AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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De vuelta a mi querida Escocia (Flashback/Priv. Irïna)
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De vuelta a mi querida Escocia (Flashback/Priv. Irïna)
Ned llegó en su carruaje a Escocia, había sido un largo camino y se había estado alimentando de su cochero, pero este nunca se acordaba, además había parado lo justo pues quería llegar lo antes posible a la Corte escocesa y así conseguir la amistad de la futura reina de Escocia, o eso era lo más probable, en todo caso Ned quería causar buena impresión, y para eso se iba a hacer pasar por descendiente Barón de los Waldorf que eran ingleses, que era lo que de verdad era pero sin título pues se lo quitaron al "morir" sin descendencia, problemas de los vampiros.
Al fin su cochero paró el carruaje y Ned bajo y camino acompañado de su cochero que parecía por como iba vestido su guarda personal hasta las puertas que estaban vigiladas por varios escoltas, pero para Ned no fue un problema usar su persuasión de vampiro y entrar acompañado de estos hasta la sala de rey, aunque este no estaba allí aún.
—¿Puede saberse en qué lugar se encuentra la princesa?— Dijo Ned mirando a los lados.—Prefiero hablar con ella que con un rey ahora mismo.— Dijo finalmente hasta que los guardas que había convencido con sus dones le llevaron hasta está.
Ned vio a la princesa de Escocia, de aspecto juvenil y adolescente, como todas las princesas, pero se veía bastante segura rodeada de guardas a los que logró convencer con sus dones además de ser acompañado por otros guardas por lo que no costó mucho.
—Mi majestad.— Ned se puso de rodillas y bajo la cabeza en señal de que estaba a sus ordenes.—Perdón por interrumpirla, sus guardias me han traído hasta aquí, así que no se preocupe, no le haré daño.— Dijo Ned para que no le tuviera miedo.—Soy Ned Waldorf, Barón Waldorf, último Waldorf y único hijo vivo de su linaje, soy de Inglaterra y he venido a mostrarle mi amabilidad, aunque me críe en Escocia y nací aquí así que le soy fiel a usted más que a los reyes Ingleses.— Sentenció Ned antes de mirarla y ponerse de nuevo de pie.
Al fin su cochero paró el carruaje y Ned bajo y camino acompañado de su cochero que parecía por como iba vestido su guarda personal hasta las puertas que estaban vigiladas por varios escoltas, pero para Ned no fue un problema usar su persuasión de vampiro y entrar acompañado de estos hasta la sala de rey, aunque este no estaba allí aún.
—¿Puede saberse en qué lugar se encuentra la princesa?— Dijo Ned mirando a los lados.—Prefiero hablar con ella que con un rey ahora mismo.— Dijo finalmente hasta que los guardas que había convencido con sus dones le llevaron hasta está.
Ned vio a la princesa de Escocia, de aspecto juvenil y adolescente, como todas las princesas, pero se veía bastante segura rodeada de guardas a los que logró convencer con sus dones además de ser acompañado por otros guardas por lo que no costó mucho.
—Mi majestad.— Ned se puso de rodillas y bajo la cabeza en señal de que estaba a sus ordenes.—Perdón por interrumpirla, sus guardias me han traído hasta aquí, así que no se preocupe, no le haré daño.— Dijo Ned para que no le tuviera miedo.—Soy Ned Waldorf, Barón Waldorf, último Waldorf y único hijo vivo de su linaje, soy de Inglaterra y he venido a mostrarle mi amabilidad, aunque me críe en Escocia y nací aquí así que le soy fiel a usted más que a los reyes Ingleses.— Sentenció Ned antes de mirarla y ponerse de nuevo de pie.
Ned Waldorf- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 17/07/2017
Re: De vuelta a mi querida Escocia (Flashback/Priv. Irïna)
Para ser honestos, se lo había merecido, fue lo que todos dijeron al ver los cinco dedos de la monarca escocesa reflejados en su mejilla, como si de un tatuaje se tratara. La bofetada había resonado por todo el castillo. Después de todo, aquel dichoso vestido era el favorito de su madre. Sí, ese que ella tanto odiaba pero que tenía que ponerse en cada ocasión especial porque-la-reina-lo-ordenaba-y-punto. No pudo resistirlo, el impulso de hacer algo de lo que sabía que se arrepentiría, pero que le daría una satisfacción momentánea superior a cualquier cosa que imaginara. Fingiendo hacer caso por primera vez en lo que respectaba a normas de etiqueta, había desayunado con los reyes y consejeros vistiendo aquella odiosa prenda, sólo para abalanzarse sobre los pasteles aparentando tropezar. Su treta fue tan ridícula que todos, menos la reina, comenzaron a reírse, y luego, cuando al final estuvieron solas, se impuso el molesto pero esperado castigo: no autorizada a salir de palacio sin supervisión, y no tenía permitido acercarse a las caballerizas a menos de diez metros. Todo pensado para que no escapara, de cara a la celebración que tendría lugar la noche siguiente. Casi podía figurarse la venganza en forma de volantes, azul cielo y corsés que su madre estaba ideando mientras ella paseaba por los pasillos, perseguida por los guardias reales que la vigilaban sin descanso.
Tan sólo habían pasado dos meses desde que regresara a casa de uno de sus viajes, y ya comenzaba a sentirse oprimida. Las normas, la etiqueta, las clases, las responsabilidades, las charlas continuas sobre ejércitos, políticas e impuestos... Nada de eso le interesaba. Ella quería ver el mundo, aprender cosas nuevas. Saber de arte, música, historia, medicina, ciencias. Todo aquello que según la "estructura" de la sociedad las mujeres no necesitaban conocer, pero que ella ansiaba en descubrir con todas sus fuerzas. La vida de princesa era demasiado cuadriculada para ella. Era un título que no quería, que nunca había pedido y que si pudiera, cedería a cualquier otro, a cambio de su libertad. Por eso no recibió precisamente de buena gana las palabras de aquel desconocido, que no sólo se dirigió a ella por su título, sino que además se postró como si en lugar de estar ante una niña, estuviera ante Dios. Ah, otro noble con título queriendo recibir favores de alguien que aún no tiene poder. Pensó, poniendo una mueca entre aburrida y fastidiada. -¡Ha! Decidme, buen Señor, ¿por qué no estabais en la reunión de esta mañana con todos los nobles que habían acudido a palacio a causa de la celebración de mañana? Si lo que queréis es mostrar vuestra llamada "amabilidad" para con Escocia, con quien debéis hablar es con los reyes. Aunque de mi madre tengo la huella dactilar aquí mismo... -Dijo sin molestarse en devolver la reverencia, señalando con gesto molesto la mejilla aún enrojecida.
De haber estado presente la reina, sin ninguna duda, se habría ganado otra bofetada. Pero algo captó su atención, siempre despierta, y es que por alguna razón los guardias parecían ignorar la presencia de aquel Barón, y por tanto, se olvidaban de ella también. Eso le dio una idea, lo que hizo asomar una pícara sonrisa a su semblante. - ¿Sabéis qué? Hoy seréis mi acompañante. Si conseguís que todos acepten que sois mi escolta y así me dejen salir de palacio, os permitiré asistir al baile como invitado especial. Total, nada puede ser más terrible que pasar la tarde con estos tipos que ni siquiera se dirigen a mi por mi nombre. -Dijo la chica sonriendo de oreja a oreja, para luego cogerle de un brazo y salir corriendo por el pasillo. Los guardias, un poco desorientados, comenzaron a perseguirlos.
