La muerte es mi comodín [Priv]

por **Bishop** Sáb Dic 17, 2016 8:37 pm

La muerte es mi comodín

Organizaba otra salida al cementerio.

Era triste saber que estaba ya completamente solo. Bueno, me tenía a mí mismo, pero ahora que mi esposa no estaba, era difícil estar solo y más con la amnesia que aun permanecía en mi mente, queriendo evitar cualquier recuerdo de los cuales no podía aun recordar.

Mi esposa, aquella cual conocí en reuniones de conventos y ciertas fiestas del clero, ahora yacía en el paraíso, en los brazos de nuestro amado señor Dios y Jesucristo. Cuando volví de aquella misión en la que conseguimos capturar a la mayoría de paganos, lo primero que hice fue buscar a mi esposa, pero me la encontré degollada sobre mis archivos de demonología.

Lloré lo que no estaba escrito, fue muy doloroso verla ahí y ni siquiera pude decirle adiós. La esencia de sus dulces notas vocales ya no estarían para ser escuchados, sus ojos azules cristalinos ya no me podría reflejar en ellos, sus caricias cuando conseguían calmarme ya no lo harían. No permití que la muerte se la llevara de mi lado, pero era demasiado tarde para hacer cualquier trato. Pobre de mí, ahora que podría hacer.

La única pista que me dejo fue una nota que ponía “Un parche” no decía nada más. ¿Qué quería decir con ello? ¿Qué su atacante llevaba un parche en el ojo? O ¿Qué simplemente….? Si, ahora que recordaba, había un ex – inquisidor que siempre nos trajo problemas a ella y a mí, siempre nos amenazaba con separarnos de cualquier forma y una de ellas lo consiguió, pero no quería matarlo.

No quería hacerle nada que le produjera satisfacción, lo entendí. Mato a mi esposa para que yo le mate y así estar con ella en el más allá. No, no permitiría aquello. Tenía por entendido que era un inquisidor (ex) brujo que utilizo la magia para usos propios y además de la magia oscura la cual estaba prohibida en el clero y en cualquier sitio fuera de las sedes de inquisidores. Jugó con fuego y yo ahora le iba a castigar, le iba a crear un infierno en la tierra. Conocía a una bruja poco ortodoxa a las ideas sobre el uso de la magia negra, varias ofertas de empleo le hemos hecho pero siempre las rechaza. Dice que quiere acabar con todo aquel que la hirió de pequeña y que entonces se lo pensaría.

Pero yo tenía un encargo para ella.

Solo me toca esperar a encontrarme con ella en este cementerio. Tengo el cadáver frio y muerto de mi esposa frente a mí, subida en un altar de piedra y cubierta por una fina capa de seda transparente que le retrasa su putrefacción hasta que llegue dicha bruja.

Espero que no tardará en llegar.

BY ORIELY

por Zenevieva Nikoláievich* Sáb Mar 11, 2017 2:15 pm

Todo se encontraba escrito en las estrellas. En ellas estaba escrito que formaría parte de una familia maldita, que ella buscaría la felicidad lejos de los suyos y por supuesto, las estrellas garantizaban que encontraría esa felicidad; ellas también decían algo más, algo que Zenevieva prefirió ignorar pensando que el destino o las maldiciones eran algo que con simples deseos podías invalidar. Pobre bruja ingenua, pobre criatura que de la peor manera había descubierto la realidad de su existencia.

Esa noche, Zenevieva había decidido ir al cementerio a visitar y decorar por última vez la tumba de su difunto esposo. Con un vestido verde ya algo desgastado y sentada en el suelo, con la mirada fija en una lapida, la bruja suspiro. Francis Lombardi se leía en aquella fría roca que decoraba la tumba, un nombre que ella conocía muy bien. Con devoción y una sonrisa triste en los labios, acaricio las letras en la lapida.
– Lamento no haber venido antes pero ya sabes, las cosas están cambiando para mi – dijo antes de pronunciar un sencillo hechizo que llenó de flores silvestres la tumba – De hecho están cambiando tanto que esta es la última vez que nos vemos aquí – una sonrisa triste apareció en los labios de la hechicera, que al levantar la mirada se encontró con el fantasma de su esposo – Yo sé que no dejaras de perseguirme por lo que me resta de vida, también sé que no te ha agradado el que mi tía insista en que vuelva a mi hogar y encuentre un nuevo esposo pero eso no es algo a lo que pueda oponerme – dejó de mirar al fantasma y con cuidado se reincorporó – No puedo seguir sufriendo por tu partida – unas cuantas lágrimas se escaparon de sus ojos – Lamento todo Francis, de verdad que si – y sin decirle nada más a aquella aparición se giro, para comenzar a caminar en dirección a la salida.

