Un paseo por el bosque(libre)

A lo largo de todos mis viajes he visto numerosos bosques de una esplendorosa belleza, pero sin duda los que rodean Paris no se quedan a la zaga. Tras dos días en la ciudad ya necesitaba tomar el aire fresco del campo antes de volver al frenesí de la ciudad. Con la seguridad de que mis bolsas de viaje están a buen recaudo en el hotel, me adentro en el bosque con mi violín en busca de alguna sombra que aplaque el calor propio de esta época del verano. Una vez encontrado un árbol apropiado me dedico a afinar mi malgastado y viejo violín para después tocar canciones que he ido aprendiendo en mis viajes.

En estos momentos de extrema soledad en los que toco mi violín, no puedo evitar recordar con nostalgia mi pasado. Me siento vacío, es ese tipo de vacío debido a que no tengo hogar, ni amigos, ni un amor...Soy demasiado volátil como para atarme a algo o a alguien, desde la muerte de mis padres no soy capaz de quedarme más de dos semanas en el mismo sitio, ni estar con la misma mujer mas de dos veces. La única verdad de todo esto es que soy un cobarde que no se atreve a entregar sus sentimientos a nadie, Dejo de tocar el violín y lo deposito a mi lado, una respiración forzada interrumpe el trance de lúgubres pensamientos en el que me he visto inmerso. Un perro de color blanco está a mi lado, con la lengua fuera, y moviendo el rabo con bastante nerviosismo. Esbozo una sonrisa y le acaricio, el perro responde con dos ladridos y dando la vuelta sobre si mismo. Me pongo de pie y cojo un palo que hay en el suelo, para después arrojarlo a la espesura del bosque. Como es previsible el perro lo persigue, pero yo no me detengo, siento el impulso de salir corriendo detrás del cánido, y como si de un niño me tratara, cojo el violín y salgo corriendo detrás del animal.

Paso al lado de mi improvisado amigo pero no me detengo, sigo corriendo como si nada pudiese detenerme. El perro no se queda a la zaga, se olvida del palo y me persigue, ambos corremos a través del bosque sin preocuparnos a donde nos dirigimos, tan solo corremos. Finalmente llegamos a lo que parece un lago y me detengo a recuperar el aliento, desde la huida de los calabozos de Nantes no había tenido que correr tanto. Miro la cristalina agua del lago y no me lo pienso, dejo a un lado del violín. me quito la sucia camiseta de lino que llevo puesta, me descalzo los zapatos y con todas mis fuerzas me tiro al agua. El contacto del líquido elemento con piel es muy confortable, y su baja temperatura me alivia del fuerte calor que asola a París en esta época.

Me quedo flotando en la superficie del agua, sin poder evitar sentirme pequeño respecto a la inmensidad del mundo que me rodea.

Que hacia yo en el bosque? volvi a preguntarme mientras me deleitaba al ver los arboles a mi alrededor y sentir el roce de la suave brisa sobre mi rostro. Caminaba muy despacio registrando todo con la mirada. Alguna ardilla que se aventuraba a salir de su madriguera para buscar bellotas, y que nada mas se me quedaba mirando un par de segundos al descubrir mi presencia, antes de enseguida salir corriendo para perderse entre las ramas de un arbol frondoso.

Mi familia tenia una pequeña propiedad de veraneo que colindaba con el bosque y se suponia que yo abria tenido que mantenerme adentro de sus limites. Pero que podia decir? Habia ido al jardin con el proposito de observar los rosales cuando mi mirada se habia dirigido hacia el amplio bosque. De inmediato habia sentido la urgencia de adentrarme en el. Habia titubeado tan solo unos segundos, viendo en direccion de nuestra casa. Sabia que el personal estaba realmente ocupado en estos momentos y que probablemente nadie notaria mi ausencia si regresaba a la hora del te.

