Un intranquilo paseo por el bosque [libre para licantropos]

Tras acabar mi turno en la taberna decidí ir a dar un largo y tranquilo paseo. Camine por las calles de París, bajo un cielo despejado y rojizo por el agonizante Sol, que se ocultaba tras las montañas del oeste, para dejar paso a la noche... Y con todo lo que esta trae.

El bosque me pareció un bonito lugar para pasear. El olor era fresco, no como el de la ciudad. Las hojas susurraban, agitadas lentamente por el fresco viento. Un aire renovador. La noche llegaba tras la total puesta del Sol, sumiéndome en un negrecido bosque. La luna era ahora la que reinaba la bóveda celeste, una completa y redonda luna llena.

Era una noche maravillosa y desde luego totalmente apacible. Me descalce y deje que mis pies tocasen el suelo terroso, con hojas y ramitas. Luego pensé en transformarme. ¿Porque no? No parecía que hubiera nada peligroso rondando los alrededores y mucho nadie que me viese. Dicho y hecho. Me quite toda la ropa, la doble pulcramente y la escondí en unos arbustos, fuera de la vista de cualquier persona humana.

Me concentre y deje que fluyera. Mis manos se convirtieron en afiladas garras. Mi cara se alargaba y se convertía en un hocico. Un nuevo miembro, una cola, creció. La conversión a pantera, una negra y obscura pantera. Todo el bosque había cambiado. No. Mi percepción del bosque había cambiado. Con unos ojos mas afinados, podía distinguir cosas que antes no. Ahora podía escuchar mucho mas y desde mas lejos, el batir las alas de una mariposa nocturna que acababa de despertar retumbo en mis oídos. La tierra bajo mis pezuñas adquiría un tacto totalmente diferente, y a la vez, seguía siendo igual. Olores. Mucho mas intensos ahora, podía distinguir la fragancia de cada uno de los arboles semejantes y distintos entre ellos mismos.

Totalmente vigorizado, emprendí la marcha. Camine entre los arboles con una elegancia solo propia de los felinos, sin pisar nada que yo no quisiera, sin emitir el mas mínimo ruido.

Tras un recorrido medianamente largo pude escuchar un ruido extraño, totalmente externo al bosque. Un gruñido. Era un gruñido. Busque la procedencia de ese horrible sonido que estropeaba el bello cantar de las hojas. El origen era un gran lobo. Uno enorme. Camine lentamente en dirección opuesta, sin perder de vista el enorme animal.

Un chasquido. Una rama rota. Bajo mis pies. El lobo lo había oído y me miraba con grandes y feroces ojos. Mi corazón comenzó a latir descontrolado, bombeando adrenalina a cada rincón de mi cuerpo. Corrí. Eche a correr como alma que lleva el diablo. Tenia que perder al enorme animal, no podía dejar que me cogiese o me descuartizaría, literalmente. Intente perderlo, corriendo en zigzag. Pero ese enorme chucho era imparable y rápido sin duda. Decidí escalar a un árbol con las ramas muy altas, de manera que no pudiera llegar. Con mis garras podía sujetarme perfectamente al tronco para escalar y llegar a las ramas.

Me aposente allí a la espera de que el enorme animal se fuera. Luego me ocuparía de bajar. Vi como el lobo se apoyaba en el tronco, saltaba e intentaba escalarlo, pero era inútil, pesaba demasiado como para escalar como yo lo había hecho. Me senté en la ancha rama y espere a que el lobo se fuera.

No había luna llena en el cielo pero van estaba preocupado, petry no regresaba a casa y se preguntaba por que… era posible que nuevamente se hubiese dejado guiar por su lado salvaje, como sea no podía permitirse salir a buscarlo como el mismo, al gente se preguntaría que diablos buscaba o a quien y el no sabría qué contestar… bueno seguramente algo se le ocurriría pero era mejor evitar las preguntas. Convertido en lobo salió acompañado de Abel convertido también, ellos podía tomar forma perruna pero como, teniendo el pelaje dorado como el humano, pero cuando eran lobos, el pelaje se oscurecía un poco, haciéndolos ver mas temibles por el enorme tamaño y fauces, los ojos fríos de van no ayudaban ni un poco.

