AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El descanso del guerrero [Privado]
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El descanso del guerrero [Privado]
Los últimos rayos de sol desaparecían tras el horizonte con la llegada del ocaso, quedándose las húmedas calles de París inundadas por una leve oscuridad, mientras yo continuaba recorriendo éstas sobre mi caballo. En apenas dos noches la luna llena coronaría el firmamento, y la misión que me ha sido encomendada de dar con mi alfa en aquel laberinto de callejuelas, tenía sin duda que haber sido resuelta antes de que esto sucediese.
No me desagradaba la idea de que mi transformación sucediese en el bosque, otorgándome la libertad de correr por éste durante dos noches, más no saber si podía encontrarme por accidente con algún incauto humano al que atacar durante esta fase lunar, me obligaba a apresurarme en la búsqueda de mi alfa.
Horas después de haber hecho los registros en el hotel donde me alojaría hasta que el hallazgo de éste, y tras la infructuosa batida llevada a cabo por el centro de la ciudad a últimas horas de la tarde, decidí tomarme un pequeño descanso con la mejor compañía, una botella de vodka en una mesa tranquila de la taberna más tosca de la ciudad. No tardé mucho en encontrar una que cumpliese todas mis expectativas, un lugar tranquilo donde ningún cazador osase con interrumpir mi momento de paz. Y tal vez, con un poco de suerte, encontraría información sobre mi alfa; al fin y al cabo, era costumbre en nuestra manada terminar el día con una buena cerveza negra entre las manos.
Pude sentir al entrar en ésta alguna que otra aura de un inmortal, más no era la única de seres sobrenaturales. Aquel antro parecía una especie de "taberna neutral" donde otros especímenes como yo solo buscaban su momento de tranquilidad, evitando los problemas y dejando a un lado nuestras diferencias. Un lugar donde no tener que fingir ser humanos corrientes, hecho que me pareció insólito por encontrarse en una localización tan céntrica.
Estaba demasiado cansado como para que me importase tener que compartir el mismo local con mis enemigos naturales, así que sin intención de buscar más problemas de los que sin duda irían surgiendo por sí solos, me acerqué hasta la barra para pedir una botella de vodka y un vaso bajo. Eché un vistazo al local, y tras encontrar lo que sin duda se convertiría en un buen asiento pues desde allí podía controlar la entrada y salida de la taberna, pagué al tabernero y cogiendo mi comanda me dirigí hasta la mesa para tomar asiento. Podía paladear por fin el merecido descanso después de semanas de viaje.
No me desagradaba la idea de que mi transformación sucediese en el bosque, otorgándome la libertad de correr por éste durante dos noches, más no saber si podía encontrarme por accidente con algún incauto humano al que atacar durante esta fase lunar, me obligaba a apresurarme en la búsqueda de mi alfa.
Horas después de haber hecho los registros en el hotel donde me alojaría hasta que el hallazgo de éste, y tras la infructuosa batida llevada a cabo por el centro de la ciudad a últimas horas de la tarde, decidí tomarme un pequeño descanso con la mejor compañía, una botella de vodka en una mesa tranquila de la taberna más tosca de la ciudad. No tardé mucho en encontrar una que cumpliese todas mis expectativas, un lugar tranquilo donde ningún cazador osase con interrumpir mi momento de paz. Y tal vez, con un poco de suerte, encontraría información sobre mi alfa; al fin y al cabo, era costumbre en nuestra manada terminar el día con una buena cerveza negra entre las manos.
Pude sentir al entrar en ésta alguna que otra aura de un inmortal, más no era la única de seres sobrenaturales. Aquel antro parecía una especie de "taberna neutral" donde otros especímenes como yo solo buscaban su momento de tranquilidad, evitando los problemas y dejando a un lado nuestras diferencias. Un lugar donde no tener que fingir ser humanos corrientes, hecho que me pareció insólito por encontrarse en una localización tan céntrica.
Estaba demasiado cansado como para que me importase tener que compartir el mismo local con mis enemigos naturales, así que sin intención de buscar más problemas de los que sin duda irían surgiendo por sí solos, me acerqué hasta la barra para pedir una botella de vodka y un vaso bajo. Eché un vistazo al local, y tras encontrar lo que sin duda se convertiría en un buen asiento pues desde allí podía controlar la entrada y salida de la taberna, pagué al tabernero y cogiendo mi comanda me dirigí hasta la mesa para tomar asiento. Podía paladear por fin el merecido descanso después de semanas de viaje.
