Sangrienta paranoia (Raisha)

por **Rolf Kriegsgott** Miér Jun 14, 2017 5:54 pm

Un escalofrió recorría su columna vertebral en el momento que vio que día era en el calendario.

El aniversario de su matrimonio.

Sinceramente, prefería matar a una nido de vampiros o tener una pelea cuerpo a cuerpo contra un hombre lobo y que este le rajara la garganta, cualquier cosa que celebrar el aniversario del que por poco se olvida y obviamente no sabía que hacer esta noche para favorecer el amor entre ambos. Es cierto que solo habían estado dos o tres años juntos, pero para el tiempo que habían estado juntos, le había cogido demasiado cariño y tras saber lo de su secreto, este supo que podía confiar en ella y ella en él para lo que fuera necesario.

Recordaba el primer momento en el que se conocieron. Un incendio. El fuego fue el detonante del principio de sus vidas juntos y desde el momento en que la rescató, supo que su destino iba a estar ligado a ella. Volvieron a encontrarse poco años después y entonces la relación se fortaleció y contrajeron nupcias. Tenían actualmente sus disputas pero no había nada más reconfortante que un buen sexo para reconciliaciones entre pareja y alguna que otra vez, alguno de los dos traía regalos de gratitud hacia el otro, por lo que cayendo en la cuenta, Rolf ahora pensándolo, Raisha tenía un montón de joyas preciosas y algún que otro nuevo vestido además de bonitos accesorios y arte en su estudio de música de la mansión.

Ahora mismo, Rolf, mirando aun el calendario de su despacho estaba pensando que Raisha se iría a la cama tras su noche de caza, por lo que se levantó de la butaca y en efecto, pudo ver gotas carmesí por el pasillo en dirección al baño de su habitación compartida con Raisha – Tsk… - Rolf chisto un poco aunque no lo limpiara él mismo y fue en puntillas hasta la habitación para buscar un camisón para Raisha en el que ella pudiera dormir aunque la verdad, siempre le gustaba verla desnuda – Raisha ¿eres tú? –Dijo Rolf preguntándose si su esposa estaba al final en el interior de la bañera limpiándose la sangre, pero en cuanto vio un poco en el interior del baño, vio a su esposa bañada literalmente en sangre.

Rolf dejó el camisón encima de la cama y metiéndose las manos en el interior de sus bolsillos entraba en el baño - ¿Dura noche, eh? –Dijo divertido y entonces se remangaba las mangas de la camisa, cogió una esponja y comenzó a limpiar la sangre de la cara de su esposa – Menuda cara tienes…estas seria, ¿te pasa algo?

Y lo próximo que ve es a su esposa mostrándole los colmillos, lanzándose hacia de manera hostil y entonces todo se disipó de su vista.

- ¡AAAAGGAHGH!!! –Rolf se despertaba en mitad de la noche, con el cuerpo perlado de sudor y a su lado estaba su esposa que parecía estar preparándose para irse a dormir. Rolf miró el reloj de pie de la habitación y el sol estaba saliendo por Poniente. El mismo sol estaba saliendo y resplandeciendo a través de la habitación cubierta con densas cortinas oscuras, evitando la entrada de la luz – Lo siento Raish, tuve un mal sueño.

por **Raisha Kriegsgott** Vie Jul 14, 2017 10:29 pm

Había salido durante la noche para dar clases de música a uno de los jóvenes hijos de una de las amistades de Rolf; Raisha volvía de la inspección a su negocio aquel hostal que le gustaba siempre cambiarle la decoración para dar más calidez a las familias, parejas o solitarios que pasaran la noche con miras a que regresen a servirse de su servicio de hospitalidad y buen gusto.

El hambre que tenía luego de su trabajo por la noche en medio de la lección de chelo que tenía programada Raisha, comenzó a atacarle pero con su fuerza de voluntad evitó lo más posible mostrar aquel rostro de doncella demoniaca, se mantuvo serena durante las horas de clase hasta el término de estas, su estudiante siempre buscaba la forma de acercarse más de la cuenta pero el anillo de oro que llevaba en su dedo era la muestra de su eterna fidelidad para con su esposo.

Raisha pensó en él al salir de la casa con su vestido turquesa, imaginó encontrarlo esperándola para cenar aunque ella no lo hiciera, quizás hasta podía pedirle una gota de sangre. Se detuvo ahí sus pensamientos, ella jamás tomaría de él en ningún momento, su hambre la estaba enloqueciendo y antes de llegar a casa tomó un bocado de un vagabundo dejando el cuerpo enterrado en el cementerio. Un desvío de su camino; al dar sepultura al anciano pensó en su tiempo con Rolf, varias preguntas llenaron su cabeza y sus respuestas la entristecían al pensar que algún día él estaría ahí y ella seguiría sola.

