AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Rompenieves. {Priv.}
2 participantes
Página 1 de 2.
Página 1 de 2. • 1, 2
Rompenieves. {Priv.}
Rompenieves. (Cuento de Hans Christian Andersen)
Era invierno, el aire frío, el viento cortante, pero en el hogar se estaba caliente y a gusto, y la flor yacía en su casita, encerrada en su bulbo, bajo la tierra y la nieve.
Un día llovió, las gotas atravesaron la capa de nieve y penetraron en la tierra, tocaron el bulbo y le hablaron del luminoso mundo de allá arriba; poco después, un rayo de sol taladró a su vez la nieve y fue a llamar a la corteza del bulbo.
-¡Adelante! -dijo la flor.
-No puedo -respondió el rayo de sol-. No tengo bastante fuerza para abrir. Hasta el verano no seré fuerte.
-¿Cuándo llegará el verano? -preguntó la flor, y fue repitiendo la misma pregunta cada vez que llegaba un nuevo rayo de sol. Pero faltaba aún mucho para el verano. El suelo estaba cubierto de un manto de nieve, y todas las noches se helaba el agua.
-¡Cuánto tarda, cuánto tarda! -se lamentaba la flor-. Siento un cosquilleo, no puedo estar quieta, necesito estirarme, abrir, salir afuera, ir a dar los buenos días al verano. ¡Qué tiempo más feliz será!
Y la flor venga agitarse y estirarse contra la delgada envoltura, que el agua reblandecía desde fuera y la nieve y la tierra calentaban, aquella tierra en la que el sol ya había penetrado. Iba encaramándose bajo la nieve, con una yema verde y blanquecina en el extremo del verde tallo, con hojas estrechas y jugosas que parecían querer protegerla. La nieve era fría, pero estaba bañada de luz; por eso era fácil atravesarla, y la flor sintió que el rayo de sol tenía más fuerza que antes.
-¡Bienvenida, bienvenida! -cantaban y decían todos los rayos, mientras la flor se elevaba por encima de la nieve, asomando al mundo luminoso. Los rayos la acariciaban y besaban, impulsándola a abrirse del todo, blanca como la nieve y adornada con fajas verdes. Inclinó la cabeza, gozosa y humilde.
-¡Magnífica flor! -cantaban los rayos del sol-. ¡Qué pura y delicada! Eres la primera, la única. Tú anuncias el verano, el verano espléndido, que llega a los campos y a las ciudades. Toda la nieve se fundirá, y los vientos fríos serán expulsados. Nosotros seremos los reyes. ¡Todo reverdecerá!
Reinaba una gran alegría. Era como si el aire cantase y vibrase, como si los rayos de luz penetrasen en sus hojas y en su tallo. Ella se levantaba fina y ligera, frágil y, no obstante, vigorosa en su joven belleza; vestida de blanco con franjas verdes, cantaba los loores del verano. Y, sin embargo, faltaba aún mucho tiempo; espesas nubes ocultaban el sol, y soplaban vientos acerados.
-¡Viniste demasiado pronto! -decían el viento y el tiempo-. Todavía dominamos nosotros. Sentirás nuestro poder y te someterás a él. Debieras haberte quedado en casita, sin apresurarte a lucir tus galas. ¡No es hora todavía!
El frío era cortante. Los días que siguieron no aportaron ni un rayo de sol. Menuda como era la florecilla, corría peligro de helarse; pero tenía fuerzas, más de las que ella misma pensaba. Era fuerte en su alegría y su fe en el verano, que un día u otro tenía que llegar; se lo anunciaba una honda inquietud, y se lo había pronosticado aquel sol primero. Por eso seguía confiada, vestida de blanco en medio de la blanca nieve, doblando la cabeza cuando caían los copos, espesos y pesados, y soplaban sobre ella los gélidos vientos.
-¡Te quebrarás! -decían éstos-, ¡te perderás, morirás! ¿Qué viniste a buscar aquí fuera? ¿Por qué cediste a la tentación? El sol se ha burlado de ti. ¡Mal vas a pasarlo, loca de verano!.
-¡Loca de verano! -repitió ella bajo el frío de la mañana.
-¡Loca de verano! -exclamaron jubilosos unos chiquillos que acudieron al jardín-. ¡Miradla qué bonita, qué hermosa; la primera, la única!
Aquellas palabras hicieron un gran bien a la flor; fueron como cálidos rayos de sol. En su alegría, ni siquiera se dio cuenta de que la cortaban. Quedó en una mano infantil, la besaron unos labios de niña. Llevada a una habitación caliente, la contemplaron unos ojos dulces y fue puesta en agua. La flor creyó que la habían transportado al pleno verano. La hija de la casa, una niña encantadora, acababa de recibir la confirmación. Tenía un amiguito muy simpático, recién confirmado también y que iba ya al colegio. «¡Será mi loca de verano!», dijo la pequeña, y, cogiendo la florecilla, la envolvió en un papel perfumado que tenía escritos unos versos sobre la flor. Empezaban con loca de verano y terminaban con loca de verano; y luego decía: «¡Amigo mío, sé un loco de invierno!». Todo estaba puesto en verso; doblaron el papel en forma de carta, con la flor dentro. La envolvía la oscuridad, una oscuridad semejante a la del interior del bulbo. La flor se fue de viaje, en un saco postal, comprimida y apretada. No era agradable, pero todo tiene su fin.
Efectuado el viaje, la carta fue abierta y leída por el amigo, cuya alegría fue tal, que besó la flor y la depositó luego, junto con el papel, en un cajón que contenía otras varias cartas muy hermosas, aunque sin flores. Ella era la primera, la única, como la habían llamado los rayos del sol; y era un placer recordarlo.
Tuvo mucho tiempo para entregarse a aquel recuerdo, mientras pasaba el verano y después el largo invierno. Al llegar el nuevo verano fue sacada a la luz. Pero el humor del muchacho había cambiado: cogió las cartas con rudeza y tiró los versos, con lo que la flor se vino al suelo. Cierto que estaba aplastada y marchita, pero esto no era motivo para que la trataran así. Pero mejor era aquello que ir a parar al fuego, como les sucedió a los versos y a las cartas. ¿Qué había ocurrido? Lo de siempre. La flor se había burlado de él, era una broma; y la muchacha se había burlado de él, pero eso no era una broma. Al llegar el verano había elegido a otro amigo.
Por la mañana el sol brilló sobre la campanilla comprimida, que parecía pintada en el suelo. La criada la recogió al barrer y la puso en uno de los libros de encima de la mesa, creyendo que se habría caído al cambiarlos de sitio. Y otra vez se encontró la flor entre versos impresos.
Pasaron años, y el libro siguió en su anaquel. Un día lo sacaron, abrieron y leyeron. Era un buen libro: poemas y canciones y el hombre que lo leía, al volver una página dijo:
-¡Toma, aquí hay una flor! Una loca de verano. Sin duda la pusieron aquí adrede.
Y la campanilla fue dejada en el libro, y se sintió honrada y contenta, sabiendo que era una señal en el hermoso volumen de poesías, y que aquel que por primera vez la había cantado y escrito sobre ella, había sido también un loco de verano, e incluso en invierno había pasado por loco. La flor lo comprendía a su manera, como todos comprendemos las cosas a la nuestra.
Y éste es el cuento del rompenieves, de la campanilla blanca, de la loca de verano.
La rubia dejó el libro sobre la mesa, un cuento que hablaba de una flor llamada "la loca de verano" y del Sol. Demasiado evocador, una metáfora tan parecida a su propia vida que daba hasta miedo.
Assur le había dicho que la iba a llevar a cazar. Estaba nerviosa, no quería hacer daño a nadie. ¿Por qué no podía llevarla a la Ópera? era blanca y delicada como la campanilla del cuento, estaba más comoda entre versos que entre truenos y vientos fríos. Pero no quería contrariar a Assur. Esperó pacientemente a que él llegara sentada en la silla y jugando con una rosa seca entre los dedos.
Era invierno, el aire frío, el viento cortante, pero en el hogar se estaba caliente y a gusto, y la flor yacía en su casita, encerrada en su bulbo, bajo la tierra y la nieve.
Un día llovió, las gotas atravesaron la capa de nieve y penetraron en la tierra, tocaron el bulbo y le hablaron del luminoso mundo de allá arriba; poco después, un rayo de sol taladró a su vez la nieve y fue a llamar a la corteza del bulbo.
-¡Adelante! -dijo la flor.
-No puedo -respondió el rayo de sol-. No tengo bastante fuerza para abrir. Hasta el verano no seré fuerte.
-¿Cuándo llegará el verano? -preguntó la flor, y fue repitiendo la misma pregunta cada vez que llegaba un nuevo rayo de sol. Pero faltaba aún mucho para el verano. El suelo estaba cubierto de un manto de nieve, y todas las noches se helaba el agua.
-¡Cuánto tarda, cuánto tarda! -se lamentaba la flor-. Siento un cosquilleo, no puedo estar quieta, necesito estirarme, abrir, salir afuera, ir a dar los buenos días al verano. ¡Qué tiempo más feliz será!
Y la flor venga agitarse y estirarse contra la delgada envoltura, que el agua reblandecía desde fuera y la nieve y la tierra calentaban, aquella tierra en la que el sol ya había penetrado. Iba encaramándose bajo la nieve, con una yema verde y blanquecina en el extremo del verde tallo, con hojas estrechas y jugosas que parecían querer protegerla. La nieve era fría, pero estaba bañada de luz; por eso era fácil atravesarla, y la flor sintió que el rayo de sol tenía más fuerza que antes.
-¡Bienvenida, bienvenida! -cantaban y decían todos los rayos, mientras la flor se elevaba por encima de la nieve, asomando al mundo luminoso. Los rayos la acariciaban y besaban, impulsándola a abrirse del todo, blanca como la nieve y adornada con fajas verdes. Inclinó la cabeza, gozosa y humilde.
-¡Magnífica flor! -cantaban los rayos del sol-. ¡Qué pura y delicada! Eres la primera, la única. Tú anuncias el verano, el verano espléndido, que llega a los campos y a las ciudades. Toda la nieve se fundirá, y los vientos fríos serán expulsados. Nosotros seremos los reyes. ¡Todo reverdecerá!
Reinaba una gran alegría. Era como si el aire cantase y vibrase, como si los rayos de luz penetrasen en sus hojas y en su tallo. Ella se levantaba fina y ligera, frágil y, no obstante, vigorosa en su joven belleza; vestida de blanco con franjas verdes, cantaba los loores del verano. Y, sin embargo, faltaba aún mucho tiempo; espesas nubes ocultaban el sol, y soplaban vientos acerados.
-¡Viniste demasiado pronto! -decían el viento y el tiempo-. Todavía dominamos nosotros. Sentirás nuestro poder y te someterás a él. Debieras haberte quedado en casita, sin apresurarte a lucir tus galas. ¡No es hora todavía!
El frío era cortante. Los días que siguieron no aportaron ni un rayo de sol. Menuda como era la florecilla, corría peligro de helarse; pero tenía fuerzas, más de las que ella misma pensaba. Era fuerte en su alegría y su fe en el verano, que un día u otro tenía que llegar; se lo anunciaba una honda inquietud, y se lo había pronosticado aquel sol primero. Por eso seguía confiada, vestida de blanco en medio de la blanca nieve, doblando la cabeza cuando caían los copos, espesos y pesados, y soplaban sobre ella los gélidos vientos.
-¡Te quebrarás! -decían éstos-, ¡te perderás, morirás! ¿Qué viniste a buscar aquí fuera? ¿Por qué cediste a la tentación? El sol se ha burlado de ti. ¡Mal vas a pasarlo, loca de verano!.
-¡Loca de verano! -repitió ella bajo el frío de la mañana.
-¡Loca de verano! -exclamaron jubilosos unos chiquillos que acudieron al jardín-. ¡Miradla qué bonita, qué hermosa; la primera, la única!
Aquellas palabras hicieron un gran bien a la flor; fueron como cálidos rayos de sol. En su alegría, ni siquiera se dio cuenta de que la cortaban. Quedó en una mano infantil, la besaron unos labios de niña. Llevada a una habitación caliente, la contemplaron unos ojos dulces y fue puesta en agua. La flor creyó que la habían transportado al pleno verano. La hija de la casa, una niña encantadora, acababa de recibir la confirmación. Tenía un amiguito muy simpático, recién confirmado también y que iba ya al colegio. «¡Será mi loca de verano!», dijo la pequeña, y, cogiendo la florecilla, la envolvió en un papel perfumado que tenía escritos unos versos sobre la flor. Empezaban con loca de verano y terminaban con loca de verano; y luego decía: «¡Amigo mío, sé un loco de invierno!». Todo estaba puesto en verso; doblaron el papel en forma de carta, con la flor dentro. La envolvía la oscuridad, una oscuridad semejante a la del interior del bulbo. La flor se fue de viaje, en un saco postal, comprimida y apretada. No era agradable, pero todo tiene su fin.
Efectuado el viaje, la carta fue abierta y leída por el amigo, cuya alegría fue tal, que besó la flor y la depositó luego, junto con el papel, en un cajón que contenía otras varias cartas muy hermosas, aunque sin flores. Ella era la primera, la única, como la habían llamado los rayos del sol; y era un placer recordarlo.
Tuvo mucho tiempo para entregarse a aquel recuerdo, mientras pasaba el verano y después el largo invierno. Al llegar el nuevo verano fue sacada a la luz. Pero el humor del muchacho había cambiado: cogió las cartas con rudeza y tiró los versos, con lo que la flor se vino al suelo. Cierto que estaba aplastada y marchita, pero esto no era motivo para que la trataran así. Pero mejor era aquello que ir a parar al fuego, como les sucedió a los versos y a las cartas. ¿Qué había ocurrido? Lo de siempre. La flor se había burlado de él, era una broma; y la muchacha se había burlado de él, pero eso no era una broma. Al llegar el verano había elegido a otro amigo.
Por la mañana el sol brilló sobre la campanilla comprimida, que parecía pintada en el suelo. La criada la recogió al barrer y la puso en uno de los libros de encima de la mesa, creyendo que se habría caído al cambiarlos de sitio. Y otra vez se encontró la flor entre versos impresos.
Pasaron años, y el libro siguió en su anaquel. Un día lo sacaron, abrieron y leyeron. Era un buen libro: poemas y canciones y el hombre que lo leía, al volver una página dijo:
-¡Toma, aquí hay una flor! Una loca de verano. Sin duda la pusieron aquí adrede.
Y la campanilla fue dejada en el libro, y se sintió honrada y contenta, sabiendo que era una señal en el hermoso volumen de poesías, y que aquel que por primera vez la había cantado y escrito sobre ella, había sido también un loco de verano, e incluso en invierno había pasado por loco. La flor lo comprendía a su manera, como todos comprendemos las cosas a la nuestra.
Y éste es el cuento del rompenieves, de la campanilla blanca, de la loca de verano.
————————————————— ~oOo~ —————————————————
La rubia dejó el libro sobre la mesa, un cuento que hablaba de una flor llamada "la loca de verano" y del Sol. Demasiado evocador, una metáfora tan parecida a su propia vida que daba hasta miedo.
Assur le había dicho que la iba a llevar a cazar. Estaba nerviosa, no quería hacer daño a nadie. ¿Por qué no podía llevarla a la Ópera? era blanca y delicada como la campanilla del cuento, estaba más comoda entre versos que entre truenos y vientos fríos. Pero no quería contrariar a Assur. Esperó pacientemente a que él llegara sentada en la silla y jugando con una rosa seca entre los dedos.
Hania Doe- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 255
Fecha de inscripción : 11/02/2017
Localización : perdida entre las nieblas de su mente
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Rompenieves. {Priv.}
Desde que nos habíamos mudado a la mansión Hania había quedado recluida no solo a su habitación sobria, si no a la biblioteca donde pasaba la inmensa mayoría de las horas.
