๑۞๑ NO HAY PAZ PARA LOS MALVADOS ๑۞๑

La boda fue un éxito teniendo en cuenta que horas antes habían detenido a la reina por cargos de brujería, y que la Inquisición se la había llevado. La versión oficial se encargaron de proporcionarla los propios inquisidores: traición a la Corona, y el Vaticano, como estado independiente, la custodiaría hasta que se decidiera su futuro. En cualquier caso, les habían quitado un obstáculo dañino que había estado ahí durante veinte amargos años. Elaine y Sirius se tomaron unos días de descanso en Oltenia antes de regresar a Akershus y los invitados partieron en cuanto fue posible, pues aunque la boda del joven era importante, en su hogar se libraba una guerra y no podía marcharse por mucho tiempo.

Velkan y Dasha también se habían tomado unos días de asueto, y el licántropo se dedicó a enseñarle a la condesa serbia su territorio. Fueron días tranquilos en familia y pronto partieron Elaine, Sirius y Lobbo hacia Noruega, pues el mayor de los Landvik quería solucionar el asunto de las tierras de sus ancestros. Dasha también se marchó a Serbia y de pronto la casa estaba muy silenciosa. Brianna de momento quería quedarse en Oltenia hasta que se aclarasen las cosas y cuando fuera seguro, se trasladaría a la corte con Damon, pero hasta entonces lo tendría junto a ella unos días más.

Desayunar en la balconada frente a los viñedos era un placer que no quería perder, pero cuando se trasladara a la corte dejaría de ser posible, salvo cuando pudieran regresar a Oltenia, y estaba el tema de dejar a alguien al cargo. Lobbo o Velkan, o ambos o ninguno… su futuro estaba por decidir y veía a su hijo mayor muy cerca de los territorios de sus ancestros, lo cual por otro lado la tranquilizaba, pues así estaría cerca de Elaine. Y a Velkan al parecer le tiraba mucho Serbia, ojalá le fuera bien, al menos estaría más cerca, pero nunca se interpondría en los caminos elegidos por sus hijos. Suspiró hondo mientras el sol comenzaba a coronar el cielo y a su espalda escuchaba los pasos de Damon al levantarse de la cama.*

Tras una noche en la que nuestros cuerpos se enredaron sin pausa una y otra vez sobre las blancas sabanas pasé gran parte de la mañana durmiendo. Cuando estiré el brazo no encontré el cuerpo ajeno, ni siquiera su candor, lo que me llevó a abrir primero un ojo y después el otro estirando seguidamente mis músculos. La silueta de Brianna se transparentaba etérea a través de los cristales de la balconada. Nuestros hijos se habían marchado tras unos días y de nuevo ambos quedábamos solos dejándonos muy claro a quien pertenecíamos.

Descalzo me puse en pie y caminé hacia donde Brianna observaba en silencio los viñedos, aun en camisón, con sus piernas arrugadas sobre el asiento.
-Buenos días -susurré a su espalda mientras agachaba mi espalda para buscar los labios de la que siempre fue dueña de mi corazón -¿que piensas? -pregunté al ver su gesto mientras le dedicaba una sonrisa de medio lado. Quizás no era consciente, pero éramos libres, por fin después de demasiados años de esclavitud, yo para Rumania y ella para conmigo, ambos podíamos ser exactamente lo que habíamos silenciado.
-casémonos Brianna -sonreí de medio lado clavando la rodilla en el selo por segunda vez -no tiene sentido ya que eso no suceda, la reina no volverá y conseguir la anulación eclesiástica será relativamente sencillo, siempre te he querido, te he amado y respetado, cásate conmigo, déjame darte ese lugar que siempre en mi corazón has tenido ,pero ahora ante la sociedad.*

Estiró la cabeza para besar sus labios cuando la saludó al salir, llevaban unos días tranquilos, disfrutando del momento, como había sido la tónica general durante aquellos veinte años, pues sólo podían amarse cuando las obligaciones de Damon lo permitían, y aún así, habían hallado el equilibrio. No se había vuelto a quitar el anillo de rubí que le regaló Damon aquella noche en esa pequeña trattoria italiana de París cuando le pidió matrimonio y ella aceptó. Durante años lo guardó hasta que él pudiera cumplir su promesa y lo había vuelto a lucir en la boda de Elaine. Desde entonces no había abandonado su dedo.

El rey se arrodilló para pedirle de nuevo el matrimonio y aunque era algo que veía cerca desde hacía algunos días, no pudo evitar la emoción, rememorando aquella primera vez en la que ese mismo hombre, sin llevar corona todavía, la eligió como compañera en su vida.

— Una vez te di mi respuesta y aún no nos conocíamos demasiado…esta vez mi respuesta es un rotundo sí. Si en veinte años no te has cansado de mi, es que estamos hechos el uno para el otro.

Tiró de él para besarlo y enredar sus manos alrededor del cuello del licántropo, que de inmediato la cargó en volandas, como solía hacer. Sabía que eso implicaba una corona y un cambio radical de vida, lejos de la tranquilidad de Oltenia, pero estaba preparada porque teniendo a Damon a su lado, el mundo dejaba de ser oscuro y difícil.

— ¿puedo elegir yo mi corona? No me gustaba nada la que llevaba ella, muy ostentosa.— sonrió bromeando, porque si ella iba a ser la Reina, muchas cosas iban a cambiar en la corte, empezando por la austeridad y el buen gusto, nada de ostentaciones baratas y absurdas.*

La alcé entre mis brazos con una sonrisa amplia que delataba lo mucho que su noticia me alegraba, nada para mi era mas importante que enlazar mi vida a la de la mujer que durante años había sido la mitad que le faltaba a mi alma.
-Si, puedes elegir tu corona -bromeé deslizando mi lengua calida y húmeda entre sus labios.
Nos besamos despacio, saboreando el sabor del otro, comprendiendo que nuestra vida de algún modo cambiaría, para mi tenerla a mi lado como mi reina suponía paz para mis días y noches de calma sumergido en su cuerpo. Se acabaron las noches frías echándola de menos, a partir de ahora ella y yo compartiríamos oficialmente la vida.
-Sabes que tras casarnos te convertiré -dije contra sus labios abriendo mis lobunos ojos hasta perderlos en los suyos.

Para ella el mundo cambiaría mucho mas, porque de ser humana pasaría a ser loba y tendría que lidiar con su nueva naturaleza, pero así lo marcaban las leyes de mi manda y ademas, eso solucionaría la diferencia de edad que adquiriríamos si ella seguía envejeciendo de forma normal...a diferencia de mi y de nuestra descendencia.
La manada la quería y pronto toda Rumanía la adoraría, porque no había mejor mujer...
-Señor, una misiva de su hijo Lobbo para Brianna -dijo uno de mis hombres irrumpiendo en aquella emotiva escena.
-Gracias, puedes retirarte -dije tomando el papiro tendiéndoselo a mi prometida.
-Nuestro hijo nos escribe.*

Sonrió cuando le dijo lo de convertirla, porque ya había hecho una reunión familiar antes de la bodas de Elaine para comunicarles a todos su decisión, antes de saber que la reina desaparecería. Siempre se negó a ser convertida porque no era la mujer del alfa, y eso era un hecho, pero había llegado el momento en el que no quería envejecer y morir antes que sus propios hijos. La decisión estaba tomada incluso sin saber que por fin podría ocupar el lugar que le correspondía y aunque fuera algo duro de asumir, estaba dispuesta, y ahora más que nunca.