Entonces no lo pense mas, tan solo segui mis impulsos y segui la direccion del viento. Era como si este me llamase al dejarme escuchar su susurro entre las ramas. Camine un rato sin ningun rumbo determinado y de repente me pare en seco al... escuchar una melodia proveniente de no muy lejos. Al principio crei que mis oidos me engañaban, pero no. Estaba segura de estar escuchando una suave melodia proveniente de un violin. Era como si... de repente me encontrase en cuento de hadas en el que algun duende o quizas algun juglar habia decidido aventurarse en el bosque para exponer su musica con la naturaleza como unico testigo.

Me decidi a caminar en direccion de la musica pero de repente esta paro. Volvi a detenerme. Nada, ya no escuchaba nada. Pero sabia que no habia sido mi imaginacion!!! Di otro par de pasos y vi la confirmacion del hecho. En el pasto y entre los arbustos alguien habia dejado huellas bastante notorias. Podia ver las de la persona mezcladas con las de algun animalito que muy seguramente era un perro.

Continue siguiendo el rastro ya dejandome llevar por la curiosidad y el deseo de ver que tan buena rastreadora resultaba cuando aun no se cernia sobre mi la luna llena. Esta, afortunadamente, aun tardaria varias semanas en volver. Corri un poco y finalmente llegue al final de mi camino. Habia llegado a un lago adonde inmediatamente note la presencia de un perro... sali de entre los arbustos para recostarme en el tronco de un arbol y asi recuperar el aliento. Mis ojos se dirigieron a la superficie del lago para luego abrirse desmesuradamente al descubrir que... alguien flotaba en las aguas.

Siempre que estoy en el agua no puedo evitar recordar aquel día en el que tuve que saltar del barco pesquero en el que viajaba a La Rochelle, en esa ocasión no fue por un lío amoroso. Descubrí que en realidad ese barco pesquero era un navío dedicado a la introducción de tesoros robados en el país. La marina francesa rodeó al barco, y tras realizar una de mis ilusiones, tuve que tirarme al mar y nadar hasta la costa, desde entonces mis experiencias con el agua han sido escasas. De repente siento como si alguien me estuviese observando, en un primer momento pienso que se trata del perro, pero hay alguien más. Doy un vuelco en el agua y observo que una bella joven recostada en el tronco de un árbol mirándome fijamente.

-Que estúpido soy, ¿he hecho mucho ruido?, debes de vivir cerca de aquí, te pido disculpas, no conozco mucho la zona.

Todavia no salia de mi asombro al ver a la figura flotar y es que no todos los dias te encontrabas a alguien nadando publicamente. O por lo menos yo nunca lo hacia. Especialmente si se trataba de un caballero... el asunto era un poco... bochornoso. Aunque tambien, he de admitir, era interesante, el poder nadar tan casualmente en un lugar como este...

Di un respingo al notar que el joven habia notado mi prescencia. Claro que... no podia notar a que clase pertenecia desde aqui pero note inmediatamente que me tuteaba. Mire rapidamente mis ropas. Hoy me habia puesto un vestido de los mas viejos que habia podido encontrar en el ropero ya que me habia dedicado a desenpolvar mi dormitorio por lo que... facilmente se me podia confundir con alguien de una esfera mas baja.

Decidi no aclarar la situacion, no se por que. A la mejor por el tono casual con el que me hablo. -Uh... no.-. le dije, aun sintiendome un poco avergonzada al verlo en el agua. -Es decir, no ha... has hecho ruido. Es solo que crei escuchar un violin.- le dije, dandome cuenta de repente de que a lo mejor creeria que estaba mal de la cabeza o algo asi.

La bella mujer se muestra nerviosa e inquieta, y no me cuesta interpretar que está incómoda ante mi presencia. Muchas veces se me olvidan los modelas, siempre he vivido en la calle por lo que muchas veces no se como comportarme delante de una dama. Me gusta tratar a todo el mundo por igual, sea hombre, mujer, mendigo, noble, vampiro, humano...

-¿Así que te ha traído aquí mi horrible violín?, siendo así no tengo otra opción.