“petry” intento llamar a la mente de su hermano pero este estaba desconectado, no le contestaba y la preocupación aumento, que si había atacado a algún humano? Sin pensarlo mas van y Abel emprendieron su búsqueda, no era difícil cuando el aroma de petry era casi parte de si mismos, corrieron algunos kilómetros encontrándose con su hermano gruñéndole a un árbol “petry” lo llamo en su mente pero su hermano no contesto, parecía completamente concentrado con algo que había arriba del árbol. Van observo y noto al felino en lo alto, gruño de frustración y mordió el cuello de su hermano como intentando llamar su atención pero este no le escuchaba, estaba empeñado en atrapar al felino y el no entendía a que diablos venia todo aquello…

La situación parecía algo salida de control y no mejoro cuando Abel pareció poseído por su instinto animal gruñéndole al árbol, cerrando su mente para van que solo termino rindiéndose y viendo a arriba… a veces se preguntaba porque de los tres era el único que conservaba algo de su control humano.

El lobo no hacia mas que ladrar y golpear el árbol furiosamente. Yo solo intentaba mantenerme sobre la rama. Podía notar como mi corazón latía rápidamente.

Otros dos lobos, del mismo color dorado aparecieron. Me puse de los nervios y no pude reprimir un bufido. ¿Como podían ahora aparecer mas? Tenia que buscar otra forma de salir de allí o entre los tres podrían tirar el árbol abajo. Uno de los nuevos se acerco a el y le ataco, se iban a pelear por ver quien me comía, eso me daba oportunidades.

Fue mi oportunidad, salte a una rama mas alta, aunque no calcule bien y quede con el culo suspendido en el aire. Mientras intentaba terminar de subir a la rama oí un crujido. La rama se estaba partiendo. Eso no era bueno. Los ladridos de lobo seguían debajo mía. Intente terminar de subir a la rama, pero esta cedió antes de que pudiera subir y caí.

Por suerte, o por habilidad felina caí de pie a poca distancia de los tres lobos. Los mire rápidamente y me puse a la defensiva, gruñendo y mostrado los grandes incisivos y preparando mis garras para el ataque.

Sin embargo note en mi cuerpo un calor. El calor que precede al cambio otra vez a mi forma normal. Pero mantuve la compostura, no dejaría que me cambiase ahora, tenia que aguantar hasta perder a los lobos de vista.

Me veía rodeado de dos de ellos, mientras el tercero quedaba algo rezagado, hasta que entro en si y se unió a los gruñidos de su congéneres, pero este tenia algo diferente, se estaba transformando, o al menos parte de él. ¿Seria como yo, un cambiaformas? Quizás podía confiar en él... Pero ¿en sus semejantes?

Notaba como mi cuerpo quería cambiar y regresar a su forma humana, pero no le dejaba, necesitaba seguir así, para poder hacer frente a esta jauría... El ritmo de mi corazón aumentaba mas y mas y mas. La respiración se me agitaba y dolores por todas mis extremidades aumentaba. No se cuanto tiempo podía aguantar así...

Aproveche que el tercero, y que ahora se encontraba en el medio, volvía a su forma de lobo para saltar sobre él ágilmente y librándome de alguna dentellada de seguro y comencé a correr lo mas rápido que mis piernas me permitían. Corrí entre los arboles perseguido por los lobos hasta que mi cuerpo no aguanto mas y se transformo en humano de nuevo, haciendo que me pegase el talegazo del siglo contra el frió suelo.

Intente ponerme de pie y seguir corriendo, pero me dolía el tobillo y no podía caminar, así que me intente arrastrar, pero no fue suficiente. Los lobos no tardaron mucho mas en alcanzarme. Trague saliva duramente, posiblemente seria la ultima vez que lo hiciera.

Casi pude ver como los colmillos de aquel lobo se clavaban en mi piel, pero justo centésimas de segundo antes uno de ellos se puso entre el atacante y yo, recibiendo él la dentellada. Los dos lobos que estaban rabiosos parecieron darse cuenta de lo que ocurrió en ese instante y se alejaron un poco.

El lobo salvador se transformo en un chico no mucho mayor que yo y se sentó a mi lado. Mi corazón seguía palpitando a mil por hora cuando comenzó a hablar, fue difícil escuchar lo que decía entre mi jadeo y la fuerte respiración de los lobos a los cuales no les quitaba el ojo de encima. Uno de ellos se fue corriendo, le había entendido que iba a por algo de ropa.

Intente respirar hondo para poder tranquilizarme y un olor a sangre inundo mi nariz, busque la procedencia y vi en la piel del chico una herida nada bonita.

-Dios estas sangrando.- Me volví, procurando no mover el pie para que no me doliera y me acerque a él e intente ver si era muy profunda la herida, pero con tanta sangre solo podía poner presión.- No se que ha pasado... Me asuste cuando uno de vosotros, no se cual, empezó a perseguirme y luego...

