Un paseo por el bosque(libre)

Recuerdo del primer mensaje :

A lo largo de todos mis viajes he visto numerosos bosques de una esplendorosa belleza, pero sin duda los que rodean Paris no se quedan a la zaga. Tras dos días en la ciudad ya necesitaba tomar el aire fresco del campo antes de volver al frenesí de la ciudad. Con la seguridad de que mis bolsas de viaje están a buen recaudo en el hotel, me adentro en el bosque con mi violín en busca de alguna sombra que aplaque el calor propio de esta época del verano. Una vez encontrado un árbol apropiado me dedico a afinar mi malgastado y viejo violín para después tocar canciones que he ido aprendiendo en mis viajes.

En estos momentos de extrema soledad en los que toco mi violín, no puedo evitar recordar con nostalgia mi pasado. Me siento vacío, es ese tipo de vacío debido a que no tengo hogar, ni amigos, ni un amor...Soy demasiado volátil como para atarme a algo o a alguien, desde la muerte de mis padres no soy capaz de quedarme más de dos semanas en el mismo sitio, ni estar con la misma mujer mas de dos veces. La única verdad de todo esto es que soy un cobarde que no se atreve a entregar sus sentimientos a nadie, Dejo de tocar el violín y lo deposito a mi lado, una respiración forzada interrumpe el trance de lúgubres pensamientos en el que me he visto inmerso. Un perro de color blanco está a mi lado, con la lengua fuera, y moviendo el rabo con bastante nerviosismo. Esbozo una sonrisa y le acaricio, el perro responde con dos ladridos y dando la vuelta sobre si mismo. Me pongo de pie y cojo un palo que hay en el suelo, para después arrojarlo a la espesura del bosque. Como es previsible el perro lo persigue, pero yo no me detengo, siento el impulso de salir corriendo detrás del cánido, y como si de un niño me tratara, cojo el violín y salgo corriendo detrás del animal.

Paso al lado de mi improvisado amigo pero no me detengo, sigo corriendo como si nada pudiese detenerme. El perro no se queda a la zaga, se olvida del palo y me persigue, ambos corremos a través del bosque sin preocuparnos a donde nos dirigimos, tan solo corremos. Finalmente llegamos a lo que parece un lago y me detengo a recuperar el aliento, desde la huida de los calabozos de Nantes no había tenido que correr tanto. Miro la cristalina agua del lago y no me lo pienso, dejo a un lado del violín. me quito la sucia camiseta de lino que llevo puesta, me descalzo los zapatos y con todas mis fuerzas me tiro al agua. El contacto del líquido elemento con piel es muy confortable, y su baja temperatura me alivia del fuerte calor que asola a París en esta época.

Me quedo flotando en la superficie del agua, sin poder evitar sentirme pequeño respecto a la inmensidad del mundo que me rodea.

Esbozo una sonrisa, Dios sabe que desde la muerte de mis padres siempre he ansiado formar una familia, ser padre y...Pero no es posible, ningún hijo merece tener un padre moribundo, y que además, es un auténtico idiota. Yo soy mi magia y sin ella no sería yo, es lo único que siempre he tenido y que siempre tendré hasta el día de mi muerte.

-Sinceramente, si una mujer tan bella y encantadora como tú me pidiese dejarlo todo, lo haría.

Mantenemos nuestras miradas, creo que no soy solo yo el que siente que existe atracción entre nosotros. De repente escucho unas pisadas acercándose a nosotros que desvían mi mirada de la suya. Mis ojos se quedan en blanco con la visión de un hombre-lobo de grandes dimensiones en posición amenazante, que parece querer devorarnos.

En los breves minutos en que su mirada se cruzó con la mia, estuve a punto de creer en la posibilidad de que tal vez él y yo... de que tal vez por un instante podría olvidarme de lo que llevaba adentro de mi y que me hacía negarme a cualquier posibilidad para aceptar lo que me decía Yohann.

Iba a responder a sus palabras cuando de repente lo presentí. Antes de verlo, pude sentir su olor inconfundible y detectar de donde provenía el movimiento, antes de voltear hacia un lado y ver... el reflejo de mi misma, parado a cierta distancia de nosotros, con su inequívoca sed de sangre.