La soledad reinaban en el cementerio y eran sus apresurados pasos los únicos que se atrevían a profanar el silencio del lugar, o lo fueron hasta que sus ojos dieron con algo que le hizo detenerse de manera abrupta. En medio del cementerio se encontraba un hombre que observaba fijamente un cuerpo, cuerpo que al mismo tiempo era contemplado por una fantasma hermosa. Sumergida en un trance, Zenevieva camino hasta donde se encontraba el hombre y sin despegar la mirada de la fantasma habló.
– Que hermosa que era. Lamento mucho que haya tenido que abandonarte de una manera tan temprana – hizo una pausa – Ella también lo lamenta.

por **Bishop** Vie Mar 17, 2017 7:31 pm

Di un brinco cuando escuche la voz de la joven que se había colocado a mi lado. Observe al cadáver de mi esposa y después a la joven que estaba a mi lado - ¿Puedes verla? Necesito algunas preguntas para que me pueda responder y las necesito ya –Mire a la joven que parecía estar en trance, moví la mano delante de los ojos de la joven y arquee una ceja - ¿estás bien? –Pregunte preocupado del estado en el que estaba hasta que caí en la cuenta.

No siempre es lo que parece por lo que en ese instante lo que pude o se me ocurrió - ¿Puedes hacer que mi esposa me diga varias cosas? –tome de los hombros a la joven – Si mi esposa se encuentra aquí, deja que te posea, por favor, necesito información para encontrar al que la mato – Dije implorando a la joven que parecía tener las pupilas dilatadas, la piel la tenía completamente pálida a lo que de inmediato la senté en una pequeña roca que había cerca de la tumba de mi esposa fallecida.

Me senté al otro lado, observando a la muchacha fijamente y entonces me fije en el cuerpo inerte de mi esposa, rápidamente fui hasta el para espantar a algunos pájaros, tenía que darme prisa mientras estaba protegiendo el cuerpo de mi esposa para que las aves carroñeras no pudieran morderle en ningún instante. Suspire y me quede observando a la joven – Lamento haberte sacudido, es que necesito encontrar a su atacante.

Hace unas noches me fui…bueno, hace unas semanas por la noche tuvimos un encuentro con un antiguo conocido el que aún estaba empeñado en querer robarme a mi esposa, pero –suspira- las personas cambian tanto...que luego no son las mismas, son otra versión de ti pero peor. …-Dije con pesar a sabiendas de que en este caso, no podría ser diferente – Haces algo interesante? –Pregunté hasta que la mire con firmeza -

por Zenevieva Nikoláievich* Jue Mayo 18, 2017 10:43 pm

Había hecho evidente su naturaleza de bruja sin pensarlo mucho y como pensar cuando Zenevieva era capaz de sentir el dolor de aquella fantasma como si se tratará del suyo. Quizás se debía a que ambas mujeres habían amado con intensidad a sus esposos y ahora, ninguna de las dos lo tenía de la manera en que deseaba.
– Claro que puedo verla – aseguró sin apartar la vista de la bella mujer y dandosé cuenta entonces de que lo que decía era sumamente comprometedor para una hechicera como ella, aun así, el daño ya estaba hecho y por la manera en que el hombre reaccionaba parecía estar más agradecido que sorprendido por las palabras de la bruja.

La forma en que el espíritu de la mujer observaba al hombre frente a su cadáver, era abrumadora. La hechicera podía notar en la mirada carente de vida de la fantasma el deseo por tocarlo, por hablarle y decirle que de verdad lamentaba la forma tan abrupta en que lo dejaba, también quería hacerle saber que no era necesario que tomará venganza, ella no deseaba eso, lo que verdaderamente anhelaba la fantasma era que su esposo llevará una buena vida, que no la olvidará pero que fuera feliz. Sin darse cuenta, Zenevieva comenzó a llorar.
– No… no sé si estoy bien – las lagrimas corrían por las mejillas de la hechicera quien fue sacudida con cierta brusquedad por el desesperado hombre a su lado. Fue por esa brusca intervención del hombre que la rusa dejó de mirar finalmente a la fantasma y centró su atención entonces en el desesperado rostro del que era el esposo de la difunta, hombre que había ayudado a la rusa a sentarse – Perdona… ¿Qué clase de información es la que estas buscando? Y no te preocupes, la sacudida me ha servido para aclarar mis propios pensamientos – con el dorso de la mano se limpió las lagrimas que corrían por sus mejillas y trató de sonreír. Había usado el dolor de la fantasma para expresar parte del suyo, ese que mantenía muy dentro de si y que trataba de dejar salir lo menos posible, después de todo, no quería que el espíritu de Francis la viera débil, en especial después de que le garantizaba que continuaría con su vida y que no volvería más a visitarlo en el campo santo.

Cuando el hombre se sentó a su lado, comenzó a contarle lo que le había ocurrido a su esposa, una historia a grandes rasgos que llevó a la hechicera a poner su mano en la espalda de aquel dolido caballero, haciéndole saber de esa manera que sentía realmente su perdida.
– La verdad no sé que tanto sea capaz de ayudarte. Una posesión es algo grande y poco recomendable porque parte del alma de la otra puede perderse – frunció los labios – pero puedo preguntarle cosas, ser un vínculo entre ella y tú, aunque no puedo forzarla a decir lo que no quiere que sepas – aseguró mirando entonces a la fantasma que le dedicaba una dulce sonrisa – ¿Crees que eso te sirva?.

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