El comienzo de una nueva historia - privado

por **Cosima Lombardo** Dom Abr 15, 2018 1:27 pm

Desde su llegada a París, ya habían transcurrido tres años, en los que trabajara arduamente para ser reconocida como una de las mas destacadas cantantes líricas. Esa mañana, parecía que tanto esfuerzo daría sus frutos, pues en cuanto llegó a la Opera, fue llamada por el secretario del Director, quien el informaría unas novedades, verdaderamente importantes. Aquellas palabras, dichas por el señor Proudont, no podían ser una mentira, ni tratarse de algo referido su participación como actriz y cantante secundaria, como venía trabajando. - Debe haber tenido alguna noticia de lo que el publico dijo cuando reemplazaste a Rose Marie - dijo una de sus amigas del elenco, - en verdad hiciste que toda mi piel se achinara - reflexionó, -¿solo achinara? si ademas lloraste como perro apaleado - dio su opinión una de las tramoyistas que entraba al camerino. Cosima se ruborizo, ante los halagos, - no, creo, si solo dejé que mi amor por la canción saliera de mi garganta - dijo, tratando de quitar importancia a la actuación de la noche anterior. Lauretta, golpeó la superficie del secreter, - ¿pero como puede ser que no te des cuenta que cantas con mas espíritu que todas las cantantes del elenco? deja de ser tan humilde, que solo harás que las demás te odien por lo que tienes y ellas no -, tomó el brazo de Cosima y tiró de el, hasta que logró levantarla, tomarla por la cintura y comenzar a bailar, intentando cantar como la italiana, haciéndola girar e inclinándole como si estaría por darle un beso en los labios. Cosima, en total silencio se dejó llevar, solo que cuando parecía que Lauretta, le daría un beso en los labios, esquivó el rostro y el beso fue a su mejilla, - Lauretta, per Dio - le regañó, aunque todos rieron ante la salida de la joven Lauretta.

A media mañana ya había hablado con el director y el productor de la nueva obra que se iba a presentar en poco mas de un mes. Los ejecutivos, estaba realmente enfurecidos con la actriz y cantante que haría el papel principal, el co-protagónico, por lo que habían decidido apostar por sangre nueva, una cantante italiana, que podría hacer el papel sin problemas y que la noche anterior se había lucido en el escenario, haciendo que el teatro se viniera abajo de aplausos y flores que le tiraban desde los palcos. Cosima, dejó el despacho siendo la protagonista de la nueva función, y si eso era en verdad un sueño hecho realidad, también era mayor responsabilidad. Por lo que buscó a Nella, y le dio la noticia, ademas de informarle, que desde ese momento tendría que pasar gran parte del día, preparando la obra. Tanto así, que el mismo teatro poseía unos apartamentos para que los protagonistas de las diferentes obras en exhibición, pudieran vivir, mientras éstas estaban en cartelera. Por lo que no vivirían jutas por algunos meses. - ¿Sabes el drama que se puede desatar si papá o mamá descubren ésto, verdad? eres su pequeña, la niña de sus ojos - argumentó Nella, quien era cinco años mayor, pero la decisión ya estaba tomada, y no habría poder humano que la hiciera desistir. por lo que tras suspirar, su hermana le dio un beso y un gran abrazo y se despidieron hasta la noche, pues por unos días continuaría en el hogar familiar, hasta que su apartamento estuviera listo.

La tarde, la pasó caminando por los alrededores, y terminó, subiendo a la azotea, donde entre las gárgolas y las esculturas doradas, el sol parecía mas hermoso que nunca. Allí, comenzó a cantar nuevamente aquella canción que había hecho estremecer a toda la sala. cantó como si de un pájaro se tratase, o de un ángel que extrañaba el paraíso y deseaba volver, en los últimos rayos del sol.

por **Virgile** Miér Abr 25, 2018 9:44 pm

Aquella era una gran tarde para el grupo de rufianes a los que pertenecía Virgile. No porque tuvieran fueran a tener un nuevo integrante o una maravillosa comida, que era generalmente lo que ellos consideraban como un día especial, no, ese día era considerado como especial por el grupo porque sería la primera ocasión en la que se colarían para inspeccionar y tomar nota del sitio que sería el primer lugar publico donde robarían. Virgile y los suyos hubieran mentido al decir que no tenían experiencia colándose para averiguar sobre la estructura y posibles rutas de escape, eso porque en más de una ocasión habían visitado cerca de cuatro veces grandes mansiones, con la única finalidad de memorizar el sitio y poder escapar si es que algo salía mal; aún así, colarse y memorizar un lugar como la opera no les resultaría tan sencillo, no solo porque el lugar fuera grande o tuviera varias entradas, salidas y pasadizos, sino porque era un sitio en el que siempre había alguien, ya fueran personal o seguridad, siempre había alguien rondando y era quizás el potencial peligro que correrían los elegidos para ir lo que más entusiasmaba al grupo.

