AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Błędnik {Eszti}
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Błędnik {Eszti}
Si alguien me preguntara qué demonios hacía allí, rodeado de tipos sudorosos y borrachos, no hubiera sabido qué responder. Todos cantaban y coreaban al son de la canción de una hermosa joven de apenas veinte años, a la que todos miraban embelesados debido a su enorme belleza. Ella parecía encantada con toda la atención que aquellos tipos le prestaban, como si más que sentir la incomodidad que sería lógica en una situación como esa, se sintiera cómoda. Fruncí el ceño, confuso pese al alto estado de ebriedad en que me encontraba. No podía dejar de mirarla, y ella tampoco podía apartar la vista de mis ojos. Pero no dejaba de bailar, de danzar, mientras los demás la vitoreaban, la animaban a continuar. Todo el local daba vueltas y más vueltas a mi alrededor. Me sentía mareado, tenía náuseas y apenas si podía mantenerme en pie. Tuve que sujetarme a uno de los taburetes a fin de no caerme. Fue entonces cuando me di cuenta de que me habían echado algo en la bebida. Puse una mueca de fastidio cuando uno de los tipos que me rodeaban me sujetó con firmeza por uno de los brazos y me arrastró hasta el fondo del local. ¿De qué demonios iba todo eso? Sabía que no debía haber confiado en aquel tipo. ¿Compañeros de armas? ¿Cazador aliado? ¡Patrañas!
- Maldita sea... -Farfullé al notar que el brazo me crujía bajo la presión que el hombre ejercía sobre él. Me costaba mantenerme consciente y apenas si podía respirar. Y cuando estuve a punto de perder el conocimiento, pude percibir cómo me guiaban hasta una especie de almacén, donde aquel tipo me arrojó sobre un destartalado sillón del que se levantó una nube de polvo que me hizo estornudar. - Augh... -Tenía todo el cuerpo adolorido, y apenas era capaz de mantener los ojos abiertos. Antes de desmayarme, lo único que pude ver fueron los ojos azules de aquella chica que antes danzaba delante de todos los presentes, y que ahora me miraba desde arriba. Sonriendo. Como un ángel.
La escuché decir algo, y el golpe de una puerta al cerrarse. Luego, todo se hizo negro.
- Maldita sea... -Farfullé al notar que el brazo me crujía bajo la presión que el hombre ejercía sobre él. Me costaba mantenerme consciente y apenas si podía respirar. Y cuando estuve a punto de perder el conocimiento, pude percibir cómo me guiaban hasta una especie de almacén, donde aquel tipo me arrojó sobre un destartalado sillón del que se levantó una nube de polvo que me hizo estornudar. - Augh... -Tenía todo el cuerpo adolorido, y apenas era capaz de mantener los ojos abiertos. Antes de desmayarme, lo único que pude ver fueron los ojos azules de aquella chica que antes danzaba delante de todos los presentes, y que ahora me miraba desde arriba. Sonriendo. Como un ángel.
La escuché decir algo, y el golpe de una puerta al cerrarse. Luego, todo se hizo negro.
Última edición por Gaweł J. Bożydar el Mar Mar 27, 2018 8:20 pm, editado 2 veces
Gaweł J. Bożydar- Cazador Clase Media
- Mensajes : 48
Fecha de inscripción : 06/04/2016
Re: Błędnik {Eszti}
El encargo le había llegado de la forma más abrupta posible. Después de años vagando de país en país en busca del vampiro, cuando por fin se habían reencontrado, lejos de recibirlo con los brazos abiertos, le había puesto condiciones para que ese encuentro no se quedara en uno aislado, y por el contrario, se convirtiese en un nuevo comienzo para ambos. La condición había sido clara: debía esforzarse por dar con el paradero de un cazador que le había estado pisando los talones desde una matanza cometida hacía algunas semanas. No importaba qué armas usara para engatusarle, pero el resultado debía ser el mismo. Tenía que morir. O por lo menos, acabar lo bastante asustado como para que se marchase de París y no regresara nunca. Si no cumplía con su petición volvería a marcharse dejándolo atrás. Y Eszti no estaba dispuesto, después de lo mucho que le había costado encontrarle, a que eso ocurriera. No le permitiría volver a escapar. No dejaría que su persona se convirtiese en un mero recuerdo de su larga existencia, un juguete más que había dejado atrás al aburrirse de él. No. Eso no ocurriría.
Con ese propósito en mente, había estado siguiendo al cazador por algunos días. El tipo parecía lo bastante fuerte como para suponer un problema para algunas criaturas, si se ponían en su punto de mira, pero lo mirase por donde lo mirase, no comprendía por qué Friðþjófr se sentía amenazado por él. A fin de cuentas, seguía siendo un simple humano. Por más fuerza física que poseyera seguía siendo mortal. El vampiro lo estaba probando. Quería saber hasta qué punto le guardaba lealtad, hasta dónde sería capaz de llegar por él. Quería saber si podría seguir confiando en Eszti del mismo modo que lo hizo tiempo atrás, cuando aún recorrían el mundo juntos. Mintiendo. Engañando. Y utilizando las armas que ambos poseían para conquistar todo a su paso.
Tras vestirse con una de sus mejores galas, abandonó el caserón que había estado ocupando, perteneciente a uno de sus "clientes", para luego cubrirse con una capa y colocar una capucha tapando sus cabellos, dispuesta a dirigirse hacia el hostal donde sabía que el cazador se había estado hospedando, esperando el momento propicio para abarcarle. Las últimas noches había estado frecuentando un local de mala muerte, donde bebía hasta el amanecer. Minutos después de que Eszti llegase al hospicio, vio al hombre salir, por lo que aceleró el paso tomando un atajo a fin de llegar él antes a la taberna. No tardó mucho en persuadir, tanto con su encanto físico como con unas pocas monedas, a otros hombres a fin de que lo ayudaran con su propósito de estar a solas con el hombre que acababa de llegar. Mientras ella bailaba a la vista de todos, distrayendo la atención de su bebida, dio una señal a uno de sus cómplices para que echara una pócima que lo haría dormir en su copa. Pan comido. Los hombres eran demasiado fáciles de manejar. Claro que, evidentemente, no pensaba usar su cuerpo para pagarles: no tenían el prestigio suficiente, y tampoco podían ofrecerle nada. Pero de momento su objetivo estaba cumplido, ya lo tenía atrapado en una sala.
- Ya puedes salir. Más tarde, cuando me ocupe de él, me haré cargo de tu pago. No te impacientes, siempre dicen que los mejores regalos son los que más se hacen de rogar... - El joven, suplantando a una dama, guiñó el ojo, y el fornido borracho no pudo más que sonreír de forma lasciva, expectante como estaba por lo que Eszti le estaba sugiriendo que le iba a dar. Tan estúpido...
Con ese propósito en mente, había estado siguiendo al cazador por algunos días. El tipo parecía lo bastante fuerte como para suponer un problema para algunas criaturas, si se ponían en su punto de mira, pero lo mirase por donde lo mirase, no comprendía por qué Friðþjófr se sentía amenazado por él. A fin de cuentas, seguía siendo un simple humano. Por más fuerza física que poseyera seguía siendo mortal. El vampiro lo estaba probando. Quería saber hasta qué punto le guardaba lealtad, hasta dónde sería capaz de llegar por él. Quería saber si podría seguir confiando en Eszti del mismo modo que lo hizo tiempo atrás, cuando aún recorrían el mundo juntos. Mintiendo. Engañando. Y utilizando las armas que ambos poseían para conquistar todo a su paso.
Tras vestirse con una de sus mejores galas, abandonó el caserón que había estado ocupando, perteneciente a uno de sus "clientes", para luego cubrirse con una capa y colocar una capucha tapando sus cabellos, dispuesta a dirigirse hacia el hostal donde sabía que el cazador se había estado hospedando, esperando el momento propicio para abarcarle. Las últimas noches había estado frecuentando un local de mala muerte, donde bebía hasta el amanecer. Minutos después de que Eszti llegase al hospicio, vio al hombre salir, por lo que aceleró el paso tomando un atajo a fin de llegar él antes a la taberna. No tardó mucho en persuadir, tanto con su encanto físico como con unas pocas monedas, a otros hombres a fin de que lo ayudaran con su propósito de estar a solas con el hombre que acababa de llegar. Mientras ella bailaba a la vista de todos, distrayendo la atención de su bebida, dio una señal a uno de sus cómplices para que echara una pócima que lo haría dormir en su copa. Pan comido. Los hombres eran demasiado fáciles de manejar. Claro que, evidentemente, no pensaba usar su cuerpo para pagarles: no tenían el prestigio suficiente, y tampoco podían ofrecerle nada. Pero de momento su objetivo estaba cumplido, ya lo tenía atrapado en una sala.
- Ya puedes salir. Más tarde, cuando me ocupe de él, me haré cargo de tu pago. No te impacientes, siempre dicen que los mejores regalos son los que más se hacen de rogar... - El joven, suplantando a una dama, guiñó el ojo, y el fornido borracho no pudo más que sonreír de forma lasciva, expectante como estaba por lo que Eszti le estaba sugiriendo que le iba a dar. Tan estúpido...
Eszti V. Cseszneky- Esclavo de Sangre/Clase Alta
- Mensajes : 63
Fecha de inscripción : 23/03/2014
Re: Błędnik {Eszti}
Ahora que lo pensaba, no había sido pocas veces en las que había oído aquel dicho que rezaba que "las rosas más hermosas tienen espinas", pero no sería hasta aquella noche en la que comprendería el significado del mismo en todas sus dimensiones. Tras parpadear un par de veces a fin de enfocar la vista, pude abrir los ojos de par en par, para nuevamente encontrarme de frente con aquella mirada azul que me escrutaba desde arriba. Mi primera reacción fue sonreír como un imbécil ante la belleza que estaba frente a mis narices. No podía evitarlo. Aquella era probablemente la mujer más hermosa que había visto en toda mi vida. Su piel era pálida y tersa, inmaculada. Sus cabellos eran rubios y caían en cascada a ambos lados de su bonito rostro. Sus labios, finos pero rosados, se alzaban ligeramente hacia arriba en una media sonrisa que, de haberme hallado en mis cabales, me hubiera resultado de lo más sospechosa. Pero que en aquellos momentos, no se me antojaba nada más que fascinante. ¿Cómo era posible que un ser tan maravilloso hubiera estado, hasta hacía minutos antes, danzando ante semejante muchedumbre? No encajaba en un sitio de mala muerte como ese.
Al final resultaba que era más débil ante un rostro bonito de lo que quería reconocer. No hacía tanto desde que aquella vampiresa me hubiese encandilado y luego malherido, por haber bajado la guardia ante su hermosura. Y ahora me estaba pasando lo mismo. Aunque bueno, a mi favor podía decirse que no estaba en el mejor de mis momentos. Borracho y drogado como estaba, probablemente hubiera caído en las redes de casi cualquier criatura que se pusiera ante mis narices. Claro que no podía sospechar que aquel estado de debilidad en que me encontraba había sido provocado precisamente por la dama que ahora acariciaba mi rostro con cuidado. Aún no era capaz de entender lo que decía, pero el tono de su voz era cálido, dulce, embriagador. Y eso de alguna forma me hacía sentir melancólico. Me recordaba a alguien de mi pasado, aunque estaba demasiado confuso como para poder decir de quién se trataba.
Abstraído como estaba, tomé la mano que me acariciaba entre las mías, y la besé con casi admiración, sólo para ver cómo la sonrisa que antes simplemente era un atisbo, ahora se acentuaba. No cabía duda: si algún día, al morir, Dios decidía que debía ir al cielo, allí se encontrarían los semejantes de aquella mujer. Un ángel caído a la tierra, cuya presencia me arrullaba, cuyo perfume me calmaba.
¿Quién iba a decir que tras aquella máscara inmaculada no había sino otro demonio?
Al final resultaba que era más débil ante un rostro bonito de lo que quería reconocer. No hacía tanto desde que aquella vampiresa me hubiese encandilado y luego malherido, por haber bajado la guardia ante su hermosura. Y ahora me estaba pasando lo mismo. Aunque bueno, a mi favor podía decirse que no estaba en el mejor de mis momentos. Borracho y drogado como estaba, probablemente hubiera caído en las redes de casi cualquier criatura que se pusiera ante mis narices. Claro que no podía sospechar que aquel estado de debilidad en que me encontraba había sido provocado precisamente por la dama que ahora acariciaba mi rostro con cuidado. Aún no era capaz de entender lo que decía, pero el tono de su voz era cálido, dulce, embriagador. Y eso de alguna forma me hacía sentir melancólico. Me recordaba a alguien de mi pasado, aunque estaba demasiado confuso como para poder decir de quién se trataba.
Abstraído como estaba, tomé la mano que me acariciaba entre las mías, y la besé con casi admiración, sólo para ver cómo la sonrisa que antes simplemente era un atisbo, ahora se acentuaba. No cabía duda: si algún día, al morir, Dios decidía que debía ir al cielo, allí se encontrarían los semejantes de aquella mujer. Un ángel caído a la tierra, cuya presencia me arrullaba, cuyo perfume me calmaba.
¿Quién iba a decir que tras aquella máscara inmaculada no había sino otro demonio?
Gaweł J. Bożydar- Cazador Clase Media
- Mensajes : 48
Fecha de inscripción : 06/04/2016
Re: Błędnik {Eszti}
Estaba resultando tan fácil que casi le parecía patético. No estaba seguro de si era porque su belleza se había acentuado debido al sufrimiento que había experimentado en todos aquellos meses de abandono, pero su capacidad para engatusar al género masculino, para postrarlos a sus pies, se había incrementado de forma exponencial. No es que eso le preocupara. De hecho, le facilitaba mucho las cosas. Pero no iba a negar que siempre le había resultado más entretenido cuando tenía que esforzarse por conseguir algo. Ahora, apenas bastaba con un guiño de ojos para tenerlos a su merced. Era bastante aburrido si se comparaba con lo mucho que había tenido que trabajar en su pasado para obtener el mismo resultado que ahora conseguía casi inmediatamente.
Las yemas de sus dedos acariciaron la piel ajena de forma casi reverencial. La piel del hombre se notaba fría y húmeda al tacto, fruto del sudor que la droga le había hecho despertar. Probablemente la dosis que le había dado era excesiva, pero no tenía ni el tiempo ni las ganas para preocuparse por eso. Era apuesto, no iba a negarlo, pero el interés de Eszti por otras personas se limitaba a lo que éstas podían o no hacer por ella u ofrecerle. Y dudaba que aquel cazador pudiera darle nada. Además de eso, no podía rechazar el encargo del vampiro. Si quería volver a ocupar el lugar que le correspondía, a su lado, necesitaba ganárselo, la actitud del inmortal lo había dejado bastante claro. A pesar de que no había encontrado otro "juguete" mejor que él para pasar el tiempo, nadie podría asegurarle que no lo hiciera. Aunque fuera únicamente por fastidiarle. A aquella criatura le gustaba verlo sufrir. Siempre le había gustado.
- ¿Se encuentra usted bien? No sé qué le ha pasado, pero todo apunta a que alguien lo ha drogado. Yo ya he acabado con mi representación y por eso pensé en ayudarle, pero esos tipos no parecen muy de fiar, así que me temo que si no se repone no podré serle de mucha ayuda. -La voz del joven era acaramelada, dulce, y encajaba perfectamente con su expresión angelical. Como siempre, su máscara femenina era perfecta. Él era perfecto. La perfecta fusión entre el alma femenina, el cuerpo masculino, y la gracilidad de un ente casi inmaculado. A pesar de que parte de su fisionomía fuera la de un hombre, sus rasgos, sus gestos, incluso la textura de su piel eran incluso más delicadas que las de cualquier dama de alta alcurnia. Era ambas cosas, y no era ninguna. ¿Cuánto tardaría el cazador en caer en sus redes? ¿Supondría un reto o sería igualmente decepcionante?
Las yemas de sus dedos acariciaron la piel ajena de forma casi reverencial. La piel del hombre se notaba fría y húmeda al tacto, fruto del sudor que la droga le había hecho despertar. Probablemente la dosis que le había dado era excesiva, pero no tenía ni el tiempo ni las ganas para preocuparse por eso. Era apuesto, no iba a negarlo, pero el interés de Eszti por otras personas se limitaba a lo que éstas podían o no hacer por ella u ofrecerle. Y dudaba que aquel cazador pudiera darle nada. Además de eso, no podía rechazar el encargo del vampiro. Si quería volver a ocupar el lugar que le correspondía, a su lado, necesitaba ganárselo, la actitud del inmortal lo había dejado bastante claro. A pesar de que no había encontrado otro "juguete" mejor que él para pasar el tiempo, nadie podría asegurarle que no lo hiciera. Aunque fuera únicamente por fastidiarle. A aquella criatura le gustaba verlo sufrir. Siempre le había gustado.
- ¿Se encuentra usted bien? No sé qué le ha pasado, pero todo apunta a que alguien lo ha drogado. Yo ya he acabado con mi representación y por eso pensé en ayudarle, pero esos tipos no parecen muy de fiar, así que me temo que si no se repone no podré serle de mucha ayuda. -La voz del joven era acaramelada, dulce, y encajaba perfectamente con su expresión angelical. Como siempre, su máscara femenina era perfecta. Él era perfecto. La perfecta fusión entre el alma femenina, el cuerpo masculino, y la gracilidad de un ente casi inmaculado. A pesar de que parte de su fisionomía fuera la de un hombre, sus rasgos, sus gestos, incluso la textura de su piel eran incluso más delicadas que las de cualquier dama de alta alcurnia. Era ambas cosas, y no era ninguna. ¿Cuánto tardaría el cazador en caer en sus redes? ¿Supondría un reto o sería igualmente decepcionante?
Eszti V. Cseszneky- Esclavo de Sangre/Clase Alta
- Mensajes : 63
Fecha de inscripción : 23/03/2014
Re: Błędnik {Eszti}
La voz de aquella dama finalmente llegó a cobrar significado cuando finalmente estuve lo bastante repuesto como para incorporarme un poco en aquel ajado asiento. Tenía razón, ya me había dado cuenta de que el estado en que me encontraba no era debido únicamente al alcohol, ni mucho menos. Por suerte o por desgracia mi estilo de vida me había llevado a depender de las sustancias alcohólicas con más frecuencia de la que me gustaba admitir, así que estaba muy acostumbrado. Un par de copas (o más de diez, incluso) no eran suficientes para dejarme KO de semejante forma. La pregunta era, quién y por qué me habían hecho algo así. Mi relación con otras personas, especialmente en aquellos momentos, era prácticamente inexistente. A excepción de aquellos que se acercaban a mi para pedirme ayuda o encargarme algún trabajo, requiriendo mis servicios como cazador, yo apenas si cruzaba más de dos palabras con nadie. Las personas del hostal en que me estaba alojando eran la excepción, pero los había observado lo suficiente para poder afirmar con total seguridad que eran normales y corrientes. Jamás podrían hacerme nada como eso, ni tampoco tendrían ningún motivo. Así que debía ser alguien más. ¿Pero quién? ¿Otro cazador? ¿Algún sobrenatural al que había incordiado, o al que había arrebatado algún conocido?
- Tenéis razón, todo apunta a que ha ocurrido exactamente eso. La pregunta es por qué... -Aún me encontraba bastante mareado e inestable, pero fui capaz de finalmente sentarme en el sillón, apoyando los pies en el suelo. Tenía ambas piernas dormidas, y los brazos me hormigueaban. Era una sensación de lo más extraña, y nada parecida al estado de ebriedad. ¿Qué demonios había pasado? Aún estaba repitiéndome esa pregunta cuando la puerta de aquel cuartucho se abrió de par en par, y un hombre, con cara de pocos amigos y aspecto más de oso que de persona, entró a la habitación tras dedicarnos una mirada consecutiva a mi y a mi hermosa acompañante. Sus intenciones quedaban claramente reflejadas en aquellos ojos de color oscuro. Tras cerrar de un portazo, dio dos zancadas en dirección a la joven, para luego tomarla de los cabellos con violencia. El rostro angelical de la chica se contrajo en una mueca de dolor, seguido por sus protestas.
Aunque estaba furioso, y deseoso por hacer algo, a mi cuerpo le costaba responder de forma adecuada. Me tambaleé hasta ponerme en pie, para luego intentar acercarme al hombre, quien claramente me estaba ignorando: toda su atención estaba centrado en la mujer. - ¡Eh! ¿Qué crees que estás haciendo? No tienes ningún derecho a tratarla de ese modo. -Le aparté de un empellón, haciendo que soltase a la mujer, para luego estrecharla yo mismo entre mis brazos. Su cuerpo era tan grácil y delicado como parecía. Esbelta, hermosa, me sentí culpable por pensar de aquel modo en una situación como esa, pero no pude evitarlo, mis raciocinio aún estaba afectado por lo que fuera que me hubiesen dado.
- Tenéis razón, todo apunta a que ha ocurrido exactamente eso. La pregunta es por qué... -Aún me encontraba bastante mareado e inestable, pero fui capaz de finalmente sentarme en el sillón, apoyando los pies en el suelo. Tenía ambas piernas dormidas, y los brazos me hormigueaban. Era una sensación de lo más extraña, y nada parecida al estado de ebriedad. ¿Qué demonios había pasado? Aún estaba repitiéndome esa pregunta cuando la puerta de aquel cuartucho se abrió de par en par, y un hombre, con cara de pocos amigos y aspecto más de oso que de persona, entró a la habitación tras dedicarnos una mirada consecutiva a mi y a mi hermosa acompañante. Sus intenciones quedaban claramente reflejadas en aquellos ojos de color oscuro. Tras cerrar de un portazo, dio dos zancadas en dirección a la joven, para luego tomarla de los cabellos con violencia. El rostro angelical de la chica se contrajo en una mueca de dolor, seguido por sus protestas.
Aunque estaba furioso, y deseoso por hacer algo, a mi cuerpo le costaba responder de forma adecuada. Me tambaleé hasta ponerme en pie, para luego intentar acercarme al hombre, quien claramente me estaba ignorando: toda su atención estaba centrado en la mujer. - ¡Eh! ¿Qué crees que estás haciendo? No tienes ningún derecho a tratarla de ese modo. -Le aparté de un empellón, haciendo que soltase a la mujer, para luego estrecharla yo mismo entre mis brazos. Su cuerpo era tan grácil y delicado como parecía. Esbelta, hermosa, me sentí culpable por pensar de aquel modo en una situación como esa, pero no pude evitarlo, mis raciocinio aún estaba afectado por lo que fuera que me hubiesen dado.
Gaweł J. Bożydar- Cazador Clase Media
- Mensajes : 48
Fecha de inscripción : 06/04/2016
Re: Błędnik {Eszti}
Cuando aquel fortachón entró a la habitación haciendo tanto estruendo como pudo, la segunda parte del plan se dio por iniciada. A primera vista puede que no tuviera mucho sentido, drogar a alguien y fingir ayudarlo, para luego convertirse en la "damisela" en apuros y obligarlo a hacer lo mismo. Pero lo que necesitaba conseguir de él no era únicamente información, algo para lo que requería ganarse su confianza, sino también probar sus habilidades, y eso era precisamente lo que Eszti estaba haciendo. Dado que se trataba de un cazador, en su estado normal estaba acostumbrado a luchar, más o menos de igual a igual, con criaturas mucho más poderosas que él mismo, así que con el hándicap de estar bajo los efectos de una droga, más o menos podría recrear las circunstancias de un enfrentamiento. ¿Cómo de fuerte era realmente? ¿Era capaz de controlar sus impulsos, su cuerpo y sus esfuerzos de forma efectiva incluso en situaciones adversas? Lo que el chico necesitaba era medir la amenaza que aquel hombre representaba para Friðþjófr. Y pensaba usar cualquier medio necesario para tal fin.
Eso incluía ponerse en "peligro".
El tipo no dudó ni un momento en usar todas sus fuerzas para agarrarlo del cabello, así que el quejido que escapó de su garganta fue totalmente real. Llevaba algunas semanas sin consumir sangre de vampiro, así que la fortaleza de la que normalmente hacía gala ya era casi inexistente. Se revolvió, intentando zafarse del agarre. El plan era bastante simple, el hombre debía forzarlo, o aparentar que iba a agredirlo, para que así el cazador reaccionara y tratara de salvarla. Lo que no estaba en sus planes era el hecho de que aquel imbécil realmente estaba tratando de conseguir algo de él. Mala suerte, no todos tienen la misma paciencia cuando se trata de obtener lo que quieren, especialmente si lo que les has ofrecido es disfrutar de un momento de placer con un cuerpo que es bien sabido que es deseado por todos. No es que fuera un gran problema, a decir verdad, peores cosas le habían pasado en su vida, pero su cara de disgusto pareció ser el detonante para que el convaleciente cazador reaccionara y se abalanzara en su ayuda. Y menos mal. A punto estuvo de recibir un sonoro beso con hedor a alcohol por parte del hombre que él mismo había contratado.
- G-gracias... pero... tened cuidado, por favor, ese tipo es mucho más fuerte de lo que parece... -Y ya de por sí aparentaba ser bastante violento. Las marcas en sus muñecas, entre enrojecidas y amoratadas, parecían querer darle la razón. El hecho de que su piel fuera tan pálida las hacía aún más evidentes, al parecer, también para el joven que ahora lo sostenía entre sus brazos, quien lo tomó por los brazos con delicadeza, acariciando las zonas en las que el dolor era más evidente. - En vuestro estado n-no... no es una buena idea que os enfrentéis a él... Aprovechad la ocasión para marcharos... Yo... puedo cuidarme sola... -Su voz era el ejemplo perfecto de una dama que quiere hacerse la fuerte a pesar de estar completamente aterrorizada. Sus dotes como actor siempre habían sido excelentes, pero ahora que comenzaba la acción estaba incluso más excitado que de costumbre, especialmente cuando el tipo que antes lo había tenido sujeto, tras reponerse del empujón propinado por el otro hombre, comenzó a avanzar en dirección a ambos.
Eso incluía ponerse en "peligro".
El tipo no dudó ni un momento en usar todas sus fuerzas para agarrarlo del cabello, así que el quejido que escapó de su garganta fue totalmente real. Llevaba algunas semanas sin consumir sangre de vampiro, así que la fortaleza de la que normalmente hacía gala ya era casi inexistente. Se revolvió, intentando zafarse del agarre. El plan era bastante simple, el hombre debía forzarlo, o aparentar que iba a agredirlo, para que así el cazador reaccionara y tratara de salvarla. Lo que no estaba en sus planes era el hecho de que aquel imbécil realmente estaba tratando de conseguir algo de él. Mala suerte, no todos tienen la misma paciencia cuando se trata de obtener lo que quieren, especialmente si lo que les has ofrecido es disfrutar de un momento de placer con un cuerpo que es bien sabido que es deseado por todos. No es que fuera un gran problema, a decir verdad, peores cosas le habían pasado en su vida, pero su cara de disgusto pareció ser el detonante para que el convaleciente cazador reaccionara y se abalanzara en su ayuda. Y menos mal. A punto estuvo de recibir un sonoro beso con hedor a alcohol por parte del hombre que él mismo había contratado.
- G-gracias... pero... tened cuidado, por favor, ese tipo es mucho más fuerte de lo que parece... -Y ya de por sí aparentaba ser bastante violento. Las marcas en sus muñecas, entre enrojecidas y amoratadas, parecían querer darle la razón. El hecho de que su piel fuera tan pálida las hacía aún más evidentes, al parecer, también para el joven que ahora lo sostenía entre sus brazos, quien lo tomó por los brazos con delicadeza, acariciando las zonas en las que el dolor era más evidente. - En vuestro estado n-no... no es una buena idea que os enfrentéis a él... Aprovechad la ocasión para marcharos... Yo... puedo cuidarme sola... -Su voz era el ejemplo perfecto de una dama que quiere hacerse la fuerte a pesar de estar completamente aterrorizada. Sus dotes como actor siempre habían sido excelentes, pero ahora que comenzaba la acción estaba incluso más excitado que de costumbre, especialmente cuando el tipo que antes lo había tenido sujeto, tras reponerse del empujón propinado por el otro hombre, comenzó a avanzar en dirección a ambos.
Eszti V. Cseszneky- Esclavo de Sangre/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/03/2014
Re: Błędnik {Eszti}
A veces los instintos pueden más que la lógica, y es que cuando estás acostumbrado a hacerlo todo -o casi todo-, por la fuerza, resulta un poco complicado detenerse a pensar en las consecuencias, especialmente cuando surgen momentos en los que se necesita actuar con rapidez. Lo primero era asegurarme de que ella estaba a salvo, y luego era golpear con precisión antes de que él lo hiciera. Al menos, ese era el plan, pero pronto me di cuenta de que no iba a ser tan fácil. A pesar de que el primer empujón había sido lo bastante fuerte como para dejarlo despistado unos segundos, no tardó demasiado en volver en sí. En ese momento, y tras disculparme debidamente, aparté a la joven, que cayó sobre el sofá, para abalanzarme contra el tipo justo en el mismo momento en que éste arrojaba un puñetazo que finalmente no impactó con nada. Y menos mal, porque a juzgar por el silbido del viento al ser rasgado me hubiera dolido. Bastante.
Tras arrojarme sobre él, sujetándole por el torso, lo empujé hasta hacerlo chocar contra la pared más alejada, provocando que el mobiliario a nuestro alrededor se agitara o quebrara por el impacto. Pero su aturdimiento no duró demasiado, ya que justo cuando iba a separarme me dio un gancho justo en el estómago, con tal fuerza que me cortó la respiración. Caí hacia atrás sin remedio, golpeándome la cabeza fuertemente. El mundo se nubló en un instante, pero pude ver claramente a pesar de mi confusión cómo se aproximaba nuevamente al sillón donde la chica se encontraba. De nuevo, fue mi instinto el que reaccionó antes incluso que mi mente, haciendo que me le tirara encima, golpeándole con la mano extendida y ladeada en la altura de la yugular. El hombre se desplomó perdiendo el conocimiento al instante.
Una vez mi cuerpo volvió a relajarse, el efecto de la droga regresó, de forma casi violenta. Tambaleándome, me dejé caer a su lado en el asiento. - No está entre mis planes abandonar a una dama cuando se encuentra en peligro, especialmente no a una tan hermosa como vos. No es que me considere como un caballero, ni mucho menos pero... Es lo menos que puedo hacer para devolveros el favor. -Suspiré y eché la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos. Necesitaba calmarme y pensar, tratar de descubrir quién demonios estaba intentando acabar conmigo. Y de paso, trazar un plan. ¿Qué demonios iba a hacer con aquel tipo cuando se despertara?
Tras arrojarme sobre él, sujetándole por el torso, lo empujé hasta hacerlo chocar contra la pared más alejada, provocando que el mobiliario a nuestro alrededor se agitara o quebrara por el impacto. Pero su aturdimiento no duró demasiado, ya que justo cuando iba a separarme me dio un gancho justo en el estómago, con tal fuerza que me cortó la respiración. Caí hacia atrás sin remedio, golpeándome la cabeza fuertemente. El mundo se nubló en un instante, pero pude ver claramente a pesar de mi confusión cómo se aproximaba nuevamente al sillón donde la chica se encontraba. De nuevo, fue mi instinto el que reaccionó antes incluso que mi mente, haciendo que me le tirara encima, golpeándole con la mano extendida y ladeada en la altura de la yugular. El hombre se desplomó perdiendo el conocimiento al instante.
Una vez mi cuerpo volvió a relajarse, el efecto de la droga regresó, de forma casi violenta. Tambaleándome, me dejé caer a su lado en el asiento. - No está entre mis planes abandonar a una dama cuando se encuentra en peligro, especialmente no a una tan hermosa como vos. No es que me considere como un caballero, ni mucho menos pero... Es lo menos que puedo hacer para devolveros el favor. -Suspiré y eché la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos. Necesitaba calmarme y pensar, tratar de descubrir quién demonios estaba intentando acabar conmigo. Y de paso, trazar un plan. ¿Qué demonios iba a hacer con aquel tipo cuando se despertara?
Gaweł J. Bożydar- Cazador Clase Media
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Re: Błędnik {Eszti}
Después de ver las habilidades del cazador en plena acción, y aunque había sido una escena un tanto improvisada, debía reconocer que no estaba tan mal como había pensado al principio. Quizá fuera un poco -por no decir bastante- cliché, el hecho de que únicamente reaccionara cuando alguien a quien intentaba proteger estaba en peligro, pero su efectividad era innegable. Incluso en una situación en la que tenía desventaja había sabido encontrar la oportunidad, primero para apartarlo a él del peligro, y después de identificar y atacar de forma certera un punto vital para así hacer a su contrincante perder el conocimiento. Claro que ninguna de sus acciones hubieran podido tener efecto alguno sobre un vampiro, o ni siquiera sobre Eszti en el caso de que estuviera bien "alimentado", pero sus acciones le daban la razón a la idea de que fuera posible que tuviera más trucos en la manga. De haber estado en pleno uso de sus facultades físicas sí que habría supuesto un peligro. Tampoco dudaba de que conocería los puntos débiles de los inmortales, así que con la suficiente rapidez y precisión, a pesar de no ser letal sí que podría ser bastante molesto para Friðþjófr.
Se lo quedó observando con fijeza una vez hubo bajado la guardia y se atrevió a cerrar los ojos. Sus facciones eran claramente extranjeras, y aunque no percibía claramente ningún acento, su francés era más estricto que el de la mayoría de parisinos con los que había coincidido. ¿Centro Europa, quizá? En ese caso quizá incluso tendrían cosas en común. Una lástima que su encuentro fuera en tales circunstancias. Su aspecto resultaba atractivo, objetivamente hablando, era alto y robusto, y sumamente expresivo a pesar de estar drogado, por lo que aunque no fuera exactamente su tipo, no le habría importado compartir algo de... tiempo... con él. Claro que eso únicamente sucedería si es que pudiera obtener algo concreto de dicho intercambio. Y ese no era el caso. Sus ropajes no estaban descuidados, pero eran de poca calidad en comparación con los suyos, así que aunque no estuviera a punto de traicionarlo a causa de un encargo, tampoco se habría rebajado a tener ningún tipo de historia con él. A fin de cuentas, Eszti limitaba su contacto con otras personas a lo que éstas podían o no ofrecerle. Y el cazador, aparte de ser el objetivo del único ser al que respetaba -o del que estaba obsesionado, más bien-, tampoco tenía nada que él quisiera.
- Que seáis tan gentil puede llegar a ser un problema en vuestra vida, os lo digo como consejo. No todo es tan bonito como parece a primera vista... Ni siquiera os habéis parado a pensar en que, tal vez, estos tipos estén detrás de mi y no de vos, después de todo. -Murmuró el joven dibujando su mejor expresión afligida, recuperando así la atención del hombre, que abrió los ojos para mirarle. - Os lo contaré, porque sé que puedo confiar en vos, pero también porque es culpa mía que ahora estéis en este problema... A decir verdad... Alguien me persigue. Alguien de mi pasado... Un hombre... No... No es exactamente un hombre... Un... Ser, que se obsesionó conmigo y no contento con hacer que me expulsaran de mi propio país, me siguió por todos los lugares a los que me fui desplazando... Y ahora está aquí, en París, y ya no sé qué más hacer... -La realidad no era muy diferente, aunque quizá lo que más difería era el hecho de que, en el relato, Friðþjófr era el que lo perseguía, cuando era todo lo contrario. Para Eszti, él lo era todo, y por él precisamente hacía lo que estaba haciendo.
Se lo quedó observando con fijeza una vez hubo bajado la guardia y se atrevió a cerrar los ojos. Sus facciones eran claramente extranjeras, y aunque no percibía claramente ningún acento, su francés era más estricto que el de la mayoría de parisinos con los que había coincidido. ¿Centro Europa, quizá? En ese caso quizá incluso tendrían cosas en común. Una lástima que su encuentro fuera en tales circunstancias. Su aspecto resultaba atractivo, objetivamente hablando, era alto y robusto, y sumamente expresivo a pesar de estar drogado, por lo que aunque no fuera exactamente su tipo, no le habría importado compartir algo de... tiempo... con él. Claro que eso únicamente sucedería si es que pudiera obtener algo concreto de dicho intercambio. Y ese no era el caso. Sus ropajes no estaban descuidados, pero eran de poca calidad en comparación con los suyos, así que aunque no estuviera a punto de traicionarlo a causa de un encargo, tampoco se habría rebajado a tener ningún tipo de historia con él. A fin de cuentas, Eszti limitaba su contacto con otras personas a lo que éstas podían o no ofrecerle. Y el cazador, aparte de ser el objetivo del único ser al que respetaba -o del que estaba obsesionado, más bien-, tampoco tenía nada que él quisiera.
- Que seáis tan gentil puede llegar a ser un problema en vuestra vida, os lo digo como consejo. No todo es tan bonito como parece a primera vista... Ni siquiera os habéis parado a pensar en que, tal vez, estos tipos estén detrás de mi y no de vos, después de todo. -Murmuró el joven dibujando su mejor expresión afligida, recuperando así la atención del hombre, que abrió los ojos para mirarle. - Os lo contaré, porque sé que puedo confiar en vos, pero también porque es culpa mía que ahora estéis en este problema... A decir verdad... Alguien me persigue. Alguien de mi pasado... Un hombre... No... No es exactamente un hombre... Un... Ser, que se obsesionó conmigo y no contento con hacer que me expulsaran de mi propio país, me siguió por todos los lugares a los que me fui desplazando... Y ahora está aquí, en París, y ya no sé qué más hacer... -La realidad no era muy diferente, aunque quizá lo que más difería era el hecho de que, en el relato, Friðþjófr era el que lo perseguía, cuando era todo lo contrario. Para Eszti, él lo era todo, y por él precisamente hacía lo que estaba haciendo.
Última edición por Eszti V. Cseszneky el Vie Oct 19, 2018 7:59 pm, editado 1 vez
Eszti V. Cseszneky- Esclavo de Sangre/Clase Alta
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Re: Błędnik {Eszti}
Sus palabras captaron mi atención de inmediato, y a pesar del dolor de cabeza y el estado de confusión en que me encontraba. En efecto, la inmediata idea que se me había ocurrido era que ese hombre había venido en mi busca, pero si me paraba a pensarlo, desde el inicio, desde que entrase a la habitación, el atacante había dirigido sus acciones hacia la muchacha frente a mi, casi ignorándome a mi por el completo. Tras golpearlo contra la pared, lo más lógico hubiera sido que, en un arrebato de furia, se hubiera vuelto contra mi, pero incluso entonces, su primera reacción había sido intentar acercarse nuevamente a la chica en el sillón. Fruncí el ceño, analizando la situación desde esa nueva perspectiva. A pesar de mi estupor, y de que la droga me hiciera más lento, todo cuanto sentía tenía bastante sentido. No podía negar la existencia de esa vocecilla en mi cabeza que me avisaba que nunca estaba de más ser precavido (algo que bien podía llamarse delirio persecutorio, tanto o más que instinto de supervivencia), pero no sólo era posible que la quisieran a ella en lugar de a mi, sino que dadas las circunstancias, sin duda parecía lo más probable.
Me incorporé un poco y torcí el cuerpo para quedarme mirándola de frente, contemplándola. Parecía honestamente aterrada, y aunque esa voz, la misma de antes, me decía que por qué alguien con tanto miedo iba a confiar en un simple extraño, por más que la hubiera salvado, decidí ignorarla por el momento. Realmente no sentía nada procedente de la muchacha que no fuera miedo y sinceridad. Parecía tan frágil, tan delicada que cualquier pequeño toque amenazaba con romperla, que ni siquiera podía imaginar un escenario en el que su presencia en un antro como ese no implicara ningún peligro. Su presencia, tan pura y brillante, desentonaba con lo lúgubre de una taberna de mala muerte, pero muchas veces, incluso las damas tan hermosas y de una clase claramente superior, se veían obligadas a trabajos menos... honorables, especialmente cuando alguien, algún tipo de peligro, le pisaba los talones.
En un arrebato, alcé una de mis manos y retiré con delicadeza sus cabellos en torno a un lado de la cara, para colocarlos con cuidado tras la oreja. Su rostro se suavizó de inmediato, y de forma casi imperceptible, se inclinó en dirección a mi toque, como si el calor y el contacto le resultaran reconfortantes. Esa acción no sólo me pareció entrañable, sino que despertó en mi el deseo de proteger, de cuidar, de una forma casi violenta. Pensar que nadie quisiera dañar a una criatura tan inocente me resultaba inconcebible. Aunque si me paraba a pensarlo, no hacía mucho me había visto en una situación semejante. Y por eso, quizá precisamente por eso, estaba ignorando el resto de señales, todas las que me hubieran inclinado en una dirección totalmente opuesta. Pero el ataque, el perder a la muchacha que había sido poseída, y luego que me arrebataran a Netanya, me había dejado quebrado, hasta el punto de que la necesidad de sentirme útil, de servir para algún propósito, era tan grande que me estaba asfixiando. - ¿Y qué sabéis de ese ser? ¿Por qué os persigue, o dónde se esconde? Si depositáis vuestra confianza en mi, os prometo que haré lo posible para hacer que cualquier peligro a vuestra espalda desaparezca. -El tono serio de mis palabras las tornaron en una especie de juramento. Haría lo posible. Me lo había propuesto.
Me incorporé un poco y torcí el cuerpo para quedarme mirándola de frente, contemplándola. Parecía honestamente aterrada, y aunque esa voz, la misma de antes, me decía que por qué alguien con tanto miedo iba a confiar en un simple extraño, por más que la hubiera salvado, decidí ignorarla por el momento. Realmente no sentía nada procedente de la muchacha que no fuera miedo y sinceridad. Parecía tan frágil, tan delicada que cualquier pequeño toque amenazaba con romperla, que ni siquiera podía imaginar un escenario en el que su presencia en un antro como ese no implicara ningún peligro. Su presencia, tan pura y brillante, desentonaba con lo lúgubre de una taberna de mala muerte, pero muchas veces, incluso las damas tan hermosas y de una clase claramente superior, se veían obligadas a trabajos menos... honorables, especialmente cuando alguien, algún tipo de peligro, le pisaba los talones.
En un arrebato, alcé una de mis manos y retiré con delicadeza sus cabellos en torno a un lado de la cara, para colocarlos con cuidado tras la oreja. Su rostro se suavizó de inmediato, y de forma casi imperceptible, se inclinó en dirección a mi toque, como si el calor y el contacto le resultaran reconfortantes. Esa acción no sólo me pareció entrañable, sino que despertó en mi el deseo de proteger, de cuidar, de una forma casi violenta. Pensar que nadie quisiera dañar a una criatura tan inocente me resultaba inconcebible. Aunque si me paraba a pensarlo, no hacía mucho me había visto en una situación semejante. Y por eso, quizá precisamente por eso, estaba ignorando el resto de señales, todas las que me hubieran inclinado en una dirección totalmente opuesta. Pero el ataque, el perder a la muchacha que había sido poseída, y luego que me arrebataran a Netanya, me había dejado quebrado, hasta el punto de que la necesidad de sentirme útil, de servir para algún propósito, era tan grande que me estaba asfixiando. - ¿Y qué sabéis de ese ser? ¿Por qué os persigue, o dónde se esconde? Si depositáis vuestra confianza en mi, os prometo que haré lo posible para hacer que cualquier peligro a vuestra espalda desaparezca. -El tono serio de mis palabras las tornaron en una especie de juramento. Haría lo posible. Me lo había propuesto.
Gaweł J. Bożydar- Cazador Clase Media
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Re: Błędnik {Eszti}
Las primeras lagrimas de cocodrilo escaparon de sus ojos sin ningún tipo de dificultad. Fingir debilidad era otra de sus muchas bazas, y una bastante fácil y entretenida de jugar, teniendo en cuenta su apariencia. Si cuando simplemente sonreía su aspecto era muchas veces definido como "angelical", los rasgos aún un tanto infantiles que adquiría su semblante cuando lloraba, le daba un toque incluso más entrañable. Era irónico: los peores monstruos muchas veces se esconden tras las máscaras más inocentes que existen. Y aunque Eszti seguía siendo humano, y por tanto, de forma estricta, no era más monstruo que los sobrenaturales, el hecho de que trabajase para uno, traicionando a los que sí pertenecían a su propia especie, ¿no lo convertía en alguien incluso peor? Quizá la reacción más "humana" hubiera sido sentir remordimientos por mentir tan descaradamente, por traicionar la confianza de alguien quien, era evidente, únicamente deseaba conseguir que estuviera a salvo. Pero, la realidad, es que no sentía nada. Su obsesión (porque amor no era la palabra más adecuada en su caso) por Friðþjófr opacaba todo lo demás. Eso y que, como persona, siempre había sido alguien frívolo. Su incapacidad para confiar en otros estaba bien justificada, pero sus prejuicios eran demasiado exagerados muchas veces.
No es que importara. La promesa de protección si le daba información, expresada en forma de juramento, era todo cuanto necesitaba. Tuvo que controlar su sonrisa de satisfacción, y acentuar aún más el de víctima inocente a punto de derrumbarse, inclinándose y dejándose atraer por la calidez de la mano ajena sobre sus mejillas. Ni siquiera ese tipo de gestos le suponía algo reconfortante, ni deseable. No era lo que deseaba, ni necesitaba. Ansiaba la frialdad y el trato brusco del vampiro, y lo prefería por encima de cualquier cosa. Quizá esa fuera una muestra más de que, en muchos aspectos, había terminado convirtiéndose en un masoquista, a merced de sus idas y venidas. Pero no le costaba pretender que el calor humano era precisamente lo que necesitaba para escapar de tanto "dolor". Eso era lo que, al final, todos los hombres deseaban, la forma más efectiva y rápida de satisfacer su ego y hacerlos bajar la guardia. Quieren sentirse útiles, los héroes merecedores de la atención y amor absoluto de la jovencita en apuros. Lo que no sospechaba era que Eszti no era ni una jovencita, ni estaba en ningún apuro en el que no se hubiera metido por voluntad propia.
Abrazándose a sí mismo, dándole un aspecto aún más dramático si cabía a la escena, dejó que los temblores se apoderaran de su silueta delgada, algo que sin duda el hombre notaría, y que despertaría con mayor intensidad su instinto protector. - Mi apellido es Cseszneky, y aunque quizá eso no os diga nada, en hungría, mi familia formaba parte de la nobleza. El título de conde se le concedía al cabeza de familia por decreto real, y al ser la única heredera, se suponía que pasaría a mis manos una vez el momento llegara, en el caso de que no contrajera matrimonio. Aún era una adolescente cuando ese... ser comenzó a rondarme. Sus palabras me confundían, me llevaba a hacer cosas que yo no deseaba, pero no podía controlarme. ¿Por qué no podía controlarme? Quizá después de todo, sí que sea culpa mía... -Su semblante imitaba una confusión que realmente nunca había sentido. De hecho, las decisiones que tomó una vez conoció al vampiro habían sido las más lúcidas. Pero eso no podía decirlo.
No es que importara. La promesa de protección si le daba información, expresada en forma de juramento, era todo cuanto necesitaba. Tuvo que controlar su sonrisa de satisfacción, y acentuar aún más el de víctima inocente a punto de derrumbarse, inclinándose y dejándose atraer por la calidez de la mano ajena sobre sus mejillas. Ni siquiera ese tipo de gestos le suponía algo reconfortante, ni deseable. No era lo que deseaba, ni necesitaba. Ansiaba la frialdad y el trato brusco del vampiro, y lo prefería por encima de cualquier cosa. Quizá esa fuera una muestra más de que, en muchos aspectos, había terminado convirtiéndose en un masoquista, a merced de sus idas y venidas. Pero no le costaba pretender que el calor humano era precisamente lo que necesitaba para escapar de tanto "dolor". Eso era lo que, al final, todos los hombres deseaban, la forma más efectiva y rápida de satisfacer su ego y hacerlos bajar la guardia. Quieren sentirse útiles, los héroes merecedores de la atención y amor absoluto de la jovencita en apuros. Lo que no sospechaba era que Eszti no era ni una jovencita, ni estaba en ningún apuro en el que no se hubiera metido por voluntad propia.
Abrazándose a sí mismo, dándole un aspecto aún más dramático si cabía a la escena, dejó que los temblores se apoderaran de su silueta delgada, algo que sin duda el hombre notaría, y que despertaría con mayor intensidad su instinto protector. - Mi apellido es Cseszneky, y aunque quizá eso no os diga nada, en hungría, mi familia formaba parte de la nobleza. El título de conde se le concedía al cabeza de familia por decreto real, y al ser la única heredera, se suponía que pasaría a mis manos una vez el momento llegara, en el caso de que no contrajera matrimonio. Aún era una adolescente cuando ese... ser comenzó a rondarme. Sus palabras me confundían, me llevaba a hacer cosas que yo no deseaba, pero no podía controlarme. ¿Por qué no podía controlarme? Quizá después de todo, sí que sea culpa mía... -Su semblante imitaba una confusión que realmente nunca había sentido. De hecho, las decisiones que tomó una vez conoció al vampiro habían sido las más lúcidas. Pero eso no podía decirlo.
Eszti V. Cseszneky- Esclavo de Sangre/Clase Alta
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