Salgo del agua y me acerco al lugar donde tengo depositado mi violín.

-Para compensarte te voy a tocar la mejor canción que conozco, me gusta llamarlo, "el vals de las almas errantes"

Sujeto el violín y comienzo a tocar, esta canción la conocí en el norte de Francia, en un pueblo pescador. Una casa se derrumbó y murió una familia entera, para conducir sus almas al lugar indicado, un músico tocó esta canción en su entierro. Después de aquel día estuve dos semanas aprendiendo la canción, y aunque no la toco al mismo nivel que él, es una de mis melodías más aceptables. Me dejo llevar por la música, y mi magia comienza a brotar por si misma. Como si de una pluma me tratara comienzo a bailar encima de la superficie del agua al son de la música. La fuerza de mi magia radica en que consigo mezclar realidad e ilusión de tal manera que nadie es capaz de de diferenciar que es real y que puede dejar de serlo en cualquier momento. Termino de tocar la canción y vuelvo a la orilla del lago, tengo la respiración bastante forzada, siempre que uso la magia me canso en exceso, pero vale la pena. Deposito el violín levemente en el suelo y miro a la bella joven.

-Señorita espero que la haya gustado mi actuación, no se hacerlo mejor

Su violin? pense despues de escuchar su primer comentario. Entonces no me habia equivocado al llegar aqui. Pero... de verdad era el quien lo tocaba? De ninguna manera la musica que habia escuchado me habia parecido horrible. Iba a hacer un comentario al respecto pero lo vi uh... salir del lago... Baje la mirada pero continue echando breves vistazos en su direccion para notar que se dirigia a recoger algo del pasto que inmediatamente reconoci como... el violin!

Esta vez alce la mirada para observar con curiosidad lo que hacia. -Bueno...- respondi brevemente al escuchar que tocaria un vals. La musica no me era indiferente ni mucho menos inapreciada. Durante mis cortos años habia asistido a innumerables conciertos en Paris. Habia incluso conocido a grandes maestros y siempre me habia cautivado el escuchar los clasicos. Sin embargo, nunca habia escuchado nada semejante al "vals de las almas errantes"...

Empece a escuchar la melodia y de repente vi algo increible suceder ante mis ojos. Me senti hipnotizada no solo por la musica sino por los movimientos del violinista al seguir su ritmo sobre el agua. Ante mis ojos se desarrollaba una escena que competia con los grandes escenarios de la capital pero en ninguno de ellos vi algo asi. Poco a poco fui dejando el arbol para acercarme a la orilla y poder apreciar la escena mas de cerca, adonde permaneci hasta su magico final.

No pude mas que aplaudir entusiasta al acabar la escena -Tu actuacion fue excelente. Pero... dime acaso eres un gitano?- le pregunte, ya que la unica magia que habia conocido hasta ahora era la de ellos y estaba segura de que lo que habia visto era sobrenatural.

¿Qué es esta chica?, parece humana sin embargo su belleza es diferente, de otra naturaleza. Me pongo la desgastada camisa de lino que me había quitado para bañarme y miro a la mujer para responder a su pregunta.

-Soy un brujo, algunos me confunden con un ilusionista, otros con un simple violinista de sonrisa bonita...pero realmente soy un discípulo de la magia. Tus aplausos me llenan de satisfacción espero haber enmendado con mi actuación parte de mis malos modales.

El perro se acerca a mí y empieza a rebozarse contra mí con bastante insistencia por lo que me veo obligado a acariciarle la barriga en el suelo.

-No me he presentado, mi nombre es Yohann Moreau, y estoy encantado de haber conocido una mirada cargada de ilusión como es la suya. Si puedo preguntar, ¿qué hace usted en una parte del bosque tan alejada?, creo que estamos bastante apartados de la civilización.

