Juliette Kettering

Datos

Nombre: Juliette Kettering.
Edad: 27 años.
Especie: Humana.
Tipo de clase social o cargo: Clase Alta.
Orientación sexual: Heterosexual.
Lugar de Origen: Londres, Inglaterra.

Personalidad

Autoritaria y exigente. Juliette es alguien que no acepta un NO por respuesta, o que otros hagan de inútiles en su presencia. Tiende a ser muy directa cuando habla y siempre va a pedir más de lo que una persona puede dar. No lo hace por maldad alguna, simplemente es su forma de hacer que los demás sean autosuficientes, en especial los artistas. Le gusta hacerles ver su potencial, en caso de que tengan alguno. Para ella es fácil percatarse de ello, es como si tuviera un don, uno que también le hace encontrar dinero y poder en donde sea. Por eso mismo, todo lo anterior, va de la mano con la ambición y los deseos de grandeza. Juliette sencillamente no puede conformarse con una sola cosa, siempre querrá más, y no habrá impedimento alguno para obtener todo lo que quiera, así tenga que valerse de lo peor.

Fría y calculadora. No valdrá que la quieran hacer flaquear en sus propósitos, Juliette siempre va un paso más adelante. Tiende a visualizar antes el campo de batalla, así podrá mejorar sus tácticas de batalla, y mucho más cuando se trata de negocios. Es mujer sin escrúpulos, de esas a las que no se les puede dar la espalda. Le gusta manejar las fichas a su favor, que todo salga conforme a sus planes, que siempre serán varios. Juliette no deja nada al azar, posee una mente brillante, una que no muestra demasiado apego por lo emocional.

Inteligente, sagaz y una excelente rival. Dará las mejores batallas, las mismas que buscará la manera de ganar. A veces de manera digna, otras veces no. Lo único que se plantea en su mente es “obtener la victoria”, como sea. Su cultura, forma de actuar, y demás atributos, hacen de Juliette una persona que llama poderosamente la atención a donde va. Pero, bien dicen por ahí, tener demasiadas cualidades puede ser peligroso.

Egoísta y posesiva. ¡Nadie toca lo que le pertenece! Lo que sea, pero nadie se atreverá a acercarse. Esto puede generar en Juliette un terrible deseo de destrucción hacia lo otra persona. No llega al punto de ser obsesiva, tampoco es tan sencillo llamar su atención, sin embargo, si esto llegara a pasar, se convertiría en una mujer excesivamente territorial y amarga. Una punzada en el corazón, muy cercana a un infarto.

Orgullosa y un tanto superficial. No hay peor cosa que deteste que intenten herirle el ego. Aunque es difícil conseguirlo, si alguien llegase a lograrlo, se ganaría a Juliette de enemiga. Le cuesta admitir sus errores abiertamente, a pesar de estar consciente de ellos, más bien prefiere meditar mejor sus estrategias. No obstante, jamás actúa con debida humildad. Ella no ve en el fracaso algo de lo que pueda aprender, sino, un error que le quitará millones, que arruinara su reputación. Quizás por eso viva con temor a perder, a no ser reconocida; la ruina de su reinado.

En resumen, no se puede confiar en ella, no siempre jugará limpio. Pero si se consiguen sus puntos débiles, se tendrá como aliada, tampoco se pretenderá conseguir su humillación, eso es algo que nunca pasará.

Historia

George Kettering había logrado forjar todo un imperio en el mundo del mercado del arte en Inglaterra. El hombre, oriundo de Londres, se había convertido en un reconocido galerista y mecenas, luego de su padre, superando la reputación de éste. Era, sin duda, un tipo poderoso, que gozaba de un estatus social elevado. Pero, como muchas veces ocurre, George terminó por fijarse en la mujer equivocada, porque así son los azares de la vida. Margaret era una mujer hermosa y elegante, pero cuyo oficio resultó ser de indudable reputación; ella, muy secretamente, se dedicaba a la prostitución. Ella era de esas putas caras, y el más soso de todos cayó en su trampa. En este caso fue George Kettering.