Miré rápidamente el cielo, no podía ser, todavía faltaba un poco para la llegada de la luna llena... entonces me di cuenta de como una enorme esfera se movía lentamente sobre las nubes para ocultar la presencia del sol. Era la luna que llegaba antes de lo esperado, grande, redonda y brillante, cubriendo al sol cuando creí que aún tendría algo de tiempo a mi favor. Era... pensé con horror, un eclipse solar...

-Adiós Yohann...- dije ahogadamente, mientras mi mano se hacia un puño en su camisa para acercarlo a mi y darle un beso intenso pero desesperado, y luego lanzarlo con toda la fuerza que poseía en dirección opuesta a mi y al lycan.

Caí al pasto, sintiendo como un fuego abrasador me devoraba las entrañas y me hacía sentir un dolor excruciante en cada uno de mis miembros, de manera que sentía como si me estuviesen hirviendo viva y como si me desgarraran la carne desde adentro. El dolor se mezclaba con una enorme nube que eliminaba mi consciencia rápidamente para dejar a rienda suelta solo mis instintos. Y entonces, así nada más, dejé de ser yo misma para dar paso a algo mucho más primitivo y salvaje, y ya no supe nada...

La mujer-lobo se levantó de la tierra con la agilidad acostumbrada que le permitían ahora sus desarrollados miembros y miró rápidamente a su alrededor, detectando a otro lycan. Soltó un gruñido de advertencia y lo examinó sin el menor atisbo de temor, ya que estaba acostumbrada a su poderío y sabía que hasta el momento nada había logrado detenerla. La sed de sangre impulsaba ahora cada uno de sus movimientos mientras usaba sus sentidos para percibir fácilmente todo lo que sucedía a su alrededor. Así, el otro lycan corrió en dirección adonde estaba ella, quien lo recibió con sus garras y sus afilados caninos, los cuales se enterraron en él y comenzaron a desgarrar...

Se que debo huir, se que tengo que escapar, pero...me paro en seco en medio de mi huida. No puedo dejar a Giselle ahí, no puedo permitirlo, no comprendo porque me siento así pero la verdad es que siento la necesidad de volver aunque eso suponga mi muerte. Me doy la vuelta y comienzo a correr hacía las dos bestias sin plantearme las consecuencias que pueden tener mis actos. Me planto a dos metros de las bestias intentado diferenciar cual de las dos es Giselle, pero me resulta imposible. Relajo mis sentidos y agudizo mi magia, y sin dudarlo, suelto un gruñido. Las dos criaturas interrumpen su batalla para observar a aquel humano que ha imitado el rugido de un jefe de su manada ala perfección. Una vez captada su atención me concentro, y aunque se que la magia que estoy a punto de utilizar seguramente me mate, miro fijamente a ambas criaturas y las lanzo un hechizo para apaciguar sus almas y revertir sus conversiones. Un hechizo conocido como "El embrujo de los hombres lobo".

No puedo creer que el hechizo haya funcionado, y no solo con uno, con dos licántropos. Evito mirar el cuerpo desnudo de Giselle, e inmediatamente, paso mi mirada por la hierba buscando su ropa. Finalmente la encuentro, pero está totalmente desgarrada e inutilizable. Me quito la camiseta de lino que llevo puesta, dejando mi torso desnudo y la utilizo para tapar a Giselle con ella. Una vez sus encantos están protegidos la cojo en brazos y comienzo a adentrarme en el bosque. No se como volver a la ciudad, y el cansancio me está nublando la vista por lo que debo improvisar. Tras caminar unos minutos me detengo en una zona protegida del sol y deposito a Giselle en la zona más mullida de la hierba que encuentro. Mientras, yo me siento apoyando la espalda contra el tronco de un árbol, no solo es el cansancio, he dejado mi violín atrás pero no recuerdo el lugar, me da que en esta ocasión no lo voy a recuperar.

Cambio el gesto y me preparo para lo que está por venir, la consecuencia de hacer un hechizo como el"Embrujo de los hombres-lobo" es que toda la ira que se ha disipado para que vuelvan a su estado humano pasa a apoderarse de mi interior en forma de dolor. Comienzo a sentirlo, es como si todos y cada uno de mis órganos vitales comenzasen a desgarrarse y a destruirse en mil pedazos. No tengo fuerzas ni para gritar, y ni mucho menos como para mantenerme consciente. Me quedo con la mirada perdida en el horizonte sufriendo inconsciente el daño que produce un hechizo tan peligroso.

