AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Venid venid a esta que es la hora del te || Sigrid Alexi Wolfkang
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Venid venid a esta que es la hora del te || Sigrid Alexi Wolfkang
Suave sonata al viento que corre con prisa llevando una invitación tardía. La dulce sonrisa no se olvida así como el aroma de la compañía que se espera en medio de la noche, una noche estrellada pero con una luna pequeña, una que avisa que pronto estará tan llena y redonda como el amante que anhela los hijos de la luna plateada.
El sonido de las olas que rompen al golpear la costa, raudas y violentas, y en medio de la arena una mesa con una mantel y utensilios cerca de una fogata donde el crepitar de la manera calienta la espera. El sonido de las cuerdas de violín y una figura que aguarda sentado mirando al cielo oscuro y que se refleja en las frías aguas olvidadas. Del aliento de la bestia humanizada se escapa el hilo de un suspiro, una vida agotada pero que se oculta tras los filosos caninos en una satisfecha sonrisa.
Las manos en los bolsillos de la gabardina grisácea, resguardándose del frío de la noche, pero a su habitualidad no necesita ropa alguna que lo cuide y proteja de tal inclemente clima, por su condición su temperatura corporal es demasiado alta como para sufrir por esas nimiedades que a otros si podría afectar y hasta matar. Nuevamente deja entrever el hilo que se escapa de humo de sus labios, sus ojos se alanza a esa media luna —¡Oh, mi amante nocturna! Esta noche una dama estará a mi lado para una fiesta de te que he preparado, mi pequeña amante no me abandones, no hasta que Alicia entre mis garras haya caído desesperada—
Sonríe sacando de entre el bolsillo interno de la gabardina un cigarro encendiéndolo en medio de la negruzca noche con un pensamiento, una súplica. Que la invitada a la noche de te llegara sin ningún impedimento, o de lo contrario como hombre de ley y bestia que trabaja fuera de ella se vería obligado a buscar por toda la ciudad.
El momento en que mira hacia el gitano que toca el violín sonriendo con la maldad que solo un hombre corrupto de la ley podría emplear.
El sonido de las olas que rompen al golpear la costa, raudas y violentas, y en medio de la arena una mesa con una mantel y utensilios cerca de una fogata donde el crepitar de la manera calienta la espera. El sonido de las cuerdas de violín y una figura que aguarda sentado mirando al cielo oscuro y que se refleja en las frías aguas olvidadas. Del aliento de la bestia humanizada se escapa el hilo de un suspiro, una vida agotada pero que se oculta tras los filosos caninos en una satisfecha sonrisa.
Las manos en los bolsillos de la gabardina grisácea, resguardándose del frío de la noche, pero a su habitualidad no necesita ropa alguna que lo cuide y proteja de tal inclemente clima, por su condición su temperatura corporal es demasiado alta como para sufrir por esas nimiedades que a otros si podría afectar y hasta matar. Nuevamente deja entrever el hilo que se escapa de humo de sus labios, sus ojos se alanza a esa media luna —¡Oh, mi amante nocturna! Esta noche una dama estará a mi lado para una fiesta de te que he preparado, mi pequeña amante no me abandones, no hasta que Alicia entre mis garras haya caído desesperada—
Sonríe sacando de entre el bolsillo interno de la gabardina un cigarro encendiéndolo en medio de la negruzca noche con un pensamiento, una súplica. Que la invitada a la noche de te llegara sin ningún impedimento, o de lo contrario como hombre de ley y bestia que trabaja fuera de ella se vería obligado a buscar por toda la ciudad.
El momento en que mira hacia el gitano que toca el violín sonriendo con la maldad que solo un hombre corrupto de la ley podría emplear.