Última edición por Branco Cafiero el Lun Abr 03, 2017 6:34 pm, editado 1 vez
Branco Cafiero- Licántropo Clase Alta
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Localización : París
Re: El descanso del guerrero [Privado]
Desayuno a las diez de la mañana, el té al medio día y el tentempié pasadas las tres. Esas con las clásicas burguesías en compañía de una de las más putas y despilfarradoras, que me hace la competencia por cierto, de la sociedad europea. La siempre amada por muchas y odiada por otras. Renata O. D´Souza. Esas es bien conocida por tener algunas gustos compartidos con mua, a su derecha se encuentra la Baronesa de Waldenfels y Egeregg ni tocarla que sus hermanos matan a cualquiera que se le acerque, y a la derecha de esta la mundialmente conocida bastarda Julyne Worthing, a lado contrario esta una chica pálida y demacrada algo extraña llamada Ariadne Tsergas hermana de un hombre jodidamente rico y apuesto que ha despilfarrado dinero a diestra y siniestra para meterla en esta sociedad francesa tan selectiva y por ultimo Elizabeth of York, ella, bien ella se queda como la dama blanca porque de ella si que no se nada y seré mentirosa, rastrera y todo lo que les venga en gana pero al menos respeto la competencia y claro, ella no es competencia en lo absoluto. Ellas son las importantes las demás no vale ni la saliva que gastare mencionarlas.
El tema de conversación se centra efectivamente en caridad, la joven York filántropa en mencionar lo beneplácito del apoyo a la solidaridad, yo realmente lo llamaría caridad hipócrita, ya que todas estamos ahí es por aparentar, pasar desapercibido algo, no aburrirnos en casa con los maridos, y yo, yo estoy es para conseguir otra víctima en esos actos nobles. Toda la tarde se pasó en ello, aunque las vistas eran favorables con aquel jardín en la mansión de mi querida amiga Worthing, aunque a su hermano no se lo había visto, que habrá ocurrido con él. Una de las ancianas decrépitas comenzó con su letanía religiosa y de fidelidad a los maridos, ya estaba harta de ello —Bueno, en vez de estar con uno puedo probar muchos ahora, ya no me limito— estallamos en risas las que éramos de la misma liga mientras aquellas amargadas y santurronas solo se persignaban, necesitaba salir de inmediato o de lo contrario terminaría estallando, y lo peor era que terminaría todo con un baile en la noche.
Excusando con mentiras zafo de aquel baile ridículo de solo mujeres, prácticamente sería sentada escuchando música y jugando cartas sin apostar nada emocionante, no sé cómo las otras soportan ello. Al salir de la mansión de la joven inocente York, me dirijo a la taberna, realmente me sentaría bien un trago, o quizás en la cafetería, no, definitivamente tenía que ser la taberna era el mejor lugar para desesterarse y quizás hasta conseguir alguna que otra nueva “victima” —Espero que la noche valga la pena— susurro entrando en la taberna.
Con la mirada paso rápidamente por todos, ayuda el tener ese tipo de habilidades de un ave. No hay nada interesante por el momento y por ello suelto un bufido de aburrimiento, no tengo más opción que esperar entonces que caiga algún buen entretenimiento nocturno, sin más me acerco a la barra pidiendo al cantinero su mejor shot de ron algo suave para comenzar la noche
El tema de conversación se centra efectivamente en caridad, la joven York filántropa en mencionar lo beneplácito del apoyo a la solidaridad, yo realmente lo llamaría caridad hipócrita, ya que todas estamos ahí es por aparentar, pasar desapercibido algo, no aburrirnos en casa con los maridos, y yo, yo estoy es para conseguir otra víctima en esos actos nobles. Toda la tarde se pasó en ello, aunque las vistas eran favorables con aquel jardín en la mansión de mi querida amiga Worthing, aunque a su hermano no se lo había visto, que habrá ocurrido con él. Una de las ancianas decrépitas comenzó con su letanía religiosa y de fidelidad a los maridos, ya estaba harta de ello —Bueno, en vez de estar con uno puedo probar muchos ahora, ya no me limito— estallamos en risas las que éramos de la misma liga mientras aquellas amargadas y santurronas solo se persignaban, necesitaba salir de inmediato o de lo contrario terminaría estallando, y lo peor era que terminaría todo con un baile en la noche.
Excusando con mentiras zafo de aquel baile ridículo de solo mujeres, prácticamente sería sentada escuchando música y jugando cartas sin apostar nada emocionante, no sé cómo las otras soportan ello. Al salir de la mansión de la joven inocente York, me dirijo a la taberna, realmente me sentaría bien un trago, o quizás en la cafetería, no, definitivamente tenía que ser la taberna era el mejor lugar para desesterarse y quizás hasta conseguir alguna que otra nueva “victima” —Espero que la noche valga la pena— susurro entrando en la taberna.
