AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Últimos temas
Ficha Lucille Reuven
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Ficha Lucille Reuven
▲NOMBRE DEL PERSONAJE▲
Lucille Reuven▲EDAD▲
38 reales y 19 aparentes▲ESPECIE▲
Humana, cambiante▲FACCIÓN A LA QUE PERTENECE▲
-▲TIPO, CLASE SOCIAL O CARGO▲
Clase Alta▲ORIENTACIÓN SEXUAL▲
Heterosexual▲LUGAR DE ORIGEN▲
Francia▲HABILIDADES/PODERES▲
► HABILIDADES Y ATRIBUTOS INNATOS: → Habilidades: Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana.
→ Atributos: Longevidad.
► PODERES INNATOS:
→ Transformación: Habilidad de cambiar de forma humana a animal y viceversa. Cuando el cambiante está en su forma transformada aumenta un 50% su potencia física.
→ Sanación acelerada: Habilidad para sanar rápidamente heridas y contusiones no tan graves.
→ Percepción del aura: Habilidad para ver las auras de otros seres, cuyos colores indican su humor, identidad y nivel de hostilidad, de este modo saben si están bajo amenaza. Este poder también les permite reconocer a otros cambiantes o licántropos cuando no están transformados e identificar a los vampiros gracias a su aura pálida y su característico olor.
► PODERES A ELEGIR:
→ Memoria fotográfica: Capacidad de recordar cosas oídas y vistas con un nivel de detalle perfecto. Las personas con esta habilidad no olvidan nunca escritos, sonidos, imágenes y los recuerdan mucho tiempo después como si lo hubieran escuchado/visto apenas unos días antes.
→ Telepatía y comunicación con los animales: Habilidad para comunicarse con otros cambiantes por medio de la mente (cuando están transformados) y con otros animales que no sean parte de su raza (incluidos los Licántropos). Funciona únicamente a cortas distancias.
→ Ojo superior: Habilidad para tener visión aún con los ojos cerrados o en la oscuridad. El cambiante posee naturalmente una visión más aguda, pero no se compara con esta habilidad que se puede igualar a la visión de un halcón.
Lucille es del tipo de mujeres que suelen dirigir las causas sociales e impulsar los cambios en el nombre de los más desprotegidos. Cree que todo ser viviente es sagrado y que merece los mismos derechos de los demás.
Si hay una palabra que se puede usar para definirla esa es “templanza”. Sabe que la serenidad es necesaria para evitar los errores que la toma rápida de decisiones suele acarrear. Claro que no siempre puede aplicarlo en su vida…
Lucille es dada a meterse en problemas. Su hermano suele decir de ella que siempre está en el momento y lugar equivocado cuando las cosas ocurren. Simplemente atrae los momentos difíciles, no puede evitarlo. Para colmo de males, pareciera que ante un problema se inmoviliza y eso suele confundir a los que la admiran por conservar la calma en todo momento. No es calma, es terror.
Tierna y serena, idealista por naturaleza, Lucille está convencida de que el mundo puede cambiar, que puede mejorar. Cree que todas las personas tienen arreglo, que la maldad no es absoluta en nadie ya que ningún niño cuando nace es malvado.
Lucille es el claro ejemplo de que la bondad se puede convertir en una fuerza imbatible.
Si hay una palabra que se puede usar para definirla esa es “templanza”. Sabe que la serenidad es necesaria para evitar los errores que la toma rápida de decisiones suele acarrear. Claro que no siempre puede aplicarlo en su vida…
Lucille es dada a meterse en problemas. Su hermano suele decir de ella que siempre está en el momento y lugar equivocado cuando las cosas ocurren. Simplemente atrae los momentos difíciles, no puede evitarlo. Para colmo de males, pareciera que ante un problema se inmoviliza y eso suele confundir a los que la admiran por conservar la calma en todo momento. No es calma, es terror.
Tierna y serena, idealista por naturaleza, Lucille está convencida de que el mundo puede cambiar, que puede mejorar. Cree que todas las personas tienen arreglo, que la maldad no es absoluta en nadie ya que ningún niño cuando nace es malvado.
Lucille es el claro ejemplo de que la bondad se puede convertir en una fuerza imbatible.
La vida de los hermanos Reuven fue de comienzos poco claros. De hecho, Kaleth y Lucille conocieron a su madre a los cinco años de edad y ese es uno de los recuerdos más antiguos que tienen de su infancia: su madre ingresando en la casa y corriendo a abrazarlos. Ellos solo la conocían por las historias que su abuelo y la cuidadora les contaban…
Su padre murió antes de que ellos nacieran y, por algún motivo que no alcanzaban a comprender, nadie hablaba mucho de él. De hecho el apellido que tenían era el materno.