Raphäel Kuznetsov- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 68
Fecha de inscripción : 20/08/2014
Re: Venid venid a esta que es la hora del te || Sigrid Alexi Wolfkang
*Esta vez habian pasado un par de meses tras aquella reuinion que habian tenido en el Jardin Botanico, donde los sentimientos que alguna vez juro no sentir nunca habian florecido de nuevo, se habia distraido de estos haciendo su trabajo como cantinera del burdel, hasta habia cambiado sus rutas habituales para no toparse de frente al Oficial de policia, pero si le obserbaba por las espaldas de una distancia prudente, usualmente para cuando ella ya tenia algunos minutos de haber dejado el lugar este captaba la esencia de ella y era ya demaciado tarde, Hace ya un par de dias habia recibido una carta de parte del oficial de policia donde la citaba en la playa ya en la noche.*
*Fue de este modo que supo que tenia un cargo importante dentro del departamento de policias, pero ese dia era el dia libre de ella lo habia pasado cubriendo el turno de su compañero cantinero, por que habia decidido el tomarse unos dias de vacaciones. El dueño del burdel le habia pedido que fuera por un encargo hasta el otro lado de la ciudad, iria a recoger unos vinos y unos licores, habia llevado las cajas hasta el burdel y ya seria libre de hacer lo que quiciese ya que por la noche cerrarian el burdel por que era noche de limpieza, en su mente rondaba vagamente las palabras de aquella carta, pero desechaba la idea de inmediato y trataba de distraerse pensando en otra cosa.*
*Como era de costumbre ya la noche habia avanzado lo suficiente, una de las mujeres de la vida galante le habia ofrecido que le prestaba su habitacion para que se bañara y cambiara despues de andar por toda la ciudad llevando y trayendo cajas con licores y barriles de cerveza. Tomo un baño y se cambio de ropa pues la que usaba como cantinera consisitia en unos pantalones cortos en color negro ajustados al cuerpo y un camison largo de color azul claro con un chaleco largo como si fuera un caballero lo unico que la distinguia eran el par de trensas que colgaban a los costados, como cambio traia un vestido de color azul con rayas negras, unos botines y como habia perdido sus guantes y su abrigo pues llevaba para cubrirse del frio una tunica de lana color gris que tenia capucha amplia con un cinto de cuero que la hacia de cinturilla en color cafe tabaco, tanto el vestido como la tunica tenian bosillos integrados, llevaba un morral donde tenia el "uniforme" doblado tambien de cuero cafe tabaco con simbologia oriental grabado al igual que la cinturilla, en el bolsillo de la tunica encontro la carta la habia dejado ahi ella? eso la distraia bastante *
*Esa noche algo le decia a Sigrid que tenia que ir a la playa y curiosamente era la hora pactada para el encuentro, no le importaba mucho pues le quedaba de pasada hacia su hogar en el bosque cerca del terreno de los Morel. Se encamino entonces a la playa y al llegar a esta se detuvo para admirar la belleza de la luna, quien por una noche habia decidio no asomarse por completo, escucho el mar y continuo caminando despacio y sin prestar mucha atencion al camino o a donde se diriguia tal vez observaria al ofcial de lejos como lo habia estado haciendo para ver que pasaria si no llegaba pero el destino tenia pactado otra cosa para ambos esa noche. *
*La capucha la tenia arriba por lo que su rostro y piel estaban bajo la gris sombra de la tunica y capucha, algo la saco de su meditacion y de los recuerdos de aquel encuentro con el oficial, se toco el corazon mientras observaba el mar y escuchaba la musica de un violinista, inconcientemente comenzo a dirigir sus pasos hacia donde estaba tocando el violinista que parecia ser un gitano, sonrio para si misma al tiempo que choco contra una algo que hizo que tropezara y chocara contra un hombre que estaba ahi esperando a alguien*
*El choque provoco que la capucha resbalara de su blanca cabeza y que ella volteara a ver contra quien habia chocado, al ver al Sombrerero ella quedo en shock por algunos segundos viandolo hacia arriba y con los ojos purpureos fijos y con asombro, con los grueso labios entreabiertos. No pudo decir nada pero al tratar de caminar hacia atras para alejarse solo se resbalo con la arena y callo de senton al piso , viendolo sorprendida y sonrojada, su respiracion se entre corto*
*mas del shock su cuerpo no parecia obecerle mucho ya que no se movia no por que no quisiera estar ahi si no mas bien de verlo tan bello como la ultima vez y estar tan cerca, por lo que solo logro hacer que sus pequeñas y blancas manos colocaran la capucha de la tunica sobre su cabeza y rostro y cerro los ojos como si quisiera despertar del sueño, no queria enfrentar las interrogantes del joven oficial y a pesar de que ya sabia que sentia por este, era mejor segun su cabeza alejarse y no involucrarse mas por el bien del Oficial. Por otra parte como buen gato odiaba el agua pero le gustaba la sensacion bajo sus pies*
- Yo....yo...yo....Lo siento.....como?? que ?.......se...se....encuentra bien....Of...Oficial???