Tan sólo habían pasado dos meses desde que regresara a casa de uno de sus viajes, y ya comenzaba a sentirse oprimida. Las normas, la etiqueta, las clases, las responsabilidades, las charlas continuas sobre ejércitos, políticas e impuestos... Nada de eso le interesaba. Ella quería ver el mundo, aprender cosas nuevas. Saber de arte, música, historia, medicina, ciencias. Todo aquello que según la "estructura" de la sociedad las mujeres no necesitaban conocer, pero que ella ansiaba en descubrir con todas sus fuerzas. La vida de princesa era demasiado cuadriculada para ella. Era un título que no quería, que nunca había pedido y que si pudiera, cedería a cualquier otro, a cambio de su libertad. Por eso no recibió precisamente de buena gana las palabras de aquel desconocido, que no sólo se dirigió a ella por su título, sino que además se postró como si en lugar de estar ante una niña, estuviera ante Dios. Ah, otro noble con título queriendo recibir favores de alguien que aún no tiene poder. Pensó, poniendo una mueca entre aburrida y fastidiada. -¡Ha! Decidme, buen Señor, ¿por qué no estabais en la reunión de esta mañana con todos los nobles que habían acudido a palacio a causa de la celebración de mañana? Si lo que queréis es mostrar vuestra llamada "amabilidad" para con Escocia, con quien debéis hablar es con los reyes. Aunque de mi madre tengo la huella dactilar aquí mismo... -Dijo sin molestarse en devolver la reverencia, señalando con gesto molesto la mejilla aún enrojecida.
De haber estado presente la reina, sin ninguna duda, se habría ganado otra bofetada. Pero algo captó su atención, siempre despierta, y es que por alguna razón los guardias parecían ignorar la presencia de aquel Barón, y por tanto, se olvidaban de ella también. Eso le dio una idea, lo que hizo asomar una pícara sonrisa a su semblante. - ¿Sabéis qué? Hoy seréis mi acompañante. Si conseguís que todos acepten que sois mi escolta y así me dejen salir de palacio, os permitiré asistir al baile como invitado especial. Total, nada puede ser más terrible que pasar la tarde con estos tipos que ni siquiera se dirigen a mi por mi nombre. -Dijo la chica sonriendo de oreja a oreja, para luego cogerle de un brazo y salir corriendo por el pasillo. Los guardias, un poco desorientados, comenzaron a perseguirlos.
Irïna K.V. of Hanover- Realeza Escocesa
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Fecha de inscripción : 17/10/2013
Re: De vuelta a mi querida Escocia (Flashback/Priv. Irïna)
Ned sonrió mientras la chica salía corriendo junto con él a toda prisa escapando de su escolta, estos les perseguían a toda prisa, pero Ned uso sus poderes para soltarse del brazo de la joven princesa unos instantes y hacer que los escoltas de la princesa desaparecieran en unos instantes usando sus dones para ordenarles ir a contar piedras hasta contar mil al bosque y después volver con la princesa. Naturalmente había susurrado a los escoltas para que la princesa no supiera los que les decía ni sospechará de lo que en realidad era.
—Deberías tener cuidado, se han dejado vender por pocas monedas y unas cervezas.— Dijo Ned con una sonrisa en la cara.—Ahora no se debe preocupar por nada, me encargaré de que sus deseos sean ordenes.— Dijo Ned y sonrió a la princesa.
Ned uso la seducción vampírica para así lograr una mayor afinidad y confianza con la princesa, pues así posiblemente lograría más sinceridad, aunque ya era bastante apuesto sin usarla, usándola era por así decirlo invencible, aunque esa tampoco era la palabra exacta.
—Dime... ¿Qué le gusta? ¿Quieres que vayamos a beber a una taberna mugrienta después de salir de aquí?— Dijo Ned con una risita maliciosa, pues conocía a las princesas y sabía que ellas querían vivir aventuras antes de ser reinas o mujeres de alta cuna, y era por ello por que Ned solía ayudarles con sus pequeños deseos.
—Deberías tener cuidado, se han dejado vender por pocas monedas y unas cervezas.— Dijo Ned con una sonrisa en la cara.—Ahora no se debe preocupar por nada, me encargaré de que sus deseos sean ordenes.— Dijo Ned y sonrió a la princesa.
Ned uso la seducción vampírica para así lograr una mayor afinidad y confianza con la princesa, pues así posiblemente lograría más sinceridad, aunque ya era bastante apuesto sin usarla, usándola era por así decirlo invencible, aunque esa tampoco era la palabra exacta.
—Dime... ¿Qué le gusta? ¿Quieres que vayamos a beber a una taberna mugrienta después de salir de aquí?— Dijo Ned con una risita maliciosa, pues conocía a las princesas y sabía que ellas querían vivir aventuras antes de ser reinas o mujeres de alta cuna, y era por ello por que Ned solía ayudarles con sus pequeños deseos.
Ned Waldorf- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 17/07/2017
Re: De vuelta a mi querida Escocia (Flashback/Priv. Irïna)
Todo cuanto ocurrió a continuación captó su atención, tanto por lo extraño como por lo inesperado que era. Primero, el desconocido, en lugar de soltarse de ella para aconsejarle que se comportara como debía, tal y como cualquier otro noble de los que ella conocía habría hecho -después de todo, era la princesa, y tenían por costumbre tratarla como si fuera de un cristal tan frágil que amenazaba con romperse en cualquier momento-, sino que la siguió corriendo tras ella, como si estuviera igual de emocionado que ella misma ante semejantemente absurda ocurrencia. Era plenamente consciente que en caso de huir y causar problemas el castigo sería aún mayor, pero no podía soportar la idea de seguir encerrada entre aquellas paredes por más tiempo. Se estaba asfixiando.
Pero no fue esto lo único que la dejó boquiabierta. Como era de esperar, los guardias comenzaron a seguirlos a toda prisa, a grito de "¡Princesa!". Ya se temía que en cuanto los alcanzaran, ella sería enviada a encerrarse en su habitación y el hombre probablemente acabara en los calabozos. Quiso disculparse, y decir que se olvidara de lo que había dicho, pero antes de que pudiera reaccionar, el otro se había separado de su lado, y en lugar de correr en dirección contraria, se acercó a los guardias. Por un momento se temió lo peor, pero para su sorpresa, apenas unas palabras bastaron para que aquellos que antes corrían tras ellos como si la vida les fuera en ello, ahora se daban media vuelta y se dirigían al patio interior. Se quedó mirando al hombre con la boca muy abierta, y la expresión de haber presenciado algo insólito, para luego soltar una carcajada, fruto del alivio. - No tengo ni idea de cómo lo habéis hecho, pero ahora me caéis mejor. ¿Sois una especie de mago? Quizá luego os pida que convenzáis a mi madre para que cambie su sentido del gusto al escoger vestidos. Es francamente terrible.
