AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Un pacto con la muerte [Priv. Armagedon]
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Un pacto con la muerte [Priv. Armagedon]
-No estoy aquí por que os eche de menos, no quiero que penséis eso, no puedo echar en falta a una familia que nunca ha sido una familia para mi, sin embargo aquí estoy presentando mis respetos... No sentí ninguna tristeza cuando os fuisteis, eso ya lo sabéis, no obstante deseo de verdad que encontréis donde quiera que estáis esa paz por la que tanto perdisteis, por la que tanto perdí...-.
Ahí estaba, como cada año, visitando la fosa común que hacía años atrás preparó para enterrar los restos de sus familiares brutalmente asesinados por los vampiros. Lo normal hubiera sido darles santa sepultura en el cementerio de la ciudad, no obstante todos ellos estaban lejos de merecerlo, si, lo sabía, ninguno de los restos enterrados en campo santo estaba libre de pecado, no obstante no quería ser él quien corrompiera dichas tierras con los pecados de su familia, con su maldición, por lo que enterrarlos en el bosque y mantenerlos protegidos con un hechizo de protección le parecía una opción mucho más acertada y apta para ellos.
Cada aniversario era un día gris para Bjorn, no por que la tristeza o la añoranza se apoderaran de mente, al contrario, sino porque la rabia le hacía perder los estribos y cometer multitud de estupideces. La rabia de haber tenido que vivir una vida de soledad, de haber sido obligado a grabar la imagen de aquella matanza en lo más profundo de su mente y sobretodo la rabia de estar marcado con aquella maldición cuyas consecuencias desconocía si no cumplía con la condición que fue impuesta.
-Va por vosotros, erais geniales-. Despues de aquella notable ironía cogió la botella de whisky que había tirada en el suelo junto a él y tras verter un buena buena cantidad sobre la tierra que ocultaba los restos familiares bebió, fue un buen trago. El desagradable sabor de aquella bebida marcó el rostro del brujo con un gesto de asco, un sentimiento que le hizo tirar la botella entre un par de arboles entre los cuales rodó hasta perderse de vista.
Aún quedaban unas horas para que anocheciera por lo que lo más sensato hubiera sido regresar cuanto antes a casa, sin embargo no lo hizo. Inconscientemente, como si alguien controlase su cuerpo, se recostó sobre la hierva que crecía alrededor de la tierra yerma de la fosa común y sus ojos se cerraron poco a poco. Luchaba por mantenerse despierto, no obstante el efecto del alcohol que envenenaba su cuerpo y su mente y el delicioso aroma a sándalo que producía aquel hechizo de protección, juntos, hicieron que Bjorn cayera en un delicioso sueño.
Horas después sus ojos se abrieron rápidamente y su cuerpo reaccionó incorporándose sobresaltado, era de noche y se encontraba solo en mitad de un bosque lejos de casa, una situación nada beneficiosa para el brujo. Tras levantarse del suelo echó un ultimo vistazo a la tumba familiar y sin más dilación comenzó a andar aunque solo llegó al árbol más cercano, alguien se estaba acercando, podía oírle. Estaba perdido si sus intenciones eran hostiles.
Ahí estaba, como cada año, visitando la fosa común que hacía años atrás preparó para enterrar los restos de sus familiares brutalmente asesinados por los vampiros. Lo normal hubiera sido darles santa sepultura en el cementerio de la ciudad, no obstante todos ellos estaban lejos de merecerlo, si, lo sabía, ninguno de los restos enterrados en campo santo estaba libre de pecado, no obstante no quería ser él quien corrompiera dichas tierras con los pecados de su familia, con su maldición, por lo que enterrarlos en el bosque y mantenerlos protegidos con un hechizo de protección le parecía una opción mucho más acertada y apta para ellos.
Cada aniversario era un día gris para Bjorn, no por que la tristeza o la añoranza se apoderaran de mente, al contrario, sino porque la rabia le hacía perder los estribos y cometer multitud de estupideces. La rabia de haber tenido que vivir una vida de soledad, de haber sido obligado a grabar la imagen de aquella matanza en lo más profundo de su mente y sobretodo la rabia de estar marcado con aquella maldición cuyas consecuencias desconocía si no cumplía con la condición que fue impuesta.
-Va por vosotros, erais geniales-. Despues de aquella notable ironía cogió la botella de whisky que había tirada en el suelo junto a él y tras verter un buena buena cantidad sobre la tierra que ocultaba los restos familiares bebió, fue un buen trago. El desagradable sabor de aquella bebida marcó el rostro del brujo con un gesto de asco, un sentimiento que le hizo tirar la botella entre un par de arboles entre los cuales rodó hasta perderse de vista.
Aún quedaban unas horas para que anocheciera por lo que lo más sensato hubiera sido regresar cuanto antes a casa, sin embargo no lo hizo. Inconscientemente, como si alguien controlase su cuerpo, se recostó sobre la hierva que crecía alrededor de la tierra yerma de la fosa común y sus ojos se cerraron poco a poco. Luchaba por mantenerse despierto, no obstante el efecto del alcohol que envenenaba su cuerpo y su mente y el delicioso aroma a sándalo que producía aquel hechizo de protección, juntos, hicieron que Bjorn cayera en un delicioso sueño.
Horas después sus ojos se abrieron rápidamente y su cuerpo reaccionó incorporándose sobresaltado, era de noche y se encontraba solo en mitad de un bosque lejos de casa, una situación nada beneficiosa para el brujo. Tras levantarse del suelo echó un ultimo vistazo a la tumba familiar y sin más dilación comenzó a andar aunque solo llegó al árbol más cercano, alguien se estaba acercando, podía oírle. Estaba perdido si sus intenciones eran hostiles.
Bjorn Agrippa- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/11/2017
Localización : En todos lados
Re: Un pacto con la muerte [Priv. Armagedon]
- Ain't no grave:
Caía la noche, el sol había dado paso a una hora de lobos, la oscuridad amparaba cualquier acto malvado que quisiera ser cometido con o sin alevosía. La oscuridad que anegaba la luz, se producía el alzamiento del mal frente a la claudicación del bien. Las dicotomías de la existencia que se hacían más presentes conforme la ausencia de luz se manifestaba.
Armagedon se había saciado pronto esa noche, el festín que se había dado a base de sangre pecadora lo hacía sentir fuerte, sosegado, en paz. Tras su estela una reguero de cadáveres sin disimular, marcados en la yugular con la marca del cainita, desangrados hasta expirar, marcaban el paso de aquel que caminaba sobre la tierra apodándose Muerte.
Silbaba una canción que escuchó a los esclavos de color que trabajaban en las plantaciones, esa gente siempre oraba, respetaba y temía a Dios, eran el pueblo bendecido, los bienaventurados que recibirían el Reino de los Cielos. Porque aquellos que habían ofendido su nombre, aquellos que habían pecado de pensamiento, palabra o acto serían castigados por su mano implacable. La melodía hablaba de que no habria tumba que retuviera su cuerpo, que los ángeles podrían encontrarlo en medio del aire. Escuchó un corazón latiendo fuerte pero no detuvo su camino, siguió adelante con esas maneras indolentes que se gastaba cuando la necesidad de sangre y muerte estaba saciada, hasta que la figura se recortó en la oscuridad.
Se detuvo a unos metros del humano percibiendo en su aura eléctrica que no era uno normal. " Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda." (Apocalipsis 21:8 )
La biblia no hacía distinción ni excepción ninguna, era muy clara al respecto: todos ellos serían consumidos en los fuegos de la venganza divina, aquella que sería traída por los cuatro jinetes del Apocalipsis: los cobardes, los asesinos, los inmorales y los hechiceros. Como ese. Olía a whisky y a sudor. ¿Cuánto tiempo hacía que no sudaba? unos cuantos años, pero ya no recordaba la fecha exacta, realmente le daba igual. Toda su vida se había preparado para esa labor divina, para recibir esa encomienda de manos de su padre celestial, que hablaba por boca del terrenal, el inquisidor Canicus, el hombre que los adoptó y los forjó con un propósito. Se esmeró con todos ellos, pero no se podía negar que a Guerra y a él les había exigido mucho más porque debían ser los más letales, sembrar el caos y la destrucción a su paso.
-no me das miedo. Sal de la sombra, da la cara y yo te mostraré la mía.-Su voz profunda y algo desgarrada quebró el silencio denso de ese bosque. No estaba en guardia y quizás debería estarlo, su padre les había aleccionado bien sobre las criaturas sobrenaturales, incluso su hermana Deb era una hechicera y sabía las proezas que podían realizar, eran peligrosos y nunca debía subestimarlos, pero en el fondo siempre se creía superior a los demás por su naturaleza, por ser ele elgido para estar en el fin de los días de todos ellos. Observó el lugar, olía a muertos y a huesos, el clásico hedor de los cementerios y fosas y dedujo que allí reposaban los cuerpos de los caídos y que no era casualidad que el brujo estuviera allí. A veces necesitaban ingredientes extraños para las pociones y hechizos.- ¿acaso me has llamado? ¿has invocado a la muerte?
Última edición por Armagedon el Miér Nov 22, 2017 5:25 pm, editado 1 vez
Armagedon- Vampiro Clase Alta
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Re: Un pacto con la muerte [Priv. Armagedon]
Esa pequeña siesta había servido para aclarar su mente y salvarla de los efectos del alcohol aunque no del todo ya que este seguía en su organismo envenenándolo lentamente. Su mente estaba parcialmente despejada mas sus reflejos estaban más aletargados de lo normal, algo realmente inoportuno dada la situación a la que se enfrentaba, el encuentro con algo, con alguien desconocido que lo acechaba desde las sombras con intenciones desconocidas. Cada persona tiene una forma distinta de reaccionar ante diferentes casos, otro en su lugar quizás hubiera salido corriendo en dirección opuesta sin pensar siquiera en las consecuencias de hacerlo, otro probablemente hubiera usado la vieja táctica de ponerse a la defensiva lanzándose sin pensarlo sobre el peligro, no obstante a diferencia de ellos Bjorn reaccionó retrocediendo unos pasos para regresar a ese pequeño claro del bosque en el que se encontraba la fosa común familiar. La tenue luz de una luna en crecimiento reveló su rostro a aquel que se encontraba oculto, estaba asustado pero no tenía nada que ocultar y más cuando retroceder no era lo único que tenía pensado hacer.
-¿Miedo? ¿Por qué ibas a tenerlo? No tengo intenciones de comenzar una trifulca, tan solo quiero volver a casa, nada más-. Dando vueltas sobre sí mismo comenzó a poner más atención a las sombras que los enormes y antiguos arboles proyectaban con la intención de localizar al tipo que lo acechaba, no obstante no lo consiguió, debía recurrir a la palabrería para hacerle salir. No esperaba resistencia alguna, le había dado su palabra de mostrarse si lo hacía él primero y ya lo había hecho. Los labios del brujo se separaron con la intención de dejar salir las palabras pero el desconocido se adelantó haciendo varias preguntas que desconcertaron aún más Bjorn e incluso llegaron a asustarle. ¿De quién demonios se trataba? Sabía de primera mano que muchos brujos entregados a la magia negra se consideraban tan poderosos que incluso se atrevían a suplantar la identidad de La Muerte o incluso del mismísimo Demonio, no obstante había algo le decía que aquel no era uno de esos brujos, al menos eso quería creer ya que de ser así podría estar en problemas mucho mayores de los que él pensaba. Otra opción nada descabellada era que el desconocido prensase que estaba allí profanando los restos familiares con magia oscura, sin embargo había algo que seguía sin cuadrarle, ¿Por qué se había dirigido a sí mismo como La Muerte?
Muy despacio retrocedió varios pasos más hasta pisar la tierra que cubría la mismísima fosa, una ofensa según la creencia de algunas personas, no obstante cuando el brujo llegó a la ciudad y enterró allí los restos de los Agrippa protegió esta con una barrera la cual solo un miembro del linaje podía atravesar, era la mejor opción para asegurar su vida o al menos retrasar su muerte un poco más ya que aun tratándose de otro brujo no le sería nada fácil echar abajo la barrera, o eso esperaba. Había llegado el momento de decir lo que antes no pudo, el momento de conocer a ese que lo acechaba y también sus intenciones, no soportaba jugar al ratón y al gato y mucho menos cuando él era el ratón, cuando se sentía como tal, si iba a morir quería saberlo y prepararse para ello. –Vamos, déjate ver, yo lo he hecho y no me gusta nada hablar con las sombras, cosa que responde a tu pregunta, no, no te he llamado, no he llamado a… La Muerte, no me va ese tipo de compañías… por cierto, es un nombre un poco extraño, ¿no tienes otro un poco más… como decirlo… normal? ¿Real?- Seguramente aquella no era la forma ni ese el tono más idóneo para dirigirse a alguien que se hacía llamar Muerte, no obstante la sensatez no solía estar muy presente en el brujo, si tenía que caer prefería hacerlo con la cabeza en alto.