Volví a bajar la mirada al darme cuenta de que se ponía su camisa. Con la emoción del momento no me habia dado cuenta de que él no la llevaba puesta y pues uh... yo nunca había visto a un hombre con el torso desnudo... bueno al menos... no tan de cerca y definitivamente no a un hombre joven... y aparte pues... eh... ya, esta bien Giselle, basta de divagar!

Un brujo? repetí internamente al escuchar su revelación. Habia escuchado hablar de ellos pero... no sé porque me sorprendía tanto que lo fuese. Yo tenía el suficiente conocimiento para saber que en Paris una buena parte de la población no era lo que parecía... y eso, pues, me incluía a mi.

-Por favor... tus modales no me han parecido rudos...- negué enfáticamente con la cabeza. No, es que... no era la primera vez que conocìa a alguien fuera de mis circulos sociales y pues... aunque la manera de comportarse fuera diferente, eso no los hacia rudos.

Sonreí al verlo acariciar al perro. -Es tuyo?- le pregunté, observando como a este le gustaba la atenciòn que él le estaba prestando.

-Soy Giselle.- dije simplemente, sintiéndome renuente a revelar mi apellido, pero únicamente porque temía que si lo hacia él pudiese sentirse un poco incómodo en mi presencia. -Estaba en una propiedad cercana y no pude evitar sentirme atraida por el bosque y querer adentrarme en él y alejarme un poco de la rutina...- dije, lo cual era cierto. Excepto que... tambien era cierto que ciertos impulsos a veces me eran muy dífíciles de controlar. -Da a menudo este tipo de conciertos?- pregunté, también sintiendo repentino interés por lo que él me acababa de revelar.

Siempre he tenido cierta afinidad con los animales, y no solo por mi habilidad de trasladar sus voluntades, sino porque siempre se me han acercado de forma innata. Lo que me gusta de ellos es que en su mayoría son seres puros que no están corrompidos por las banalidades de la existencia humana.
-Se a lo que te refieres con eso de escapar de la rutina, bueno, mi rutina no suele ser como la del resto del mundo, pero supongo que todos tenemos cosas de las que descansar de vez en cuando y la naturaleza suele presentar paisajes propicios para ello.
Algún antiguo compañero de viajes me diría que prefiere una buena botella de vino y una hermosa(o no) mujer para evadirse. Lo cierto es que unos aman a las mujeres por esa razón, yo lo hago porque su belleza me fascina en todos los aspectos. Quizás por eso no pueda atarme a nadie, porque inconscientemente quiera siempre tener la oportunidad de conocer a una mujer más excepcional. Recupero una posición erguida y acaricio por última vez al perro..
-Este sólo es un amigo que como tú se ha visto atraído por mi lamentable violín-Miro a Giselle y sonrío-Aunque no será tan lamentable si me ha traído a una de las mujeres más bellas que he conocido en toda mi vida.
No puedo evitar sentirme atraído por Giselle. Su belleza es natural y misteriosa, se que hay algo dentro de ella diferente pero parece tan inocente que es imposible pensar que pueda haber algo negativo dentro de ella. Pero la experiencia me ha enseñado que en estas ocasiones es cuando tengo que estar más atento.
-Me gusta divertir y entretener a la gente siempre que puedo, si consigo que se evadan aunque sea un rato de sus problemas para mí habré cumplido mi objetivo. Soy más feliz usando la magia así que en lugar de utilizarla para otras menesteres, pero no siempre es posible-Retiro un momento mi mirada de los ojos azules de Giselle y recojo mi violín-. Si no es molestia me gustaría acompañarla hasta su casa, no me sentiría cómodo dejando a una mujer como usted por aquí sola, hay muchos depredadores por París, y no son precisamente tiernos animales.

Le presté un poco más de atención al can. Me parecía éste ávido de caricias o al menos parecía agradarle mucho el mago. Me pregunté si su instinto le habría revelado que podía confiar en él ya que por su comportamiento me había sido fácil pensar que le pertenecía.