*Se le escapo de los labios con una melodia que incluso hizo que el joven del violin dejara de tocar, y se riera alegremente, mientras los ojos purpureos de Sigrid se abrieron y se perdian en los verdes del Oficial, cerro los ojos de nuevo para bajar su cabeza y hacer un esfuerzo por levantarse de la arena y del piso, pero solo logro caerse de nuevo al tropezar ahora con su propia falda del vestido y la tunica, definitivamente no era por miedo si no por que el hoyo negro donde deberia estar su corazon estaba volviendo a llevarla por un espiral de emociones, emociones que no deberia sentir jamas en su vida por eso no queria verle pero por otra parte queria verlo tan cerca y disfrutar de sus platicas y de la belleza misma que el joven poseia. Era como un dulce prohibido para el niño y que lo ve atravez de la vitrina e imagina toda las sensaciones y sabores que el dulce probocara en el paladar pero el niño se le prohibe el consumir azucar o dulces. Asi con toda esa maraña de emociones sentia en aquel momento que no se percato de que el Sombrerero se hacercaba peligrosamente a asistirle por su segunda caida*
*Fue de este modo que supo que tenia un cargo importante dentro del departamento de policias, pero ese dia era el dia libre de ella lo habia pasado cubriendo el turno de su compañero cantinero, por que habia decidido el tomarse unos dias de vacaciones. El dueño del burdel le habia pedido que fuera por un encargo hasta el otro lado de la ciudad, iria a recoger unos vinos y unos licores, habia llevado las cajas hasta el burdel y ya seria libre de hacer lo que quiciese ya que por la noche cerrarian el burdel por que era noche de limpieza, en su mente rondaba vagamente las palabras de aquella carta, pero desechaba la idea de inmediato y trataba de distraerse pensando en otra cosa.*
*Como era de costumbre ya la noche habia avanzado lo suficiente, una de las mujeres de la vida galante le habia ofrecido que le prestaba su habitacion para que se bañara y cambiara despues de andar por toda la ciudad llevando y trayendo cajas con licores y barriles de cerveza. Tomo un baño y se cambio de ropa pues la que usaba como cantinera consisitia en unos pantalones cortos en color negro ajustados al cuerpo y un camison largo de color azul claro con un chaleco largo como si fuera un caballero lo unico que la distinguia eran el par de trensas que colgaban a los costados, como cambio traia un vestido de color azul con rayas negras, unos botines y como habia perdido sus guantes y su abrigo pues llevaba para cubrirse del frio una tunica de lana color gris que tenia capucha amplia con un cinto de cuero que la hacia de cinturilla en color cafe tabaco, tanto el vestido como la tunica tenian bosillos integrados, llevaba un morral donde tenia el "uniforme" doblado tambien de cuero cafe tabaco con simbologia oriental grabado al igual que la cinturilla, en el bolsillo de la tunica encontro la carta la habia dejado ahi ella? eso la distraia bastante *
*Esa noche algo le decia a Sigrid que tenia que ir a la playa y curiosamente era la hora pactada para el encuentro, no le importaba mucho pues le quedaba de pasada hacia su hogar en el bosque cerca del terreno de los Morel. Se encamino entonces a la playa y al llegar a esta se detuvo para admirar la belleza de la luna, quien por una noche habia decidio no asomarse por completo, escucho el mar y continuo caminando despacio y sin prestar mucha atencion al camino o a donde se diriguia tal vez observaria al ofcial de lejos como lo habia estado haciendo para ver que pasaria si no llegaba pero el destino tenia pactado otra cosa para ambos esa noche. *
*La capucha la tenia arriba por lo que su rostro y piel estaban bajo la gris sombra de la tunica y capucha, algo la saco de su meditacion y de los recuerdos de aquel encuentro con el oficial, se toco el corazon mientras observaba el mar y escuchaba la musica de un violinista, inconcientemente comenzo a dirigir sus pasos hacia donde estaba tocando el violinista que parecia ser un gitano, sonrio para si misma al tiempo que choco contra una algo que hizo que tropezara y chocara contra un hombre que estaba ahi esperando a alguien*
*El choque provoco que la capucha resbalara de su blanca cabeza y que ella volteara a ver contra quien habia chocado, al ver al Sombrerero ella quedo en shock por algunos segundos viandolo hacia arriba y con los ojos purpureos fijos y con asombro, con los grueso labios entreabiertos. No pudo decir nada pero al tratar de caminar hacia atras para alejarse solo se resbalo con la arena y callo de senton al piso , viendolo sorprendida y sonrojada, su respiracion se entre corto*
*mas del shock su cuerpo no parecia obecerle mucho ya que no se movia no por que no quisiera estar ahi si no mas bien de verlo tan bello como la ultima vez y estar tan cerca, por lo que solo logro hacer que sus pequeñas y blancas manos colocaran la capucha de la tunica sobre su cabeza y rostro y cerro los ojos como si quisiera despertar del sueño, no queria enfrentar las interrogantes del joven oficial y a pesar de que ya sabia que sentia por este, era mejor segun su cabeza alejarse y no involucrarse mas por el bien del Oficial. Por otra parte como buen gato odiaba el agua pero le gustaba la sensacion bajo sus pies*
- Yo....yo...yo....Lo siento.....como?? que ?.......se...se....encuentra bien....Of...Oficial???