Por unos segundos el silencio reinó en aquel claro, un silencio que rompió Bjorn con un profundo suspiro. Su cabeza se echó hacia atrás y sus ojos se clavaron en las estrellas que observaban la escena desde el cielo nocturno. –¿Vas a matarme? Sería irónico, cuando llegué a la ciudad hace unos años hacía una noche idéntica a esta, el cielo estaba tan despejado y estrellado que pensé que me estaba dando la bienvenida a mi viejo hogar… quizás si lo hizo y hoy ha decidido despedirme. No quiero morir, no voy a suplicar por mi vida, si tengo que luchar por ella lucharé, pero no suplicaré pero... no quiero morir, aún no he hecho todo lo que tenía que hacer-. Volvió a suspirar y entonces volvió a mirar al frente para ver si por fin aquel que le acechaba había decidido dar la cara.
-¿Miedo? ¿Por qué ibas a tenerlo? No tengo intenciones de comenzar una trifulca, tan solo quiero volver a casa, nada más-. Dando vueltas sobre sí mismo comenzó a poner más atención a las sombras que los enormes y antiguos arboles proyectaban con la intención de localizar al tipo que lo acechaba, no obstante no lo consiguió, debía recurrir a la palabrería para hacerle salir. No esperaba resistencia alguna, le había dado su palabra de mostrarse si lo hacía él primero y ya lo había hecho. Los labios del brujo se separaron con la intención de dejar salir las palabras pero el desconocido se adelantó haciendo varias preguntas que desconcertaron aún más Bjorn e incluso llegaron a asustarle. ¿De quién demonios se trataba? Sabía de primera mano que muchos brujos entregados a la magia negra se consideraban tan poderosos que incluso se atrevían a suplantar la identidad de La Muerte o incluso del mismísimo Demonio, no obstante había algo le decía que aquel no era uno de esos brujos, al menos eso quería creer ya que de ser así podría estar en problemas mucho mayores de los que él pensaba. Otra opción nada descabellada era que el desconocido prensase que estaba allí profanando los restos familiares con magia oscura, sin embargo había algo que seguía sin cuadrarle, ¿Por qué se había dirigido a sí mismo como La Muerte?
Muy despacio retrocedió varios pasos más hasta pisar la tierra que cubría la mismísima fosa, una ofensa según la creencia de algunas personas, no obstante cuando el brujo llegó a la ciudad y enterró allí los restos de los Agrippa protegió esta con una barrera la cual solo un miembro del linaje podía atravesar, era la mejor opción para asegurar su vida o al menos retrasar su muerte un poco más ya que aun tratándose de otro brujo no le sería nada fácil echar abajo la barrera, o eso esperaba. Había llegado el momento de decir lo que antes no pudo, el momento de conocer a ese que lo acechaba y también sus intenciones, no soportaba jugar al ratón y al gato y mucho menos cuando él era el ratón, cuando se sentía como tal, si iba a morir quería saberlo y prepararse para ello. –Vamos, déjate ver, yo lo he hecho y no me gusta nada hablar con las sombras, cosa que responde a tu pregunta, no, no te he llamado, no he llamado a… La Muerte, no me va ese tipo de compañías… por cierto, es un nombre un poco extraño, ¿no tienes otro un poco más… como decirlo… normal? ¿Real?- Seguramente aquella no era la forma ni ese el tono más idóneo para dirigirse a alguien que se hacía llamar Muerte, no obstante la sensatez no solía estar muy presente en el brujo, si tenía que caer prefería hacerlo con la cabeza en alto.
Por unos segundos el silencio reinó en aquel claro, un silencio que rompió Bjorn con un profundo suspiro. Su cabeza se echó hacia atrás y sus ojos se clavaron en las estrellas que observaban la escena desde el cielo nocturno. –¿Vas a matarme? Sería irónico, cuando llegué a la ciudad hace unos años hacía una noche idéntica a esta, el cielo estaba tan despejado y estrellado que pensé que me estaba dando la bienvenida a mi viejo hogar… quizás si lo hizo y hoy ha decidido despedirme. No quiero morir, no voy a suplicar por mi vida, si tengo que luchar por ella lucharé, pero no suplicaré pero... no quiero morir, aún no he hecho todo lo que tenía que hacer-. Volvió a suspirar y entonces volvió a mirar al frente para ver si por fin aquel que le acechaba había decidido dar la cara.
Bjorn Agrippa- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/11/2017
Localización : En todos lados
Re: Un pacto con la muerte [Priv. Armagedon]
¡Oh! El futuro cádaver hablaba. Porque para qué engañarse, acabaría muriendo a menos que alguien lo convirtiese en vampiro o descubriese una magia tan potente que alejase a la Muerte de él. No tenía mucha prisa por acabar con los nigromantes mientras hubiera tanto pecador suelto donde elegir. Sabía de sus limitaciones como vampiro, aunque confiaba en el apoyo divino, en que su Padre no le habría confiado tal misión si no fuera capaz de realizarla. Dios no nos da una carga que no seamos capaces de sobrellevar. Pero tampoco era tonto y había visto criaturas muy poderosas caminando entre los vivos, así que no había necesidad de invertir mucho tiempo y energía en alguien así cuando podía segar la vida de tantos que lo merecían.
Dio unos pasos y se mostró a la luz de la luna. Su piel inmaculadamente blanca contrastaba con aquel cabello castaño claro y los intensos y fríos ojos azules. Parecían dos carámbanos de hielo mirando fijamente al hechicero. No refulgían en rojo porque estaba alimentado y tranquilo, sus movimientos eran fluidos, indolentes como si nada le costara esfuerzo, se asemejaba a un depredador felino escrutando a su presa tumbado al sol tan ricamente, sólo que él no podía ver el sol nunca más. Era el Ángel de la Noche, el portador de la desolación y el vacío, el devorador de la vida.
- Armagedón. Ese es mi nombre, pero muchos me conocen como la Muerte.- El brujo no parecía estar muy conforme con morir esa noche, al parecer tenía pleitos pendientes. Mala suerte, tiempo había tenido. Al menos se lo estaba contando de forma algo poética, la mayoría sólo gritaba, lloraba, corría o se meaban encima. Quizás podía darle una oportunidad, era embriagador saber que tenía ese poder para decidir a quien se llevaba y a quien no, o cuando.- Los mortales corréis tras el oro, el poder o los ideales pero lo único valioso que tenéis de verdad es el tiempo. La mayoría creéis que nunca vendré a por vosotros, que os llevaré cuando seáis viejos y estéis hartos de cometer blasfemia y fornicio. Pero ¡sorpresa! la Muerte camina por este mundo y no sabéis cuándo segaré vuestra vida.
Dio un pasos con las manos en los bolsillos, con gesto despreocupado, caminando alrededor de la fosa común, observando en qué quedaba reducidos los mortales.
- "maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.Espinos y cardos te producirá y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás." - recitó el versículo 19 del Génesis en alto.- No quieres morir. La mayoría no quiere. Pero yo me pregunto ¿qué harás con tu tiempo si te lo entrego para que lo vivas? la mayoría lo malgastará en pecar, en acumular más riquezas u obtener más placer. Los humanos no merecen los dones que les fueron entregados, no al menos aquellos que los malgastan. Dime... ¿qué harías si esta fuera la última noche de tu vida?
Dio unos pasos y se mostró a la luz de la luna. Su piel inmaculadamente blanca contrastaba con aquel cabello castaño claro y los intensos y fríos ojos azules. Parecían dos carámbanos de hielo mirando fijamente al hechicero. No refulgían en rojo porque estaba alimentado y tranquilo, sus movimientos eran fluidos, indolentes como si nada le costara esfuerzo, se asemejaba a un depredador felino escrutando a su presa tumbado al sol tan ricamente, sólo que él no podía ver el sol nunca más. Era el Ángel de la Noche, el portador de la desolación y el vacío, el devorador de la vida.
- Armagedón. Ese es mi nombre, pero muchos me conocen como la Muerte.- El brujo no parecía estar muy conforme con morir esa noche, al parecer tenía pleitos pendientes. Mala suerte, tiempo había tenido. Al menos se lo estaba contando de forma algo poética, la mayoría sólo gritaba, lloraba, corría o se meaban encima. Quizás podía darle una oportunidad, era embriagador saber que tenía ese poder para decidir a quien se llevaba y a quien no, o cuando.- Los mortales corréis tras el oro, el poder o los ideales pero lo único valioso que tenéis de verdad es el tiempo. La mayoría creéis que nunca vendré a por vosotros, que os llevaré cuando seáis viejos y estéis hartos de cometer blasfemia y fornicio. Pero ¡sorpresa! la Muerte camina por este mundo y no sabéis cuándo segaré vuestra vida.
Dio un pasos con las manos en los bolsillos, con gesto despreocupado, caminando alrededor de la fosa común, observando en qué quedaba reducidos los mortales.
- "maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.Espinos y cardos te producirá y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás." - recitó el versículo 19 del Génesis en alto.- No quieres morir. La mayoría no quiere. Pero yo me pregunto ¿qué harás con tu tiempo si te lo entrego para que lo vivas? la mayoría lo malgastará en pecar, en acumular más riquezas u obtener más placer. Los humanos no merecen los dones que les fueron entregados, no al menos aquellos que los malgastan. Dime... ¿qué harías si esta fuera la última noche de tu vida?
Última edición por Armagedon el Miér Nov 22, 2017 5:25 pm, editado 1 vez
Armagedon- Vampiro Clase Alta
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Re: Un pacto con la muerte [Priv. Armagedon]
Tenía la mirada clavada al frente esperando ansioso la aparición de la persona que se mantenía oculta tras los arboles cuando de repente unos pasos a su espalda le obligaron a girar sobre sí mismo en cuestión de décimas de segundo. Los ojos del brujo de abrieron de par en par y su corazón comenzó a latir a una velocidad como hacía mucho que no lo hacía. Cuando sus ojos se pusieron sobre aquella figura masculina lo primero y único que captaron fue el aura pálida de este, se trataba de un vampiro. Había escuchado y comprobado en su prima que la pupila humana se dilataba cuando veía algo que le gustaba pues en ese momento la de Bjorn debió de haberse vuelto lo más diminuta posible debido al gran rencor que tenía a los de su especie. -Un vampiro, uno con aires de grandeza...- Susurró casi fuera de sí. Inconscientemente su puño derecho se cerró con fuerza y por su mente pasó la estúpida idea de salir de la barrera y comenzar una disputa que difícilmente ganaría. Por suerte se relajó y recapacitó.
Cerró los ojos, suspiró profundamente y volvió a abrirlos, fue entonces cuando vio al joven que tenía en frente, uno demasiado atractivo, uno demasiado tentador, o lo sería de no ser un asesino chupasangre aunque... ¿y si era ese el motivo de dicha tentación? Sabía de vampiros con dicha habilidad de seducción, fuera como fuese debía dejar de lado eso, no era el momento, debía centrarse en mantener la calma y aparentar tener el control de la situación, actuar con normalidad. -No, al parecer no tienes un nombre normal... Armagedon... ¿Puedo llamarte Don? Si, creo que te llamaré así, si total, voy a morir...- Mientras su boca intentaba pronunciar palabras sensatas y coherentes su cerebro pensaba en la forma de salir con vida de aquel bosque, no obstante no encontraba la forma, en ninguna de sus opciones conseguía avanzar más de dos pasos con la cabeza sobre los hombros, necesitaba más tiempo. -Bjorn, solo Bjorn, ¿ves? Un nombre normal y corriente-. Ni se le pasaba por la cabeza revelarle su apellido, quien sabía si no era uno de esos vampiros que cazaba a los Agrippa, no podía jugar más con su suerte.