— espero seguir gustándote cuando me cubra de pelo y me salgan bigotes…— rieron juntos hasta que una interrupción les trajo una carta de Lobbo.— Nuestro hijo sabe escribir, ¿por qué no iba a hacerlo?.— paseó los ojos por las letras y la guardó de nuevo en el sobre.— Viene acompañado de una mujer llamada Thea Silje… su prometida. Al parecer es la hija de Ruran Silje, el alfa que heredó la manda de tu hermano. ¿Lobbo prometido? Es una gran noticia.*

Mi gesto se oscureció ligeramente, conocía a Lobbo lo suficiente como para saber que tenía alergia al compromiso, siempre quise para mis hijos matrimonios por amor, que se sintieran arropados y acompañados, que no sufrieran lo que había tenido que vivir yo con la Reina por el bien del Pais y ahora..leía en esas lineas como Lobbo, por unas tierras que ciertamente tenían para él un gran valor, estaba echando su vida a perder.
-No es una gran noticia, es una condena para nuestro hijo -sentencié -conoces a Lobbo ¿lo ves dispuesto a comprometerse? ¿no te sorprende que la noticia sea tan prematura?
Respetaría si decisión, pero no sin antes tener con él una conversación...quizás porque yo era bélico, pero hubiera preferido desafiara a Ruran, mi hijo era un alfa poderoso, joven, tenia muchas papeletas para ganar.*

Cuando madre me contó que mi hermano se había prometido pensé que estaba de broma, aunque Brianna pocas veces bromeaba y menos sobre este tipo de temas ¿quien habría logrado cazar a mi hermano? Esa pregunta no dejaba de rondar una y otra vez mi cabeza.

Tras haber pasado unas semanas lejos de Dasha, le mandé una misiva para que me acompañara en este día, nosotros nos estábamos conociendo, pero para eso debíamos vernos y bueno, pensaba que una reunión familiar dado lo bien que había conectado con madre y con mi hermana sería algo bueno para ir incluyéndola en la familia.
Padre era un hueso duro de roer, Sirius lo sabía mejor que nadie, peor de no haber estado alli quizás el vikingo no hubiera respetado de igual forma a Elaine, mi padre era un gran hombre.
Me gustaba, era un hecho, pero seguía sintiendo una sensación extraña, corroyendo mis entrañas que no era de fiar del todo, así que algo me decía que tenia que frenarme un poco y seguir ahondando en ella para saber si podía funcionar lo nuestro.

Había llegado el gran día, en pie con la ondeante capa azul a mis espaldas miraba con fijeza el mar esperando que el barco que trajera a Dasha atracara en puerto, tras de mi la comitiva que desde lo ocurrido con la "reina bruja" no se separaban ,era primordial asegurar mi protección en estas tierras pues los aquelarres estaban en pie de guerra.*

El Danubio separaba las tierras de ambos y sólo tenían que cruzar a la otra orilla, pero sus títulos los precedían y toda seguridad era poca, además de que sus agendas tampoco iban faltas de compromisos. Esas semanas de distancia se habían convertido para ella en un momento para reordenar sus prioridades. Con la Reina capturada por la Inquisición, ahora sería el turno de los Landvik, pero no podían darles un golpe de gracia tan seguido. Debían dejar que Brianna ascendiera al trono y que después de que el panorama político diera un vuelco, mientras se hacía limpieza de brujos y aquelarres, ya verían qué dirección tomar. De ninguna de las maneras Rumania iba a estar bajo el yugo de los licántropos, pero la primera virtud de un inquisidor era la paciencia.

Bajó del barco enfundada en un traje de viaje de color azul oscuro, a juego con sus ojos de gata, ya tendría tiempo de vestirse con ropa de caza más cómoda, pero por lo pronto, era visita oficial, así que cumpliría con el protocolo. En Serbia veían bastante bien su relación con el rumano, aunque el principe alemán estaba insistiendo bastante y tampoco era mal candidato. Dasha se lo tomaba con calma, su futuro era importante, pero su misión lo era más.

— Velkan…— se acercó al principe rumano y le dio dos besos en las mejillas como saludo “oficial” y luego un beso fugaz en los labios mientras lo acompañaba hasta las monturas que estaban preparadas.*

Enguantada en un vestido azul oscuro que marcaba sus deliciosas curvas, el viento mecía su pelo ligeramente recogido mientras sus ojos me buscaban
-¿Te has puesto así e guapa para mi? -pregunté con una picara sonrisa tras los dos formales besos y ese pico casto que me supo demasiado poco.
Le tendí la mano para acompañarla al carruaje que para ella había dispuesto mientras conversábamos sobre todo y nada al mismo tiempo.
Había escuchado que el Principe Alemán tenia cierto interés en ella lo que me causaba ciertas dudas pues tras nuestra conversación en al boda de mi hermana creí haberle dejado claro que lo de jugar a dos bandas no iba ni de lejos conmigo, así que no comprendía porque no había declinado ya a estas alturas su propuesta, claro que tiempo de conversar tendríamos.*


La duquesa estaba muy al tanto de las operaciones de la Inquisición en Rumanía, ya que la red de espionaje de la zona la llevaba ella entre manos. Sabía que se iban a reunir la familia Landvik al completo porque el mayor de los hijos al parecer se había prometido y además iban a celebrar el compromiso oficial de Brianna y Damon, algo que todo el mundo daba por supuesto que sucedería algún día. Lo cierto es que la futura reina le caía muy bien, era una mujer íntegra, con clase y de buen corazón, de haber tenido una mujer así en su casa no habría vivido años en un sótano, pero claro… ninguna mujer cuerda se hubiera enamorado de Jakov Nikola.

En las bodegas se había dispuesto de nuevo un banquete privado para todos los Landvik y sus acompañantes. Elaine y Sirius resplandecían en su estado de recién casados, les iba bien en Noruega. Damon parecía más complacido y satisfecho que otras ocasiones, y no era para menos, se había librado de una buena arpía y por fin iba a poder descansar. Por otro lado, le carcomía la pregunta de ¿quién heredaría la corona Rumana? Damon no sería eterno, y menos si la Inquisición los acababa sacando del trono, pero en ese caso, tampoco Velkan la heredaría.

¿Y si consiguiese apropiarse de esa corona para luego hacerlos caer? Era un plan casi imposible, pero ella no estaba sola. Lo consultaría con sus superiores. Seguro que la Inquisición prefería tener una de su facción en el trono aunque la otra cabeza coronada fuera sobrenatural…los accidentes existían.

