AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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And one day, you came [] Soren Kaarkarogf
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And one day, you came [] Soren Kaarkarogf
Era el décimo pájaro que contaba haber visto desde la ventana. Así eran sus tardes, estresantemente aburridas y tediosas, llenas de horas con contenido poco interesando y “de calidad”. Un suspiro recorrió sus labios mientras su mirada continuaba clavada en lo que el vidrio transparente trataba de ocultar. Las cuatro paredes que conformaban su habitación encerraban la misma soledad que anidaba en el alma de su inquilino, rodeada de papel de pared de tonos medios, ocres y rojos, con cierto toque regio en forma de doradas cenefas. Los muebles acompañaban con su presencia caoba y dorada, mientras que las cortinas beige estaban anudadas a cada uno de los lados de la ventana, permitiendo a la luz del sol entrar por ella.
Sus labios se torcieron de curiosidad y extrañeza al ver alguien acercarse a la puerta de la casa. Apenas podía verse con claridad quién era, pero estaba casi seguro de que sus padres no esperaban ninguna visita, y mucho menos, él. Todo quedó en un simple vistazo, en una figura desconocida entrando a su casa y siendo atendida por cualquiera de sus familiares. Nada aparentemente interesante.
Su vista se deslizó con pereza por la alfombra que decoraba los pies de la cama hasta el final de la misma, donde pareció dejar olvidado el estuche de su violín, perfectamente cerrado pero descuidadamente colocado. Las hojas de partitura continuaban en el mismo sitio en el que las había dejado, sobre su escritorio, algo desordenadas y junto a un par de libros de solfeo que estaba más que aburrido de leer. Su mente salió de manera abrupta del ensimismamiento en cuanto la puerta que conectaba su cuarto con el pasillo sonó. Varios golpes sonoros hicieron que el joven se pusiera en pie, casi sin darle tiempo a recoger aquel pequeño desorden que tenía por habitáculo.- ¿Sí?- Contestó despistado, corriendo apurado a recolocar el violín sobre la cama y los papeles en los cajones del escritorio.
-Joël, soy yo.- Su madre. Su voz hizo que otro suspiro saliera de su boca, aunque este fue más de reproche que de aburrimiento. La puerta se abrió irremediablemente, un hecho que no le sorprendió en absoluto, pero lo que vio sí que le tomó por sorpresa. Su madre no estaba sola.- Joël, cielo, te presento a Soren Kaarkarogf.- Su cabeza permaneció completamente en blanco los primeros segundos, casi no fue capaz de reaccionar ante la situación. ¿Era cosa suya o sus padres le estaban eligiendo las amistades a estas alturas de la vida?- El señor Kaarkarogf es un excelente profesor, ha venido a enseñarte.- No. No era el hijo de un nuevo amigo de sus padres.
Otro suspiro salió de él, y junto a él, su mente de abstrajo de escuchar todo lo que le continuó hasta que su amada madre, se marchó, dejando a los dos varones solos. Había vuelto a hacerlo. Había vuelto a traerle a un tutor para que le enseñara algo que quizás no tenía ningún interés en aprender.- Encantado, supongo.- Otro motivo más para que pensase en lo mimado que estaba.
Sus labios se torcieron de curiosidad y extrañeza al ver alguien acercarse a la puerta de la casa. Apenas podía verse con claridad quién era, pero estaba casi seguro de que sus padres no esperaban ninguna visita, y mucho menos, él. Todo quedó en un simple vistazo, en una figura desconocida entrando a su casa y siendo atendida por cualquiera de sus familiares. Nada aparentemente interesante.
Su vista se deslizó con pereza por la alfombra que decoraba los pies de la cama hasta el final de la misma, donde pareció dejar olvidado el estuche de su violín, perfectamente cerrado pero descuidadamente colocado. Las hojas de partitura continuaban en el mismo sitio en el que las había dejado, sobre su escritorio, algo desordenadas y junto a un par de libros de solfeo que estaba más que aburrido de leer. Su mente salió de manera abrupta del ensimismamiento en cuanto la puerta que conectaba su cuarto con el pasillo sonó. Varios golpes sonoros hicieron que el joven se pusiera en pie, casi sin darle tiempo a recoger aquel pequeño desorden que tenía por habitáculo.- ¿Sí?- Contestó despistado, corriendo apurado a recolocar el violín sobre la cama y los papeles en los cajones del escritorio.
-Joël, soy yo.- Su madre. Su voz hizo que otro suspiro saliera de su boca, aunque este fue más de reproche que de aburrimiento. La puerta se abrió irremediablemente, un hecho que no le sorprendió en absoluto, pero lo que vio sí que le tomó por sorpresa. Su madre no estaba sola.- Joël, cielo, te presento a Soren Kaarkarogf.- Su cabeza permaneció completamente en blanco los primeros segundos, casi no fue capaz de reaccionar ante la situación. ¿Era cosa suya o sus padres le estaban eligiendo las amistades a estas alturas de la vida?- El señor Kaarkarogf es un excelente profesor, ha venido a enseñarte.- No. No era el hijo de un nuevo amigo de sus padres.
Otro suspiro salió de él, y junto a él, su mente de abstrajo de escuchar todo lo que le continuó hasta que su amada madre, se marchó, dejando a los dos varones solos. Había vuelto a hacerlo. Había vuelto a traerle a un tutor para que le enseñara algo que quizás no tenía ningún interés en aprender.- Encantado, supongo.- Otro motivo más para que pensase en lo mimado que estaba.
Joël Étang- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 23/01/2017
Re: And one day, you came [] Soren Kaarkarogf
¡Por fin había logrado conseguir otro trabajo como tutor!
Llevaba semanas buscando un trabajo que pagara mejor y luego del pequeño incidente en el que había tenido que gastar todos sus francos para comprar ese perro callejero que iban a matar, había quedado de nuevo como al comienzo, sin un centavo en el bolsillo. Habían pasado ya más de medio año desde que se había desenterrado. Pasar 6 años bajo tierra le había hecho perder muchas de sus pertenencias y por supuesto la tienda, que ahora estaba rentada por otra persona. Quería recuperar el local, era su prioridad, inclusive más que rentar una casa (por ahora la cabaña abandonada le era suficiente), pero más importante aún, quería volver a enseñar, esa era la razón principal por la cual había salido de la tierra y había decidido volver a vivir en sociedad.
Enseñar era su mayor pasión, era el motivo por el que seguía allí de pie luego de tantos años a su cuesta. Tener un propósito en la vida le daba sentido y le hacía sentir 'útil', aún cuando hubiese perdido todos los vestigios de su humanidad.
Se sentía afortunado de haber sido contratado por esa amable señora, aunque claro, la primera clase era de prueba y ella había dicho que si, no le gustaba la clase, le pagaría sólo la mitad, por lo que Soren no pensaba desperdiciar la oportunidad. Esa noche se levantó más temprano que de costumbre (tan temprano como un Vampiro podía, claro está) y se arregló con sus mejores ropas, un abrigo azul oscuro viejo y mustio, un sombrero algo raído, un corbatín azul oscuro en su cuello y un saco de lana color crema. No estaba en posición de comprar ropa nueva, habían muchas cosas que debía solventar antes de preocuparse por su apariencia, sin embargo había aprendido a las malas que en ese trabajo, la apariencia importaba, así que se preocupó por peinarse el rebelde cabello cenizo y cortar un poco la descuidada barba.
Conforme se acercaba a la casa se iba sintiendo cada vez más nervioso, no era que dudara de sus conocimientos o capacidades, si no que más bien, temía no agradarle al alumno.
Ya le había pasado en meses anteriores, con un chico rico a quien no volvió a ver luego de la primera clase, también con una niña, cuyos padres no le habían vuelto a llamar. ¿Había algo en él que no les gustaba? ¿Era un profesor aburrido?, todas esas preguntas se revolvían en su cabeza conforme la señora lo dejaba entrar en la casa, no le prestó mucha atención a la decoración, pues su ansiedad iba en aumento y decenas de preguntas se arremolinaban en su cabeza haciéndole sentir inseguro. Una vez en el cuarto y cuando la madre se fue, pudo fijarse con más atención en su futuro alumno, un chico que tendría un poco más de 20 años y que... no parecía muy a gusto con la situación.
Genial.
- Encantado, es un placer... ¿Joven Joel? Puedo llamarlo así o ¿Prefiere que le llame ''Monsieur? - Bajó la mirada con expresión nerviosa y agregó – Soy profesor de historia del arte... sin embargo no tengo claro que sea lo que le interese aprender – De repente cayó en cuenta que aquella era una pésima forma de comenzar la clase, tenía que mostrar que sabía lo que estaba haciendo – Q...quiero decir, si quiere aprender directamente una técnica de pintura, también le puedo enseñar... estoy abierto a sugerencias – Agregó apresuradamente.
Llevaba semanas buscando un trabajo que pagara mejor y luego del pequeño incidente en el que había tenido que gastar todos sus francos para comprar ese perro callejero que iban a matar, había quedado de nuevo como al comienzo, sin un centavo en el bolsillo. Habían pasado ya más de medio año desde que se había desenterrado. Pasar 6 años bajo tierra le había hecho perder muchas de sus pertenencias y por supuesto la tienda, que ahora estaba rentada por otra persona. Quería recuperar el local, era su prioridad, inclusive más que rentar una casa (por ahora la cabaña abandonada le era suficiente), pero más importante aún, quería volver a enseñar, esa era la razón principal por la cual había salido de la tierra y había decidido volver a vivir en sociedad.
Enseñar era su mayor pasión, era el motivo por el que seguía allí de pie luego de tantos años a su cuesta. Tener un propósito en la vida le daba sentido y le hacía sentir 'útil', aún cuando hubiese perdido todos los vestigios de su humanidad.
Se sentía afortunado de haber sido contratado por esa amable señora, aunque claro, la primera clase era de prueba y ella había dicho que si, no le gustaba la clase, le pagaría sólo la mitad, por lo que Soren no pensaba desperdiciar la oportunidad. Esa noche se levantó más temprano que de costumbre (tan temprano como un Vampiro podía, claro está) y se arregló con sus mejores ropas, un abrigo azul oscuro viejo y mustio, un sombrero algo raído, un corbatín azul oscuro en su cuello y un saco de lana color crema. No estaba en posición de comprar ropa nueva, habían muchas cosas que debía solventar antes de preocuparse por su apariencia, sin embargo había aprendido a las malas que en ese trabajo, la apariencia importaba, así que se preocupó por peinarse el rebelde cabello cenizo y cortar un poco la descuidada barba.