Con la mirada paso rápidamente por todos, ayuda el tener ese tipo de habilidades de un ave. No hay nada interesante por el momento y por ello suelto un bufido de aburrimiento, no tengo más opción que esperar entonces que caiga algún buen entretenimiento nocturno, sin más me acerco a la barra pidiendo al cantinero su mejor shot de ron algo suave para comenzar la noche
Invitado- Invitado
Re: El descanso del guerrero [Privado]
La noche iba sucediéndose tranquilamente mientras el nivel de la botella de vodka iba disminuyendo, a la par que su contenido me colmada de una paz interior que solo el alcohol era capaz de conseguir. Mi frustración por no haber dado con el rastro de mi alfa parecía apaciguarse lentamente y aventuraba a profetizar que al final de la noche, solo sería un problema más que dejaría para resolver al día siguiente.
Como buen rastreador, mi mirada iba recorriendo con calma y un ligero vistazo a la clientela del local; apuntando mentalmente aquellos seres que podrían traer problemas a lo largo de la noche, y los que solo eran simples humanos que trataban de ahogar sus penas al fondo de una botella de alcohol.
No había nada digno de mencionar, tal vez algún que otro inmortal que hacían negocios con humanos incrédulos que no sabían con que tipo de seres estaban tratando; o algún que otro lobo solitario que buscaba la tranquilidad de una noche sin luna.
Hasta que de pronto mi mirada se detuvo en una interesante cambiante apostada junto a la barra. Tenía que reconocer que siempre me habían llamado la atención la naturaleza de estos seres, y que envidiaba en cierto modo, su facilidad para permutar cuando lo deseaban. Ellos no estaban sujetos a ninguna maldición, ni su transformación era tan dolorosa como la nuestra. También es cierto que apenas había conocido a muchos de ellos, y que con ninguno había mantenido una cordial conversación en la que poder averiguar más allá de lo que hablaban las leyendas.
La observé fijamente mientras continuaba bebiendo de mi copa, esperando que nuestras miradas se cruzasen en algún momento. Una pícara sonrisa se dibujó en mis labios cuando sus preciosos ojos se encontraron con los míos, tras lo cual icé mi copa en señal de saludo, y con el pie moví la silla que tenía frente a mí como invitación. Una noche que invitaba al olvido podía cambiar en pocos minutos y tornarse una interesante velada si aquella dama aceptaba pasar lo que quedaba de ésta en mi compañía.
Como buen rastreador, mi mirada iba recorriendo con calma y un ligero vistazo a la clientela del local; apuntando mentalmente aquellos seres que podrían traer problemas a lo largo de la noche, y los que solo eran simples humanos que trataban de ahogar sus penas al fondo de una botella de alcohol.
No había nada digno de mencionar, tal vez algún que otro inmortal que hacían negocios con humanos incrédulos que no sabían con que tipo de seres estaban tratando; o algún que otro lobo solitario que buscaba la tranquilidad de una noche sin luna.
Hasta que de pronto mi mirada se detuvo en una interesante cambiante apostada junto a la barra. Tenía que reconocer que siempre me habían llamado la atención la naturaleza de estos seres, y que envidiaba en cierto modo, su facilidad para permutar cuando lo deseaban. Ellos no estaban sujetos a ninguna maldición, ni su transformación era tan dolorosa como la nuestra. También es cierto que apenas había conocido a muchos de ellos, y que con ninguno había mantenido una cordial conversación en la que poder averiguar más allá de lo que hablaban las leyendas.
La observé fijamente mientras continuaba bebiendo de mi copa, esperando que nuestras miradas se cruzasen en algún momento. Una pícara sonrisa se dibujó en mis labios cuando sus preciosos ojos se encontraron con los míos, tras lo cual icé mi copa en señal de saludo, y con el pie moví la silla que tenía frente a mí como invitación. Una noche que invitaba al olvido podía cambiar en pocos minutos y tornarse una interesante velada si aquella dama aceptaba pasar lo que quedaba de ésta en mi compañía.
Branco Cafiero- Licántropo Clase Alta
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Re: El descanso del guerrero [Privado]
El lugar no era el mejor y no habían tantos clientes decente, ni un alma que valiera la pena para dejar pasar la frustración de las reuinones sociales que me tenían un poco harta, bastante para ser más sincera; aburrida, cansada y a punto de retirarme en mi hogar dulce hogar, un joven llamó mi atención, al menos lo suficiente para cruzar varias veces mi mirada con él.