Aunque sus siguientes palabras, en lugar de sorprenderle para bien, la hicieron mirarlo con cara de póquer, mientras se preguntaba si de verdad aquel hombre era quien decía ser. Pero por alguna razón, a pesar de las dudas, y de que la lógica le dictara que algo no iba bien, sentía que podía confiar en aquel desconocido, y eso era algo que con ella nunca ocurría. Era desconfiada por naturaleza. - ¿Qué clase de adulto ofrece cervezas e ir a una taberna a una niña, que además es la princesa de un reino al que se suponía que ibais a ofrecer respetos? Sois un tipo de lo más extraño. Aunque quizá eso haga más divertido el baile de mañana. -Ya podía imaginarse el semblante atónito de su madre cuando la viese aparecer del brazo de un noble desconocido, que además la había ayudado a escapar el día antes. Iba a ser divertido. - Por ahora sólo quiero montar a mi yegua. ¿O no me diréis que no os gustan los caballos? -Dijo con cierto deje de picardía. Siempre la hacía sentir estupendamente bien hacer morder el polvo a todos aquellos que decían que las mujeres no tenían lo que se necesitaba para ser buenos jinetes. - Vamos, vamos, las caballerizas están por aquí.
Una vez llegaron a la salida, Irïna dio un rápido vistazo a su alrededor para cerciorarse de que no los seguían, y después marchó con pasos rápidos hacia donde su mejor "amiga" se encontraba. Junto a los demás caballos, ella era la que más resaltaba. Blanca y con el cabello rubio. La joven princesa corrió a su encuentro, y la yegua la recibió relinchando alegremente. La chica se abrazó al cuello del animal, hacía mucho que no la veía. La había echado de menos. - Os presento a Eara. Eara, este caballero es el Barón Waldorf, hoy nos acompañará. -Hechas las presentaciones, pasó a ensillarla, y luego miró al hombre de reojo. - Podéis escoger al que queráis, menos a este de aquí al lado. Sólo es manso conmigo y con mi padre. -La luz había vuelto a la mirada de la muchacha, que antes lucía apagada y molesta por estar encerrada, y ahora casi podía respirar el aroma a libertad que le concedía galopar con el viento golpeándole en el rostro.
Pero no fue esto lo único que la dejó boquiabierta. Como era de esperar, los guardias comenzaron a seguirlos a toda prisa, a grito de "¡Princesa!". Ya se temía que en cuanto los alcanzaran, ella sería enviada a encerrarse en su habitación y el hombre probablemente acabara en los calabozos. Quiso disculparse, y decir que se olvidara de lo que había dicho, pero antes de que pudiera reaccionar, el otro se había separado de su lado, y en lugar de correr en dirección contraria, se acercó a los guardias. Por un momento se temió lo peor, pero para su sorpresa, apenas unas palabras bastaron para que aquellos que antes corrían tras ellos como si la vida les fuera en ello, ahora se daban media vuelta y se dirigían al patio interior. Se quedó mirando al hombre con la boca muy abierta, y la expresión de haber presenciado algo insólito, para luego soltar una carcajada, fruto del alivio. - No tengo ni idea de cómo lo habéis hecho, pero ahora me caéis mejor. ¿Sois una especie de mago? Quizá luego os pida que convenzáis a mi madre para que cambie su sentido del gusto al escoger vestidos. Es francamente terrible.
Aunque sus siguientes palabras, en lugar de sorprenderle para bien, la hicieron mirarlo con cara de póquer, mientras se preguntaba si de verdad aquel hombre era quien decía ser. Pero por alguna razón, a pesar de las dudas, y de que la lógica le dictara que algo no iba bien, sentía que podía confiar en aquel desconocido, y eso era algo que con ella nunca ocurría. Era desconfiada por naturaleza. - ¿Qué clase de adulto ofrece cervezas e ir a una taberna a una niña, que además es la princesa de un reino al que se suponía que ibais a ofrecer respetos? Sois un tipo de lo más extraño. Aunque quizá eso haga más divertido el baile de mañana. -Ya podía imaginarse el semblante atónito de su madre cuando la viese aparecer del brazo de un noble desconocido, que además la había ayudado a escapar el día antes. Iba a ser divertido. - Por ahora sólo quiero montar a mi yegua. ¿O no me diréis que no os gustan los caballos? -Dijo con cierto deje de picardía. Siempre la hacía sentir estupendamente bien hacer morder el polvo a todos aquellos que decían que las mujeres no tenían lo que se necesitaba para ser buenos jinetes. - Vamos, vamos, las caballerizas están por aquí.
Una vez llegaron a la salida, Irïna dio un rápido vistazo a su alrededor para cerciorarse de que no los seguían, y después marchó con pasos rápidos hacia donde su mejor "amiga" se encontraba. Junto a los demás caballos, ella era la que más resaltaba. Blanca y con el cabello rubio. La joven princesa corrió a su encuentro, y la yegua la recibió relinchando alegremente. La chica se abrazó al cuello del animal, hacía mucho que no la veía. La había echado de menos. - Os presento a Eara. Eara, este caballero es el Barón Waldorf, hoy nos acompañará. -Hechas las presentaciones, pasó a ensillarla, y luego miró al hombre de reojo. - Podéis escoger al que queráis, menos a este de aquí al lado. Sólo es manso conmigo y con mi padre. -La luz había vuelto a la mirada de la muchacha, que antes lucía apagada y molesta por estar encerrada, y ahora casi podía respirar el aroma a libertad que le concedía galopar con el viento golpeándole en el rostro.
Irïna K.V. of Hanover- Realeza Escocesa
- Mensajes : 172
Fecha de inscripción : 17/10/2013
Re: De vuelta a mi querida Escocia (Flashback/Priv. Irïna)
Ned sonrió y miró a Eara dándole una caricia, normalmente no solía montar a caballo, pero ese día haría una excepción por hacerle un favor a la princesa más que nada. Ned se acercó a un caballo de color negro, era un bonito ejemplar de Shire, era la raza de caballos más grande de Escocia, y también era la misma raza del primer caballo que montó, aunque el primer Shire que montó era blanco con manchas marrones, pero aún así le recordaba a este.
—Este Shire me gusta, es precioso.— Dijo Ned poniéndole la equipación y después subiéndose sobre este ayudándose de sus poderes pues el caballo mediría casi dos metros.—Bien, princesa ¿Qué quieres que hagamos ahora que nos hemos montado?— Dijo Ned guiando al caballo hasta Irïna.—¿Cómo se llama este?— Quiso saber Ned.
Ned nunca solía montar a caballo por dos razones, falta de tiempo y que podía usar sus dones sin tener que ir a caballo, pero aún así él había aprendido a montar a caballo antes de convertirse en vampiro una vez al año al menos practicaba para no perder la costumbre, pero ese día iba a ser diferente, pues intentaría hacer que la princesa se sintiera de algún modo más libre.
—Hablemos, debe ser difícil ser una princesa... ¿No? Además de ser única heredera que eso suma puntos a no poder hacer nada.— Dijo Ned caminando a su lado.—Escocia es precioso... ¿Verdad?— Dijo mirando el bosque.—¿Vamos hasta la aldea más cercana?— Dijo Ned mientras guiaba al caballo para seguir a Irïna.—Quiero mostrarte lo que algún día será tuyo.— Ned sonrió, pues su padre hizo algo parecido con él cuando este creció, mostrarle la casa y los secretos que guardaban los Waldorf.
—Este Shire me gusta, es precioso.— Dijo Ned poniéndole la equipación y después subiéndose sobre este ayudándose de sus poderes pues el caballo mediría casi dos metros.—Bien, princesa ¿Qué quieres que hagamos ahora que nos hemos montado?— Dijo Ned guiando al caballo hasta Irïna.—¿Cómo se llama este?— Quiso saber Ned.
