Buffete a media noche - Libre

por **Azlyn Wicklow** Dom Jul 02, 2017 2:35 pm

Era el momento del día en el que el sol se escondía entre el horizonte, pintando el cielo de rojos y naranjas, junto con azules y morados, dejando un manto de arte por detrás. El ambiente se ponía solitario y frío, pero nada comparado con la hermosa criatura que caminaba entre las calles. Su cabellera roja se encontraba suelta, sus ondulaciones se movían junto con el viento y sus ojos azules resaltaban entre la piel blanca y las pecas que decoraban torpemente su rostro. Su cuerpo se movía delicadamente y danzante entre las telas de su vestido recién confeccionado. La luz de la luna comenzaba a iluminar su rostro y junto con este sus aperlados colmillos que sobresalían de su sonrisa.

Esta era una noche de caza, necesitaba sangre y había pasado un tiempo desde su último sirviente cuyo cuerpo dejó sin vida en la alfombra de su habitación, y no había tenido las ganas necesarias de conseguirse otro, tal vez otro día, aquel momento lo disfrutaría a los viejos tiempos, al igual que cuando todavía vivía en Irlanda.

Sus ojos se encendieron al percibir vidas palpitantes, erizando su vello de la emoción, escondiéndose en la obscuridad de un callejón que apenas y recibía un rayo de luz lunar procedió a atacar y arrastrar a lo más profundo de ese sucio callejón a la persona que luchaba contra su fuerza inhumana, con la fría mano de la irlandesa tapando por completo su boca, impidiéndole gritar por ayuda. El cuerpo poco a poco se desvaneció en el suelo, facilitándole la tarea a la criatura de beber toda la sangre de la joven que se encontraba entre sus brazos.

por **Marius Lemacks** Dom Jul 02, 2017 5:05 pm

Agurios que en vientos cambian de dirección a rumbos desconocidos, desoladas callejas con suciedad que se amontona en cadáveres de ratas putrefactas, el aroma de la muerte se mezcla con el perfume de la vida, cada uno diferente e iguales al final, la tierra tiembla a los pies de los simples mortales que no ven como se parte su amada existencia para dejar una grieta por donde los perros del infierno se arrastran a por ellos. Se consume la vida como una llama pequeña que al mínimo soplido se apagará, es el juego de la cuerda floja y pronto un pequeño hilo conocerá el terror del devorador de almas y huesos.

“Apetitosa”

Percibe un dulce aroma con el giro de las corrientes eólicas, se relame los labios cuando su nariz se encanta con ese néctar que lo envuelve. Se está enloqueciendo al punto de soltar aquella caja con huesos y piel desprendida, regalo para un brujo que es su cliente asiduo y le pide siempre pedidos “especiales”. El sonido de aquella caja y huesos saltando se puede oír y su olfato le lleva a ojos cerrados por los callejones hasta que el mismo aroma lo golpea completamente.

Ahí está la dueña de aquel aroma acompañada de otra que ha fue la causante de tal aroma, retrocede unos pasos ladeando completamente la cabeza hasta que la voz cantarina del ave se esfuma en un último suspiro de vida; mueve sus labios en la misma forma que ella pero no emite palabra alguna solo la sonrisa que se deforma en su rostro, trata de acercarse pero con cautela como un perro acechador, como un carroñero en busca del alimento ajeno, percibe en silencio ese aroma gestando sonidos asquerosos de satisfacción como si fuera un animal, lo es. Mira el cabello de esa mujer, de la otra y se relame los sucios dedos lo que más disfruta es el imaginar oler el cabello de ambas y compararlas antes de arrancárselos, aquella materia prima de donde obtiene los mejores venenos.

Se acerca a la mujer observando aquel cadáver que lo va enloqueciendo por ser tan fresco como...Su gesto cambia al ver el rostro, le repugna ver la fealdad de la mujer.

“No es tan bonita pero tiene buen aroma quizás si pruebo su mano podré ver si su sabor vale la pena o quizás lo pueda mejorar”

Mira a la otra mujer sonriendole con su demencia infernal.

por **Azlyn Wicklow** Dom Jul 02, 2017 6:50 pm

El cuerpo de la víctima era despojado de vida, era parte de una cadena alimentaria que no podía evitarse; si no era ella sería otra persona, pero aquella noche la luna presenciaría la muerte de alguien sin importar que o quien.