Miró a Velkan y por un instante sus pensamientos se tambalearon, le gustaba demasiado ese joven engreído. La regla número uno de un espía era “nada de desarrollar atracción o sentimientos”, y para ella no había sido difícil hasta la fecha.

Dasha parecía absorta en sus propios pensamientos, ladeé la sonrisa pues estaba mirándome pero como si el fondo no me viera. Acerqué mi labios por primera vez delante de mis padres mordiendo con suavidad el inferior de la duquesa sacándola de aquella ensoñación.
Quizás era mi modo de demostrarle que lo que le dije en la fiesta era cierto, pretendía conocerla..aunque solo yo, compartir no se nos daba bien a los lobos.
Mi hermana hablaba de lo bien que le había ido el concilio, y ella que sabía mas que nosotros sobre Lobbo y su misteriosa "prometida" se reía cuando le preguntábamos guardando silencio para no fastidiar la sorpresa.
Sirius se veía feliz, se deshacía en atenciones para con nuestra hermana y la verdad es que si padre algún día dudo de él, hoy le hablaba como si se tratara de un hijo mas, el hechicero se había ganado un sitio en esta familia y eso que con Damon, las cosas costaban, sangre, sudor y lagrimas, menos mal que madre equilibraba la balanza.*

La llegada de Lobbo y Thea estaba prevista para última hora de la tarde, así que la comida familiar con Sirius, Elaine, Velkan y Dasha transcurrió con bastante normalidad. La futura reina tuvo ocasión de charlar un rato con la duquesa serbia y con su hija mientras tomaban un té, ambas mujeres de responsabilidad, grandes embajadoras de sus tierras y costumbres. Las mujeres despertaban a un nuevo siglo lleno de oportunidades que hasta la fecha les estaban casi vetadas, y ella se alegraba por los suyos, porque no tuvieran que enfrentarse a un destino impuesto e infeliz.

— ¿La boda será en el castillo de Bucarest?.— le preguntó Elaine a su madre.
— Ciertamente. La corte está allí y en algun momento viajaré con tu padre para quedarme definitivamente. Me espera un gran trabajo y ahora que vosotros ya tenéis vuestra vida encaminada...
— es el momento de vivir la propia.— Dasha completó la frase.— todo el mnundo sabe la historia del rey Damon y la baronesa de Montreil, el trágico amor quebrado por un matrimonio de conveniencia con una odiosa mujer, déspota e infame que nadie quería. Todas las niñas de hoy en día querrían ser la baronesa de Montreil, su historia es de cuento.— Brianna sonrió al comentario de Dasha, era bien cierto que su vida había dado muchas vueltas y que siempre había superado las adversidades con entereza, calma y dignidad, pero no consideraba que eso fuera motivo para escribir una fábula sobre ella.

— Tuve suerte de encontrar al amor de mi vida y todo lo demás carece de importancia. Creo que Elaine encontró al suyo y espero que si entre Velkan y tú sucede lo mismo, pues seréis muy felices y yo muy dichosa de veros así.

Elaine sonrió pícara, ella conocía bien a Velkan y a Lobbo y podía intuir más allá de sus palabras, pues para eso era una loba y tenía la sensibilidad de su madre.

— Creo que Velkan está muy colgado de Dasha, más de lo que jamás admitiría.
— Bueno yo... creo que...— titubeó y se puso un poco roja.
— ¡¡Tú tambien!! jajajaja es genial.— la loba rió y le lanzó un azucarillo a la condesa. Se le estaban pegando las costumbres bárbaras y Dasha ni corta ni perezosa le lanzó una galleta, al menos en eso sabía que su hermano estaría de acuerdo. No le gustaban las princesas remilgadas y Dasha era tan intrépida y arrojada como ellos, seguramente por eso partiese con más puntos de ventaja sobre otras candidatas, ya que al lobo no le faltaban peticiones.
–¡Dejemos de hablar de mi! es la boda de tu madre!.— indicó la duquesa, para quitarse la atención de encima. Brianna sonreía al ver a Elaine y a Dasha llevarse bien, no dejaba de pensar que su mayor logro eran sus hijos, el hecho de que ahora fueran hombres y mujeres hecho y derechos, con la cabeza bien amueblada y el corazón enorme.

— Sería un honor que la nobleza y la realeza Serbia acudieran a nuestro enlace, somos vecinos a fin de cuentas.— Dasha asintió, conocía bien al rey y a la reina y sin duda estarían presentes en algo así. Conocía a media realeza europea y si bien sabía que algunos no acudirían porque veían en esa boda una jugada sucia por parte del rey a la antigua reina, la mayoría sólo acudirían para estar bien avenidos, porque jugada o no, Damon seguia siendo un rey con apoyos importantes.

El té se alargó un buen rato hasta que anunciaron la llegada de los invitados que faltaban y Brianna fue a su encuentro seguida del resto de la familia. Su hijo Lobbo les traía a su prometida y aunque Damon tuviera sospechas bien fundadas de que algo extraño sucedía, ella siempre daría techo a su hijo, hiciera lo que hiciera y vineiera con quien viniera.

Sentado en aquella mesa observaba en silencio a mi familia. A mi derecha estaba Brianna, el amor de mi vida, tal y como la observaba me daba cuenta de la suerte que con ella tenia, yo era un hombre complicado y ella siempre había luchado contra todo por facilitarme las cosas, porque no tuviera que elegir entre la corona y ella. Era el momento de darle su lugar, ella era la mujer de mi vida, la madre de mis hijos, la única que reinaba en mi corazón.

Mi vista se fijo ahora en Velkan, reía y bromeaba con la joven Dasha que parecía haber encajado a la perfección en esta familia, se llevaba bien con Elaine, bromeaba con Sirius y no le costaba demasiado mostrarse con mi hijo afectuosa.
Las miradas que Velkan le dedicaba eran bien conocidas por este lobo ya demasiado viejo como para que pasaran desapercibidas y esperaba sinceramente que no acabara dañado, porque las heridas de acero sanan, pero las del corazón son mucho mas complicas, siempre supuran, es una ponzoña que se extiende hasta corromper tu alma.

Sirius y Elaine reían felices, ellos ya habían contraído matrimonio y supongo que la reina y yo esperábamos que pronto nos dieran la feliz noticia de que nos convertirían en abuelos. Si en un principio no me sentí cómodo con la idea de que un brujo de magia negra se casara con mi hija, pronto descubrí que ese hombre era mucho mas de lo que su aura escondía. No conocía mejor hombre, y siempre estaba atento a mi hija haciéndola completamente feliz.
E notaba que entre ellos las cosas iban muy bien, sabía que él nunca le haría daño y también que mi hija le sería siempre fiel.

Lobbo era otro cantar, su carácter impetuoso y belicoso lo ponía en una posición complicada y este “reciente” compromiso me daba a pensar por lo prematuro que había sido que algo escondía detrás. No tardaría demasiado en comprobar con mis propios ojos cuan equivocado estaba.

