puedo verte // Manuel de Lezo

por **Eylith Enhydra** Miér Ene 31, 2018 11:56 am

La noche aun no había llegado y la mansión estaba silenciosa, salvo por el tenue servicio que terminaba de limpiar antes de retirarse, el cuervo emitía un graznido desde el punto algido de la mansión, viendo con total claridad cualquier punto de la calle, incluso la presencia inquietante de la cual se había molestado en conocer previamente, y de eso se encarcaba bien la cambiante, de investigar, no solo las artes clasicas para el museo más famoso de París, el Louvre, se movió de esa inquieta forma al ver con su aguda vista fija en quien con elegancia y sigilo pasaba el umbral que ofrecía la verja que rodeaba la mansión. Sin duda penetrar en la mansión no le sería dificil ya que nadie había para impedirlo, alzo el vuelo y rodeó con velocidad la mansión y entro dentro de la habitación que mantenía abierta.

Se vistió elegantemente dejando que el intruso penetrara en la casa, incluso concediendole el lujo de fisgonear por la entrada, salió de su cuarto andando de manera veloz e imponente con paso firme y sigiloso, era su hogar también y conocia cada sitio al pie de la legua, bajó por las escaleras, parecia que el intruso se había movido por la casa, cosa que aprovechó para coger lo necesario para intimidar al intruso que entró, siguió su rastro por la mansión gracias a su olfato, parece que los pasos del intruso le habían llevado al salon, Eylith entró tras él y cerró la puerta tras de sí, observando la espalda del imponente hombre que sin duda escuchó la puerta cerrarse tras él, la cambiante clavaba su penetrante y azul mirada en este mientras el hombre se giraba.

La chica se mantuvo seria, y solo cuando cruzó su vista con la del intruso desenfundó el revolver y apunto a él hombre mientras ladeaba su figura manteniendo el menor blanco posible al otro. -Buenas tardes inquisidor....es de mala educación entrar sin llamar, puede salirte caro.- Dijo de manera tranquila no obstante, sabía que los inquisidores eran peligrosos y solían ir armados, y aunque Eylith sabía luchar cuerpo a cuerpo dudaba ser rival para ese hombre que tenía frente a ella, había oido hablar de él y esperaba que un revolver lo achantara, ella era una muy buena tiradora, pero a juzgar por el peso del arma igual quedaría un par de balas o tal vez no, pero eso el contrario, no lo sabía. -Bien pongo las cartas sobre la mesa, he oido hablar de usted...no hay nada en París que se me escapé y usted no es la excepción...le aseguro que no se le ha perdido nada aquí, asi que le aconsejo pedir disculpas o...- Apuntó hacia su estomago. -He oido que un balazo ahí duele mucho.- Sonrió de amarga manera de medio lado.