Ned nunca solía montar a caballo por dos razones, falta de tiempo y que podía usar sus dones sin tener que ir a caballo, pero aún así él había aprendido a montar a caballo antes de convertirse en vampiro una vez al año al menos practicaba para no perder la costumbre, pero ese día iba a ser diferente, pues intentaría hacer que la princesa se sintiera de algún modo más libre.
—Hablemos, debe ser difícil ser una princesa... ¿No? Además de ser única heredera que eso suma puntos a no poder hacer nada.— Dijo Ned caminando a su lado.—Escocia es precioso... ¿Verdad?— Dijo mirando el bosque.—¿Vamos hasta la aldea más cercana?— Dijo Ned mientras guiaba al caballo para seguir a Irïna.—Quiero mostrarte lo que algún día será tuyo.— Ned sonrió, pues su padre hizo algo parecido con él cuando este creció, mostrarle la casa y los secretos que guardaban los Waldorf.
- Caballo (Shire):
Ned Waldorf- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 17/07/2017
Re: De vuelta a mi querida Escocia (Flashback/Priv. Irïna)
La yegua relinchó cuando el hombre la tocó, algo que hizo que Irïna se sobresaltara. Normalmente ella era muy buena y mansa, así que aquella reacción era, cuanto menos, inesperada. Pero no le dio demasiada importancia. Entendía que, a veces, los animales se ponían nerviosos cuando se enfrentaban a situaciones desconocidas, o a personas nuevas. Incluso a ella, que era humana, le pasaba. Era muy desconfiada, así que quizá le hubiera pegado algo de su carácter a la que había sido su mejor compañera de aventuras desde que se la regalaran por su decimotercer cumpleaños. Había sido, probablemente, la única vez en que su padre había acertado a la hora de hacerle un regalo. Normalmente se iba a lo más simple y lógico, como era una chica le debían gustar los vestidos, o eso creía él, pero la cara de disgusto de la princesa no cambiaba cumpleaños tras cumpleaños. Así que aquella vez decidió probar con algo diferente, y por una vez, escuchar sus peticiones. Aún recordaba la cara de espanto que puso su madre cuando, una semana después de recibir el regalo, la joven exigía que la enseñaran a montar o si no lo intentaría hacer ella sola, con todas sus consecuencias. En menos de un mes ya galopaba como una auténtica experta. Y comenzó a compartir más de su tiempo con el rey y con los guardias. Aunque aquellos momentos ya no ocurrían con tanta frecuencia, los recordaba con mucho cariño.
Una vez ensillado el caballo, y cuando ya se hubo montado, se volteó para ver cuál de los animales había escogido el Barón. Lo cierto es que se sorprendió cuando, de todos los disponibles, escogió precisamente a aquel Shire. Por un momento sintió una punzada de irritación, pero decidió ignorarlo y sacudió la cabeza. - Su nombre es Neakail. Su dueño es Lorick, el irritante guardia real que me hace de escolta. Hoy tiene el día libre. Siempre suele tener un par al mes, y entonces no le vemos el pelo. Ahora que lo pienso, quizá os lo regale para darle una lección, así aprenderá a hacerme más caso a mi como persona, y no tratarme como un artefacto precioso que debe proteger. Es francamente molesto. -Dijo poniendo una graciosa mueca de disgusto, que provocó que sus facciones se volvieran más aniñadas por un momento. Hablar de aquel tipo siempre la molestaba por alguna razón, pero se arrepentía de haberle ofrecido su caballo a un completo desconocido. Aunque supuso que no la iba a tomar en serio, así que no dijo nada más.
Una vez salieron de las caballerizas, y montada en su yegua, volvió a sentir que el mundo era maravilloso, a pesar de estar simplemente pasando por el mismo sitio por el que habían entrado antes minutos antes. Ah, pero era genial. Lo veía todo mucho más claro, y las cosas parecían volver a recuperar el color que les correspondía. Adoraba esa sensación de libertad. - No sé si es duro o no, ya que no tengo nada con lo que compararlo. Mis padres se quieren mucho, pero mi madre no puede volver a concebir, y mi nuestra familia no impide que las mujeres reinen, así que a mi padre no le importa. La verdad, no es que crea que hubiera sido mejor si tuviera hermanos, pero la sensación de que todo el mundo espera algo tan grande de mi como reinar en un futuro, es francamente asfixiante. -Dijo la princesa, un tanto pensativa. No es que odiara su vida ni nada de eso, pero aquel hombre tenía razón, su posición le impedía hacer cosas que ella deseaba poder llevar a cabo. A pesar de que muchas veces se salía con la suya, como en lo referente a aprender cosas que se suponía que no necesitaba, o a sus viajes, su camino estaba prefijado y no había nada que pudiera cambiar eso.
- ¿Oh? ¿Vos vais a darme un tour por mi propio país? Suena interesante. Pero eso sólo será si sois capaz de vencerme en una carrera hacia la aldea que está a treinta kilómetros. Si ganáis vos, me mostraréis lo que queráis. Si gano yo, iremos a mi lugar favorito. Aunque bueno, esto último en sí ya es más un premio que otra cosa. Pero hace mucho tiempo que no voy al galope, y estoy deseando hacerlo... Tres... Dos... Uno... ¡Ya! -Tras acabar la cuenta atrás, salió disparada en dirección norte, dejando al hombre atrás rápidamente.
Una vez ensillado el caballo, y cuando ya se hubo montado, se volteó para ver cuál de los animales había escogido el Barón. Lo cierto es que se sorprendió cuando, de todos los disponibles, escogió precisamente a aquel Shire. Por un momento sintió una punzada de irritación, pero decidió ignorarlo y sacudió la cabeza. - Su nombre es Neakail. Su dueño es Lorick, el irritante guardia real que me hace de escolta. Hoy tiene el día libre. Siempre suele tener un par al mes, y entonces no le vemos el pelo. Ahora que lo pienso, quizá os lo regale para darle una lección, así aprenderá a hacerme más caso a mi como persona, y no tratarme como un artefacto precioso que debe proteger. Es francamente molesto. -Dijo poniendo una graciosa mueca de disgusto, que provocó que sus facciones se volvieran más aniñadas por un momento. Hablar de aquel tipo siempre la molestaba por alguna razón, pero se arrepentía de haberle ofrecido su caballo a un completo desconocido. Aunque supuso que no la iba a tomar en serio, así que no dijo nada más.
Una vez salieron de las caballerizas, y montada en su yegua, volvió a sentir que el mundo era maravilloso, a pesar de estar simplemente pasando por el mismo sitio por el que habían entrado antes minutos antes. Ah, pero era genial. Lo veía todo mucho más claro, y las cosas parecían volver a recuperar el color que les correspondía. Adoraba esa sensación de libertad. - No sé si es duro o no, ya que no tengo nada con lo que compararlo. Mis padres se quieren mucho, pero mi madre no puede volver a concebir, y mi nuestra familia no impide que las mujeres reinen, así que a mi padre no le importa. La verdad, no es que crea que hubiera sido mejor si tuviera hermanos, pero la sensación de que todo el mundo espera algo tan grande de mi como reinar en un futuro, es francamente asfixiante. -Dijo la princesa, un tanto pensativa. No es que odiara su vida ni nada de eso, pero aquel hombre tenía razón, su posición le impedía hacer cosas que ella deseaba poder llevar a cabo. A pesar de que muchas veces se salía con la suya, como en lo referente a aprender cosas que se suponía que no necesitaba, o a sus viajes, su camino estaba prefijado y no había nada que pudiera cambiar eso.