Abro los ojos lentamente, pues siento como si llevara miles de cargas encima y como si el mero hecho de parpadear fuese una tarea demasiado ardua para llevarse a cabo... poco a poco lo consigo y permanezco unos instantes viendo al sol. Siento una pesadez terrible en el alma, otra vez estoy en un lugar que desconozco, sin tener la menor idea de como llegué allí. El sentimiento de incertidumbre me resulta demasiado conocido... otra vez esa oscuridad que invade mi memoria.... pero aún así intento recordar... la imagen de un feroz licántropo me invade y entonces, repentinamente, me acuerdo de Yohann!

Trato de incorporarme rápidamente para buscarlo pero la tarea me resulta pesada y tengo que pararme a respirar. Tengo el cuerpo cubierto de moretones y rasguños y tal vez alguna que otra herida pero en este momento no me importa pues al sentarme logro verlo a él apoyado en el tronco de un árbol. Me muevo tan rápido como puedo pues aún no recupero mi fuerza y me arrodillo a la par de él, lo llamo por su nombre varias veces. No me responde. Comienzo a sentir como la desesperación invade mi cuerpo al observarlo, pareciera que él estuviese... siento que un frío helado me invade y también algo húmedo que empaña mi visión. No, no es posible!!! Lo llamo varias veces más, sigue sin responderme. Entonces me inclino sobre su pecho para escuchar... los latidos de su corazón! Débiles si, casi inaudibles, pero...presentes... el alma me vuelve al cuerpo y siento un gran alegría... él está vivo!

Entonces permanezco sentada en silencio al lado de él, preguntándome que pudo haber sucedido, y observando su rostro mientras duerme, ahora su expresión se ha vuelto tan pacífica que fácilmente lo confundiría con un angel. A la mejor si lo es, pues algo adentro de mi me dice que, de alguna manera, él ha tenido algo que ver con que me encuentre a su lado en estos momentos...

Los licántropos son seres que sufren, que cuando se convierten en bestias, no pueden controlar sus impulsos ni tampoco sus acciones. Son capaces de cometer actos terribles, y después no recordarlos cuando regresan a su forma humana. Pero por mucho que haya podido leer de ellos, jamás habría podido imaginar todo el sufrimiento al que se ven sometidos, ahora lo se. Abro los ojos y observo que Giselle está frente a mi, pero tengo problemas en procesar la información. Trago saliva, siento como si mi alma no estuviese dentro de mi cuerpo, como si no estuviera en la realidad.

Estoy asustado, no se que hacer, me da miedo hasta realizar un solo movimiento,me da pavor pronunciar una palabra, por lo que me quedo mirando a Giselle sin realizar ningún tipo de movimiento.

Mientras los minutos transcurrían observé a Yohann Moreau. La incertidumbre me acosaba. En realidad maldecía el no poder recordar que había sucedido después de la aparición del licántropo. Algún tipo de enfrentamiento, deduje, por el dolor que sentía... y la fatiga... era demasiada... sentí como un sopor se adueñaba de mis sentidos de manera que no estaba muy segura de lo que hacía o de dónde me encontraba... o si sólo me imaginaba el susurro de los árboles... o la cálida brisa soplando a nuestro alrededor... tal vez... dormir no sería tan mala idea después de todo... pero... no!!! me sobresalté al escuchar una voz interior. Nada de dormir Giselle! Yohann aún no despierta! Repentinamente volví a la realidad. Me acerqué ràpidamente a él, y me cercioré de que no estuviese herido. Señor! Que estúpida!!! Haber olvidado la situación tan siquiera unos segundos era imperdonable.

Entonces repentinamente mi mirada se cruzó con sus oscuros ojos. Sus ojos... había despertado!!! -Yohann!!!- lo miré emocionada esperando ver rápidamente algún movimiento o escuchar alguna palabra proveniente de él que terminase de confirmarme que se encontraba bien. Pero lo que vi no fue eso... lo miré desconcertada sin entender que sucedía. -Yohann?- pregunté, sintiendo como me dominaba nuevamente el temor. Por que me veía así? Por qué no emitía palabra? -Yohann, estás bien???!!!-

Giselle está preocupada, tengo que hacer algo para tranquilizarla. No puedo abrir la boca, y ni mucho menos pronunciar una palabra así que me limito a esbozar una sonrisa para después intentar levantarme apoyándome en el tronco que tengo detrás. Sólo de pensar que este es el sufrimiento al que Giselle se ve sometida cada vez que se convierte en licántropo me produce ganas de gritar de desesperación. Por suerte para ella parece no recordar nada después de la conversión, pero aun así sufre, de eso no hay dudas. Una vez puesto de pie saco todas las fuerzas que tengo en mi interior para hablar.