-No me he disculpado por haber interrumpido tan abruptamente su descanso.- le dije a él, con una pequeña sonrisa de disculpa al escuchar que tambìén disfrutaba relajarse con la naturaleza. En realidad hasta ahora no me había detenido a pensar que si no fuera por mi a la mejor él todavía estaría nadando.

Me acerque al perrito y me arrodillé en el pasto para saludarlo. -De dónde has salido?- le pregunté, notando que en realidad era un ejemplar bastante simpático. Tu también buscas y te sientes perdido? pensé, cuando mi mirada se cruzó con la del animalito durante un breve momento.

-Por favor no me haga regañarlo por usar descripciones como "lamentable".- dije, mirando hacia arriba para reprenderlo un poco con la mirada. -Le aseguro que el efecto que produce su violin dista mucho de semejante calificación. Por un momento al escucharlo usted me hizo creer en una hermosa fantasía donde lo irreal parecía todo menos imposible.-

Aproveché para hacerle un par de mimos más al perro y de acariciar su barbilla mientras escuchaba ese halago tan bonito que me habia dicho él. Me levanté finalmente y lo observé mientras recogìa su violìn. Habìa algo indefinido en él que me resultaba muy agradable y que despertaba mi interés. Aunque la agradable sensación se vió momentáneamente interrumpida al escuchar sus últimas palabras. Depredadores que no eran precisamente tiernos.

Palidecí un poco ante la descripción pero me apresuré a disfrazar el hecho recogiendo un palo para lanzarselo al perro. -Me quedo con él.- dije, refiriendome al can. -Creo que necesita un hogar...- suspiré antes de mirarlo a él y sonreirle. -Le agradezco su ofrecimiento.- Vi como el animalito corria a traer el palo. -El se ha encariñado con usted, creo que si no me acompaña no me resultará facil llevarmelo a casa.- bromeé. -Así que aceptaré que me acompañe.-

-Me parece bien,sin duda este perro necesita un hogar.

Comenzamos a caminar a través del bosque; el calor ha remitido bastante respecto a las primeras horas de la mañana, cosa que agradezco bastante. Giselle es una mujer misteriosa y enigmática, se que de su interior proviene algo diferente,algo que la hace especial y que me empuja a querer disfrutar del tiempo que pueda estar a su lado. Su mirada es cautivadora de distintas maneras,, por una parte expresa candidez pero al mismo tiempo, un fiereza oculta que me resulta fascinante.

-Hay una cosa que no entiendo Giselle, ¿por qué tengo la sensación de que este bosque forma de alguna manera parte de ti? Es como si tuvieses una especie de simbiosis con este paisaje.

Aprecié mucho cada detalle del bosque mientras comenzamos a caminar. Y es que siempre que necesitaba encontrar algún pequeño remanso de paz, o todo lo contrario, un torbellino de actividad reflejado en cada uno de los habitantes del bosque, sabía que podría acudir a éste, aunque lamentablemente no siempre tuviese la ocasión o no siempre me encontrase en él en el momento más propicio como habia sucedido algunas veces después de la luna llena...

Observé a Yohann unos segundos tras oir su pregunta y es que de alguna manera él ya intuía lo que era yo, aunque tal vez no en su totalidad. -Es cierto lo que dice, éste bosque es un lugar increiblemente preciado para mi, tanto así que a veces quisiera de alguna manera poder quedarme siempre en él.- le dije, con una media sonrisa mientras ponderaba que podía o no revelarle con respecto a mi.

-Pero antes de seguir hablando de eso, dígame por favor, a qué se refería con su observación anterior? De qué manera y a qué tipo de de depredadores ha encontrado usted en Paris?-

-Bueno señorita, no se si usted sabe lo que son los vampiros, seres con apariencia humana que caminan por la noche y se alimentan de sangre humana o los licántropos-Pronuncio la palabra licántropos con un tono diferente, atento ante cualquier reacción de la joven-. Nada más llegar a esta ciudad estuve a punto de morir por el ataque de uno de esos lobos gigantes, y en cuanto a los vampiros, París está plagado de ellos.