Tenia que aclarar lo que había pasado. ¿Porque el lobo se había puesto como loco al verme? ¿Porque no había podido entrar en sus mente o ellos en la mía como había hecho con otros cambiantes?

-¿Vosotros sois cambiantes también? - Pregunte con curiosidad y obtener una respuesta a mis preguntas.

El muchacho se disculpo en nombre de sus hermanos, con lo que deduje que esos lobos debían de ser sus hermanos, también licántropos. El lobo se quedo al lado de su hermano, lamiendo su herida. Tras desaparecer una parte de la sangre vi como la herida se curaba, lenta pero constantemente. Eso era una gran ventaja...

El lobo se transformo en otro chico exactamente igual que el primero, si no los veo a los dos a la vez, pensaría que son una sola persona. Con el mismo cabello dorado e igual altura y constitución. ¿Como podía ser posible? ¿Serian gemelos?

Dude cuando se ofreció para mirar mi tobillo, al fin y al cabo había sido su culpa que acabase así... Les daría un voto de confianza, se les veía amigables una vez dejaban de perseguirme. Extendí la pierna y le tendí mi tobillo sin quitarle el ojo de encima.

-Venimos a este bosque a soltar a nuestras bestias interiores, esta bien comportarnos como ellas.- Dije procurando esbozar una sonrisa de tranquilidad.- Pero la próxima vez procura recordar que soy yo.- Hice una breve pausa mientras el ultimo chico transformado examinaba mi tobillo.- Por cierto, soy Jeremy Alexander.- Me presente, de forma cortés.

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El chico que masajeaba mi tobillo, aunque había dejado de masajerarlo de manera curativa a masajear la pierna de manera algo provocativa, no me importo, tenia una manos exquisitas para dar masajes, o eso me pareció. Se presento como Petry y su hermano como Van.

El tercer lobo apareció con una muda. Lo cual me recordó que estaba totalmente desnudo delante de dos gemelos y un licántropo mas. Este ultimo tomo forma humana, al igual que los otros y resulto ser clavado a sus hermanos. Me quede anonadado, aunque no tenia porque, si había dos, ¿porque no iba a haber tres gemelos? Abel se presento el recién llegado, mientras su hermano se ponía la ropa que había traído.

Petry, el que daba el exquisito masaje, me miraba juguetón y su masaje cada vez subía mas por mi pierna y sinceramente tenia miedo de que se pusiera en tensión algo que no debería, ya que no tenia con que ocultarlo. Por suerte (o para desgracia) su hermano, ya completamente vestido le arreo un cachete en la nuca que hizo que parase. no pude evitar una risa que intente disimular ante la cómica escena.

-Mi ropa esta un poco mas al norte, entre unos arbustos.- Me puse de pie apoyándome en el árbol contiguo, pero al ir a dar el primer paso el tobillo me fallo, haciendo que perdiera el equilibrio y tuviera que apoyarme contra el árbol para no caer tirado al suelo.

Puñetero tobillo. Me hacia parecer débil ante semejantes hombres lobo y un completo inútil. Quería demostrarles que podía valerme para que no se sintieran culpables del accidente. Si yo hubiera aguantado mas transformado en pantera, hubiera podido evitar ese esguince. "Eres patoso y estúpido" grito mi foro interno. Por una vez tenia razón.

-¿Como os distingue vuestra madre o los demas?- Pregunte intentando apartar mis pensamientos de mi tobillo- Sois exactamente iguales...- Quise poner voz divertida para disimular el dolor, pero no funciono tal y como esperaba.

Uno de ellos, Petry, creo, intento ayudarme, pero su hermano se puso en medio y fue este quien me ayudo. Bueno, prácticamente me lanzo sobre su espalda, cargando con todo mi peso, mientras discutía con su hermano, por algo que no entendía... No necesitaba que me llevasen a aúpas, como los niños pequeños, pero me dio miedo protestar, por si se molestaba el chico.

Me agarre a él y procure pensar en otras cosas. Estaba incómodo y bastante avergonzado. Los dos lobos que seguían desnudos no les parecía importarles. Intente que a mi tampoco se me notara.

-Vaya... Lo siento...- Me disculpe al oír la respuesta de Abel.- ¿Nunca os han distinguido?- Me pareció curioso, a la vez que nada sorprendente, eran tres chicos totalmente idénticos, podían pasar el uno por el otro con la total naturalidad.- Yo os distinguiré.- Rete.- La próxima vez que nos veamos os distinguiré.