Apenas daba paseos por el jardín dejando que la luna guiara su camino, siempre custodiada por Ilhan, con el que tenia ciertas conversaciones impersonales sobre la cultura en general.
La tranquilidad que me despertaba ahora su obediencia había hecho que centrara mas mi atención en la otra inmortal, que estaba atravesando una época complicada pues su sire había vuelto a la ciudad y al parecer se traía algo entre manos que pensaba averiguar.
Por contra el consejo parecía haber añadido a otro hombre en sus filas, sabia que Hania pasaba tiempo estudiando a todos ellos en profundidad, me gustaba ese modo que tenia de pensar, pues dicen que hay que conocer al enemigo como uno mismo si piensas ganar.
Hania era una mujer inteligente, sofisticada y preciosa, el problema es que no era capaz de darse cuenta de las virtudes que ostentaba pues había quedado anclada a una mente infantil que si no era su debilidad, si en parte lo era para mi.
Ya no venia a mi cama, posiblemente porque siempre estaba ocupada, en ocasiones la echaba de menos, peor supongo que así era mejor para ambos, la ultima vez que eso pasó Hania se llevo un beso que no esperaba, que la desconcertó y que nos alejo.
Ahora las cosas habían cambiado, yo tenia un “contrato” de fidelidad con Sun, y todos parecíamos cómodos de cierto modo en el lugar asignado ¿o no?
Llamé a la puerta antes de abrirla para acomodar mi espalda en su marco con una ladeada sonrisa.
-¿estas preparada?
Yo estaba ansioso por enseñarle a cazar, eran momentos muy intimo para sire y chiquillo y admito que estaba bastante excitado por la situación de degustar la sangre de nuestra presa por primera vez juntos.
Ella por contra me miraba fijamente, creo que en un intento de complacer mi voluntad como siempre, pero sin demasiadas ganas.
Cerró el libro guardando una flor seca en su interior, poniéndose en pie para acercarse a mi en silencio. Cuando llegó a mi altura deslicé mi dedo por su hombro.
-¿que te pasa pequeña? -pregunté enarcando una ceja esperando una respuesta.
Acerqué mis labios a su hombro y deposité ahí un casto beso.
-Se que no te hace ilusión esto, pero has de aprender a cazar, no puedes pasarte la vida alimentándote de bolsas de sangre.
Hundí mis azules en los suyos esperando que entendiera lo importante que para mi era ese instante de los dos.
-Podemos buscar opciones intermedias, tengo esclavas que te alimentaran si es así como lo quieres hacer, rebaño que estará siempre disponible para ti Hania, pero me gustaría al menos que hicieras el intento de probar una noche conmigo de caza. Solo te pido una noche para los dos y si cuando acabe no te sientes bien, lo dejaremos estar, no se repetirá -dije tendiéndole mi mano -¿confías en mi?
Apenas daba paseos por el jardín dejando que la luna guiara su camino, siempre custodiada por Ilhan, con el que tenia ciertas conversaciones impersonales sobre la cultura en general.
La tranquilidad que me despertaba ahora su obediencia había hecho que centrara mas mi atención en la otra inmortal, que estaba atravesando una época complicada pues su sire había vuelto a la ciudad y al parecer se traía algo entre manos que pensaba averiguar.
Por contra el consejo parecía haber añadido a otro hombre en sus filas, sabia que Hania pasaba tiempo estudiando a todos ellos en profundidad, me gustaba ese modo que tenia de pensar, pues dicen que hay que conocer al enemigo como uno mismo si piensas ganar.
Hania era una mujer inteligente, sofisticada y preciosa, el problema es que no era capaz de darse cuenta de las virtudes que ostentaba pues había quedado anclada a una mente infantil que si no era su debilidad, si en parte lo era para mi.
Ya no venia a mi cama, posiblemente porque siempre estaba ocupada, en ocasiones la echaba de menos, peor supongo que así era mejor para ambos, la ultima vez que eso pasó Hania se llevo un beso que no esperaba, que la desconcertó y que nos alejo.
Ahora las cosas habían cambiado, yo tenia un “contrato” de fidelidad con Sun, y todos parecíamos cómodos de cierto modo en el lugar asignado ¿o no?
Llamé a la puerta antes de abrirla para acomodar mi espalda en su marco con una ladeada sonrisa.
-¿estas preparada?
Yo estaba ansioso por enseñarle a cazar, eran momentos muy intimo para sire y chiquillo y admito que estaba bastante excitado por la situación de degustar la sangre de nuestra presa por primera vez juntos.
Ella por contra me miraba fijamente, creo que en un intento de complacer mi voluntad como siempre, pero sin demasiadas ganas.
Cerró el libro guardando una flor seca en su interior, poniéndose en pie para acercarse a mi en silencio. Cuando llegó a mi altura deslicé mi dedo por su hombro.
-¿que te pasa pequeña? -pregunté enarcando una ceja esperando una respuesta.
Acerqué mis labios a su hombro y deposité ahí un casto beso.
-Se que no te hace ilusión esto, pero has de aprender a cazar, no puedes pasarte la vida alimentándote de bolsas de sangre.
Hundí mis azules en los suyos esperando que entendiera lo importante que para mi era ese instante de los dos.
-Podemos buscar opciones intermedias, tengo esclavas que te alimentaran si es así como lo quieres hacer, rebaño que estará siempre disponible para ti Hania, pero me gustaría al menos que hicieras el intento de probar una noche conmigo de caza. Solo te pido una noche para los dos y si cuando acabe no te sientes bien, lo dejaremos estar, no se repetirá -dije tendiéndole mi mano -¿confías en mi?
Assur Black**- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 296
Fecha de inscripción : 01/09/2016
Re: Rompenieves. {Priv.}
¿Qué clase de pregunta era esa? Confiaba en él, hasta el límite de la estupidez, pero eso no significaba que todo lo que hiciera Assur estuviera bien, hasta ella veía algo así. Lo entendía, y sabía que debía dejarlo hacer porque era el deber de un sire enseñar a un neófito a valerse por sí mismo. No era solo una obligación, era como un rito de iniciación, era parte del vínculo que se transmitía entre creadores y neonatos, y en su caso tenía más sentido porque ellos no llevaban la misma sangre.
Sabía que Assur estaba frustrado con ella, porque era un completo desastre, la vampira más inútil que jamás pisó la faz de la tierra. La más humana y más retonta que habría conocido en sus seis mil años. Y para él era importante regalarle ese legado, aunque fuera un legado de terror. Él era la muerte, la destrucción, el poder de la oscuridad, el hijo del Caín. Y aunque ella se hubiera conformado con tener un padre que le enseñase a montar en pony, el destino le mandaba a un puto jinete del apocalipsis y no podía esperar otra cosa de él.
Era lo primero que le pedía en semanas, así de ese estilo. Una noche juntos, sólos los dos para enseñarla en esos menesteres, incluso le había dicho que luego podría decidir si lo quería hacer o no. Tomó la mano que le ofrecía Assur y asintió. Claro que no estaba preparada, jamás lo estaría. No quería matar, y en su cuenta de sangre estaban ya su propia madre, el estudiante de medicina, Ramsés, los de la banda del Sacatripas y un montón de soldados del Consejo; la mayoría sin proponérselo, excepto los últimos, y la lista iba en aumento.
¿Y si se metía a monja se clausura? no, era ya muy tarde para eso. ¿Seguro? si, lo era, y a Assur le iba a dar un ataque de risa si se lo mencionaba. Y si se metía a monja ¿de qué iba a comer? la sangre de Cristo era figurada, no literal, y acabaría comiéndose los gatos y ratas del convento hasta que no quedasen y se comiera a las monjitas. Sacudió la cabeza quitándose esos pensamientos de encima y murmuró.
— sí, vamos. Lo intentaré.
Sabía que Assur estaba frustrado con ella, porque era un completo desastre, la vampira más inútil que jamás pisó la faz de la tierra. La más humana y más retonta que habría conocido en sus seis mil años. Y para él era importante regalarle ese legado, aunque fuera un legado de terror. Él era la muerte, la destrucción, el poder de la oscuridad, el hijo del Caín. Y aunque ella se hubiera conformado con tener un padre que le enseñase a montar en pony, el destino le mandaba a un puto jinete del apocalipsis y no podía esperar otra cosa de él.
Era lo primero que le pedía en semanas, así de ese estilo. Una noche juntos, sólos los dos para enseñarla en esos menesteres, incluso le había dicho que luego podría decidir si lo quería hacer o no. Tomó la mano que le ofrecía Assur y asintió. Claro que no estaba preparada, jamás lo estaría. No quería matar, y en su cuenta de sangre estaban ya su propia madre, el estudiante de medicina, Ramsés, los de la banda del Sacatripas y un montón de soldados del Consejo; la mayoría sin proponérselo, excepto los últimos, y la lista iba en aumento.
¿Y si se metía a monja se clausura? no, era ya muy tarde para eso. ¿Seguro? si, lo era, y a Assur le iba a dar un ataque de risa si se lo mencionaba. Y si se metía a monja ¿de qué iba a comer? la sangre de Cristo era figurada, no literal, y acabaría comiéndose los gatos y ratas del convento hasta que no quedasen y se comiera a las monjitas. Sacudió la cabeza quitándose esos pensamientos de encima y murmuró.
— sí, vamos. Lo intentaré.
Hania Doe- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 255
Fecha de inscripción : 11/02/2017
Localización : perdida entre las nieblas de su mente
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Rompenieves. {Priv.}
Sonreí cuando esta tomo mi mano demostrándome así la confianza que tenia en mi o al menos la intención de no decepcionarme.
Tomé del establo mi oscura montura y como dos espectros cabalgando sobre la muerte avanzamos hacia la zona mas pobre de la ciudad, donde los callejones abundaban así como la gente que trapicheaba en ellos. Allí se gestaban todo tipo de negocios, la mayoría ilegales, por supuesto, pero en este caso la clandestinidad de sus actos y la oscuridad de sus calles poco iluminadas nos ofrecían el marco perfecto para mostrarle a la pequeña Claudia como llevar a cabo una cacería de forma satisfactoria.
Detuve mi montura unas cuadras mas allá de donde mi agudo oído escuchó la voz de posiblemente dos tipo de una edad similar a la mía y que olían a sangre por todos lados. Me aseguré muy mucho de que el alcohol no abundaba en su sangre, no quería tener a mi pequeña debilidad ebria entre mis manos.
Al parecer hablaban sobre un barco pesquero que llegaría a puerto en unas horas y que traía ciertas armas de Inglaterra, supuse que algo relacionado con la piratería, mas para el caso me daba lo mismo.
Tome la mano de la niña y camine tranquilo hacia el callejón donde los forajidos no nos esperaban.
Me detuve justo enfrente de ellos con una sonrisa ladina en mi rostro antes de agacharme para nuevamente posicionar mi rostro de frente a Hania.
-¡Tu, imbécil, sigue tu camino! -me ordenó uno de aquellos tipos que pronto desenfundó una pequeña navaja que hacia bailar entre sus dedos como si ese acto por si mismo pudiera hacerme cagar de miedo.
-Bien pequeña -le dije muy calmado y sin perder la sonrisa, algo que creo que exasperó aun mas al nervioso hombre que ya caminaba ofuscado hacia nosotros.
-Primero has de matar al que se te ponga mas chulo, sin duda es el fanfarrón del grupo -añadí con toda la calma posible para que a la inmortal mis explicaciones le sirvieran de algo -alce la mano en dirección al caballero que se nos acercaba para que se detuviera- necesitaba ver en la mirada de Hania la aprobación de mis palabras.
Mas el tipo no se detuvo, una lastima pues alzándome y con un golpe seco en el pecho saje su piel incrustando la mano a través de su esternón hasta alcanzar su palpitante corazón que arranque de cuajo sosteniéndolo entre mis manos.
Volví a agacharme sonriente frente a mi chiquilla.
-¡Bien!, continuemos ¿por donde iba? Ah si, una vez muerto el mas chulo viene la hora del cobarde -alce la mirada y mire a nuestro nuevo amigo que corría callejón abajo.
-¡Si!, correrá asustado, tanto que no se percatara que esta calle no tiene salida -añadí dejando caer el corazón que aun sujetaba en mis manos.
No tardamos en llegar frente a él, sonreí de forma ladina antes de con un rápido movimiento engancharlo por el pelo y arrastrarlo hasta la altura de mi chiquilla.
-Muerde -ordene mas que sugerí ofreciéndole el cuello de aquel tipo -y para que tu conciencia descansé en paz, te diré que son malhechores, la peor calaña.
Tomé del establo mi oscura montura y como dos espectros cabalgando sobre la muerte avanzamos hacia la zona mas pobre de la ciudad, donde los callejones abundaban así como la gente que trapicheaba en ellos. Allí se gestaban todo tipo de negocios, la mayoría ilegales, por supuesto, pero en este caso la clandestinidad de sus actos y la oscuridad de sus calles poco iluminadas nos ofrecían el marco perfecto para mostrarle a la pequeña Claudia como llevar a cabo una cacería de forma satisfactoria.
Detuve mi montura unas cuadras mas allá de donde mi agudo oído escuchó la voz de posiblemente dos tipo de una edad similar a la mía y que olían a sangre por todos lados. Me aseguré muy mucho de que el alcohol no abundaba en su sangre, no quería tener a mi pequeña debilidad ebria entre mis manos.
Al parecer hablaban sobre un barco pesquero que llegaría a puerto en unas horas y que traía ciertas armas de Inglaterra, supuse que algo relacionado con la piratería, mas para el caso me daba lo mismo.
Tome la mano de la niña y camine tranquilo hacia el callejón donde los forajidos no nos esperaban.
Me detuve justo enfrente de ellos con una sonrisa ladina en mi rostro antes de agacharme para nuevamente posicionar mi rostro de frente a Hania.
-¡Tu, imbécil, sigue tu camino! -me ordenó uno de aquellos tipos que pronto desenfundó una pequeña navaja que hacia bailar entre sus dedos como si ese acto por si mismo pudiera hacerme cagar de miedo.
-Bien pequeña -le dije muy calmado y sin perder la sonrisa, algo que creo que exasperó aun mas al nervioso hombre que ya caminaba ofuscado hacia nosotros.
-Primero has de matar al que se te ponga mas chulo, sin duda es el fanfarrón del grupo -añadí con toda la calma posible para que a la inmortal mis explicaciones le sirvieran de algo -alce la mano en dirección al caballero que se nos acercaba para que se detuviera- necesitaba ver en la mirada de Hania la aprobación de mis palabras.
Mas el tipo no se detuvo, una lastima pues alzándome y con un golpe seco en el pecho saje su piel incrustando la mano a través de su esternón hasta alcanzar su palpitante corazón que arranque de cuajo sosteniéndolo entre mis manos.
Volví a agacharme sonriente frente a mi chiquilla.
-¡Bien!, continuemos ¿por donde iba? Ah si, una vez muerto el mas chulo viene la hora del cobarde -alce la mirada y mire a nuestro nuevo amigo que corría callejón abajo.
-¡Si!, correrá asustado, tanto que no se percatara que esta calle no tiene salida -añadí dejando caer el corazón que aun sujetaba en mis manos.
No tardamos en llegar frente a él, sonreí de forma ladina antes de con un rápido movimiento engancharlo por el pelo y arrastrarlo hasta la altura de mi chiquilla.
-Muerde -ordene mas que sugerí ofreciéndole el cuello de aquel tipo -y para que tu conciencia descansé en paz, te diré que son malhechores, la peor calaña.