*Se le escapo de los labios con una melodia que incluso hizo que el joven del violin dejara de tocar, y se riera alegremente, mientras los ojos purpureos de Sigrid se abrieron y se perdian en los verdes del Oficial, cerro los ojos de nuevo para bajar su cabeza y hacer un esfuerzo por levantarse de la arena y del piso, pero solo logro caerse de nuevo al tropezar ahora con su propia falda del vestido y la tunica, definitivamente no era por miedo si no por que el hoyo negro donde deberia estar su corazon estaba volviendo a llevarla por un espiral de emociones, emociones que no deberia sentir jamas en su vida por eso no queria verle pero por otra parte queria verlo tan cerca y disfrutar de sus platicas y de la belleza misma que el joven poseia. Era como un dulce prohibido para el niño y que lo ve atravez de la vitrina e imagina toda las sensaciones y sabores que el dulce probocara en el paladar pero el niño se le prohibe el consumir azucar o dulces. Asi con toda esa maraña de emociones sentia en aquel momento que no se percato de que el Sombrerero se hacercaba peligrosamente a asistirle por su segunda caida*
Alexi Wolfkang- Cambiante Clase Media
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Re: Venid venid a esta que es la hora del te || Sigrid Alexi Wolfkang
Dulce canto de sirena que se escucha cual perfecta disculpa sobre el rostro níveo e impoluto que muestra los tonos perfectos entre la vida y muerte. El aroma que se encaja en su olfato atraído por el viento de la noche mezclándose con el sabor salino de las olas que golpean la costa de manera sutil como una mera amante acariciando a su mayor pasión.
Se acerca, su mano se extiende y no pide permiso, no más. Una suave caricia de un pulgar que roza la mejilla blanca y rojiza aproximando una sonrisa, toma la mano delicada y peligrosa ayudando a la pequeña Alicia a ponerse de pie invitándola a acomodarse junto a él. Son sus manos la que se aferran de la pequeña cintura acomodando el cuerpo delicado de la joven dama, ¡oh, pero que caballero! Como todo un oficial ha acudido a una pobre víctima de la inclemencia de las circunstancias. Frente a ella va descendiendo hasta estar casi de rodillas acomodando las faldas del vertido estorboso, sonriéndole en silencio y limpiando algún rastro de arena que puede manchar a semejante flor.
Termina aquella labor, sus manos suben por la costura del vestido hasta sus hombros deslizándose por el brazo en una suave caricia hasta tomar la mano ajena y depositar en aquel dorso delicado un beso, un cálido beso de saludo —Mi pequeña Alicia, tan alegre y jovial como para tener su propia entrada tan entretenida, o será que esta pequeña Alicia, cruel Alicia solo quería tener a este humilde y buen sombrerero a sus pies, de rodillas besándole los pies ¿será eso mi cruel Alicia? ¿Ese será mi castigo por haber tardado tanto?— susurra soltando aquella mano que reconforta y libera los demonios internos, aquella bestia encerrada.
Invita a la dama que lo acompañe, a unos pasos de ahí esta aquella mesa, con comida y te, para una dulce velada —Sea cual sea su intención mi pequeña Alicia, has llegado justo a la hora del te, que es más propicio para continuar nuestro encuentro ¿no te parece? Al menos podremos cenarnos durante la hora de te, antes que caigamos presos de la reina de corazones, entonces mi pequeña Alicia ¿me darás el mayor placer de acompañarme a nuestra última cena?— sonríe relamiéndose los labios mirando directo a los ojos purpuras y aquellos labios rosados de la joven dama acercándose peligrosamente a ella para acorralarla.
Tal como lo haría un perro a un gato.
Se acerca, su mano se extiende y no pide permiso, no más. Una suave caricia de un pulgar que roza la mejilla blanca y rojiza aproximando una sonrisa, toma la mano delicada y peligrosa ayudando a la pequeña Alicia a ponerse de pie invitándola a acomodarse junto a él. Son sus manos la que se aferran de la pequeña cintura acomodando el cuerpo delicado de la joven dama, ¡oh, pero que caballero! Como todo un oficial ha acudido a una pobre víctima de la inclemencia de las circunstancias. Frente a ella va descendiendo hasta estar casi de rodillas acomodando las faldas del vertido estorboso, sonriéndole en silencio y limpiando algún rastro de arena que puede manchar a semejante flor.
Termina aquella labor, sus manos suben por la costura del vestido hasta sus hombros deslizándose por el brazo en una suave caricia hasta tomar la mano ajena y depositar en aquel dorso delicado un beso, un cálido beso de saludo —Mi pequeña Alicia, tan alegre y jovial como para tener su propia entrada tan entretenida, o será que esta pequeña Alicia, cruel Alicia solo quería tener a este humilde y buen sombrerero a sus pies, de rodillas besándole los pies ¿será eso mi cruel Alicia? ¿Ese será mi castigo por haber tardado tanto?— susurra soltando aquella mano que reconforta y libera los demonios internos, aquella bestia encerrada.