Conforme se acercaba a la casa se iba sintiendo cada vez más nervioso, no era que dudara de sus conocimientos o capacidades, si no que más bien, temía no agradarle al alumno.
Ya le había pasado en meses anteriores, con un chico rico a quien no volvió a ver luego de la primera clase, también con una niña, cuyos padres no le habían vuelto a llamar. ¿Había algo en él que no les gustaba? ¿Era un profesor aburrido?, todas esas preguntas se revolvían en su cabeza conforme la señora lo dejaba entrar en la casa, no le prestó mucha atención a la decoración, pues su ansiedad iba en aumento y decenas de preguntas se arremolinaban en su cabeza haciéndole sentir inseguro. Una vez en el cuarto y cuando la madre se fue, pudo fijarse con más atención en su futuro alumno, un chico que tendría un poco más de 20 años y que... no parecía muy a gusto con la situación.
Genial.
- Encantado, es un placer... ¿Joven Joel? Puedo llamarlo así o ¿Prefiere que le llame ''Monsieur? - Bajó la mirada con expresión nerviosa y agregó – Soy profesor de historia del arte... sin embargo no tengo claro que sea lo que le interese aprender – De repente cayó en cuenta que aquella era una pésima forma de comenzar la clase, tenía que mostrar que sabía lo que estaba haciendo – Q...quiero decir, si quiere aprender directamente una técnica de pintura, también le puedo enseñar... estoy abierto a sugerencias – Agregó apresuradamente.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: And one day, you came [] Soren Kaarkarogf
No era noticia el hecho de que sus padres hacían cosas por él a sus espaldas y se inmiscuían en asuntos que no les concernían sobre su hijo menor, como por ejemplo, aquello que acababa de suceder. Tenían esa simpática forma de hacer las cosas, no informar a su retoño de lo que hacían por su bien y por el de su futuro- Joël.- Pronunció, ciertamente molesto por la situación.- A secas.- Estaba seguro de que el muchacho no tenía ni la más mínima culpa de lo que había pasado, estaba claro. Pero la molestia y el enfado tardarían un poco en irse.- Siéntate, por favor. No te quedes de pie.- Ofreció a la par que él volvía a sentarse. Mientras tanto, no pudo evitar analizarlo, mirarlo de arriba abajo. ¿Estaba de broma? ¡Si podía tener perfectamente su edad! ¿Cómo podía una persona tan joven ser profesor de algo?
La indignación crecía a medida que los segundos continuaban pasando, uno detrás de otro, sin prisa y sobre todo, sin pausa ninguna, no como el silencio que se apoderó de la sala durante un par de ellos, hasta que su invitado lo rompió con una leve y torpe presentación, a su gusto. No le culpaba, debía estar nervioso al verse en medio de un drama familiar como el que tenía. Al principio quiso reírse, pero quizás daría una impresión aún más mala de él, así que intentó contenerse todo lo que pudo, mientras al mismo tiempo, trataba de atender a quien sería su tutor privado.- Sé que… todo esto está siendo muy ambiguo y rápido.- comenzó, ahora sí que no sabía cómo decirle que no tenía ni idea de qué quería aprender. Porque la idea no había sido suya.- Demasiado para mi gusto.- Puntualizó. Como de costumbre.- Pero… quiero que sepa, antes de empezar, que no tenía ni la más mínima idea de que mis padres habían acordado con su persona el darme clase.
Con lo cual, igual de perdido -o más- que él.
- Así que... ¿puedo sugerir comenzar por el principio?- Hubiese preferido volver a las aburridas clases de solfeo o con la tediosa institutriz que le enseñó alguna vez en su vida lo que eran los modales. Pero ninguno de los dos eligió estar ahí ese día.-¿Le apetece algo? ¿Un té, un café...?- Comenzó a enlistar tras un largo suspiro que consiguió apaciguar parte de la carga que sentía. No paraba de repetirse que aquel pobre profesor no tenía ni la más mínima culpa de sus molestias, con lo cual… él no tenía por qué pagar los platos rotos de nadie.- Siento mucho todo lo que ha pasado. Usted sólo viene a hacer su trabajo. ¿Le apetece algo de comer?- Ahora ya no podía controlarse. Segundo a segundo su furia se fue transformando en culpa y sentía la necesidad de compensar las malas formas y palabras que pudo haber tenido con aquel pobre muchacho.
La indignación crecía a medida que los segundos continuaban pasando, uno detrás de otro, sin prisa y sobre todo, sin pausa ninguna, no como el silencio que se apoderó de la sala durante un par de ellos, hasta que su invitado lo rompió con una leve y torpe presentación, a su gusto. No le culpaba, debía estar nervioso al verse en medio de un drama familiar como el que tenía. Al principio quiso reírse, pero quizás daría una impresión aún más mala de él, así que intentó contenerse todo lo que pudo, mientras al mismo tiempo, trataba de atender a quien sería su tutor privado.- Sé que… todo esto está siendo muy ambiguo y rápido.- comenzó, ahora sí que no sabía cómo decirle que no tenía ni idea de qué quería aprender. Porque la idea no había sido suya.- Demasiado para mi gusto.- Puntualizó. Como de costumbre.- Pero… quiero que sepa, antes de empezar, que no tenía ni la más mínima idea de que mis padres habían acordado con su persona el darme clase.
Con lo cual, igual de perdido -o más- que él.
- Así que... ¿puedo sugerir comenzar por el principio?- Hubiese preferido volver a las aburridas clases de solfeo o con la tediosa institutriz que le enseñó alguna vez en su vida lo que eran los modales. Pero ninguno de los dos eligió estar ahí ese día.-¿Le apetece algo? ¿Un té, un café...?- Comenzó a enlistar tras un largo suspiro que consiguió apaciguar parte de la carga que sentía. No paraba de repetirse que aquel pobre profesor no tenía ni la más mínima culpa de sus molestias, con lo cual… él no tenía por qué pagar los platos rotos de nadie.- Siento mucho todo lo que ha pasado. Usted sólo viene a hacer su trabajo. ¿Le apetece algo de comer?- Ahora ya no podía controlarse. Segundo a segundo su furia se fue transformando en culpa y sentía la necesidad de compensar las malas formas y palabras que pudo haber tenido con aquel pobre muchacho.
Joël Étang- Humano Clase Media
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Re: And one day, you came [] Soren Kaarkarogf
Se sentó en la silla donde el joven le indicó, Soren no era muy bueno leyendo los rostros de la gente, por lo que a veces no notaba cuando una persona se aburría o se molestaba con algo que el dijera, sin embargo podía sentir cierta tensión de parte del chico, se le ocurrió que podría usar sus poderes Vampíricos para meterse en su cabeza y adivinarlo, pero por supuesto alejó esa idea descabellada en cuestión de segundos y siguió escuchando al chico.
-Entonces...quiere decir que no le interesa el arte... - Murmuró más como una afirmación que como una pregunta, cuando el chico le había dicho que los padres habían planeado esa clase, comenzaba a comprender el porqué de la tensión que sentía en el ambiente, el chico estaba siendo 'obligado' a estudiar, levantó el rostro y con una mirada amable que denotaba que tenía una paciencia infinita, agregó – Entonces será mi trabajo hacer que le interese -
Le gustaba la idea de que el chico terminara interesado en el mundo del arte, gracias a su intervención, de repente se sintió muy motivado.
-Um... sólo café si no es mucha molestia – Respondió y cuando el chico comenzó a disculparse, Soren movió las manos enguantadas hacía ambos lados y negó con la cabeza – No hay problema, no es la primera vez que me pasa, antes trabajaba en la Universidad de París e impartía historia del arte allí, también tenía estudiantes que se sentían obligados a tomar mi asignatura – Le explicó colocando sus manos sobre las rodillas – La historia no es algo que le guste a muchos, la gente prefiere otras ramas del arte... pero eso es lo de menos, no me gustaría enseñarte algo que no te interesa porque... sólo haría la clase aburrida – Se quedó pensativo por unos segundos y luego bajó la voz y lo miró de manera confidencial, aunque nadie más estuviera escuchándoles en la habitación – Aquí entre nos, podemos pretender que te enseño historia como tus padres quieren... pero en las clases tu puedes escoger el tema -
Iba a agregar que necesitaba el dinero de todas formas, así que haría cualquier cosa para que sus padres le contrataran una próxima vez, pero prefirió no hablar de más. Giró el rostro y preguntó lo que tenía en mente desde que había llegado.
- ¿Tocas el violín? -
-Entonces...quiere decir que no le interesa el arte... - Murmuró más como una afirmación que como una pregunta, cuando el chico le había dicho que los padres habían planeado esa clase, comenzaba a comprender el porqué de la tensión que sentía en el ambiente, el chico estaba siendo 'obligado' a estudiar, levantó el rostro y con una mirada amable que denotaba que tenía una paciencia infinita, agregó – Entonces será mi trabajo hacer que le interese -
Le gustaba la idea de que el chico terminara interesado en el mundo del arte, gracias a su intervención, de repente se sintió muy motivado.
-Um... sólo café si no es mucha molestia – Respondió y cuando el chico comenzó a disculparse, Soren movió las manos enguantadas hacía ambos lados y negó con la cabeza – No hay problema, no es la primera vez que me pasa, antes trabajaba en la Universidad de París e impartía historia del arte allí, también tenía estudiantes que se sentían obligados a tomar mi asignatura – Le explicó colocando sus manos sobre las rodillas – La historia no es algo que le guste a muchos, la gente prefiere otras ramas del arte... pero eso es lo de menos, no me gustaría enseñarte algo que no te interesa porque... sólo haría la clase aburrida – Se quedó pensativo por unos segundos y luego bajó la voz y lo miró de manera confidencial, aunque nadie más estuviera escuchándoles en la habitación – Aquí entre nos, podemos pretender que te enseño historia como tus padres quieren... pero en las clases tu puedes escoger el tema -
Iba a agregar que necesitaba el dinero de todas formas, así que haría cualquier cosa para que sus padres le contrataran una próxima vez, pero prefirió no hablar de más. Giró el rostro y preguntó lo que tenía en mente desde que había llegado.