-No...te preocupes...estoy...bien...

Vuelvo a sonreír para evitar mostrar una torcida mueca de dolor. No es justo que una joven tan bella tenga que padecer este sufrimiento cada vez que se convierte, no lo es...

Observé a Yohann mientras este se ponía de pie. A pesar de sus palabras no pude evitar preocuparme. No parecía estar del todo bien y además había permanecido inconsciente más tiempo que yo. Aunque no tenía muy claro cuanto tiempo había estado yo misma inconsciente me pareció que debió haber sido mucho tiempo ya que el cielo presentaba ahora más nubes y el sol proyectaba una luz mas tenue lo cual indicaba que ya estaba entrada la tarde.

-Estás seguro que estás bien?- le pregunté, mirando hacia arriba en su dirección antes de ponerme yo misma de pie. Al moverme noté que iba recuperando mi energía muy aprisa. Aunque aún no estaba del todo recuperada el movimiento ya no me causaba esa enorme fatiga de hace unos minutos.

-Que... qué fue lo que pasó?- pregunté, mirándolo dubitativa. No... soportaba la incertidumbre... No entendía porque él estaba conmigo... ni qué había producido su desmayo... ni qué había sucedido con el otro licántropo...

Necesito unos segundos antes de responder a las preguntas de Giselle. Poco a poco mi cuerpo se va adaptando a la realidad en la que me encuentro, como si estuviése olvidando la pesadilla en la que se ha visto inmerso. Una vez estoy algo más estabilizado respondo a la joven.

-Tras la aparición del licántropo, tu decidiste convertirte para enfrentarlo. Intentaste alejarme de la peligrosa situación para encargarte por tu cuenta del depredador pero yo...-Me tomo un par de segundos para tomar el aire y continuo-. No podía dejarte ahí, enfrentándote sola a ese monstruo por lo que regresé para tocar una melodía con mi violín que es capaz de calmar a los licántropos. Para mi sorpresa funcionó y os devolvió a ambos a vuestra forma humana, eso si a cambio de que yo padeciése el sufrimiento que vuestras conciencias humanas habían estado sufriendo en ese momento.

La visión del rostro de Giselle bañado en los rayos del sol de la tarde me convencen de que el esfuerzo ha valido la pena. Nunca me he preocupado por conservar mi vida y en esta ocasión no va a ser diferente. Esbozo una sonrisa y toco el rostro de la joven empleando los dedos de mi mano derecha.

-No podía dejarte sufrir, no me preguntes la razón pero hay algo dentro de ti que me obliga a querer estar a tu lado para que de una vez dejes de huir del monstruo de tu interior.

Escuché su relato con sumo interés y experimenté miles de sentimientos encontrados a medida que concluía su explicación. -Pero que insensato has sido!- le espeté, mirándolo incrédula y tremendamente conmovida al pensar que había arriesgado su vida al regresar a donde me encontraba. -Pude haberte... matado...- dije angustiada, sintiendo una terrible opresión en mi pecho al pensar que si las cosas hubiesen resultado de distinta manera él podría... yo podría...

Pero a pesar de que su hechizo había funcionado, lo cual en sí me parecía un milagro... sí un milagro o más bien una maldición porque a qué precio había él usado su magia? Me lo estaba diciendo todo? -De verdad estás bien?- le pregunté tomando entre las mías esa mano que tocaba mi mejilla y mirándolo detenidamente para asegurarme de que de veras se encontraba bien. -A qué te referías anteriormente con que estás muriendo?- De repente había recordado sus palabras anteriores. En ese momento pensé que se refería a su condición de mortal pero ahora comenzaba a darme cuenta de que se trataba de algo muy distinto. -Es tu magia? Dime, qué tanto te has expuesto al usar ese hechizo sobre el otro lycan y yo?- lo miré conteniendo la respiración. Qué tan cerca de la muerte había estado en realidad Yohann?