Assur Black**- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 296
Fecha de inscripción : 01/09/2016
Re: Rompenieves. {Priv.}
El paseo por los bajos fondos no era la mejor idea que tenía Hania de un paseo con Assur los dos solos, se le ocurrían mil lugares mejores por donde pasar un rato y simplemente...¿hablar?. Pero tenía que desengañarse de una vez por todas, Assur y ella no iban a hablar, iban a cazar, a matar, a mancharse las manos de sangre. Porque no podían ser más distintos, porque él era alfa y omega, y ella ni siquiera debería existir; era un error de la naturaleza, alguien que no apreciba el don recibido, el poder de la muerte y la destrucción.
Se dejó llevar por la mano de Assur, esa mano que echaba tanto de menos, mientras trataba de hacer acopio de coraje, mientras se preguntaba cómo habían llegado las cosas a estar así. Se habían alejado a años luz, y aquello era lo más cercanos que habían estado en semanas, y no quería estropearlo.
Escuchó a Assur darle la lección con aquellos pobres infelices que aunque fueran malas personas, no merecían un final tan inútil. El primero era el bocazas, el chulo, el primero que debería caer. Ya había visto mucha sangre, muchas tripas, más de las que le gustaría, y debería estar acostumbrada a que el líquido vital le sirviera de alimento, denso, suave, lleno de vida, lleno de esa belleza que sólo los cainitas apreciaban. Pero no, seguía mareándose cada vez que presenciaba algo así como ese corazón latente en la mano de Assur. Se quedó petrificada observando la escena, la naturalidad con la que el vampiro hundió su mano en el cuerpo de aquel desgraciado y le extraía el corazón todavía vivo. ¿Debería sentir hambre? ¿excitación? no sentía nada, sólo una terrible congoja.
El segundo echó a correr y Assur lo cazó arrastrándolo de los pelos hacia ella. "Muerde". La orden estaba clara. No podía moverse, todavía tenía los ojos fijos en el corazón que aún se movía en pequeños espamos sobre el suelo.
Se acercó al hombre y notó como el olor le inundaba las fosas nasales, era una mezcla de humanidad sudada, alcohol y miedo, mucho miedo. Le repugnó esa combinación pero no tenía elección. Clavó los colmillos en su yugular y bebió, con los ojos todavía fijos en aquel corazón. Un corazón que quizás fuera de la peor calaña pero a saber. ¿Y si alguna vez amó? ¿y si alguna vez sufrió? ¿y si ese desgraciado alguna vez fue huérfano y le pegaron? ¿Cuantas noches de frío, hambre o soledad habría padecido para llegar a criminal? ¿tenía la culpa de ser una mala persona? era como Assur ¿tenía la culpa de ser hijo de Caín, de ser también la bestia? sintió la náusea acudir a su garganta y se separó del cuello apoyándose en la pared. La última bocanada de sangre que había tomado salió por sus labios estrellándose sobre el suelo.
No había podido, no quería enfrentar la mirada de decepción de Assur, podía sentirlo a su espalda. Era una vergüenza para la raza, era una inútil, no era una Black, no merecía serlo. No podía hacerlo, no podía seguir queriéndolo porque ella era sólo su debilidad, porque era una cobarde, una floja, demasiado humana y él era un rey, el sol, la noche. Se despegó de la pared y echó a correr, le ardía el pecho, le quemaban los ojos, le dolía el alma por no ser lo que debía ser. Deseaba desaparecer, no sentir ya nada más, no deberle nada a nadie. Deseaba ser niebla, ser aire, y volar libre a todas partes y a ninguna, donde no hubieran Consejos, ni corazones en el suelo, ni nichos de la morgue, ni ojos decepcionados.
Se dejó llevar por la mano de Assur, esa mano que echaba tanto de menos, mientras trataba de hacer acopio de coraje, mientras se preguntaba cómo habían llegado las cosas a estar así. Se habían alejado a años luz, y aquello era lo más cercanos que habían estado en semanas, y no quería estropearlo.
Escuchó a Assur darle la lección con aquellos pobres infelices que aunque fueran malas personas, no merecían un final tan inútil. El primero era el bocazas, el chulo, el primero que debería caer. Ya había visto mucha sangre, muchas tripas, más de las que le gustaría, y debería estar acostumbrada a que el líquido vital le sirviera de alimento, denso, suave, lleno de vida, lleno de esa belleza que sólo los cainitas apreciaban. Pero no, seguía mareándose cada vez que presenciaba algo así como ese corazón latente en la mano de Assur. Se quedó petrificada observando la escena, la naturalidad con la que el vampiro hundió su mano en el cuerpo de aquel desgraciado y le extraía el corazón todavía vivo. ¿Debería sentir hambre? ¿excitación? no sentía nada, sólo una terrible congoja.
El segundo echó a correr y Assur lo cazó arrastrándolo de los pelos hacia ella. "Muerde". La orden estaba clara. No podía moverse, todavía tenía los ojos fijos en el corazón que aún se movía en pequeños espamos sobre el suelo.
Se acercó al hombre y notó como el olor le inundaba las fosas nasales, era una mezcla de humanidad sudada, alcohol y miedo, mucho miedo. Le repugnó esa combinación pero no tenía elección. Clavó los colmillos en su yugular y bebió, con los ojos todavía fijos en aquel corazón. Un corazón que quizás fuera de la peor calaña pero a saber. ¿Y si alguna vez amó? ¿y si alguna vez sufrió? ¿y si ese desgraciado alguna vez fue huérfano y le pegaron? ¿Cuantas noches de frío, hambre o soledad habría padecido para llegar a criminal? ¿tenía la culpa de ser una mala persona? era como Assur ¿tenía la culpa de ser hijo de Caín, de ser también la bestia? sintió la náusea acudir a su garganta y se separó del cuello apoyándose en la pared. La última bocanada de sangre que había tomado salió por sus labios estrellándose sobre el suelo.
No había podido, no quería enfrentar la mirada de decepción de Assur, podía sentirlo a su espalda. Era una vergüenza para la raza, era una inútil, no era una Black, no merecía serlo. No podía hacerlo, no podía seguir queriéndolo porque ella era sólo su debilidad, porque era una cobarde, una floja, demasiado humana y él era un rey, el sol, la noche. Se despegó de la pared y echó a correr, le ardía el pecho, le quemaban los ojos, le dolía el alma por no ser lo que debía ser. Deseaba desaparecer, no sentir ya nada más, no deberle nada a nadie. Deseaba ser niebla, ser aire, y volar libre a todas partes y a ninguna, donde no hubieran Consejos, ni corazones en el suelo, ni nichos de la morgue, ni ojos decepcionados.
Hania Doe- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 255
Fecha de inscripción : 11/02/2017
Localización : perdida entre las nieblas de su mente
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Rompenieves. {Priv.}
Hania hundió sus colmillos en aquel cabrón. Me había asegurado que fuera mala gente, que aquellos hombres fueran traficantes, humanos que no merecían vivir y que esperaba fuera suficiente como para que Hania y su consciencia se sintieran bien.
Me equivoqué. Tras beber de aquel tipo, la vi apoyarse en la pared, parecía encontrarse mal, muy mal y no tardó en vomitar.
Dejé escapar el aire de forma pesada, rompí el cuello de aquel tipo decidido a acercarme a mi chiquilla, calmarla, abrazarla, decirle que no importaba, que había vástagos que se alimentaban de rebaño y yo por suerte tenia muchas esclavas de las que podría beber sin necesidad de cazar. No todos teníamos que ser depredadores y disfrutar matando.
Pero ella salio dispara dejándome solo en el maldito callejón.
Rugí rabioso antes de emprender el mismo camino siguiendo con la velocidad que nos caracterizaba sus pasos. No me gustaba tener que perder mi orgullo por correr tras una niña. Los Black no huimos afrontamos los problemas, y ella parecía incapaz de confiar en mi y decirme las cosas tal cual era.
Vale que mi carácter intempestivo podía asustarla, quizás me había convertido para ella en el fiel reflejo de lo que Cain era para mi. Le temía casi tanto como le admiraba ¿me tenia miedo Hania?
La alcancé varias cuadras mas allá, me acerque a ella despacio, mi mano sobre su hombro y tiré de esta con suavidad para llevarla hacia los muelles del puerto que estaban relativamente cerca de allí.
Tomé asiento quitándome los zapatos y arremangando los camales del pantalón para dejar que el mar me bañara los pies. Aflojé el nudo de la corbata hasta dejarla medio abierta caer sobre mi pecho y en el infinito perdí la mirada.
-Se que no eres feliz a mi lado, se que para ti soy el peor padre del mundo y que lo único que aun te ata a mi es ese agradecimiento que me tienes por haberte sacado de las alcantarillas.
Se que crees que a cambio te he regalado una jaula de oro y que posiblemente haces las cosas para complacerme, mas no deseas ninguna de ellas.
Se que no te sientes una Black, se muchas cosas ¿sabes lo que no se? -mi mirada azul buscó la ajena perdiéndose en ella -como hacerlo bien.
Dejé escapar el aire de forma pesada relamiendo mis labios que la brisa cortaba.
-No siempre he sido el asesino que ves, hubo un tiempo que fui humano, que luche por no matar, por no sucumbir a lo que mi padre me enseño, me costó asumir mi inmortalidad, mas lo hice. Tampoco te diré que no he tenido épocas peores, hubo unas en las que el caos se extendía a mi paso, mentiré si te digo que no disfrute de esos siglos de destrucción y luego escondí a la bestia bajo el traje y la corbata apresandola bajo ellos. ¿Quien soy yo? Todos y cada uno de ellos, los siglos, milenios pasan y yo me adapto a ellos.
De ese humano no queda nada en mi y puede que él si te hubiera gustado , mas no ese el que tienes frente a ti. Soy un inmortal, un depredador y me gusta lo que soy, no siento vergüenza, ni arrepentimiento pro sajar vida humana, pues aunque en su día lo fui, hoy ya no encuentro humanidad en mi.
Te daré la libertad si la quieres, no voy a ataros a ninguna de vosotras a mi, no cuando me he dado cuenta de que eso no hace a ninguno de los tres feliz.
Pero si te quedas, hazlo con todas las malditas consecuencias.
Me equivoqué. Tras beber de aquel tipo, la vi apoyarse en la pared, parecía encontrarse mal, muy mal y no tardó en vomitar.
Dejé escapar el aire de forma pesada, rompí el cuello de aquel tipo decidido a acercarme a mi chiquilla, calmarla, abrazarla, decirle que no importaba, que había vástagos que se alimentaban de rebaño y yo por suerte tenia muchas esclavas de las que podría beber sin necesidad de cazar. No todos teníamos que ser depredadores y disfrutar matando.
Pero ella salio dispara dejándome solo en el maldito callejón.
Rugí rabioso antes de emprender el mismo camino siguiendo con la velocidad que nos caracterizaba sus pasos. No me gustaba tener que perder mi orgullo por correr tras una niña. Los Black no huimos afrontamos los problemas, y ella parecía incapaz de confiar en mi y decirme las cosas tal cual era.
Vale que mi carácter intempestivo podía asustarla, quizás me había convertido para ella en el fiel reflejo de lo que Cain era para mi. Le temía casi tanto como le admiraba ¿me tenia miedo Hania?
La alcancé varias cuadras mas allá, me acerque a ella despacio, mi mano sobre su hombro y tiré de esta con suavidad para llevarla hacia los muelles del puerto que estaban relativamente cerca de allí.
Tomé asiento quitándome los zapatos y arremangando los camales del pantalón para dejar que el mar me bañara los pies. Aflojé el nudo de la corbata hasta dejarla medio abierta caer sobre mi pecho y en el infinito perdí la mirada.
-Se que no eres feliz a mi lado, se que para ti soy el peor padre del mundo y que lo único que aun te ata a mi es ese agradecimiento que me tienes por haberte sacado de las alcantarillas.
Se que crees que a cambio te he regalado una jaula de oro y que posiblemente haces las cosas para complacerme, mas no deseas ninguna de ellas.
Se que no te sientes una Black, se muchas cosas ¿sabes lo que no se? -mi mirada azul buscó la ajena perdiéndose en ella -como hacerlo bien.
Dejé escapar el aire de forma pesada relamiendo mis labios que la brisa cortaba.
-No siempre he sido el asesino que ves, hubo un tiempo que fui humano, que luche por no matar, por no sucumbir a lo que mi padre me enseño, me costó asumir mi inmortalidad, mas lo hice. Tampoco te diré que no he tenido épocas peores, hubo unas en las que el caos se extendía a mi paso, mentiré si te digo que no disfrute de esos siglos de destrucción y luego escondí a la bestia bajo el traje y la corbata apresandola bajo ellos. ¿Quien soy yo? Todos y cada uno de ellos, los siglos, milenios pasan y yo me adapto a ellos.
De ese humano no queda nada en mi y puede que él si te hubiera gustado , mas no ese el que tienes frente a ti. Soy un inmortal, un depredador y me gusta lo que soy, no siento vergüenza, ni arrepentimiento pro sajar vida humana, pues aunque en su día lo fui, hoy ya no encuentro humanidad en mi.
Te daré la libertad si la quieres, no voy a ataros a ninguna de vosotras a mi, no cuando me he dado cuenta de que eso no hace a ninguno de los tres feliz.
Pero si te quedas, hazlo con todas las malditas consecuencias.
Assur Black**- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 296
Fecha de inscripción : 01/09/2016
Re: Rompenieves. {Priv.}
Trataba de mantener la calma, de no sollozar ni llorar, pero a pesar de todo lo vivido le aterrorizaba perder a Assur, ese el miedo más grande, el dolor más insoportable. Entendía que era un monstruo despiadado, que no se avergonzaba de lo que era, que disfrutaba de la sangre y de ser el portador de la muerte, pero ella no era capaz de serlo, ni aunque pusiese toda su voluntad y empeño en ello.
Había tratado de convencerse de que lo mejor era alejarse de él, de hecho creyó a la esclava que le dijo que ella era un estorbo y se marchó, acabando en las manos de Drakul, pero no por librarse de él sino al revés: por librarlo a él de ella, que era una carga. Y aún así Assur fue a buscarla, porque él no sabía hacerlo de otra forma, pero la quería. Bajo todas aquellas capas, bajo todo ese odio incrustado en su negro corazón, la quería y eso lo podía sentir. Era el único motivo por el que su mente quebradiza abandonó las cloacas y recuperó la luz y la cordura (más o menos), por un gesto de amor, no de odio, no fue el gesto de un monstruo; fue compasión, lástima o similar. Y no le importaba que hubiera sido así. La compasión también era un sentimento cálido.
Tiró de ella hacia el muelle, y por el camino el agua salada que salía de sus lagrimales en silencio fue bañanado su inmaculada piel. No sabía que podía llorar casi como las personas normales, en realidad pensaba que sólo podía hacerlo unas pocas veces durante la eternidad. Se sentó a su lado y lo observó meter los pies en el agua, un gesto tan cotidiano, tan normal, y templar los ojos rojos de la bestia hasta esgrimir sólo los azules de Assur. Lo escuchó hablar, y deseó haber conocido al humano que fue, al hijo que amó a su padre antes de temerle, deseó haber conocido a todos los Assur que fue a lo largo de su historia, cuando aceptó cada golpe, cada caída, cada experiencia que se quedó marcada en su memoria. Dejó que hablara y que dijera todo lo que quería decir, si algo les hacía falta era dialogar, entenderse, algo que nunca habían practicado demasiado, y que ahora más que nunca necesitaban hacer.
Las olas lamían sus pies desnudos y un estremecimiento la sacudió, seguía sientiendo frío a pesar de que debería estar ya acostumbrada a ello, y se pegó a Assur apretándose contra su costado y acurrucándose allí, aunque no encontrase calor en su cuerpo de mármol.