Dasha y mi hermana reían ambas bromeando sobre lo enganchado que se me veía a la rumana, ciertamente era así, yo a diferencia de mi hermano las conocía de una en una, supongo que los valores de mi padre habían arraigado en mi. Esperaba sinceramente que pudiéramos llegar algo peor tampoco perdía el norte, cuando le miraba me gustaba lo que veía, era una mujer pesé a ser de clase alta muy parecía a mi en formas, con ese pique constante que nos traíamos y con madre y Elaine había encajado perfectamente.

Padre era mas recelos, entendía bien porque, pues aunque aquello que miraba me gustaba, algo en lo mas profundo de mi instinto me mantenía alerta, no sabría explicar demasiado bien que es l oque era, peor estaba arraigado a mis entrañas y crecía como la hiedra, supongo que todos los animales salvajes huelen el peligro y yo no podía olvidar lo que cuando viajé a sus dominios había visto.

-Ella esta enamorada de mi -bromeé sacando la lengua que pronto atrapó Dasha dándole un mordisco, mis manso sobrevolaron la distancia abrazándola mientras Sirius bromeaba sobre la caza de la mañana, el joven Cannif se había cobrado bastantes piezas, yo insistía en que había hecho trampa usando la magia peor el ni confirmaba ni desmentía simplemente se reía de mi mal perder.

La llegada de Lobbo estaba prevista en breve, tenía cierta curiosidad por descubrir a esa mujer que le había robado el corazón, aunque algo me decía que mas bien mi hermano había perdido la cabeza y se había precipitado prometiéndose con una desconocida.
Padre estaba furibundo, se le notaba la escasa ilusión que le había causado la noticia, pero Lobbo era como era, un mujeriego, lo extraño es que cediera en eso por un matrimonio, algo me perdía.

—Allí estaré con mis mejores galas, majestad.— la duquesa se refirió a Brianna con el trato de reina pues es lo que sería en breve. Ese enlace se presentaba interesante, pensaba que políticamente sería un reinado corto, pues algo que comienza con escándalos suele estar abocado al fracaso y teniendo dos herederos al trono como Lobbo y Velkan, el Consejo presionaría a abdicar. Además la Iglesia tenía mucho peso entre los grupos de presión políticos y siempre podrían echarle un cable.

¿En serio se estaba viendo con la corona rumana en la cabeza? miró a Velkan y sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal. En cuanto pasase esa semana y regrasara a Serbia iría derecha a la sede de la Inquisición a por instrucciones, si veían correcto que ella llegase al trono, tendría que volcar todo su interés en el licántropo y no dejarlo escapar, cazar a la presa, asediarla y darle el golpe mortal.

Los ojos verdes del lobo le sonrieron mientras bromeaba y entonces le dio un arrebato de esos tan intempestivos que a veces le daban.

— Disculpadme, no me encuentro bien, creo que he comido demasiado... regreso en seguida.

Se levantó y salió rauda hacia los aseos, pero se desvió a mitad camino para salir a una terraza a tomar el aire y reaordenar sus pensamientos antes de entrar en pánico. Velkan la siguió y la agarró de las muñecas preguntándole si estaba bien. ¿Bien? estaba muy lejos de estarlo, estaba comenzando a desbordarse de nuevo.

— No puedo Velkan... no puedo quedarme ahí sentada y escuchar los comentarios de tu hermana y tus bromas... porque hay algo de cierto en todo esto y estoy aterrada, porque...tu familia es estupenda y yo me siento como una mierda. No sé digerirlo...creo que lo estropearé todo... no sé, es una sensación horrible y...es mejor que no tenga familia ni gente que me quiera porque al final sólo sé hacer daño y apartar de mí a todo el mundo...no puedo cumplir sus expectativas...

Respiraba agitadamente, balbuceando incoherencias porque su cabeza iba más deprisa que sus labios y trataba de explicarle a Velkan que los Landvik se había portado con ella de forma ejemplar y ella iba a traicionarlos en el futuro, cosa que le estaba produciendo una fractura interna. Pero a la vez no podía luchar contra sus propios sentimientos, su pasado y las cosas que estaban por venir. Su cabeza se deshacía como una pastilla de jabón en demasiada agua, y estaba entrando en pánico al no ser capaz de recomponerse.

El caserón de Brianna en Oltenia se alaba majestuoso ante nosotros, la manada de mi padre como de costumbre y mas en tiempos revueltos como los que acontecían en este momentos estaba desplegada protegiendo  la familia real que estaba ya dentro.
Saludé a varios de los soldados, me había criado con ellos, muchos compañeros de armas y les presenté a Thea para que la conocieran, nos dimos un par de palmadas entre hombro y espalda y custodiado por los míos seguí mi camino hasta el interior de la morada.

Madre tenia todo dispuesto para nuestra llegada, era una gran anfitriona y se veía radiante desde que mi padre, ahora libre de la bruja con la que se había casado, pasaba mas tiempo con ella, no tardarían en contraer matrimonio. Brianna había aguantado al lado de Damon 20 años, amándolo en silencio, creo que era el momento de darle su lugar.

Besé la mejilla de Brianna mientras esta se fundía conmigo en un abrazo antes de dedicarle a Thea una afable sonrisa.
Padre por contra inspeccionaba a la alfa con cara de pocos amigos, bien sabía que teníamos una conversación pendiente, que no estaba de acuerdo con esto ni de lejos, pero yo era mayor para tomar mis propias decisiones.
Me abracé a Velkan revolviendole el pelo mientras ambos nos reíamos. Dasha, que ya parecía una mas de mi familia y que volvía loco a mi hermano aunque este se resistía se acerco a Thea para presentarse y después me dio un beso con una sonrisa.
Sirius y Elaine se acercaron después, nos habíamos visto hacia relativamente poco.
-Mi hermana cada vez esta mas guapa -dije guiñándole un ojo a Sirius que sonreía rodeando la cintura de esta con su brazo.
El hechicero era un gran hombre, moderado pese a su poder mágico, educado, capaz y valiente.
-Ella es Thea, mi prometida -la presenté soltando la bomba.

Saludó de manera cordial a los guardias a los que fue presentada por Lobbo y juntos, ellos dos más la guardia, se adentraron en palacio para dirigirse al encuentro de los reyes de Rumanía, Damon y Brianna Landvik. Dejó que fuera su prometido el que hablara, el que se dirigiera a su familia y les abrazara, reencontrándose después de muchas semanas sin verse. Devolvió la sonrisa a la reina, sintiendo la heladora mirada del rey fija en ella. La estaba estudiando, porque al igual que la propia Thea, conocía a Lobbo y sabía que lo suyo era saltar de cama en cama y no atarse a una sola mujer, menos aún a la hija de Ruran Silje, al que él consideraba su enemigo directo o así lo había hecho hasta que la morena le había ofrecido un camino distinto para conseguir lo que deseaba. Les había visto ya en el pasado, acompañando a su padre, aunque las normas diplomáticas la habían obligado a mantenerse apartada. Ahora las cosas eran diferentes y la proximidad era obligada, aunque al contrario que tiempo atrás, su deseo era más bien estar distanciada. Tragó con dificultad, pero de manera disimulada al acercarse, primero a Elaine y Sirius, a los que ya conocía. -Me alegra veros de nuevo.- Sonrió con sinceridad cuando su mirada se cruzó con la de la chica.
 