Lucille creció bajo una total sobreprotección de parte de su abuelo, de su madre, de su tía Lilie –hasta que ésta se casó y marchó de la casa- y también de su hermano.
Según solían decirle, ella había estado a punto de morir cuando era tan solo una lactante. No engordaba a la par de su hermano, era débil y parecía aceptar que no había llegado al mundo para quedarse.
Pero se había quedado y eso debía significar algo. Su madre siempre le decía que su vida era la respuesta de Dios a sus ruegos. Kaleth se ponía celoso al oírlo, pero el enojo no le duraba. Su hermana era su debilidad.
Como respuesta a esa vida que Dios le había dado, salvándola de la muerte segura, Lucille consideró varias veces meterse a monja… Pero no lo hizo, nunca tuvo el valor de comentar siquiera aquel deseo con nadie.
Cuando Lucille y su hermano cumplieron los catorce años de edad, ocurrieron dos cosas que cambiarían para siempre sus vidas. Su abuelo, Allan, quien había sido su figura paterna, el firme conductor de la casa y la familia, falleció dos días después del festejo de cumpleaños de sus nietos.
¡Habían pasado una noche tan hermosa! ¡Habían bailado y reído en el salón! ¡La casa se había llenado de gente para celebrar la vida de los mellizos! ¿Cómo era posible que dos días después todo se volviera negro?
La segunda cosa era aún más horrible, terrorífica.
Kaleth comenzó con algunos malestares en todo el cuerpo y ellos lo tuvieron en la cama durante los días siguientes al entierro de Allan.
-Ha enfermado de dolor por la pérdida –le aseguró el médico a Chantelle Reuven y al oír la conversación, entre el doctor y su madre, Lucille se sintió mal.
¿Por qué no enfermaba ella también? ¡Amaba a su abuelo! Tal vez Kaleth lo amara un poco más que ella.
Lucille intentaba no pensar en el dolor que la pérdida le ocasionaba. Se encerraba a cantar, como su profesor privado le había enseñado, o a bordar… Cualquier actividad que, supuestamente, pudiera calmar a una jovencita de catorce años.
Una mañana, mientras se dirigía a la sala de bordado –pues no tenía nada mejor que hacer. Debido al reposo que el joven mantenía, los profesores les habían dado unas vacaciones a los Reuven-, interceptó a la criada que le llevaba el desayuno a su hermano. No le gustaba aquella chica, creía que le coqueteaba a Kaleth de forma descarada.
-Yo le llevaré el desayuno –dijo y tomó la bandeja, pesada, de sus manos-. Retírate.
Sonrió para sí al reconocer en su voz el mismo tono que su madre, Chantelle, usaba para dirigirse a los empleados de la casa.
Cuando ingresó al dormitorio de su hermano, el último del largo corredor, la bandeja resbaló de sus manos y Lucille dio un grito asustado apoyando su espalda en la fría madera de la puerta.
Kaleth -sentado en la cama y apoyado sobre las almohadas que tapizaban el respaldo de su cama- tenía un aspecto feroz, casi animal. Su rostro era una mezcla perfecta entre su hermano de siempre y algún tipo de felino…
-Kal…
No debía hacerlo, pero aún así se acercó a él atraída por su mirada asustada. Cuando se acercó, el rostro de él volvió a la normalidad.
-No sé qué me sucede –le dijo él con la voz quebrada y se miró la mano, al parecer sus dedos también habían cambiado de aspecto hacía solo un momento-. ¡Llama a nuestra madre, Lu! –le pidió.
-¡No! –dijo ella por instinto-. Está tan mal con lo del abuelo, no podemos decirle esto… ni siquiera podríamos explicárselo. Hay que pensar… ¿qué…? No comprendo nada, Kal. ¿Qué has comido?
-Nada, lo mismo de siempre.
Tomó la mano de su mellizo y la apretó. Repentinamente, entre sus palmas, la mano de Kaleth se volvió pequeña y comenzó a crecerle vello rubio y espeso… Parecía la pata de un perro. O de un gato.
-Me voy a morir –aseguró él y lloró desesperado.
-Esto es brujería, tiene que serlo –dijo Lucille pues era la única explicación que encontraba.
Se quitó la cadena de oro que tenía al cuello, y de la que pendía un pequeño crucifijo, y se la colocó en el pecho a su hermano. Quería ahuyentar a los espíritus que estuvieran acosándolo.
No tuvieron demasiado tiempo para pensar, tampoco pudieron ocultar aquel problema de su madre mucho tiempo más, pues la noche siguiente lo mismo que le ocurría a Kaleth comenzó a sucederle a Lucille.
