El bosque es un buen lugar para reflexionar, o para alejarse del mundo... [Libre]

por **Devonne W. Londegs** Miér Sep 11, 2013 7:08 am

Devonne caminaba lentamente por el bosque, visualizando todos los árboles que crecían por aquel pedregoso camino. Su amplio vestido impedía que pudiera avanzar demasiado, así que con una mano se quito sus zapatos de tacón y con la otra alzo su pesado vestido. El suelo estaba lleno de gruesas raíces y piedras que hacía cada vez más irregular la tierra y a su vez más doloroso para los pies descalzos de ella, pero en esos momentos su prioridad consistía en apartarse de aquella maldita ciudad, de aquellos malditos asesinos y de aquellos malditos recuerdos. Habían pasado apenas un mes desde que Igor, el hermano de Daniel, le revelara e paradero de su marido. Estaba muerto y lo único que podría hacer ella es buscar al asesino para descuartizarlo y quemarlo vivo como habían echo con el. Su sed de venganza nunca había sido tan inmensa cuando siempre se había considerado de lo más pacifista.

En todo ese mes, su búsqueda había sido completamente en vano. Su presa se escabullía entre sus dedos como si polvo se tratara. Las únicas pruebas que conseguía era algún que otro testigo, una torpe descripción o algún nombre que seguramente sería falso. Era como si cada vez que conseguía localizarlo, el maldito cambiara de identidad. Frustrante, realmente frustrante.

Al fin pudo llegar a su destino. Un enorme árbol centenario estaba frente a ella, impidiendo que la nieve pudiera cubrirla aun más. Exhausta emocional y físicamente se acurruco debajo del árbol. Se revolvió molesta contra el tronco y suspiró
-Pronto será la hora de comer- mustió mientras sus ojos tornaban a un color rubí intenso.

por **Melkhior** Jue Sep 12, 2013 7:22 am

Llevaba siguiéndole varias horas. No es que fuera a impedir que hiciera nada, pero en realidad sentía la necesidad de saber todo lo que hacía la joven (al menos para él) Devonne. Se sentía obligado ya que la conocía desde su conversión y había seguido, en mayor o menor medida, su progresión. Era un vampiro que tenía futuro en la noche, que posiblemente pudiera ser usado dentro de unas décadas o siglos como parte de un plan mayor... pero para poder hacer eso, tenía que estar a gusto consigo misma, y eso pasaba por la venganza. La muerte de su marido había sido una verdadera sorpresa, conociéndolo Melkhior como lo conocía, y apenas podía imaginarse a alguien capaz de cometer un crimen tan atroz.

Vio que la joven se detuvo ante un árbol para recostarse bajo él y no pudo arquear una ceja. ¿Qué hacía? Pero pronto lo vio: aquellos ojos, pidiendo sangre, y venganza. Sonrió en silencio y afirmó con la cabeza: todo transcurría según lo planeado. Salió de su escondite entre los árboles con una media sonrisa y el rostro levemente inclinado hacia adelante, como en señal de respeto.

-¿Milady? -dijo, únicamente, a modo de saludo, con una mezcla de respeto y confianza en su voz, avanzando con pasos firmes y seguros hasta ella, para pararse a unos pocos metros, mirándole fijamente a esos ojos furiosos- ¿Le habéis encontrado? -preguntó, ciertamente interesado de que pudiera haber recabado la información más rápido que él; no es que él mismo hubiera destinado muchos esfuerzos a tal efecto, pero siempre era una sorpresa que alguien lo hiciera

por **Devonne W. Londegs** Jue Sep 12, 2013 8:48 am

Aquella nevada era cada vez más fuerte y pronto podría convertirse en una tormenta. Devonne decidió salir de la comodidad de aquel árbol, cazar algún conejo despistado y volver a su búsqueda sin fin. Un delicado copo de nieve se coló en su pequeña madriguera cayendo en su mano. El color del copo y el de su piel eran demasiado similares. Preocupante. Si no comía algo rápido desfallecería.

Devonne cerro su mano con furia mientras el agua fría del copo se escurría por la palma se su mano. ¿Que más daba? Podría quedarse allí eternamente y nadie se daría cuenta...y con esta reflexión Devonne entendió lo sola que se sentía. Entonces recordó las palabras de Igor: ¡No seas egoísta y deja de buscar! Mi hermano no quería eso para ti...ahora lo único que estas haciendo es rebajarte al nivel de un asesino.

Desde ese momento no volvió a verlo. ¿Sería una egoísta al seguir buscando? Pues claro que lo era y ella no temía admitirlo. Devonne ya había llegado a esa conclusión, Daniel sabía que iba a morir, y por eso no la llevo con ella. Devonne se vengaba no en nombre de Daniel...se vengaba por lo que le habían quitado.Y aquello la estaba destruyendo por dentro.

Con los ojos cerrados por el agotamiento pudo oír que su perseguidor estaba cada vez más cerca. Sabía perfectamente el acoso que había sufrido durante horas por su poder de clarividencia, pero no tenía ni tiempo ni humor para enfrentarse a el. Todos sus músculos se pusieron en tensión al oír la voz del extraño tan cerca de ella, sus ojos se encendieron con más intensidad pero pudo mantenerla calma.
- Caballe...-Dijo parándose en seco cuando escucho la segunda pregunta.- Si lo hubiera encontrado no estaría aquí tumbada, estaría quemando el cadáver... querido Melkhior. Cuanto tiempo sin oír vuestra voz-Dijo con una sonrisa irónica pero a la vez cansada.

por **Melkhior** Sáb Sep 14, 2013 9:57 am

No pudo evitar sonreír de medio lado, realmente aliviado. Si bien era cierto que algo dentro de sí sentiría cierta emoción al saber que lady Londegs habría podido vengar a un viejo amigo, era mayor la alegría que sentía ahora al saber que nadie se le había adelantado en la consecución de información: nadie debía hacerlo; nunca. Se pasó su mano por el pelo, quitando unos cuantos copos de nieve que, atrevidos, se habían colado entre sus rubios rizos, al tiempo que miraba, calmado, a los ojos de su interlocutora.

-Lo mismo digo, celebro que no haya sido más -respondió cortesmente, ladeando ligeramente la cabeza- Sabéis que podéis contar con mi ayuda para dar con su paradero.. En el preciso momento en el que sepa algo sobre tan vil criatura, seréis la primera en ser informada... En persona, por supuesto -agregó, inclinando levemente la cabeza, complaciente y, al mismo tiempo, complacido. Nadie se vanagloriaba como Melkhior de ser el más rápido en.. negó con la cabeza; a veces pensaba que se repetía esas frases demasiado.

Se sentó junto a la joven y señaló levemente sus ojos -¿Tenéis hambre, mademoiselle? -preguntó, observador- Espero no organicéis una matanza.. ni un espectáculo -agregó, mirándole a los ojos. Melkhior y su maestro, Rasmus, se jactaban del autocontrol que poseían y que, según creían, debían enseñar a todos los vampiros más jóvenes que ellos. Definitivamente, los humanos no eran comida; eran un trámite necesario y respetable, con algo que ellos ya jamás tendrían, la vida, a cambio de algo que les daba una ventaja crucial: la inmortalidad

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