- ¿Tocas el violín? -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: And one day, you came [] Soren Kaarkarogf
No lo comprendió. No entendió aquella afirmación ni su sonrisa, pero aun así, se sintió feliz. Al principio se había podido sentir relativamente mal por el profesor, le contrataron para instruir a un joven que no tenía ni el más mínimo interés en aprender de sus conocimientos, pero que se resignaba por deber más que por placer. Y él, sin embargo, sonreía. Sus labios se arquearon ligeramente al notar el mismo gesto en el rostro ajeno, aliviado por la resolución del pequeño altercado.
- De acuerdo, discúlpeme mientras voy a buscárselo.- Su cuerpo se movió rápidamente hasta la puerta de su habitación, abriéndola y cerrándola él mismo, mientras salía del cuarto. Trató de tardar lo menos posible y esperó que así fuera. Y mientras su invitado esperaba en una de las habitaciones más desordenadas de la casa, el joven le pidió amablemente a su madre que preparase un café. Cabía destacar que él era un torpe y un patoso con cualquier cosa que tuviese que ver con la cocina… podría tener muy buena mano con otras cosas, pero prefería no tentar a la suerte.
- Siento mucho haber tardado tanto.- Una disculpa era suficiente, no quería poner ninguna excusa, mancharía aún más la mala impresión que se pudo haber llevado de él nada más entrar en el cuarto.- No quiero sonar muy pretencioso, pero debo admitir que me sorprende ver que una persona tan joven haya sido profesor en la universidad de la ciudad.- Se acercó con cuidado hasta él, tendiéndole el café servido en taza.- Si quiere más azúcar, no dude en pedirla. No es ninguna molestia ir a buscarla.
- Bueno, yo…- Una idea interesante. Jamás se le habría pasado por la cabeza semejante planteamiento, y mucho menos, con alguien que probablemente tuviese que dar informes de los avances a los padres del alumno en cuestión.- No lo sé, puedo adaptarme a todo.- O al menos eso creía él de sí mismo. Su mirada se alzó confusa y sorprendida al mismo tiempo, una de las tantas cosas que no se esperaba de aquella persona. Le estaba sabiendo muy rara la situación.- Sí… entre otros instrumentos.- No fue capaz de caer de nuevo en el desastre que tenía hasta ese momento. No es que estuviese patas arriba, tan solo estaba ligeramente desorganizado. Lo suficiente para empezar a sentirse un poco avergonzado.
- De acuerdo, discúlpeme mientras voy a buscárselo.- Su cuerpo se movió rápidamente hasta la puerta de su habitación, abriéndola y cerrándola él mismo, mientras salía del cuarto. Trató de tardar lo menos posible y esperó que así fuera. Y mientras su invitado esperaba en una de las habitaciones más desordenadas de la casa, el joven le pidió amablemente a su madre que preparase un café. Cabía destacar que él era un torpe y un patoso con cualquier cosa que tuviese que ver con la cocina… podría tener muy buena mano con otras cosas, pero prefería no tentar a la suerte.
- Siento mucho haber tardado tanto.- Una disculpa era suficiente, no quería poner ninguna excusa, mancharía aún más la mala impresión que se pudo haber llevado de él nada más entrar en el cuarto.- No quiero sonar muy pretencioso, pero debo admitir que me sorprende ver que una persona tan joven haya sido profesor en la universidad de la ciudad.- Se acercó con cuidado hasta él, tendiéndole el café servido en taza.- Si quiere más azúcar, no dude en pedirla. No es ninguna molestia ir a buscarla.
- Bueno, yo…- Una idea interesante. Jamás se le habría pasado por la cabeza semejante planteamiento, y mucho menos, con alguien que probablemente tuviese que dar informes de los avances a los padres del alumno en cuestión.- No lo sé, puedo adaptarme a todo.- O al menos eso creía él de sí mismo. Su mirada se alzó confusa y sorprendida al mismo tiempo, una de las tantas cosas que no se esperaba de aquella persona. Le estaba sabiendo muy rara la situación.- Sí… entre otros instrumentos.- No fue capaz de caer de nuevo en el desastre que tenía hasta ese momento. No es que estuviese patas arriba, tan solo estaba ligeramente desorganizado. Lo suficiente para empezar a sentirse un poco avergonzado.
Joël Étang- Humano Clase Media
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Re: And one day, you came [] Soren Kaarkarogf
-No ha tardado nada – Exclamó cuando el chico regresó con el café, como Vampiro no podía beber o comer otra cosa que no fuera sangre, pero el café era su bebida favorita y lamentaba no poder saborearla como cuando estaba vivo, así que a pesar de no poder discernir el sabor real, el olor siempre le transportaba a otros lugares y le traía recuerdos gratos. La pregunta sobre su edad siempre le ponía incómodo, era el tipo de situaciones en las que siempre se veía envuelto gracias a su apariencia juvenil. No podía revelar que llevaba 300 años deambulando por el mundo, así que el tema siempre le ponía algo nervioso.
-Quizás luzco joven, pero no lo soy – Comentó tomando la taza, disfrutando la tibieza que sentía en sus manos aún a través de sus guantes de lana – Es gracias a las mascarillas de limón y té negro, receta de mi abuela, te puede quitar hasta 10 años de encima – Agregó en tono juguetón, aunque seguía sin sonreír. No solía sonreír, no porque fuera apático, sino porque siempre temía mostrar sus colmillos sin querer.
Olfateó el café y cerró los ojos unos segundos conforme las gafas se le fueron empañando por el vapor.
-Café Italiano – Exclamó con interés – Esta bien así sin el azúcar, es un café amargo y fuerte de todas formas, ponerle dulce sería como ir en contra de su naturaleza – Se llevó la taza a los labios y bebió, lamentablemente sabía como todo lo que no era sangre, a cenizas – Si fuera café del nuevo mundo, le agregaría azúcar – El chico entonces le dijo que podía adaptarse a todo y mientras pensaba por donde podían comenzar, el chico le decía que podía tocar varios instrumentos.
- Oh si... no es muy atrevido de mi parte preguntar... ¿Es tu gusto por la música también una obligación impuesta por tus padres? - Se estaba metiendo demasiado en la situación familiar de Joel, pero realmente sentía curiosidad por conocer más a fondo a su alumno y no dejarse llevar sólo por las expectativas que le habían dado sus padres.
((Off Rol: Una aclaración pequeña, Soren no ha sonreído en el post anterior, sólo lo miró amablemente, quizás pareciera que sonríe por su forma de ser, xD pero no lo hace, bueno no aún. También, no puedo colocar los punticos en la 'e' de Joel en este teclado Chino D:))
-Quizás luzco joven, pero no lo soy – Comentó tomando la taza, disfrutando la tibieza que sentía en sus manos aún a través de sus guantes de lana – Es gracias a las mascarillas de limón y té negro, receta de mi abuela, te puede quitar hasta 10 años de encima – Agregó en tono juguetón, aunque seguía sin sonreír. No solía sonreír, no porque fuera apático, sino porque siempre temía mostrar sus colmillos sin querer.
Olfateó el café y cerró los ojos unos segundos conforme las gafas se le fueron empañando por el vapor.
-Café Italiano – Exclamó con interés – Esta bien así sin el azúcar, es un café amargo y fuerte de todas formas, ponerle dulce sería como ir en contra de su naturaleza – Se llevó la taza a los labios y bebió, lamentablemente sabía como todo lo que no era sangre, a cenizas – Si fuera café del nuevo mundo, le agregaría azúcar – El chico entonces le dijo que podía adaptarse a todo y mientras pensaba por donde podían comenzar, el chico le decía que podía tocar varios instrumentos.
- Oh si... no es muy atrevido de mi parte preguntar... ¿Es tu gusto por la música también una obligación impuesta por tus padres? - Se estaba metiendo demasiado en la situación familiar de Joel, pero realmente sentía curiosidad por conocer más a fondo a su alumno y no dejarse llevar sólo por las expectativas que le habían dado sus padres.
((Off Rol: Una aclaración pequeña, Soren no ha sonreído en el post anterior, sólo lo miró amablemente, quizás pareciera que sonríe por su forma de ser, xD pero no lo hace, bueno no aún. También, no puedo colocar los punticos en la 'e' de Joel en este teclado Chino D:))
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: And one day, you came [] Soren Kaarkarogf
No estaba seguro de si responderle, contradecirle o cualquier otra cosa similar. Estaba seguro de haber tardado la eternidad en traerle ese café, y para él era su única verdad, aun cuando su invitado se esmerase en decir, por cortesía, que no hubiese sido así. Su caminata continuó hasta el mismo lugar en el que estaba sentado antes de ofrecerle la taza de café que instantes antes le hubo tendido.- ¿Una… mascarilla de limón y té negro?- Casi no pudo creérselo cuando lo escuchó. ¿De veras entendió eso? De todas formas, seguía sin creérselo. Lucía demasiado joven, no podía ser que un simple mejunje casero de abuela le hubiese quitado años de encima… Era imposible, se negaba a aceptarlo.
No le impresionó, sin embargo, que su madre hubiese elegido el café más caro que poseían en ese momento en la casa. Si querían que el tutor que el tutor se quedase, necesitaban tenerlo ligeramente contento.
Al menos eso era lo que él opinaba, claro.
La amargura en el café no le gustaba. No soportaba el sabor amargo en la comida, era como una falta de respeto para el paladar e ir en contra de la naturaleza propia. Quizás no lo reconocería por sí mismo, pero era un crío demasiado mimado, quejica y exigente con la comida que consumía a diario, y si le sirvieran café, no rechazaría por nada del mundo el ponerle azúcar para endulzarlo todo lo que pudiese.- Supongo que es cuestión de gustos.- Agregó poco emocionado por la idea, recordando sin querer el amargor que sintió la primera vez que decidió probar el café sin apenas un poco de azúcar. Qué desastre.