— recuerdo tu sonrisa cuando me preguntabas si había desayunado y te decía que sí... y cuando creías que no te veía, sé que me observabas escribir y acariciar el rubí distraidamente y podía sentir tu sonrisa aunque no la viera. Inmediatamente deseaba que lo repitieras y por eso trataba de no molestar y quedarme inclinada sobre un libro.— su voz parecía salir del fondo de su corazón, expresando cosas que jamás hubiera dicho en voz alta si no fuera porque Assur le estaba diciendo que era libre de irse lejos de él y el terror la atenazaba.— Jamás me sentí tan segura y querida como cuando podía colarme a dormir contigo, pero entiendo la nueva situación y sólo quiero que seas feliz. Cuando pensabas que no te entendía, ví que estabas siendo protector y responsable, haciendo lo que creías necesario para que yo estuviera bien, y aprendí que debo ser dura y responsable con lo que soy y con los dones que se me han dado pero... no sé cómo hacerlo. Lo intento, pero no sé... y me duele tanto ser una decepción para ti...— tragó con dificultad el nudo que tenía en la garganta.— Aunque creas que no te veo, que no te entiendo, sentí que te importaba y deseé ser todo lo que puedo ser, para que te sintieras orgulloso de mi, para merecer el apellido Black, pero no sé cómo hacerlo, y sólo consigo hacerte más daño, ser un eslabón débil en tu vida.
Una sirena de barco sonó a lo lejos, algun mercante le hacía señales al faro para pedir amarre, se estremeció cuando la brisa se coló por su espalda. Tenía una pregunta importante en la cabeza que hacerle a Assur, pero no quería formularla, porque eso podía significar el fin de todo. No... todavía no... sólo un rato más. Sujetó una de las manos de él entre las suyas, más pequeñas, observando sus surcos, las ínfimas imperfecciones que nadie más podía percibir porque eso era privilegio de quien estuviera tan cerca. No era justo, debía hacerla aunque eso trajera consecuencias. Tomó aire profundamente aunque no lo necesitase, elevó los ojos y los clavó en los del cainita.
— te quiero así como eres, con lo bueno y lo malo, con lo que sabes y lo que no, y trataré de mejorar y de aprender pero...si no lo consigo... ¿podrías tú aceptarme como soy? me duele que tengas que lamentarte de haberme sacado de las alcantarillas, que tengas que lamentar el día que dijiste delante de todos que era tu chiquilla. No quiero ser la peor decepción de tu vida y no quiero irme a ningun lado porque no sé cómo se hace para no quererte.
Había tratado de convencerse de que lo mejor era alejarse de él, de hecho creyó a la esclava que le dijo que ella era un estorbo y se marchó, acabando en las manos de Drakul, pero no por librarse de él sino al revés: por librarlo a él de ella, que era una carga. Y aún así Assur fue a buscarla, porque él no sabía hacerlo de otra forma, pero la quería. Bajo todas aquellas capas, bajo todo ese odio incrustado en su negro corazón, la quería y eso lo podía sentir. Era el único motivo por el que su mente quebradiza abandonó las cloacas y recuperó la luz y la cordura (más o menos), por un gesto de amor, no de odio, no fue el gesto de un monstruo; fue compasión, lástima o similar. Y no le importaba que hubiera sido así. La compasión también era un sentimento cálido.
Tiró de ella hacia el muelle, y por el camino el agua salada que salía de sus lagrimales en silencio fue bañanado su inmaculada piel. No sabía que podía llorar casi como las personas normales, en realidad pensaba que sólo podía hacerlo unas pocas veces durante la eternidad. Se sentó a su lado y lo observó meter los pies en el agua, un gesto tan cotidiano, tan normal, y templar los ojos rojos de la bestia hasta esgrimir sólo los azules de Assur. Lo escuchó hablar, y deseó haber conocido al humano que fue, al hijo que amó a su padre antes de temerle, deseó haber conocido a todos los Assur que fue a lo largo de su historia, cuando aceptó cada golpe, cada caída, cada experiencia que se quedó marcada en su memoria. Dejó que hablara y que dijera todo lo que quería decir, si algo les hacía falta era dialogar, entenderse, algo que nunca habían practicado demasiado, y que ahora más que nunca necesitaban hacer.
Las olas lamían sus pies desnudos y un estremecimiento la sacudió, seguía sientiendo frío a pesar de que debería estar ya acostumbrada a ello, y se pegó a Assur apretándose contra su costado y acurrucándose allí, aunque no encontrase calor en su cuerpo de mármol.
— recuerdo tu sonrisa cuando me preguntabas si había desayunado y te decía que sí... y cuando creías que no te veía, sé que me observabas escribir y acariciar el rubí distraidamente y podía sentir tu sonrisa aunque no la viera. Inmediatamente deseaba que lo repitieras y por eso trataba de no molestar y quedarme inclinada sobre un libro.— su voz parecía salir del fondo de su corazón, expresando cosas que jamás hubiera dicho en voz alta si no fuera porque Assur le estaba diciendo que era libre de irse lejos de él y el terror la atenazaba.— Jamás me sentí tan segura y querida como cuando podía colarme a dormir contigo, pero entiendo la nueva situación y sólo quiero que seas feliz. Cuando pensabas que no te entendía, ví que estabas siendo protector y responsable, haciendo lo que creías necesario para que yo estuviera bien, y aprendí que debo ser dura y responsable con lo que soy y con los dones que se me han dado pero... no sé cómo hacerlo. Lo intento, pero no sé... y me duele tanto ser una decepción para ti...— tragó con dificultad el nudo que tenía en la garganta.— Aunque creas que no te veo, que no te entiendo, sentí que te importaba y deseé ser todo lo que puedo ser, para que te sintieras orgulloso de mi, para merecer el apellido Black, pero no sé cómo hacerlo, y sólo consigo hacerte más daño, ser un eslabón débil en tu vida.
Una sirena de barco sonó a lo lejos, algun mercante le hacía señales al faro para pedir amarre, se estremeció cuando la brisa se coló por su espalda. Tenía una pregunta importante en la cabeza que hacerle a Assur, pero no quería formularla, porque eso podía significar el fin de todo. No... todavía no... sólo un rato más. Sujetó una de las manos de él entre las suyas, más pequeñas, observando sus surcos, las ínfimas imperfecciones que nadie más podía percibir porque eso era privilegio de quien estuviera tan cerca. No era justo, debía hacerla aunque eso trajera consecuencias. Tomó aire profundamente aunque no lo necesitase, elevó los ojos y los clavó en los del cainita.
— te quiero así como eres, con lo bueno y lo malo, con lo que sabes y lo que no, y trataré de mejorar y de aprender pero...si no lo consigo... ¿podrías tú aceptarme como soy? me duele que tengas que lamentarte de haberme sacado de las alcantarillas, que tengas que lamentar el día que dijiste delante de todos que era tu chiquilla. No quiero ser la peor decepción de tu vida y no quiero irme a ningun lado porque no sé cómo se hace para no quererte.
Hania Doe- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 255
Fecha de inscripción : 11/02/2017
Localización : perdida entre las nieblas de su mente
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Rompenieves. {Priv.}
Ladeé la sonrisa cuando Hania se apretó contra mi cuerpo buscando calor.
-Si encuentras un ápice de este en mi, es que estoy ardiendo y algo va mal -bromeé lanzandole un par de mordiscos al aire con cierto tono divertido.
Quería que aquella conversación resultara cómoda para ambos, hacia mucho que no compartíamos un instante juntos.
Pasé mi brazo por encima de su hombro escuchándola hablar, quizás ese era uno de mis problemas, me imponía como la bestia que era, mas nunca escuchaba lo que los demás me tenían que contar.
Sonreí recordando esos momentos, eran ciertos, me gustaba verla acariciar el colgante que le regale, también su sonrisa siempre dispuesta a regalarme con el ocaso. Lista para complacerme, decirme que si a todo aunque no tuviera razón o su opinión difiriera de a mía.
-También me gustaba cuando te colabas en mi cama, sabes que no he compartido nunca lecho ocn una mujer sin antes mantener relaciones sexuales, contigo todo era diferente.
Acerqué mis labios a su cuello para depositar allí un afectuoso mordisco.
-No siempre lo he hecho bien. Lo sabes y lo se. Nunca he querido hacerte daño, pero soy así, cuando algo me importa trato de protegerlo, estoy tan acostumbrado a que todo aquel con el que me encuentro quiera acabar con mi no vida que pienso que con la finalidad de lograrlo os harán daño y se que en eso no estoy equivocado, mas quizás si en la forma en la que impongo mis ordenes, no escucho, no soy capaz de entenderos, sentencio y espero que os limistes a cumplir con mi mandato como si fuerais mías, y no lo sois.
No eres mía Hania, aunque una parte de mi te siente así.
Soy una bestia incapaz de gestionar los sentimientos y todo esto me viene grande -reconocí.
Puestos a ser sinceros, aquí tenia parte de mi verdad, quizás no toda, porque era incapaz de expresar mas.
Enarqué una ceja cuando dijo que odiaba convertirse en una decepción para mi ¿en serio?
Tomé su barbilla para que me mirara fijamente, mis azules se fundieron con su tímida mirada.
-Nunca me has decepcionado, eres distinta, especial, de echo, no lo digo por ese poder que como un don posees, eres especial por como ves el mundo, no compartimos la misma visión, pero no quiero decir con eso que la tuya este equivocada, tampoco la mía, somos lo que somos y ojala en el mundo hubiera mas Hanias y menos Black.
Crees que no mereces mi apellido, mas quizás es mi apellido quien no te merece a ti.
Con eso no quería decir que me arrepentía de lo que yo era, estaba orgulloso de ser un vampiro, descendiente de Cain., pero era cierto que los Black eramos sinónimo de devastación y ella era todo lo contrario a eso.
Sonó la sirena del barco, nuestros ojos se perdieron en el mar, este se dejaba guiar por el faro para poder atracar en puerto.
-Es difícil que yo pueda guiarte cuando solo soy oscuridad, pero..al menos déjame protegerte, porque es lo único que se hacer, matar.
Ella continuo hablando, mi mirada se perdió nuevamente en sus azules.
-No puedo prometerte que no voy a imponer mi voluntad cien veces, que mi bestia no volverá a salir. Te prometo algo, la primera que nunca me has decepcionado ni lo harás, bueno, quizás el día que creí que te ibas a tirar desde el torreón de mi castillo -bromeé revolviendole el pelo -pero fue un mal entendido. Es que los Black nunca dejamos de luchar.
La segunda cosa no soy capaz de expresarla en voz alta, todos tenemos nuestros demonios Hania.
-Si encuentras un ápice de este en mi, es que estoy ardiendo y algo va mal -bromeé lanzandole un par de mordiscos al aire con cierto tono divertido.
Quería que aquella conversación resultara cómoda para ambos, hacia mucho que no compartíamos un instante juntos.
Pasé mi brazo por encima de su hombro escuchándola hablar, quizás ese era uno de mis problemas, me imponía como la bestia que era, mas nunca escuchaba lo que los demás me tenían que contar.
Sonreí recordando esos momentos, eran ciertos, me gustaba verla acariciar el colgante que le regale, también su sonrisa siempre dispuesta a regalarme con el ocaso. Lista para complacerme, decirme que si a todo aunque no tuviera razón o su opinión difiriera de a mía.
-También me gustaba cuando te colabas en mi cama, sabes que no he compartido nunca lecho ocn una mujer sin antes mantener relaciones sexuales, contigo todo era diferente.
Acerqué mis labios a su cuello para depositar allí un afectuoso mordisco.
-No siempre lo he hecho bien. Lo sabes y lo se. Nunca he querido hacerte daño, pero soy así, cuando algo me importa trato de protegerlo, estoy tan acostumbrado a que todo aquel con el que me encuentro quiera acabar con mi no vida que pienso que con la finalidad de lograrlo os harán daño y se que en eso no estoy equivocado, mas quizás si en la forma en la que impongo mis ordenes, no escucho, no soy capaz de entenderos, sentencio y espero que os limistes a cumplir con mi mandato como si fuerais mías, y no lo sois.
No eres mía Hania, aunque una parte de mi te siente así.
Soy una bestia incapaz de gestionar los sentimientos y todo esto me viene grande -reconocí.
Puestos a ser sinceros, aquí tenia parte de mi verdad, quizás no toda, porque era incapaz de expresar mas.
Enarqué una ceja cuando dijo que odiaba convertirse en una decepción para mi ¿en serio?
Tomé su barbilla para que me mirara fijamente, mis azules se fundieron con su tímida mirada.
-Nunca me has decepcionado, eres distinta, especial, de echo, no lo digo por ese poder que como un don posees, eres especial por como ves el mundo, no compartimos la misma visión, pero no quiero decir con eso que la tuya este equivocada, tampoco la mía, somos lo que somos y ojala en el mundo hubiera mas Hanias y menos Black.
Crees que no mereces mi apellido, mas quizás es mi apellido quien no te merece a ti.
Con eso no quería decir que me arrepentía de lo que yo era, estaba orgulloso de ser un vampiro, descendiente de Cain., pero era cierto que los Black eramos sinónimo de devastación y ella era todo lo contrario a eso.
Sonó la sirena del barco, nuestros ojos se perdieron en el mar, este se dejaba guiar por el faro para poder atracar en puerto.
-Es difícil que yo pueda guiarte cuando solo soy oscuridad, pero..al menos déjame protegerte, porque es lo único que se hacer, matar.
Ella continuo hablando, mi mirada se perdió nuevamente en sus azules.
-No puedo prometerte que no voy a imponer mi voluntad cien veces, que mi bestia no volverá a salir. Te prometo algo, la primera que nunca me has decepcionado ni lo harás, bueno, quizás el día que creí que te ibas a tirar desde el torreón de mi castillo -bromeé revolviendole el pelo -pero fue un mal entendido. Es que los Black nunca dejamos de luchar.
La segunda cosa no soy capaz de expresarla en voz alta, todos tenemos nuestros demonios Hania.
Assur Black**- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 296
Fecha de inscripción : 01/09/2016
Re: Rompenieves. {Priv.}
La segunda cosa no era capaz de decirla en voz alta y ella jamás le exigiría que se lo dijera. Quizás algun dia pudiera compartirla con ella, quizás algun día pudieran hablar como estaban haciéndolo ahora y no necesitaran pasar por tanto drama antes de abrirse el uno al otro.
En cómputo general, estaba contenta de haber tenido esa conversación con Assur aunque la noche de caza se hubiera ido al traste. Seguían pegados y con las manos unidas y eso era muy agradable, era como en los viejos tiempos, y a saber cuánto tardaría en volver a estar asi con él.
— ¿podemos ir alguna noche a la Opera? aunque sea sólo una vez, me da igual si también viene Sun y todos los que vigilan. Pero esta vez de verdad, sólo para disfrutar de la música.— La otra vez había esperado coon ansia aquel momento y había sido una noche fatídica que prefería no recordar. Assur se había puesto frenético al pensar que alguien se estaba aprovechando de ella y todo lo demás ya era historia. Quería resarcir ese agravio, borrar el mal recuerdo con uno más feliz y empezar de nuevo una página en blanco. Hablando de páginas en blanco. — ¿cuándo es tu cumpleaños?.— Quizás la pregunta no tuviera mucho sentido, le estaba preguntando a un inmortal de seis mil años cuándo nació, si eso ya no importaba. Pero necesitaba saberlo, quería saberlo, lo mismo tantas otras cosas que quería saber del cainita.— yo nací el 27 de febrero, pero creo que es justo decir que mi vida comenzó el 15 de febrero, la noche en la que me encontraste.— sonrió para si misma, mirando al infinito mar.— parece una broma ¿no? supongo que San Valentín vino con retraso y en lugar de trarte una novia te trajo un problema.— Estalló en carcajadas por su propia ocurrencia. Hablaron largo y tendido de todo y de nada. Le contó sus avances con Nicolás Flamel, el nuevo Consejero, y le explicó que echaba de menos a los lobos.— sé que no lo entiendes, que para ti son los peores enemigos, las razas enfrentadas y todo eso... pero para mi son personas, como tú, como Sun, como Ilhan o Flamel. De hecho son las primeras dos personas que no han querido cambiarme, que me aceptaron tal y como soy, a pesar incluso de mi misma, de mi propio rechazo hacia el monstruo que puedo ser. Supongo que fue posible porque yo tampoco los juzgo, ni a ti ni a nadie. Sé que no se puede conseguir un mundo en paz, que la guerra, el odio, la violencia, la envidia y todo lo oscuro seguirá existiendo y está en todas las naturalezas, humanos, sobrenaturales, animales... pero yo no quiero vivir en permanente vigilia, si llega el fin de mi tiempo, lo aceptaré, pero lo que no quiero es vivir con ira ni rencor. Aunque luego pienso que si te pasara algo... no sé cómo podría vivir, creo que la ira me llevaría a acabar con todo y luego... no sé.