- ¿Oh? ¿Vos vais a darme un tour por mi propio país? Suena interesante. Pero eso sólo será si sois capaz de vencerme en una carrera hacia la aldea que está a treinta kilómetros. Si ganáis vos, me mostraréis lo que queráis. Si gano yo, iremos a mi lugar favorito. Aunque bueno, esto último en sí ya es más un premio que otra cosa. Pero hace mucho tiempo que no voy al galope, y estoy deseando hacerlo... Tres... Dos... Uno... ¡Ya! -Tras acabar la cuenta atrás, salió disparada en dirección norte, dejando al hombre atrás rápidamente.
Irïna K.V. of Hanover- Realeza Escocesa
- Mensajes : 172
Fecha de inscripción : 17/10/2013
Re: De vuelta a mi querida Escocia (Flashback/Priv. Irïna)
Ned sonrió de medio lado al ver salir corriendo a la princesa a toda prisa, pues la verdad prefería ir al sitio favorito de la princesa antes que ir a una aldea, pues a ella seguramente le habría sido enseñado su país varias veces, por lo tanto se quedó tras ella intentando mantener un ritmo decente pero sin adelantarle.
—Ya me has ganado, podemos ir cuando quieras a tu lugar favorito.— Dijo Ned deteniendo su caballo y sonriendo.—Y que conste que ha sido culpa del caballo de tu guardia real...— Dijo Ned bajando del caballo y acariciándole.—Pero aunque haya perdido y me quieras llevar a tu lugar favorito mereces una recompensa por tal destreza.— Ned cogió una flor del suelo y se la puso a Eara.—Más bien tu caballo por haber logrado ganar.— Ned se volvió a subir a su caballo.—Venga, deberíamos volver a la corte antes de que se den cuenta de que has desaparecido y debemos hacer una parada en tu lugar favorito.— Ned puso en marcha a Neakail para así seguir a Irïna a su lugar favorito.
Ned nunca se hubiera dejado ganar si no fuera por la curiosidad que le daba que la princesa quisiera enseñarle su lugar favorito en Escocia. Ned continuo siguiendo a la princesa, sin duda era un nervio puro y debería ser divertido analizar más la personalidad de la futura monarca más bien se iba a quedar en la corte escocesa unos días, no más de una semana para así poder hacer amigos en Escocia, tal vez algún noble o un hombre de mucho dinero que pudiera ser una buena amistad para el futuro.
Ned pensó en lo frágil que podría ser un humano, tal vez nunca volvería a ver a Irïna, tal vez la volvía a ver, pero era extraño ese sentimiento triste de un vampiro al sentir que tal vez nunca más iba a ver a una persona humana o mortal, y era por ello por lo que debía de pensar que una persona estaba llevándose un momento increíble que tal vez recordase cuando muriera o algo por el estilo. Ned siempre había pensado que desde 1500 a 1800 habían pasado cambios increíbles, y quería, necesitaba saber más sobre el futuro, quería saber si moriría en un año o tal vez dentro de tres mil años, pues para él no había nada más importante que saber las jugadas, ¿Qué pasaría en 1900? Tal vez se enamoraría de una mujer y se casaría, pero no podrían tener hijos... pues desde que paso lo de su mujer en Florencia, con Calíope de Medici nunca se había vuelto a enamorar ni serle fiel a una persona, y por ello siempre querría saber que pasaría.
—Háblame sobre como quieres llevar este gran país.— Dijo Ned mientras su caballo iba casi al lado del de Irïna.
—Ya me has ganado, podemos ir cuando quieras a tu lugar favorito.— Dijo Ned deteniendo su caballo y sonriendo.—Y que conste que ha sido culpa del caballo de tu guardia real...— Dijo Ned bajando del caballo y acariciándole.—Pero aunque haya perdido y me quieras llevar a tu lugar favorito mereces una recompensa por tal destreza.— Ned cogió una flor del suelo y se la puso a Eara.—Más bien tu caballo por haber logrado ganar.— Ned se volvió a subir a su caballo.—Venga, deberíamos volver a la corte antes de que se den cuenta de que has desaparecido y debemos hacer una parada en tu lugar favorito.— Ned puso en marcha a Neakail para así seguir a Irïna a su lugar favorito.
Ned nunca se hubiera dejado ganar si no fuera por la curiosidad que le daba que la princesa quisiera enseñarle su lugar favorito en Escocia. Ned continuo siguiendo a la princesa, sin duda era un nervio puro y debería ser divertido analizar más la personalidad de la futura monarca más bien se iba a quedar en la corte escocesa unos días, no más de una semana para así poder hacer amigos en Escocia, tal vez algún noble o un hombre de mucho dinero que pudiera ser una buena amistad para el futuro.
Ned pensó en lo frágil que podría ser un humano, tal vez nunca volvería a ver a Irïna, tal vez la volvía a ver, pero era extraño ese sentimiento triste de un vampiro al sentir que tal vez nunca más iba a ver a una persona humana o mortal, y era por ello por lo que debía de pensar que una persona estaba llevándose un momento increíble que tal vez recordase cuando muriera o algo por el estilo. Ned siempre había pensado que desde 1500 a 1800 habían pasado cambios increíbles, y quería, necesitaba saber más sobre el futuro, quería saber si moriría en un año o tal vez dentro de tres mil años, pues para él no había nada más importante que saber las jugadas, ¿Qué pasaría en 1900? Tal vez se enamoraría de una mujer y se casaría, pero no podrían tener hijos... pues desde que paso lo de su mujer en Florencia, con Calíope de Medici nunca se había vuelto a enamorar ni serle fiel a una persona, y por ello siempre querría saber que pasaría.
—Háblame sobre como quieres llevar este gran país.— Dijo Ned mientras su caballo iba casi al lado del de Irïna.
Ned Waldorf- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 17/07/2017
Re: De vuelta a mi querida Escocia (Flashback/Priv. Irïna)
Si había algo que odiara la joven princesa, era cuando los adultos la tomaban por tonta con sus acciones. A medida que cabalgaban en dirección a la aldea más cercana, Irïna, que a cada poco iba mirando hacia atrás para ver si le llevaba mucha o poca ventaja a su rival, pudo percatarse de que el hombre no lo estaba intentando en serio. Sintió rabia, lo que la hizo esforzarse aún más. ¿Acaso no la estaba tomando en serio? ¿O realmente pensaba que de haberse tomado aquel juego como un reto de verdad, tenía todas las de ganar? ¡Ja! Ella era mejor jinete que su propio padre, y nunca había perdido cuando la retaban limpiamente; un desconocido como aquel, un forastero, no iba a poder ganarle con un caballo que ella misma había montado innumerables veces. Pero la sensación del viento golpeándole la cara era tan agradable, que le hizo olvidar su enfado, y simplemente siguió galopando a ritmo rápido hasta llegar a la meta. Una vez allí, descendió de la montura y encaró al Barón, con una media sonrisa orgullosa, pero también con el ceño fruncido. Ella nunca olvidaba una ofensa, y no tomar en serio la carrera la había ofendido. Aunque le había gustado ganar, por supuesto.
