Ficha de Lilou

Habilidades

→ Convencer a la gente que compre sus cosas
→ Hacer cuentas rápidas
→ Esconderse
→ Aguantar el hambre y frío por dos días.

Personalidad

Asocial; me cuesta un poco hacer amigos, pero eso no quiere decir que no me divierta sola. Soy alguien muy alegre y siempre estoy con una sonrisa en mi rostro. Veo todo del lado positivo. Soy muy trabajadora y leal con mi familia, amorosa con ellos y hasta tolerante con algunas cosas. Un poquito traviesa y pillina cuando se trata de vender todo lo de mi cesta. Como todo niño me gusta hacer algunas travesuras y divertirme jugando en el lodo o en la lluvia. Mi madre dice que soy alguien muy despierta para mi edad, que sabe de los peligros, pero sólo es una apariencia, porque en realidad no sé muchas cosas; me dicen que no hable con extraños, pero si hiciera eso no podría vender. Yo no veo peligro en nada, excepto en la policía, que son los que más lastiman. Mis hermanos dicen que soy alguien muy inocente para mi edad, que soy una estúpida y que me dejaría deslumbrar por cualquier cosa, pero eso no es cierto; también puedo defenderme. Si no, que lo digan ellos, que han recibido mis golpes. Sé pelear, me gusta pelear, pero lo hago para defenderme y jamás para algo más. Dije que soy asocial, pero en verdad me cuesta relacionarme con gente de mi edad, porque son malos conmigo. Sin embargo, me llevo bien con los otros trabajadores y trabajadoras de la calle, hombres y mujeres ya de alguna edad mayor o más avanzada. Con ellos me rio y converso mientras hago mi trabajo.

Dicen que mis ojos muestran la pureza de mi alma, pero no lo creo; estoy tan sucia que hasta mi alma debe estarlo, pero eso no me detiene. Soy muy enérgica, pocas cosas me dan miedo. Aunque en mi ignorancia ¿qué podría darme miedo? Quizás el quedarme sola. Traviesa, rebelde, algunas veces llevo la contra a mis padres y me escapo a vender en otros sectores para evitar que me controlen. Me gustan los dulces, aunque únicamente puedo verlos tras las vitrinas. "Soñadora" es como me dicen, porque siempre estoy por los cielos, imaginando y deseando algún día poder comer esas delicias o tener alguna vida mejor y para ello es que trabajo duro, porque algún día encontraré un trabajo digno.

Soy alguien sumamente emocional; cuando estoy triste rompo a llorar tan fuerte que no hay nada que me calme, así como cuando estoy feliz y me rio, dicen que mis emociones se muestran fuerte y claramente en mi rostro. No lo creo; yo creo que es porque no puedo esconder mi estado de ánimo.

No me gustan las iglesias, porque no soy bautizada y dicen que si entro me quemaré o me llevarán los cuervos por estar en pecado. No entiendo eso, pero es mejor no entrar. Me gustan los animales, así como el aroma de las flores. Nunca miento, eso es pecado, o eso me dijo un sacerdote, que nunca abra mi boca para mentir, pero algunas veces creo que es aceptable una pequeña mentirita blanca para salvarme de la cárcel o de algunos golpes. Soy buena para convencer a las personas e ingeniosa a la hora de hacerme notar con lo que lleve a vender. Quizás es parte de mi encanto y personalidad graciosa. No entro en confianza con nadie, me intimidan un poco las personas, sobre todo las que no son iguales a mí (no son pobres).

Historia

"Lilou, somos tan pobres que todos debemos ayudarnos. Tú también lo harás, ¿verdad?"

Nací prematura y muy desnutrida, con pocas posibilidades de pasar un mes más de vida, además de haber llegado al mundo entre la basura, porque mi madre no tenía dinero para pagar a una partera o poder ir al hospital. Para mi suerte, pude sobrevivir con leche robada de vaca, ya que ni eso tenía mi madre para darme, porque tampoco ella ni mis hermanos se alimentaban. Ahora que lo pienso, siempre me pregunté por qué tenía más hermanos que hermanas, pero nunca me respondieron. Era la única mujer en casa luego de mamá.

Ya envuelta en telas viejas y sucias me llevaron a la calle a trabaja. Iba en la espalda de mi madre y algunas veces me dejaban en un cartón metida entre los callejones en medio de las ratas; ellas eran mis peluches para dormir.