El atractivo vampiro comenzó a caminar en círculos alrededor del foso mientras hablaba de cosas aburridas, le aburrían sus palabras, no obstante no estaba en situación de quejarse, al menos no debería de hacerlo si era sensato, algo que no solía ser. ''Lo que me faltaba...'' Pensó cuando comenzó a recitar lo que parecía ser un versículo de algún libro religioso. Su mente se desconectó en ese momento y volvió a prestar atención inmediatamente cuando este le preguntó sobre que haría esa misma noche de salir con vida de allí. Había llegado el momento de responder a todo, desde el principio. -No todos los mortales somos iguales, ahí está el encanto de la humanidad, cada uno es completamente diferente al que está a su lado que a su vez es diferente al de más allá y así sucesivamente. Si todos nos regimos por las mismas normas y actuamos completamente igual... ¿podríamos considerarnos humanos? Seríamos copias unos de otros-. En ese momento no sabía ni él lo que estaba saliendo por su boca, pero al menos ganaba tiempo. -Por ejemplo, yo no persigo el oro y tampoco la fama, ni si quiera el poder, tengo mis propios objetivos, todos los tenemos, hasta tú, pero esos no son los míos como los míos no son los de otro. ¿Mis objetivos me hacen ser mejor que otro que si persigue el oro? ¿Según quién? Es a donde quiero llegar... hay alguien que juzga lo que está bien y lo que está mal, el que dice quien debe morir y quien vivir por la vida que haya llevado pero... ¿y quien le juzga a él? ¿A sus decisiones? Cada uno decide llevar su vida como quiere llevarla, como más feliz le hace, ¿si fornicar hace feliz a alguien por que está mal que lo haga? Los placeres están para disfrutarlos sin tener que pensar en el juicio que vendrá después...-
Sin quitar los ojos de encima del vampiro se sentó en la tierra rodeando sus rodillas con sus propios brazos. -Si esta fuera mi última noche... bueno, lo primero recuperar mi botella de whisky y darle un buen trago, algo por lo que seguro querrías matarme, ¿no?- Sonrió señalando con un movimiento de la cabeza la botella caída entre dos arboles. -Después te pegaría un puñetazo por tus aires de grandeza y si salgo vida de eso no se, supongo que me quedaría un poco más mirando las estrellas y después me iría corriendo a buscar a alguien con quien pasar mis ultimas horas, alguien que no fuera tan aburrido como tu, claro, he estado toda mi vida solo, la ultima noche me gustaría estar acompañado y no se, hacer alguna locura... romper los límites-. ¿Realmente estaba pensando en que haría si sus horas de vida estuvieran contadas? ¿Realmente lo estaban? -He perdido mucho tiempo en intentar enmendar los errores de mi familia, pero eso no importaría a si es que disfrutaría como nunca. ¿Y tu? Dime, ¿que harías si supieras que mañana al salir el sol te consumirías?-
Cerró los ojos, suspiró profundamente y volvió a abrirlos, fue entonces cuando vio al joven que tenía en frente, uno demasiado atractivo, uno demasiado tentador, o lo sería de no ser un asesino chupasangre aunque... ¿y si era ese el motivo de dicha tentación? Sabía de vampiros con dicha habilidad de seducción, fuera como fuese debía dejar de lado eso, no era el momento, debía centrarse en mantener la calma y aparentar tener el control de la situación, actuar con normalidad. -No, al parecer no tienes un nombre normal... Armagedon... ¿Puedo llamarte Don? Si, creo que te llamaré así, si total, voy a morir...- Mientras su boca intentaba pronunciar palabras sensatas y coherentes su cerebro pensaba en la forma de salir con vida de aquel bosque, no obstante no encontraba la forma, en ninguna de sus opciones conseguía avanzar más de dos pasos con la cabeza sobre los hombros, necesitaba más tiempo. -Bjorn, solo Bjorn, ¿ves? Un nombre normal y corriente-. Ni se le pasaba por la cabeza revelarle su apellido, quien sabía si no era uno de esos vampiros que cazaba a los Agrippa, no podía jugar más con su suerte.
El atractivo vampiro comenzó a caminar en círculos alrededor del foso mientras hablaba de cosas aburridas, le aburrían sus palabras, no obstante no estaba en situación de quejarse, al menos no debería de hacerlo si era sensato, algo que no solía ser. ''Lo que me faltaba...'' Pensó cuando comenzó a recitar lo que parecía ser un versículo de algún libro religioso. Su mente se desconectó en ese momento y volvió a prestar atención inmediatamente cuando este le preguntó sobre que haría esa misma noche de salir con vida de allí. Había llegado el momento de responder a todo, desde el principio. -No todos los mortales somos iguales, ahí está el encanto de la humanidad, cada uno es completamente diferente al que está a su lado que a su vez es diferente al de más allá y así sucesivamente. Si todos nos regimos por las mismas normas y actuamos completamente igual... ¿podríamos considerarnos humanos? Seríamos copias unos de otros-. En ese momento no sabía ni él lo que estaba saliendo por su boca, pero al menos ganaba tiempo. -Por ejemplo, yo no persigo el oro y tampoco la fama, ni si quiera el poder, tengo mis propios objetivos, todos los tenemos, hasta tú, pero esos no son los míos como los míos no son los de otro. ¿Mis objetivos me hacen ser mejor que otro que si persigue el oro? ¿Según quién? Es a donde quiero llegar... hay alguien que juzga lo que está bien y lo que está mal, el que dice quien debe morir y quien vivir por la vida que haya llevado pero... ¿y quien le juzga a él? ¿A sus decisiones? Cada uno decide llevar su vida como quiere llevarla, como más feliz le hace, ¿si fornicar hace feliz a alguien por que está mal que lo haga? Los placeres están para disfrutarlos sin tener que pensar en el juicio que vendrá después...-
Sin quitar los ojos de encima del vampiro se sentó en la tierra rodeando sus rodillas con sus propios brazos. -Si esta fuera mi última noche... bueno, lo primero recuperar mi botella de whisky y darle un buen trago, algo por lo que seguro querrías matarme, ¿no?- Sonrió señalando con un movimiento de la cabeza la botella caída entre dos arboles. -Después te pegaría un puñetazo por tus aires de grandeza y si salgo vida de eso no se, supongo que me quedaría un poco más mirando las estrellas y después me iría corriendo a buscar a alguien con quien pasar mis ultimas horas, alguien que no fuera tan aburrido como tu, claro, he estado toda mi vida solo, la ultima noche me gustaría estar acompañado y no se, hacer alguna locura... romper los límites-. ¿Realmente estaba pensando en que haría si sus horas de vida estuvieran contadas? ¿Realmente lo estaban? -He perdido mucho tiempo en intentar enmendar los errores de mi familia, pero eso no importaría a si es que disfrutaría como nunca. ¿Y tu? Dime, ¿que harías si supieras que mañana al salir el sol te consumirías?-
Bjorn Agrippa- Hechicero Clase Alta
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Re: Un pacto con la muerte [Priv. Armagedon]
El humano tenía un humor sarcástico que lo descolocaba un poco. Normalmente los payasos decían estupideces hasta que realmente era demasiado tarde y se daban cuenta de que en verdad él era el portador de la muerte, pero nadie solía tratarlo con un humor provocador, por miedo a sus represalias, lógicamente. Pero le pareció gracioso, sí, por qué no.
- No le veo nada de extraño al nombre, pero si quieres acortarlo, mis hermanas me llaman así. No me importa, como bien dices, morirás, aunque no sabes cuándo.- "y yo sí." Eso es lo que reflejaron sus ojos del intenso color del océano.- La grandeza es algo que no entienden los mediocres. "No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las huellen con sus patas, y volviéndose os despedacen.", del Evangelio de San Mateo, capítulo 7. Quizás te parezca aburrido, pero es que nadie dijo que la muerte fuera un festival, quizás para mi, que dudo entre colgarte de ese árbol por tus propios intestinos o desangrarte hasta dejarte seco, pero en general, es bastante rápida y anodina. Lo verdaderamente tedioso es la vida que lleváis los humanos, siempre de aquí para allá haciendo planes que seguramente no podáis cumplir, mintiendo, engañando, haciendo daño al prójimo etc. Que haya variedad es en esencia bueno, pero el libre albedrío os ha hecho perder el buen juicio y eso hay que solucionarlo. Todos queréis vivir bien, felices, pero no queréis renunciar a lo que os hace malvados. Todo no se puede tener.
Cuando le dijo que le daría un puñetazo sonrió de medio lado realmente divertido. Podía intentarlo, por qué no, eran un brujo, quizás consiguiera herirle.
- puedes hacerlo, pero luego no te quejes si contesto. Así que salir a beber, a buscar compañía o a mirar las estrellas. No está mal. En resumen, te gusta el vicio y anhelas las creaciones divinas.
Levantó los ojos al cielo, era cierto que no veía el sol desde hacía mucho tiempo, pero su oscuridad era un instrumento de Dios en la labor divina, así que no dudaba del camino que le había sido trazado.
- si mi padre quiere que salude al sol, tendrá sus motivos, no dudo de sus designios, así que seguiría realizando mi labor como cualquier noche más. Me espera una eternidad de gloria a su lado el día que me reclame. Pero si te refieres a algo más mundano, supongo que me despediría de mis hermanos hasta más ver.
- No le veo nada de extraño al nombre, pero si quieres acortarlo, mis hermanas me llaman así. No me importa, como bien dices, morirás, aunque no sabes cuándo.- "y yo sí." Eso es lo que reflejaron sus ojos del intenso color del océano.- La grandeza es algo que no entienden los mediocres. "No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las huellen con sus patas, y volviéndose os despedacen.", del Evangelio de San Mateo, capítulo 7. Quizás te parezca aburrido, pero es que nadie dijo que la muerte fuera un festival, quizás para mi, que dudo entre colgarte de ese árbol por tus propios intestinos o desangrarte hasta dejarte seco, pero en general, es bastante rápida y anodina. Lo verdaderamente tedioso es la vida que lleváis los humanos, siempre de aquí para allá haciendo planes que seguramente no podáis cumplir, mintiendo, engañando, haciendo daño al prójimo etc. Que haya variedad es en esencia bueno, pero el libre albedrío os ha hecho perder el buen juicio y eso hay que solucionarlo. Todos queréis vivir bien, felices, pero no queréis renunciar a lo que os hace malvados. Todo no se puede tener.
Cuando le dijo que le daría un puñetazo sonrió de medio lado realmente divertido. Podía intentarlo, por qué no, eran un brujo, quizás consiguiera herirle.
- puedes hacerlo, pero luego no te quejes si contesto. Así que salir a beber, a buscar compañía o a mirar las estrellas. No está mal. En resumen, te gusta el vicio y anhelas las creaciones divinas.
Levantó los ojos al cielo, era cierto que no veía el sol desde hacía mucho tiempo, pero su oscuridad era un instrumento de Dios en la labor divina, así que no dudaba del camino que le había sido trazado.
- si mi padre quiere que salude al sol, tendrá sus motivos, no dudo de sus designios, así que seguiría realizando mi labor como cualquier noche más. Me espera una eternidad de gloria a su lado el día que me reclame. Pero si te refieres a algo más mundano, supongo que me despediría de mis hermanos hasta más ver.
Armagedon- Vampiro Clase Alta
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Re: Un pacto con la muerte [Priv. Armagedon]
Las manos de Bjorn viajaron hasta su propia nuca mientras escuchaba, obligado, las aburridas palabras del vampiro. Inclinando la cabeza hacia atrás miró al cielo intentando que su mente volase lejos de aquella aburrida charla sin sentido que hasta contaba con una breve parte en otro idioma, latín le pareció. Cuando la palabrería cesó volvió a mirar al atractivo vampiro fingiendo bostezar dibujando a continuación una sonrisa burlona en sus labios. Si, realmente era el vampiro más aburrido con el que se había topado en su corta vida, sin embargo su atractivo lo compensaba y con creces. No estaba seguro si aquella atracción que sentía hacia aquel tipo arrogante era natural o debido a esa habilidad de algunos chupasangre de seducir a sus víctimas, tampoco es que importara, lo importante era que aquello no le ayudaba tampoco a pensar con claridad, cosa que le dificultaría aún más el seguir con vida al salir el sol. -¿Anhelar las creaciones divinas? Para nada, bueno, quizás si bajo tu perspectiva, pero a mi me es indiferente quien hace que, a mi solo me importa el resultado, en este caso las estrellas. No se quien las puso ahí y por que, solo me importa que son hermosas y que cuando las miro todo a mi alrededor parece desaparecer, todo el dolor, todos los problemas, la muerte, todo, absolutamente todo, hasta yo... y es una sensación que me gusta, es paz y tranquilidad. Aunque en lo referente al vicio si, hay ciertos vicios a los que soy adicto, como todos, a lo que tu responderás que no, que tu no... supongo que solo la gente normal y corriente y no tan aburrida peca de viciosa-.
