| Enric || Ficha de Personaje |

Enric ha sido toda su vida un hombre basado en la bondad, intentando llevar una vida correcta y en ayudar dentro de sus posibilidades. Para ello ha tendido que renunciar a mucho, prohibiéndose pensar en ello. Tampoco es que nunca haya tenido demasiado tiempo para ello, ya que la mayor parte de su día se basaba en trabajar para sacar adelante a su familia. Sin embargo, todo su mundo se desmoronó por un pequeño desliz, siendo condenado al ostracismo y tomando un camino que le relegaría a los bajos fondos de París.

Hoy en día es alguien que empieza a estar carcomido por sus propios demonios. Sus contradicciones, la lucha entre la rabia y la culpa, la moral enseñada y sus deseos, su generosidad frente a los varapalos de la vida, el estar condenado a algo que no termina de querer. A veces nota que si se deja a sus pensamientos empieza a perderse y que ese malestar intenta dominarle, haciendo surgir un odio irracional contra todos, incluido, y especialmente, hacia su hermano. Por tanto, intenta evitar pensar, buscando distracciones, aunque sea refugiándose en el aborrecido trabajo.

En aquel largo periodo de la historia en el que la clase media era tan escasa que casi resultaba extinta, la vida de un común nunca resultó fácil. Las enfermedades y el hambre se mezclaban con las supersticiones y el siempre constante conflicto de los extremos luchando bien por el orden, bien por el progreso. Pero la mayoría del pueblo no vivía dichas contiendas, reservadas a poderosos e ilustrados. Tan sólo sufrían sus consecuencias.

Los Gasquet formaba parte de dicho estrato y, cuando el primogénito de dicha familia contaba con quince años decidieron abandonar su Auvernia natal para instalarse en la capital del reino, buscando mejorar sus condiciones de vida. Sin embargo, la realidad tiende a destrozar las ilusiones de aquellos con pocos recursos y pronto se encontrarían compartiendo una pequeña habitación. Con el paso de los años, la situación mejoró levemente, pero no lo suficiente como para que hubiera merecido la pena abandonar su tierra.

Enric encontró trabajo como vidriero en un taller local, oficio que había aprendido en Riom, y sobre el cual tenía intención de construir su vida. Terminó conociendo a una joven con la que le resultaba agradable compartir su tiempo y decidió que sería una buena idea hacerla su esposa, por lo que al final se prometieron. Meses después se casaron, aunque no tuvieron tiempo suficiente como para tener hijos.

Pero, por mucho que Enric se esforzara por llevar una vida ejemplar, como todos también tenía sus particularidades, ajeándose con ellas de lo que se esperaba de un buen ciudadano. Y él no era lo suficientemente fuerte como para resistirse.

En una noche de verano, hace año y medio, Enric se encontraba en casa a solas con su hermano, durmiendo en el pequeño cuarto aledaño, y un conocido con el cual compartía una baraja de cartas y una conversación que versaba de cualquier tema para pasar el rato. Sin embargo, el vino terminó derivándoles por otros derroteros y, en cuanto se descuidó, el otro se abalanzó sobre él para besarle. Y él no pudo resistirse. Unos minutos después, la puerta de la casa se abriría, desvelando aquel secreto que incluso tenía vedado para sí mismo, exponiendo su perversión tanto a sus padres como a los amigos de éstos.

A la mañana siguiente, los dos hermanos estaban en la calle. El uno por pecar, el otro por ser acusado de cómplice, aunque no tuviera nada que ver. Aunque ninguno de los presentes hubiera acudido a la Iglesia a denunciarles, un pequeño desliz hizo que las habladurías comenzaran, enturbiando así la reputación de los hijos de los Gasquet y forzándoles a la calle. Nadie quería saber de ellos, nadie les daría trabajo, por lo que sólo les quedaban dos caminos: la mendicidad y el robo. Ni Enric ni Joèl tenían dotes para lo segundo y la primera opción quedaba muy restringida por su manchado historial.

La solución vino de la mano de un hombre, el cual les ofreció cama y protección a cambio de trabajar para él. Rehuyendo mentirles o engañar su desempeño, les comunicó que su oficio sería el de dar placer sexual a aquellos que lo requirieran, fueran mujeres u hombres. Enric estuvo a punto de rehusar la oferta, pero sentía que no podía condenar a Joèl a aquellas carencias por un error suyo, así que llegó a un trato con aquel: él trabajaría por ambos. Fue un error, pues así logró desvelar un punto débil que sería explotado por la madama, logrando atarles, quisieran o no, a aquel lugar de mala reputación.