Me paro en seco y la joven me mira intrigada.

-Tengo la intuición de que usted puede estar relacionada con ese lobo que a punto estuvo de matarme, ¿por qué será?

El contraste de personalidades que siento dentro de la joven no deja lugar a dudas, ella tiene que ser un licántropo.

Lo observé mientras lo oía nombrar a los vampiros y aún con más detenimiento cuando nombró a los licántropos. Ahora tenía la certeza de que el sabía lo que era yo, aunque hubiese preferido que no fuese así. Y es que era algo que consideraba un asunto muy mío, hasta el punto de no haberlo compartido con casi ningún otra alma humana hasta este momento.

-No puedo decir que desconozca la existencia de ninguno.- le dije, mientras me paraba al darme cuenta de que él lo había hecho abruptamente. Lo miré un momento en silencio antes de seguir. -Lamento que haya tenido que pasar por semejante experiencia.- le dije sinceramente al escuchar lo de su encuentro con el licántropo. -Aunque algo me dice que no es necesario que le confirme o que le niegue mi relación con el lobo...- dije mientras me acercaba a él y le sonreía lúgubremente.

-Digame Yohann, qué hace cuando se encuentra con alguna de esas criaturas?- pregunté, clavando mi mirada en el con la esperanza de que que tal vez el podría brindarme la respuesta a una pregunta que me acosaba desde hace ya mucho tiempo. -No le gustarìa tomar retribución por lo que le hizo ese lobo? Dígame, si tuviera la oportunidad no la tomaría sin tener ningún tipo de remordimiento? A la mejor él se lo agradecería infinitamente. A la mejor el lobo quisiera acabar de una vez con la maldición que le acosa y que lo convierte contra toda esperanza en ese depredador que deambula libre por Paris cuando de ninguna manera puede dominar la fiera que lleva dentro.-

Sus palabras llegan a mi corazón como si se trataran de agujas punzantes. Sin duda habla desde su propia experiencia, y por lo tanto desde su propio sufrimiento. La verdad es que es un tanto perturbador pensar que una mujer tan bella pueda convertirse en una fiera de la magnitud de un lobo gigante.

-Si realmente ese licántropo quisiese acabar con su maldición buscaría la forma de ayudarle sin tener que asesinarlo. No me considero una persona vengativa,si quede malherido fue por mi propia incompetencia, por nada más-Esbozo una sonrisa y repeino mi cabello hacia atrás-. De hecho si tuviese la oportunidad me gustaría conocer la forma y el modo de vida que tienen esos seres, me resultan fascinantes.

Miro a Giselle con intensidad, mostrando toda la convicción de la que soy capaz.

-Y si tu fueses un licántropo, sin duda esto te convertiría en alguien mucho más interesante para mí.

Escucho lo que me dice él pero sus palabras rebotan en la coraza que en estos momento siento formarse alrededor de lo que algunos llamarían mi alma. Por un momento pensé que tal vez él sería la respuesta a mis súplicas silenciosas. Por un momento tuve la loca idea de que finalmente alguien se animaría a terminar lo que yo misma no me animaba a terminar, y es que a pesar de todo, yo no tenía la tenacidad suficiente como para llegar hasta el final, aunque lo hubiese deseado en demasiadas ocasiones.

-Ayudar al lobo sin asesinarlo?- le pregunto con una sonrisa sarcástica. Y entonces acorto los pasos que me separan de él y uso la fuerza que sé que poseo, para con un simple movimiento lanzarlo hacia el tronco de un árbol, adonde rápidamente me reuno con él y presiono su pecho con mis manos, sosteniéndolo contra el tronco. -A ver, dìme señor, que hay de fascinante en los licantropos?- le pregunto, sonriendole sombría mientras trato de ver la respuesta en su mirada, respuesta que, ya me habia convencido desde hace mucho, no encontraría jamás en ninguna parte, pues estoy convencida de que no hay nada que admirar, al menos no en este lobo en particular...