Estaba cansado de estar allí encerrado no obstante salir y que aquel tío le arrancara la cabeza era una idea aún menos apetecible, sin embargo aún había algo que podía hacer y que hasta entonces no se le había pasado siquiera por su cabeza, cosas de la cara bonita de aquel idiota y de los efectos del alcohol que aun corría por su interior. Los labios del brujo comenzaron a moverse pero no salió palabra alguna entre ellos, cuando estos volvieron a juntarse sonrió y comenzó a caminar hacia el vampiro atravesando por fin esa barrera que le había mantenido con vida hasta el momento. -Se lo que estás pensando... estarás pensando que soy un idiota y un insensato, ¿sabes que? Es cierto, lo soy, nunca he destacado por mi sensatez, no obstante tampoco lo he hecho por ser un cobarde y bastante tiempo he estado ocultándome tras la barrera, ¿quieres matarme? Hazlo, pero espera a que termine esta noche, creo que no es mucho pedir y esta noche hay demasiadas estrellas en el cielo, me gustaría verlas un poco más-. Sus ojos se clavaron en los del vampiro y un impulso le incitó a recorrer la distancia que les separaba para lanzarse a él y no precisamente para golpearle, por suerte logró controlar ese impulso antes de lamentarlo.
Sin esperar respuesta alguna se dejó caer sobre la hierba que crecía alrededor de la fosa tumbándose sobre esta y mirando a Don. -Venga ven, siéntate, por una noche podemos olvidar quienes somos, podemos ser quien queramos-. Se recostó sobre la hierba para mirar al cielo esperando que este aceptara su propuesta, aunque de no hacerlo aún tenía ese As en la manga.
Estaba cansado de estar allí encerrado no obstante salir y que aquel tío le arrancara la cabeza era una idea aún menos apetecible, sin embargo aún había algo que podía hacer y que hasta entonces no se le había pasado siquiera por su cabeza, cosas de la cara bonita de aquel idiota y de los efectos del alcohol que aun corría por su interior. Los labios del brujo comenzaron a moverse pero no salió palabra alguna entre ellos, cuando estos volvieron a juntarse sonrió y comenzó a caminar hacia el vampiro atravesando por fin esa barrera que le había mantenido con vida hasta el momento. -Se lo que estás pensando... estarás pensando que soy un idiota y un insensato, ¿sabes que? Es cierto, lo soy, nunca he destacado por mi sensatez, no obstante tampoco lo he hecho por ser un cobarde y bastante tiempo he estado ocultándome tras la barrera, ¿quieres matarme? Hazlo, pero espera a que termine esta noche, creo que no es mucho pedir y esta noche hay demasiadas estrellas en el cielo, me gustaría verlas un poco más-. Sus ojos se clavaron en los del vampiro y un impulso le incitó a recorrer la distancia que les separaba para lanzarse a él y no precisamente para golpearle, por suerte logró controlar ese impulso antes de lamentarlo.
Sin esperar respuesta alguna se dejó caer sobre la hierba que crecía alrededor de la fosa tumbándose sobre esta y mirando a Don. -Venga ven, siéntate, por una noche podemos olvidar quienes somos, podemos ser quien queramos-. Se recostó sobre la hierba para mirar al cielo esperando que este aceptara su propuesta, aunque de no hacerlo aún tenía ese As en la manga.
Bjorn Agrippa- Hechicero Clase Alta
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Re: Un pacto con la muerte [Priv. Armagedon]
Sin duda el brujo era osado, salió de su barrera energética quedando vulnerable a manos del vampiro, que de ser impetuoso como su hermano quizás no hubiera desaprovechado esa ocasión servida en bandeja. Porque los magos eran peligrosos, estaban dotados de habilidades que los podían comprometer seriamente, como por ejemplo trastocar el clima y hacer que el sol brillase y los achicharrase.
Pero Armagedon no se ponía nervioso, estaba completamente convencido de su naturaleza divina, de que su padre lo había enviado a servir como su instrumento y no lo abandonaría a su suerte, si le pasaba algo o lo mataban, sería porque así lo había decidido Dios y él nada tenía que objetar, tenía confianza plena. Miró hacia arriba y su expresión cambió durante los segundos que tuvo los ojos fijos en el cielo oscuro.
- Estrellas. Los marineros las conocen para orientarse y regresar a casa. El firmamento fue creado por Dios y se mantiene incorruptible porque no están al alcance de la mano del hombre. Debe ser lo más cercano a estar junto a él.- Al vampiro le producía el mismo efecto que describía Bjorn la música melódica interpretada por violines, pianos o similar.- la música es el único invento de la humanidad que admiro. Cómo algo tan hermoso y tan puro puede salir de las manos de un pecador, es algo que no me explico.
El hechicero se tumbó en la hierba contemplando el cielo tan ricamente y Armagedón enarcó una ceja. Insensato, temerario más bien, eso es lo que era. ¿Acaso se le había quitado el miedo inicial? ¿lo consideraba un pusilánime? si lo hacía estaba en un gran error, pues no vacilaría en matarlo si así le venía en gana. Pero era sorprendente, su actitud arrogante para ser tan joven y debilucho (al menos físicamente). Recortó la distancia que lo separaba de Bjorn con pasos calmados y movimientos suaves, se sentó a su lado doblando una rodilla y dejando la otra pierna estirada; sobre la flexionada el brazo se apoyó indolentemente. Desede allí tenían una buena vista del cielo.
- llevan ahí millones de años, pero el sino de los humanos es morir y que otros ojos las contemplen, y después de esos, otros más. ¿No tienes la sensación de ser ínfimo? creo que si fuera humano la tendría.
Cuando le dijo que podían ser por una noche quienes quisieran lo miró con gesto de extrañeza.- ¿y por qué querría ser otra persona? soy uno de los cuatro elegidos, no ansío nada más ya es el honor más grande.
En realidad eso no era del todo cierto, en el fondo había una gran pregunta que Armagedón no quería hacerse pero la intuía. El día que el Apocalipsis aniquilase la Humanidad y no quedara nadie ¿quedaría sólo él vagando por una tierra compuesta de cenizas y sangre? ¿y si tuviera que matar a sus propios hermanos?Habia algunos puntos en el plan de Dios que tenían flecos sueltos y él no estaba seguro de que esos detalles fueran cosa divina.
Pero Armagedon no se ponía nervioso, estaba completamente convencido de su naturaleza divina, de que su padre lo había enviado a servir como su instrumento y no lo abandonaría a su suerte, si le pasaba algo o lo mataban, sería porque así lo había decidido Dios y él nada tenía que objetar, tenía confianza plena. Miró hacia arriba y su expresión cambió durante los segundos que tuvo los ojos fijos en el cielo oscuro.
- Estrellas. Los marineros las conocen para orientarse y regresar a casa. El firmamento fue creado por Dios y se mantiene incorruptible porque no están al alcance de la mano del hombre. Debe ser lo más cercano a estar junto a él.- Al vampiro le producía el mismo efecto que describía Bjorn la música melódica interpretada por violines, pianos o similar.- la música es el único invento de la humanidad que admiro. Cómo algo tan hermoso y tan puro puede salir de las manos de un pecador, es algo que no me explico.
El hechicero se tumbó en la hierba contemplando el cielo tan ricamente y Armagedón enarcó una ceja. Insensato, temerario más bien, eso es lo que era. ¿Acaso se le había quitado el miedo inicial? ¿lo consideraba un pusilánime? si lo hacía estaba en un gran error, pues no vacilaría en matarlo si así le venía en gana. Pero era sorprendente, su actitud arrogante para ser tan joven y debilucho (al menos físicamente). Recortó la distancia que lo separaba de Bjorn con pasos calmados y movimientos suaves, se sentó a su lado doblando una rodilla y dejando la otra pierna estirada; sobre la flexionada el brazo se apoyó indolentemente. Desede allí tenían una buena vista del cielo.
- llevan ahí millones de años, pero el sino de los humanos es morir y que otros ojos las contemplen, y después de esos, otros más. ¿No tienes la sensación de ser ínfimo? creo que si fuera humano la tendría.
Cuando le dijo que podían ser por una noche quienes quisieran lo miró con gesto de extrañeza.- ¿y por qué querría ser otra persona? soy uno de los cuatro elegidos, no ansío nada más ya es el honor más grande.
En realidad eso no era del todo cierto, en el fondo había una gran pregunta que Armagedón no quería hacerse pero la intuía. El día que el Apocalipsis aniquilase la Humanidad y no quedara nadie ¿quedaría sólo él vagando por una tierra compuesta de cenizas y sangre? ¿y si tuviera que matar a sus propios hermanos?Habia algunos puntos en el plan de Dios que tenían flecos sueltos y él no estaba seguro de que esos detalles fueran cosa divina.
Armagedon- Vampiro Clase Alta
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Re: Un pacto con la muerte [Priv. Armagedon]
Había tentado su suerte saliendo de la barrera que le separaba de aquella criatura que se hacía llamar a sí misma como La Muerte aunque obviamente no lo había hecho sin antes guardarse un As bajo la manga, algo que salvaguardara su seguridad en caso de que aquel chupasangre decidiese dejarse llevar por sus instintos más básicos y arrancarle la cabeza de forma piadosa, ya que eso sería lo más rápido e indoloro que podría hacerle. Para su sorpresa Don pareció concederle esas horas de vida que le había pedido y también pareció relajar su forma de ser, aunque solo fue una ilusión efímera que desapareció nada más sentarse junto al brujo y abrir la boca para menospreciar a los humanos, criaturas ínfimas según él. Sabía que no estaba en condición de enfrascarse en una riña con él pero tampoco podía mantenerse callado si algo le molestaba, nunca lo había hecho y no empezaría aquella noche así su sangre bañase aquella tierra. -La empatía no la llevas muy bien, idiota-. Si, le había insultado y le daban igual las consecuencias, aquel tipo se lo había ganado. -¿Por que debería sentirme ínfimo y respecto a quien, respecto a ti por ejemplo, a los vampiros? ¿Por tener una vida más corta, más efímera? ¿O simplemente por no poseer las habilidades que tu y los tuyos poseéis? No quiero tener una vida inmortal como la tuya, no quiero ver como todo el mundo que me importa muere mientras yo permanezco aquí para toda la eternidad, tampoco quiero tu fuerza o tus reflejos o ninguna de tus habilidades si a cambio tengo que pasarme la vida matando gente para beberme su sangre, no quiero beberme su sangre y mucho menos quiero perderme todos los amaneceres o los atardeceres por miedo a convertirme en cenizas... Tener una vida supone saber que en algún momento se va a terminar, es lo que te hace valorar las cosas y a la gente... Además, no todos claro pero los brujos como yo podemos hacer cosas que tu por ejemplo no podrías hacer, ¿eso te convierte en un ser ínfimo comparado conmigo? No me gusta tu visión del mundo ni tu forma de menospreciar a los que no son como tú...- Si, estaba cabreado y eso le convertía en el ser más gruñón del planeta, no obstante ese estado solía durar poco, al menos casi siempre. -Además, como tu has dicho el ser humano ha hecho grandes cosas como la música por ejemplo, no serán tan ínfimos si pueden hacer cosas tan maravillosas como esa... pocas cosas le hacen sentir tan bien a uno como la música-. Su tono se relajó de repente a la vez que sus ojos se cerraban para imaginarse a sí mismo tocando el viejo piano de los Agrippa, ese que desde hacía tiempo cogía polvo en el dormitorio debido a la falta de inspiración musical. -Si las obras que toco en el piano han sido creadas por personas ínfimas te aseguro que prefiero ser una de ellas...-
Cuando abrió de nuevo los ojos se reincorporó para poder sentarse aún más cerca del vampiro de piernas cruzadas clavando la mirada en sus preciosos ojos azules que nada tenían que envidiar al perfecto azul del cielo. -Armagedon, ¿de verdad estás tan vacío como aparentas?
