerpo adolorido. Marcel se había comportado como un auténtico animal, dejándome marcas de chupetones y mordidas por todas partes. Me levanté directamente al sanitario para asearme, dándome cuenta en el espejo que se encontraba por encima del lavamanos, que mi labio inferior estaba hinchado y un morado rodeaba todo mi ojo derecho. << Dios, ¿cómo voy a presentarme así? >> el sólo tocarme me producía mucho dolor. Luego de bañarme, busqué algo de maquillaje para intentar disimular.
No tuve mucho apetito, así que me fuí directamente al teatro a bordo de mi inseparable bicicleta. Intentaba no pensar demasiado en lo ocurrido, trataba de mantenerme distraído, escuchando la música en los audífonos. Casi me costó un atropellamiento por no fijarme correctamente al cruzar la última calle. Me disculpé mentalmente del conductor, quien tenía todo el derecho de insultarme.
Aparqué la bici, me coloqué bien mi mochila sobre la espalda y entré al teatro. Algunos chicos ya habían llegado, disimuladamente y sin hacer demasiado aspaviento, me quité la ropa para irme integrando al grupo y hacer los estiramientos pertinentes para comenzar la rutina. Me sentía tan sucio y avergonzado, que no quería levantar la mirada, no queria que nadie me observara, que no repararan en mí.
-Si, bueno... Sucede que la comida necesitaba consumirse porque ya tenía desde antier en el refrigerador y podía echarse a perder. Anoche... te esperé y nunca llegaste. - dije en un susurro a manera de reclamo.
Podía escuchar la respiración de Marcel sobre mi nuca. Estaba parado justo detrás de mi, sin decir nada. Me puse nervioso y dejé de tallar el vaso que tenía entre mis manos, esperando alguna reacción de su parte.
-Has atendido muy bien a ese chico Kurt Callahan, estoy orgulloso de tí.
Lo dijo en un tono ronco y sombrío, metiendo bruscamente sus manos por detrás de mi pantalón. En el acto me tensé, no me sentía en posición de "algo más", el vaso se resbaló y cayó al fondo del trastero, rompiéndose.
-Marcel, no... ahora no, por favor. Estoy rendido. -en parte era verdad. El día había sido agotador y tenía que madrugar. Además estaba molesto con él, por su falta de interés, por tenerme en el último escalón de sus prioridades. El día más importante del año lo había pasado solo y no había tenido la delicadeza de hablarme por teléfono y avisarme que no llegaría a casa.
-Ahora sí -me hizo girar bruscamente sujetándome de las muñecas, que aún tenían jabón. -No sé que te ocurra últimamente, pero has dejado de cumplir con tus obligaciones como pareja. He dicho que sí...
Jaló bruscamente mis pantaloncillos (y ropa interior) que quedaron anclados a la altura de mis rodillas. Volvió a girarme sobre el trastero con brusquedad. Lo único que hice fue cerrar los ojos y sujetarme con fuerza del borde, dejando que hiciera lo suyo para que terminara lo más rápido posible.
---
La mañana siguiente, amanecí sobre mi cama con el cuerpo adolorido. Marcel se había comportado como un auténtico animal, dejándome marcas de chupetones y mordidas por todas partes. Me levanté directamente al sanitario para asearme, dándome cuenta en el espejo que se encontraba por encima del lavamanos, que mi labio inferior estaba hinchado y un morado rodeaba todo mi ojo derecho. << Dios, ¿cómo voy a presentarme así? >> el sólo tocarme me producía mucho dolor. Luego de bañarme, busqué algo de maquillaje para intentar disimular.
No tuve mucho apetito, así que me fuí directamente al teatro a bordo de mi inseparable bicicleta. Intentaba no pensar demasiado en lo ocurrido, trataba de mantenerme distraído, escuchando la música en los audífonos. Casi me costó un atropellamiento por no fijarme correctamente al cruzar la última calle. Me disculpé mentalmente del conductor, quien tenía todo el derecho de insultarme.
Aparqué la bici, me coloqué bien mi mochila sobre la espalda y entré al teatro. Algunos chicos ya habían llegado, disimuladamente y sin hacer demasiado aspaviento, me quité la ropa para irme integrando al grupo y hacer los estiramientos pertinentes para comenzar la rutina. Me sentía tan sucio y avergonzado, que no quería levantar la mirada, no queria que nadie me observara, que no repararan en mí.
Joshua Maloney- Cambiante Clase Baja
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Re: Contigo nunca es suficiente [Joshua M. +18]
-Kuuuuurt vamos ya, ¡se nos hace tarde otra vez! – los golpes insistentes de Gustave en la puerta me sacaron de la cama
-Ya va ya va, no desesperes si ya estoy vestido – nada más lejos de la realidad, tenía q ducharme aun, cuando sentí que se alejó de la puerta salí y me metí rápidamente en el baño, mis duchas eran de minutos de reloj
-no puede ser posible, ¿ni si quiera te has duchado?- me grito desde el salón, a veces parecía mi madre.
Gustave había sido mi mejor amigo desde preescolar, lo hacíamos todo juntos y siempre fue mucho más responsable que yo, de hecho yo siempre fui una mala influencia para él. Sus padres no dejaban de llorar cuando vieron a su hijo irse a Paris con el bueno para nada de su amigo para ser “actor” su niño, el que iba a ser médico o ingeniero…A pesar de todo la madre de Gus me tenía mucho aprecio, no puedo decir lo mismo de su padre, y la verdad es que si no fuese por él…estaría muy perdido.
A toda prisa me vestí y arregle lo mejor que pude, no es que fuese presumido o coqueto pero me debía a mis fans. Salimos a toda prisa del apartamento.
-Anda toma-- Gus me dio mi bocadillo y yo le abracé dándole un beso en la mejilla, el me apartó asqueado y yo me reí- deja de ser tan marica
-Sabes que solo lo hago para picarte, además qué más da, si lo fuera me querrías igual, ¿verdad? – No sé porqué le pregunte aquello, ese pensamiento me hizo sentirme incomodo nuevamente.
-Anda cállate ya y corre que llegamos tarde – asentí y corrimos para llegar al tren.
A pesar de todo llegamos a tiempo, la gente siempre solía presentarse a cuenta gotas, fuimos al vestuario y Joshua estaba ahí, se estaba quitando la camiseta de espaldas a nosotros, por unos segundos me quede mirándole hasta que Gus me dio un codazo
-¿qué miras?
-eh…es que… ¿no te has fijado en las marcas que lleva en la espalda?- lo dije x disimular porque en realidad me estaba fijando más en otra cosa… – anoche paso algo raro, luego te lo cuento –Gus puso una cara de incógnita y preocupación.
-No me dirás que os…
-No! Que dices! ¿Cómo puedes pensar algo así?- llame la atención de todos los que estaban ahí mientras Gus se reía, estaba claro que había sido una jugarreta por su parte- eehmm hola chicos, hola –salude para disimular nuevamente, también a Joshua que simplemente me saludo con la mano con la mirada huidiza. Con más discreción me acerque a Gus – No es eso imbécil…anoche llego Marcel y…bueno te lo cuento luego que aquí las paredes tienen oídos- ambos terminamos de cambiarnos.
El día transcurrió como siempre aunque Marcel parecía de mucho mejor humor que otros días, quizá las marcas de Joshua se debiesen únicamente a una noche salvaje, pero cuando nos tocó ensayar juntos noté que llevaba maquillaje en la cara y que a pesar de sus esfuerzos nos habían conseguido cubrir del todo un pequeño moratón que tenía en el ojo derecho. Además de eso, Joshua estaba muy apagado. No sabía qué hacer, tampoco teníamos tanta confianza como para que le preguntase directamente por su ojo y no quería incomodarle realmente. Decidí no decir nada y hacer como si nada, quizá eso le ayudase más que estarle acosando con preguntas.
Al terminar algunos del teatro hablaban de ir a tomar unas cañas y quizá después salir de fiesta, era viernes así que parecía un buen plan. Fui el primero en apuntarme arrastrando a Gus, él caía muy bien y más de una le echaba el ojo.
-Voy a decírselo a Joshua, seguro que se apunta
-No tío, a él no – dijo una de las chicas
-¿y por qué no?
-¿A caso no lo sabes? Es el novio de Marcel
-¿Y?
-Pues que no queremos espías – dijo otro de los chicos, tenía mucha pluma y se comportaba como una adolescente
-Qué tontería
-Todos sabemos que “ese” solo está aquí porque se la –el chico hizo un gesto con la boca representado una mamada – a Marcel –todos se rieron y eso me molesto bastante
-No sabía que seguíamos en el instituto y no creo que Joshua este aquí solo por eso, trabaja mucho
-uuuuh que pasa, ¿qué te gusta?- se rieron nuevamente, sentía que la sangre empezaba a hervirle, Gus se dio cuenta y le sujeto del brazo
-déjalo, no merece la pena
-Menuda panda de gentuza – todos se quedaron callados y me fui, Gus me acompañó. Al salir vimos que Joshua esperaba quitándole el candado a su bici –Hola, ¿te vas ya a casa? –el simplemente asintió – Íbamos a ir a beber algo, ¿te vienes?
-Bueno, creo que yo me iré a casa finalmente, eh?
-Tío no me dejes colgado- le dijo a Gus, pero él se encogió de hombros
-Estoy cansado, además quiero llamar a mi novia
-Buuufrrrfr- resople poniendo en blanco los ojos, disimuladamente Joshua se montó en la bici para marcharse- eh eh venga Joshua, no me dejes colgado tu también, anímate, he visto un bar irlandés aquí cerca, hay música en directo y las mejores cervezas- le guiñé el ojo- ¿qué me dices? Solo un par de horas
-Ya va ya va, no desesperes si ya estoy vestido – nada más lejos de la realidad, tenía q ducharme aun, cuando sentí que se alejó de la puerta salí y me metí rápidamente en el baño, mis duchas eran de minutos de reloj
-no puede ser posible, ¿ni si quiera te has duchado?- me grito desde el salón, a veces parecía mi madre.
Gustave había sido mi mejor amigo desde preescolar, lo hacíamos todo juntos y siempre fue mucho más responsable que yo, de hecho yo siempre fui una mala influencia para él. Sus padres no dejaban de llorar cuando vieron a su hijo irse a Paris con el bueno para nada de su amigo para ser “actor” su niño, el que iba a ser médico o ingeniero…A pesar de todo la madre de Gus me tenía mucho aprecio, no puedo decir lo mismo de su padre, y la verdad es que si no fuese por él…estaría muy perdido.
A toda prisa me vestí y arregle lo mejor que pude, no es que fuese presumido o coqueto pero me debía a mis fans. Salimos a toda prisa del apartamento.
-Anda toma-- Gus me dio mi bocadillo y yo le abracé dándole un beso en la mejilla, el me apartó asqueado y yo me reí- deja de ser tan marica
-Sabes que solo lo hago para picarte, además qué más da, si lo fuera me querrías igual, ¿verdad? – No sé porqué le pregunte aquello, ese pensamiento me hizo sentirme incomodo nuevamente.
-Anda cállate ya y corre que llegamos tarde – asentí y corrimos para llegar al tren.
A pesar de todo llegamos a tiempo, la gente siempre solía presentarse a cuenta gotas, fuimos al vestuario y Joshua estaba ahí, se estaba quitando la camiseta de espaldas a nosotros, por unos segundos me quede mirándole hasta que Gus me dio un codazo
-¿qué miras?
-eh…es que… ¿no te has fijado en las marcas que lleva en la espalda?- lo dije x disimular porque en realidad me estaba fijando más en otra cosa… – anoche paso algo raro, luego te lo cuento –Gus puso una cara de incógnita y preocupación.
-No me dirás que os…
-No! Que dices! ¿Cómo puedes pensar algo así?- llame la atención de todos los que estaban ahí mientras Gus se reía, estaba claro que había sido una jugarreta por su parte- eehmm hola chicos, hola –salude para disimular nuevamente, también a Joshua que simplemente me saludo con la mano con la mirada huidiza. Con más discreción me acerque a Gus – No es eso imbécil…anoche llego Marcel y…bueno te lo cuento luego que aquí las paredes tienen oídos- ambos terminamos de cambiarnos.
El día transcurrió como siempre aunque Marcel parecía de mucho mejor humor que otros días, quizá las marcas de Joshua se debiesen únicamente a una noche salvaje, pero cuando nos tocó ensayar juntos noté que llevaba maquillaje en la cara y que a pesar de sus esfuerzos nos habían conseguido cubrir del todo un pequeño moratón que tenía en el ojo derecho. Además de eso, Joshua estaba muy apagado. No sabía qué hacer, tampoco teníamos tanta confianza como para que le preguntase directamente por su ojo y no quería incomodarle realmente. Decidí no decir nada y hacer como si nada, quizá eso le ayudase más que estarle acosando con preguntas.
Al terminar algunos del teatro hablaban de ir a tomar unas cañas y quizá después salir de fiesta, era viernes así que parecía un buen plan. Fui el primero en apuntarme arrastrando a Gus, él caía muy bien y más de una le echaba el ojo.
-Voy a decírselo a Joshua, seguro que se apunta
-No tío, a él no – dijo una de las chicas
-¿y por qué no?
-¿A caso no lo sabes? Es el novio de Marcel
-¿Y?
-Pues que no queremos espías – dijo otro de los chicos, tenía mucha pluma y se comportaba como una adolescente
-Qué tontería
-Todos sabemos que “ese” solo está aquí porque se la –el chico hizo un gesto con la boca representado una mamada – a Marcel –todos se rieron y eso me molesto bastante
-No sabía que seguíamos en el instituto y no creo que Joshua este aquí solo por eso, trabaja mucho
-uuuuh que pasa, ¿qué te gusta?- se rieron nuevamente, sentía que la sangre empezaba a hervirle, Gus se dio cuenta y le sujeto del brazo
-déjalo, no merece la pena
-Menuda panda de gentuza – todos se quedaron callados y me fui, Gus me acompañó. Al salir vimos que Joshua esperaba quitándole el candado a su bici –Hola, ¿te vas ya a casa? –el simplemente asintió – Íbamos a ir a beber algo, ¿te vienes?
-Bueno, creo que yo me iré a casa finalmente, eh?
-Tío no me dejes colgado- le dijo a Gus, pero él se encogió de hombros
-Estoy cansado, además quiero llamar a mi novia
-Buuufrrrfr- resople poniendo en blanco los ojos, disimuladamente Joshua se montó en la bici para marcharse- eh eh venga Joshua, no me dejes colgado tu también, anímate, he visto un bar irlandés aquí cerca, hay música en directo y las mejores cervezas- le guiñé el ojo- ¿qué me dices? Solo un par de horas
Kurt Callahan- Humano Clase Baja
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Re: Contigo nunca es suficiente [Joshua M. +18]
Fue un auténtico reto el moverse por el escenario tratando de aparentar calma, porque todos los músculos del cuerpo le dolían, y también aquellas zonas que jamás pensó tener. Pero más que dolor físico, era ese dolor por la decepción. El cuerpo tenía marcas que irremediablemente iban a quitarse con el paso del tiempo, pero aquellas heridas internas eran las más difíciles de borrar. Jamás en su vida pensó vivir un infierno, porque eso era lo que estaba ocurriendo con Marcel. Las pequeñas riñas habían ido en aumento, hasta llegar a ese grado de golpes con el puño cerrado. La señal de que tenías que guardar silencio, o te iría mucho peor.
Por eso, en cuanto el ensayo terminó, apuros sus pasos hacia la salida, para montarse en su bicicleta, e irse lejos muy lejos de todo y de todos, aunque fuera por unos minutos, ya que Marcel había quedado de regresar a la casa y si no lo encontraba allí, bueno, podría esperarse la continuación de la paliza de la noche.
Estaba apunto de empezar a pedalear, cuando Kurt, le sostuvo por el brazo, invitándolo a tomarse un par de tragos, situación que le pareció bastante incómoda, ya que no podría ni aunque quisiera, ir con él. Y mira que buena falta le hacían. Disimuladamente observó hacia la entrada del teatro, para observar si Marcel no estaba por ahí espiándole.
-Gracias pero... - respondió nervioso, mirándo hacia todas direcciones - Yo...tengo cosas que hacer en casa y si no me voy ahora, no terminaré. - le dijo mirando hacia abajo, ya que no podía sostenerle la mirada, pues se sentía muy observado y sucio. - Que te vaya bien Kurt...
Subió la pierna, pero al tratar de pedalear, le vino ese dolor en el costado que casi le hizo doblarse.
-¡Ahh! - casi se le fué el aire. Cerró los ojos e inhaló y exhaló, para tratar de calmar el dolor, que había empeorado con el transcurso de las horas.
Por eso, en cuanto el ensayo terminó, apuros sus pasos hacia la salida, para montarse en su bicicleta, e irse lejos muy lejos de todo y de todos, aunque fuera por unos minutos, ya que Marcel había quedado de regresar a la casa y si no lo encontraba allí, bueno, podría esperarse la continuación de la paliza de la noche.
Estaba apunto de empezar a pedalear, cuando Kurt, le sostuvo por el brazo, invitándolo a tomarse un par de tragos, situación que le pareció bastante incómoda, ya que no podría ni aunque quisiera, ir con él. Y mira que buena falta le hacían. Disimuladamente observó hacia la entrada del teatro, para observar si Marcel no estaba por ahí espiándole.
-Gracias pero... - respondió nervioso, mirándo hacia todas direcciones - Yo...tengo cosas que hacer en casa y si no me voy ahora, no terminaré. - le dijo mirando hacia abajo, ya que no podía sostenerle la mirada, pues se sentía muy observado y sucio. - Que te vaya bien Kurt...
Subió la pierna, pero al tratar de pedalear, le vino ese dolor en el costado que casi le hizo doblarse.
-¡Ahh! - casi se le fué el aire. Cerró los ojos e inhaló y exhaló, para tratar de calmar el dolor, que había empeorado con el transcurso de las horas.
Joshua Maloney- Cambiante Clase Baja
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Re: Contigo nunca es suficiente [Joshua M. +18]
Joshua rechazó mi invitación y eso me dejó un poco decepcionado, menos mal Gus aun esperaba así que decidí volver con él a casa, ese día no habría fiesta para Kurt.... Nos despedimos con la mano de Josh y antes de que él se marchase se desplomó de su bici con un grito ahogado.
Gus y yo nos alertamos y nos acercamos hacia él deprisa, le hicimos las típicas preguntas absurdas sobre si se encontraba bien, estaba claro que no. Al intentar ayudarle a ponerse en pie pude ver que llevaba marcas en sus costados, eran moratones oscuros y bastante grandes...parecía como si alguien le hubiese metido una paliza, al estar tan cerca de él pudo notar uno de sus ojos ligeramente morado, algo que claramente había intentado cubrir con maquillaje...algo estaba ocurriendo con Josh pero no sabía si meterse en eso o no, al fin y al cabo no tenían tanta confianza. Una idea extraña pasó por mi mente en ese momento.. y si había sido Marcel? no, eso no podía ser..era su pareja pero..intenté no darle más vueltas, aun no estaba seguro si debía meterme en eso.
-Vamo a acompañarte a casa, así no puedes ir solo- Le ayudé a caminar hacía la boca de metro más cercana mientras Gus llevaba su bici, Josh vivía cerca, una parada antes que la de mi casa así que no había problema, además no quería dejarle solo en ese estado.
Gus y yo nos alertamos y nos acercamos hacia él deprisa, le hicimos las típicas preguntas absurdas sobre si se encontraba bien, estaba claro que no. Al intentar ayudarle a ponerse en pie pude ver que llevaba marcas en sus costados, eran moratones oscuros y bastante grandes...parecía como si alguien le hubiese metido una paliza, al estar tan cerca de él pudo notar uno de sus ojos ligeramente morado, algo que claramente había intentado cubrir con maquillaje...algo estaba ocurriendo con Josh pero no sabía si meterse en eso o no, al fin y al cabo no tenían tanta confianza. Una idea extraña pasó por mi mente en ese momento.. y si había sido Marcel? no, eso no podía ser..era su pareja pero..intenté no darle más vueltas, aun no estaba seguro si debía meterme en eso.
-Vamo a acompañarte a casa, así no puedes ir solo- Le ayudé a caminar hacía la boca de metro más cercana mientras Gus llevaba su bici, Josh vivía cerca, una parada antes que la de mi casa así que no había problema, además no quería dejarle solo en ese estado.
Kurt Callahan- Humano Clase Baja
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