Primero lo miro lo suficiente para estar segura que valga la pena, lo rescatable es que no es un humano normal y vulgar, al menos tiene punto por ello; lo segundo es su osadía con la invitación, pienso y pienso pero no dudo más con mi trago en mano camino de manera sugerente moviendo las caderas lo suficiente con cada paso hasta llegar a su mesa y tomar la invitación, cruzo mis piernas inclinándome hacia atrás con una ceja enarcada —A que debo el honor de tu invitación, lobo— susurro tan bajo que solo él pueda oír esa última palabra; dibujo una media sonrisa jugando con el shot de bebida que había pedido sin bajar la mirada de los ojos de aquel hombre —No voy a fingir ser una dama inocente de esas que no permiten que le inviten una copa, no es mi estilo, pero, es llamativo el encontrar un lobo por ese sector, pensé que siempre estaban metidos en los bosques atados a cadenas o cuerdas encantadas para evitar matar, unas pobres almas, no sabía que no entrabas en ese estándar. Invítame algo más fuerte, para ver cuales son tus standares— suspiro inclinándome hacia él.
La noche si se comenzó a poner interesante lo suficiente como para hacerme sentir a gusto riéndome por mis cínicas palabras, tan directas y llenas de mi descaro.
Primero lo miro lo suficiente para estar segura que valga la pena, lo rescatable es que no es un humano normal y vulgar, al menos tiene punto por ello; lo segundo es su osadía con la invitación, pienso y pienso pero no dudo más con mi trago en mano camino de manera sugerente moviendo las caderas lo suficiente con cada paso hasta llegar a su mesa y tomar la invitación, cruzo mis piernas inclinándome hacia atrás con una ceja enarcada —A que debo el honor de tu invitación, lobo— susurro tan bajo que solo él pueda oír esa última palabra; dibujo una media sonrisa jugando con el shot de bebida que había pedido sin bajar la mirada de los ojos de aquel hombre —No voy a fingir ser una dama inocente de esas que no permiten que le inviten una copa, no es mi estilo, pero, es llamativo el encontrar un lobo por ese sector, pensé que siempre estaban metidos en los bosques atados a cadenas o cuerdas encantadas para evitar matar, unas pobres almas, no sabía que no entrabas en ese estándar. Invítame algo más fuerte, para ver cuales son tus standares— suspiro inclinándome hacia él.
La noche si se comenzó a poner interesante lo suficiente como para hacerme sentir a gusto riéndome por mis cínicas palabras, tan directas y llenas de mi descaro.
Invitado- Invitado
Re: El descanso del guerrero [Privado]
Mi mirada se hallaba perdida en el sensual contoneo de sus caderas mientras sus pasos la acercaban sinuosamente hacia mí. Peligrosas y excitantes curvas que delineaban la perfecta silueta de una preciosa cambiante que nada tenía que envidiar a las diosas más bellas de cualquier antiguo panteón.
Sonreí de lado cuando ocupó el asiento que de una forma singular le había ofrecido, observándola con detenimiento a través del vidrio de mi copa. Si desde la barra me había llamado la atención, ahora, a apenas un metro de distancia su aura era asombrosamente excepcional.
-No sabía que debía de tener un motivo para invitarla a una copa, mademoiselle.- susurré centrando mi mirada en sus preciosos ojos claros. Inclinándome ligeramente sobre la mesa, apoyé mis antebrazos en ésta, dejando el vaso vacío sobre la superficie para volver a llenarlo, sin desviar la vista ni un ápice.- Quizás fue mi instinto el que actuó por mí, quién auguró que la noche podía mejorar en vuestra compañía.- sonreí con picardía, retomando la posición en mi asiento al tiempo que movía la muñeca en círculos para agitar con suavidad el vaso, entremezclando el licor con los cubitos de hielo de su interior.
Su siguiente comentario arrancó una divertida carcajada de mis labios.- Es más que obvio que vos sabéis tan poco de los de mi especie como yo de la vuestra, aunque si las cuerdas es algo que os atrae siempre podemos incluirlas en nuestro juego.- apunté con un brillo inusual en mi mirada. Adoraba a las mujeres que sabían hacer buen uso de su sentido del humor y sin duda aquella dama que tenía frente a mí era una experta en la oratoria.