Todo el tiempo estás diciendo que eres uno de los cuatro jinetes, La Muerte, uno de los elegidos ¿pero sabes que? Me da la sensación de que ese no eres tu realmente, no lo que querrías ser, que hay algo detrás de toda esa fachada que hasta a ti te da miedo descubrir... Vamos, pruebalo, deja de ser uno de los jinetes esta noche, tan solo sé un mero vampiro que ha decidido pasar la noche con un brujo insensato y parlanchín-. Una leve sonrisa se dibujó en sus labios mientras uno de sus puños golpeó suavemente el hombro de Don. -Espera, quizás esto nos ayude... si no a ti al menos me ayudará a mi a soportar la larga y aburrida noche que me espera escuchándote hablar de lo ínfimo que soy y de lo mucho que deseas castigarme por todos mis pecados-. Rió levantándose para ir a buscar la botella de whisky que momentos tiempo atrás había tirado entre dos arboles.
Cuando abrió de nuevo los ojos se reincorporó para poder sentarse aún más cerca del vampiro de piernas cruzadas clavando la mirada en sus preciosos ojos azules que nada tenían que envidiar al perfecto azul del cielo. -Armagedon, ¿de verdad estás tan vacío como aparentas?
Todo el tiempo estás diciendo que eres uno de los cuatro jinetes, La Muerte, uno de los elegidos ¿pero sabes que? Me da la sensación de que ese no eres tu realmente, no lo que querrías ser, que hay algo detrás de toda esa fachada que hasta a ti te da miedo descubrir... Vamos, pruebalo, deja de ser uno de los jinetes esta noche, tan solo sé un mero vampiro que ha decidido pasar la noche con un brujo insensato y parlanchín-. Una leve sonrisa se dibujó en sus labios mientras uno de sus puños golpeó suavemente el hombro de Don. -Espera, quizás esto nos ayude... si no a ti al menos me ayudará a mi a soportar la larga y aburrida noche que me espera escuchándote hablar de lo ínfimo que soy y de lo mucho que deseas castigarme por todos mis pecados-. Rió levantándose para ir a buscar la botella de whisky que momentos tiempo atrás había tirado entre dos arboles.
Bjorn Agrippa- Hechicero Clase Alta
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Re: Un pacto con la muerte [Priv. Armagedon]
La palabrería del brujo resonaba contra las paredes huecas de su cerebro; saciado como estaba, sentía la sangre pecadora correr rauda por sus venas, notaba la oscuridad que el pecado portaba en su ser, tentándolo a cometer los mismos actos impíos que sus antiguos dueños, como la Lujuria o la Ira. Pero había aprendido a serenarse, a pensar y reflexionar y alejarse de la mala senda cuando la olía.
- Sólo la obra de Dios es grande, los demás sólo somos instrumentos en sus manos. Creó a los hombres a su imagen y semejanza, creaciones perfectas que los humanos han corrompido hasta alejarse de su naturaleza divina y acercarse a la de los animales de abasto. No todos los humanos son pecadores, pero son pocos los que se salvarán de la purga. Está bien que no desees lo que no es tuyo, la codicia es un pecado bastante miserable. No he dicho que ser humano esté mal, sois la envidia de toda criatura celestial porque nuestro padre os dio el libre albedrío. ¿Pero qué habéis hecho con él? el resultado de vuestros malos actos es lo que yo debo limpiar ahora.
Estaba realmente convencido de lo que decía, pero Bjorn sí acertaba en algo: a veces le gustaría dejar de ser la Muerte por un instante cuando se encontraba de frente con una familia feliz, honrada, trabajadora y temerosa de Dios. Veía en sus rostros esa paz divina, esa alegría y esa luz que sólo lo verdaderamente puro y bueno podía reflejar. ólo en ese momento deseaba no ser él y ser ellos.
- ¿Sabes tocar el piano?.- Se levantó y tiró de su mano para levantarlo, su tacto era firme y no tan frío como cabria esperar, acababa de ingerir una gran cantidad de sangre.- Quiero escucharte.
Caminó colina abajo alejándose de esa fosa común que olía a huesos en descomposición y a flores marchitas.
- ¿Vacío? No estoy vacío. Alguien que lo está busca acallar ese hambre voraz con cosas como la bebida, el opio, el sexo fácil... Yo duermo bien.- Se giró mirando a Bjorn con una mueca extrañada, porque él se sentía bastante conforme con su vida. Olfateó el aire y después hizo un mohín.- La gente dice que el olor de muerte es el de los crisantemos, las flores putrefactas y la cera derretida. Yo no huelo así.
La botella de whisky olía fuerte, pero él como vampiro no apreciaba la bebida mundana, eso sí, el alcohol espirado por el brujo cuando salía en forma de vaho por sus labios, sí le olía bien, iba mezclado con su esencia y ésta era joven y refrescante como el soplo de aire fresco que se abrías paso en un desván polvoriento.
- Sólo la obra de Dios es grande, los demás sólo somos instrumentos en sus manos. Creó a los hombres a su imagen y semejanza, creaciones perfectas que los humanos han corrompido hasta alejarse de su naturaleza divina y acercarse a la de los animales de abasto. No todos los humanos son pecadores, pero son pocos los que se salvarán de la purga. Está bien que no desees lo que no es tuyo, la codicia es un pecado bastante miserable. No he dicho que ser humano esté mal, sois la envidia de toda criatura celestial porque nuestro padre os dio el libre albedrío. ¿Pero qué habéis hecho con él? el resultado de vuestros malos actos es lo que yo debo limpiar ahora.
Estaba realmente convencido de lo que decía, pero Bjorn sí acertaba en algo: a veces le gustaría dejar de ser la Muerte por un instante cuando se encontraba de frente con una familia feliz, honrada, trabajadora y temerosa de Dios. Veía en sus rostros esa paz divina, esa alegría y esa luz que sólo lo verdaderamente puro y bueno podía reflejar. ólo en ese momento deseaba no ser él y ser ellos.
- ¿Sabes tocar el piano?.- Se levantó y tiró de su mano para levantarlo, su tacto era firme y no tan frío como cabria esperar, acababa de ingerir una gran cantidad de sangre.- Quiero escucharte.
Caminó colina abajo alejándose de esa fosa común que olía a huesos en descomposición y a flores marchitas.
- ¿Vacío? No estoy vacío. Alguien que lo está busca acallar ese hambre voraz con cosas como la bebida, el opio, el sexo fácil... Yo duermo bien.- Se giró mirando a Bjorn con una mueca extrañada, porque él se sentía bastante conforme con su vida. Olfateó el aire y después hizo un mohín.- La gente dice que el olor de muerte es el de los crisantemos, las flores putrefactas y la cera derretida. Yo no huelo así.
La botella de whisky olía fuerte, pero él como vampiro no apreciaba la bebida mundana, eso sí, el alcohol espirado por el brujo cuando salía en forma de vaho por sus labios, sí le olía bien, iba mezclado con su esencia y ésta era joven y refrescante como el soplo de aire fresco que se abrías paso en un desván polvoriento.
Armagedon- Vampiro Clase Alta
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Re: Un pacto con la muerte [Priv. Armagedon]
El brujo comenzó a hacerle burlas al vampiro abriendo y cerrando su mano derecha mientras este hablaba sobre su tema favorito, Dios, ¿no se cansaba? ¿No sabía hablar de otra cosa? Al parecer no, esa era la conclusión a la que había llegado el Agrippa después de tantos intentos fallidos por desviar la conversación hacia asuntos más simples y comunes entre los jóvenes. Había una idea rondando por su cabeza desde hacía ya tiempo, besarle, al menos así se callaría y dejaría al todopoderoso tranquilo allí donde estuviera. Si, solo por eso, no por que sus hormonas se lo pidieran a gritos y su cuerpo estuviera deseando que sucumbiese a dicha petición.
Cuando mencionó que tocaba el piano aquel muerto tan vivo, el vampiro, pareció reaccionar incluso más de lo que el brujo habría esperado de él. ¿Le estaba diciendo que lo llevase a casa? Al parecer si y no era una petición o una pregunta, no, era más bien una orden, una exigencia, no obstante este no se quejaría, al contrario, aquella podía ser la única oportunidad para seguir con vida no solo a la mañana siguiente, sino mucho después ya que es difícil ganar a un brujo en su terreno, eso lo sabía todo el mundo y esa casa era donde Bjorn contaba con todo su poder debido a que sus antepasados estaban ligados a ella, no obstante algo dentro de él le decía que no tenía que usar dicho poder contra Don, al menos no aquella noche. Cuando este le ofreció la mano la agarró notando, para sus sorpresa, que no estaba tan fría como esperaba, eso le agradó, tanto que tardó unos segundos más de la cuenta en terminar con ese contacto físico.
Cuando volvió de buscar la botella se whisky tuvo que correr para no perder de vista al vampiro que ya había comenzado a descender por la colina dirección a la ciudad, al parecer aquello era oficial, metería a un vampiro a casa en plena noche. Si sus antepasados se enterasen... ¿y si lo hacían? ¿Repercutiría eso en sus habilidades mágicas? Fuera como fuese ya no podía echarse atrás, si él quería escucharle tocar el piano le daría un concierto privado. -No, la verdad es que no, no hueles a nada de eso, detrás de ese olor a sangre tienes un olor... agradable-. Sonrió burlón empujando con su hombro al vampiro aprovechando así para percibir mejor su aroma. -Si, definitivamente tienes un ligero olor a sangre, deberías dejar el vicio, como tu dices las adicciones con malas...- Le sacó la lengua para hacerle saber que estaba bromeando, sabía que sin la sangre moriría al igual que cualquier chupasangre. -Oye, tengo una pregunta, bueno, muchas, pero poco a poco. ¿Cuantos años tienes? Y no me digas los que aparentas, quiero saber los reales... imagino que son muchos-.
-Hemos llegado, ven, pasa, el piano está en mi habitación en la planta alta-. Aquella sutil invitación a entrar en su propiedad no fue solo por educación y cortesía, no, había escuchado alguna que otra vez que los vampiros necesitaban invitación previa del dueño de la propiedad para poder adentrarse en ella, y puesto que aquel era el primer chupasangre que llevaba a casa no había podido comprobarlo y tampoco era plan de preguntarle si necesitaba invitación, era más fácil invitarle sin más. -Perdona el desorden, no estoy acostumbrado a tener visitas-. Dijo algo avergonzado mientras colocaba un poco las sabanas y la colcha de la cama. -Ya... Ya puedes ponerte cómodo-. Ya se estaba poniendo nervioso, no por la presencia de aquel hombre en su habitación, estaba acostumbrado a que algún que otro hombre desfilase por allí, sino por lo que estaba a punto de hacer, tocar el piano para otro, cosa que no hacía desde hacía mucho tiempo.
Cuando mencionó que tocaba el piano aquel muerto tan vivo, el vampiro, pareció reaccionar incluso más de lo que el brujo habría esperado de él. ¿Le estaba diciendo que lo llevase a casa? Al parecer si y no era una petición o una pregunta, no, era más bien una orden, una exigencia, no obstante este no se quejaría, al contrario, aquella podía ser la única oportunidad para seguir con vida no solo a la mañana siguiente, sino mucho después ya que es difícil ganar a un brujo en su terreno, eso lo sabía todo el mundo y esa casa era donde Bjorn contaba con todo su poder debido a que sus antepasados estaban ligados a ella, no obstante algo dentro de él le decía que no tenía que usar dicho poder contra Don, al menos no aquella noche. Cuando este le ofreció la mano la agarró notando, para sus sorpresa, que no estaba tan fría como esperaba, eso le agradó, tanto que tardó unos segundos más de la cuenta en terminar con ese contacto físico.