Por alguna extraña razón, la pregunta le cogió por sorpresa. Simplemente, no se la esperó. Su mano izquierda se alzó rauda a rascarse una zona de la parte derecha de su frente, mientras que la contraria, se dejó caer sobre el regazo del joven, desganada y vaga.- A decir verdad, casi todas las cosas que he desarrollado ha sido porque ellos han considerado que era adecuado.- Comenzó mientras aún rascaba la zona que le picaba.- Sin embargo, la música ha sido una de las pocas que me han fascinado. Tiene sus detalles, como todo, pero es algo que no cambiaría por nada del mundo.- La música le liberaba, le desestresaba y hacía que el bello de los brazos se le pusiera de punta al escuchar una buena pieza. La amaba.
- Oh, no se preocupe, de verdad. Empecé yo al hacer comentarios acerca de su edad. Así que no se preocupe, no es ninguna molestia.- Después de todo, era hacer tiempo.
No le impresionó, sin embargo, que su madre hubiese elegido el café más caro que poseían en ese momento en la casa. Si querían que el tutor que el tutor se quedase, necesitaban tenerlo ligeramente contento.
Al menos eso era lo que él opinaba, claro.
La amargura en el café no le gustaba. No soportaba el sabor amargo en la comida, era como una falta de respeto para el paladar e ir en contra de la naturaleza propia. Quizás no lo reconocería por sí mismo, pero era un crío demasiado mimado, quejica y exigente con la comida que consumía a diario, y si le sirvieran café, no rechazaría por nada del mundo el ponerle azúcar para endulzarlo todo lo que pudiese.- Supongo que es cuestión de gustos.- Agregó poco emocionado por la idea, recordando sin querer el amargor que sintió la primera vez que decidió probar el café sin apenas un poco de azúcar. Qué desastre.
Por alguna extraña razón, la pregunta le cogió por sorpresa. Simplemente, no se la esperó. Su mano izquierda se alzó rauda a rascarse una zona de la parte derecha de su frente, mientras que la contraria, se dejó caer sobre el regazo del joven, desganada y vaga.- A decir verdad, casi todas las cosas que he desarrollado ha sido porque ellos han considerado que era adecuado.- Comenzó mientras aún rascaba la zona que le picaba.- Sin embargo, la música ha sido una de las pocas que me han fascinado. Tiene sus detalles, como todo, pero es algo que no cambiaría por nada del mundo.- La música le liberaba, le desestresaba y hacía que el bello de los brazos se le pusiera de punta al escuchar una buena pieza. La amaba.
- Oh, no se preocupe, de verdad. Empecé yo al hacer comentarios acerca de su edad. Así que no se preocupe, no es ninguna molestia.- Después de todo, era hacer tiempo.
Joël Étang- Humano Clase Media
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Re: And one day, you came [] Soren Kaarkarogf
Le escuchó con interés hablar sobre las cosas que sus padres le obligaban a estudiar y como la música se había convertido en una pasión para él. Era una suerte que hubiese encontrado una pasión a tan temprana edad, mucha gente se pasaba toda la vida intentando encontrar una pasión que les hiciera disfrutar de su trabajo y de la cotidianidad.
-Eres afortunado de tener padres tan dedicados – Comentó colocando la taza de café delicadamente sobre el tocador – Si tus padres no te hubieran obligado a estudiar tantas cosas, no habrías descubierto tu pasión por la música – De repente vinieron a su mente recuerdos que a pesar de llevar 300 años en su memoria seguían lívidos como si los hubiese vivido recientemente – Cuando era niño... siempre me interesé por la lectura, leer era mi pasatiempo favorito, el arte me llamaba mucho la atención por que las imágenes en los libros y las pinturas en la Iglesia, transmitían historias sin necesidad de palabras – Le explicó, su mirada de repente estaba perdida en recuerdos – La mayoría de la gente en mi pueblo no sabía leer, así que me fascinaba como las pinturas podían contar historias de la Biblia a la gente que no podía leerla, era casi como magia -
Se quedó callado unos segundos absorto en el recuerdo de la pequeña iglesia erguida en piedra en Estocolmo, los misioneros Cristianos que habían llegado a impartir la palabra de Dios, traían textos en Latin que nadie podía leer. La única forma en la que los campesinos podían hacerse a una idea de como había sido la vida de Jesucristo, era a través de las pinturas colgadas en la iglesia.
-Así mismo la música tiene ese mismo poder – Continuó con voz tranquila – La música puede atravesar las barreras del idioma y convertirse en un lenguaje común que nos llega directamente aquí – Se llevó la mano izquierda al pecho – Y quienes tocan instrumentos o pintan, tienen el poder de generar mensajes que trascienden el tiempo – Levantó el rostro y volvió a mirarle al rostro, era un chico bastante apuesto y había sacado los mismos ojos de su madre, por lo que había visto, no pudo evitar notar como la nariz se perfilaba casi perfectamente como si hubiese sido esculpida a propósito por un artista.
- ¿Eres hijo único? - Le preguntó, aquello podía explicar porqué sus padres se esmeraban por pagarle tutores.
-Eres afortunado de tener padres tan dedicados – Comentó colocando la taza de café delicadamente sobre el tocador – Si tus padres no te hubieran obligado a estudiar tantas cosas, no habrías descubierto tu pasión por la música – De repente vinieron a su mente recuerdos que a pesar de llevar 300 años en su memoria seguían lívidos como si los hubiese vivido recientemente – Cuando era niño... siempre me interesé por la lectura, leer era mi pasatiempo favorito, el arte me llamaba mucho la atención por que las imágenes en los libros y las pinturas en la Iglesia, transmitían historias sin necesidad de palabras – Le explicó, su mirada de repente estaba perdida en recuerdos – La mayoría de la gente en mi pueblo no sabía leer, así que me fascinaba como las pinturas podían contar historias de la Biblia a la gente que no podía leerla, era casi como magia -
Se quedó callado unos segundos absorto en el recuerdo de la pequeña iglesia erguida en piedra en Estocolmo, los misioneros Cristianos que habían llegado a impartir la palabra de Dios, traían textos en Latin que nadie podía leer. La única forma en la que los campesinos podían hacerse a una idea de como había sido la vida de Jesucristo, era a través de las pinturas colgadas en la iglesia.
-Así mismo la música tiene ese mismo poder – Continuó con voz tranquila – La música puede atravesar las barreras del idioma y convertirse en un lenguaje común que nos llega directamente aquí – Se llevó la mano izquierda al pecho – Y quienes tocan instrumentos o pintan, tienen el poder de generar mensajes que trascienden el tiempo – Levantó el rostro y volvió a mirarle al rostro, era un chico bastante apuesto y había sacado los mismos ojos de su madre, por lo que había visto, no pudo evitar notar como la nariz se perfilaba casi perfectamente como si hubiese sido esculpida a propósito por un artista.
- ¿Eres hijo único? - Le preguntó, aquello podía explicar porqué sus padres se esmeraban por pagarle tutores.
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Re: And one day, you came [] Soren Kaarkarogf
Si con “afortunado” se refería a “torturado”, desde luego que sí. Eso que su acompañante denominaba como dedicación no le había dado más que problemas, disgustos y detalles en su vida que sentía no necesitar. A la vista estaba, a él le contrataron sin ni si quiera avisarle de que lo harían.
Pudo sentir cómo el corazón y el estómago se le encogían sólo de oírle. Sus palabras hicieron que temblara, como si el peso de la culpa empezase a caer estrepitosamente sobre él y su egoísmo por pensar de manera tan acaparadora y cínica. No tenía ni la más mínima idea de dónde pudo haber salido aquel hombre, no se conocían de nada más que unos pocos minutos y ya hubo conseguido que la dignidad y el orgullo que tenía se tumbaran de un plumazo. Hablaba con una naturalidad increíble para él, una seguridad que envidiaba por momentos y unas palabras que más que decir, relataban solas.
En un intento de esconderse de su mirada, agachó la propia y trató de evitar el contacto directo. No sabía cómo responder ante todo aquello, y la única salida que encontró fue la evasión. Claro, ¿qué iba a saber él de la vida? Si sólo era un niño medianamente rico y consentido.- Supongo…- Fue su única respuesta. ¿Qué más debía decir? Nada, todo estaba dicho y no de su boca de intelectual que él tanto pensaba y creía tener.
Poco a poco y sin querer, lo dejó en la más profunda de las vergüenzas. Eso se supone que debía haberlo dicho él, no su invitado. Quien sabía hacer música con las teclas de un piano y las cuerdas de un violín era él. – ¿Ah? No… Soy el más pequeño. - Su pregunta le pilló por sorpresa, como la mayoría de las cosas que estaban ocurriendo. Quizás por la forma tan certera que tenía de expresarse era la razón por la que estaba ahí. Era educado, formal, directo y poético al mismo tiempo, ni si quiera él hubiese adivinado que era profesor de arte y de su historia.- Somos tres.- Concretó segundos después.
Su invitado estaba haciendo preguntas sobre su vida, imaginaba que por mera curiosidad, y él, sin embargo, sólo había hecho preguntas un tanto incómodas y le había traído un café, al menos le consolaba saber que le estaba gustando la bebida caliente.
Pudo sentir cómo el corazón y el estómago se le encogían sólo de oírle. Sus palabras hicieron que temblara, como si el peso de la culpa empezase a caer estrepitosamente sobre él y su egoísmo por pensar de manera tan acaparadora y cínica. No tenía ni la más mínima idea de dónde pudo haber salido aquel hombre, no se conocían de nada más que unos pocos minutos y ya hubo conseguido que la dignidad y el orgullo que tenía se tumbaran de un plumazo. Hablaba con una naturalidad increíble para él, una seguridad que envidiaba por momentos y unas palabras que más que decir, relataban solas.
En un intento de esconderse de su mirada, agachó la propia y trató de evitar el contacto directo. No sabía cómo responder ante todo aquello, y la única salida que encontró fue la evasión. Claro, ¿qué iba a saber él de la vida? Si sólo era un niño medianamente rico y consentido.- Supongo…- Fue su única respuesta. ¿Qué más debía decir? Nada, todo estaba dicho y no de su boca de intelectual que él tanto pensaba y creía tener.