Su padre murió antes de que ellos nacieran y, por algún motivo que no alcanzaban a comprender, nadie hablaba mucho de él. De hecho el apellido que tenían era el materno.
Lucille creció bajo una total sobreprotección de parte de su abuelo, de su madre, de su tía Lilie –hasta que ésta se casó y marchó de la casa- y también de su hermano.
Según solían decirle, ella había estado a punto de morir cuando era tan solo una lactante. No engordaba a la par de su hermano, era débil y parecía aceptar que no había llegado al mundo para quedarse.
Pero se había quedado y eso debía significar algo. Su madre siempre le decía que su vida era la respuesta de Dios a sus ruegos. Kaleth se ponía celoso al oírlo, pero el enojo no le duraba. Su hermana era su debilidad.
Como respuesta a esa vida que Dios le había dado, salvándola de la muerte segura, Lucille consideró varias veces meterse a monja… Pero no lo hizo, nunca tuvo el valor de comentar siquiera aquel deseo con nadie.
Cuando Lucille y su hermano cumplieron los catorce años de edad, ocurrieron dos cosas que cambiarían para siempre sus vidas. Su abuelo, Allan, quien había sido su figura paterna, el firme conductor de la casa y la familia, falleció dos días después del festejo de cumpleaños de sus nietos.
¡Habían pasado una noche tan hermosa! ¡Habían bailado y reído en el salón! ¡La casa se había llenado de gente para celebrar la vida de los mellizos! ¿Cómo era posible que dos días después todo se volviera negro?
La segunda cosa era aún más horrible, terrorífica.
Kaleth comenzó con algunos malestares en todo el cuerpo y ellos lo tuvieron en la cama durante los días siguientes al entierro de Allan.
-Ha enfermado de dolor por la pérdida –le aseguró el médico a Chantelle Reuven y al oír la conversación, entre el doctor y su madre, Lucille se sintió mal.
¿Por qué no enfermaba ella también? ¡Amaba a su abuelo! Tal vez Kaleth lo amara un poco más que ella.
Lucille intentaba no pensar en el dolor que la pérdida le ocasionaba. Se encerraba a cantar, como su profesor privado le había enseñado, o a bordar… Cualquier actividad que, supuestamente, pudiera calmar a una jovencita de catorce años.
Una mañana, mientras se dirigía a la sala de bordado –pues no tenía nada mejor que hacer. Debido al reposo que el joven mantenía, los profesores les habían dado unas vacaciones a los Reuven-, interceptó a la criada que le llevaba el desayuno a su hermano. No le gustaba aquella chica, creía que le coqueteaba a Kaleth de forma descarada.
-Yo le llevaré el desayuno –dijo y tomó la bandeja, pesada, de sus manos-. Retírate.
Sonrió para sí al reconocer en su voz el mismo tono que su madre, Chantelle, usaba para dirigirse a los empleados de la casa.
Cuando ingresó al dormitorio de su hermano, el último del largo corredor, la bandeja resbaló de sus manos y Lucille dio un grito asustado apoyando su espalda en la fría madera de la puerta.
Kaleth -sentado en la cama y apoyado sobre las almohadas que tapizaban el respaldo de su cama- tenía un aspecto feroz, casi animal. Su rostro era una mezcla perfecta entre su hermano de siempre y algún tipo de felino…
-Kal…
No debía hacerlo, pero aún así se acercó a él atraída por su mirada asustada. Cuando se acercó, el rostro de él volvió a la normalidad.
-No sé qué me sucede –le dijo él con la voz quebrada y se miró la mano, al parecer sus dedos también habían cambiado de aspecto hacía solo un momento-. ¡Llama a nuestra madre, Lu! –le pidió.
-¡No! –dijo ella por instinto-. Está tan mal con lo del abuelo, no podemos decirle esto… ni siquiera podríamos explicárselo. Hay que pensar… ¿qué…? No comprendo nada, Kal. ¿Qué has comido?
-Nada, lo mismo de siempre.
Tomó la mano de su mellizo y la apretó. Repentinamente, entre sus palmas, la mano de Kaleth se volvió pequeña y comenzó a crecerle vello rubio y espeso… Parecía la pata de un perro. O de un gato.
-Me voy a morir –aseguró él y lloró desesperado.
-Esto es brujería, tiene que serlo –dijo Lucille pues era la única explicación que encontraba.
Se quitó la cadena de oro que tenía al cuello, y de la que pendía un pequeño crucifijo, y se la colocó en el pecho a su hermano. Quería ahuyentar a los espíritus que estuvieran acosándolo.
No tuvieron demasiado tiempo para pensar, tampoco pudieron ocultar aquel problema de su madre mucho tiempo más, pues la noche siguiente lo mismo que le ocurría a Kaleth comenzó a sucederle a Lucille.
*Aunque no pueden estar seguros, creen que su condición de cambiante se la deben a su padre, al que no han conocido.
*No suele transformarse, lo ve como una maldición dado a lo que le han inculcado durante toda su vida. Es por eso que no controla del todo sus cambios.
*Sueña con enamorarse, pero teme formar una familia y traspasarle a sus hijos su condición.
*No suele transformarse, lo ve como una maldición dado a lo que le han inculcado durante toda su vida. Es por eso que no controla del todo sus cambios.
*Sueña con enamorarse, pero teme formar una familia y traspasarle a sus hijos su condición.
Última edición por Lucille Reuven el Dom Mar 05, 2017 8:38 pm, editado 2 veces
Lucille Reuven- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 10/02/2017
Re: Ficha Lucille Reuven
OBSERVACIONES
favor de corregir
TU FICHA ESTÁ CORRECTA EL PROBLEMA ES LA EDAD. LOS CAMBIAFORMAS CRECEN EN EL DOBLE DE TIEMPO QUE UN HUMANO. ES DECIR QUE CUANDO TIENEN 10 AÑOS SON COMO NIÑOS DE 5. POR TANTO NO PUEDES TENER 24 AÑOS REALES Y APARENTAR 22 YA QUE DEBERÍAS APARENTAR 12. POR ENDE ES NECESARIO QUE CAMBIES LA REAL A UNA MÁS ELEVADA (GENERALMENTE SE PONE EL DOBLE PARA NO TENER INCONVENIENTES). CUANDO HAGAS ESO PASA POR AQUÍ NUEVAMENTE PARA QUE TE ACEPTEMOS LA FICHA,
CODE BY NIGEL QUARTERMANE
Invitado- Invitado
Re: Ficha Lucille Reuven
¡Hecho!
Lucille Reuven- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 10/02/2017
Re: Ficha Lucille Reuven
OBSERVACIONES
favor de corregir
TE REMITO A LO QUE MI COMPAÑERO HERO HA DICHO: LA EDAD SIGUE SIENDO INCORRECTA. LOS CAMBIANTES APARENTAN LA MITAD DE EDAD REAL DE LA QUE TIENEN, POR LO QUE NO PUEDE TENER 24 Y APARENTAR 19. SI APARENTA 19, TIENE 38; SI TIENE 24, APARENTA 12. EN CUANTO EDITES, POSTEA DE NUEVO AQUÍ PARA REVISAR TU FICHA.
CODE BY NIGEL QUARTERMANE
Invitado- Invitado
Lucille Reuven- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 10/02/2017
Re: Ficha Lucille Reuven
FICHA APROBADA
bienvenido/a a victorian vampires
¡ENHORABUENA! YA ERES PARTE DE VICTORIAN VAMPIRES Y TE DAMOS LA MÁS CORDIAL BIENVENIDA.
ANTES DE HACER CUALQUIER OTRA COSA, TE INVITO A LEER LAS NORMAS QUE TENEMOS EN EL FORO PARA QUE ESTÉS BIEN ENTERADO/A DE CÓMO MANEJAMOS TODO EN ESTE SITIO Y ASÍ EVITARTE FUTUROS MALOS ENTENDIDOS. A CONTINUACIÓN TE DEJO LOS LINKS MÁS IMPORTANTES PARA QUE PUEDAS CONOCER LA INFORMACIÓN, Y SI DESPUÉS DE LEER SIGUES TENIENDO ALGUNA DUDA, PUEDES CONTACTARME A MÍ O A OTRO DE LOS ADMINISTRADORES; ESTAMOS PARA SERVIRTE.
¡QUE TE DIVIERTAS!
ANTES DE HACER CUALQUIER OTRA COSA, TE INVITO A LEER LAS NORMAS QUE TENEMOS EN EL FORO PARA QUE ESTÉS BIEN ENTERADO/A DE CÓMO MANEJAMOS TODO EN ESTE SITIO Y ASÍ EVITARTE FUTUROS MALOS ENTENDIDOS. A CONTINUACIÓN TE DEJO LOS LINKS MÁS IMPORTANTES PARA QUE PUEDAS CONOCER LA INFORMACIÓN, Y SI DESPUÉS DE LEER SIGUES TENIENDO ALGUNA DUDA, PUEDES CONTACTARME A MÍ O A OTRO DE LOS ADMINISTRADORES; ESTAMOS PARA SERVIRTE.
¡QUE TE DIVIERTAS!
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Invitado- Invitado
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