No consigo identificar con claridad si la mayor preocupación de Giselle es mi estado físico, o si en realidad lo que la perturba es lo que ella podría haberme hecho por culpa de mi temeridad. No estoy acostumbrado a que una mujer se preocupe de esta forma por mi, la verdad es que tampoco es habitual a que nadie me vea de esta forma.

-No te preocupes, estoy bien, tan sólo algo fatigado.

Por suerte o por desgracia tengo facilidad para mentir en lo que a mi salud se refiere, y aunque estoy totalmente destrozado por dentro, no quiero que Giselle se preocupe más de lo debido.

-Mi magia quema mi esperanza de vida más rápido de lo que debería, pero es mi elección, así que estoy preparado para afrontar la muerte en cualquier momento. La magia que he utilizado para devolverte a tu estado humano ha funcionado de milagro, pero ha funcionado-Esbozo una sonrisa y termino mi explicación-. Necesitaba ver tus bellos ojos azules una vez más.

Estiro los brazos hacía arriba a la vez que observo como la luz del sol esta a punto de desaparecer. Devuelvo mis ojos a los de la mujer lobo, y sugiero que es momento de marcharnos.

-Deberíamos irnos, creo que el día ha sido demasiado largo e intenso.

Lo escuché asegurarme que estaba bien pero no podía evitar preocuparme y preguntarme si en verdad era así.

Asentí al escuchar que debíamos marcharnos, en realidad era cierto. El día marcaba su fin a medida que las nubes iban cubriendo al astro rey para, lo sabía, dentro de muy poco abrir espacio a esa esfera luminosa que al menos por hoy parecería ser piadosa y solo mostrar una parte de ella.

Me encaminé junto a él hacia los linderos del bosque, conocía el camino a casa, lo había recorrido varias veces.

-Gracias.- le expresé, con toda la sinceridad que podía sentir a medida que avanzabamos. -Gracias por haber usado tu magia para devolverme mi... estado natural, con todo el riesgo que eso implicaba...-

De repente escuché algo pisar unas ramitas de forma apresurada para salir de entre los arbustos y acercarse retozando hacia nosotros. Era el perro, aquel amigo blanco que había decidido que valía la pena seguir con nosotros. Me acerqué a él, alzandolo en mis brazos. -Así que te dignas volver?- Era un poco grande pero yo había recuperado ya mis fuerzas. Lo deposité nuevamente en el pasto para verlo adelantarse por el camino.

-Por favor nunca más vuelvas a arriesgarte así, al menos no por mi causa.- dije muy seria. Yohann Moreau nunca debía volver a exponerse de esa manera, al menos no por mí. Que valía más, alguien como él o un licántropo menos? Extrañaria acaso el mundo al licántropo o se beneficiaria más al contar entre los suyos alguien como él?

Me entristecí sobremanera al pensar que la vida de Yohann pudiese ser breve. No lo podía creer, viéndolo avanzar por el bosque, cualquiera diría que se trataba de un hombre joven, vigoroso y completamente sano, con todo un futuro por delante, y la posibilidad de tener una familia y por qué no? También un par de pequeños que continuasen con la herencia tan asombrosamente mágica que llevaba consigo. Era una broma acaso la del destino, que esa misma magia que él utilizaba de manera tan especial, fuese la que al final le cobrase la vida? Sentí un nudo en la garganta, al caminar por el bosque, creo que ni tan siquiera noté que estaba descalza, ni cómo las piedras se encajaban en mis pies al caminar. No, tan sólo sentía un terrible escalofrío recorrer mi cuerpo al pensar con tristeza que la vida no siempre le hacía justicia... a las personas que en realidad valían la pena...

Mientras caminamos por el bosque la mujer lobo me espeta que no debo arriesgarme por ella, afirmación con la que no estoy para nada de acuerdo. Mi modo de entender el mundo me lleva a querer sacrificarme por aquellos seres que para mi merecen disfrutar de su existencia, y sin duda Giselle es uno de esos seres. Cuando estoy a su lado puedo sentir el sufrimiento que la acosa por no poder controlar su bestia interior, situación que la empuja al abismo de la desesperación. Quiero ayudarla a que se sienta mejor con lo que es y empujarla a sentir en su cuerpo las maravillas de la vida, los placeres de la existencia. Por contra, este día se que causará repercusiones irreversibles en mi magia, pero son sacrificios necesarios que tengo que hacer si quiero seguir viviendo cada día con una sonrisa en mi rostro.