Invita a la dama que lo acompañe, a unos pasos de ahí esta aquella mesa, con comida y te, para una dulce velada —Sea cual sea su intención mi pequeña Alicia, has llegado justo a la hora del te, que es más propicio para continuar nuestro encuentro ¿no te parece? Al menos podremos cenarnos durante la hora de te, antes que caigamos presos de la reina de corazones, entonces mi pequeña Alicia ¿me darás el mayor placer de acompañarme a nuestra última cena?— sonríe relamiéndose los labios mirando directo a los ojos purpuras y aquellos labios rosados de la joven dama acercándose peligrosamente a ella para acorralarla.
Tal como lo haría un perro a un gato.
Raphäel Kuznetsov- Licántropo Clase Media
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Re: Venid venid a esta que es la hora del te || Sigrid Alexi Wolfkang
*Sus purpureos ojos se abren mas de lo que ya estaban por la sorpresa anterior al sentir como las manos del joven se colocan en su cintura, y sus mejillas se pintan tan rojas, deja escapar un suspiro al sentir que es cargada y levantada como quien levanta a una pluma al sentir como involuntariamente sus manos se aferran con fuerza a las de el por unos instantes, efímeros segundos para luego soltarse y cerrarlas completamente . Desprevenida o mas bien distraída por lo anterior ocurrido y sin prestar atencion a la atencion del joven de limpiar la arena del vestido hasta el momento en que sintio como sus manos suben por las costuras del vestido y llegan al dorso de las manos propias y una de sus blancas manos es besada sus ojos obserban los del oficial y baja el rostro y con risa nerviosa dice cerrando los ojos*
-Por favor no, no es nesesario que tenga tales atenciones conmigo me hace sentir tan fragil como el cristal y no lo soy....Yo....yo jamas pondria a usted en tan arrogante situacion creo que son las circunstancias lo que ha hecho que usted este de rodillas mi amado amigo....Es decir si mis manos se han manchado ya muchas veces de sangre...pero jamas le pediria a nadie tal accion....mucho menos a usted....no, no tendria el corazon para castigarle de tal forma ya que es mal karma....aparte entiendo que ha estado muy ocupado con los casos que se le presentan en la comisaria....La musica es hermosa...
*Dice sonriendo y mientras mirando sus propios pies sigue al joven a la mesa, escucha la bella musica del violinista y rie para si misma, se sienta y toma entre sus pequeñas manos una taza de ceramica que contiene te de menta y canela acerca un poco su rostro al recipiente para aspirar el aroma mas a fondo y volviendo a cerrar los ojos por segundos sonrie para luego de escuchar las palabras del joven volver a abrirlos y ver hacia enfrente donde esta el joven y se sonroja un poco al descubrir como el joven la ve con tanta profundidad y dice casi en un susurro*
-No..No hay que dejarnos atrapar por la reina....que-que...Mayor Placer?? Por que se-seria la Ultima oficial?
*Al notar que se relamia los labios, la mirada fija en sus ojos y sus labios, desvio los ojos purpureos y los bajo tratandolos de fijar en el te que sostenian sus pequeñas manos blancas, dio un sorbo a la taza mientras el joven se acercaba peligrosamente a ella, se le herizo la piel como el gato que era y se le corto un poco la respiracion, aferrando sus manos a la taza que todavia estaba entre ella y el rostro tan cercano del oficial, se le notaba en las manos los nervios pues temblaban un poco ya que nunca habia permitido que nadie en especial un hombre se le acercara tanto a tan corta distancia, lo raro es que usualmente para ese momento el hombre ya estaria muerto por mucho menos, pero el joven de ojos verdes y que era el director de la policia no, que pasaba con ella*
*La taza y sus manos temblaban, eran muchas emociones al mismo tiempo, por otra parte no sabia si podría confiar en el, no quería hacerle caso al corazón o mas bien al agujero negro que estaba en lugar del corazón, por instinto de gato sus uñas crecieron un poco y cerro los ojos para tratar de calmarse y de pensar claro pues quería saber que lo hacia al oficial diferente de otros jóvenes y por que a el si le permitía el acercarse tanto,tal vez ahora si la curiosidad mataría al gato o estaban igual el gato y el perro...?? ambos curiosos por saber que pasaría o que pasa por la cabeza del otro.*
-Por favor no, no es nesesario que tenga tales atenciones conmigo me hace sentir tan fragil como el cristal y no lo soy....Yo....yo jamas pondria a usted en tan arrogante situacion creo que son las circunstancias lo que ha hecho que usted este de rodillas mi amado amigo....Es decir si mis manos se han manchado ya muchas veces de sangre...pero jamas le pediria a nadie tal accion....mucho menos a usted....no, no tendria el corazon para castigarle de tal forma ya que es mal karma....aparte entiendo que ha estado muy ocupado con los casos que se le presentan en la comisaria....La musica es hermosa...
