Ficha de Hallie

 
 
 
Las raíces de Hallie provienen de la tierra que le vio nacer y desde su primer soplo de vida ha estado intrínsecamente unida a ella, siendo un espíritu libre y vivaz, con múltiples facetas que al unirse conforman a alguien tenaz e independiente.

La energética joven es como un pájaro que vuela de rama en rama deleitándose con cada una pero igualmente distrayéndose con cada pequeño detalle de la naturaleza que captura su atención.
 
Sociable y generosa, fácilmente atrae a las personas con su honestidad y franqueza.
 
Sus emociones dictaminan su andar, en muchos sentidos es aún muy ingenua, le falta mucho por experimentar y aprender. Su fortaleza interior es su mejor atributo, aunque ella misma aún desconoce del todo el alcance de la misma.

Es una fuerza de la naturaleza, indómita pero generosa, fácilmente siente empatía por los demás.
 
En ella los sentimientos son intensos por lo que es incapaz de someterse a la resignación cuando las injusticias se hacen presentes.


 
 
Para dar inicio a mi historia debo comenzar por mis raíces. Pertenezco por sangre a una sucesión de cazadoras que desde los tiempos más antiguos se dedicaron a combatir a los seres sobrenaturales.

Bravas e indómitas, se me enseñó desde siempre que en mi familia mis antecesoras no retrocedían ante nada. A lo largo del tiempo podíamos generar fascinación, temor, odio, muchas escalas de emociones en quien alguna vez se topase con alguna, pero jamás indiferencia.

Me crié al lado del río Karasjohka, junto a las montañas. Abrí los ojos por primera vez en esas tierras agrestes, a las que aprendí a amar como a una extensión de mi misma, conociendo cada palma y cada escondrijo de aquel lugar que acogió mis pasos y mis risas juveniles.

Desde chica observaba a las mayores de la familia, temerariamente se  desplazaban por las noches combatiendo a aquellos entes que en forma de vampiros y hombres lobo desde siempre habían amenazado la existencia de los humanos. 

Comprendiendo lo importante que era adquirir agilidad en el uso de las armas, no veía el momento en el cual pudiera sostener por primera vez una en mis manos para finalmente, una vez alcanzadas la agilidad y la destreza necesarias, pudiese salir de caza.

Sin embargo, por alguna razón, mi madre retrasaba el momento en el que comenzase a entrenar, protegiéndome creo, de aquello que inevitablemente habría de suceder, seguir la misma senda que siguieron nuestros antepasados, por lo que hube de recurrir a una de las mayores para que a escondidas, comenzase a adiestrarme físicamente.

Para cuando mi madre lo descubrió, mis ojos ya brillaban cada vez que sostenía un arma en mis manos, y aunque la reprimenda fue notoria, y mi castigo me recluyó durante una buena temporada, mi aislamiento impuesto no podía durar por siempre, así que finalmente obtuve el permiso para continuar mi adiestramiento.

No tardaron en comenzar a sucederse los acontecimientos más extraños, el pueblo en el que vivía era atacado por sobrenaturales que cada vez se volvían más temerarios. Por primera vez en siglos, nos tomaban por sorpresa, acercándose por las noches y menguando numerosas vidas.

Mi familia decidió buscar una alianza con otros cazadores, algo que nunca habíamos hecho antes. Me ofrecí como voluntaria para emprender el viaje y cruzar los caminos. Así fue como tres noches después partí con ese fin, buscando una alianza que nos ayudase a encontrar una solución a la amenaza que se cernía sobre nuestra gente.