En cómputo general, estaba contenta de haber tenido esa conversación con Assur aunque la noche de caza se hubiera ido al traste. Seguían pegados y con las manos unidas y eso era muy agradable, era como en los viejos tiempos, y a saber cuánto tardaría en volver a estar asi con él.
— ¿podemos ir alguna noche a la Opera? aunque sea sólo una vez, me da igual si también viene Sun y todos los que vigilan. Pero esta vez de verdad, sólo para disfrutar de la música.— La otra vez había esperado coon ansia aquel momento y había sido una noche fatídica que prefería no recordar. Assur se había puesto frenético al pensar que alguien se estaba aprovechando de ella y todo lo demás ya era historia. Quería resarcir ese agravio, borrar el mal recuerdo con uno más feliz y empezar de nuevo una página en blanco. Hablando de páginas en blanco. — ¿cuándo es tu cumpleaños?.— Quizás la pregunta no tuviera mucho sentido, le estaba preguntando a un inmortal de seis mil años cuándo nació, si eso ya no importaba. Pero necesitaba saberlo, quería saberlo, lo mismo tantas otras cosas que quería saber del cainita.— yo nací el 27 de febrero, pero creo que es justo decir que mi vida comenzó el 15 de febrero, la noche en la que me encontraste.— sonrió para si misma, mirando al infinito mar.— parece una broma ¿no? supongo que San Valentín vino con retraso y en lugar de trarte una novia te trajo un problema.— Estalló en carcajadas por su propia ocurrencia. Hablaron largo y tendido de todo y de nada. Le contó sus avances con Nicolás Flamel, el nuevo Consejero, y le explicó que echaba de menos a los lobos.— sé que no lo entiendes, que para ti son los peores enemigos, las razas enfrentadas y todo eso... pero para mi son personas, como tú, como Sun, como Ilhan o Flamel. De hecho son las primeras dos personas que no han querido cambiarme, que me aceptaron tal y como soy, a pesar incluso de mi misma, de mi propio rechazo hacia el monstruo que puedo ser. Supongo que fue posible porque yo tampoco los juzgo, ni a ti ni a nadie. Sé que no se puede conseguir un mundo en paz, que la guerra, el odio, la violencia, la envidia y todo lo oscuro seguirá existiendo y está en todas las naturalezas, humanos, sobrenaturales, animales... pero yo no quiero vivir en permanente vigilia, si llega el fin de mi tiempo, lo aceptaré, pero lo que no quiero es vivir con ira ni rencor. Aunque luego pienso que si te pasara algo... no sé cómo podría vivir, creo que la ira me llevaría a acabar con todo y luego... no sé.
Hania Doe- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 255
Fecha de inscripción : 11/02/2017
Localización : perdida entre las nieblas de su mente
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Rompenieves. {Priv.}
Moví los pies sintiendo las gélidas aguas del mar bañarlos, aquella imagen bien podía recordar a la que una vez pudo ocurrir siendo humano, claro que eran otros tiempos, no existían los puertos como hoy los conocemos y todo era distinto.
Nací en Babilonia, una antigua ciudad de la baja Mesopotamia, allí las clases sociales estaban bien distinguidas, los ricos eran dueños de todo mientras los pobres apenas podíamos mantenernos.
Mi madre era de ese segundo grupo, padre un borracho pescador que pronto buscó una mujer mas joven. No fue fácil mi vida humana, mas después tampoco lo fue convertirme en un cainita.
En aquella época un punte cruzaba el rio Eufrates que separaba la ciudad en dos partes, muchas veces hundí mis pies en esas aguas como hoy lo hacia en estas.
Busqué la mirada de Hania cuando me preguntó si podríamos ir a la opera.
-Si, elige el día y la representación y allí estaré.
Era complicado entender a alguien como yo, se que Hania me perdonaba todas las cosas que hacia, que su amor por mi era incondicional, mas no solo por mi, por todo aquel que se portaba bien con ella, era inocente y fácil de engañar. Veía lo mejor de las personas, el problema es que como yo, muchos seres teníamos demasiada oscuridad.
Ella creía que con su amor podía luchar contra todo, pero yo con mi oscuridad sabia que eso no siempre era posible.
Madre fue buena mucho tiempo y lo único que consiguió fue un burdel para abrirse de piernas y a su hijo muerto en brazos. La oscuridad de Cain fue lo único que nos salvó a todos y aunque me costo entenderlo hoy sabia que a la guerra no se puede ir sin espada.
Dejé escapar el aire de forma pesada. Ella no era mi carga, ni mi penitencia, ella era el soplo de luz que como un faro me guiaba a puerto, el problema es que para navegar a veces hay que apagar los faros y dejar que te lleve el mar.
-Yo nunca he celebrado San Valentin -aseguré ladeando la sonrisa, ni recuerdo los años que tengo, creo que ni siquiera cuando nací...¿que importancia tiene eso a estas alturas?
Era cierto estaba pasado ya de vuelta en todo lo referente a la humanidad, ahora mi tiempo lo ocupaba en estas infinitas partidas de ajedrez donde siempre unos u otros pretendían matar al rey.
No sabia si mis decisiones de los últimos tiempos habían sido las correctas, a lo largo de mi eternidad siempre viví con la soga alrededor de mi cuello, mas ahora sentía que arrastraba lo que me importaba conmigo.
-Se que los echas de menos, que quieres escucharme decir que puedes ir con ellos, pero ese no seria yo Hania, ese es el problema, que yo soy una bestia controladora incapaz de soltar presa.
No puedo aflojar el agarre porque cuando algo se escapa de mi control exploto de la peor de las maneras.
Sinceramente últimamente me estoy preguntando si os merecéis esto. ¿Sabes? No sois mi carga, yo soy vuestra penitencia.
Era una obviedad que con Sun las cosas no me iban bien, y que con Hania todo era complicado ..quizás debería asumir que la culpa lejos de tenerlas ellas, la tenia yo.
Por primera vez alcé las defensas de forma férrea ante ella, no quería que supiera lo que en ese instante estaba pensando.
Nací en Babilonia, una antigua ciudad de la baja Mesopotamia, allí las clases sociales estaban bien distinguidas, los ricos eran dueños de todo mientras los pobres apenas podíamos mantenernos.
Mi madre era de ese segundo grupo, padre un borracho pescador que pronto buscó una mujer mas joven. No fue fácil mi vida humana, mas después tampoco lo fue convertirme en un cainita.
En aquella época un punte cruzaba el rio Eufrates que separaba la ciudad en dos partes, muchas veces hundí mis pies en esas aguas como hoy lo hacia en estas.
Busqué la mirada de Hania cuando me preguntó si podríamos ir a la opera.
-Si, elige el día y la representación y allí estaré.
Era complicado entender a alguien como yo, se que Hania me perdonaba todas las cosas que hacia, que su amor por mi era incondicional, mas no solo por mi, por todo aquel que se portaba bien con ella, era inocente y fácil de engañar. Veía lo mejor de las personas, el problema es que como yo, muchos seres teníamos demasiada oscuridad.
Ella creía que con su amor podía luchar contra todo, pero yo con mi oscuridad sabia que eso no siempre era posible.
Madre fue buena mucho tiempo y lo único que consiguió fue un burdel para abrirse de piernas y a su hijo muerto en brazos. La oscuridad de Cain fue lo único que nos salvó a todos y aunque me costo entenderlo hoy sabia que a la guerra no se puede ir sin espada.
Dejé escapar el aire de forma pesada. Ella no era mi carga, ni mi penitencia, ella era el soplo de luz que como un faro me guiaba a puerto, el problema es que para navegar a veces hay que apagar los faros y dejar que te lleve el mar.
-Yo nunca he celebrado San Valentin -aseguré ladeando la sonrisa, ni recuerdo los años que tengo, creo que ni siquiera cuando nací...¿que importancia tiene eso a estas alturas?
Era cierto estaba pasado ya de vuelta en todo lo referente a la humanidad, ahora mi tiempo lo ocupaba en estas infinitas partidas de ajedrez donde siempre unos u otros pretendían matar al rey.
No sabia si mis decisiones de los últimos tiempos habían sido las correctas, a lo largo de mi eternidad siempre viví con la soga alrededor de mi cuello, mas ahora sentía que arrastraba lo que me importaba conmigo.
-Se que los echas de menos, que quieres escucharme decir que puedes ir con ellos, pero ese no seria yo Hania, ese es el problema, que yo soy una bestia controladora incapaz de soltar presa.
No puedo aflojar el agarre porque cuando algo se escapa de mi control exploto de la peor de las maneras.
Sinceramente últimamente me estoy preguntando si os merecéis esto. ¿Sabes? No sois mi carga, yo soy vuestra penitencia.
Era una obviedad que con Sun las cosas no me iban bien, y que con Hania todo era complicado ..quizás debería asumir que la culpa lejos de tenerlas ellas, la tenia yo.
Por primera vez alcé las defensas de forma férrea ante ella, no quería que supiera lo que en ese instante estaba pensando.
Assur Black**- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 296
Fecha de inscripción : 01/09/2016
Re: Rompenieves. {Priv.}
— pues si no lo sabes, elige un día. Mejor aún, te lo pondré yo. La primera vez que te vi tu aura era pálida, azul y plateada, plagada de nieve como una noche de navidad y me recordaste a eso. Celebremos tu cumpleaños cuando sea navidad. No es que sea importante en si, es que es importante para mi. Necesito recordar por qué algunos días son importantes... por si en el futuro pierdo la cabeza.
Tenía asumido que el fino hilo que la ataba a la cordura podía romperse en cualquier momento. Había captado retazos de la vida humana de Assur y sentía el vacío que le había dejado. No había sido fácil, y Caín lo arrastró al lado oscuro y destructivo, pero eso no le impediría quererlo. Lo aceptaba así, y al parecer él también estaba dispuesto a aceptarla como era, aunque eso los llevase a tener más de una discusión.
— no lo puedes controlar todo Assur, algun día lo entenderás de verdad, porque nunca antes has sido mentor, padre o esposo. Sé que es nuevo para ti y que haces lo que crees mejor, no te maldigo por ello. Tenemos toda la eternidad para aprender y para negociar mejor ¿no es cierto? confío en que algun dia deje atrás esto de ser la vergüenza de la raza.— Le sonrió divertida, aunque iba en serio, esas palabras la habían marcado profundamente.— y que tú algún día entiendas la diferencia entre amar y poseer, porque no es necesario lo segundo. Hasta entonces...— suspiró.— intentaré no darte muchos disgustos, pero no sé cómo lo hago que consigo justo lo contrario. No eres mi petinencia, eres mi sol, y siempre lo serás..— elevó la mano y acarició la mejilla de Assur con suavidad, depositando después un beso en ella.
El amanecer estaba a una hora de despuntar, podía sentirlo en el horizonte. Se levantó mucho más ligera de lo que se había sentado, esa charla había sido un bálsamo que calmaba las turbulentas aguas de su alma y que quizás pusiera los pilares para una nueva forma de entendimiento entre el hijo de Caín y la hija de la Locura.
Tenía asumido que el fino hilo que la ataba a la cordura podía romperse en cualquier momento. Había captado retazos de la vida humana de Assur y sentía el vacío que le había dejado. No había sido fácil, y Caín lo arrastró al lado oscuro y destructivo, pero eso no le impediría quererlo. Lo aceptaba así, y al parecer él también estaba dispuesto a aceptarla como era, aunque eso los llevase a tener más de una discusión.
— no lo puedes controlar todo Assur, algun día lo entenderás de verdad, porque nunca antes has sido mentor, padre o esposo. Sé que es nuevo para ti y que haces lo que crees mejor, no te maldigo por ello. Tenemos toda la eternidad para aprender y para negociar mejor ¿no es cierto? confío en que algun dia deje atrás esto de ser la vergüenza de la raza.— Le sonrió divertida, aunque iba en serio, esas palabras la habían marcado profundamente.— y que tú algún día entiendas la diferencia entre amar y poseer, porque no es necesario lo segundo. Hasta entonces...— suspiró.— intentaré no darte muchos disgustos, pero no sé cómo lo hago que consigo justo lo contrario. No eres mi petinencia, eres mi sol, y siempre lo serás..— elevó la mano y acarició la mejilla de Assur con suavidad, depositando después un beso en ella.
El amanecer estaba a una hora de despuntar, podía sentirlo en el horizonte. Se levantó mucho más ligera de lo que se había sentado, esa charla había sido un bálsamo que calmaba las turbulentas aguas de su alma y que quizás pusiera los pilares para una nueva forma de entendimiento entre el hijo de Caín y la hija de la Locura.
Hania Doe- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 255
Fecha de inscripción : 11/02/2017
Localización : perdida entre las nieblas de su mente
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Rompenieves. {Priv.}
Ladeé la sonrisa, al parecer Hania tenia soluciones para todo, no recordaba las fechas, pero ella podía poner nuevas. Su mente era ingeniosa, divertida, era sin duda una mujer con recursos.
Pronto me eche a reír por el simbolismo que podía tener esas fechas.
-¿Me vas a hacer celebrar mi cumpleaños el mismo día que nació cristo?.
Hundí mi cabeza muerto de risa en su cuello, el dorado cabello de Hania acariciaba mi rostro.
-Sin duda la mejor fecha que podías elegir, pero vale, celebraremos mi cumpleaños en navidad.
Era incapaz de contener la risa, no recordaba la ultima vez que me reí de ese modo por algo tan nimio.
Volví a enderezarme mirando el infinito, pronto nos sorprender el amanecer, teníamos que volver al hotel aunque la verdad un baño en el mar me apetecía bastante.
Negué escuchando sus palabras, al parecer su fe era tan ciega que era incapaz de ver mi oscuridad.
Hania, llevo milenios siendo como soy, el paso del tiempo me ha convertido en un ser desconfiado, demasiadas traiciones, demasiados buscando mi muerte, mi encierro...
Llevo una eternidad caminando solo, el tiempo pesa sobre mis hombros y la clara prueba es que la mayoría de los Balck han quedado recluidos en sus castillos, pues se han desengañado de esta corrupta sociedad.
Los juegos de tronos son mi día a día y solo trato de controlarlo todo para que no me den la estocada final.
Se que no se amar, peor eso no es una sorpresa para ninguna de vosotras, nunca me he presentado como un buen hombre frente a vuestros ojos y Hania si crees que lo soy, te equivocas ¿de acuerdo?
La mano de Hania acaricio mi mejilla, mis ojos se perdieron en sus pozos azules, destilaban felicidad, creo que por primera vez habíamos logrado hablar sin echarnos en cara nada, solo eso, hablar, reír y pasar un rato juntos.
-Supongo que se puede ser el sol y a la vez la penitencia que has de pagar si te orillas mucho a este.
Recuerda que eres un vampiro y el sol mata, yo soy un monstruo Hania, no lo olvides, porque hacerlo seria un error.