*Dice sonriendo y mientras mirando sus propios pies sigue al joven a la mesa, escucha la bella musica del violinista y rie para si misma, se sienta y toma entre sus pequeñas manos una taza de ceramica que contiene te de menta y canela acerca un poco su rostro al recipiente para aspirar el aroma mas a fondo y volviendo a cerrar los ojos por segundos sonrie para luego de escuchar las palabras del joven volver a abrirlos y ver hacia enfrente donde esta el joven y se sonroja un poco al descubrir como el joven la ve con tanta profundidad y dice casi en un susurro*
-No..No hay que dejarnos atrapar por la reina....que-que...Mayor Placer?? Por que se-seria la Ultima oficial?
*Al notar que se relamia los labios, la mirada fija en sus ojos y sus labios, desvio los ojos purpureos y los bajo tratandolos de fijar en el te que sostenian sus pequeñas manos blancas, dio un sorbo a la taza mientras el joven se acercaba peligrosamente a ella, se le herizo la piel como el gato que era y se le corto un poco la respiracion, aferrando sus manos a la taza que todavia estaba entre ella y el rostro tan cercano del oficial, se le notaba en las manos los nervios pues temblaban un poco ya que nunca habia permitido que nadie en especial un hombre se le acercara tanto a tan corta distancia, lo raro es que usualmente para ese momento el hombre ya estaria muerto por mucho menos, pero el joven de ojos verdes y que era el director de la policia no, que pasaba con ella*
*La taza y sus manos temblaban, eran muchas emociones al mismo tiempo, por otra parte no sabia si podría confiar en el, no quería hacerle caso al corazón o mas bien al agujero negro que estaba en lugar del corazón, por instinto de gato sus uñas crecieron un poco y cerro los ojos para tratar de calmarse y de pensar claro pues quería saber que lo hacia al oficial diferente de otros jóvenes y por que a el si le permitía el acercarse tanto,tal vez ahora si la curiosidad mataría al gato o estaban igual el gato y el perro...?? ambos curiosos por saber que pasaría o que pasa por la cabeza del otro.*
Alexi Wolfkang- Cambiante Clase Media
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Re: Venid venid a esta que es la hora del te || Sigrid Alexi Wolfkang
Suave aturdimiento en la melodiosa voz de la jovencita, que solo acude a un desesperado y mal intento del juego planteado. Las manos sujetan con sutileza engañosa las delgadas manos, hasta servir con atención el té. Toma frente a la joven asiento sin dejar de admirar cada uno de sus facciones, como cada tendón y nervio corre por su rostro en los más sutiles gestos, tales como sus labios al tocar aquella taza, sus manos y sus dedos que sujetan a la misma para que no se caiga; aquellas largas pestañas que son únicas al pestañear y mostrar esos ojos que rehúyen de la inocencia pero no del peligro.
Sonríe como el lobo hambriento que es tomando su te, cargado en un tono oscuro del amaretto y de la concentración de la menta, el sabor amargo sin nada dulce que acompañar, pero si con sus ojos clavados en los de la joven rosa blanca. Sonríe más cuando ella pregunta y alza los hombros ligeramente inclinándose hacia atrás en la silla acompañado con el sonido del mar y las cuerdas que no paran de tocar —No, mi pequeña y bella Alicia no es frágil, si lo fuera no sería mi Alicia, pero aun así por qué será que quiero hacerla frágil, dime Alicia ¿estoy loco? ¿Por qué quiero hacerte una muñeca tan frágil y que solo dependas de mí, eternamente? Es locura o solo capricho, o quizás es un deseo efímero que se irá si no te vuelvo a ver— susurra dejando su taza sobre la mesa mirando con seriedad a la joven.
Un poco de silencio solo acompañados por las melodías de las cuerdas del violín, el vientro nocturno que los acoge fieramente así como el sonido de las olas del mar que chocan contra la costa. Cierra los ojos sonriendo, en su mente miles de casos pasan, desde los más atroces hasta los que él comete y libera fácilmente —Sea la última mi Alicia, porque, quiero ver si mi locura está asociada a ti o solo estoy más loco que antes, pero dime, si es verdad que tu no quieres tenerme de rodillas entonces puedes encontrar la cura a mi demencia, así tal vez no sea la última vez que nos veamos ¿puedes? Puede mi blanca y dulce Alicia enfrentarse a la reina roja, por este loco sombrero, por esta bestia demente y encontrar su cura— sus ojos repasan el cuerpo de la joven, cada fibra que la compone y su mente la imagine disecada, mostrada solo a sus ojos y nada más, bebiendo con él eternamente.