Poco a poco y sin querer, lo dejó en la más profunda de las vergüenzas. Eso se supone que debía haberlo dicho él, no su invitado. Quien sabía hacer música con las teclas de un piano y las cuerdas de un violín era él. – ¿Ah? No… Soy el más pequeño. - Su pregunta le pilló por sorpresa, como la mayoría de las cosas que estaban ocurriendo. Quizás por la forma tan certera que tenía de expresarse era la razón por la que estaba ahí. Era educado, formal, directo y poético al mismo tiempo, ni si quiera él hubiese adivinado que era profesor de arte y de su historia.- Somos tres.- Concretó segundos después.
Su invitado estaba haciendo preguntas sobre su vida, imaginaba que por mera curiosidad, y él, sin embargo, sólo había hecho preguntas un tanto incómodas y le había traído un café, al menos le consolaba saber que le estaba gustando la bebida caliente.
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Re: And one day, you came [] Soren Kaarkarogf
El chico parecía algo cohibido y tímido, observó el Vampiro por la forma en como había desviado la mirada, de cierta forma, le pareció una actitud familiar, pues él se comportaba de la misma manera con los extraños. Esperaba poder romper se hielo inicial y que Joel se sintiera más cómodo con su parecencia y sobre todo, que lo aceptara como su profesor privado. Más que el dinero que esto representaba (y que necesitaba desesperadamente) era como una obsesión personal con cada uno de sus alumnos, quería ser un buen profesor y quería ser admirado y apreciado por todos sus alumnos.
-Creí que eras hijo único – Comentó cuando el chico dijo que tenía hermanos – A veces los padres se obsesionan demasiado cuando tienen un sólo hijo, especialmente si es un varón – Había conocido otras familias así, en las que el primogénito era sumamente importante para la familia, así que se empeñaban en pagarle todo tipo de maestros para que fuera el mejor en todos los campos.
- Por cierto, disculpa si te trato de forma tan informal, pero siempre lo hago con mis alumnos - Le aclaró, pues había pasado de tratarlo de 'usted' a 'tu' y quizás esto le hiciera sentir incomodo - También puedes dirigirte a mi simplemente como Soren, aunque si lo prefieres, simplemente 'profesor'... se que mi apellido es demasiado largo y tedioso de pronunciar - Agregó meneando la cabeza, recordando que la mayoría de sus alumnos en el pasado le habían llamado 'Profesor Kaarkarogf' pero resultaba extenuante escuchar siempre su apellido.
- ¿Puedes tocar algo para mi? - Le preguntó con interés, su mirada se posó en el violín y luego en Joel, una mirada curiosa como la de un gato que observaba un pajarito parloteando en un árbol – Si no es mucha molestia claro – Agregó y se encogió de hombros – Simple curiosidad, yo no se tocar ningún instrumento, pero siempre me ha gustado el sonido del violín, aunque para ser franco me agrada más el Violonchelo – finalizó.
-Creí que eras hijo único – Comentó cuando el chico dijo que tenía hermanos – A veces los padres se obsesionan demasiado cuando tienen un sólo hijo, especialmente si es un varón – Había conocido otras familias así, en las que el primogénito era sumamente importante para la familia, así que se empeñaban en pagarle todo tipo de maestros para que fuera el mejor en todos los campos.
- Por cierto, disculpa si te trato de forma tan informal, pero siempre lo hago con mis alumnos - Le aclaró, pues había pasado de tratarlo de 'usted' a 'tu' y quizás esto le hiciera sentir incomodo - También puedes dirigirte a mi simplemente como Soren, aunque si lo prefieres, simplemente 'profesor'... se que mi apellido es demasiado largo y tedioso de pronunciar - Agregó meneando la cabeza, recordando que la mayoría de sus alumnos en el pasado le habían llamado 'Profesor Kaarkarogf' pero resultaba extenuante escuchar siempre su apellido.
- ¿Puedes tocar algo para mi? - Le preguntó con interés, su mirada se posó en el violín y luego en Joel, una mirada curiosa como la de un gato que observaba un pajarito parloteando en un árbol – Si no es mucha molestia claro – Agregó y se encogió de hombros – Simple curiosidad, yo no se tocar ningún instrumento, pero siempre me ha gustado el sonido del violín, aunque para ser franco me agrada más el Violonchelo – finalizó.
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Re: And one day, you came [] Soren Kaarkarogf
Una mueca se dibujó en su cara al escucharle. Claro que no era el único… era el más pequeño de todos y ciertamente, era un lío. – Ah… no. Que va.– Añadió como comentario, para rellenar un poco, más que para aportar a la conversación. Si es que podía aportar algo más a la plática que no fueran aquellas simples y cortas frases, afirmando o negando cualquier pregunta.
Él, por su lado, no sabía qué preguntar. No estaba seguro de qué podría molestarle, incomodarle. Era un extraño, con el que se supone que debería empezar a compartir algo más que unas palabras y una clase de teoría, pero ahí estaba él, en blanco, intranquilo y cada vez más molesto consigo mismo. – No importa, estará bien.– Otra respuesta simple, concisa y breve. Como a su madre le gustaban. – Puedo acostumbrarme a ello.– Era triste pensar que toda su vida se resumía en acatar órdenes, de una forma u otra, siempre terminaba de la misma manera.
Nunca comprendería cómo acababa siempre igual.
Sus ojos se abrieron ligeramente, sorprendido por la petición de su quien sería su profesor desde ese día en adelante. No estaba seguro de si era una grato o no desconcierto, era extraño, a pesar de que era común que le pidieran tocar alguno de sus instrumentos para alguien en concreto, nunca se lo habían pedido tan… directamente. Y de forma tan íntima. –Eh… bueno.– Al principio no supo exactamente cómo contestarle, más su cabeza comenzó a caminar poco a poco momentos después. – Sí, puedo. Sin embargo, creo que sería un poco extraño.– ¿Cómo podía decir eso delante de alguien a quien le encantaba el sonido que producían las cuerdas del violín al ser frotadas con la cinta de su arco? – Además… no creo que sea buena idea. Mi nivel dominando ese instrumento no lo considero adecuado para evitar desafinar y causar molestias en los oídos.– Había sido una buena forma de evadir el tener que tocar para él. Violonchelo decía. Ja.
– ¿Dónde estudió arte?– Después de su arrebato de niño molesto, sintió la necesidad de cambiar radicalmente de tema, preguntando una cuestión que se le hubo ocurrido al instante. – Mera curiosidad… nada más.
Él, por su lado, no sabía qué preguntar. No estaba seguro de qué podría molestarle, incomodarle. Era un extraño, con el que se supone que debería empezar a compartir algo más que unas palabras y una clase de teoría, pero ahí estaba él, en blanco, intranquilo y cada vez más molesto consigo mismo. – No importa, estará bien.– Otra respuesta simple, concisa y breve. Como a su madre le gustaban. – Puedo acostumbrarme a ello.– Era triste pensar que toda su vida se resumía en acatar órdenes, de una forma u otra, siempre terminaba de la misma manera.
Nunca comprendería cómo acababa siempre igual.
Sus ojos se abrieron ligeramente, sorprendido por la petición de su quien sería su profesor desde ese día en adelante. No estaba seguro de si era una grato o no desconcierto, era extraño, a pesar de que era común que le pidieran tocar alguno de sus instrumentos para alguien en concreto, nunca se lo habían pedido tan… directamente. Y de forma tan íntima. –Eh… bueno.– Al principio no supo exactamente cómo contestarle, más su cabeza comenzó a caminar poco a poco momentos después. – Sí, puedo. Sin embargo, creo que sería un poco extraño.– ¿Cómo podía decir eso delante de alguien a quien le encantaba el sonido que producían las cuerdas del violín al ser frotadas con la cinta de su arco? – Además… no creo que sea buena idea. Mi nivel dominando ese instrumento no lo considero adecuado para evitar desafinar y causar molestias en los oídos.– Había sido una buena forma de evadir el tener que tocar para él. Violonchelo decía. Ja.
– ¿Dónde estudió arte?– Después de su arrebato de niño molesto, sintió la necesidad de cambiar radicalmente de tema, preguntando una cuestión que se le hubo ocurrido al instante. – Mera curiosidad… nada más.
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Re: And one day, you came [] Soren Kaarkarogf
La negativa a tocar lo tomó desprevenido, no creyó que el chico se fuera a negar y había estado pensando en lo que diría si aceptaba tocar algo, era su manera de intentar romper el hielo, quería que el chico se relajara y se sintiera más en confianza, quizás tocar su instrumento le haría sentir así, además de que, habían muchas similitudes entre la música y la arte, así que esperaba poder mostrarle que ambas cosas estaban ligadas y como músico podría también regocijarse en la pintura.
Pero el chico había sacado una excusa que le pareció falsa, se sintió incómodo de repente pues no sabía si al pedirle que tocara algo había ido demasiado lejos.
-Desde muy pequeño me ha interesado la historia en general, pero me especialicé en historia del arte ya estando adulto, quizás hayas notado por mi acento o mi apellido, que no soy Francés – Comenzó a responder la pregunta – Soy Sueco, así que he recorrido media Europa para llegar aquí, viajé en tren por supuesto, pero cada que llegábamos a una ciudad nueva, me detenía a estudiar el estado del arte del sitio, cada país con su cultura tiene diferentes formas de expresarse en el arte, es por eso que fui aprendiendo con mis viajes sobre la historia de cada país que visitaba – Le explicó con voz tranquila – Sin embargo mi finalidad era París... ya que muchos de los grandes maestros Escultores y Pintores de la historia han residido aquí y es París en específico me llama mucho la atención... además siempre quise trabajar en 'La Collegue de France' -
Se detuvo y dejó escapar un pequeño suspiro, había trabajado en la Collegue por casi 3 años pero había perdido el trabajo por su propia torpeza, recordar esas noches en los que entraba al auditorio y se encontraba con los rostros curiosos de sus jóvenes alumnos le oprimía el corazón.
Salió de su ensimismamiento y buscó en el bolso de cuero que traía un libro que había prestado previamente en la Biblioteca justamente para esa ocasión, era un libro gordo y viejo, con pasta gruesa y con un título dorado con letras góticas. Lo abrió al comienzo y le mostró una imagen que había sido reproducida a mano perfectamente en la que se veían Bisontes dibujados de manera simple con pintura roja y ocre sobre una roca.