Dentro de la banda existían muchas grandes personalidades, más para la misión del día, fueron elegidos simplemente lo mejor de lo mejor, entre ellos, Virgile, quien no resulto sorpresa para nadie, después de todo, era la mano derecha del joven líder del grupo. Así pues, después de pasar una mañana llena de bromas de mal gusto y narrativas sobre lo que sucedería dentro de la opera, los cinco chicos elegidos abandonaron la seguridad del escondite y se dirigieron a la ciudad.

El camino a la opera les resulto corto pues todos iban llenos de la adrenalina del momento, misma que les ayudo a ingresar con suma facilidad en el edificio una vez estuvieron frente a él. Ya dentro del lugar y tras cerciorarse de que los alrededores estaban vacíos, Virgile dio la orden que todos estaban esperando.
– Muy bien muchachos, es hora de dividirnos. Recuerden que nos veremos aquí dentro de una hora y que los que no lleguen a la hora pactada serán dejados atrás y tendrán que volver por su cuenta. También recuerden que en caso de ser descubiertos y vueltos prisioneros no deberán decir nada del grupo – el resto de los chicos asintió a las palabras Virgile y tras hacerlo, se fue cada uno por un lugar diferente.

Virgile, quien conocía lo básico de la opera del tiempo en que vivía con su familia, optó por colarse tras bambalinas y revisar tanto como le fuera posible. En su andar por aquel lugar misterioso y mágico, encontró unas escalinatas, mismas que siguió, no porque tuviera curiosidad de ver a donde es que le llevaban sino porque conocer cada minúsculo lugar del edificio era lo primordial. Al llegar arriba, el ladrón se encontró con una portezuela y sin dudar la abrió, solo para encontrarse con la imagen de un ángel, cantando con los ojos cerrados en lo que era, el techo de la opera.

por **Cosima Lombardo** Sáb Jun 09, 2018 6:50 pm

Aun cantaba cuando un ruido en la puerta que daba entrada a la azotea llamó su atención, mas no se desconcentró, pues era común que los cuidadores revisaran todas las posibles salidas del edificio. Lo único que podía temer era que la dejaran encerrada en la azotea, pero el cuidador, un hombre de edad avanzada, conocía su debilidad por aquel lugar, y le había prometido siempre cuidar de no dejarla allí, si por casualidad pasaba por el lugar y cerraba con seguro la puerta. Cuando terminó la canción, se giró, sonriendo, esperando ver al anciano, que siempre le aplaudía con lagrimas en los ojos, ya que al ser también italiano y haber pasado casi media vida lejos de Italia, solía sentir una gran melancolía al escucharla cantar en su idioma natal. Mas al voltearse, encontró el rostro de un joven que no conocía, pero que al igual que el anciano, le miraba con una dulzura y una arrobación muy espacial. Sus cabellos dorados y largos, se movieron con la briza del atardecer y le dieron un aura aún mas angelical, a la italiana, lo que provocó que pareciera aún mas etérea y menos humana. Cosima, sonrió, inclinándose como cuando estaba en el escenario, - Espero que mi interpretación haya sido de su agrado - dijo risueña. - no soy una gran interprete - afirmó con genuina humildad, porque jamás pensaba que era suficiente sus dotes de cantante lírica - pero canto con mi corazón... como dicen, debe hacerse las cosas, con toda pasión - afirmó, aún sonriendo.

Se acercó al muchacho, que la continuaba observando, y Cosima no supo si la miraba sorprendido, o seguro de juzgarla una loca escapada de un manicomio. Extendió su mano, y se presentó - Me llamo Cosima... un gusto, señor... - dijo, sin darle importancia, a como el joven estaba vestido, o si era un hombre de clase alta, media o baja, para ella, las personas eran todas valiosas, puesto de todas se podía aprender y mejorar cada día.

por **Virgile** Sáb Jun 30, 2018 11:19 pm

Se quedo petrificado en el marco de la puerta, contemplando al hermoso ángel que cantaba solo para él, no porque así lo deseara alguno de ellos, sino porque el destino decidía que sucediera de esa manera. Con lentitud, Vigile avanzó un par de pasos para quedar más cerca de la hermosa rubia que continuaba el canto, imperturbable, perfecta.