Su locura aumenta al odiar la idea de verla inmóvil y el no verla, tanto como para mostrar el ambar de sus ojos lupinos frente a la nívea y fragante jovencita.
Sonríe como el lobo hambriento que es tomando su te, cargado en un tono oscuro del amaretto y de la concentración de la menta, el sabor amargo sin nada dulce que acompañar, pero si con sus ojos clavados en los de la joven rosa blanca. Sonríe más cuando ella pregunta y alza los hombros ligeramente inclinándose hacia atrás en la silla acompañado con el sonido del mar y las cuerdas que no paran de tocar —No, mi pequeña y bella Alicia no es frágil, si lo fuera no sería mi Alicia, pero aun así por qué será que quiero hacerla frágil, dime Alicia ¿estoy loco? ¿Por qué quiero hacerte una muñeca tan frágil y que solo dependas de mí, eternamente? Es locura o solo capricho, o quizás es un deseo efímero que se irá si no te vuelvo a ver— susurra dejando su taza sobre la mesa mirando con seriedad a la joven.
Un poco de silencio solo acompañados por las melodías de las cuerdas del violín, el vientro nocturno que los acoge fieramente así como el sonido de las olas del mar que chocan contra la costa. Cierra los ojos sonriendo, en su mente miles de casos pasan, desde los más atroces hasta los que él comete y libera fácilmente —Sea la última mi Alicia, porque, quiero ver si mi locura está asociada a ti o solo estoy más loco que antes, pero dime, si es verdad que tu no quieres tenerme de rodillas entonces puedes encontrar la cura a mi demencia, así tal vez no sea la última vez que nos veamos ¿puedes? Puede mi blanca y dulce Alicia enfrentarse a la reina roja, por este loco sombrero, por esta bestia demente y encontrar su cura— sus ojos repasan el cuerpo de la joven, cada fibra que la compone y su mente la imagine disecada, mostrada solo a sus ojos y nada más, bebiendo con él eternamente.
Su locura aumenta al odiar la idea de verla inmóvil y el no verla, tanto como para mostrar el ambar de sus ojos lupinos frente a la nívea y fragante jovencita.
Raphäel Kuznetsov- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 20/08/2014
Re: Venid venid a esta que es la hora del te || Sigrid Alexi Wolfkang
*Sigrid escucha atentamente las palabras del joven oficial de policia, tomo unos cuantos tragos de tè que tenia en las manos, el calor del liquido humenante calienta las pequeñas y blancas manos de la alvina. Se queda pensativa observando al joven para buscar solucion a la aparente locura del director de la policia. Pequeñas gotas de la briza que cae por el estar tan cerca de donde rompen las olas caen en sus pestañas largas haciendo que se talle los ojos, esos ojos de color purpura que miran y observan al joven sin dejar de sonreir, como niña pequeña que ve una nueva golosina y al mismo tiempo su cabeza ya esta trazando el como obterla. En dicha concentracion en la que entro dejo escapar unas palabras antes de analizar bien las opciones que tiene para ayudar al oficial y que esta hora de te no se acabe y sea eterna*
-.....mmm....eso seria riesgoso para su reputacion como oficial.....y lo otro seria demaciado demencial por las razones que ya conoces.....mmmm....pero que hacer.....? No se si podamos confiar en el podria poner en riesgo la operacion completa....
*Se dijo a si misma, despues de unos minutos de meditarlo mas a fondo, en el rostro de Sigrid se formo una sonrisa, sutil pero bastante significativa, tendria que arriesgarse a exponerse ella ante el oficial como la limpia pero peligrosa criminal que era, o exponer un lado mas humano y ofrecer parte de sus sentimientos, lo cual dejaria como ultimo recurso y bueno despues de todo ambos estarian igual de expuestos si es que el llegara a acceder a cualquiera de las ideas que tenia en la cabeza fue cuando vio aquellos ojos ambar en una milesima de segundo*
-A como yo lo veo Sombrerero no estas loco, solo te falta algo de opciones a descartar, opciones con las que tal vez yo te pueda ayudar, y aunque ambas son lo bastante extremas creo que son buenas soluciones, el unico detalle es que para ambas necesitaria confiar en ti...¿Podria confiar en mi Loco Sombrerero ? Y Creo que en este punto no sabria decir quien esta mas loco si usted mi buen amigo por sugerir una ultima cena o yo por pensar en soluciones poco convencionales para nuestra locura....