Levanté la mano para llamar al mesero, pidiéndole que nos trajese una botella de tequila y dos vasos.- ¿Estáis segura de querer tentar a la suerte? ¿De poder seguir el ritmo de una noche que no terminará hasta que amanezca o alguno de los dos no consiga tenerse en pie?- le tendí uno de los vasos tras llenarlo, rozando con mis dedos los suyos; tentándola a seguir si estaba dispuesta a apostar fuerte en una noche en que los dos no teníamos nada que perder, sino mucho que ganar.
Sonreí de lado cuando ocupó el asiento que de una forma singular le había ofrecido, observándola con detenimiento a través del vidrio de mi copa. Si desde la barra me había llamado la atención, ahora, a apenas un metro de distancia su aura era asombrosamente excepcional.
-No sabía que debía de tener un motivo para invitarla a una copa, mademoiselle.- susurré centrando mi mirada en sus preciosos ojos claros. Inclinándome ligeramente sobre la mesa, apoyé mis antebrazos en ésta, dejando el vaso vacío sobre la superficie para volver a llenarlo, sin desviar la vista ni un ápice.- Quizás fue mi instinto el que actuó por mí, quién auguró que la noche podía mejorar en vuestra compañía.- sonreí con picardía, retomando la posición en mi asiento al tiempo que movía la muñeca en círculos para agitar con suavidad el vaso, entremezclando el licor con los cubitos de hielo de su interior.
Su siguiente comentario arrancó una divertida carcajada de mis labios.- Es más que obvio que vos sabéis tan poco de los de mi especie como yo de la vuestra, aunque si las cuerdas es algo que os atrae siempre podemos incluirlas en nuestro juego.- apunté con un brillo inusual en mi mirada. Adoraba a las mujeres que sabían hacer buen uso de su sentido del humor y sin duda aquella dama que tenía frente a mí era una experta en la oratoria.
Levanté la mano para llamar al mesero, pidiéndole que nos trajese una botella de tequila y dos vasos.- ¿Estáis segura de querer tentar a la suerte? ¿De poder seguir el ritmo de una noche que no terminará hasta que amanezca o alguno de los dos no consiga tenerse en pie?- le tendí uno de los vasos tras llenarlo, rozando con mis dedos los suyos; tentándola a seguir si estaba dispuesta a apostar fuerte en una noche en que los dos no teníamos nada que perder, sino mucho que ganar.
Branco Cafiero- Licántropo Clase Alta
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Re: El descanso del guerrero [Privado]
Acepte la bebida inclinando el cuerpo hacia atrás consiguiendo el apoyo de la silla, mis labios apenas tocaron el vaso con el licor jugando con la media sonrisa dirigida al lupino que acertaba en sus palabras así como algunas erradas. No era dama de juegos eso estaba más que claro y el caballero compartía algo similar, y no era su aura a la que me refería si no a esa sensación de peligrosidad que lo rodeaba algo que para un ave es lo más atractivo que se le puede presentar.
Alcé la copa vertiendo todo el líquido en un solo trago que se derramó por las comisuras, el mentón cayendo al escote del vestido donde recogí las gotas llevándolas de nuevo a mi boca retando con la mirada al lupino —Todo buen caballero debe tener un motivo oculto o muy íntimo para invitar a una dama a beber, si es por negocios la dama aceptará y si es algo que podría poner color a las mejillas de la doncella terminará la noche con una marca en su rostro— cruzo mis piernas acercando el cuerpo a la mesa con el brazo sobre esta para que sostenga el peso de mi cabeza —Pero no soy una de esas damas, pero si soy una curiosa ante la improvista invitación de un hombre al que no conozco y se muy poco de su especie, como él de la mía, que me invite ese tipo de bebidas ¿Qué es lo que busca?— pregunte relamiendo los labios ante el sabor del licor.
Estiré la mano aceptando la nueva copa acercándola a mis labios sugerentemente —La suerte está hecha para ser tentada, y no creo que le cueste mucho. Soy una mujer y no tengo mucha tolerancia al alcohol como los de su especie, a los de mis características el licor nos vuelve más lento, más si somos aves, nos perturba la mente y quien sabe y termine devorando sus ojos, como lo hacen los cuervos o buitres ¿quieres tentar a tu suerte,licano?— susurré bebiendo un trago suave sintiendo lo cálido, caliente del líquido correr por mi garganta, terminando con un guiño ante la propuesta del caballero.