Porque el embeleso que sentía en ese momento en el que llamaba a su compañera de tiempo para que se llevara aquel alma, era casi imparable, en ella se formaba un buitre del deseo que pedía más y más, que jamás silenciaba por completo ni siquiera cuando bebía del líquido que le traía vida a ella pero muerte a los ambulantes desafortunados y curiosos agraviados de su propia estupidez o de su hechizo lamentador.

Sintiendo la presencia de otro maldito al igual que ella, elevó la mirada azul ante el joven de rostro maquillado que resaltaba entre el lugar. La mirada insana que poseía este desconocido terminó por despegarla del cuello de la moribunda y desgraciada joven… Desgraciada ¿será que la menos lamentable de aquellos tres sería la dueña de la sangre que se escurría por sus húmedos labios que traían el deceso a quien se le posara? Relamió sus colmillos y alzó la barbilla mirando a la visita inesperada.

-¿Tú también vienes por un bocadillo?- Preguntó con aquel tono burlón con el que se caracterizaba al hablar -Perdona, pero esta es mi victima… tal vez otros te dejen compartir, pero… hasta que su vida termine y me deje de interesar una muñeca de trapo, será mi alimento. Si te interesan las migajas por mí no hay problema, pero tendrás que esperar, si no… más adelante puede haber más comida.– Pasó el índice acariciando y encantándose ante las marcas que había dejado en el cuello desnudo, lamiendo el néctar de la vida que lo había teñido. -Yo sé que a estas horas no hay mucho de donde elegir, pero estoy segura de que encontraras algo, sobre todo en bares- Giñó el ojo y tomó uno de los brazos, encajándole la punzante dentadura volviendo a beber la muerte con fruición y unges de desgracia inhumana cual abeja y miel.

por **Marius Lemacks** Miér Ago 02, 2017 10:03 pm

Estruendos, fuertes estruendos como los truenos y rayos que parten los cielos, así estaba la mente de aquel que solo sonreía con esos dientes amarillentos, sus ojos abiertos como dos enormes platos y aquellos dedos sucios que no dejaban de bailar de lado a lado por falta de su muñeca. Un pequeño ruido como una risilla aguada que se asemejaba a un grito desgarrados de las entrañas del infierno, así iba provocando el eco fino de la noche, hasta que el silencio se instauro y esa mirada perturbada cambió por la ira que comenzaba a destellar de aquella cabeza.

La mirada perdida que se mece en el silencio de la noche solo es cortada con la hoja de la cuchilla entre la tensión por el deseo de ambas bestias, solo que el perro carroñero del infierno no busca solo alimento de líquido carmesí, no, el busca arrancar con sus dientes filosos la carne, cada parte hasta dejar los huesos, usar todo lo que aquella desgraciada deje sobre la sucia calzada devorándolo en sus manos hasta quedar de la mejor manera en manos de otros seres igual de retorcidos como él.

Olfatea como el perro que es la mierda de lugar, ladea de lado a lado la cabeza sin comprender las palabras de la desgraciada mujer, arruga la nariz y niega.

Comienzan los alaridos, aquellos gritos infernales y sus dedos sucios de tierra y sangre marchita que se toman de sus cabellos, sonidos guturales como de bestia que se emiten y los gruñidos que se van alzando hasta convertirse en gritos lamentosos, lastimeros

“No, no, no. No hables maldita infeliz lo arruinaste, arruinaste todo mira como lo estás estropeando rasga más su piel deja que la vena de su cuello arroje toda su basura de sangre, déjamela lamerla desde su piel hasta sus cabellos”

Mira con furia encendida con sus ojos abiertos como dos enormes faros que repudian la luz, sus dientes que se muestran como una insana sonrisa con una hilera de dientes sucios, la mano que se extiende cuando la lengua repasa sobre los resacosos labios al tocarlas cicatrices que ahí se albergan así como en todo su ser

“¿Beber? ¿Tabernas? Quien podría aceptarme en esos lugares tan finos cuando yo busco el alimento que miserables como tú no termina, ya entrégamela, no me obligues a hablarte o entonces te cortaré tu lengua también, te arrancaré los ojos me los comeré, tu no entiendes lo que es disfrutar una verdadera comida una muñeca de verdad pero yo si así que dámela ahora”

En su mente la que habla al agitar la mano en espera de que se le entregue aquel cadáver .

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