Giró entonces sus pies hacia los reyes e hizo una reverencia perfecta. Todos los años pasados junto a Ruran, el protocolo, los convites, los tenía grabados a fuego en su memoria y salían de ella de como si aquella actitud fuera innata. -Soy Thea Silje, hija de Ruran, comandante de las manadas salvajes del norte y ahora, prometida de Lobbo Landvik. Es un placer conocerles.- Su mirada se mantuvo algo baja, respetando el cargo que aquellas dos personas erguidas frente a ella ostentaban.

Dasha saló corriendo bajo la atenta mirada de mi padre que llegó a enarcar na ceja. Damon era desconfiado por naturaleza y como buen alfa tendía a evaluar a todos los nuevos miembros de su manada, mas aun si estos se iban a emparentar directamente con su descendencia.
-Me disculpáis -dije saliendo tras ella.
No era la primera vez que veía así a la marquesa, un ataque de ansiedad le sobrevenía como ya pasó en su casa, hiperventilaba cuando mis manso aferraron sus brazos para detenerla y que me mirara.

Histérica empezó a soltar palabras por sus labios presa del pánico. Mis ojos buscaban los suyos y una ladeada sonrisa se instalaba en mi rostro al ver como se ahogaba en un vaso de agua.
-Nos estamos conociendo -susurré deslizando mis dedos por su brazo -no vamos a correr, no tengo prisa. A mi madre le gustas y a mi hermana, Damon es un alfa y como tal le cuesta relajarse, pero no vas a fastidiar nada, quiero conocerte, me gustas Dasha, me gustas mucho y no voy a dejar que te largues corriendo y eches esto a perder porque tienes miedo a sentir.

Rodeé su cintura con mi brazo para pegarla mas a mi, mis labios rozaron los ajenos calmando su desasosiego.
-Esta noche podíamos ir tu y yo a algún sitio, llevamos mucho tiempo sin estar juntos.. -iba a seguir cuando mi hermana salió para pedirnos que entráramos al parecer Lobbo y su “prometida habían llegado.
Tomé su mano enredando mis dedos en los ajenos y la miré con seguridad para infundirsela.
-Vamos con mi familia.

Dentro saludé a Lobbo, nuestras frentes chocaron, nos abrazamos y nos revolvimos el pelo como si aun fuéramos solo dos críos.
No tardo en presentarme a su pareja, Thea, parecía una mujer agradable y sin duda era muy guapa.
Arrugué la nariz al captar las hormonas que desprendía, estaba en cinta, no hice ningún comentario, ahora entendía ¿se había quizás prometido por ese motivo?

¿Subir arriba con su familia? Tendría que poder, estaba muy nerviosa, pero eso no podía arrastrarla al abismo de sus traumas sin resolver, era una maldita espía de la Inquisición, no podía ponerse así cada vez que algo la superase. Apretó los dientes y asintió. La mano de Velkan quemaba entre las suyas, no podía dejar de sentirse culpable y rastrera por lo que estaba haciendo, pero sus años de entrenamiento psicológico para superar su vida de mierda y convertirse en un activo importante en la Inquisición, la devolvieron al corazón de piedra, como ella lo llamaba. Encerraba todo allí adentro y lo recubría con capas de dura roca para contenerlo.

— Vamos, lo siento, intentaré que no me suceda de nuevo.

A Lobbo lo conocía de la boda de Elaine y Sirius pero a Thea no la conocía y la saludó como mandaba el protocolo. El lenguaje corporal de Damon lo decía todo, estaba tenso, mucho. Bien, al menos si Thea era el nuevo objetivo del licántropo, ella pasaría a segundo plano, eso le daría de nuevo ventaja.

Así que hija de un lobo alfa comandante de manadas del Norte…si su superior escuchase eso se estaría frotando las manos. Cierto era que no habían metido mano a las tierras salvajes de Escandinavia, porque usualmente ya se mataban entre ellos y no molestaban al reto de países, pero en la Europa del este sería inadmisible que los licántropos y vampiros progresasen tanto.

— Dasha Nikola, Duquesa de Serbia, dueña de toda la orilla oeste del Danubio y vecina fluvial de los Landvik.— Sonrió al decirlo, porque sonaba rimbombante pero era la verdad.— Lobbo caza muy bien, pero la última vez que competimos por una pieza, terminé ganándosela a todo ellos y a Ubbe Cannif. Las mujeres en este rincón del mundo somos tan guerreras como ellos. Mañana podríamos ir a cazar, siempre es divertido.

La futura Reina de inmediato le plantó dos besos y un abrazo a Thea y la invitó a sentarse, a tomar algo y a contarle todo lo concerniente a ese compromiso, pues estaban todos en ascuas por saber qué había sucedido. Al ver el gesto tenso de Damon, se sentó junto a él y lo cogió de la mano, tratando de relajarlo un poco, o de la fuerza que hacía con la mandíbula iba a partirse los colmillos. Los humanos no podían saber que Thea estaba embarazada, pero los lobos lo notaban en seguida, así que la situación era algo rara y las miradas un poco desconcertantes.

Madre abrazo a Thea para arroparla, seguramente la loba necesitaba ese abrazo mas que nada pues padre lejos de mostrarse especialmente halagado por la noticia de mi hermano mantenía su ceño fruncido mirando a la reciente pareja de soslayo.
Eramos lobos, puede que ni madre, ni Dasha fueran capaces de percibir que la “novia” de mi hermano estaba en estado de buena esperanza, pero nosotros eramos muy capaces de percibir aquel olor que desprendía.
Ambos pensamos lo mismo, que Lobbo había dejado preñada a la alfa y condenado así su vida a un matrimonio que bien sabíamos mi hermano nunca quiso.

No dije nada al respecto, decirlo o no era asunto suyo, pero dudaba que mi hermano postergara la noticia, eso era lago absurdo cuando la mitad de los sentados en la mesa podíamos notarlo.
Enredé mis dedos en los de Dasha que ahora tras una breve conversación en el exterior parecía volver a colgarse sus nervios de acero como mascara y saludaba con esa educación de la que hacía gala a la recién entrenada prometida de mi hermano.

Damon, el ultimo estiró su mano atrapando la de la loba para besar sus nudillos mientras esta le dedicaba una reverencia, muy correctos todos en sus formas podía notar la tensión que bien se podía cortar en un baile de navajas.
-¿Y bien Thea? -dijo mi padre - ¿a que se debe tanta velocidad en ceder tu mano a mi hijo? ¿amo a primera vista? -preguntó padre tratando seguramente de ser...sutil pero saliendole francamente mal.
Estaba seguro que pro debajo dela mesa madre le tenia de los huevos sujeto para que no explotara en uno de esos arranques muy parecidos a los de Lobbo.*

Cuando la pregunta de Damon, afilada como una saeta, cruzó la estancia, se hizo el silencio y antes de que fuera a contestar, alguien del servicio llamó discretamente a la puerta preguntando por la duquesa. Dasha frunció el ceño y se disculpó, si la llamaban para algo urgente es que había problemas, así que salió de la sala y rasgó el sobrecito que le trajo el recadero. Torció media sonrisa, estaba cansada de los juegos de salón, comenzaba la acción y comenzaba a lo grande. Estas noticias iban a granjearle un montón de puntos de cara a los Landvik.

