Si deseas una arma solo tienes que pedir

por **Gweneth D'Aramitz** Sáb Mayo 20, 2017 6:36 pm

Torcí la boca mirando el recipiente dubitativa pensando si con esa cantidad era suficiente. Me incorpore rascándome la cabeza alborotando aun mas el chongo que me recogía los cabellos, me talle el ojo derecho olvidándome del maquillaje dejándome el contorno aparentando un mapache, me acomode los lentes y vertí

Demitiltriptamina

Según mis cálculos para obtener un alucinógeno imperceptible, podía mascarlo con ammmm… gire en torno a la mesa mirándole como ello me ofreciera de la nada la respuesta, tomo solo unos segundos determinar cual era mi mejor opción, pues no debía actuar lo suficientemente rápido y debía permanecer lo mas incoloro e inodoro para no ser percibido o al menos al tomarse permanecer casi imperceptible.

Pentotal sódico.

Eso… si lo mezclaba a su ves con un poco de whisky seria perfecto. Realice con sumo cuidado y vertiéndolo en una licorera. Mire el recipiente de vidrio y sonreí pensando en que Lilia se pondría mucho mas que contenta, seguro me traería algo delicioso de comer a recompensa de lo que acababa de crear para ella.

por **Gweneth D'Aramitz** Mar Jun 20, 2017 10:58 pm

Su respiración es tranquila, no le incomoda el frio en la piel desnuda, la visita de algunos insectos, el canto de las aves, tampoco sufre es escozor de los rasguños en la piel, los moretones y luxaciones. Está cansada y duerme. Ya oscureció, permanece recostada en la hierba y las voces comienzan a hablar cada vez con más fuerza ¿Por qué aquí? ¿Por qué ahora?

"Aléjate de él", dicen, "es peligroso", "es oscuro", "es maldad" repiten, no les escucha entre sueños, batiéndose contra ellos. Se revuelve y gira, frunce el ceño y gruñe.

– Cállense –ordena en un balbuceo frugal mientras bate los dedos en el aire, describe algunos garabatos que después, al girar, marca en la tierra, escarbando y escarbando en el césped. Las voces continúan, exclaman, gritan, pero, entre todas ellas, se distingue una más familiar, más cálida, la voz de una madre afectuosa que aconseja en vez de reclamar.

“Perderás el camino” susurra con dulzura, “no puedes caer en la oscura tentación, la oscuridad no es lo que elegiste para ti”.

Aun no despierta, la pesadilla le arrastra. Su rostro muestra congoja y sus dedos tiemblan cubiertos de tierra y tiernas hojitas machacadas. El mensaje en el suelo ya es claramente legible, y es destinado para su acompañante y amante:
VETE

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