- Mira esta imagen, ¿Crees que la persona que la pintó tenía un gran conocimiento sobre técnica y composición? O crees que, ¿Cualquier persona podría dibujar un bisonte de esta manera tan simple? -
Pero el chico había sacado una excusa que le pareció falsa, se sintió incómodo de repente pues no sabía si al pedirle que tocara algo había ido demasiado lejos.
-Desde muy pequeño me ha interesado la historia en general, pero me especialicé en historia del arte ya estando adulto, quizás hayas notado por mi acento o mi apellido, que no soy Francés – Comenzó a responder la pregunta – Soy Sueco, así que he recorrido media Europa para llegar aquí, viajé en tren por supuesto, pero cada que llegábamos a una ciudad nueva, me detenía a estudiar el estado del arte del sitio, cada país con su cultura tiene diferentes formas de expresarse en el arte, es por eso que fui aprendiendo con mis viajes sobre la historia de cada país que visitaba – Le explicó con voz tranquila – Sin embargo mi finalidad era París... ya que muchos de los grandes maestros Escultores y Pintores de la historia han residido aquí y es París en específico me llama mucho la atención... además siempre quise trabajar en 'La Collegue de France' -
Se detuvo y dejó escapar un pequeño suspiro, había trabajado en la Collegue por casi 3 años pero había perdido el trabajo por su propia torpeza, recordar esas noches en los que entraba al auditorio y se encontraba con los rostros curiosos de sus jóvenes alumnos le oprimía el corazón.
Salió de su ensimismamiento y buscó en el bolso de cuero que traía un libro que había prestado previamente en la Biblioteca justamente para esa ocasión, era un libro gordo y viejo, con pasta gruesa y con un título dorado con letras góticas. Lo abrió al comienzo y le mostró una imagen que había sido reproducida a mano perfectamente en la que se veían Bisontes dibujados de manera simple con pintura roja y ocre sobre una roca.
- Mira esta imagen, ¿Crees que la persona que la pintó tenía un gran conocimiento sobre técnica y composición? O crees que, ¿Cualquier persona podría dibujar un bisonte de esta manera tan simple? -
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Re: And one day, you came [] Soren Kaarkarogf
¿Qué le pasaba? Estaba más raro de lo normal, quizás sería por lo extraño que le seguía siendo todo. No lograba encajar la situación, en lo más profundo de su mente, aun habiendo aceptado que su madre hubiese considerado adecuadas clases de aquel tipo, él continuaba reacio a tomarlas. ¿Para qué? Muchas de las lecciones ni si quiera las utilizaría en su vida diaria, le llenaban de cultismo general y determinado por ser de la clase social a la que pertenecía. Él tenía una edad y empezaba a cansarse psicológicamente de todo.
Por el contrario, su profesor había visto más de media Europa mientras cumplía su sueño, mientras hacía lo que le gustaba. No podía evitar compararse con él, dándose cuenta de que eran dos personas completamente opuestas. – Vaya...– Susurró a modo de comentario mientras continuaba escuchándole. Acabó ensimismado de nuevo, pensando en todo lo que podría haber hecho si tan sólo tuviera lo que necesitaba para salir de aquella cárcel que le mantenía enjaulado.
Le llamó la atención el cambio tan repentino de tema. El verlo sacar aquel grueso libro de sus posesiones le sorprendió, no se lo esperaba. Se mantuvo contemplándola durante un par de segundos, confuso por la pregunta. No estaba seguro de qué debía responderle, él no sabía nada de eso, tampoco es que tuviese especial interés en aprender, pero… Estaban en medio de una supuesta clase. – A decir verdad… No lo sé.– Confesó, ciertamente incómodo. Seguía en blanco, ¿qué debía decirle?– Supongo que es fácil decir que todo el mundo puede hacerlo, pero sé que no es así. Muchas personas tienden a decir que está mal hecho, pero ellos no serían capaces de hacerlo mejor.– Recordaba cuando su profesor de solfeo le decía que no era tan fácil como parecía, que el violín era un instrumento complicado, como el piano que tanto le gustaba tocar.
Creía que empezaba a ver por dónde quería llevarle Soren. Las cosas no son siempre lo que parecen, y hay mucho más trabajo tras una obra de lo que realmente se ve: el resultado final. Nadie mira cuánto ha podido sufrir el artista o cuántos años de aprendizaje le hayan costado para ser capaz de hacer algo semejante. No como él. Él parecía hablar de ello como si su pasión fuera lo único en la vida que mereciese la pena, como si fuera lo que le daba la vida.
Ciertamente, empezaba a sentir envidia.
Por el contrario, su profesor había visto más de media Europa mientras cumplía su sueño, mientras hacía lo que le gustaba. No podía evitar compararse con él, dándose cuenta de que eran dos personas completamente opuestas. – Vaya...– Susurró a modo de comentario mientras continuaba escuchándole. Acabó ensimismado de nuevo, pensando en todo lo que podría haber hecho si tan sólo tuviera lo que necesitaba para salir de aquella cárcel que le mantenía enjaulado.
Le llamó la atención el cambio tan repentino de tema. El verlo sacar aquel grueso libro de sus posesiones le sorprendió, no se lo esperaba. Se mantuvo contemplándola durante un par de segundos, confuso por la pregunta. No estaba seguro de qué debía responderle, él no sabía nada de eso, tampoco es que tuviese especial interés en aprender, pero… Estaban en medio de una supuesta clase. – A decir verdad… No lo sé.– Confesó, ciertamente incómodo. Seguía en blanco, ¿qué debía decirle?– Supongo que es fácil decir que todo el mundo puede hacerlo, pero sé que no es así. Muchas personas tienden a decir que está mal hecho, pero ellos no serían capaces de hacerlo mejor.– Recordaba cuando su profesor de solfeo le decía que no era tan fácil como parecía, que el violín era un instrumento complicado, como el piano que tanto le gustaba tocar.
Creía que empezaba a ver por dónde quería llevarle Soren. Las cosas no son siempre lo que parecen, y hay mucho más trabajo tras una obra de lo que realmente se ve: el resultado final. Nadie mira cuánto ha podido sufrir el artista o cuántos años de aprendizaje le hayan costado para ser capaz de hacer algo semejante. No como él. Él parecía hablar de ello como si su pasión fuera lo único en la vida que mereciese la pena, como si fuera lo que le daba la vida.
Ciertamente, empezaba a sentir envidia.
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Re: And one day, you came [] Soren Kaarkarogf
Le escuchó responder que no estaba muy seguro y que probablemente la gente diría que esta mal hecho pero no serían capaces de hacer algo mejor.
-En realidad es una de las pinturas más viejas que tiene registro la humanidad – Le explicó sin dejar de mirar la replica que tenía en el libro – Esta pintura fue encontrada en una cueva en España, en Altamira – Continuó, de repente se llenaba de emoción al pensar en ello – No las he visto personalmente, sólo he leído sobre los recientes descubrimientos en libros – Pero es un sitio al que me encantaría ir – Volvió la vista hacía Joel - ¿Te imaginas a un hombre pintando eso hace miles de años? - Inquirió con una mirada que denotaba curiosidad.
Volvió a tomar la taza con café y bebió otro poco, pero se notaba que deseaba seguir hablando sobre esa pintura.
- Parece un dibujo simple sin muchas dimensiones o perspectivas, si lo comparas con una obra del gran Maestro Michelangelo, por ejemplo – Le explicó y con el dedo índice fue trazando la figura del bisonte suavemente sobre el papel – Pero lo que realmente importa aquí es el mensaje, no la técnica ni la forma en como fue concebida esta pintura – Hizo una pausa como para que Joel reflexionara un poco sobre el asunto – Esta imaginen nos revela la vida que llevaban los hombres de la prehistoria, el hombre que pintó esto en la caverna, seguramente quería transmitir algo con su dibujo y esa historia se perpetuó a través del tiempo para que miles de años después tu y yo, estuviésemos viéndola en este preciso momento ¿No es algo maravilloso? -
-En realidad es una de las pinturas más viejas que tiene registro la humanidad – Le explicó sin dejar de mirar la replica que tenía en el libro – Esta pintura fue encontrada en una cueva en España, en Altamira – Continuó, de repente se llenaba de emoción al pensar en ello – No las he visto personalmente, sólo he leído sobre los recientes descubrimientos en libros – Pero es un sitio al que me encantaría ir – Volvió la vista hacía Joel - ¿Te imaginas a un hombre pintando eso hace miles de años? - Inquirió con una mirada que denotaba curiosidad.
Volvió a tomar la taza con café y bebió otro poco, pero se notaba que deseaba seguir hablando sobre esa pintura.
- Parece un dibujo simple sin muchas dimensiones o perspectivas, si lo comparas con una obra del gran Maestro Michelangelo, por ejemplo – Le explicó y con el dedo índice fue trazando la figura del bisonte suavemente sobre el papel – Pero lo que realmente importa aquí es el mensaje, no la técnica ni la forma en como fue concebida esta pintura – Hizo una pausa como para que Joel reflexionara un poco sobre el asunto – Esta imaginen nos revela la vida que llevaban los hombres de la prehistoria, el hombre que pintó esto en la caverna, seguramente quería transmitir algo con su dibujo y esa historia se perpetuó a través del tiempo para que miles de años después tu y yo, estuviésemos viéndola en este preciso momento ¿No es algo maravilloso? -
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Re: And one day, you came [] Soren Kaarkarogf
Le veía tan ensimismado que, ciertamente, le daba lástima romperle tal momento. Era lógico, debía pensar que era algo común en una persona que amaba lo que hacía, le encantaba indagar en la historia y parecía gustarle expresarlo y mostrárselo a todo el que pudiese. Y además, ganaba dinero por ello. – Vaya…– Comentó, más por decir que porque de verdad estuviese interesado. ¿De veras existía gente tan buena retratando pinturas de otros autores? – Me sorprende, la verdad.– A decir verdad, más que sorprenderle, le resultaba extraño. Conocer cosas sólo por los libros le parecía triste, tener una experiencia basada en unas letras y unas cuantas descripciones, basadas en las vivencias de quien lo hubiese escrito era tan… limitado. Tan sólo mostraba un solo punto de vista.