Ladeé la sonrisa, como un niño pequeño tire de su cintura hasta que callo al agua salada. Me quité la camisa y fui a parar al agua con ella.
-La charla era ya demasiado seria, así que, he decidido hacerla mas amena.
Me sumergí en las gélidas aguas, frio que no sentía, era agradable la paz que siempre el mar me ofrecía. No necesitaba respirar y hubo una época en la que entre sus cristalinas aguas encontraba mi paz.
Emergí de nuevo señalando una gruta que había tras una cascada. Una imperceptible para cualquiera que no conociera esas aguas.
-¿Y si pasamos día allí? Es profunda, no nos alcanzará el sol.
Pronto me eche a reír por el simbolismo que podía tener esas fechas.
-¿Me vas a hacer celebrar mi cumpleaños el mismo día que nació cristo?.
Hundí mi cabeza muerto de risa en su cuello, el dorado cabello de Hania acariciaba mi rostro.
-Sin duda la mejor fecha que podías elegir, pero vale, celebraremos mi cumpleaños en navidad.
Era incapaz de contener la risa, no recordaba la ultima vez que me reí de ese modo por algo tan nimio.
Volví a enderezarme mirando el infinito, pronto nos sorprender el amanecer, teníamos que volver al hotel aunque la verdad un baño en el mar me apetecía bastante.
Negué escuchando sus palabras, al parecer su fe era tan ciega que era incapaz de ver mi oscuridad.
Hania, llevo milenios siendo como soy, el paso del tiempo me ha convertido en un ser desconfiado, demasiadas traiciones, demasiados buscando mi muerte, mi encierro...
Llevo una eternidad caminando solo, el tiempo pesa sobre mis hombros y la clara prueba es que la mayoría de los Balck han quedado recluidos en sus castillos, pues se han desengañado de esta corrupta sociedad.
Los juegos de tronos son mi día a día y solo trato de controlarlo todo para que no me den la estocada final.
Se que no se amar, peor eso no es una sorpresa para ninguna de vosotras, nunca me he presentado como un buen hombre frente a vuestros ojos y Hania si crees que lo soy, te equivocas ¿de acuerdo?
La mano de Hania acaricio mi mejilla, mis ojos se perdieron en sus pozos azules, destilaban felicidad, creo que por primera vez habíamos logrado hablar sin echarnos en cara nada, solo eso, hablar, reír y pasar un rato juntos.
-Supongo que se puede ser el sol y a la vez la penitencia que has de pagar si te orillas mucho a este.
Recuerda que eres un vampiro y el sol mata, yo soy un monstruo Hania, no lo olvides, porque hacerlo seria un error.
Ladeé la sonrisa, como un niño pequeño tire de su cintura hasta que callo al agua salada. Me quité la camisa y fui a parar al agua con ella.
-La charla era ya demasiado seria, así que, he decidido hacerla mas amena.
Me sumergí en las gélidas aguas, frio que no sentía, era agradable la paz que siempre el mar me ofrecía. No necesitaba respirar y hubo una época en la que entre sus cristalinas aguas encontraba mi paz.
Emergí de nuevo señalando una gruta que había tras una cascada. Una imperceptible para cualquiera que no conociera esas aguas.
-¿Y si pasamos día allí? Es profunda, no nos alcanzará el sol.
Assur Black**- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 296
Fecha de inscripción : 01/09/2016
Re: Rompenieves. {Priv.}
Hania no sabía nadar, jamás se había metido en el agua del mar ni del rio, porque no había salido nunca del orfanato excepto para acabar en la morgue y las alcantarillas. No necesitaba el oxígeno pero aún así el reflejo fue agarrarse a Assur y patalear, boqueando como un pez, aterrorizada por la sensación de estar bajo el agua.
Tardó un rato en tranquilizarse y comprobar que aquello no le afectaba, pero por si las moscas, no se soltó de Assur, el agua estaba fría y daba miedo porque no podía ver lo que moraba en ella. ¿Y si un pulpo gigante la engullía?
— me parece una buena idea, no he estado nunca detrás de una cascada.
Y por supuesto, también le parecía buena idea porque esa noche había sido bastante especial, y dormir juntos de nuevo sería el colofón perfecto. Tras la cascada la luz plateada de la luna apenas llegaba a iluminar la entrada de la cueva, que era bastante profunda. Se adentraron en ella caminando por sus recovecos hasta que el sonido del agua y la luz mortecina quedaron atrás, allí estarían seguros cuando el sol se alzara por el horizonte. No le gustaba tener la ropa mojada, era una sensación horrible, así que ni corta ni perezosa se la quitó y la dejó sobre una piedra, sentándose después con la espalda encorvada sobre sus propias rodillas dobladas.
La noche había sido especial y quería lo siguiera siendo, pero siempre había cosas que tratar, asuntos desagradables que apremiaban y tampoco podía dejarlo para más adelante porque sería peor.
— Assur... ¿podemos hablar de una cosa? pero prométeme que no te enfadarás, sólo escucha el plan que he pensado.— Calibró el nivel de ira de los ojos del cainita y prosiguió.— he estado estudiando al Consejo, escuchando también las voces y... el nuevo consejero quizás pueda estar de nuestro lado. Ya sé que no confías en nadie, por eso te lo cuento, porque quiero que confíes en mi. Si me equivoco, también será una decepción para mi. Han matado al príncipe Mithras de Londres y alguien se ha molestado mucho en hacer que parecieses tú. Le he pedido a Flamel que me consiga una audiencia con el Consejo, quiero explicarles que es imposible y que hay alguien más en este tablero de juego, un tercer jugador que está jugando con todos. No soy tonta, sé que intentarán tenderme una trampa, iré con Ilhan, y cuento con que tú me cubras por si algo falla, sé que podrías aplastarlos como moscas pero déjame intentarlo a mi manera, por favor. Creo que sería bueno que por el momento nos dejen en paz y se centren en quien ha dado esta mano de cartas. Y si todo va mal, no dudaré en... defenderme. Ya es hora de que deje de ser una carga para ti y empiece a ser útil.
Tardó un rato en tranquilizarse y comprobar que aquello no le afectaba, pero por si las moscas, no se soltó de Assur, el agua estaba fría y daba miedo porque no podía ver lo que moraba en ella. ¿Y si un pulpo gigante la engullía?
— me parece una buena idea, no he estado nunca detrás de una cascada.
Y por supuesto, también le parecía buena idea porque esa noche había sido bastante especial, y dormir juntos de nuevo sería el colofón perfecto. Tras la cascada la luz plateada de la luna apenas llegaba a iluminar la entrada de la cueva, que era bastante profunda. Se adentraron en ella caminando por sus recovecos hasta que el sonido del agua y la luz mortecina quedaron atrás, allí estarían seguros cuando el sol se alzara por el horizonte. No le gustaba tener la ropa mojada, era una sensación horrible, así que ni corta ni perezosa se la quitó y la dejó sobre una piedra, sentándose después con la espalda encorvada sobre sus propias rodillas dobladas.
La noche había sido especial y quería lo siguiera siendo, pero siempre había cosas que tratar, asuntos desagradables que apremiaban y tampoco podía dejarlo para más adelante porque sería peor.
— Assur... ¿podemos hablar de una cosa? pero prométeme que no te enfadarás, sólo escucha el plan que he pensado.— Calibró el nivel de ira de los ojos del cainita y prosiguió.— he estado estudiando al Consejo, escuchando también las voces y... el nuevo consejero quizás pueda estar de nuestro lado. Ya sé que no confías en nadie, por eso te lo cuento, porque quiero que confíes en mi. Si me equivoco, también será una decepción para mi. Han matado al príncipe Mithras de Londres y alguien se ha molestado mucho en hacer que parecieses tú. Le he pedido a Flamel que me consiga una audiencia con el Consejo, quiero explicarles que es imposible y que hay alguien más en este tablero de juego, un tercer jugador que está jugando con todos. No soy tonta, sé que intentarán tenderme una trampa, iré con Ilhan, y cuento con que tú me cubras por si algo falla, sé que podrías aplastarlos como moscas pero déjame intentarlo a mi manera, por favor. Creo que sería bueno que por el momento nos dejen en paz y se centren en quien ha dado esta mano de cartas. Y si todo va mal, no dudaré en... defenderme. Ya es hora de que deje de ser una carga para ti y empiece a ser útil.
Hania Doe- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 255
Fecha de inscripción : 11/02/2017
Localización : perdida entre las nieblas de su mente
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Rompenieves. {Priv.}
Hoy la necesitaba, quizás eso me llevo a pedirle aquella noche distinta en la que olvidarnos de la mansión, del servicio y solo ser ella, yo, y la naturaleza que nos acogería en un profundo sueño.
Reí cuando descubrí que no sabia nadar, cuando su cuerpo se cogía al mio como si el agua la pudiera matar y hasta que no se dio cuenta de que eso era imposible su cuerpo fue incapaz de relajarse.
Risa de ambos que se perdían en un juego, aquel día no era como tenia planeado, era mejor, pues por fin de algún modo nos habíamos encontrado.
Nadamos , bueno, nadé. Ella era la remola que orillada a mi cuerpo se dejo llevar confiada.
Pronto alcanzamos la espumosa cascada, nuestros cuerpos bañados por sus incesantes aguas y tras ella, la luz mortecina de la luna que ya apenas se reflejaba al adentrarnos en una gruta profunda que nos protegería del temido sol que nos mataba.
Se deshizo de la ropa ante mi atenta mirada, ojos que centellearon como el fuego, era difícil no desear lo que tenia frente a mi, era una niña encerrada en el cuerpo de una preciosa mujer, así que aparté mi mirada turbia.
No tenia frio, estaba muerto, pero si ganas de compartir esa noche distinta con ella.
Apoyé la espalda en las rocas, acomodándome en ellas, fue entonces cuando Hania aseguró que tenia que hablar conmigo. La busque con la mirada roja, eso sonaba mal, a que algo me escondía, algo guardaba para ella y aun con el gesto tensó tiré de su mano para orillarla contra mi piel.
Dedos que se deslizaron como las manecillas de un reloj de forma lenta.
-Habla -imploré sin destensar mi cuerpo.
Trataba de contener a mi bestia tal y como hablaba, me había desobedecido, sabia que estaba estudiando al consejo, la había visto leer sobre cada miembro que lo conformaba.
Algo que me gustaba para derrotar al enemigo, había que conocer los puntos débiles de este, pero que se había puesto en contacto con el nuevo ya me parecía excesivo.
Me pedía que confiara en ella pero ¿como hacerlo cuando había hecho lo que había querido sin consultármelo?
Rugí malhumorado, dedos que se detuvieron y se hundieron en su piel. Mi respiración ajetreada marcaba el incesante tictac del reloj que sacaba a la bestia de su prisión.
Creé los ojos, tenia que apresarla, o el final de aquella noche seria catastrófico.
-Te ves capaz de lidiar con ellos y yo no es que no crea en tus capacidades, es solo que tengo miedo, miedo de que te quiebren, son expertos en manejar a la gente y contigo pueden hacerlo.
Te aseguro que nada de lo que te digan será cierto o si lo es, solo serán medias verdades para obtener tu favor, alejarte de mi y que me odies como el monstruo que soy.
Quieren darme la ultima estocada y esa solo la pueden dar en mi corazón.
Tu Hania eres mi corazón, así que ve, pero no dejes que me destruyan.
Ilhan irá contigo y yo cubriré tu retirada.
No iba a prohibirle entrar en esa guerra, ella había decidido adentrarse en ella, y la verdad tenia tantos frentes abiertos que la necesitaba.
-Yo también tengo algo que decir, tengo un nuevo frente abierto, pero no quiero que te preocupes..lucharemos porque somos Balck y los Black no nos rendimos.
Reí cuando descubrí que no sabia nadar, cuando su cuerpo se cogía al mio como si el agua la pudiera matar y hasta que no se dio cuenta de que eso era imposible su cuerpo fue incapaz de relajarse.
Risa de ambos que se perdían en un juego, aquel día no era como tenia planeado, era mejor, pues por fin de algún modo nos habíamos encontrado.
Nadamos , bueno, nadé. Ella era la remola que orillada a mi cuerpo se dejo llevar confiada.
Pronto alcanzamos la espumosa cascada, nuestros cuerpos bañados por sus incesantes aguas y tras ella, la luz mortecina de la luna que ya apenas se reflejaba al adentrarnos en una gruta profunda que nos protegería del temido sol que nos mataba.
Se deshizo de la ropa ante mi atenta mirada, ojos que centellearon como el fuego, era difícil no desear lo que tenia frente a mi, era una niña encerrada en el cuerpo de una preciosa mujer, así que aparté mi mirada turbia.
No tenia frio, estaba muerto, pero si ganas de compartir esa noche distinta con ella.
Apoyé la espalda en las rocas, acomodándome en ellas, fue entonces cuando Hania aseguró que tenia que hablar conmigo. La busque con la mirada roja, eso sonaba mal, a que algo me escondía, algo guardaba para ella y aun con el gesto tensó tiré de su mano para orillarla contra mi piel.
Dedos que se deslizaron como las manecillas de un reloj de forma lenta.
-Habla -imploré sin destensar mi cuerpo.
Trataba de contener a mi bestia tal y como hablaba, me había desobedecido, sabia que estaba estudiando al consejo, la había visto leer sobre cada miembro que lo conformaba.
Algo que me gustaba para derrotar al enemigo, había que conocer los puntos débiles de este, pero que se había puesto en contacto con el nuevo ya me parecía excesivo.
Me pedía que confiara en ella pero ¿como hacerlo cuando había hecho lo que había querido sin consultármelo?
Rugí malhumorado, dedos que se detuvieron y se hundieron en su piel. Mi respiración ajetreada marcaba el incesante tictac del reloj que sacaba a la bestia de su prisión.
Creé los ojos, tenia que apresarla, o el final de aquella noche seria catastrófico.
-Te ves capaz de lidiar con ellos y yo no es que no crea en tus capacidades, es solo que tengo miedo, miedo de que te quiebren, son expertos en manejar a la gente y contigo pueden hacerlo.
Te aseguro que nada de lo que te digan será cierto o si lo es, solo serán medias verdades para obtener tu favor, alejarte de mi y que me odies como el monstruo que soy.
Quieren darme la ultima estocada y esa solo la pueden dar en mi corazón.
Tu Hania eres mi corazón, así que ve, pero no dejes que me destruyan.
Ilhan irá contigo y yo cubriré tu retirada.
No iba a prohibirle entrar en esa guerra, ella había decidido adentrarse en ella, y la verdad tenia tantos frentes abiertos que la necesitaba.
-Yo también tengo algo que decir, tengo un nuevo frente abierto, pero no quiero que te preocupes..lucharemos porque somos Balck y los Black no nos rendimos.
Assur Black**- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 296
Fecha de inscripción : 01/09/2016
Re: Rompenieves. {Priv.}
Notó la presión de los dedos de Assur clavándose en su piel, pero no se movió ni un ápice; necesitaba esa cercanía que tanto había echado de menos. Continuó hablando y el hijo de Caín le confesó que no es que no la viera capaz, es que el problema es que si la dañaban él se rompería en pedazos. "Tú eres mi corazón". Quizás lo intuyese desde hacía tiempo, desde que le regaló el rubí que llevaba colgado siempre, desde que se puso como un basilisco cuando pensó que Uryan la estaba acechando de forma inadecuada. Pero sus palabras fueron la confirmación.
Se abrazó más fuerte a él como respuesta. No era experta en relaciones, ni entendñia muchas cosas de la vida y de la gente, pero su alma entendía de amor porque estaba hecha de ese material.