Nos detuvimos tras andar, bueno ellos andaron. Van, el que me llevaba a cuestas, me pregunto si andábamos bien. Mire a mi alrededor, no me sonaba nada. Inspire profundamente, pero solo me llego olor a feromonas de perro.

-No lo sé...- Conteste en voz baja.- De normal me guío por el olfato, pero ahora solo huelo a perro... Lobo.- Rectifique inmediatamente, quizás se ofendieran por no llamarlos por lo que son.

Observe a mi alrededor procurando reconocer algo de todo este bosque, pero me fue imposible. Era increíble lo que el sentido del olfato podía servir de ayuda. Volví a inspirar hondo buscando pero solo me llego ese raro aroma a feromona animal. Note el cosquilleo que esta provoco en mi nariz y que me hizo estornudar. Por suerte pude volverme y ocultar el estornudo en mi brazo para no estornudar sobre mi carruaje lycano.

-¿Vosotros no podéis rastrear el olor?- Pregunte algo tímido, ya que podía ser ya demasiada molestia.- A vosotros no os pica la nariz al oleros a vosotros mismos y podréis encontrar la ropa.- Sugerí.

Parecieron de acuerdo ya que continuaron andando. Mientras andamos intente buscar alguna diferencia entre los dos hermanos que aun continuaban desnudos, por desgracia era totalmente imposible a la vista encontrar algo que los distinguiera. Para la vista... Debería de probar con otros sentidos. Había deducido que podía llegar a ser alérgico a Van, y este era el olor que mas fuerte me llegaba y ocultaba todos los demás. Intente oír como caminaban pero por desgracia sus pasos también sonaban prácticamente igual pero hubo algo... El corazón. Podía distinguir cada latido de los tres hermanos. Cada uno latía en diferente ritmo y con diferente fuerza.

El corazón de Petry latía mas rápido que el de los otros dos hermanos y de manera mas fuerte. Van tenia un ritmo mas lento y menos violento que el de su hermano, aunque podía ser que el suyo natural fuera mas lento aun debido a que cargaba con peso extra. Por ultimo Abel tenia un ritmo mucho mas calmado y mas fino que el de sus hermanos.

-Lo encontré.- Les dije orgulloso de mi mismo.- Creo que ya puedo distinguiros. - Intenté memorizar cada corazón.- No ha sido tan difícil como pensé.- Mentí un poquito.

Los tres lobos se sorprendieron al escuchar mi conclusión. Abel se sorprendió ya que a Van no podía verle entero y Petry saco sus propias conclusiones. Van fue el que menos se sorprendió, o al menos el que menos se sorprendió.

-No me molesta vuestro olor.- Puntualice.- Es solo que es fuerte y al teneros tan cerca....- Realmente no sabia como explicarlo exactamente- Simplemente me pica la nariz..- Conteste sonriente.

Vi mi ropa ahí escondida entre los arbusto y pedí al chico que me bajase de su espalda. alcance mi ropa y comencé a vestirme, procurando no apoyarme en el tobillo. Rápidamente me puse las ropas. Me sentí mucho mejor con la ropa puesta, aunque ellos siguieran desnudos.

Ahora ya vestido, me tome mi tiempo para mirar a los tres gemelos lobos. Sin duda alguna eran extremadamente atractivos con el pelo corto y rubio y cuerpos perfectamente definidos. Sin duda eran para admirar, tenia suerte de poder distinguirlos y admirar a los tres a la vez. Me quede apoyado en el árbol de al lado un momento, dándome tiempo para admirarlos y memorizarlos.

Me deje quieto, dejando que Petry enredara en mi pelo e incluso tonteara de manera vaga conmigo. Era divertido. Pero su hermano le reprendió de una manera un tanto dura, en mi opinión, aunque también comprensible si debían de pasar por una sola persona debían de comportarse como una única persona.

Sonreí a los tres chicos, a Petry por su extraña preocupación por mi, a Van por su protección y a Abel... Bueno porque era Abel. Los tres tenían unas terribles ganas de saber como les podía distinguir. Estoy seguro de que se llevarían una grata sorpresa.

-Los latidos. -Dije sonriente y orgulloso de mi casi heroica hazaña.- El corazón de Petry es el que late con mas fuerza y rapidez.- Puse la mano sobre el pecho del desnudo lobo que estaba a mi lado, notando el galopante ritmo de su corazón.- El de Van late fuerte pero menos que el de Petry y Abel es el mas lento y suave,- Desde luego era una muy sutil apreciación, pero era real, estaba ahí.