A medida que caminamos voy haciéndome a la idea de que pronto tendré que separarme de la refrescante compañía de Giselle, hecho inevitable ya que el día que ambos hemos compartido ha sido excesivamente intenso. Me paro en seco y decido que es el momento de separar nuestros caminos ya que traduzco como una falta de respeto por mi parte conocer donde vive, porque al fin y al cabo, nuestra relación se limita a las vivencias de unas horas.

-Giselle creo que a partir de aquí debemos separarnos...pese a los inconvenientes ha sido un placer haberteencantado de haberte conocido-Esbozo una sonrisa y hago una pequeña reverencia como muestra de agradecimiento por haberme dejado disfrutar de su compañía.

Avanzamos mucho en poco tiempo lo que me indujo a pensar que Yohann se encontraba más repuesto, ya que en realidad no parecía exhibir muestras de fatiga. A pesar de lo cual, una pequeña voz dentro de mí se preguntaba si no existirían repercusiones. Esperaba de todo corazón que no fuese así. Era extraño, como el haber confrontado una situación extrema colindante con la muerte, te hacía sentirte más a fin con esa persona con quien la habías compartido, que con muchas otras a quienes conocías de toda la vida.

Pero también existía algo más. Sólo dos personas conocían mi secreto, una de las cuales era ahora él. Ningun otra alma hasta el momento parecía haber percibido ningún detalle al respecto. Aunque sé que probablemente la servidumbre se asombraría si me veía entrar a la mansión en mi actual estado, por lo que resultaría mejor que me escurriera por la entrada de atrás.

Me detuvé al notar que él lo hacía. Se me hacía bastante difícil despedirme, especialmente de alguien que no sólo sabía quien era, sino que también me aceptaba a pesar de ello, lo cual, he de admitir, aligeraba mi alma como no me había sucedido desde hace ya tanto tiempo.

-Yohann Moreau.- le dije, sonriente, haciendo una alegre reverencia para corresponder a la suya, pues repentinamente, gracias a él sentía como esa carga que me había acompañado tantos días se retiraba momentáneamente para agradecerle con todo mi corazón a esa persona que me aceptaba tal cual era. -Me despido, pero no diré adiós porque si la vida es remotamente compasiva, estoy segura de que nuestros caminos han de cruzarse nuevamente, quién sabe, tal vez en mejores circunstancias, y ocasiones más alegres.- sonreí, pensando ya en dicho escenario.

-Lo único que te pido es que por favor no comentes con nadie lo que sabes acerca de mi.- añadí, segura de que podría contar con su discreción. -Y creéme que si en algún momento necesitases algo, cualquier cosa, en la cual esta chica pudiese aunque sea ayudarte remotamente, puedes contar conmigo de todo corazón. No olvidaré lo que hiciste por mi hoy.- le dije, mirándolo solemnemente antes de sonreirle e impulsivamente darle un abrazo cargado de sentimiento para luego retroceder unos pasos, y, mirar con la última luz del día, a ese violinista que había tocado para mí unas notas cargadas de inigualable fantasía, de tal manera que por un momento me había hecho creer que cualquier cosa era posible.

Esta joven tiene la capacidad de hacerme sentir sensaciones que creía olvidadas. Cada palabra que sale por su boca está cargada de bondad y sencillez, da la impresión de que lo único que desea es tranquilidad. Tras el abrazo siento el impulso de besarla, la acabo de conocer pero si fuese posible no me gustaría separarme de ella, no ahora que conozco el sufrimiento por el que pasa por el simple hecho de ser un licántropo. Me contengo, no es el momento, si avanzo sin cautela puedo herirla más de lo que ya lo está por lo que decido despedirme definitivamente.

-No te preocupes, nadie sabrá por mi boca lo que eres, aunque para mi no seas más que una joven encantadora...

Me doy la vuelta y comienzo a caminar en dirección a la ciudad, deseando que pronto el destino me otorgé la posibilidad de volver a encontrármela. Supongo que todo será cuestión de sobrevivir hasta que llegue ese momento...tarea harto complicada...

(Por mi parte tema terminado)