- ¿Acaso me tomáis por tonta? Ni siquiera os habéis esforzado. Ese caballo es el segundo más veloz de toda la guardia, únicamente por detrás del de mi padre. Si tantas ganas teníais de ver mi lugar favorito, sólo debíais decirlo. Ahora no podré tomar nunca en serio nuestras competiciones. -El hecho de que sugiriera siquiera que pudiera haber una próxima vez, indicaba que, en cierta forma, ya lo consideraba un "camarada". - De todas formas, espero que sepáis que incluso si lo hubierais intentado, no habríais tenido ninguna oportunidad. No conozco a ningún jinete mejor que yo misma. Venga, vamos. -Con una sonrisa de oreja a oreja, la joven comenzó a caminar en dirección a una especie de bosque que estaba a apenas cien metros de distancia de la aldea, rodeando parte de ésta.
A medida que avanzaban por el bosque, vestido de manera otoñal, comenzó a hacerse audible el sonido del agua corriente. La sonrisa en el rostro de Irïna pareció ensancharse aún más. Sus ojos brillaban con emoción. Y en apenas unos minutos, allí estaban, frente a un hermoso y acaudalado río encabezado por una majestuosa cascada. La joven ató las riendas del caballo a la rama más baja de un árbol cercano, y salió corriendo hasta llegar a la orilla del río, para luego voltearse. - Este es el lugar más hermoso que existe. Mi secreto. Los habitantes de la aldea son supersticiosos, así que no se aventuran a adentrarse en el bosque, por lo que se contentan únicamente con apreciar la parte del río que llega hasta sus casas. Un día pregunté qué había más allá, y no supieron responderme, así que caminé río arriba, atravesando el bosque a pesar de sus palabras de advertencia, y me encontré con esto. Dicen que hay animales salvajes y espíritus que rondan este sitio. Pero es mágico, así que ¿a quién le importa? -Deshaciéndose de sus zapatos, sumergió los pies en las frescas aguas cristalinas. - Me habéis preguntado que cómo quiero reinar, y la respuesta a esa pregunta, es que no quiero hacerlo. Creo que la única forma de llevar prosperidad a esta nación, es a partir del conocimiento. Yo quiero aprender mucho, de todas las cosas posibles, y poder así apoyar a mi padre con la construcción de un país más unido, más sabio, y también más fuerte. Que pueda autoabastecerse y confiar en su propio juicio en lugar de apoyarse en alianzas extranjeras. Yo no soy tan fuerte como mi padre, ni tan capaz de mediar con conflictos internos, pero tengo muchas ansias por aprender y poner en práctica lo aprendido para mejorar la calidad de vida de sus súbditos. Para eso no necesito ser princesa. No creo poder ayudar al pueblo llano, estando por encima de éste. -Dijo, agachando un tanto la mirada. Había mencionado aquel mismo discurso, mucho antes, a sus padres, y éstos le habían dicho que precisamente por eso sería una buena reina. Pero ella lo dudaba. La persuasión no era lo suyo, y era demasiado independiente y valoraba demasiado su libertad individual como para serlo.
- ¿Acaso me tomáis por tonta? Ni siquiera os habéis esforzado. Ese caballo es el segundo más veloz de toda la guardia, únicamente por detrás del de mi padre. Si tantas ganas teníais de ver mi lugar favorito, sólo debíais decirlo. Ahora no podré tomar nunca en serio nuestras competiciones. -El hecho de que sugiriera siquiera que pudiera haber una próxima vez, indicaba que, en cierta forma, ya lo consideraba un "camarada". - De todas formas, espero que sepáis que incluso si lo hubierais intentado, no habríais tenido ninguna oportunidad. No conozco a ningún jinete mejor que yo misma. Venga, vamos. -Con una sonrisa de oreja a oreja, la joven comenzó a caminar en dirección a una especie de bosque que estaba a apenas cien metros de distancia de la aldea, rodeando parte de ésta.
A medida que avanzaban por el bosque, vestido de manera otoñal, comenzó a hacerse audible el sonido del agua corriente. La sonrisa en el rostro de Irïna pareció ensancharse aún más. Sus ojos brillaban con emoción. Y en apenas unos minutos, allí estaban, frente a un hermoso y acaudalado río encabezado por una majestuosa cascada. La joven ató las riendas del caballo a la rama más baja de un árbol cercano, y salió corriendo hasta llegar a la orilla del río, para luego voltearse. - Este es el lugar más hermoso que existe. Mi secreto. Los habitantes de la aldea son supersticiosos, así que no se aventuran a adentrarse en el bosque, por lo que se contentan únicamente con apreciar la parte del río que llega hasta sus casas. Un día pregunté qué había más allá, y no supieron responderme, así que caminé río arriba, atravesando el bosque a pesar de sus palabras de advertencia, y me encontré con esto. Dicen que hay animales salvajes y espíritus que rondan este sitio. Pero es mágico, así que ¿a quién le importa? -Deshaciéndose de sus zapatos, sumergió los pies en las frescas aguas cristalinas. - Me habéis preguntado que cómo quiero reinar, y la respuesta a esa pregunta, es que no quiero hacerlo. Creo que la única forma de llevar prosperidad a esta nación, es a partir del conocimiento. Yo quiero aprender mucho, de todas las cosas posibles, y poder así apoyar a mi padre con la construcción de un país más unido, más sabio, y también más fuerte. Que pueda autoabastecerse y confiar en su propio juicio en lugar de apoyarse en alianzas extranjeras. Yo no soy tan fuerte como mi padre, ni tan capaz de mediar con conflictos internos, pero tengo muchas ansias por aprender y poner en práctica lo aprendido para mejorar la calidad de vida de sus súbditos. Para eso no necesito ser princesa. No creo poder ayudar al pueblo llano, estando por encima de éste. -Dijo, agachando un tanto la mirada. Había mencionado aquel mismo discurso, mucho antes, a sus padres, y éstos le habían dicho que precisamente por eso sería una buena reina. Pero ella lo dudaba. La persuasión no era lo suyo, y era demasiado independiente y valoraba demasiado su libertad individual como para serlo.
Irïna K.V. of Hanover- Realeza Escocesa
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Re: De vuelta a mi querida Escocia (Flashback/Priv. Irïna)
Ned escucho atentamente las palabras de la princesa, pues estaba descubriendo la manera en la que está reinaría y eso le daba curiosidad a Ned, para saber si está iba a ser en un futuro una buena o una mala reina, y por lo que estaba escuchando sería una buena reina, pues tenía el exquisito don de las palabras.
Ned miraba ese lugar que tanto encanto tenía, parecía hecho exactamente por un dios, era tan bello... tan bonito que Ned no podía parar de mirar a todos lados con admiración, era un lugar que nunca había visto, pero sin duda era el mejor lugar que había visto en Escocia durante toda su vida inmortal.
—Precioso discurso, mi lady.— Dijo Ned haciendo una reverencia.—También un precioso lugar, pero sería mejor disfrutarlo otro día, está anocheciendo y quiero llevaros a la corte cuanto antes, no quiero que me maten por tenerte "secuestrada" ¿Sabe?— Dijo Ned de forma graciosa montándose en el caballo.
Ned comenzó a correr con el caballo en dirección a la corte Escocesa, tal vez podrían por fin correr y dar todo lo que podían ellos dos corriendo con sus caballos, así podría de alguna manera compensarle por lo de antes.