Entró de nuevo en la sala y observó que el ambiente no era mucho mejor que cuando la abandonó, pero iba a otorgarles una distracción momentánea muy valiosa. Se dirigió a Damon y le tendió la carta que llevaba en la mano.

— Majestad... he recibido esto. Hice redoblar la seguridad del Danubio en mis fronteras cuando Velkan me contó lo sucedido con la antigua reina. Uno de los barcos con los que transportaban a los socios y seguidores de esa mujer fue incendiado y hundido aguas arriba, casi en la frontera con Hungría, a cien kilómetros. No creo en las casualidades, esto no fue un accidente. Apostaría la mitad de mis tierras a que fueron ellos, ahora en vuestros territorios andan sueltos vuestros enemigos.

Miró a Thea de reojo, no sabía cuánto podía decir delante de ella, Dasha no percibía si era humana o hechicera o qué. Quizás hasta fuera espía de la reina, pero en todo caso, que los Landvik estuvieran informados del incendio del buque de la Inquisición no era algo extraño ni que se pudiera ocultar. Lo que hicieran a continuación ya era cosa de ellos.

— ¿Puedo sugeriros algo en privado?.— Porque a fin de cuentas se trataba de un problema que afectaba a los dos territorios vecinos, y ella era la representante de Serbia en el lugar.

Damon enarcó una ceja, las palabras de Dasha parecían tener vital importancia para lo que acontecía en Rumanía y padre no era hombre de medias tintas, ni de esperar otros momentos cuando en ocasiones el tiempo suponía un bien valioso.
Padre le hizo un gesto a mi "amiga" para que lo siguiera y como el hijo que era seguí a ambos dejando a Lobbo con madre y con su prometida, no era mi intención que este no se enterara de lo que sucedía pero hubiera quedado feo que todos nos fuéramos y dejáramos sola a Thea con madre, hubiera sabido pronto que era de ella de quien se desconfiaba, no por nada, solo que no se le conocía lo suficiente.

La puerta del despacho se cerró a nuestras espaldas y pronto los interrogantes ojos lobunos de ambos se centraron en sus grises.
-Habla -instigó Damon con esa rudeza que se gastaba cuando de asuntos de manada y no de corte se trataba.*

Dasha se acercó a la ventana del despacho de Damon tomándose unos segundos de reordenar sus ideas, pero su cabeza iba echando humo, como buena cazadora que era entendía las reglas del juego en algo así.

— estoy segura de que no es fortuito. Esta oportunidad es un regalo si sabemos gestionarlo. La frontera del Danubio la podemos cerrar, a una orden mía, nadie saldrá por ahí. Pero esos secuaces de la Reina se ocultarán para reorganizarse y dar el golpe en el momento adecuado. Sólo hay que rastrearlos sin que lo noten, dejar que se junten y entonces cazarlos.— se giró y miró a Damon de tú a tú, a fin de cuentas ella estaba inmediatamente por debajo del rey serbio.— Puedo poner en marcha la maquinaria ya mismo, tenderles una trampa es fácil, dejar caer la información de que estaréis reunidos en algún lugar sin mucha protección para que decidan atacar ese día.*

Padre evaluaba la información, lo sabía por como su mirada se perdía en la llama de la vela que sujetaba el candelabro en su despacho, recolocó sus ideas antes de hablar.
-Es arriesgado, para que crean que estamos desprotegidos hemos de estarlo, son hechiceros Dasha, no juegan a la adivinación, tiene artimañas suficientes como para asegurar de que las cosas son como creen con certeza, no voy a poner en peligro a tu madre Velkan.
Es importante para Rumanía que Brianna llegara a la corona, a fin de cuentas todo rey necesitaba una mujer a su lado y que ella ascendiera al trono acallará muchas de las voces que se alzaban alegando que tu hijo eres un bastardo y que Lobbo no es mi hijo si no el de mi hermano.
A mi caída bien se podría crear una revolución si la reina hubiera mantenido en alguno de esos viajes un "romance" con alguien y de ahi hubiera surgido un descendiente.
Yo amo a tu madre, ese es el principal motivo por el que quiero casarme, pero no solo residía en mi amor la decisión tomada.
-Puedo ir yo, padre sabes que soy señuelo suficiente, como bien dices Lobbo no es de tu sangre y yo soy tu linaje, acabado conmigo descabezaran al rey o eso creen, no tendrás que mover a la familia, solo he de moverme yo, será suficiente. Mandadme a una misión diplomática con un pequeño séquito, quedará mucho mas realista que que toda la familia nos desplacemos casi sin seguridad.*

Dasha se mordió el pulgar pensativa, la idea de Velkan era realmente buena, pero también flaqueaba, si les superaban en fuerzas podrían verse en serios problemas a menos que ella echase mano de los inquisidores encubiertos, algunos de ellos eran condenados, sobrenaturales.

—Es una buena opción, pero necesitaremos mucho apoyo en la sombra, como dice tu padre no son unos mediocres con sed de venganza. ¿Podéis asegurar la seguridad de los dos? Yo puedo disponer de hombres y algunos de ellos pueden codearse con alta sociedad sin estar fuera de lugar. Hechiceros… aún no los he visto en acción. Pero supongo que no son inmortales ¿no?*

- Soy la mejor opción, sabes que no se moverán ni arriesgaran a atacar por Lobbo, pero si por mi. Envía un séquito a mi lado, lo suficiente grande como para que parezca que quieres protegerme, pero no como para que para ellos suponga un suicidio el ataque y ...esperemos que Dasha haga el resto.
No sería fácil que padre confiara en Dasha, no como para poner la vida de su hijo en manos de una mujer de la que no se fiaba, pero yo si confiaba en ella, lo suficiente para arriesgarme.
-La conozco padre, me has enseñado a juzgar a las personas no por lo que tienen o por lo que son, si no por como son, Dasha siente algo por mi, dudo haga esto para matarme, es por eso que soy la mejor opción, aun sospechando que ella tiene dobles raseros y que solo pretende derribarnos, podría hacerlo contigo, pero no conmigo, todo nos lleva a la misma respuesta, la única solución de tu dilema pasa por mi, lo sabes, lo se...

Los ojos lobunos de mi padre se hundieron en los míos.
-El amor ciega hijo, yo veo todo con una perspectiva mayor. Necesito tiempo, meditarlo y hablarlo con mi reina, tu madre, emplazo esta reunión hasta mañana.*

La Duquesa se irguió elevando la barbilla cuando Velkan soltó esa perorata sobre ella, que en parte le hizo cierta ilusión, era cierto que era buena en la toma de decisiones, que era eficaz en la caza y que no quería matarlo… mas o menos. Las palabras de Damon sonaron sabias, no esperaba menos de él, era un rey que meditaba sus decisiones cuando éstas atañían a su familia, a su hijo en este caso.