Del matrimonio entre George y Margaret nacieron dos hijos: Herbert y Juliette. Ambos se llevaban pocos años de diferencia, y sus primeros años de vida fueron grandiosos, pues tenían a unos padres que, aparentemente, se amaban y les ofrecían, no sólo lujos, sino también cariño, y todo cuanto un niño desafortunado quisiera. Pero resultó que no todo es felicidad.

Margaret nunca dejó a un lado sus mañas y eso empezó a crear conflictos. George jamás toleraría semejante insulto, él tenía un negocio y un estatus que conservar; tampoco iba a permitir que sus hijos recibieran tan mal ejemplo de su madre. Esto causó tanta indignación en Margaret que le amenazó con marcharse y llevarse a sus hijos con ella, pero George no la dejó. Terminó apartando a los niños de su lado, y como un vil desgraciado, envió a asesinar a Margaret. Luego les contó otra historia a Herbert y a Juliette, de cinco y ocho años respectivamente. Historia que mantuvo hasta que éstos se hicieron adultos.

Para Juliette, saber que su madre estaba muerta, que no la vería más nunca, era algo que no asimiló con tanta lucidez como su hermano mayor. Aunque estuviera rodeada de todo cuanto quisiera, y la enfermedad ni siquiera pretendía acercársele, sentía un gran vacío en casa. Siempre fue unida a su progenitora, ella lo era todo, no se hallaba sin Margaret a su lado. Esta pérdida hizo que Juliette fuera encerrándose más en sí misma, volviéndose una mujer fría, reservada y distante. En su adolescencia resultó ser tan indolente, que pocos criados la soportaban. Era autoritaria, estricta, y demostraba con creces que poseía el mismo carácter de su padre, mientras Herbert era más tolerante y risueño, como lo era Margaret en vida. Ambos muchachos mostraron ser talentosos, a pesar de sus personalidades dispares, las cuales no se repelían, sino que se complementaban. Juliette tenía esa misma chispa para los negocios como George, y Herbert poseía sensibilidad e ingenio artístico.

Ambos, al cabo de unos años, cuando ya George estaba algo mayor, decidieron unirse para hacerse cargo del negocio familiar. Juliette contribuía a hacer el papel de marchand, mientras Herbert se encargaba de ser mecenas y curador a la vez, sirviendo a su propia red de galerías de arte. Los hermanos dejaron por muy alto el negocio de los Kettering; no cometieron fallos, sino que avanzaronn a pasos agigantados, teniendo a los mejores artistas ingleses de su lado. Pero no sólo eso, Juliette y Herbert eran mucho más ambiciosos, y no se hizo esperar que más adelante decidieran dedicarse al mercado negro del arte. El contrabando era una idea magnífica, así que, luego de meditarlo varias veces, aquel trabajo turbio también entró en su historial.

Al cabo de un tiempo Juliette terminó casándose con alguien igualmente influyente. Aquel matrimonio sólo fue el resultado de un pacto, de una alianza, de algo que no se hizo por amor. Había tensión, sí, pero sólo eso. Cada quien solía estar metido de lleno a su trabajo y sólo compartían ciertos momentos por simple placer. Fue esto mismo lo que llevó a Juliette a interesarse en un joven pintor. El muchacho era un protegido del linaje de los Médici, al cual conoció en una subasta, cuando apenas era un novato en el área. Ella se aferró a esa relación, en secreto, sin que su esposo tuviera la mínima sospecha.
Actualmente Juliette continúa con aquella relación clandestina, pero de manera muy casual. Sin embargo, el destino volverá a unirlos en París, la ciudad que ha seleccionado la poderosa Kettering para iniciar nuevos negocios, y no precisamente buenos.

Datos Extras

—Aunque ha pasado ya bastante tiempo, Juliette ha empezado a tener sospechas sobre la repentina desaparición de su madre
—Le agradan los felinos, incluso posee uno de raza persa de color blanco.
—Tiene una colección de rubíes. Éstas son sus gemas favoritas.
—Sufre de entomofobia, es decir, fobia a los insectos.
—Su artista favorito es William Blake.