—Disfrutemos de está carrera como antes no lo hemos hecho.— Dijo Ned adelantándola y poniéndose muy por delante de ella con una sonrisa.—La recompensa será... el mejor baile de tu vida o un baile normal.— Gritó Ned mientras galopaba.
Ned miraba ese lugar que tanto encanto tenía, parecía hecho exactamente por un dios, era tan bello... tan bonito que Ned no podía parar de mirar a todos lados con admiración, era un lugar que nunca había visto, pero sin duda era el mejor lugar que había visto en Escocia durante toda su vida inmortal.
—Precioso discurso, mi lady.— Dijo Ned haciendo una reverencia.—También un precioso lugar, pero sería mejor disfrutarlo otro día, está anocheciendo y quiero llevaros a la corte cuanto antes, no quiero que me maten por tenerte "secuestrada" ¿Sabe?— Dijo Ned de forma graciosa montándose en el caballo.
Ned comenzó a correr con el caballo en dirección a la corte Escocesa, tal vez podrían por fin correr y dar todo lo que podían ellos dos corriendo con sus caballos, así podría de alguna manera compensarle por lo de antes.
—Disfrutemos de está carrera como antes no lo hemos hecho.— Dijo Ned adelantándola y poniéndose muy por delante de ella con una sonrisa.—La recompensa será... el mejor baile de tu vida o un baile normal.— Gritó Ned mientras galopaba.
Ned Waldorf- Vampiro Clase Alta
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Re: De vuelta a mi querida Escocia (Flashback/Priv. Irïna)
Las frescas aguas acariciaron la planta de sus pies con delicadeza, rejuveneciéndola. La carrera la había cansado considerablemente, casi más de lo que ella misma esperaba. Tal vez la bronca de aquella misma mañana con su madre, la reina, fuera parte de la razón de su agotamiento. Chapoteó y salpicó un par de veces sonriendo con alegría al ver cómo los peces saltaban sobre la superficie de las cristalinas aguas, como si estuvieran dándole la bienvenida, y respondiendo a sus acciones. Una vez estuvo satisfecha, se secó como pudo con la parte baja de su capa y volvió a calzarse los zapatos, volteándose para mirar al hombre. Su discurso la había dejado pensativa, y también un tanto preocupada respecto a la impresión que le había dado a aquel extranjero. ¿Pensaría que era poco confiable? ¿Una ilusa? ¿O simplemente una quejica niña rica que no sabía apreciar la suerte que tenía? Había escuchado opiniones como aquella en innumerables ocasiones, así que estaba acostumbrada, pero hubiera odiado que un completo desconocido también la considerara así... Por suerte, Ned no dijo nada, ni bueno ni malo, así que supuso que no tenía una opinión al respecto. Extrañamente, eso la tranquilizó.
- No me había dado cuenta de que fuese tan tarde, pero tenéis razón. Mi madre debe estar volviéndose loca. Y si descubre que estaba con vos se negará en rotundo a que vengáis conmigo al baile. Bueno, no es que fuera a hacerle caso, pero es mejor que volvamos, sí. -Dijo la adolescente asintiendo, y tras darle un último vistazo al paisaje, se montó en el caballo y comenzó a galopar por el mismo sitio desde el que habían venido. No tuvo tiempo de preguntar acerca de a qué se refería con lo de "el mejor baile de su vida" cuando el hombre ya la había adelantado. Era sorprendentemente rápido para alguien que se había dejado ganar. La chica frunció el ceño y se esforzó por alcanzarle. Tardó un poco más de lo acostumbrado, pero finalmente lo hizo, y ambos llegaron a la "meta", es decir, los establos del castillo, al mismo tiempo.
- ¿Qué pasa si empatamos? ¿Será el mejor baile de mi vida o me aburriré completamente? ¡Nunca llegó a decirme qué resultado correspondía a qué cosa! -Se quejó, risueña, y visiblemente de buen humor, todo el jaleo de la mañana olvidado desde hacía rato. Pronto, los guardias reales, que la habían visto llegar desde la distancia, comenzaron a rodearlos. - Creo que nos metimos en problemas de todas formas... -Murmuró, agarrándose al brazo ajeno y haciendo burla a los militares, que se mostraron nerviosos e incómodos al notar la cercanía de su princesa con un forastero.
- No me había dado cuenta de que fuese tan tarde, pero tenéis razón. Mi madre debe estar volviéndose loca. Y si descubre que estaba con vos se negará en rotundo a que vengáis conmigo al baile. Bueno, no es que fuera a hacerle caso, pero es mejor que volvamos, sí. -Dijo la adolescente asintiendo, y tras darle un último vistazo al paisaje, se montó en el caballo y comenzó a galopar por el mismo sitio desde el que habían venido. No tuvo tiempo de preguntar acerca de a qué se refería con lo de "el mejor baile de su vida" cuando el hombre ya la había adelantado. Era sorprendentemente rápido para alguien que se había dejado ganar. La chica frunció el ceño y se esforzó por alcanzarle. Tardó un poco más de lo acostumbrado, pero finalmente lo hizo, y ambos llegaron a la "meta", es decir, los establos del castillo, al mismo tiempo.
- ¿Qué pasa si empatamos? ¿Será el mejor baile de mi vida o me aburriré completamente? ¡Nunca llegó a decirme qué resultado correspondía a qué cosa! -Se quejó, risueña, y visiblemente de buen humor, todo el jaleo de la mañana olvidado desde hacía rato. Pronto, los guardias reales, que la habían visto llegar desde la distancia, comenzaron a rodearlos. - Creo que nos metimos en problemas de todas formas... -Murmuró, agarrándose al brazo ajeno y haciendo burla a los militares, que se mostraron nerviosos e incómodos al notar la cercanía de su princesa con un forastero.
Irïna K.V. of Hanover- Realeza Escocesa
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Fecha de inscripción : 17/10/2013
Re: De vuelta a mi querida Escocia (Flashback/Priv. Irïna)
Ned pasó por delante de los guardias los cuales dejaron pasar a Ned junto a la princesa sin decir nada excepto mirando a Ned con algo de odio. Ned decidió no decir nada y continuar caminando junto con la princesa. Ned recordaba por ese instante cuando era niño y solía caminar por Escocia junto a muchas nobles y clases altas que solían acompañarlo a ese tipo de fiestas... pero sin duda las mejores fueron tras convertirse en vampiro, y esperaba que la joven no se diera cuenta del frío que desprendía, pues no quería ser descubierto por está y asustarla.
—Supongo que será tu recompensa... un baile divertido... por ejemplo... ¿Qué te gustaría que pasará? ¿Ver a tu madre bailando ella sola? ¿Ver a los caballeros bailando ballet?— Dijo Ned pensando en lo divertido que sería ver a esos guardias con malas pulgas bailar ballet.—Pero antes será mejor que les digas a tus criados que preparen una habitación para mí, si me deja, claro está.— Ned le sonrió de manera amable y le hizo una reverencia.—Por ahora puede ir a cambiarse, yo esperaré escondido, pero apareceré cuando lo vea necesario, tranquila, conozco el castillo, estuve en la corte hace... unos años, antes de que nacieras.— Dijo Ned sin entrar en detalles y retirarse al salón, pero sus dones de vampiro le ayudaron a permanecer oculto.