Que para su desgracia, el suyo era muy limitado.
Se sentía estúpido, se suponía que tenía que estar entendiendo algo, ¿no es así? No se había sentido tan confuso en mucho tiempo. Aquel pobre profesor estaba poniendo mucho empeño en su primera clase y él no hacía más que liarse cada vez más. Y si el mensaje no lo entendía, ¿estaba mal? ¿No estaba atendiendo lo suficiente?
Tragó saliva, nervioso. La situación se le escapaba a su comprensión y no comprendía la razón. Debía responderle, claro que tenía que hacerlo, la cuestión era… que seguía sin estar seguro de lo que quería transmitirle. Sus manos se movían puntualmente, inquietas, queriendo entretener a un cerebro que buscaba una salida a su desconcierto. Sabía que era cabezón y terco, pero no pensó jamás que volvería a ocurrirle lo que le sucedía en aquellos momentos. – Soren, yo…– ¿Qué le diría? ¿Qué no sabía qué decirle? ¿Qué no le comprendía? No. No podía permitirse tal cosa. Debía pensar algo rápido, no servía cualquier respuesta, y estaba seguro de que él lo notaría. – No… no lo sé.– Confesó, finalmente. Estaba perdido.
Que para su desgracia, el suyo era muy limitado.
Se sentía estúpido, se suponía que tenía que estar entendiendo algo, ¿no es así? No se había sentido tan confuso en mucho tiempo. Aquel pobre profesor estaba poniendo mucho empeño en su primera clase y él no hacía más que liarse cada vez más. Y si el mensaje no lo entendía, ¿estaba mal? ¿No estaba atendiendo lo suficiente?
Tragó saliva, nervioso. La situación se le escapaba a su comprensión y no comprendía la razón. Debía responderle, claro que tenía que hacerlo, la cuestión era… que seguía sin estar seguro de lo que quería transmitirle. Sus manos se movían puntualmente, inquietas, queriendo entretener a un cerebro que buscaba una salida a su desconcierto. Sabía que era cabezón y terco, pero no pensó jamás que volvería a ocurrirle lo que le sucedía en aquellos momentos. – Soren, yo…– ¿Qué le diría? ¿Qué no sabía qué decirle? ¿Qué no le comprendía? No. No podía permitirse tal cosa. Debía pensar algo rápido, no servía cualquier respuesta, y estaba seguro de que él lo notaría. – No… no lo sé.– Confesó, finalmente. Estaba perdido.
Joël Étang- Humano Clase Media
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Re: And one day, you came [] Soren Kaarkarogf
El chico parecía bastante sorprendido por lo que le mostraba y Soren se sentía entusiasmado de poder alimentar esa curiosidad, siempre había creído que la labor más importante del profesor era generar esa curiosidad en sus alumnos, si no había curiosidad por aprender, las clases serían infinitamente aburridas y a la final no terminarían sirviendo de nada, pues el alumno no recordaría nada de lo aprendido. Soren no había estudiado para ser profesor ni nada por el estilo, así que planeaba sus clases guiado por su propio instinto, se había pasado las dos noches anteriores en la Biblioteca leyendo libros y tomando notas, decidiendo que contenido le daría a Joel en su primera clase.
No quería agobiarlo con mucha información, pero al mismo tiempo, debía impresionar a los padres, para que quisieran contratarle una segunda vez, así que se había pasado dos noches dandole vueltas al asunto decidiendo por donde empezar.
La respuestas de Joel, lo dejaron en silencio por unos momentos, no sabía si el chico simplemente no estaba interesado en el tema y por eso no quería abrirse a una discusión o si él no estaba siendo claro con lo que decía.
-Lo que quiero decir, es que, la persona que pintó este bisonte, vivió hace miles de años y es increíble que aún después de tanto tiempo, podamos ser testigos de eso – Le explicó volviendo la vista hacía el chico – Por eso es importante estudiar historia... nos permite aprender del pasado – Hizo otra pequeña pausa – El arte es como... una ventana al pasado, nos permite viajar en el tiempo y entender como pensaba la gente que vivía en esa época, nos permite entender sus sentimientos y pensamientos, aún cuando no podamos hablar con esa persona directamente -
Decidió entonces cambiar un poco la dinámica, no quería que la sesión se convirtiera en un monólogo de su parte y sentía que, si no se ganaba la confianza de Joel, (al menos lo suficiente como para que el ambiente fuera menos tenso) no podría lograr que la clase fuera más interesante.
-Si pudieras escoger que estudiar ¿Que sería? - Le preguntó cambiando de tema, estaba claro que, los padres de Joel eran quienes escogían las clases para él - ¿Qué te gustaría hacer en el futuro, cuando ya no vivas con tus padres? -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: And one day, you came [] Soren Kaarkarogf
Durante algún punto de la conversación sintió que su cabeza se bloqueó casi por completo. Estaba pretendiendo solucionar un problema y adaptarse a él en muy poco tiempo, lo que acarreaba consecuencias como aquella. Trataba de entenderle, intentaba colaborar para poder continuar con normalidad esa y las posibles clases venideras, pero ciertamente, era difícil. También debía admitir que no estaba poniendo todo su empeño en abrir la mente y procurar interpretar al menos, un poco de su discurso.
- ¿Te refieres a los movimientos artísticos?- Alguna vez pudo haber escuchado algo similar. Se pensaba que muchos artistas de la misma época creaban unos cánones artísticos en función de lo que ocurría a lo largo de sus vidas y las distintas formas de expresarlo.- Lo siento, me explico fatal.- Comentó con cierto apuro, gesticulando con las manos tímidamente alzadas y estiradas en dirección a su profesor.- Puedo suponer que los artistas de la misma época tenían ciertas similitudes por haber vivido más o menos durante los mismos años, pero al mismo tiempo su forma de expresarse es, en muchos casos, completamente distinta. ¿Tiene eso entonces algo que ver con su carácter y su forma de ver la vida?- Sus manos se juntaron, palma con palma, mientras continuaba explicándose, mientras su mirada variaba entre los ojos ajenos y sus zapatos, con cierta timidez e incluso vergüenza por quizás, estar equivocándose.
Su repentino cambio de tema le pilló por sorpresa, y como tal, no supo al comienzo qué responderle. Le tomó unos segundos volver a centrarse y pensar. La cuestión le cogió totalmente desprevenido.- He de decir que… no estoy muy seguro.- Siempre había pensado que podría desempeñar su vida trabajando como compositor, como miembro de cualquier orquesta de renombre, pero estaba más que seguro de que el comienzo no sería agradable, y en ese momento, no estaba seguro de si debía o no decirlo.
- Sé que puede parecer raro, tengo una edad en la que ya debería estar formado para tener un oficio, una casa e incluso una familia, pero siento que aún es muy pronto para decidir. Apenas tengo experiencia en ningún campo que no sea el estudio, la música o la industria de la que vive mi familia, así que…- Sus ojos se desviaron ligeramente, recorriendo casi sin querer las líneas que discernían la camisa abotonada de su profesor y el fondo de pared, subiendo poco a poco hasta su cuello, mandíbula, labios, nariz… y sus ojos.- Aún no me siento capaz de escoger.
- ¿Te refieres a los movimientos artísticos?- Alguna vez pudo haber escuchado algo similar. Se pensaba que muchos artistas de la misma época creaban unos cánones artísticos en función de lo que ocurría a lo largo de sus vidas y las distintas formas de expresarlo.- Lo siento, me explico fatal.- Comentó con cierto apuro, gesticulando con las manos tímidamente alzadas y estiradas en dirección a su profesor.- Puedo suponer que los artistas de la misma época tenían ciertas similitudes por haber vivido más o menos durante los mismos años, pero al mismo tiempo su forma de expresarse es, en muchos casos, completamente distinta. ¿Tiene eso entonces algo que ver con su carácter y su forma de ver la vida?- Sus manos se juntaron, palma con palma, mientras continuaba explicándose, mientras su mirada variaba entre los ojos ajenos y sus zapatos, con cierta timidez e incluso vergüenza por quizás, estar equivocándose.
Su repentino cambio de tema le pilló por sorpresa, y como tal, no supo al comienzo qué responderle. Le tomó unos segundos volver a centrarse y pensar. La cuestión le cogió totalmente desprevenido.- He de decir que… no estoy muy seguro.- Siempre había pensado que podría desempeñar su vida trabajando como compositor, como miembro de cualquier orquesta de renombre, pero estaba más que seguro de que el comienzo no sería agradable, y en ese momento, no estaba seguro de si debía o no decirlo.
- Sé que puede parecer raro, tengo una edad en la que ya debería estar formado para tener un oficio, una casa e incluso una familia, pero siento que aún es muy pronto para decidir. Apenas tengo experiencia en ningún campo que no sea el estudio, la música o la industria de la que vive mi familia, así que…- Sus ojos se desviaron ligeramente, recorriendo casi sin querer las líneas que discernían la camisa abotonada de su profesor y el fondo de pared, subiendo poco a poco hasta su cuello, mandíbula, labios, nariz… y sus ojos.- Aún no me siento capaz de escoger.
Joël Étang- Humano Clase Media
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Re: And one day, you came [] Soren Kaarkarogf
Le escuchó hablar de los estilos artísticos y asintió con expresión tranquila y con infinita paciencia en su mirada.
-Si exactamente – comentó – Dependiendo de la época podemos ver tendencias y esas tendencias nos ayudan a comprender como pensaban las personas de la época – Le explicó y agregó – Algunas personas pueden creer que le arte se trata solamente de pintar o esculpir lo que uno quiera, pero en realidad, las obras de arte permiten analizar muchas cosas, podemos aprender sobre la sociedad, la política y el sistema moral, de la época en la que vivieron los artistas -
Notó como Joel se revolvía incómodo con la pregunta, le pareció que era un chico bastante tímido y ensimismado, no parecía el tipo de persona que pudiera expresarse fácilmente y en cierta forma le recordó un poco así mismo cuando estaba vivo.