— me parece la opción más sensata y si se os ocurre alguna mejora del plan, será muy bienvenida. Si decidís descartarla, me adaptaré a lo que decidáis, contad con todos mis recursos, majestad.

Y dicho esto, salieron del despacho y pusieron rumbo hacia sus respectivos cuartos, a fin de cuentas había mucho que pensar.

— No sé si la prometida de tu hermano debería estar al tanto de todo esto, pero esa decisión no me atañe a mi. ¿Tú que opinas?*

-De momento es mejor que esto quede entre nosotros, al menso hasta que padre tome una decisión, conozco a Lobbo lo suficiente como para saber que insistirá en acompañarme, no quiero que eso pase, si me pasara algo -ladeé la sonrisa mirando a Dasha -a padre solo le quedará Lobbo y con uno que siga su linaje bastara para que Rumanía no caiga en manso de esos condenados hechiceros.

Conversando entre susurros llegamos hasta mi cuarto, ladeé la cabeza en un gesto muy lobuna.
-¿Vas a quedarte? -pregunté en una clara invitación a que pasara conmigo la noche.
Nos estábamos conociendo mas eso no implicaba noches apasionadas, de echo, mas bien paseos por los jardines y conversaciones banales era lo que tocaba, claro que hacía tiempo que dejamos de cumplir lo mandado por el estándar de la conquista y la elegancia.*

No esperaba otra cosa de Velkan, su lado pasional era muy manifiesto y lo cierto es que se lo pasaba bien con él. Enarcó una ceja y lo agarró de la camisa de un tirón cuando pasaron por la puerta de Velkan empotrándolo contra ella.

— Creo que tu padre dirá que sí y ya que estás tan seguro de que no quiero matarte pero ellos sí…quizás esta sea tu última noche, la disfrutaremos juntos.

Empujó la puerta y se adentraron en esa habitación cerrando a su paso. Tiró de la camisa de Velkan arrancando los botones, quería perderse en su cuerpo y que no volviera a sus labios sus incontables preguntas, que el episodio de aquella tarde no se volviera a hablar, no quería hacerlo, cada vez que se desmoronaba él acababa siendo testigo de su inestabilidad mental y al menos cuando aparentaba ser una mujer fuerte que lo tenía todo bajo control, las cosas eran más fáciles.*

Besos, apasionados, húmedos y el titileo de los botones contra el suelo.
Gruñí contra sus labios devorándolos, mordiéndolos mientras entre risas y jadeos de una patada cerraba la puerta tras nosotros.
Mis manos afianzaron sus nalgas, las palabras sobraban cuando nuestros cuerpos se buscaban.
Prenda a prenda la ropa sobraba, el calor del fuego que crepitaba a mi espalda no calentaba tanto la estancia como la fricción de dos cuerpos que pronto se perlaron en sudor, de dos bocas que se embebieron del otro y como si esa fuera la ultima noche sobre la faz de la tierra el lecho nos sirvió de aliado y las paredes de confidentes.

Hicimos el amor desnudos, piel con piel, miré unos ojos esquivos que parecían desear perderse mas que encontrarse, por contra necesitada de violencia y pasión, sus caderas buscaron cada embestida, cada roce y cada penetración mas honda y salvaje que la anterior.
El precipicio resultó un laberinto, ambos sucumbimos juntos al clímax y cayendo sobre el lecho su espalda se arqueó por unos instantes antes de sucumbir jadeante contra mi cuerpo.
Deslicé mis dedos por su espalda, me daba la sensación de que cada caricia le quemaba, silencio, uno profundo pero necesario entre ambos.
-Si este fuera mi ultimo día en al tierra ¿que pedirías?*

Y ahí estaba ese momento terrible en el que tras la anestesia del placer, tras perderse en su cuerpo sin que nada más le importase, Velkan abría la boca y removía los cimientos de su alma. Estuvo tentada de mentir, de decirle cualquier cosa, pero lo cierto es que tenía una necesidad extraña de decir lo que sentía. Se giró para enfrentar los ojos verdes del lobo.

— el nombre de quien fuera a darte fin. Lo despellejaría vivo, lo trocearía y lo esparciría en mis perreras hasta que no quedasen ni los huesos.— Pero si el último día de Velkan fuera por culpa suya…sería complicado de cumplir.— Supongo que esperabas otra respuesta… algo como…no sé, contemplar juntos el atardecer.*

Padre no tardó en comprender que mi plan era lo mas sensato que podría escuchar, los hechiceros no venderían su piel a no ser que creyeran estar cazando al lobo heredero y ese sin duda era yo en este momento. Madre y él debieron discutir durante toda la noche, era peligroso peor yo no era un niño, había sido educado en las armas, versado en letras, ciencias y políticas, así como tenia grandes nociones de estrategia y mi capacidad para comandar se igualaba a la de los mejores generales, me preparaba para ser rey y yo como Damon no sería de los que se quedaran viendo las gestas desde la muralla.

Un beso en los labios de Dasha como dulce y amarga despedida en el patio de armas, ahora entendía lo que los hombres sentían al pertrecharse de acero y decir adiós a sus familias. Le dediqué una picara sonrisa antes de cruzar el porton, solo estábamos conociéndonos, sabia que a mi vuelta bien podía haberse prometido con cualquiera de esos principies o reyes que la rondaban pero..ahora mismo tenía que pensar en mi patria, tener la mente clara y lograr que esos hechiceros cayeran en la trampa. Madre había esperado demasiado para ser la reina, la mujer del hombre que amaba y no consentiría que nadie se interpusiera entre ella y el reino que la aguardaba. Ella me dio la vida, yo le devolvería una pequeña porción de este hecho.*

Dasha subió a la alcoba que ocupaba en la casona de Oltenia y lejos de sentarse a suspirar mirando por la ventana, se cambió de ropa, se puso el equipo de caza, cargó la ballesta y colocó el cuchillo serrado en su bota. Con el pelo recogido en una cola de caballo bajó de nuevo a las caballerizas y mandó ensillar su palafrén. Damon la detuvo con una mano antes de avanzar hacia la montura cerrándole el paso.