Alcé la copa vertiendo todo el líquido en un solo trago que se derramó por las comisuras, el mentón cayendo al escote del vestido donde recogí las gotas llevándolas de nuevo a mi boca retando con la mirada al lupino —Todo buen caballero debe tener un motivo oculto o muy íntimo para invitar a una dama a beber, si es por negocios la dama aceptará y si es algo que podría poner color a las mejillas de la doncella terminará la noche con una marca en su rostro— cruzo mis piernas acercando el cuerpo a la mesa con el brazo sobre esta para que sostenga el peso de mi cabeza —Pero no soy una de esas damas, pero si soy una curiosa ante la improvista invitación de un hombre al que no conozco y se muy poco de su especie, como él de la mía, que me invite ese tipo de bebidas ¿Qué es lo que busca?— pregunte relamiendo los labios ante el sabor del licor.
Estiré la mano aceptando la nueva copa acercándola a mis labios sugerentemente —La suerte está hecha para ser tentada, y no creo que le cueste mucho. Soy una mujer y no tengo mucha tolerancia al alcohol como los de su especie, a los de mis características el licor nos vuelve más lento, más si somos aves, nos perturba la mente y quien sabe y termine devorando sus ojos, como lo hacen los cuervos o buitres ¿quieres tentar a tu suerte,licano?— susurré bebiendo un trago suave sintiendo lo cálido, caliente del líquido correr por mi garganta, terminando con un guiño ante la propuesta del caballero.
Invitado- Invitado
Re: El descanso del guerrero [Privado]
Mi absorta mirada paseaba por esos sensuales dedos con los que la dama acariciaba la copa que acababa de ofrecerle. Tenía que reconocer que sabía poco o nada de esos enigmáticos seres, pero cada segundo que pasaba observándola, mis deseos de conocer más de su naturaleza oculta iban en aumento. Pude sentir intensamente, sin atisbo alguno de dudas, como mis ojos relampagueaban en color ámbar, dejando mi identidad vulnerable frente al resto de clientela durante unos instantes. Y es que, por si no fuese de por sí suficientemente excitante ver como el líquido de la copa humedecía sus carnosos labios, el licor se derramó conscientemente por la comisura de sus labios, recorriendo sinuosamente su mentón.
Un leve jadeo escapó de entre mis labios, quedando oculto tras el vidrio de mi vaso que también escondía una pícara sonrisa. No podía confirmarle que mi invitación tuviese algún tipo de negocio oculto, puesto que el tipo de asuntos que acostumbraba a tratar en tabernas como aquella distaban mucho de ser apacibles; pero tampoco mi intención era ni mucho menos incomodarla.
-He de confensarle ragazza, que no me importaría en absoluto terminar la noche con algún tipo de marca en mi piel, si eso implica que antes hemos vencido a esta botella y la velada ha sido fructífera.- respondí con sagacidad, dejando con calma la copa sobre la mesa de madera noble en donde descansaba la botella de tequila. Mis dedos jugueteaban con el vaso, moviéndolo con suavidad para hacer tintinear a los cubitos de hielo del interior.
-También yo soy un hombre curioso por naturaleza, de ahí la razón de invitarla a compartir esta botella. Si además a eso le suma que es la clienta más exuberante de este local, pues mis motivos para conocerla personalmente, se intensifican.- susurré, mientras mis ojos eran incapaces de desviarse de sus curvilíneos labios.-No debe preocuparse por tener menos aguante etílico que un servidor, debería saber que si algo nos caracteriza a la mayoría de los licanos es el sentido del honor; al menos a los que pertenecen a mi manada.- servi ambas copas vacías de nuevo, tomando la mía y ofrenciéndole un brindis.- Como habrá podido comprobar, tentar a la suerte no es algo que me asuste; aunque so haciéndolo podré conocer a esa dulce ave que hay tras tan enigmática mujer, correré el riesgo sin dudarlo.- le guiñé el ojo con complicidad.- ¿Por qué le gustaría brindar?
Un leve jadeo escapó de entre mis labios, quedando oculto tras el vidrio de mi vaso que también escondía una pícara sonrisa. No podía confirmarle que mi invitación tuviese algún tipo de negocio oculto, puesto que el tipo de asuntos que acostumbraba a tratar en tabernas como aquella distaban mucho de ser apacibles; pero tampoco mi intención era ni mucho menos incomodarla.
-He de confensarle ragazza, que no me importaría en absoluto terminar la noche con algún tipo de marca en mi piel, si eso implica que antes hemos vencido a esta botella y la velada ha sido fructífera.- respondí con sagacidad, dejando con calma la copa sobre la mesa de madera noble en donde descansaba la botella de tequila. Mis dedos jugueteaban con el vaso, moviéndolo con suavidad para hacer tintinear a los cubitos de hielo del interior.