- Quizás no sepas que decidir porqué estás pensando en lo que opinan tus padres o en las expectativas que ellos tienen sobre ti – Inquirió volviendo a tomar la taza y debiendo un corto sorbo – Si no tuvieras que preocuparte por lo que piensan tus padres, o por lo que se espera que seas en la sociedad ¿Que te gustaría hacer? -
-Si exactamente – comentó – Dependiendo de la época podemos ver tendencias y esas tendencias nos ayudan a comprender como pensaban las personas de la época – Le explicó y agregó – Algunas personas pueden creer que le arte se trata solamente de pintar o esculpir lo que uno quiera, pero en realidad, las obras de arte permiten analizar muchas cosas, podemos aprender sobre la sociedad, la política y el sistema moral, de la época en la que vivieron los artistas -
Notó como Joel se revolvía incómodo con la pregunta, le pareció que era un chico bastante tímido y ensimismado, no parecía el tipo de persona que pudiera expresarse fácilmente y en cierta forma le recordó un poco así mismo cuando estaba vivo.
- Quizás no sepas que decidir porqué estás pensando en lo que opinan tus padres o en las expectativas que ellos tienen sobre ti – Inquirió volviendo a tomar la taza y debiendo un corto sorbo – Si no tuvieras que preocuparte por lo que piensan tus padres, o por lo que se espera que seas en la sociedad ¿Que te gustaría hacer? -
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Re: And one day, you came [] Soren Kaarkarogf
El joven no pudo evitar ladear levemente la cabeza en señal de confusión. ¿Por qué tanta insistencia en conocer de él? Las preguntas que le hacía no tenían respuesta, al menos no que él fuera consciente de ellas. Para lo único que tenía sitio en su cabeza era para la música y el vivir el momento, jamás se sentó a pensar con detenimiento qué era lo que quería hacer o a qué quería dedicarse, salvo la “libertad” que tanto ansiaba.
-Bueno…- No tenía ni idea de qué contestarle. Improvisar algo nunca fue una buena opción, las cosas nunca salían bien cuando las ejecutaba de manera improvisada. Ya había sido sincero y la respuesta no pareció saciar el hambre de curiosidad que tenía su profesor por él. Se inclinó levemente hacia delante, caminando de forma tortuosamente lenta hasta llegar a la cama y sentarse junto al violín.- Todo es muy extraño.- Comenzó, alzando la mirada desde las delicadas y blancas manos de su invitado hasta la montura oscura de sus gafas, que quedaban atrás cuando pufo enfocar de forma perfecta sus ojos.- Durante toda mi existencia he debido dedicarme a hacer feliz a mis padres, a mi familia. No puedo quejarme del estatus que tengo, muchos matarían por estar en mi lugar: bajo un techo, con una cama, agua y comida.- Sólo acababa de empezar y ya se estaba arrepintiendo de haber comenzado. Quizás ni si quiera le interesasen sus desvaríos de niño pijo, quizás sólo era una simple pregunta para seguir rompiendo el hielo y tratar de hacer las clases de ahí en adelante más llevaderas.
- Y lo único que he descubierto es que no quiero ser un esclavo más de esta casa y de las reglas que conlleva vivir en familia.- Demasiado directo, pero ahí estaban sus pocas ganas e intenciones de formar un núcleo familiar. Quería ser un poco egoísta por una vez en su vida.- Estoy seguro de que si mi madre me oyese estaría en un buen aprieto.- Comentó entre pequeñas risillas, pensando e imaginando la gran desgracia que sería para sus padres que no quisiera seguir ese modelo tan rígido y estricto que tanto se habían esforzado en inculcárselo. Sin éxito alguno.
-Más allá de eso… Creo que no sé lo que quiero.- Su voz denotaba cierta pesadez, y sin embargo, no mentía. Sólo sabía que quería libertad para elegir, pero no estaba realmente seguro de qué podía existir ahí fuera. El mundo no era un lugar para personas indecisas, y él se estaba haciendo cada vez más adulto y seguía sin tener claro qué haría para ganarse la vida. Un claro desastre.
-Bueno…- No tenía ni idea de qué contestarle. Improvisar algo nunca fue una buena opción, las cosas nunca salían bien cuando las ejecutaba de manera improvisada. Ya había sido sincero y la respuesta no pareció saciar el hambre de curiosidad que tenía su profesor por él. Se inclinó levemente hacia delante, caminando de forma tortuosamente lenta hasta llegar a la cama y sentarse junto al violín.- Todo es muy extraño.- Comenzó, alzando la mirada desde las delicadas y blancas manos de su invitado hasta la montura oscura de sus gafas, que quedaban atrás cuando pufo enfocar de forma perfecta sus ojos.- Durante toda mi existencia he debido dedicarme a hacer feliz a mis padres, a mi familia. No puedo quejarme del estatus que tengo, muchos matarían por estar en mi lugar: bajo un techo, con una cama, agua y comida.- Sólo acababa de empezar y ya se estaba arrepintiendo de haber comenzado. Quizás ni si quiera le interesasen sus desvaríos de niño pijo, quizás sólo era una simple pregunta para seguir rompiendo el hielo y tratar de hacer las clases de ahí en adelante más llevaderas.
- Y lo único que he descubierto es que no quiero ser un esclavo más de esta casa y de las reglas que conlleva vivir en familia.- Demasiado directo, pero ahí estaban sus pocas ganas e intenciones de formar un núcleo familiar. Quería ser un poco egoísta por una vez en su vida.- Estoy seguro de que si mi madre me oyese estaría en un buen aprieto.- Comentó entre pequeñas risillas, pensando e imaginando la gran desgracia que sería para sus padres que no quisiera seguir ese modelo tan rígido y estricto que tanto se habían esforzado en inculcárselo. Sin éxito alguno.
-Más allá de eso… Creo que no sé lo que quiero.- Su voz denotaba cierta pesadez, y sin embargo, no mentía. Sólo sabía que quería libertad para elegir, pero no estaba realmente seguro de qué podía existir ahí fuera. El mundo no era un lugar para personas indecisas, y él se estaba haciendo cada vez más adulto y seguía sin tener claro qué haría para ganarse la vida. Un claro desastre.
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Re: And one day, you came [] Soren Kaarkarogf
Le escuchó hablar y le permitió explicarse sin interrumpirle en ningún momento, podía notar que al chico le costaba abrirse y expresar lo que sentía. ¿Quizás no había hablado de esos temas con nadie más? O quizás la sola idea de ir en contra de lo establecido por sus padres le aterraba y ponerlo en palabras lo convertía en algo 'real'. Se notaba que estaba en un estado de negación y dilema interior conforme a lo que quería en la vida y lo que debía hacer según sus padres.
-Bueno... muchos hombres a tu edad tampoco saben que quieren hacer con sus vidas específicamente, así que no hay afán – Comentó intentando que se sintiera más cómodo con el asunto – He conocido personas que no descubren sus talentos o su pasión sino hasta que tiene más de 40 – Continuó volviéndo a mirarle a los ojos, su mirada celeste transmitía la misma calidad del cielo en una mañana soleada – La presión de tener que cumplir las expectativas de nuestros padres, es más común de lo que crees y personalmente, aunque creo que es importante ser agradecido y reconocer el esfuerzo de tus familiares, especialmente cuando te dan una buena vida – Continuó y movió el brazo hacíendo un recorrido corto por la habitación para acentuar lo que decía – También es importante encontrar lo que te hace feliz -
Se quedó unos momentos en silencio, no quería seguir preguntando cosas personales, porque le daba la impresión de que si presionaba demasiado a Joel, terminaría obteniendo el efecto contrario a lo que quería.
-¿Y si cambiamos el lugar de encuentro? - Dijo de repente, pues se le había ocurrido una idea – Dices que no quieres ser esclavo de esta casa... así que... ¿Qué tal si nuestra próxima clase es afuera? - Inquirió, intentó sonreír, pero tuvo miedo de que sus colmillos se notaran, siempre intentaba ser lo más cuidadoso posible respecto a ello – Al menos podemos tener nuestra clase en otro lugar de la ciudad... siento como si las paredes de esta habitación estuviesen conteniendo no sólo tu cuerpo, sino tu mente -
Se le ocurrían muchos lugares en los cuales podían volver a verse, uno de ellos era la biblioteca, otro podía ser el museo de arte o inclusive el jardín botánico estaría bien. Estaba claro que para Joel, tenía que preparar un tipo de clase más personalizada y no bastaría con la típica interacción profesor – tablero – Alumno.
-Bueno... muchos hombres a tu edad tampoco saben que quieren hacer con sus vidas específicamente, así que no hay afán – Comentó intentando que se sintiera más cómodo con el asunto – He conocido personas que no descubren sus talentos o su pasión sino hasta que tiene más de 40 – Continuó volviéndo a mirarle a los ojos, su mirada celeste transmitía la misma calidad del cielo en una mañana soleada – La presión de tener que cumplir las expectativas de nuestros padres, es más común de lo que crees y personalmente, aunque creo que es importante ser agradecido y reconocer el esfuerzo de tus familiares, especialmente cuando te dan una buena vida – Continuó y movió el brazo hacíendo un recorrido corto por la habitación para acentuar lo que decía – También es importante encontrar lo que te hace feliz -
Se quedó unos momentos en silencio, no quería seguir preguntando cosas personales, porque le daba la impresión de que si presionaba demasiado a Joel, terminaría obteniendo el efecto contrario a lo que quería.
-¿Y si cambiamos el lugar de encuentro? - Dijo de repente, pues se le había ocurrido una idea – Dices que no quieres ser esclavo de esta casa... así que... ¿Qué tal si nuestra próxima clase es afuera? - Inquirió, intentó sonreír, pero tuvo miedo de que sus colmillos se notaran, siempre intentaba ser lo más cuidadoso posible respecto a ello – Al menos podemos tener nuestra clase en otro lugar de la ciudad... siento como si las paredes de esta habitación estuviesen conteniendo no sólo tu cuerpo, sino tu mente -
Se le ocurrían muchos lugares en los cuales podían volver a verse, uno de ellos era la biblioteca, otro podía ser el museo de arte o inclusive el jardín botánico estaría bien. Estaba claro que para Joel, tenía que preparar un tipo de clase más personalizada y no bastaría con la típica interacción profesor – tablero – Alumno.
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