— No voy a quedarme de brazos cruzados. Mis hombres y yo aseguraremos la retaguardia, me parece bien que los lobos que lo acompañan lo protejan, pero nunca se me dio bien esperar a que los demás libren las batallas, por eso mi ducado se mantiene firme.— Le sostuvo la mirada al rey, que claramente no aprobaba su desacato, posiblemente si algo iba mal, podría perder a un hijo y a la duquesa de Serbia, el rey de ese país le pediría muchas explicaciones. Pero la determinación de Dasha era como la de su “padre”, a Jakov Nikola todavía lo recordaban por aquellos lugares como el Duque de Hierro.*

Cabalgamos durante dos lunas con sus respectivos días, nuestros sentidos agudizados nos mantenían alerta, sabíamos nos movíamos en aguas pantanosas y era como si tuviéramos la sensación de ser observados de alguna manera, la magia fluía en el ambiente con cierto tono de aura palida, residual o débil sin mas, pero estaba.
Los que me acompañaban no eran hombres cualquiera, fieles a mi padre durante toda su vida eran los mejores guerreros que poseía la corona.
Padre no pondría a su hijo en brazos de la muerte sin desafiarla hasta las ultimas consecuencias, así que cuando la primera bola de fuego rodó por el desfiladero entre las dos montañas que daban el nombre a la cordillera Serbia todos saltamos de los caballos con premura listos para nuestra defensa.

Los hechiceros poseían un gran poder, pero estaban menguados en cuanto a numero y fuerzas, así que el choque de los lobos contra sus cuerpos fue tan brutal que los mimos cimientos de aquellas montañas se tambalearon.
Esferas de energía, rayos zigzagueantes, escudos, no se puede decir que no trataron por todos los medios de matarnos y mas de uno sucumbió ante el poder de sus hechizos, pero medio trasformados en lo que éramos nuestra fuerza se impuso, el acero cercenaba miembros y nuestras fauces ensangrentadas arrancaba entrañas regando la tierra de sangre impía.

Fue entonces cuando se escuchó la retirada, pocos eran los que aun en pie conseguían recitar mas palabras arcanas, pero lo que no esperábamos ya celebrando nuestra victoria es que un nuevo ejercito apareciera en escena, esta vez uno con la armadura brillando y con una cruz en su pecho dorada que hablaba de que por dios mataban.
Cansados, heridos nos replegamos dispuestos a hacer frente al nuevo enemigo, mas sintiéndonos perdidos por la superioridad, el que era la mano derecha de mi padre me puso la mano en el hombro.
-Huye Velkan, los contendremos todo cuanto podamos, el reino es parte de ti, has de vivir para un día gobernarlo.

Negué con la cabeza, sabia cual era el peligro cuando acepte venir a la misión y correría con el aunque me costara la vida ¿que rey seria si abandonaba a los míos?*

Los habían seguido durante las dos noches y sus respectivos días en la retaguardia, a la sombra, siempre ocultándose y verificando que no había exploradores de entre los hechiceros para tenderles una emboscada. La batalla llegó al tercer día y se produjo como un choque brutal de fuerzas, magia contra fuerza bruta, fuego contra garras. Los partidarios de la vieja reina querían sembrar un reino de terror, hacer trizas lo que Damon había conseguido a pesar de tener que batallar contra su esposa para mantener el país en paz y prosperidad. Morir matando, como solía decirse, pues a la vieja reina nunca jamás se la vería de nuevo, Dasha sabía cuál había sido su destino, pero obviamente no diría nada al respecto.

Tuvieron que contener y aniquilar a algunos brujos que trataban de huir tras la contienda, nada que no hubiera hecho ya antes, aunque realmente su trabajo era más de infiltración que de soldado. Lo que no esperaba la duquesa es que se presentaran allí los grandes líderes de esa facción de la Inquisición en los países del este. Supuso que mandarían soldados rasos y algún capitán, pero allí estaban los generales y los más altos cargos de la Iglesia. Mandó de inmediato un mensajero para informar de que ellos también estaban allí y de que no debían acabar con los Landvik, el príncipe se hallaba en el terreno y acabar con el allí sería descubrir todo el pastel. Las grandes cabezas se cortaban en la sombra y con sigilo.

Los inquisidores se apoderaron del terreno, acabaron con los brujos que quedaban vivos apresando algunos para interrogarlos, con algunos lobos sucedió lo mismo, pero cuando el mensaje fue entregado, se detuvieron en seco replegándose. De momento no habría enfrentamiento abierto entre los Landvik y la Iglesia, ya tenían suficiente con los tributos cobrados entre las filas de los brujos, habría tiempo para los lobos más adelante.*

Un fuerte golpe en el costado me derribó, esquivé el espadón y de una patada en la rodilla vencí a mi adversario, sobre el ,luchamos ambos por vivir un nuevo día, iba a asestar el golpe de gracia con mis zarpas cuando un golpe en la nuca hizo retumbar mi cabeza, un pitido fuerte se instalo en mis oídos, la batalla a cámara lenta, se emborronó mi mirad,a escuche mi nombre jaleado por los míos y después solo oscuridad y un silencio sepulcral.*

Lo tumbaron y lo amarraron como a una bestia. Lo subieron a un carro con rejas de metal como si no fuera nada más que un jabalí furioso. Dasha se afanaba por acabar con algunos brujos rezagados cuando llegó el mensajero que la informó de que habían capturado a Velkan y se lo llevaban maniatado a una de las viejas sedes de la Inquisición: el castillo de Kozloduy, en el lado del rio que pertenecía a la duquesa. Cabalgó rauda hacia la orilla del Danubio, saltando troncos caídos y forzando al máximo su montura. Ante sus superiores debía mantener el engaño, como si nada tuvieran que ver con ella.

— ¿Qué está pasando aquí? Soy Dasha Nikola, Condesa y Grande de Serbia y estos son mis territorios.— exigió saber qué sucedía mientras los inquisidores se miraban entre ellos manteniendo la pantomima.*

Dejé ir a mi hijo porque era valiente, fuerte y capaz de luchar, pero era mi hijo, sangre de mi sangre y eso me llevo a montar horas después sobre mi corcel y acompañados de parte de la manada fui tras él para asegurarme de que la victoria era suya.
No es que no confiara en él, pero Dasha me despertaba suspicacias, ese sentido de alerta que mi hijo había olvidado entre las piernas de esa mujer peor que por contra yo mantenía inamovible.

Cuando alcancé le sitio de la batalla, descubrí que Velkan lucho con valor, y que sin duda la manada había vencido a los hechiceros que muertos acabaron siendo cuerpos cercenados en el suelo, peor unos terceros hicieron aparición en el encuentro, inquisidores, tensé el gesto al ver los cadáveres de algunos de esos que matan en nombre de dios.
Espoleé el caballo y al galope ordené a los míos me siguiera, ni uno solo de esos hijos de dios quedarían en pie a mi paso.

Cuando los alcanzamos no hice preguntas aunque al parecer Dasha si trataba de entablar conversaciones para liberar a Velkan.
Arrasé, pisotee y maté sin ningún tipo de miramiento a aquellos que me habían declarado la guerra, primero cogieron a la bruja, me prometieron paz para la manada si nuestro comportamiento era ejemplar, y ahora asolaban parte de la misma y se llevaban preso al príncipe de Rumanía para calcinarlo en alguna plaza, se equivocaban de enemigo al enfrentarse conmigo.
Rugí airado con los ojos ámbar, medio convertido en bestia dejé que el caos me dominara y cuando volvimos en nosotros solo quedaba a nuestro alrededor, muerte, destrucción y victoria, mi hijo estaba a salvo y volveríamos a casa.