-También yo soy un hombre curioso por naturaleza, de ahí la razón de invitarla a compartir esta botella. Si además a eso le suma que es la clienta más exuberante de este local, pues mis motivos para conocerla personalmente, se intensifican.- susurré, mientras mis ojos eran incapaces de desviarse de sus curvilíneos labios.-No debe preocuparse por tener menos aguante etílico que un servidor, debería saber que si algo nos caracteriza a la mayoría de los licanos es el sentido del honor; al menos a los que pertenecen a mi manada.- servi ambas copas vacías de nuevo, tomando la mía y ofrenciéndole un brindis.- Como habrá podido comprobar, tentar a la suerte no es algo que me asuste; aunque so haciéndolo podré conocer a esa dulce ave que hay tras tan enigmática mujer, correré el riesgo sin dudarlo.- le guiñé el ojo con complicidad.- ¿Por qué le gustaría brindar?
Branco Cafiero- Licántropo Clase Alta
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Re: El descanso del guerrero [Privado]
Siento la mirada del lycano recorrerme sin tapujo alguno, no me molesto en lo absoluto, no era el primero que me miraba así y claro que no sería el último que lo hiciera. Escuché sus palabras, sus respuestas a mis interrogantes pero solo provocó en mí una sonrisa que termina por ser una risa de lo más natural posible ante la gracia con la que ha resultado nuestro encuentro.
Enarco la fina ceja mirando la botella de licor con algo de recelo, me gusta tomar demasiado pero también sé que la moderación resulta mejor; solté un suspiro y dejé que mis ojos se cerraran mostrando confianza al lycano, alcé los hombros —Entonces sabe que ganará la partida porque no tolero el alcohol en mi sistema y aunque sea resistente hace estragos a mi naturaleza y es algo que no me puedo dar el lujo de permitirlo, a diferencia de ustedes— acerco el cuerpo pegándolo contra la mesa, mi brazo queda debajo de mis pechos lo que le da una jugosa vista —que necesitan la luna, los míos lo podemos hacer en cualquier momento, hora y circunstancia— regreso mi espalda hacia atrás sonriéndole al lobo.
—Parecer ser que la curiosidad mato al perro, tenga cuidado esa curiosidad podría terminar arrancándole los ojos si no se va con cautela— sonríe aceptando la nueva copa, no la tome todavía me quedé observando al hombre y extendía la mano derecha —Madame Pāulette D. Ҏҿrraul— suspiro clavando la mirada en la ajena —Espero que mantenga su palabra de caballero hasta el final, no creo que usted haga algo malo a una inocente dama— blando las pestañas en una fingida inocencia, si el podría ser caballero quizás yo debería dejar de ser la dama
Sus palabras son certeras y alzo la copa acercándola a la de él —Brindemos por las aves y caninos que se ocultan en rostros humanos, en rostros peligrosos— susurro y choco a penas la copa contra la de él alzando un poco la copa que llevo a mis labios bebiendo un trago que humedece mis labios con picardía.
Enarco la fina ceja mirando la botella de licor con algo de recelo, me gusta tomar demasiado pero también sé que la moderación resulta mejor; solté un suspiro y dejé que mis ojos se cerraran mostrando confianza al lycano, alcé los hombros —Entonces sabe que ganará la partida porque no tolero el alcohol en mi sistema y aunque sea resistente hace estragos a mi naturaleza y es algo que no me puedo dar el lujo de permitirlo, a diferencia de ustedes— acerco el cuerpo pegándolo contra la mesa, mi brazo queda debajo de mis pechos lo que le da una jugosa vista —que necesitan la luna, los míos lo podemos hacer en cualquier momento, hora y circunstancia— regreso mi espalda hacia atrás sonriéndole al lobo.
—Parecer ser que la curiosidad mato al perro, tenga cuidado esa curiosidad podría terminar arrancándole los ojos si no se va con cautela— sonríe aceptando la nueva copa, no la tome todavía me quedé observando al hombre y extendía la mano derecha —Madame Pāulette D. Ҏҿrraul— suspiro clavando la mirada en la ajena —Espero que mantenga su palabra de caballero hasta el final, no creo que usted haga algo malo a una inocente dama— blando las pestañas en una fingida inocencia, si el podría ser caballero quizás yo debería dejar de ser la dama
Sus palabras son certeras y alzo la copa acercándola a la de él —Brindemos por las aves y caninos que se ocultan en rostros humanos, en rostros peligrosos— susurro y choco a penas la copa contra la de él alzando un poco la copa que llevo a mis labios bebiendo un trago que humedece mis labios con picardía.