— Cuando amas te expones a sufrir, por eso debes estar seguro de que ese amor es tan grande que si todo falla, aún así haya merecido la pena. No me cansaré nunca de decirlo: aunque tenga que aguantar mil dolores, siempre me alegraré de haber estado en tu vida. Y si he conseguido que seas un poco más feliz, entonces estaré encantada de irme con la parca si algún día viene a buscarme al amanecer. — se cambió de postura y se acomodó entre sus piernas apoyando la espalda en su pecho y encogiendo las rodillas hacia ella.— Me da igual lo que hagan, lo que digan de ti. Aunque me digan que has matado a un orfanato entero...me da igual. No odio a quien me hizo lo que soy...antes no lo entendía, pero ahora sí. Gracias a él ahora te tengo conmigo, tengo mi propio sol. No me importa cómo es Assur Black con el resto del mundo, me importa cómo es conmigo, y todo lo que veo es a alguien que está haciendo un gran esfuerzo por comprenderme, por adaptarse a esta nueva situación, cuando lo más sencillo sería acabar con todo. Iré y seguro que sacaré algo en claro. Estoy cansada de no ser más que una cría inútil, un adorno bonito. Yo no sé luchar, ni siquiera soy capaz de matar a un delincuente!! pero siento que esto puedo hacerlo.
Escuchó a Assur cuando le contó lo del ataque de la loba. ¿Había estado a punto de morir y Sun y él se lo habían ocultado? Hum. Había escuchado la preocupación en la mente de Sun, pero no pensaba que fuera tan grave.
— ¿Lo ves? tu también me guardas secretos, porque crees que es mejor que no me salpiquen...¿no ves que ya estoy empapada? estoy dentro de tu partida de ajedrez, no creas que seré un mero peón, el Rey tiene su Torre en este tablero, que soy yo, y aunque no sé mucho del juego es la Reina la que suele hacer el jaque mate.
Aquella extraña "familia" tendría que empezar a llevarase mejor, a hablar u poco más y a apoyarse porque de lo contrario los enemigos iban a encontrar un montón de huecos por donde colarse.
Se abrazó más fuerte a él como respuesta. No era experta en relaciones, ni entendñia muchas cosas de la vida y de la gente, pero su alma entendía de amor porque estaba hecha de ese material.
— Cuando amas te expones a sufrir, por eso debes estar seguro de que ese amor es tan grande que si todo falla, aún así haya merecido la pena. No me cansaré nunca de decirlo: aunque tenga que aguantar mil dolores, siempre me alegraré de haber estado en tu vida. Y si he conseguido que seas un poco más feliz, entonces estaré encantada de irme con la parca si algún día viene a buscarme al amanecer. — se cambió de postura y se acomodó entre sus piernas apoyando la espalda en su pecho y encogiendo las rodillas hacia ella.— Me da igual lo que hagan, lo que digan de ti. Aunque me digan que has matado a un orfanato entero...me da igual. No odio a quien me hizo lo que soy...antes no lo entendía, pero ahora sí. Gracias a él ahora te tengo conmigo, tengo mi propio sol. No me importa cómo es Assur Black con el resto del mundo, me importa cómo es conmigo, y todo lo que veo es a alguien que está haciendo un gran esfuerzo por comprenderme, por adaptarse a esta nueva situación, cuando lo más sencillo sería acabar con todo. Iré y seguro que sacaré algo en claro. Estoy cansada de no ser más que una cría inútil, un adorno bonito. Yo no sé luchar, ni siquiera soy capaz de matar a un delincuente!! pero siento que esto puedo hacerlo.
Escuchó a Assur cuando le contó lo del ataque de la loba. ¿Había estado a punto de morir y Sun y él se lo habían ocultado? Hum. Había escuchado la preocupación en la mente de Sun, pero no pensaba que fuera tan grave.
— ¿Lo ves? tu también me guardas secretos, porque crees que es mejor que no me salpiquen...¿no ves que ya estoy empapada? estoy dentro de tu partida de ajedrez, no creas que seré un mero peón, el Rey tiene su Torre en este tablero, que soy yo, y aunque no sé mucho del juego es la Reina la que suele hacer el jaque mate.
Aquella extraña "familia" tendría que empezar a llevarase mejor, a hablar u poco más y a apoyarse porque de lo contrario los enemigos iban a encontrar un montón de huecos por donde colarse.
Hania Doe- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 255
Fecha de inscripción : 11/02/2017
Localización : perdida entre las nieblas de su mente
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Rompenieves. {Priv.}
Hacia demasiado tiempo que no estábamos así, mis dedos recorrían su piel desnuda, nada fuera del decoro que sabia la incomodaría. Eran mas bien tibias caricias donde de algún modo esperaba que entendiera que aunque era cierto que habíamos estado algo alejados por vanas discusiones que no habían merecido la pena, todas ellas fueron por protegerla, yo no podía soportar la idea de perderla y aunque ella si era lo suficientemente noble como para compartir mi cariño con otra mujer, yo nunca supe compartir, era egoísta, inexperto en relaciones y creo que eso me hacia peor persona de lo que a simple vista ya era, pero ¿que puedes pedirle a un monstruo que todo lo hiere, que todo lo quiebra?
La escuché hablar de lo inmenso que era su amor, algo que no dudé ni por un segundo, si alguien me había demostrado eso era ella.
-Ese es el problema Hania que llenas tanto mi vida sin saberlo que la idea de perderte, de que te alejes de ella me causa un vació que ahora no se como llenar.
Se que no siempre nos entendemos, que somos el día y la noche, tu brillas y yo soy oscuridad, temo que un día abras los ojos y maldigas el día que te encontré en las alcantarillas.
Sabia que el consejo le comería la cabeza, le contrariar verdades a medias, o incluso verdades completas, pues yo nunca fui exactamente como sus ojos me veían, mi vida inmortal estaba llena de atrocidades de las que no me arrepentía, mas que seguramente haría que me viera de un modo bien distinto al que ahora lo hacia.
-No eres un adorno, ni una inútil, aunque ojala y para mi tranquilidad, lo fueras -bromee entre risas.
Su cuerpo se pegó mas al mio, un abrazo que ella necesitaba y quizás yo también aunque su cuerpo desnudo tampoco es que me pusiera fáciles las cosas, ella era asexual pero yo no.
Pronto toqué ese tema que me preocupaba, no porque no pensara vengarme de esa maldita loba que me había debilitado en exceso, si no porque la idea de añadir un nuevo enemigo a la lista hacia que esto cada vez se complicara mas. Estaba acostumbrado a cuidar de mi, ahora tenia también que protegerlas a ellas y aunque Hania decía que ella era la torre, que daría su vida por proteger al rey no entendía como ella no era capaz de ver mas allá de lo que su ingenuidad mostraba.
-Hania, eso es lo que no entiendes, no quiero que seas la torre, ni Sun la reina, no quiero que luchéis en esta partida. Si alguna de vosotras cae, lo haré con ella ¿entiendes?
Estaba desesperado porgue viera un atisbo de esos sentimientos fuertes que era incapaz de expresar, que por un momento se metiera en mi maldita piel y comprendiera que nada de lo que hacia era por su mal, la mantenía lejos del peligro aunque ella se empeñara en abocarse de cabeza a la boca del lobo.
No pensaba que fuera débil, pero si mi debilidad ¿tan difícil era comprenderlo?
Ladeé la cabeza para darle acceso a mi sangre, esperaba que eso la ayudara a entender lo que mis labios silenciaban.
La escuché hablar de lo inmenso que era su amor, algo que no dudé ni por un segundo, si alguien me había demostrado eso era ella.
-Ese es el problema Hania que llenas tanto mi vida sin saberlo que la idea de perderte, de que te alejes de ella me causa un vació que ahora no se como llenar.
Se que no siempre nos entendemos, que somos el día y la noche, tu brillas y yo soy oscuridad, temo que un día abras los ojos y maldigas el día que te encontré en las alcantarillas.
Sabia que el consejo le comería la cabeza, le contrariar verdades a medias, o incluso verdades completas, pues yo nunca fui exactamente como sus ojos me veían, mi vida inmortal estaba llena de atrocidades de las que no me arrepentía, mas que seguramente haría que me viera de un modo bien distinto al que ahora lo hacia.
-No eres un adorno, ni una inútil, aunque ojala y para mi tranquilidad, lo fueras -bromee entre risas.
Su cuerpo se pegó mas al mio, un abrazo que ella necesitaba y quizás yo también aunque su cuerpo desnudo tampoco es que me pusiera fáciles las cosas, ella era asexual pero yo no.
Pronto toqué ese tema que me preocupaba, no porque no pensara vengarme de esa maldita loba que me había debilitado en exceso, si no porque la idea de añadir un nuevo enemigo a la lista hacia que esto cada vez se complicara mas. Estaba acostumbrado a cuidar de mi, ahora tenia también que protegerlas a ellas y aunque Hania decía que ella era la torre, que daría su vida por proteger al rey no entendía como ella no era capaz de ver mas allá de lo que su ingenuidad mostraba.
-Hania, eso es lo que no entiendes, no quiero que seas la torre, ni Sun la reina, no quiero que luchéis en esta partida. Si alguna de vosotras cae, lo haré con ella ¿entiendes?
Estaba desesperado porgue viera un atisbo de esos sentimientos fuertes que era incapaz de expresar, que por un momento se metiera en mi maldita piel y comprendiera que nada de lo que hacia era por su mal, la mantenía lejos del peligro aunque ella se empeñara en abocarse de cabeza a la boca del lobo.
No pensaba que fuera débil, pero si mi debilidad ¿tan difícil era comprenderlo?
Ladeé la cabeza para darle acceso a mi sangre, esperaba que eso la ayudara a entender lo que mis labios silenciaban.
Assur Black**- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 296
Fecha de inscripción : 01/09/2016
Re: Rompenieves. {Priv.}
Sus palabras eran perfectamente entendibles, de hecho, lo entendía más de lo que él creía. Pero al final todo se reducía al miedo, miedo a perder. Esa era la parte que Hania no contemplaba porque en su forma de pensar, haber amado y haber sido amada era lo importante, no cuánto durase. Si podía ser mucho, pues mejor, si podía ser infinito, mejor que mejor. Pero si se acababa pronto...pues tampoco era el fin del mundo, porque había almas que dejaban la vida sin conocer siquiera lo que era ese sentimiento. Ella no lo había conocido hasta que cogió su mano en la alcantarilla, y sólo por eso, podía morirse en paz.
¿Y si perdía a Assur? pues evidentemente no quería perderlo, así que luchaba de la misma forma que él, contra el destino, contra cada piedra en el camino, porque ella no era un jarrón Ming al que Assur podía admirar y proteger por si se rompía. Ella tembién tenía sentimientos y necesitaba desarrollarlos, como él.
Cuando lo vio estirar el cuello se quedó estupefacta. ¿Qué pretendía? si lo mordía quizás entrara en locura máxima, como la primera vez que lo probó. La segunda estaba tan débil por su propio mordisco que apenas le dio reacción, pero ahora estaba bien, podrían pasar mil cosas.
— Assur no creo que sea buena idea... ¿y si me descontrolo?— ante el gesto tenso del cainita se apresuró a obedecer. Se acercó despacio y posó los labios contra su vena, su piel estaba salada del baño y despertó todos sus instintos depredadores. Entreabrió la boca apoyando los colmillos en su piel, sus ojos se pintaron en un halo rojo alrededor del iris y finalmente hundió los colmillos saboreando esa sangre densa, milenaria, cargada de tantos recuerdos que dolía el mero hecho de sentirlos. En su mente se descargaron infinidad de cosas, a una velocidad de vértigo tal, que no podía procesarlas todas. El mareo dio paso a una sensación de bienestar infinito, seguida de un ardor por todo el cuerpo que le puso la carne de gallina y la hizo estremecer, era el placer casi orgásmico que le producía alimentarse de una sangre así.
Su cabeza necesitaba reposar todo lo que había visto y sentido y la obligó a parar dejándola completamente laxa, a punto de perder la consciencia. Se dejó caer sobre el hombro de Assur, con los labios llenos de su sangre aún, viendo pero sin ver nada, reproduciendo todos esos recuerdos como si fuera una película ante sus ojos, pero estaba sólo en su cabeza.
Las cosas no podía quedarse así, no era justo, ya habían hablado y estaba casi todo entendido y arreglado, pero seguía habiendo una parte que no sabían expresar, que no podían comunicarla porque sus palabras eran torpes. Quería que Assur también la entendiera del todo, no más dudas, no más desconfianza. Estiró su cuello apartándose el largo cabello dorado, ofreciéndoselo para que hiciera lo mismo que ella.
¿Y si perdía a Assur? pues evidentemente no quería perderlo, así que luchaba de la misma forma que él, contra el destino, contra cada piedra en el camino, porque ella no era un jarrón Ming al que Assur podía admirar y proteger por si se rompía. Ella tembién tenía sentimientos y necesitaba desarrollarlos, como él.
Cuando lo vio estirar el cuello se quedó estupefacta. ¿Qué pretendía? si lo mordía quizás entrara en locura máxima, como la primera vez que lo probó. La segunda estaba tan débil por su propio mordisco que apenas le dio reacción, pero ahora estaba bien, podrían pasar mil cosas.
— Assur no creo que sea buena idea... ¿y si me descontrolo?— ante el gesto tenso del cainita se apresuró a obedecer. Se acercó despacio y posó los labios contra su vena, su piel estaba salada del baño y despertó todos sus instintos depredadores. Entreabrió la boca apoyando los colmillos en su piel, sus ojos se pintaron en un halo rojo alrededor del iris y finalmente hundió los colmillos saboreando esa sangre densa, milenaria, cargada de tantos recuerdos que dolía el mero hecho de sentirlos. En su mente se descargaron infinidad de cosas, a una velocidad de vértigo tal, que no podía procesarlas todas. El mareo dio paso a una sensación de bienestar infinito, seguida de un ardor por todo el cuerpo que le puso la carne de gallina y la hizo estremecer, era el placer casi orgásmico que le producía alimentarse de una sangre así.
Su cabeza necesitaba reposar todo lo que había visto y sentido y la obligó a parar dejándola completamente laxa, a punto de perder la consciencia. Se dejó caer sobre el hombro de Assur, con los labios llenos de su sangre aún, viendo pero sin ver nada, reproduciendo todos esos recuerdos como si fuera una película ante sus ojos, pero estaba sólo en su cabeza.
Las cosas no podía quedarse así, no era justo, ya habían hablado y estaba casi todo entendido y arreglado, pero seguía habiendo una parte que no sabían expresar, que no podían comunicarla porque sus palabras eran torpes. Quería que Assur también la entendiera del todo, no más dudas, no más desconfianza. Estiró su cuello apartándose el largo cabello dorado, ofreciéndoselo para que hiciera lo mismo que ella.
Hania Doe- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 255
Fecha de inscripción : 11/02/2017
Localización : perdida entre las nieblas de su mente
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Rompenieves. {Priv.}
Hania no parecía segura de alimentarse de mi, pensaba que podría descontrolarse y la verdad, no me importaba en absoluto si lo hacia.
La unión de dos cainitas mas profunda era obtenida mediante este acto, que tenia muchas implicaciones, demasiadas y hoy quería que esta cercanía que habíamos empezado, este entendimiento, esta conversación complicada entre nosotros que nunca nos habíamos permitido tener, terminara siendo completamente sincera, nada podía ocultar cuando mi vitae hablaba por mi.
Su boca contra mi cuello, sus manos aferrando mi nuca y pronto sentí el afilado pero excitante pinchazo de sus colmillos hundiéndose en mi piel. Dejé escapar el aire lento cerrando los ojos, orillando mas su cuerpo contra el mio mientras este se sacudía en un sinfín de sensaciones, muchas explicados por mi mismo, otras que no sabia bien como decir con palabras.
Sentía su sangre hervir bajo el contacto de mis dedos, esa placentera sensación que ahora atenazaba su cuerpo y así, poco a poco fue relajando el mordisco cayendo suavemente en mis brazos para hundir sus azules en los míos mirándonos fijamente.