Entonces suelto la presión que ejercen mis manos sobre él y acaricio suavemente su rostro. -Y bien, qué respuesta me darás?- le pregunto por arriba de un susurro a la vez que escucho a los árboles moverse a nuestro alrededor, pues él tenía razón, siento que el bosque y yo compartimos una extraña conexión. Las ramas de los árboles parecen moverse con el viento al mismo compás de mis agitados sentimientos, a la vez que continúo mirándolo expectante, esperando alguna respuesta que me traiga alguna remota sensación de claridad.

El dolor de su golpe desaparece cuando observo la belleza de su rostro. Es increíble comprobar como puede existir un ser tan hermoso y a la vez dotado de tal poder, el cual solo ansía buscar aquello que todos queremos, paz. No tengo una respuesta clara a su pregunta, y tampoco se como ayudarla...Haciendo caso a un impulso, acerco mi rostro al suyo y la doy un breve pero apasionado beso en sus suaves labios. Tras unos segundos separo mi boca y respondo a su pregunta.

-Solo necesitas alguien que te acepte por quien eres, no por lo que eres.

Todos buscamos lo mismo, alguien que sea capaz de apaciguar nuestras frustraciones y de compartir nuestros sueños...en ese sentido, humanos, vampiros, y licántropos, somos iguales.

Todavía lo observaba, tratando de encontrar alguna respuesta, que no sé por qué, pensé que a lo mejor podría escuchar de él. Creo que era porque al no haber hablado de mi naturaleza antes con casi nadie, me sentía ávida de escuchar cualquier opinión que pudiese despejar un poco las miles de dudas que cargaba adentro, sobre todo cada vez que recordaba mis manos manchadas de sangre en el amanecer que seguía a la luna llena.

Su beso me tomó desprevenida, pero me encontré correspondiendole con la misma pasión que sentí provenir de él, a la mejor por la agitación que sentía en ese momento, o más bien por la atracción que sentía por él. Volví a observarlo con mi respiración aún agitada. -A la mejor es cierto pero creo que sería más fácil acabar con todos los licántropos de Paris que... abrirme a la posibilidad de algo así...- respondí honestamente pues no creía posible llegar a formar un lazo así con nadie aunque eso no quisiese decir que no lo desease intensamente. -Dime..., esa es tu experiencia?- le pregunté, permaneciendo cerca de él mientras aguardaba su respuesta. -Tienes a alguien que te acepta por quien eres?-

Compruebo como Giselle recibe mi beso con tranquilidad en lugar de ponerse mas nerviosa. Parece bastante intrigada por lo que acabo de hacer incluso llego a dilucidar en su mirada una luz de esperanza que segundos instantes antes era inexistente.

-Yo no puedo tener una relación así ya que me muero, y por lo tanto, jamás ataría a mí a alguien con una vida mucho más larga que la mía.- Esbozo una sonrisa y la acaricio dulcemente la cara-Pero tu situación es diferente, tienes el tiempo suficiente para encontrar a ese ser,mortal o inmortal, que te haga valorar lo maravillosa que eres.

Sonreí apenas al escuchar sus palabras. -Te agradezco tus palabras, pero en realidad... no creo que ese tipo de vínculo se haya hecho para mi.- En ningún momento quise parecer autoderrogativa o deprimente, era simplemente que no podía ni siquiera considerar la posibilidad de que alguien me aceptase de esa manera cuando yo misma no sabía quien era. Aún trataba de dilucidarlo pero las constantes lagunas en mi memoria no me permitían encontrar la respuesta.

-Pero a la mejor deberías aplicar ese consejo a ti.- le dije suavemente mientras lo miraba agradecida. -Creo que definitivamente habrá alguien por allí que haya nacido para llenar el corazón de Yohann Moreau.- le dije esbozando una sonrisa y acariciando con mis manos la suya tras sentir su dulce contacto sobre mi rostro.