De regreso a casa vio a su esposo dormir tranquilamente, culpable se sintió de despertarlo pero un grito agitó las cosas, corrió con velocidad junto a él posando su mano en el pecho calmando a su agitado corazón – Calma, mi amor – Raisha posó su mano de su pecho hasta su vientre sonriendo de manera pacífica – solo ha sido un mal sueño mi amor, pero ¿Qué soñabas, Rolf? Para tenerte así de sudado – secó el sudor de su esposo con parte de su camisola quedan desnuda frente a él – cuéntamelo mi vida así te sentirás mejor – acarició su cuello mirándole

Estaban cerca de su aniversario y ella estaba pensando en darle algo único, su corazón eterno le daría una noche placentera con un cena con ella, un baile y luego un paseo por la playa para terminar en la habitación iluminada por velas. Raisha tenía todo preparado para el

por **Rolf Kriegsgott** Lun Ago 14, 2017 5:53 pm

Rolf miraba a su esposa aun con la sorpresa en su cuerpo. Situandose en la escena de que su esposa vampira estaba preocupado por él, este se dio cuenta de que tenia que decir alguna palabra o algo en concreto - Si, Raisha, estoy bien...es solo que ha sido un sueño bastante extraño, ¿Sabes? - Dijo finalmente con una sonrisa, beso a su esposa en los labios pero luego se acosto boca arriba en su cama - Estaba yo en el escritorio, era de noche o la noche estaba entrando en el paisaje...

Rolf comenzo a relatar el sueño que habia tenido aquella noche - la puerta sonaba como si alguien entrara despues de una larga jornada, y pensando en que a veces estás en el conservatorio o dando clases pues note enseguida que habias entrado tu en casa, que subias hacia el baño algo noctambula, cansada. Te veo en el baño, que el agua esta llenandose en la tina y cuando te veo estás cubierta de sangre de arriba abajo. Cuando te intento ayudar a quitarte la sangre de encima, te me echas encima de manera violenta y como si fueras un ser que no tiene dominio sobre su cuerpo - Rolf acabo su relato pero luego se reincorporo - No quiero que te pongas triste, o te ofendas o algo parecido amor mío. Bien sabes que mis sueños siempre son bastantes raros de vez en cuando.

Rolf escucho ruidos fuera de la habitación de ambos. Rolf miro a su esposa y con un suspiro salio de la cama, beso a su esposa en la frente - Quedate aqui amor mio, seguro que son los perros.... - Y algunas veces era algo bocazas - Joder, que bocazas soy -se rio de si mismo y luego explico a su esposa - Te...había comprado unos cachorros... -termino riendo con nervios en su voz - por nuestro aniversario...no me he podido resistir...Espera ahora vuelvo - Rolf acabo por ponerse algo de ropa de pijama y bajando abajo a la cocina donde estaban los perros escondidos, descubrió que no era lo que pensaba.

Rolf encontro una bestia de gran pelaje dentro de su cocina buscando algo de comer en cierto, sus perros los vio debajo de una mesa en la entrada y con cuidado se acerco a ellos y los mandó hacia arriba. Cuando este vio que los perros se metían en la habitacion de ambos, Rolf con un baston de plata que habia cerca de la chimenea lo tomaba en mano dispuesto a enfrentarse a esa bestia. Tenía que tener cuidado de que no le hiriera o algo parecido. Lo que daría por un mensaje telepático o ser una criatura sobrenatural que pudiera mandar un mensaje de ayuda.

Pero ahí estaba Rolf.

Con arma en mano y esperando a la bestia.

por **Raisha Kriegsgott** Dom Nov 19, 2017 6:54 pm

Escuchaba todo lo que su esposo le contaba, las manos de Raisha acariciaban el pecho y cabeza de Rolf tratando de calmarlo alejando así las pesadillas de sus sueños entre besos y caricias que solo una abnegada esposa podría dar, pero Raisha sabía que el temor de su esposo Rolf no estaba mal infundado, él nunca la había visto alimentarse y siempre supo la verdad de su condición como vampira temiendo siempre ser asesinado y no solo era el temor de Rolf, Raisha también temía ello algunas noches cuando la sed la devoraba pero siempre pudo controlarse. Para ese momento trató de decir algo, pero no pudo el miedo y el dolor de saber la reacción de su amor la atemorizaba y solo pudo sonreír sentada en la cama.

Con la sorpresa del regalo de aniversario, Raisha sonrió en aquel momento cerrando los ojos esperando por el regalo, pero no regresó su esposo, solo los canes que se han metido escondidos bajo la cama. Raisha puso los pies en el suelo para salir, pero una voz que venía del jardín directo a la ventana de su habitación la llamaba como eco hacia su nombre Raisha comprendió que venían por ella. Dejo caer la sabana de seda blanca a sus pies bajando por las escaleras viendo a su esposo, y tras la espalda de Rolf había un lobo acechando oculto para caerle por encima en trampa. Raisha usó su habilidad de visión compartida con Rolf dejándole ver que había dos lobos en la habitación.

Para tarde ser, ella bajó y enfrentó a aquel lobo que la mordió y atacó con sus garras la espalda pero Raisha sonrió y abalanzó contra el lobo cortándole la garganta como una gallina para comer. La sangre del lobo baño completamente a Raisha y miró a su esposo acercándose a él pero viéndose como él había soñado lo dejó congelado y entonces el lobo que estaba en la cocina iba a lanzarse contra él y ella tomo ventaja metiéndose en medio clavando la mano con aquel bastón de plata directo en el corazón del lobo cayendo a los pies de los dos; Raisha miró a su esposo con un rostro dulce – me llevas a tomar un baño, mi amor, dejaré que quites toda la sangre de mi cuerpo – Raisha tomo la mano de el para que la siguiera pero hasta ella temía ser rechazada por estar cubierta de la cabeza a los pies de sangre ajena tal como el sueño de su esposo – aún no te doy mi regalo de aniversario y quiero dártelo ahora, Rolf – subió a la habitación esperando a por el.

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