Cuando volvió de buscar la botella se whisky tuvo que correr para no perder de vista al vampiro que ya había comenzado a descender por la colina dirección a la ciudad, al parecer aquello era oficial, metería a un vampiro a casa en plena noche. Si sus antepasados se enterasen... ¿y si lo hacían? ¿Repercutiría eso en sus habilidades mágicas? Fuera como fuese ya no podía echarse atrás, si él quería escucharle tocar el piano le daría un concierto privado. -No, la verdad es que no, no hueles a nada de eso, detrás de ese olor a sangre tienes un olor... agradable-. Sonrió burlón empujando con su hombro al vampiro aprovechando así para percibir mejor su aroma. -Si, definitivamente tienes un ligero olor a sangre, deberías dejar el vicio, como tu dices las adicciones con malas...- Le sacó la lengua para hacerle saber que estaba bromeando, sabía que sin la sangre moriría al igual que cualquier chupasangre. -Oye, tengo una pregunta, bueno, muchas, pero poco a poco. ¿Cuantos años tienes? Y no me digas los que aparentas, quiero saber los reales... imagino que son muchos-.
-Hemos llegado, ven, pasa, el piano está en mi habitación en la planta alta-. Aquella sutil invitación a entrar en su propiedad no fue solo por educación y cortesía, no, había escuchado alguna que otra vez que los vampiros necesitaban invitación previa del dueño de la propiedad para poder adentrarse en ella, y puesto que aquel era el primer chupasangre que llevaba a casa no había podido comprobarlo y tampoco era plan de preguntarle si necesitaba invitación, era más fácil invitarle sin más. -Perdona el desorden, no estoy acostumbrado a tener visitas-. Dijo algo avergonzado mientras colocaba un poco las sabanas y la colcha de la cama. -Ya... Ya puedes ponerte cómodo-. Ya se estaba poniendo nervioso, no por la presencia de aquel hombre en su habitación, estaba acostumbrado a que algún que otro hombre desfilase por allí, sino por lo que estaba a punto de hacer, tocar el piano para otro, cosa que no hacía desde hacía mucho tiempo.
Bjorn Agrippa- Hechicero Clase Alta
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Re: Un pacto con la muerte [Priv. Armagedon]
Le preguntó su edad y si Armagedon le contestaba la verdad era posible que se riese de él porque los que conocían a los vampiros sabían que cuanto más antiguo más poderoso, como cabía esperar. Pero también era cierto que él había sido entrenado desde bien pequeño por uno de los mejores inquisidores, poseía técnicas y conocimientos que normalmente sólo se adquirían con los años de práctica.
- Tengo más que tú, veintiocho, pero es irrelevante. No soy un vampiro centenario si es lo que te estás preguntando, no he visto la fundación de la ciudad de Roma ni la caída de Egipto.- Y si era listo, no lo subestimaría, porque Armagedón podría ser joven, pero su sed de sangre no tenía fin.
Subieron las escaleras al entrar, ni siquiera se fijó en que lo estaba invitando a hacerlo, porque eso de que si no se invitaba al vampiro éste no podía entrar, era una completa falacia. De ser así menuda mierda de Muerte sería, que no podría entrar en las casas a llevarse las almas pecadoras. La casa del brujo era extraña, llena de olores raros y con esa pátina decadente que la magia solía dejar tras muchos años de ser utilizada en el mismo lugar. Quizás Bjorn fuera un cachorro con afilados dientes, uhn brujo siempre era un brujo y además jugaba en su terreno, pero la Muerte confiaba en sus instintos y no solían fallarle, la intención del hechicero a priori no era acabar con él, era más curiosidad o morbo lo que tenía por el vampiro que otra cosa.
Subieron la escalera y el muchcho le pidió disculpas por el desorden, ciertamente el cuarto estaba bastante desastrado. Sonrió entre dientes.
- ¿Tienes perro? siempre puedes echarle la culpa. La pereza es pecado capital, tu lista va en aumento.- Reprimió una mueca relajada con ciertos visos pícaros porque tampoco quería mostrarse en su plenitud a alguien que tan sólo conocía de una hora. Se sentó sobre la cama desecha y esperó a que el intérprete eligiera una pieza y la ejecutase. No es que supiera mucho de compositores y piezas, pero la música lo llevaba a otra parte, lo trascendía y elevaba como si se tratase de un espíritu.
Los dedos del brujo comenzaron a deslizarse por las teclas y al principio su sonido era como cuando te despiertas de un largo sueño y no sabes en qué lugar estás. Poco a poco fueron cobrando sentido y armonía y Armagedon cerró los ojos un instante transportándose a algun lugar de su recóndita imaginación. Tenía los codos sobre las rodillas y la frente apoyada sobre las manos entrelazadas, parecía como si rezara. Pero en algun momento se dejó caer hacia atrás, la cama era cómoda y la música lo invitaba a seguir viajando.
- Tengo más que tú, veintiocho, pero es irrelevante. No soy un vampiro centenario si es lo que te estás preguntando, no he visto la fundación de la ciudad de Roma ni la caída de Egipto.- Y si era listo, no lo subestimaría, porque Armagedón podría ser joven, pero su sed de sangre no tenía fin.
Subieron las escaleras al entrar, ni siquiera se fijó en que lo estaba invitando a hacerlo, porque eso de que si no se invitaba al vampiro éste no podía entrar, era una completa falacia. De ser así menuda mierda de Muerte sería, que no podría entrar en las casas a llevarse las almas pecadoras. La casa del brujo era extraña, llena de olores raros y con esa pátina decadente que la magia solía dejar tras muchos años de ser utilizada en el mismo lugar. Quizás Bjorn fuera un cachorro con afilados dientes, uhn brujo siempre era un brujo y además jugaba en su terreno, pero la Muerte confiaba en sus instintos y no solían fallarle, la intención del hechicero a priori no era acabar con él, era más curiosidad o morbo lo que tenía por el vampiro que otra cosa.
Subieron la escalera y el muchcho le pidió disculpas por el desorden, ciertamente el cuarto estaba bastante desastrado. Sonrió entre dientes.
- ¿Tienes perro? siempre puedes echarle la culpa. La pereza es pecado capital, tu lista va en aumento.- Reprimió una mueca relajada con ciertos visos pícaros porque tampoco quería mostrarse en su plenitud a alguien que tan sólo conocía de una hora. Se sentó sobre la cama desecha y esperó a que el intérprete eligiera una pieza y la ejecutase. No es que supiera mucho de compositores y piezas, pero la música lo llevaba a otra parte, lo trascendía y elevaba como si se tratase de un espíritu.
Los dedos del brujo comenzaron a deslizarse por las teclas y al principio su sonido era como cuando te despiertas de un largo sueño y no sabes en qué lugar estás. Poco a poco fueron cobrando sentido y armonía y Armagedon cerró los ojos un instante transportándose a algun lugar de su recóndita imaginación. Tenía los codos sobre las rodillas y la frente apoyada sobre las manos entrelazadas, parecía como si rezara. Pero en algun momento se dejó caer hacia atrás, la cama era cómoda y la música lo invitaba a seguir viajando.
Armagedon- Vampiro Clase Alta
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Re: Un pacto con la muerte [Priv. Armagedon]
Cuando los dedos del brujo comenzaron a moverse sobre las teclas del piano no tenía ni idea con que canción deleitar a aquel extraño y arrogante vampiro que descansaba sobre su cama, no obstante no tuvo que pensar mucho en ello, sus dedos comenzaron a moverse solos a una buena velocidad emitiendo una hermosa melodía bastante familiar a la par que dolorosa para el Agrippa. Se trataba de la primera obra que le enseñó a tocar su madre, la misma que hacía bastantes años que no tocaba. Quería dejar de tocar aquello, no era el momento de ponerse a recordar, de ponerle melancólico, no obstante sus dedos no estaban por la labor de detenerse, como su madre decía las obras hay que terminarlas, no pueden dejarse a medias a si es que así lo hizo. Mientras recorría aquellos compases que estaban grabados en su mente con tinta imborrable todo a su alrededor desapareció, incluso Don, la lujosa habitación fue reemplazada por otra más humilde y el vampiro por una bruja, su madre y en lugar de estar sentada en la cama lo estaba a su lado con las manos sobre el piano. -Ahora Bjorn, te toca entrar-. Una melodía a dos bandas tocada por una madre y su hijo aún demasiado pequeño para imaginar lo que le depararía el futuro. Era un bonito recuerdo, de los pocos que conservaba con su madre.
Cuando el eco de la última nota se disipó por completo el brujo volvió a la realidad notando como sus mejillas estaban levemente humedecidas por las lagrimas. Con disimulo las secó y se giró sobre el taburete en busca de la mirada del vampiro. -¿Y bien? ¿Que nota me da el jurado?- Sonrió de forma fingida sin ni si quiera mirar a los ojos al jinete para ocultar sus enrojecidos ojos por las lágrimas, en su defecto estuvo buscando con la mirada la botella de whisky, era un buen momento para un buen trago. Cuando por fin la encontró se levantó a por ella para después dirigirse a una mesita de cristal donde había más botellas de bebidas alcohólicas y vasos, ser sirvió un poco en uno de estos. -¿Quieres una copa?- No sabía si los vampiros tomaban algo que no fuera sangre, sinceramente, nunca había sentido tanto interés por conocerlos. -Quizás si lo mezclo con un poco de mi sangre te sepa bien-. Bromeó nuevamente mirando, ahora sí, al vampiro. -Venga, tienes veintiocho años, aun eres joven, puedes disfrutar de la vida... bueno, relativamente, por eso de que estás muerto y tal-. El tono de su voz fue en disminución al darse cuenta del poco sentido que tenían sus palabras y de lo idiota que estaba quedando.
Cuando el eco de la última nota se disipó por completo el brujo volvió a la realidad notando como sus mejillas estaban levemente humedecidas por las lagrimas. Con disimulo las secó y se giró sobre el taburete en busca de la mirada del vampiro. -¿Y bien? ¿Que nota me da el jurado?- Sonrió de forma fingida sin ni si quiera mirar a los ojos al jinete para ocultar sus enrojecidos ojos por las lágrimas, en su defecto estuvo buscando con la mirada la botella de whisky, era un buen momento para un buen trago. Cuando por fin la encontró se levantó a por ella para después dirigirse a una mesita de cristal donde había más botellas de bebidas alcohólicas y vasos, ser sirvió un poco en uno de estos. -¿Quieres una copa?- No sabía si los vampiros tomaban algo que no fuera sangre, sinceramente, nunca había sentido tanto interés por conocerlos. -Quizás si lo mezclo con un poco de mi sangre te sepa bien-. Bromeó nuevamente mirando, ahora sí, al vampiro. -Venga, tienes veintiocho años, aun eres joven, puedes disfrutar de la vida... bueno, relativamente, por eso de que estás muerto y tal-. El tono de su voz fue en disminución al darse cuenta del poco sentido que tenían sus palabras y de lo idiota que estaba quedando.
Bjorn Agrippa- Hechicero Clase Alta
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Re: Un pacto con la muerte [Priv. Armagedon]
"No quebrantaré mi pacto,
ni cambiaré la palabra de mis labios."
Salmos 89:34
ni cambiaré la palabra de mis labios."
Salmos 89:34
La música lo llevaba a algun rincón de su memoria donde existía todavía el sol, las tardes cálidas de verano en Roma, la brisa que mecía los olivos y el canto ronco de los grillos que se ponían más pesados cuanto más avanzaba el verano. Recordaba las calzadas de piedra, la via Sacra, a las afueras de la ciudad, donde vivía en una casucha con su madre. Había sido empleada doméstica de alguna familia de clase media, pero quedó embarazada de él y la echaron a la calle. Malvivió como pudo y Armagedon se crió en las calles hasta los cuatro o cinco años, cuando su madre enfermó. Antes tenía otro nombre, pero apenas lo recordaba: Fabio. Entonces sobrevino la desdicha, su madre fue asesinada en un callejón y él quedó en la indigencia, tan pequeño, tan indefenso. Fue el inquisidor Canicus quien se hizo cargo de él, lo llevó a su casa que tenía viñedos, olivos y ganado, junto a otros niños a los que pronto llamaría hermanos y recibió cobijo, amor, instrucción y un propósito en la vida. Volvió a nacer cuando aquel hombre le dio otro nombre y una misión, de la misma forma que a sus hermanos; y nacería de nuevo otra vez cuando despertó al don oscuro. Estaba conforme con su vida, si Dios así lo había querido, lo daba todo por bueno. Sin embargo Canicus había roto su promesa, su palabra, y los había traicionado ofendiendo así a Dios y a sus propios hijos y eso le producía cierta punzada de dolor. La traición más vil que se podía cometer era contra aquellos que amabas y el inquisidor lo había hecho.
