Oui monsieur - Pierre A. Dittmar

por **Taís** Lun Dic 19, 2016 8:09 am

Vivir con el señor Pierre es de lo mas refrescante para Taís, esta luego de hacer sus tareas tiene su tiempo libre para hacer lo que le plazca y su amo no la llama tanto a su presencia como sus anteriores dueños. Esta siempre trata de hacer las cosas bien para que no haya queja de ella y le ha funcionado de lo mas bien, puesto nunca ha sido regañada por sus labores lo cual es un gran cambio para la joven esclava que ha pasado en verdad muchos trabajo en la vida desde que la convirtieron en esclava. Sigue odiando el estilo de vida para las personas negras esclavas, porque sabe que hay negros libres, poco pero los hay. Taís, desea poder ganar la libertad con su amo y por eso hace todo perfectamente en esperanza que este se conmueva de ella para hacer una mujer con libertad.

Por deseo de libertad esta accedió la petición de su amo, de poder ir a la casa de su hermano que es idéntico a el física mente pero en las formas de ser son completamente diferentes y eso le parece un poco extraño. Taís, no discute lo que este le pide porque es su amo y no puede hacerlo asi que solo espera las indicaciones que este tiene que darle para luego irse al otro día a la casa del hermano del señor Dittmar. Esta había terminado de limpiar la casa como siempre, asi que se puso hacer la cena que había pedido el señor para esa noche y hacerla con sus propias manos porque este al probar la comida hecha por ella pidió que solo ella hiciera las comidas para el por lo mucho que le gusto como la hace lo cual es un honor para un esclavo que su amo le de esos halagos.

Esta sirvió la mesa para que el señor comiera en ella y la arreglo para el solo, ya cuando todo estuvo puesto en su lugar solo espero que este llegar a sentarse en su silla para esta comenzar a servirle como siempre. No se queja de las cosas que tiene que hacer porque son sus obligaciones, pero en el fondo desearía no tener que hacerla para alguien que no fuera su esposo ya que veía como su madre atendía a su padre y se notaba era algo que hacia con amor porque era para su hombre amado, nadie la obligaba hacerlo porque era un deber de esposa que había aceptado cuando se caso con el y no una imposición como le toca a el.

Al mirar si todo estaba bien, vio que faltaba el vino y esta fue rápidamente a la cocina para buscarlo, al regresar ya estaba destapado y comenzó a llenar la copa de su amo para cuando llegar a sentarse eso este servido ya que le gusta tomar un poco antes de ella poner la cena en el plato de este.

por **Pierre A. Dittmar** Dom Ene 15, 2017 10:23 pm

Aquel era el día para poner en marcha la otra parte de su plan, había conseguido casi todo lo que se ha propuesto, tenía casi todos los blancos cubiertos para recibir la información propicia de su hermano y la asquerosa familia que había compuesto él, solo necesitaba cubrir uno solo, un pequeño espacio y con ello estaría más que seguro que podría dar rienda suelta a su plan por completo, conseguir a quien fuera la manzana de la discordia y que sería la sombra de su gemelo era lo que más le costaba y por ello su humor iba empeorando.

Había estado por fuera toda la mañana tratando de encontrar a la candidata perfecta para llenar ese espacio pero todo era en vano, no había mujer que llenara sus expectativas y eso lo estaba frustrando y enojando. Ya entrada la noche, agradeció que la luna no estuviera en lo alto, y sin más que hacer tuvo que regresar a su mansión a descansar luego de un día agitado al menos podría poner en marchar la mitad de su maquiavélico plan.

Por primera vez optó por una casa pequeña, no tan lujosa y que no llamara la atención de nadie en la zona residencial, así no levantaría las sospechas de su “cuñada”, sabía que nadie lo esperaba en casa, de empleados solo tenía a una mujer una esclava a la que compro a buen precio de sus anteriores dueños, prácticamente ella tenía su libertar ahí, pues el lobo no pasaba mucho tiempo más que solo en los desayunos y cenas y eso en algunas ocasiones porque otras terminaba en un restaurante y solo llegaba a bañarse y dormir, aun así la comida que le preparaba la mujer era exquisita, con eso era todo lo que necesitaba en ese día, algo de calma y una buena noticia para sus maquinaciones.

Al llegar la mesa ya estaba puesta, con una sonrisa de buen agrado, no espero más y tomó asiento en silencio esperando a que sirviera la comida su esclava; el menú consistía en un sopa de espárragos, arroz con pato asado y una ensalada de verduras acompañada de un buen vino tinto, observó cómo servía la comida mientras bebía de su copa, era momento de hablar con la joven sobre sus nuevas tareas y lo que tendrá que decir a su gemelo; por vez primera iba a hacer algo que jamás nadie hizo.