*Dejo la taza en la mesa, y se levanto con una sonrisa con rapidez y sigilo se movio colocandose tras de el para susurrarle al oido, mientras las pequeñas manos blancas apenas tocaban la tela de su saco en la parte de los hombros*
-Le parece si se hago las propuestas mientras bailamos?....despues de todo si es nuestra ultima noche en caso de que no este de acuerdo con las soluciones, tendremos que aprovechar al maximo esta noche...no lo cree?....
*Dijo mientras sus pequeñas llemas de los dedos tocaban la tela del saco, para despues poco a poco recoger sus manos y regresar rapidamente a su asiento, para ver y escuchar la respuesta del joven, era extraño ya que usualmente no estaba acostumbrada a tener ningun tipo de cercania con otros humanos a exepcion de su padrastro ocacionalmente y los clientes de la cantina que sacaba a patadas, el permitirle a alguien del sexo opuesto el acercarse tanto o que si quiera la viera a solas era algo unico e irrepetible. En ese momento sus mejillas se tornaron rosadas al recordar el encuentro previo en el jardin botanico, al tiempo que las pequeñas manos rodeaban la taza de tè y sus ojos los cerro y bajo el rostro hacia la arena, olvidando que para eso tenia la grande capucha que cubria su rostro en sombras que de momento reposaba sobre los hombros de Sigrid. Algunos mechones blancos de cabello se paseaban libres por el aire que soplaba aquella noche .*
*La imagen de todo era tal que hasta el gitano que tocaba el violin seso de tocar por unos instantes para luego continuar, tal era la hermosura de toda la imagen que si cualquier pintor o artista estuviera por ahi apostarian a que se quedaba retratando el momento*
-.....mmm....eso seria riesgoso para su reputacion como oficial.....y lo otro seria demaciado demencial por las razones que ya conoces.....mmmm....pero que hacer.....? No se si podamos confiar en el podria poner en riesgo la operacion completa....
*Se dijo a si misma, despues de unos minutos de meditarlo mas a fondo, en el rostro de Sigrid se formo una sonrisa, sutil pero bastante significativa, tendria que arriesgarse a exponerse ella ante el oficial como la limpia pero peligrosa criminal que era, o exponer un lado mas humano y ofrecer parte de sus sentimientos, lo cual dejaria como ultimo recurso y bueno despues de todo ambos estarian igual de expuestos si es que el llegara a acceder a cualquiera de las ideas que tenia en la cabeza fue cuando vio aquellos ojos ambar en una milesima de segundo*
-A como yo lo veo Sombrerero no estas loco, solo te falta algo de opciones a descartar, opciones con las que tal vez yo te pueda ayudar, y aunque ambas son lo bastante extremas creo que son buenas soluciones, el unico detalle es que para ambas necesitaria confiar en ti...¿Podria confiar en mi Loco Sombrerero ? Y Creo que en este punto no sabria decir quien esta mas loco si usted mi buen amigo por sugerir una ultima cena o yo por pensar en soluciones poco convencionales para nuestra locura....
*Dejo la taza en la mesa, y se levanto con una sonrisa con rapidez y sigilo se movio colocandose tras de el para susurrarle al oido, mientras las pequeñas manos blancas apenas tocaban la tela de su saco en la parte de los hombros*
-Le parece si se hago las propuestas mientras bailamos?....despues de todo si es nuestra ultima noche en caso de que no este de acuerdo con las soluciones, tendremos que aprovechar al maximo esta noche...no lo cree?....
*Dijo mientras sus pequeñas llemas de los dedos tocaban la tela del saco, para despues poco a poco recoger sus manos y regresar rapidamente a su asiento, para ver y escuchar la respuesta del joven, era extraño ya que usualmente no estaba acostumbrada a tener ningun tipo de cercania con otros humanos a exepcion de su padrastro ocacionalmente y los clientes de la cantina que sacaba a patadas, el permitirle a alguien del sexo opuesto el acercarse tanto o que si quiera la viera a solas era algo unico e irrepetible. En ese momento sus mejillas se tornaron rosadas al recordar el encuentro previo en el jardin botanico, al tiempo que las pequeñas manos rodeaban la taza de tè y sus ojos los cerro y bajo el rostro hacia la arena, olvidando que para eso tenia la grande capucha que cubria su rostro en sombras que de momento reposaba sobre los hombros de Sigrid. Algunos mechones blancos de cabello se paseaban libres por el aire que soplaba aquella noche .*
*La imagen de todo era tal que hasta el gitano que tocaba el violin seso de tocar por unos instantes para luego continuar, tal era la hermosura de toda la imagen que si cualquier pintor o artista estuviera por ahi apostarian a que se quedaba retratando el momento*
- musica de la velada:
Alexi Wolfkang- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 1773
Fecha de inscripción : 04/10/2010
Localización : En la cantina del Budel sirviendo tragos / o en mi casa del bosque cerca de la mansion Morel
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