La melodía de Bjorn le recordó todas esas cosas y se removió incómodo, tratando de apartar esa sensación de vacío que le dejaba regusto amargo al haber sido abandonado por su padre y se incorporó un poco para descubrir, con su aguda visión nocturna, que el brujo tenía los ojos enrojecidos de llanto. Enarcó una ceja. ¿Tan mala estaba siendo su compañía? ¿Acaso tenía miedo de que lo matara ya? habían estado hablando de la última noche sobre la tierra y...
- No voy a matarte, ésta no será la última noche de tu vida.- Pero Bjorn se levantó y fue a por bebida parloteando sin mucho sentido, como tratando de desviar su atención a otra cosa que al parecer no fuera incómoda para él. Pero eso sí le interesaba. Cazó la mano del brujo que portaba un vaso agarrándolo por la muñeca y sosteniéndole la intensa mirada azul.- ¿por qué esas lágrimas?.- tampoco de niño lloraba demasiado, siempre fue de carácter determinado y templado como el acero.- me gustaría entenderlo. ¿Es miedo? ¿disgusto?
No recordaba cuánto tiempo hacía que no lloraba, y tampoco estaba muy seguro de que llorar pudiera ser incómodo cuando otros lo veían. Su hermana Deb lloraba a menudo de hambre, porque no se podía saciar con nada, pero padre siempre decía que eran lágrimas de cocodrilo. Nunca entendió esa expresión. Al parecer para Bjorn era vergonzoso porque trataba de ocultarlo, pero no iba a dejarlo marchar tan fácilmente. Alargó la otra mano y la pasó por donde habían rodado antes las lágrimas, no estaba tan frío como cabría esperar, pues estaba repleto de sangre pecadora.- No escondas lo único que te puede salvar. Dime por qué lloras y si tu corazón es puro quizás tus actos puedan ser perdonados.
Armagedon- Vampiro Clase Alta
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Re: Un pacto con la muerte [Priv. Armagedon]
Cuando volvía de servirse la copa de whisky Don le sorprendió cogiéndole por la muñeca provocando que perdiese una poca de fuerza con la mano que sostenía la copa vertiendo un poco de líquido sobre sus propios dedos. Tras conseguir liberarse llevó dichos dedos hasta su boca para retirar con su lengua el whisky que los había bañado previamente, después de eso dejó la copa sobre la mesita de los licores y volvió a mirar de frente al vampiro, casi exclusivamente a sus ojos, esos en los que era capaz de perderse en cuestión de pocos segundos sin miedo a no poder escapar jamás. -Ninguna de esas dos cosas, es... tristeza. Esa canción me la enseñó mi madre, me la tocaba casi a diario cuando aún las cosas iban bien en casa y... hacía mucho que no la toca y nunca la había interpretado para nadie, no se por que esta noche mi cabeza ha decidido desempolvarla y mucho menos delante del vampiro que parece regalarme cada segundo que sigo respirando-. Sonrió de medio lado antes de girarse para coger de nuevo la copa con whisky para darle un sorbo y después sentarse en los pies de la cama.
-¿Sabes? Tienes toda la razón del mundo, los humanos somos seres muy complejos, maravillosos, si, pero muy complejos y a veces descerebrados. Yo por ejemplo no comprendo mis propios sentimientos, mis emociones, ¿quizás se debe a que me ha faltado esa unidad familiar para enseñarme hacerlo? No tengo ni idea. Nunca he echado de menos a mi familia, si es que puedo llamarla así, familia, los considero culpables de mis desgracias, en parte lo son, no obstante a su vez deseo tener eso, una familia, es algo bastante contradictorio que incluso consigue quitarme el sueño por las noches, una especie de trauma... no se por que te estoy contando todo esto...-. No quería darle más importancia importancia al asunto por lo que trató de zanjar ahí el asunto sobre su desequilibrada y aniquilada familia. Mientras hablaba se deshizo de los zapatos y los calcetines, odiaba estar con el calzado puesto en el dormitorio, además así podía tumbarse y acomodarse en su gran cama junto a su copa de whisky.
-¿Sabes? También me pasa un poco lo mismo contigo, si... La mayoría de las veces deseo que me arranques la cabeza y acabar con esto de una vez por todas, me pareces un tipo arrogante, egocéntrico y de lo más extraño, pero otras veces pienso... bueno, siento atracción por ti. No solo sexual, no, hay algo en ti que me atrae con fuerza y me hace querer pensar que no eres tan malo como intentas aparentar, algo muy distinto a La Muerte, al vampiro...-. De un sorbo terminó el whisky de su copa y tras dejar la copa ya vacía en la mesita de noche se arrodilló en la cama frente a Don. -Me has dicho que no te esconda una parte de mi y no lo he hecho, ahora te toca a ti dejarme ver esa parte oculta que hay en ti, esa que me mira a través de tus preciosos ojos azules cuando los miro por unos segundos como ahora mismo...- Inconscientemente sus manos viajaron hasta los brazos del otro y comenzaron a ascender por estos para colocarse en sus hombros. -Deja de ser Don el jinete del apocalipsis por esta noche, se simplemente Don-. Una de sus manos volvió a descender hasta encontrarse con la del jinete, la agarró y acarició mientras sus ojos seguían clavados en los suyos.
-¿Sabes? Tienes toda la razón del mundo, los humanos somos seres muy complejos, maravillosos, si, pero muy complejos y a veces descerebrados. Yo por ejemplo no comprendo mis propios sentimientos, mis emociones, ¿quizás se debe a que me ha faltado esa unidad familiar para enseñarme hacerlo? No tengo ni idea. Nunca he echado de menos a mi familia, si es que puedo llamarla así, familia, los considero culpables de mis desgracias, en parte lo son, no obstante a su vez deseo tener eso, una familia, es algo bastante contradictorio que incluso consigue quitarme el sueño por las noches, una especie de trauma... no se por que te estoy contando todo esto...-. No quería darle más importancia importancia al asunto por lo que trató de zanjar ahí el asunto sobre su desequilibrada y aniquilada familia. Mientras hablaba se deshizo de los zapatos y los calcetines, odiaba estar con el calzado puesto en el dormitorio, además así podía tumbarse y acomodarse en su gran cama junto a su copa de whisky.
-¿Sabes? También me pasa un poco lo mismo contigo, si... La mayoría de las veces deseo que me arranques la cabeza y acabar con esto de una vez por todas, me pareces un tipo arrogante, egocéntrico y de lo más extraño, pero otras veces pienso... bueno, siento atracción por ti. No solo sexual, no, hay algo en ti que me atrae con fuerza y me hace querer pensar que no eres tan malo como intentas aparentar, algo muy distinto a La Muerte, al vampiro...-. De un sorbo terminó el whisky de su copa y tras dejar la copa ya vacía en la mesita de noche se arrodilló en la cama frente a Don. -Me has dicho que no te esconda una parte de mi y no lo he hecho, ahora te toca a ti dejarme ver esa parte oculta que hay en ti, esa que me mira a través de tus preciosos ojos azules cuando los miro por unos segundos como ahora mismo...- Inconscientemente sus manos viajaron hasta los brazos del otro y comenzaron a ascender por estos para colocarse en sus hombros. -Deja de ser Don el jinete del apocalipsis por esta noche, se simplemente Don-. Una de sus manos volvió a descender hasta encontrarse con la del jinete, la agarró y acarició mientras sus ojos seguían clavados en los suyos.
Bjorn Agrippa- Hechicero Clase Alta
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Re: Un pacto con la muerte [Priv. Armagedon]
" Y la tierra se alamentará,
cada familia por su lado"
(Zacarías 12:12)
cada familia por su lado"
(Zacarías 12:12)
El brujo echaba de menos a su familia, eso era comprensible. Una familia era el pilar de educación y la vida de cualquier persona, hasta ahí estaba claro. Él podía haber sido un delincuente ya que su madre enferma no podía apenas alimentarlos y luego algún hijo del mal la mató; podría haber acumulado ira y sed de venganza, ser otro asesino o ladrón. Y sin embargo Dios lo puso en el camino del bien otorgándole una familia y eligiéndolo para cumplir su obra. Eso era amor infinito, respeto, dicha. Por eso muchas veces dudabancuando se trataba de matar a padres o madres con hijos en edad de aprender.
- La familia es sagrada, mi padre nos educó a mi y a mis hermanos para profesarnos amor y respeto. No hay nada que puedan hacer o decir mis hermanos que sea en contra mia, no hay amor mortal que pueda ser comparado con el que nos tenemos.- Miró un segundo al suelo donde caían los zapatos de Bjorn e imitó el gesto, quizás fuera lo normal cuando te invitaban a una casa.- Mi padre nos traicionó; pasó de estar orgulloso de nosotros a creer que somos abominaciones y ahora trata de darnos caza. Supongo que Dios nos ha puesto una prueba y llegado el momento...- endureció el gesto y se calló, porque llegado el momento era su responsabilidad matarlo, la Muerte llega a todos aquellos que atentan contra la obra divina. Pero no dejaba de ser el hombre que recogió al niño huérfano y le dio un hogar y amor, ¿sería capaz de acabar con él?.
- ¿Extraño? todo depende con quién me compares. A mi también me pareces extraño. Entiendo que la mayoría de mortales os dejais llevar por los impulsos y deseos, ser tan reflexivo debe parecerte aburrido, pero no sé, es cuestión de perspectiva. ¿Cómo crees que serías tú si te encomendasen mi misión? Para juzgar quien merece morir debes tener la cabeza fría y por supuesto no cometer los actos impuros que juzgas en los demás. Si Dios así lo quiere, prevaleceré hasta el final de los tiempos, sólo yo quedaré y aquellos que no hayan ofendido su nombre. Por eso no tengo apego a mi vida mortal, a esos sentimientos que dices que tú mismo no comprendes, afrontar esa eternidad de soledad es mi sino y mi prueba. Incluso mis hermanos morirán, son mortales. Cielo y tierra pasarán, pero su palabra no pasará, es todo cuanto debo creer.
¿Por qué le contaba esos pensamientos tan profundos? seguramente Bjorn no los entendiera, para entenderlos debería ser capaz de intuir la dimensión de algo tan grande, del enorme peso que era ser un jinete del Apocalipsis, y nadie que no lo fuera podría entenderlo, pero esa noche estaba especialmente locuaz. Bajó los ojos hacia la mano que ahora estaba presa entre las del brujo y luego de nuevo a sus ojos, que acababa de alabar diciendole que le parecían bonitos. Generalmente el adjetivo no era "preciosos" sino "fríos".
- ¿Ser solamente Don? no estoy seguro de que haya otro Armagedon como tú dices. ¿Te parece que estoy aparentando ser malo? Soy la Muerte, no soy ni bueno ni malo pero usualmente no queréis morir.- Sonrió de medio lado.- ¿Quieres comprobar cómo es el mordisco de la Muerte?
La pregunta fue retórica, porque el mortal había dicho explícitamente que tenía deseos de que le arrancase la cabeza pero por otro lado le atraía. Ahora iba a comprobar si en verdad esa fantasía de morir era realmente lo que deseaba, que la mayoría de los que deseaban eso no lo decían en serio. De un tirón rápido y seco enganchó el cuello de Bjorn apresando su cuerpo entre su potente anatomía yhundió los colmillos con saña en su vena. Nob tenía hambre, pero podía hacer una excepción, él lo había pedido. Escuchó su corazón latir, ese corazón que con el drenaje de la sangre se iría apagando y debilitando... pero se detuvo en seco. La sangre de los hechiceros era extraña y mareante y además no quería matarlo. ¿Por qué? no estaba seguro.
Se apartó empujando a Bjorn contra el colchón y dejándose caer al suelo, algo mareado y con los labios y barbilla manchado de rojo.
- No. No vas a morir hoy. No es tu tiempo.
Desplazó la mano buscando un punto de apoyo y al no hallarlo reculó contra la pared mirando al techo, tratando de recuperar su calma. Demasiada sangre pecadora por sus venas, y de postre la del brujo que era más potente de lo pensaba.