—Taís, siéntate y sírvete, esta noche comerás conmigo y hablaremos sobre tus nuevas tareas y asignaciones en la mansión de mi hermano, el Doctor Dittmar—

Sonrió lobunamente con la copa aun entre sus manos bebiendo el contenido hasta terminarlo

—Vivirás en la mansión de los Dittmar, y tendrás que observar a mi hermano y a mi cuñadita, la señora Becca y al doctor Dastan, claro que ellos no deben saber de mí en ningún momento, al contrario tendrás que mentirles y fingir muy bien que ya no tienes lazos con tu antiguo amo, ¿Cómo entrarás? De eso me encargo yo, ya tengo todo predispuesto para que mi hermano te acepte en su mansión, un amigo mío será quien te dé a ese imbécil de Dastan como un regalo, ahí tendrás que servirles pero, mantendrás tus ojos, oídos sobre ellos dos y todo lo que ocurra en su casa deberás informármelo, todo con lujo de detalles—

Sonríe extendiendo la copa a la mujer a que le sirva más de aquel vino que en ese momento le parecía el más delicioso de todos.

por **Taís** Lun Ene 30, 2017 4:57 pm

Odiaba tener que servir a todo los de color blando en todo momento y con una sonrisa en los labios, como si eso fuera algo de felicidad para ella. El señor Pierre no era malo con ella sino todo lo contrario era de lo mas agradable con ella, no la trataba de mala manera porque siempre hacia lo que se le decía. Taís aprendió a la mala, que para tener a los amos contentos debía hacer lo que te decían al pie de la letras y sin quejarse de ello para que no terminaras con golpes sobre su cuerpo. A pesar de que la morena sueña con la libertad que un día perdió, esta no lo dice en voz alta sino que maldice por dentro cada día que va pasando pero se vuelve mas esclava con los años.

Cuando el amo Dittmar había llegado a casa nueva mente, todo estaba como le gustaba que estuviera y así cuando este se sentó comenzó a servirle rápida mente. Taís no pudo creer lo que salio de la boca de su amo, esta se detuvo de servir para mirarlo fijamente y no dando cabida a lo que estaba escuchando en esos momentos.

- Los esclavos no tenemos derecho a sentarnos en la mesa de los amos a comer con ellos, es muy amable señor pero aunque quisiera no puedo. No me acuerdo de como usar los cubiertos y como mas con mis manos, ademas no creo verme adecuada para su mesa.-

Expreso honestamente, pero la verdad en su interior era que no deseaba ilusionarse con la posibilidad de tener una vida normal ya que cuando algo bueno le pasa a un esclavo viene acompañado de algo malo.

- Eso que me pide es muy arriesgado señor, pueden matarme si me descubren en ello y a pesar de esta vida que llevo no quiero morir.- Expreso.- Aunque puedo cumplir sus deseos mi señor, si me garantiza que cuando pase un año de eso que me pide me conseguirá el modo de volverme una negra libre.-

Taís se puso a negociar con su amo lo cual puede hacer que le den unos azotes, pero a decir verdad no tenia miedo en ese momento porque quizás eso sea su salidad para la libertad que tanto desea tener y volver a los brazos de sus familiares.

por **Pierre A. Dittmar** Miér Feb 15, 2017 11:35 pm

La explicación que su esclava había exclamado lo llenó de alegría tanto que alzo la copa en dirección de ella con esa sonrisa en su rostro de auto complacencia por las palabras expresadas por la mujer tanto así que luego de aquel brindis exquisito, dejó la copa a un lado para dar un aplauso a aquellos modales de la esclava. Negó con la cabeza retirando su oferta de inmediato

—Me alegra que entiendas tu condición y lugar Taís, me alegra que rechazarás la petición ¿por qué? Porque este trato recibirás cuando vayas a la casa de mi hermano, el jamás te verá como una negra eslava y te tratará de formas tan decentes que te hará desear perderte y ser más su sirviente que mía—

Tomó de nuevo la copa bebiendo hasta terminar y pedir que la llenara de nuevo la mujer

—Tenemos el mismo rostro pero somos muy diferentes así que cuando el trate bien recuerda mis bromas de ahora, porque entonces sabrás a quien perteneces realmente.—

Miró a los ojos de la mujer desafiante y algo enfurecido pero había alguna diversión en sus palabras, más que nada porque estaba tan cerca de llevar a su plan a cabo tanto así que deseaba con todas sus fuerzas acabar con él lo más rápido. Soltó los cubiertos de un golpe con la mano sobre la mesa que hizo sonar hasta el plato de comida

—¿Crees que estas en una situación de poder negociar conmigo? Eres solo una esclava, una negra que pasaría como cosa mía, una posesión más que no importa si desaparece, por mis órdenes dadas.—

Suspiró con fuerza jugando con la comida para dar un bocado de esta, degustando el sabor peor haciendo como si no estuviera bien, como si algo le faltara.

—Si no te mata mi hermano y su mujer te puedo matar yo ¿no lo has pensado Taís? Además una vez que me des lo que necesito te regalaré a él, será a él que convenzas luego que te deje ser una negra ligre, entonces ¿lo harías por tu libertad? Saber que el único hombre o demonio que puede darte la libertad es el ser que vas a traicionar ¿lo harías?—

Replantea la pregunta de la mujer con la suya solo en una mera confusión..

por Contenido patrocinado

Oui monsieur - Pierre A. Dittmar

Oui monsieur - Pierre A. Dittmar

Re: Oui monsieur - Pierre A. Dittmar

Re: Oui monsieur - Pierre A. Dittmar

Re: Oui monsieur - Pierre A. Dittmar

Re: Oui monsieur - Pierre A. Dittmar