Un suspiro salió de los labios del ladrón cuando la melodiosa voz de la joven se detuvo, siendo ese el momento en que se dijo que debía huir del lugar, no dejarse ver y mucho menos reconocer por nadie de aquel lugar, pues que su rostro quedara grabado en la memoria de alguien podía significar el fracaso no solo de él, sino de todo el grupo. Estaba pues por girar sobre sus talones cuando los ojos del ángel se posaron sobre él y una vez más, se congelo en su sitio pues la sonrisa de la fémina le resulto deslumbrante, al igual que su silueta y sus cabellos que ondearon en el viento. Todo el plan perfecto del ladrón y su sequito se había arruinado ahora que su rostro era contemplado por los vibrantes y vivarachos ojos de aquella interprete, a quien debió responder para no resultar sospecho, aunque más bien lo hacía para no quedar como un completo tonto.
– Me gusto mucho – soltó atropelladamente – y diferiré de su creencia, porque a lo que pude escuchar, es verdaderamente una gran interprete, tanto que me quede aquí, interrumpiéndole en lugar de irme – porque no se suponía que debiera estar ahí, sino que debía estar recorriendo la opera, buscando artículos de valor y cuidando a los suyos, no escuchando ángeles cantar.

La distancia que los separaba fue reducida por la joven, que pronto estiro su mano en dirección al ladrón para presentarse como Cosima. Ver la mano aquella pero sobre todo escuchar la presentación y saber lo que ella aguardaba, resultó una completa pesadilla para el joven, que en pocos segundos, se encontró con una disyuntiva; o se presentaba y revelaba quizás información valiosa, o no lo hacía y acababa por lucir más sospechoso de lo que seguramente ya lucía.
– Julien – mencionó con firmeza al sujetar la mano de la dama. Aquel que daba no era su nombre, pero el ladrón considero que eso era mejor a cualquiera de las otras opciones que se planteara primero – y es un placer haber podido escucharla señorita Cosima, pero creo que es momento de que la deje continuar, lamento la molestia – se disculpo entonces, creyendo ingenuamente que con aquello podría ser capaz de escapar.

por **Cosima Lombardo** Lun Jul 09, 2018 10:07 pm

El joven tomó su mano y se presentó, - Julien- sonrió al repetir el nombre que él le había dado, -Posee un hermoso nombre, muy parisino - dijo mientras él soltaba su mano, alejándose levemente de ella. Cosima enarcó la ceja, - ¿acaso he dicho algo que le ha molestado? - pensó, - oh por Dios, habrá sido el hecho de estrechar su mano, es que no es correcto - caviló, mientras, el joven comenzaba a disculparse, para acto seguido despedirse de ella.

Cosima, quiso detenerle, pero, ¿como podría hacerlo? - No... no... me molesta - dijo, algo angustiada, - la verdad... es agradable tener compañía - sonrió con tristeza, mientras le contemplaba marcharse - Señor, Julien, si no puede pedirle que me haga compañía, si usted tiene asuntos que resolver. Entonces, que pase una agradable noche - dijo, al tiempo en que giraba sobre si misma y se acercaba a uno de los balcones que formaban la cúpula principal y unas mas pequeñas, - es tan bella la vista, en especial cuando la noche llega - expresó en voz alta sus pensamientos, pues al fin de cuentas, se había quedado sola.

Caminó, hasta el saliente, con la intención de sentarse en el suelo, en el saliente y dejar colgar sus piernas por entre los barrotes, pero al querer sentarse, perdió el equilibrio y rodó hasta golpear su pierna derecha contra la balaustrada, - ay - se quejó, realmente dolorida por la caída - por favor, que tonta eres - se reprendió, mientras intentaba levantarse - lo único que te falta es romperte una pierna, así tu oportunidad se ira al cuerno -, realmente estaba enojada. Pero como era ella, al escuchar sus propias palabras, se echó a reír, -vaya, si que pareces un ángel... en especial cuando te enojas -. Inspiró profundamente, intentando buscar las fuerzas suficientes para pararse y buscar onde sentarse hasta que el dolor cediera.

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