Bienvenido a la Catacumba (Bruce)

por **Alarick** Lun Dic 04, 2017 12:35 pm

Alarick tenía un puesto en el Mercado, que doblaba una esquina y en una vereda bajaba unas escaleras. Era un lugar subterráneo, a simple vista parecía una casita vieja y normal en la que cualquiera podría vivir. Pero ésta, rebosaba en sus exteriores de una extraña aura, algo tenebrosa y nadie se percataba de ello. Sólo algunos se veían entrar y salir de este lugar, sólo algunos sabían qué se encontraba realmente detrás de esas puertas, con relieves y diseños puntiagudos, parecidos a los de una catedral gótica, o un mausoleo en el cementerio.

Hacer algunas semanas estaba tomando contacto por carta, con un hombre llamado Bruce Paine. Quién, según decía en las misivas: “He oído sobre ti, y puede ser que me ayudes con algunos temas oscuros de mi vida”. Alarick no conocía en persona a este tal Bruce por lo cual, él demostraba cierta desconfianza ante estas líneas. Alarick no temía en absoluto enfrentarse a los “problemas oscuros”, pero el hecho de solicitar conocerse en persona le había parecido algo inusual, pero no del todo anormal.

Sin embargo, Alarick aceptaba esta reunión pues claramente en las cartas se especificaba que algo extraordinario comenzaba a sucederle a esta persona. Alarick reunió todas las cartas que había intercambiado con Paine sobre su escritorio, y posó sus manos sobre éstas intentando visualizar a su autor. Pasaron varios minutos, antes de poder tener algún indicio que se veía difuso. Pero pudo observar a un hombre de aspecto barbudo y blanco, de buen porte con rasgos extranjeros, una pluma firma y severa escribiendo las líneas. Luego abrió los ojos y sonrió, pronunciando:

-Te tengo...- dijo con voz satisfecha, enarcando una ceja para volver a su expresión seria de siempre.

Aquella noche esperó a su ya no tan incógnito visitante, mientras que éste comenzaba a hacer unas mezclas de hierbas en su laboratorio, oyó a lo lejos los pasos del hombre con el cual había concretado este encuentro. Las sombras invadían las calles del mercado, pues las luces tenues demostraban un barrio tranquila, pero lleno de negocios turbios y silenciosos. La luz de la casa de Alarick, nisiquiera alcanzaba a iluminar toda la entrada de las escaleras, era demasiado baja.