Su boca manchada de carmesí no pronuncio palabra, ¡para que? Sobraban. El gesto implícito de ladear su cuello dejan dolo al descubierto, me tocaba a mi.
Me relamí los labios netas de posarlos sobre su salado cuello, hundí mis colmillos sin miramientos en su yugular, sor viendo a tirones la sangre ajena mezclada con la propia, la sensación era frenética, visiones frente a mis ojos, cartas al otro, juegos con los lobos, como me miraba, lo que yo para ella significaba y ese amor infinito que su bondad pura y no mancillada por ser un ser oscuro representaba.
Aflojé el agarré jadeando, me relamí las gotas que quedaban en mis labios antes de ladear la sonrisa.
-Eres un ser peculiar señorita Hania Black
Mis dedos se deslizaron por su cintura empujándola hacia el suelo, los primeros rayos del alba entraban por la boca de la gruta, claro que allí donde nosotros estábamos reinaba la oscuridad mas absoluta.
Rodeé su cintura con mi brazo, su pelo dorado se enredaba con mi barba. Espalda contra pecho, mis ojos poco a poco se fueron cerrando.
Para nosotros la noche acababa y empezaba el día.
-Se que no me traicionaras -susurré finalmente antes de sumirme en un profundo sueño esta vez acompañado por la chiquilla que hace ya algún tiempo saqué de las alcantarillas y hoy significaba junto a Sun, uno de los pilares de mi vida.
La unión de dos cainitas mas profunda era obtenida mediante este acto, que tenia muchas implicaciones, demasiadas y hoy quería que esta cercanía que habíamos empezado, este entendimiento, esta conversación complicada entre nosotros que nunca nos habíamos permitido tener, terminara siendo completamente sincera, nada podía ocultar cuando mi vitae hablaba por mi.
Su boca contra mi cuello, sus manos aferrando mi nuca y pronto sentí el afilado pero excitante pinchazo de sus colmillos hundiéndose en mi piel. Dejé escapar el aire lento cerrando los ojos, orillando mas su cuerpo contra el mio mientras este se sacudía en un sinfín de sensaciones, muchas explicados por mi mismo, otras que no sabia bien como decir con palabras.
Sentía su sangre hervir bajo el contacto de mis dedos, esa placentera sensación que ahora atenazaba su cuerpo y así, poco a poco fue relajando el mordisco cayendo suavemente en mis brazos para hundir sus azules en los míos mirándonos fijamente.
Su boca manchada de carmesí no pronuncio palabra, ¡para que? Sobraban. El gesto implícito de ladear su cuello dejan dolo al descubierto, me tocaba a mi.
Me relamí los labios netas de posarlos sobre su salado cuello, hundí mis colmillos sin miramientos en su yugular, sor viendo a tirones la sangre ajena mezclada con la propia, la sensación era frenética, visiones frente a mis ojos, cartas al otro, juegos con los lobos, como me miraba, lo que yo para ella significaba y ese amor infinito que su bondad pura y no mancillada por ser un ser oscuro representaba.
Aflojé el agarré jadeando, me relamí las gotas que quedaban en mis labios antes de ladear la sonrisa.
-Eres un ser peculiar señorita Hania Black
Mis dedos se deslizaron por su cintura empujándola hacia el suelo, los primeros rayos del alba entraban por la boca de la gruta, claro que allí donde nosotros estábamos reinaba la oscuridad mas absoluta.
Rodeé su cintura con mi brazo, su pelo dorado se enredaba con mi barba. Espalda contra pecho, mis ojos poco a poco se fueron cerrando.
Para nosotros la noche acababa y empezaba el día.
-Se que no me traicionaras -susurré finalmente antes de sumirme en un profundo sueño esta vez acompañado por la chiquilla que hace ya algún tiempo saqué de las alcantarillas y hoy significaba junto a Sun, uno de los pilares de mi vida.
Assur Black**- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 296
Fecha de inscripción : 01/09/2016
Re: Rompenieves. {Priv.}
Unas noches después...cuando Assur abandonó la habitación principal de la mansión.
——————————————— ~oOo~ ———————————————
Assur no se dio cuenta cuando entró que Hania estaba en la sala de la chimenea. A veces se quedaba sentada en el suelo, en silencio y en mitad de la oscuridad, simplemente dejando volar la mente, escuchando los sonidos del mundo y los murmullos de la humanidad. Esa era una de esas noches. Había escuchado toda la conversación entre Sunshine y Assur, las razones por las que su mentor casi muere, las razones por las que Sun lo había salvado de ese destino, las razones por las que Assur había abandonado el lecho dirigiéndose al salón.
Era un cabezota. Pero el Sol podía ser lo que quisiera, era el astro rey, y había que quererlo así, cuando iluminaba y cuando quemaba arrasando a su paso. Estiró los dedos de los pies sobre la alfombra, ya que iba descalza y sólo con el camisón, no pensaba salir esa noche. Se levantó en la oscuridad tan sólo interrupida por la danza de las llamas de la chimenea y se acercó a Assur, abrazándolo desde atrás, posando su mejilla contra la espalda del vampiro. No necesitaban hablar sobre lo que ella sabía o había escuchado, estaba claro que lo sabía todo y por otro lado se había sentido mal al saber que para Assur suponía un obstáculo, ya que no tenía relación con la mujer por la que estaba empeñando el corazón. Tendría que hacer algo al respecto, pero no sabía qué. Despegó los labios para entonar una cancioncilla de cuna que a veces escuchaba en la enfermeria cuando algún huérfano no podía dormir, posiblemente por alguna affección grave que acabaría en muerte, pues no contaban con mucho más que buena voluntad y oraciones para curar los males del cuerpos. El orfanato era un centro de caridad y no tenían apenas recursos. Si esa melodía conseguía consolar a un niño perdido y asustado, quizás lo consiguiera también con un vampiro perdido y asustado.
When I was young
And scared of the world
My mother would sing me a song
A tune that I keep in a sacred place
Because I know that my life won't be long
It tells of the place where you go
When your time here on earth is through
A beautiful place we call heaven
Is it true
Please God I pray that it's true
'Cause once this land was heaven on earth
Green hills were all you could see
But now it's soot and steel and brick
So it looks more like hell to me
And each day brings more and more suffering
And each night is silence and fear
And I wake to the sound of your voice
But you're not here
Why aren't you here?
So now I lay me down to sleep
I pray the lord
My soul to keep
Please let me die before I wake
So the lord my soul, can take
Then maybe I'll finally find you
'Midst the beauty of paradise
And you'll sing not of dying
But living
Wouldn't that be nice?
And scared of the world
My mother would sing me a song
A tune that I keep in a sacred place
Because I know that my life won't be long
It tells of the place where you go
When your time here on earth is through
A beautiful place we call heaven
Is it true
Please God I pray that it's true
'Cause once this land was heaven on earth
Green hills were all you could see
But now it's soot and steel and brick
So it looks more like hell to me
And each day brings more and more suffering
And each night is silence and fear
And I wake to the sound of your voice
But you're not here
Why aren't you here?
So now I lay me down to sleep
I pray the lord
My soul to keep
Please let me die before I wake
So the lord my soul, can take
Then maybe I'll finally find you
'Midst the beauty of paradise
And you'll sing not of dying
But living
Wouldn't that be nice?
- Lullaby:
Hania Doe- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 255
Fecha de inscripción : 11/02/2017
Localización : perdida entre las nieblas de su mente
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Rompenieves. {Priv.}
Bajé las escaleras ofuscado por la reciente pelea, todo cuanto me apetecía era beber algo de whisky hasta dormirme sobre ese maldito sofá de la mansión que acababa de comprar.
Gruñí airado, como la misma tempestad que todo lo arrasa con su paso.
No tenia razón, seguramente me había tomado sus palabras de un modo equivocado, pero no necesitaba que después de un “te quiero” que me costaba la vida pronunciar me dijera que iba a ser complicado.
Joder, claro que iba a ser complicado, si yo era una bestia incapaz de amar ¿como no iba a ser difícil de llevar?
Estaba tan airado que al dejarme caer en el sofá no me di ni cuenta que la estancia ya estaba ocupada frente al fuego Hania que posiblemente había escuchado todo lo que había pasado allí arriba.
Ella, mi chiquilla, esa que nunca me fallaba, bueno, a veces hacia de las suyas, pero me quería, eso lo sabia, a su manera, una pura, nada lasciva, ni oscura, solo “amor”.
Negué con la cabeza la sentir como su cuerpo se orillaba al mio, su mejilla recostada sobre mi hombro.
La piel que sobresalía del camisón rozaba la mía que estaba caliente por el veneno.
No hizo comentario alguno, lo que me dejó claro que conocía mi enfrentamiento con la licantropa y posiblemente pensaría en estos momentos que de nuevo la dejaba fuera de un suceso de mi vida.
Cerré los ojos dándome cuenta de lo sumamente mal que estaba haciéndolo todo con ella.
Nunca me sentí tan quebrado, ni tan vulnerable como esa noche que acontecía.
Hania era mi pequeña debilidad, ese ser que todo lo puede, que aun sintiéndose insignificante a mi lado, era mas bien todo lo contrario.
Su voz empezó a sonar triste, desgarradora, una nana que me supo a final, a despedida y a muerte.
Me giré para enfrentarla, era hoy yo quien necesitaba perderme en ella y el silencio no fue roto por mi gesto, solo mi cabeza se hundió en su cuello y su pelo acarició mi barba con suavidad.
Olía a primavera, a amapolas en un verde prado de fresca hierba.
Cerré los ojos dejándome embriagar por su canción tirando de ella para quedar los dos pegados piel con piel en el sofá del comedor.
La crepitante lumbre acunaba nuestros cuerpos dotándolos de unos tonos anaranjados y bellos, estaba tan perdido en esos momentos que nada podría lograr que me encontrara.
Se que callaba demasiadas cosas a la mujer que me consolaba, se que ella se sentía una carga y no podía estar mas equivocada.
Yo era la penitencia de ambas, yo era ese monstruo incapaz de darles libertad porque de hacerlo ¿quien permanecería al lado de una bestia sádica?
When the days are cold
And the cards all fold
And the saints we see
Are all made of gold
When your dreams all fail
And the ones we hail
Are the worst of all
And the blood’s run stale
I want to hide the truth
I want to shelter you
But with the beast inside
There’s nowhere we can hide
No matter what we breed
We still are made of greed
This is my kingdom come
This is my kingdom come
When you feel my heat
Look into my eyes
It’s where my demons hide
It’s where my demons hide
Don’t get too close
It’s dark inside
It’s where my demons hide
It’s where my demons hide
At the curtain’s call
It’s the last of all
When the lights fade out
All the sinners crawl
So they dug your grave
And the masquerade
Will come calling out
At the mess you made
Don’t want to let you down
But I am hell bound
Though this is all for you
Don’t want to hide the truth
No matter what we breed
We still are made of greed
This is my kingdom come
This is my kingdom come
When you feel my heat
Look into my eyes
It’s where my demons hide
It’s where my demons hide
Don’t get too close
It’s dark inside
It’s where my demons hide
It’s where my demons hide
They say it's what you make
I say it's up to fate
It's woven in my soul
I need to let you go
Your eyes, they shine so bright
I want to save that light
I can't escape this now
Unless you show me how
When you feel my heat
Look into my eyes
It’s where my demons hide
It’s where my demons hide
Don’t get too close
It’s dark inside
It’s where my demons hide
It’s where my demons hide
Gruñí airado, como la misma tempestad que todo lo arrasa con su paso.
No tenia razón, seguramente me había tomado sus palabras de un modo equivocado, pero no necesitaba que después de un “te quiero” que me costaba la vida pronunciar me dijera que iba a ser complicado.
Joder, claro que iba a ser complicado, si yo era una bestia incapaz de amar ¿como no iba a ser difícil de llevar?
Estaba tan airado que al dejarme caer en el sofá no me di ni cuenta que la estancia ya estaba ocupada frente al fuego Hania que posiblemente había escuchado todo lo que había pasado allí arriba.
Ella, mi chiquilla, esa que nunca me fallaba, bueno, a veces hacia de las suyas, pero me quería, eso lo sabia, a su manera, una pura, nada lasciva, ni oscura, solo “amor”.
Negué con la cabeza la sentir como su cuerpo se orillaba al mio, su mejilla recostada sobre mi hombro.
La piel que sobresalía del camisón rozaba la mía que estaba caliente por el veneno.
No hizo comentario alguno, lo que me dejó claro que conocía mi enfrentamiento con la licantropa y posiblemente pensaría en estos momentos que de nuevo la dejaba fuera de un suceso de mi vida.
Cerré los ojos dándome cuenta de lo sumamente mal que estaba haciéndolo todo con ella.
Nunca me sentí tan quebrado, ni tan vulnerable como esa noche que acontecía.
Hania era mi pequeña debilidad, ese ser que todo lo puede, que aun sintiéndose insignificante a mi lado, era mas bien todo lo contrario.
Su voz empezó a sonar triste, desgarradora, una nana que me supo a final, a despedida y a muerte.
Me giré para enfrentarla, era hoy yo quien necesitaba perderme en ella y el silencio no fue roto por mi gesto, solo mi cabeza se hundió en su cuello y su pelo acarició mi barba con suavidad.
Olía a primavera, a amapolas en un verde prado de fresca hierba.
Cerré los ojos dejándome embriagar por su canción tirando de ella para quedar los dos pegados piel con piel en el sofá del comedor.
La crepitante lumbre acunaba nuestros cuerpos dotándolos de unos tonos anaranjados y bellos, estaba tan perdido en esos momentos que nada podría lograr que me encontrara.
Se que callaba demasiadas cosas a la mujer que me consolaba, se que ella se sentía una carga y no podía estar mas equivocada.
Yo era la penitencia de ambas, yo era ese monstruo incapaz de darles libertad porque de hacerlo ¿quien permanecería al lado de una bestia sádica?
When the days are cold
And the cards all fold
And the saints we see
Are all made of gold
When your dreams all fail
And the ones we hail
Are the worst of all
And the blood’s run stale
I want to hide the truth
I want to shelter you
But with the beast inside
There’s nowhere we can hide
No matter what we breed
We still are made of greed
This is my kingdom come
This is my kingdom come
When you feel my heat
Look into my eyes
It’s where my demons hide
It’s where my demons hide
Don’t get too close
It’s dark inside
It’s where my demons hide
It’s where my demons hide
At the curtain’s call
It’s the last of all
When the lights fade out
All the sinners crawl
So they dug your grave
And the masquerade
Will come calling out
At the mess you made
Don’t want to let you down
But I am hell bound
Though this is all for you
Don’t want to hide the truth
No matter what we breed
We still are made of greed
This is my kingdom come
This is my kingdom come
When you feel my heat
Look into my eyes
It’s where my demons hide
It’s where my demons hide
Don’t get too close
It’s dark inside
It’s where my demons hide
It’s where my demons hide
They say it's what you make
I say it's up to fate
It's woven in my soul
I need to let you go
Your eyes, they shine so bright
I want to save that light
I can't escape this now
Unless you show me how
When you feel my heat
Look into my eyes
It’s where my demons hide
It’s where my demons hide
Don’t get too close
It’s dark inside
It’s where my demons hide
It’s where my demons hide
Assur Black**- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 296
Fecha de inscripción : 01/09/2016
Página 1 de 2. • 1, 2
Temas similares
» [Priv]Un cambio inesperado [Priv][Noah]
» La Mitad de Ti | Priv.
» Encuentros [Priv]
» Noe it's a Eon (Priv)
» The Best way is alone [priv]
» La Mitad de Ti | Priv.
» Encuentros [Priv]
» Noe it's a Eon (Priv)
» The Best way is alone [priv]
Página 1 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour