Atrapado con un gato (Andrei)

por **Ethan Butler** Mar Dic 07, 2010 5:52 pm

Ethan cabalgaba por una enorme pradera verde limón, la crin castaña de Dulcinea, jugueteaba con el viento en tranquilas ondas oníricas y los hilos dorados que emanaban del sol, acariciaban su piel con la delicadeza de un amante virgen. El Americano amaba cabalgar, la libertad adquiría un nuevo significado, más real y tangible si se estaba sobre el lomo de un poderoso corcel, corriéndo sin rumbo, dejándose llevar a donde el equino deseara, porque nadie entendía mejor a la libertad que el caballo mismo.

-Mi querida y salvaje Dulcinea – Murmuró entredientes, abrazándose al lomo color chocolate del animal, pero contrario a lo que esperaba, no lo sintió suave y terso, por el contrario el tacto fue frío y pétreo, como el frío granito. Abrió lentamente los ojos y lo primero que vio fue un montón de manchas de colores mientras la ilusión se disolvía y la realidad cobraba vida. Parpadeó y las manchas se fueron transformando en figuras.

Ethan intentó levantar la cabeza, pero le dolía tremendamente, así que prefirió quedarse quieto de momento, sólo observando lo que su limitada visión le alcanza a mostrar: los barrotes de hierro de una mazmorra. ¡Oh madre! ¡Si me vieras ahora!. Pensó angustiado, recordando los hechos de momentos atrás, la persecución y el gato de inteligencia sobrenatural.

Intentó levantarse por segunda vez pero desistió cuando el dolor lo sobrecogió de nuevo, sintió inclusive ganas de vomitar, seguramente fruto del golpe que había recibido, frunció el ceño intentando soportar las nauseas, con lo poco que había comido, no le convenía desperdiciarlo, además con tan nefasto panorama no sabía cuando volvería a comer.
¿Donde estaría el minino? Pensó ¿Habrá escapado? ¿Lo habrán sacrificado los policías?.

- Amigo peludo – Llamó con voz apagada - ¿Estás ahí? -

por **Andrei Neverov** Miér Dic 08, 2010 2:11 pm

Una vez en los calabozos, Andrei siguió fielmente los pasos de los policías que cargaban a Ethan y que extrañamente le dejaron pasar. Suponía que no querían que se fuese, por si podía servir de prueba incriminatoria contra el joven. Durante el camino, el gato no se había sentido capaz de alzar la cabeza para mirar el rostro dormido de Ethan, no había querido ver en esa faz pálida la evidencia de su culpabilidad; y aquel sentimiento no hizo más que crecer cuando llegaron a una de las celdas del lugar y dejaron caer el cuerpo inerte del chico sobre la fria losa de piedra. Los policías cerraron la puerta dejando a Andrei fuera, pero pudo colarse dentro fácilmente a través de los barrotes cuando los hombres les dejaron solos.

El gato caminó alrededor de Ethan un par de veces, dando suaves toques con la pata en su hombro y maullando largamente, para nada logró que abriese los ojos. ¿Y si el golpe había sido demasiado fuerte, y si no despertaba? Aquello puso nervioso a Andrei, que multiplicó sus esfuerzos por despertarle. Finalmente, rendido y cansado, se retiró a un rincón de la celda para tumbarse y dormitar un poco. Su mente necesitaba algo de calma después de tantos sobresaltos.

Soñó con sombras. Sombras que se proyectaban a lo largo y ancho de un callejón oscuro y sucio. Figuras negras que le cortaban la escapatoria y que se reían de un Andrei pequeño y muerto de miedo, que temblaba contra la piedra fría del suelo. Trataba de apartarlas con las manos, pero poco a poco las sombras se ataban a su alrededor y le impedían pelear o gritar. Estaban a punto de consumirle y hacer de su existencia un mero recuerdo cuando una voz le despertó bruscamente, haciéndole abrir los ojos de súbito. Pesadillas, no eran más que pesadillas, se repetía, pero el corazón seguía latiendo en su pecho con desesperación.

El felino sacudió la cabeza y fijó los ojos claros en la figura frente a él, que trataba de levantarse sin éxito. Se acercó a él con rapidez y apoyó ambas patas en su brazo, llamándole la atención. Seguía allí, claro que seguía allí. ¿Cómo podía abandonarle? Andrei maulló y se acostó al lado del chico, lamiendo su mano para tranquilizarle. Estaban encerrados en un calabozo tan oscuro y sucio como el callejón de su sueño, pero al menos no estaban solos. Las sombras no podrían arrancarles la cordura.

por **Ethan Butler** Jue Dic 09, 2010 9:32 pm

Ethan realmente no esperó que el animalito estuviera aún allí, pero estaba a punto de llevarse otra gran sorpresa. El gato no sólo había conseguido comida para él, le había defendido, sino que además continuaba con él una celda. Su expresión sorprendida se convirtió rápidamente en una gran sonrisa cuando vio al gatito acercarse y poner las patas sobre su brazo – Sigues aquí – Exclamó emocionado y le envolvió con sus brazos hasta atraérlo contra su cuerpo.

La tibieza y la suavidad del pelaje del animal se sentía agradable con su mejilla, Ethan se giró quedando boca arriba, levantándo al minino entre sus manos – Eres el gato más inteligente del mundo entero – Comentó depositando el minino sobre su ancho pecho – Si salimos de esta, te prometo que te llevaré conmigo y seré yo quien te proteja y consiga comida para ti -

Porque no se imaginaba aprovechándose de la inteligencia y talento de un animal sin retribuirle algo a cambio, si algo había aprendido en la granja era que, los animales prestaban sus servicios a los humanos y a cambio ellos debían ser amos gentiles que cuidaran de ellos. Se quedó un rato más con el gato sobre su pecho, acariciándole el lomo y las orejas casi olvidando la precaria situación en la que estaba, hasta que una voz llamó su atención.

-Señor inspector, por aquí en la celda 4 – Se escuchó la voz de uno de los policías – Ha estado inconsciente desde la tarde – Pronto, un par de figuras aparecieron por detrás de los barrotes, uno de ellos era le policía que les había perseguido y que había golpeado a Ethan y el otro, que traía una elegante insignia debía ser el inspector.

por **Andrei Neverov** Lun Dic 13, 2010 4:34 pm

Andrei tuvo que confesarse que durante un segundo se sintió intimidado ante aquellos brazos que se acercaron a él y le rodearon, y que no supo que hacer cuando estos se cerraron en torno a su cuerpo y le acercaron al de Ethan. ¿Qué hacía el humano? No lo comprendía. Le estaba...¿abrazando? ¿Por qué? El felino sintió ganas de apartarse, quizás para combatir esa incomodidad que le provocaba el no saber cómo responder al gesto, pero no lo hizo. Se mantuvo quieto, evaluando las sensaciones, el calor que desprendía Ethan y el latido de su corazón muy cerca de su oído.

Aquello le hizo pensar que el trato humano era algo realmente ajeno a él, extraño. Ni siquiera sabía cuando fue la última vez que alguien le abrazó porque se alegrara de verle, si es que alguna vez lo habían hecho. Lo más desconcertante de todo es que no se había dado cuenta hasta el momento. El trabajo, siempre el trabajo. No había ocupado su mente durante más de unos intantes con otra cosa desde que tenía memoria; y en aquella sucia y húmeda mazmorra, durante apenas unos instantes, Andrei lamentó no saber algo más sobre ello.

Acto seguido, el joven giró sobre sí mismo y mantuvo al felino en el aire, sujetándole con las manos. Andrei movió las patas como si corriera en el aire, divertido con la sensación, y soltó un largo maullido. Después, ya sobre el pecho de Ethan, Andrei se mantuvo tranquilo mientras le acariciaba, ronroneando en voz baja y moviendo la cabeza de vez en cuando contra la mano del chico. Tal vez fuera porque no estaba acostumbrado a recibir caricias, pero Andrei debía admitir que le resultaban de lo más placentero, habría podido permanecer así eternamente. Y quizás, sólo quizás...a Andrei no le disgustara la idea de recibir comida y compañía de Ethan a cambio de...ser su gato, suponía.

Pero el momento quedó bruscamente interrumpido por una fuerte voz que resonó en la sala. Andrei se alzó sobre sus cuatro patas y permaneció muy atento a los sonidos. Cuando los pasos delataron la proximidad de ambos policias, el gato saltó del pecho de Ethan y corrió hasta un rincón de la celda, donde se agazapó. El pelaje oscuro le sirvió para confundirse con la piedra que les encerraba, por lo que para la simple visión de un humano habría sido difícil detectarle a primera vista. Sólo sus ojos, dos puntos brillantes en la oscuridad, delataban la presencia del felino.

Esperaría allí hasta que los policias se fuesen a menos que le encontraran antes o que Ethan se encontrase en peligro. En cualquier caso, que los policias desconocieran su posición les daba algo de ventaja, y Andrei pensaba aprovecharla.

por **Ethan Butler** Mar Dic 14, 2010 9:05 am

Notó que el animalito estaba contento con su manera de ronronear, sintió una extraña calidez que nunca antes había sentido para con otro animal. Ethan había criado muchos tipos de animales en la granja e inclusive había tenido 8 gatos de diversos colores y razas, sabía predecir el comportamiento de los mismos por las señales que emanaban de sus cuerpos y por supuesto, la experiencia, pero conforme pasaba más tiempo con ese gato en particular, más sentía como si este fuera totalmente distinto a los demás.

Demasiado inteligente, demasiado leal. Y lealtad era algo de lo que carecían los de su especie. Los gatos no eran como los perros.

Al escuchar la voz de los policías, Ethan intentó levantarse a pesar del punzante dolor en su cabeza y costado, el golpe debía haber sido fuerte, pensaba mientras se sentaba con dificultad y el gato corría a esconderse. Al cabo de unos segundos uno de los policías, el más gordo, apareció a través de la reja, acompañado de uno de rango más alto, pues este último traía insignias en la solapa del saco.

-Este es el bandido, le pillamos usando al gato entrenado para robar manzanas – Explicó el policía con rostro satisfecho. El inspector guardó silencio y luego asintió con la cabeza, dándole atender al hombre a su lado que abriera la mazmorra. El inspector entró en ella con pasos lentos y con el ceño fruncido, era un hombre alto de aproximados 40 años, con un largo sombrero de copa y canosa barba surcando su mentón puntiagudo.

-Del mismo modo, debió haber entrenado esos perros, señor – Continuó el policía intentando agradarle a su superior – El robo de la semana pasada a la condesa... debió ser del mismo modo -

-¿Como puede estar tan seguro Lefaire? - Preguntó el inspector sin quitar la mirada del chico que yacía sentado en la camilla sin notar el gato - ¿Puede un gato cargar en su hocico joyas tan pesadas? - El policía pareció azorado con aquello, quizás ni siquiera se le había ocurrido, pero no podía permitir que el inspector tuviera una mala opinión de su trabajo, carraspeó, pero el elegante hombre continuó – La condesa Dufour, describió al hombre de tez morena y pronunciado bigote negro, con enormes joyas en las orejas y un diente de oro -

-Este... pues – Murmuró el policía poniéndose colorado.

-Si mis ojos no me fallan, este cristiano, claramente no es un mestizo – Prosiguió el inspector – Sus facciones son claramente caucásicas -

-Mis padre es inglés y mi madre Francesa, Distinguido señor – Se apresuró a decir Ethan – Hace poco he llegado de America para trabajar honradamente, soy campesino, es lo que se hacer... nunca he robado ni robaré -

-¡Pero el gato! ¡El gato estaba allí y le llevó una manzana! - Exclamó el policía avergonzado y molesto. El inspector se dio media vuelta con elegancia y declaró – Hasta donde yo puedo ver, una manzana no se compara con una joya evaluada en 1000 francos de la familia Dufour...- El policía no pudo más que quedarse en silencio – La próxima vez que me hagaís atravesar París en carruaje, por un error tan elemental como este, os juro que tomaré represarías por vuestra incompetencia – Le advirtió levantando una elegante mano enguantada con el dedo indice apuntando al infeliz policía – Soltad a este inocente y buscad entre los gitanos como os dije -

por **Andrei Neverov** Jue Dic 30, 2010 12:18 pm

El felino permaneció en su sitio todo el tiempo que ambos policias estuvieron hablando, evaluando las posibilidades que tenía Ethan de salir de allí pronto. No pensaba irse sin él, pero tampoco podía permanecer allí de modo indefinido. Llevaba años transformándose, lo que le había permitido estar más tiempo en su forma felina, pero desconocía como el cansancio y el estrés podían influir en su habilidad. El pequeño gato se agazapó un poco más, pegándose a la fría pared de piedra. ¿Y si la transformación se deshacía y quedaba atrapado en la celda? ¿Y si le encarcelaban a él también? De algún modo tendría que explicar cómo había entrado en la celda de Ethan y por qué se encontraba desnudo. No, demasiados problemas, Andrei prefería ni siquiera pensarlo.

En ese instante, por suerte, las palabras que tanto había esperado surgieron de los labios del policia de mayor rango: "Soltad a ese inocente". Andrei vio el cielo abierto de nuevo y tuvo ganas de corretear hacia el chico para celebrarlo con él, pero se contuvo. Quién sabía si la culpa podía caer de nuevo sobre la cabeza de Ethan si les veían juntos, si el felino daba alguna señal de sospechosa obediencia y fidelidad. No podía arriesgarse.

En ese instante, Andrei empezó a sentir aquel extraño cosquilleo que precedía una transformación en la punta de las patas. Asustado, el gato se puso en pie y las sacudió, retrasando el cambio de cuerpo. No obstante, los nervios empezaban a hacer mella y el joven no estaba seguro de poder posponer la transformación algo más de unos pocos minutos, los justos para ocultarse en casa.

De ese modo, el felino se separó un poco de la pared y, clavando los ojos verdes en su objetivo, saltó con agilidad al alfeizar de la ventana. Una vez allí se giró para mirar a Ethan y maulló con suavidad, despidiéndose de él. Mantenía cierta esperanza de volver a verle algún día, pero no estaba seguro de querer enredarle en más lios, el joven ya habría tenido suficiente con una persecución y un fuerte golpe en la cabeza. Así, el pequeño gato pasó por los barrotes de la ventana y saltó a la calle con elegancia. Ahora sólo esperaba poder mantener la transformación hasta llegar a casa, sino...tendría graves y vergonzosos problemas.

por **Ethan Butler** Sáb Ene 01, 2011 11:52 pm

Ethan no se lo podía creer, ¡Era libre! se había librado de una posible condena y de quien sabe que tipo de tratos. Una enorme felicidad lo embargó en ese momento y se giró emocionado para buscar a su amigo peludo para cargarlo en brazos y sacarlo de allí, pero su rostro iluminado por la felicidad momentanea se desvaneció al ver como rápidamente el animalito saltaba hasta la pared y posteriormente se metía por entre los barrotes de la ventana.

Finalmente el comportamiento que estaba esperando de un gato. Independiente, insensible y sobretodo desleal.

Sin embargo y aunque sabía que aquello era normal en ese animal, no pudo evitar sentir una punzada de tristeza en su interior y justo en ese momento se dio cuenta de como había comenzado a querer al gatito en tan poco tiempo. ¡Malditos animales, siempre lograban ese efecto en él!. Se mordió el labio observando como la cola desaparecía trás los barrotes y volvió la vista hacía el el guardia que abría la celda de mala gana.

Ethan recogió su saco con sus pocas cosas y salió de la celda, sintiéndose extrañamente aburrido y triste. Debería estar feliz por salir de la carcel ¡podría haberse podrido allí! pero no podía evitar sentirse vacío y desilucionado. Como si ese tonto gato hubiera sido una persona real. Ethan caminó por la comisaría y finalmente salió a la calle, sintiéndose como la primera vez que había llegado a Paris: Perdido en la inmensidad de una jungla de asfalto y piedra gris. Un mundo que se negaba a sonreirle.

por **Lourdes Bourmont** Dom Feb 06, 2011 2:47 pm

"Vaya que tiene suerte este tipo... No alcanzó a estar ni un día en la cárcel y ya pudo salir!" pienso limpiando la celda que él ocupó con ese gato.

"Pronto vendrá alguien más... Estos calabozos nunca están vacíos." y sigo con mi labor.

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