Con el tiempo y con la edad suficiente de cinco años, veía a los demás niños jugar en los parques e ir a lugares con ropas extrañas y cosas en sus manos (útiles escolares) mientras a mí me llevaban de la mano por las calles a vender en las esquinas. Lo que vendía era lo que podíamos encontrar a la mano, flores como rosas o pequeños arreglos con algunas especies bonitas que encontrábamos en los campos o en los bosques, ya que ahí eran gratis (únicamente atados con una cinta o tela). También vendíamos cerillos, que era lo más barato de comprar, aunque algunos eran sustraídos por mis hermanos y padres. ¡Vamos, que la vida es dura y hay que ver cómo conseguir un buen dinero para alimentar a catorce bocas!

No puedo decir que tuve una niñez fea ni bonita porque aunque no tenía ningún juguete o amigo, aprendí cosas valiosas en la calle, como a contar para poder dar el vuelto, o saber cuándo me querían estafar. Uno se vuelve más despierto cuando trabaja, o eso dice mi padre. Eso si, si no conseguía traer buen dinero o vender todo lo que me ponían en la cesta, me llevaba unas buenas tundas, golpes en el trasero, en la cara y tenía que irme a dormir sin comer. Uno de mis hermanos siempre me daba las sobras que había encontrado en la basura de los restaurantes más finos de esta ciudad, pero no era mucho, ya que eso se repartía entre todos al final.

Actualmente mi trabajo depende de vender todo en las esquinas cerca al boulevard Raspail y Rue du cherche –midi. Esas son las calles en las que puedo trabajar y donde más gente se encuentra, aunque en las noches tengo que irme más por los lugares llamativos y con bastante luz, como los teatros, esperando afuera a que compren mis productos. Eso me mantiene despierta hasta altas horas de la madrugada, pero ya estoy acostumbrada y mi pequeño cuerpo también. Al principio fue duro, pero ahora puedo soportarlo.

Lo más duro es correr cuando la policía me quiere prohibir estar frente a esos lugares, como teatros, restaurantes, y algunas tiendas cuyos propietarios son los que los llaman para que me corran, pero ya me he hecho hábil para huir de ellos escapándome, aunque algunas veces he perdido mi mercancía y he tenido que robar. No me enorgullece decirlo, y la verdad soy pésima en ello. Una vez robé unas monedas y me sentí muy mal por haberlo hecho; creo que me acostumbré a trabajar por el dinero más que a robarlo, pero en pensar en la paliza me dio fuerzas para llevar esas monedas a casa, a pesar de que no pude dormir y al día siguiente trabajé el doble para pagar por mi culpa.

Yo no sé de dios ni del diablo. Mamá siempre dice que dios no nos quiere y que nos trajo a ese mundo sólo para ser el tapete de los ricos. No sé lo que quiere decir. Yo creo que dios que están en los cielos y que nos dejó ser así para que pudiéramos entrar al cielo como buenas personas. Incluso la he oído decir que espera tener más niñas para venderlas, y que anhela el momento en que tenga la edad suficiente para transferirme a un burdel. No sé qué signifique eso o si sea bueno o malo, pero hice la promesa al cielo, a dios, de que ayudaría a mi familia trabajando sin importar nada.

Ah, pero no soy una niña solitaria. Tengo amigos. Bueno... más que amigos, digamos. Mocosos que me hacen la vida imposible por lo extraño de mi nombre y por lo que vendo. Siempre poniéndome apodos raros, incluso lanzándome piedras. Algunos son cerca del barrio en el que vivimos, ese barrio pobre y chungo de la ciudad. Otros son niños de gente que pasa por ahí, niños ricos que me arrojan su saliva o tiran de mis coletas cuando paso por donde ellos. No es raro que me hagan el feo por mi olor o ropas. Incluso han mandado a sus sirvientes a hacerme la vida imposible. Nunca voy al parque, aunque algunas veces paso por ahí y veo a algunos de mi edad jugando con mascotas. Mi única mascota son las ratas, y los vagabundos (gatos y perros) de entre los callejones. Pero los prefiero a ellos mil veces que a los otros.

Cuando hay problemas puedo mentir fácilmente y huir. No se me escapa nada en ese sentido, ya que soy la hija de la calle.

Extras

✘ Siempre llevo mi cesta remendada.
✘ Tengo once hermanos mayores.
✘ Cuando trabajo, siempre tengo a alguno de mis hermanos viéndome.
✘ No tenemos mucho dinero, porque mi padre se lo gasta en licor y apuestas.
✘ Sé que tuve otras hermanas, pero no sé qué pasó o donde están ellas.
✘ Tengo una severa desnutrición y piojos, además de bañarme muy poco..