Era cierto que Ned había estado en la corte varias veces, no la conocía lo suficiente, pero al menos sabía como llegar a los lugares principales, el castillo de Escocia en el que se encontraba era hermoso, siempre le había gustado tanto ese país, una pena que tuviera que marcharse tan pronto por su condición de vampiro que hacía que matará a todo ser viviente que se le acercase, pero era algo normal en él cambiar de residencia con bastante rapidez, pero le estaba gustando más de lo normal Francia y además Escocia, por lo tanto se estaba planteando quedarse en Francia, París durante unos años más antes de volver a Escocia completamente.
—Supongo que será tu recompensa... un baile divertido... por ejemplo... ¿Qué te gustaría que pasará? ¿Ver a tu madre bailando ella sola? ¿Ver a los caballeros bailando ballet?— Dijo Ned pensando en lo divertido que sería ver a esos guardias con malas pulgas bailar ballet.—Pero antes será mejor que les digas a tus criados que preparen una habitación para mí, si me deja, claro está.— Ned le sonrió de manera amable y le hizo una reverencia.—Por ahora puede ir a cambiarse, yo esperaré escondido, pero apareceré cuando lo vea necesario, tranquila, conozco el castillo, estuve en la corte hace... unos años, antes de que nacieras.— Dijo Ned sin entrar en detalles y retirarse al salón, pero sus dones de vampiro le ayudaron a permanecer oculto.
Era cierto que Ned había estado en la corte varias veces, no la conocía lo suficiente, pero al menos sabía como llegar a los lugares principales, el castillo de Escocia en el que se encontraba era hermoso, siempre le había gustado tanto ese país, una pena que tuviera que marcharse tan pronto por su condición de vampiro que hacía que matará a todo ser viviente que se le acercase, pero era algo normal en él cambiar de residencia con bastante rapidez, pero le estaba gustando más de lo normal Francia y además Escocia, por lo tanto se estaba planteando quedarse en Francia, París durante unos años más antes de volver a Escocia completamente.
Ned Waldorf- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 17/07/2017
Re: De vuelta a mi querida Escocia (Flashback/Priv. Irïna)
La joven princesa agradeció mentalmente que Lorick no se encontrase presente en el castillo en aquellos momentos, o estaba segura de que no conocería el día en el que dejara de escuchar sus quejas por haberse puesto en peligro al marcharse de forma tan temeraria con un desconocido. No es que le fuera a hacer mucho caso, pero sus palabras siempre le resultaban extrañamente dolorosas, sobre todo cuando mostraban descontento. ¡Pero ella estaba bien! ¿Es que acaso no lo veían? Se había divertido en el exterior durante toda una tarde que, en cualquier otro momento se hubiese basado en leer o seguir a su madre en sus quehaceres. Aquel hombre, aunque forastero, conocía la tierra que pisaba. Había sido lo bastante amable como para correr una carrera con ella, y además se había ofrecido a acompañarla al baile. ¡No todos quienes se acercaban a ella lo hacían con un mal motivo entre manos! Además, ella sabía protegerse sola. Ignorando las miradas de reprobación, acompañó a Ned hacia el interior del castillo, guiándolo por los pasillos, y escuchando las curiosas formas que se le habían ocurrido para hacer el baile más entretenido.
- ¡No soy una niña! Vengarme de mi madre provocando que ésta haga el ridículo no es un gran plan. Además, seguro que después me tendrían castigada durante meses. -La verdad es que lo segundo le resultaba mucho más desagradable que lo primero. ¿Ver a la reina bailar sola? Sería una anécdota que se recordaría durante muchos años. - Pero reconozco que ver a los guardias bailando ballet podría ser bastante entretenido. Me puedo imaginar sus caras rojas por la vergüenza y el pánico. ¡¡Jajajaja!! ¿Pero cómo ibais a lograr que pasara algo como eso? ¡Lo sabía! ¡Sois un brujo, verdad! ¡Nunca he conocido a uno! -Los ojos de la joven brillaron con anticipación, casi podía sentir excitación por aquella fiesta que horas antes le parecía un suplicio. Así que decidió aceptar la oferta del hombre y retirarse a descansar. Seguro que sus padres estarían preocupados, ¡se había saltado la cena!
- Cédric, guíe a mi invitado a uno de los cuartos disponibles en el piso de arriba. El más espacioso. Es mi acompañante del baile, así que como le digas algo malo pienso volver a poner abejas en la armería. -Dijo medio en broma al único sirviente que se había mantenido lo bastante cerca de ambos como para escuchar su conversación. Antiguamente había sido militar, pero ahora se encargaba de la seguridad de palacio. Era un hombre muy alto, pero demasiado delgado, y las sombras de la edad ya eran evidentes en sus arrugas y cabellos blanquecinos. - La fiesta empieza a medianoche, es una especie de tradición. Así que podéis descansar hasta entonces. -Dijo la chica con una brillante sonrisa, para luego apresurarse por el corredor hasta su recámara, dejando a su nuevo "amigo" con el sirviente.
- Sé lo que eres, y no dejaré que le hagas nada malo a nuestra princesa. -Amenazó el criado -un licántropo-, pero hizo lo que se le había encargado, dejando al vampiro en una de las habitaciones principales, donde estaba seguro de que podría vigilarlo mejor.
- ¡No soy una niña! Vengarme de mi madre provocando que ésta haga el ridículo no es un gran plan. Además, seguro que después me tendrían castigada durante meses. -La verdad es que lo segundo le resultaba mucho más desagradable que lo primero. ¿Ver a la reina bailar sola? Sería una anécdota que se recordaría durante muchos años. - Pero reconozco que ver a los guardias bailando ballet podría ser bastante entretenido. Me puedo imaginar sus caras rojas por la vergüenza y el pánico. ¡¡Jajajaja!! ¿Pero cómo ibais a lograr que pasara algo como eso? ¡Lo sabía! ¡Sois un brujo, verdad! ¡Nunca he conocido a uno! -Los ojos de la joven brillaron con anticipación, casi podía sentir excitación por aquella fiesta que horas antes le parecía un suplicio. Así que decidió aceptar la oferta del hombre y retirarse a descansar. Seguro que sus padres estarían preocupados, ¡se había saltado la cena!
- Cédric, guíe a mi invitado a uno de los cuartos disponibles en el piso de arriba. El más espacioso. Es mi acompañante del baile, así que como le digas algo malo pienso volver a poner abejas en la armería. -Dijo medio en broma al único sirviente que se había mantenido lo bastante cerca de ambos como para escuchar su conversación. Antiguamente había sido militar, pero ahora se encargaba de la seguridad de palacio. Era un hombre muy alto, pero demasiado delgado, y las sombras de la edad ya eran evidentes en sus arrugas y cabellos blanquecinos. - La fiesta empieza a medianoche, es una especie de tradición. Así que podéis descansar hasta entonces. -Dijo la chica con una brillante sonrisa, para luego apresurarse por el corredor hasta su recámara, dejando a su nuevo "amigo" con el sirviente.
- Sé lo que eres, y no dejaré que le hagas nada malo a nuestra princesa. -Amenazó el criado -un licántropo-, pero hizo lo que se le había encargado, dejando al vampiro en una de las habitaciones principales, donde estaba seguro de que podría vigilarlo mejor.
Irïna K.V. of Hanover- Realeza Escocesa
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