Crueles intenciones

por **Lilia D'Aramitz** Sáb Mayo 13, 2017 6:56 pm

La cosa estaba así. No se cual de las estúpidas perras de mi familia había contactado con él y yo había terminado en su lugar para tratar su “asuntito” llamado “Max” mmmm, que va, sabia perfectamente porque me habían enviado a mi a ver a otro de los Mirković y era porque yo había conocido y trabajado con su hermano mayor durante unos buenos cinco meses hacia algo asi de unos nueve meses o algo asi. Isak quería información y yo claramente podía ofrecérsela, era mi especialidad. El punto malo era que estaba sucediendo algo entre ambos que se nos estaba saliendo de las manos. Mas claramente a el se le salía del pantalón y a mi se me abrían las piernas.

Admito que no era el mas educado y cariñoso amante que había tenido pero nos entendíamos muy bien ya que compartíamos muchas cosas en común, es decir. El era manipulador y claro esta que yo también, el era como un zorro astuto y por supuesto por algo me dicen que de ser cambiante seria una ZORRA como mu padre por lo astuta que soy… y otras cosas; antipático y egotista y dios, parece que nos habían cortado con el mismo patrón solo que a mi me habían dado un par de lindos senos y a el una gran y jugosa…

-AAHhhhhh –cerre los ojos regresando a la realidad en la que estaba semi desnuda en la cama del hotel en el que Isak se hospedaba, por fin un hotel desente y uno una de esas posadas apestaosas con olor a —¿Me deseas aquí? —Pregunto moviendo su dedo entre mis piernas —Sí —afirme con la cabeza —Mi dulce cariño —Las palabras resonaron en mi oído como una sustancia inflamable, pues el no solia ser tan cariñoso, mientras él me subia por completo la falda y se deleistaba mirando mis piernas envueltas en las medias de seda —¿Aquí? —Contuve el aliento y le me sujetó el antebrazo con una mano, Isak emitió un gruñido mientras me observaba intentar comprender las sensaciones que me atravesaban —Creo que quieres mucho más —dijo con voz áspera. Comenzó a mover los dedos en mi interior al tiempo que cerraba los labios sobre un pezón.

Y bueno, la cosa es que siempre que le traía algo o el pedía verme terminábamos asi y sabia a la perfección que esto era un camino peligroso lleno de espinas, demasiado dulce y sensual pero a fin y al cabo algo me decía que acabaríamos muy mal aunque nos entendiéramos tan bien en la cama.

por **Lilia D'Aramitz** Dom Jul 09, 2017 10:16 pm

La dulce melodía de las notas se escuchan desde el gran salón. Las sabanas de seda son lo único que cubren mi cuerpo, y en los lugares adecuados. Las medias, los holanes y telas se encuentran regados por el piso mientras que mi amante en turno yace recostado a mi lado con los ojos abiertos, demasiado quieto a comparación de hace unos minutos atrás. Mis dedos recorren su pecho como si fueran dos pequeños pies que caminan al encuentro de un agujero el cual es el objetivo, mas bien hasta su boca. Pero señor Mirkovic Susurro en pecaminoso sarcasmo en acto cuando toco la piel que comienza a ponerse tibia Dejara su honor caer en picada cuando se enteren que no le aguanto ni un solo “duelo” a esta mujer Si, me mofo alzando el dedo de en medio bajándolo como un miembro viril que se vuelve flácido. Sonrió antes de ponerme en cuatro, sobre mi actual amante, el señor Mirkovic, un cazador por el que tengo un pequeño destello de obcesion. Deposito un casto beso en los labios de aquel que me dio tan buena diversión.

Me deslizo frotando piel contra piel, besando sus labios con un mordisco juguetón Debo irme… deslizo los labios por su cuello, bajando hasta su pecho dejando besos, lamidas y uno que otro mordisco antes de alejarme por completo y caminar desnuda dejándole admirar mi cuerpo por complelto antes de partir al circo de rareras a donde pertenezco y vivo, la mansión D'Aramitz,

Y ustedes mías queridos lectores, se preguntaran ¿Quién es esta? fácil y sencillo, soy la mas zorra y fácil –Si no contamos a mi madre, claro está –de las D'Aramitz, somos lo que conocemos como las bastardas y reCogidas, ya que el único heredero legitimo es el primogénito de mis padres, el único hijo de sangre. Que por cierto no lo sabe, ni ellos ni mi querido hermano.

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