Turned to madness - Libre

por **Gustav De Médici** Dom Dic 11, 2016 10:32 pm

El tiempo trascurría, él se movilizaba por diferentes lugares y aún así, no era capaz de dar con información certera sobre el paradero de la mujer que le abandonara sin decir una maldita palabra. Su muy amada esposa lo había dejado de buenas a primeras como si no valiera nada, ¡A ÉL! Que le dio todo lo que podía, que la saco de la vida miserable en la que siempre estuvo sumida y que le prometió que nunca más tendría que entregar su cuerpo a nadie que no deseara. Definitivamente las mujeres pagaban mal y aunque fuera de esa manera, Gustav no podía evitar pensar en su esposa y mucho menos podía dejar de desear encontrarla.

Cada vez que pensaba en su esposa y en el que estaría haciendo, al mercenario se le instalaba cierto grado de morbosa curiosidad que lo llevaba a cuestionarse cosas tales como ¿Su esposa pensaría en él?, ¿Qué diría de él?, ¿Intuiría que la buscaba?, ¿Sospecharía que haría Gustav cuando la encontrara? Y muchas otras peguntas que llegaban a su mente una tras otras. Era de hecho tal la cantidad de preguntas que se formulaba que la única manera que encontraba para acallar sus dudas y demonios internos era emborrachándose. Y ese día, igual que otros tantos, dirigió sus pasos hasta la taberna pero en esa ocasión lo hacía no por las preguntas que atacaban su mente, sino por otro motivo.

Ahora en aquella taberna se embriagaba de frustración, pues última información que conseguía no era para nada alentadora. Nuevamente le decían que su esposa si se encontraba en París pero una vez más, no le decían donde es que podía encontrarla. Así pues, con la mirada fija en el vaso de whisky frente a sí, Gustav solo buscaba una manera de liberar su ira, su frustración y todo cuando guardaba dentro de si desde que su esposa lo abandonara.

por **Taís** Mar Dic 13, 2016 9:27 am

Taís cuando cae la noche siempre busca salir de la casa donde trabaja para poder hacer de todo un poco, lo que mas hace es ir a dar paseos por las calles como si fuera una mujer libre y eso quizás un día le traiga muchos problemas pero son cosas que no le importa porque sabe que la vida es una. Ya cuando sabe que su amo no va a llamarla hasta que sea de día, esta se mueve en medio de la noche para no ser vista por nadie y piensen que esta de lo mas dormida por todo lo que hizo en el día que según ellos piensan la dejo cansada. Mientras camina bajo la luz de la luna, esta se siente de lo mas libre y quisiera poder salir corriendo para no regresar mas a ser una sirvienta pero sabe que eso es imposible porque si no esta con este amo otro la tomara de todas formas porque nadie se ha dignado a darle la libertad que necesita para moverse como los blancos lo hacen sin problema alguno.

De noche la gente parece ser otra que se deja llevar por sus placeres mas viles y que no dejan ver a la luz del día para no ser juzgados de mala manera por las demás personas. Así que esta intenta hacer algo diferente a lo que esta acostumbrado y entrar en un lugar donde la gente del color superior al negro se reúnen para tomar un poco de bebidas alcohólicas, lo haría con la excusa de que fue envida por su señora en busca de su amo que ha desaparecido sin decir nada por eso la envió para que revise casa lugar de París pero que no regresara sin su amo. Taís había usado esa excusa en varias ocasiones para conocer lugar que no la dejan entrar por su forma de vestir pero sobre todo por su color, así que aprendió a mentir para poder mirar ese ambiente prohibido para ella.

Entro en el lugar y cuando abrió la puerta, puedo ver las miradas como siempre puesta sobre ella. Como era de esperarse no podía tener la vista fija sobre los hombres, porque eso no era permitido para ella, así que se mueve por el lugar y topa una mesa sin querer de un hombre rubio.- Disculpe señor.- Sentencio.

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