Armagedon- Vampiro Clase Alta
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Re: Un pacto con la muerte [Priv. Armagedon]
¿Que como sería él si le encomendasen la misión de acabar con los supuestos pecadores del mundo? Aquella era la primera vez que alguien le hace esa pregunta tan difícil de procesar y aún más de responder. Antes que nada debería de haberle preguntado si sería capaz de matar a alguien ya fuese pecador o no, ese tipo de actos no iban mucho con él. Eso le hizo pensar, ¿sería capaz de matar a alguien? Una vez tras descubrir a su familia realizando uno de sus rituales oscuros sintió el impulso de encerrarlos en la habitación donde se estaba llevando a cabo y prenderle fuego con todos ellos dentro, no obstante a fin de cuentas era su familia y los pocos sentimientos que procesaba por ellos le impidieron hacerlo, sin embargo, quitando esa ocasión, nunca había sentido el impulso de arrebatarle la vida a nadie por muy malo que hubiera sido con él. ¿Sería capaz de aceptar una misión que suponga arrebatar vidas según mi criterio o el de otra persona? -No estoy de acuerdo con esa misión tuya de la que tanto hablas y de la que tan orgulloso pareces. ¿A ojos y criterio de quien soy pecador y merezco un castigo, Don? Según tú soy una abominación desde que nací por haberlo hecho con capacidades mágicas, sin embargo tu eres un chico que murió y resucitó por así decirlo convirtiéndose en una criatura que necesita sangre de otras personas para sobrevivir, ahí la cosa empieza a no tener sentido. Lo segundo que no entiendo es por que las cosas que hago son pecado y según quién. Si, he probado sustancias que no todo el mundo se atrevería a probar y que atentan contra la salud, he yacido con mujeres y con hombres, por separado y a la vez, sin embargo no entiendo por que el placer, la lujuria son un pecado, no le hace daño a nadie, al contrario, hace la vida más llevadera, divertida. ¿Tus hermanos no sucumben al pecado? ¿Ninguno? ¿Serías capaz de matarlos para complacer a otro? Un segundo de silencio bastó para que la preguta tomara la importancia que realmente tenía. Dime una cosa, ¿tu nunca has hecho nada fuera de lo permitido? ¿Has disfrutado alguna vez de eso que llamas vida? Ese es el Don que estoy buscando desesperadamente desde que te vi aparecer en el claro del bosque...- Odiaba cuando la conversación se ponía así de tensa, no obstante era un tema que le interesaba tratar, ¿de verdad sería capaz de matar a sus hermanos después de todo el amor que parecen sentir los unos por los otros?
Cuando le preguntó que si quería comprobar como era el mordisco de la muerte dos respuesta opuestas aparecieron a ambos lados de su cabeza. Una era un gran ''Si'' bien luminoso y llamativo, no obstante era la respuesta que más miedo y ansiedad le generaba, ¿sería buena idea dejar que le mordiese? ¿Y si no sabía controlarse y lo drenaba por completo? ¿Y... si le gustaba demasiado? Sabía de gente adictos a las mordeduras de vampiro, no quería ser uno de esos. La otra respuesta era un ''No'' mucho más pequeño pero mucho más sensato y atractivo para el brujo. Cuando iba a dar la respuesta sensata el vampiro se adelantó eligiendo por su cuenta la respuesta contraria hincando sus colmillos en el cuello de Bjorn. Sus ojos se cerraron con fuerza por el dolor y un quejido se escapó de entre sus labios resonando fugazmente por el dormitorio. Sentía como un ser parásito absorbía sus sangre, si, lo sentía, era un parásito de los grandes, como para no sentirlo. Cuando quiso reaccionar y apartarlo el volvió a adelantarse empujándolo contra la cama sobre la que cayó de espaldas y donde permaneció unos instantes con la mirada clavada en el techo. ¿Que era eso que sentía? No era dolor ni ninguna otra sensación negativa, ¿le había gustado? ¿Le había... excitado? -Vaya, supongo que esperas que te lo agradezca ¿no? ¿Pero por que? ¿Por que no merezco morir aún? ¿Vas a esperar a que cometa más pecados?- Eso era lo que menos entendía de todo, ¿sería ese el verdadero motivo o había algo más.
Cuando por fín se reincorporó y levantó de la cama vio como Don se tambaleaba apoyado sobre la pared, ¿era la sangre de brujo lo que le había causado ese mareo? A toda prisa se acercó a él permaneciendo a escasos centímetros. -¿Es por mi sangre? ¿Es... mala?- No entendía de eso, de ahí la pregunta. Sus ojos volvieron a recorrer el cuerpo del vampiro, cada vez que lo hacía le parecía más guapo y sus ojos más embriagadores si cabía. Su cuerpo, como atraído por la gravedad, se acercó por completo al del jinete colocando las manos sobre su abdomen. -Yo también quiero probar algo de ti...-. Una de sus manos voló hasta uno de los bolsillos de su pantalón, sacó un pañuelo blanco impecable y lo usó para limpiar los restos de sangre que aún quedaban en sus labios y barbilla, cuando hubo retirado todo se inclinó sobre el vampiro besando esos tentadores labios que tanto deseaba probar.
Cuando le preguntó que si quería comprobar como era el mordisco de la muerte dos respuesta opuestas aparecieron a ambos lados de su cabeza. Una era un gran ''Si'' bien luminoso y llamativo, no obstante era la respuesta que más miedo y ansiedad le generaba, ¿sería buena idea dejar que le mordiese? ¿Y si no sabía controlarse y lo drenaba por completo? ¿Y... si le gustaba demasiado? Sabía de gente adictos a las mordeduras de vampiro, no quería ser uno de esos. La otra respuesta era un ''No'' mucho más pequeño pero mucho más sensato y atractivo para el brujo. Cuando iba a dar la respuesta sensata el vampiro se adelantó eligiendo por su cuenta la respuesta contraria hincando sus colmillos en el cuello de Bjorn. Sus ojos se cerraron con fuerza por el dolor y un quejido se escapó de entre sus labios resonando fugazmente por el dormitorio. Sentía como un ser parásito absorbía sus sangre, si, lo sentía, era un parásito de los grandes, como para no sentirlo. Cuando quiso reaccionar y apartarlo el volvió a adelantarse empujándolo contra la cama sobre la que cayó de espaldas y donde permaneció unos instantes con la mirada clavada en el techo. ¿Que era eso que sentía? No era dolor ni ninguna otra sensación negativa, ¿le había gustado? ¿Le había... excitado? -Vaya, supongo que esperas que te lo agradezca ¿no? ¿Pero por que? ¿Por que no merezco morir aún? ¿Vas a esperar a que cometa más pecados?- Eso era lo que menos entendía de todo, ¿sería ese el verdadero motivo o había algo más.
Cuando por fín se reincorporó y levantó de la cama vio como Don se tambaleaba apoyado sobre la pared, ¿era la sangre de brujo lo que le había causado ese mareo? A toda prisa se acercó a él permaneciendo a escasos centímetros. -¿Es por mi sangre? ¿Es... mala?- No entendía de eso, de ahí la pregunta. Sus ojos volvieron a recorrer el cuerpo del vampiro, cada vez que lo hacía le parecía más guapo y sus ojos más embriagadores si cabía. Su cuerpo, como atraído por la gravedad, se acercó por completo al del jinete colocando las manos sobre su abdomen. -Yo también quiero probar algo de ti...-. Una de sus manos voló hasta uno de los bolsillos de su pantalón, sacó un pañuelo blanco impecable y lo usó para limpiar los restos de sangre que aún quedaban en sus labios y barbilla, cuando hubo retirado todo se inclinó sobre el vampiro besando esos tentadores labios que tanto deseaba probar.
Bjorn Agrippa- Hechicero Clase Alta
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Re: Un pacto con la muerte [Priv. Armagedon]
"Me hiciste conocer los caminos de la vida;
Me llenarás de gozo con tu presencia."
(Hechos 2:28)
Me llenarás de gozo con tu presencia."
(Hechos 2:28)
Era normal que los mortales no entendiesen el plan de Dios ni sus designios, habitualmente pocos lo entendían, pero Armagedon tenía una fe inquebrantable y estaba seguro de que su Padre jamás lo abandonaría, no le daría más carga que la que podría soportar, lo acompañaría en su camino por duro o solitario que fuese, lo mantendría fuerte y glorioso en su cometido aunque la Muerte tenga que ser la última al final de todos los tiempos. Por eso solía tener una paciencia bastante notable con los mortales que no le producían asco directo. Es decir, cuando se trataba de pecadores viles, malvados, de ese tipo de gente que le sobraba al mundo, no solía darles ni siquiera la oportunidad de expresarse, los mataba y punto. Pero a veces le gustaba conversar con esos otros mortales cuyo mayor pecado era la ignorancia, almas que no había visto la luz y la gracia divina por puro desconocimiento, y en parte su culpa la consideraba menor. Por todos estos hechos, consideraba a Bjorn un ignorante en lo que se refería al asunto divino. Si le habían criado con esos poderes, incitándole a que se creyese superior, por encima del bien y el mal, era hasta cierto punto normal que no pudiera comprender sus "extrañas" elecciones. En su ignorancia, el joven brujo sólo veía que tenía un recipiente bonito y una edad adecuada para cometer libertinaje y locuras, no podía entender que él se debía a una misión más elevada y que le importaba bien poco su envoltorio. Armagedon permanecía indiferente antes los cuerpos bonitos, pero se desconcertaba ante las almas bonitas.
Por todos estos motivos, casi le produjo ternura los comentarios de Bjorn. Él opinaba que la Lujuria hacía la vida más llevadera, pero no caía en la cuenta de que no es más rico quien más tiene sino quien menos necesita. El que necesitara de todo eso para ser feliz estaba perdido, porque la lujuria es fugaz y llena por poco tiempo, sin embargo el amor infinito e incondicional de Dios iluminaba el camino para siempre.
- no pongas palabras en mis labios que no he dicho. No eres una abominación por haber nacido simplemente, nuestro destino lo marcan nuestros actos y si estos son abominable, entonces lo serás.- El brujo le preguntó si había hecho alguna vez algo fuera de lo permitido. No estaba seguro de qué quería decir con eso. Él no obedecía los mandatos y leyes de los hombres, sino los de Dios.- Yo no puedo disfrutar de la vida, como tú lo llamas, porque para mi eso no es una vida, es malgastarla. Ir de aquí para allá siempre buscando el amor y la aprobación de otras personas, perdiendo la cabeza por una mujer o un hombre, derramando lágrimas o incluso matando por ello...no. No soy humano, no me mueven las mismas cosas. El alcohol no me hace demasiado efecto, las drogas no pueden matarme, el placer es efímero y tengo toda una eternidad por delante. No puedo pensar tan a corto plazo.
La sangre de Bjorn le produjo una leve convulsión, era la magia que flotaba en sus células la que se revolvía en ante su esencia vampírica.
- no es mala, tan sólo es la potencia de la magia, prefiero no jugar con eso.- no era del todo cierto, había hechiceros tan poderosos que eran capaces de maldecir la sangre y que ésta hirviera en sus venas o le provocase algun tipo de muerte dolorosa que no se podía permitir si quería salir airoso de su encomienda. Cuando menos se lo esperaba el brujo sacó un pañuelo, le limpió la sangre que goteaba aún de sus labios y después le besó. ¿Era realmente tan inconsciente y tan insensato? Al parecer sí. Incluso después de haber probado lo que era un mordisco de vampiro, se atrevía a ello, eso era algo nuevo y desconcertante.
Entreabrió los labios, la sensación le había pillado desprevenido pero no era desagradable ni mucho menos; le recordaba a los besos que le daban sus hermanos. Entre ellos eran muy cariñosos, a veces hasta un límite algo llamativo. No le produjo asco ni rechazo, como esas veces en las que las meretrices y los fornicadores intentaban pararlo tratando de conquistar a la muerte. En esos casos les sacaba la lengua o les cortaba los labios. Se animó a devolverle el beso sin saber muy bien por qué, quizás debido al pecado que corría por sus venas en forma de sangre, y por un instante su mente se nubló. Agarró a Bjor de la camisa y lo empotró contra la pared del cuarto rozando sus labios de nuevo. Apretó los puños y lo soltó.
- No.- reculó unos pasos y se pasó las manos por la cara cerrando un instante los ojos para recobrar la calma.- este no soy yo, es la sangre que he bebido..- pero hacía ya mucho rato de eso, el pecado debía estar ya diluido a esas alturas.
Armagedon- Vampiro Clase Alta
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