Invitado- Invitado
Re: El descanso del guerrero [Privado]
Si me hubiese aventurado a tratar de adivinar el tipo de cambiante que era la preciosa dama que tenía en frente, sin duda alguna habría jurado que se trataba de una felina, pues cada unos de sus gráciles y calculados movimientos me recordaban a estos animales que hipnotizaban a cualquiera por su desmarcada elegancia.
A pesar de tratar de llevar las riendas de ese juego de palabras en el que ambos parecíamos estar más que familiarizados, su cercanía cuando se apoyó en la mesa me dejó desconcertado durante unos segundos. Su insinuante escote marcaba unas preciosas líneas que deseaba fervientemente acariciar y sus agudizantes palabras me indicaban que no se trataba de una mujer cualquiera a la que conquistar, sino que era de esas pocas damas que cortejarlas puede costarte más de un dolor de cabeza; y que por ende, era de las que merecen la pena.- No se preocupe, signorina. No es necesario que tratemos de demostrar quien tiene más aguante que quien en lo que respecta a la tolerancia etilica. Podemos simplemente disfrutar de la velada con algún trago solo para refrescar nuestro labios.
Tomé con suavidad su mano derecha, deslizando la mía por debajo de está para formalizar el saludo con un cálido roce de mis labios sobre sus nudillos sin dejar de mantener esa enigmática mirada que se encontraba en esos momentos fija en la mía.- Branco Cafiero para servierle en lo que desee.- sonreí de forma ladina, manteniendo unos segundos más ese saludo donde nuestras manos se rozaban y podía sentir el tacto de su piel.- Un placer conocerla Päulette, si me permite tutearla.
Retiré poco a poco mi mano, acariciando la suya por debajo mientras recuperaba la posición en mi asiento.-Al final de la noche podrá comprobar que he sido un caballero, y que el honor de una dama para mí está por encima de cualquier deseo.- apunté buscando su mirada y tanteando con el dedo índice el perfil de mi copa.-Unas prometedoras intenciones
-. susurré tras sus palabras,acercando la bebida a mi vaso para dar por finalizado ese choque de copas que promería que la noche sería inolvidable.
Tras unos instantes en los que me deleité en absorver cada uno de sus movimientos, deposité de nuevo la copa sobre la mesa.- Y digame, señorita Ҏҿrraul, ¿hasta donde está dispuesta a arriesgar para conocer a un salvaje y peligroso lobo?- pregunté tomando de nuevo mis cartas en el juego.
A pesar de tratar de llevar las riendas de ese juego de palabras en el que ambos parecíamos estar más que familiarizados, su cercanía cuando se apoyó en la mesa me dejó desconcertado durante unos segundos. Su insinuante escote marcaba unas preciosas líneas que deseaba fervientemente acariciar y sus agudizantes palabras me indicaban que no se trataba de una mujer cualquiera a la que conquistar, sino que era de esas pocas damas que cortejarlas puede costarte más de un dolor de cabeza; y que por ende, era de las que merecen la pena.- No se preocupe, signorina. No es necesario que tratemos de demostrar quien tiene más aguante que quien en lo que respecta a la tolerancia etilica. Podemos simplemente disfrutar de la velada con algún trago solo para refrescar nuestro labios.
Tomé con suavidad su mano derecha, deslizando la mía por debajo de está para formalizar el saludo con un cálido roce de mis labios sobre sus nudillos sin dejar de mantener esa enigmática mirada que se encontraba en esos momentos fija en la mía.- Branco Cafiero para servierle en lo que desee.- sonreí de forma ladina, manteniendo unos segundos más ese saludo donde nuestras manos se rozaban y podía sentir el tacto de su piel.- Un placer conocerla Päulette, si me permite tutearla.
Retiré poco a poco mi mano, acariciando la suya por debajo mientras recuperaba la posición en mi asiento.-Al final de la noche podrá comprobar que he sido un caballero, y que el honor de una dama para mí está por encima de cualquier deseo.- apunté buscando su mirada y tanteando con el dedo índice el perfil de mi copa.-Unas prometedoras intenciones
-. susurré tras sus palabras,acercando la bebida a mi vaso para dar por finalizado ese choque de copas que promería que la noche sería inolvidable.
Tras unos instantes en los que me deleité en absorver cada uno de sus movimientos, deposité de nuevo la copa sobre la mesa.- Y digame, señorita Ҏҿrraul, ¿hasta donde está dispuesta a arriesgar para conocer a un salvaje y peligroso lobo?- pregunté tomando de nuevo mis cartas en el juego.
Branco Cafiero- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 18/10/2016
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